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Se conoce como el ciclo del agua o el ciclo hidrológico a uno de los circuitos bioquímicos más
importantes del planeta Tierra, en el cual el agua sufre una serie de transformaciones
y desplazamientos fruto de reacciones físico-químicas, atravesando los tres estados principales de la
materia: líquido, sólido y gaseoso.
Es importante saber que el agua es una de las sustancias más abundantes del planeta: un 71% de la
superficie terrestre se halla cubierta por agua líquida, de la cual 96,5% es agua salada de
los océanos. Del agua dulce restante, 69% se halla congelada en los casquetes polares; al mismo
tiempo, entre un 1% a 4% de los gases de la atmósfera corresponden a vapor de agua.
Por ende, el ciclo del agua es vital para el mantenimiento y la estabilidad de nuestro planeta, no sólo
para la vida tal y como la conocemos, impensable sin acceso a este líquido vital, sino también para
la regularidad del clima, de la temperatura mundial y de otras condiciones que determinan la
realidad planetaria.
En este ciclo hidrológico intervienen diversos factores ambientales y fuerzas intra y extra
planetarias, como el viento y la luz solar, respectivamente. Como todo ciclo, no inicia realmente en
ningún punto determinado, sino que se trata de una continuidad de procesos que se repiten
sucesivamente, movilizando cantidades de energía química.
Si este ciclo por alguna razón se detuviera, los efectos serían catastróficos: las regiones calientes
tardarían mucho más en enfriarse, el agua se estancaría en los océanos y lagos y la vida sufriría las
consecuencias.
EVAPORACIÓN: Considerando que alrededor de 96% del agua del planeta se encuentra
almacenada en los océanos, estos pueden tomarse como punto de partida para el estudio del ciclo
hidrológico. Así, este iniciaría con los procesos de evaporación que convierten en gas la superficie
del agua líquida de los océanos, gracias a la acción de la luz solar y al calentamiento diario de la
Tierra. Los océanos brindan un 90% del vapor de agua que hay en la atmósfera. Los lagos y ríos
aportan un porcentaje menor; y otro menor aún los glaciares y nieves que, al estar en climas muy
fríos para convertirse en agua, se subliman en lugar de evaporarse (pasan de sólido a gaseoso
directamente).
PRECIPITACIÓN: Cuando las gotas de agua contenidas en las nubes son ya lo suficientemente
grandes y pesadas, rompen su estado de equilibrio y se producen las lluvias o precipitaciones. Por lo
general el agua cae en forma líquida, pero en ciertas regiones y condiciones climáticas puede
hacerlo en forma más o menos sólida, como nieve, escarcha o granizo.
DERRETIMIENTO Y AGUAS ESCURRIDAS: En el caso específico del agua que cae en tierra
firme, lejos de ríos, lagos u océanos, o de la que cae como nieve o granizo en la cumbre de
las montañas y otros lugares helados y secos, el retorno del líquido hacia los mares se produce a
través de otros métodos. Así, la descarga de las aguas filtradas hacia las capas subterráneas de la
tierra, el escurrimiento por acción de la gravedad y la topografía, o el derretimiento de los hielos en
las estaciones cálidas, como ocurre en los polos y en las regiones continentales heladas, devuelve el
agua a su punto inicial del ciclo.
Esto ocurre a partir de la permanencia libre de oxígeno en el aire, disuelto en las masas de agua o
contenido en la corteza terrestre, el cual posteriormente al ser respirado por los seres humanos y los
animales, tomando el oxígeno, O2 producido por la vegetación, exhalado gas carbónico, que es
tomado por las plantas y es utilizado por ellas en el proceso de la fotosíntesis.
En este punto, es pertinente aclarar que las plantas, son los únicos seres vivos, capaces de tomar el
dióxido de carbono y convertirlo en oxígeno, a través de ciertos procesos químicos, físicos,
geológicos y biológicos, que también se conoce como proceso biogeoquímico.
Se entiende como proceso biogeoquímico, a todo ciclo natural de ciertos elementos de la naturaleza,
que incluye el oxígeno, los seres vivos y la atmósfera, biomasa y sistemas acuáticos, el cual amerita
procesos de absorción, transformación, consumo y descomposición, para luego comenzar de nuevo
y mantener un equilibrio que garantice la permanencia de la vida.
RETORNO: Esto último (la vuelta del oxígeno a la atmósfera en forma de desecho de la
respiración o dióxido de carbono), es conocido como la etapa de retorno en el ciclo del oxígeno.
El nitrógeno ingresa al mundo de lo vivo por medio de las bacterias y otros procariontes
unicelulares que convierten el nitrógeno atmosférico, N2, en formas biológicamente utilizables
mediante un proceso llamado fijación del nitrógeno. Algunas especies de bacterias fijadoras de
nitrógeno viven libremente en el suelo o el agua, mientras que otras son simbiontes benéficos que
viven dentro de las plantas.
