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Campesinos

de tierr a y agua
Campesinado en el Magdalena

INFORME DEL CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTÓRICA


CAMPESINOS DE TIERRA Y AGUA
MEMORIAS SOBRE SUJETO COLECTIVO,
TRAYECTORIA ORGANIZATIVA, DAÑO Y
EXPECTATIVAS DE REPARACIÓN COLECTIVA
EN LA REGIÓN CARIBE
1960-2015

CAMPESINADO
EN EL MAGDALENA

Centro Nacional de Memoria Histórica


Campesinos de tierra y agua:
memorias sobre sujeto ColeCtivo