El nitrógeno no permanece por siempre en los cuerpos de los seres vivos, por el contrario, las
bacterias lo convierten de nitrógeno orgánico a N2 gaseoso. Este proceso a menudo implica varios
pasos en los ecosistemas terrestres. Las bacterias convierten los compuestos nitrogenados de los
organismos muertos o sus desechos, en amoníaco—NH3—, el cual es convertido después en
nitratos y nitritos. Finalmente, los procariontes desnitrificantes convierten los nitratos en N2
gaseoso.
Hasta ahora, nos hemos enfocado en cómo ocurre el ciclo natural del nitrógeno en los ecosistemas
terrestres. Sin embargo, los pasos son similares en el ciclo del nitrógeno marino; ahí, los procesos
de amonificación, nitrificación y desnitrificación son realizados por bacterias y arqueas marinas.
Algunos compuestos nitrogenados caen al suelo oceánico en forma de sedimento. A lo largo de
periodos de tiempo prolongados, los sedimentos son comprimidos hasta formar rocas sedimentarias.
Finalmente, el levantamiento geológico puede mover las rocas sedimentarias de nuevo a la tierra.
En el pasado, los científicos no creían que estas rocas sedimentarias ricas en nitrógeno eran una
fuente importante de nitrógeno para los ecosistemas terrestres. Sin embargo, un nuevo estudio
sugiere que pueden ser bastante importantes, ya que el nitrógeno se libera gradualmente a medida
que las rocas se desgastan, o meteorizan, quedando disponible para las plantas.
El ciclo del fósforo es el proceso mediante el cual el fósforo se mueve a través de las rocas, el agua,
el suelo y los organismos. Este ciclo, a diferencia de otros ciclos biogeoquímicos, no pasa por el
aire porque no hay muchos compuestos gaseosos a base de fósforo.
La principal reserva de fósforo se encuentra en el agua de ríos, lagos y océanos (hidrósfera), pero
también en los sedimentos y las rocas (litósfera). El fósforo es esencial para el crecimiento de
plantas y animales, así como para los microbios que habitan en el suelo, por lo cual se va agotando
gradualmente con el tiempo.
La principal función biológica del fósforo es formar parte de biomoléculas importantes como los
ácidos nucleicos (ADN y ARN), algunas proteínas y lípidos. De hecho, las cadenas de ADN se
forman mediante enlaces de éster de fosfato.
El fosfato de calcio también es un componente importante para la formación de los huesos y dientes
de mamíferos. Así mismo, forma parte de la estructura del exoesqueleto de los insectos, las
membranas de fosfolípidos de células y de muchos metabolitos importantes como el ATP.
El ciclo del fósforo es un proceso extremadamente lento, ya que el fósforo permanece mucho
tiempo en las rocas y en los sedimentos. La lluvia y la erosión ayudan a lavar el fósforo de las rocas,
mientras que en el suelo la materia orgánica absorbe el fósforo que se utilizará para diversos
procesos biológicos.
Al igual que todos los ciclos biogeoquímicos, no hay inicio ni finalización del ciclo del fósforo, y
ciertamente no hay una sola dirección de movimiento. Los ciclos de la Tierra son redes complejas
donde los recursos se mueven en múltiples direcciones.
Con el tiempo, la lluvia y el viento erosionan las rocas, causando así la liberación de iones
fosfato y otros minerales. Este fosfato inorgánico se distribuye en el suelo y el agua.
Las plantas toman el fosfato inorgánico del suelo a través de sus raíces; de esta manera
incorporan los fosfatos a sus moléculas biológicas (ácidos nucleicos y proteínas)
permitiendo así su crecimiento y desarrollo.
Las plantas pueden ser consumidas por animales herbívoros. Una vez en que se adentran en
el organismo, las moléculas que contienen el fósforo se degradan y se incorporan
nuevamente a las moléculas orgánicas del organismo herbívoro.
Los animales herbívoros pueden ser consumidos por los carnívoros, y de esta manera
transfieren los átomos de fósforo al siguiente nivel de la cadena trófica. Los fosfatos que
fueron absorbidos por estos animales son devueltos al suelo a través de la excreción.
Cuando la planta o el animal muere, sus tejidos son descompuestos por otro grupo de
organismos llamados descomponedores. Estos microbios degradan los restos y, de esta
manera, el fosfato orgánico se devuelve al suelo.
El fósforo en el suelo puede terminar en diversos cuerpos de agua y finalmente terminar en
el océano. Una vez allí, puede incorporarse a los organismos acuáticos o bien sedimentarse
durante largos periodos.
BIBLIOGRAFIA
https://concepto.de/ciclo-del-agua/
https://acidoclorhidrico.org/ciclo-del-oxigeno/
https://es.khanacademy.org/science/biology/ecology/biogeochemical-cycles/a/the-nitrogen-cycle
https://www.lifeder.com/ciclo-fosforo/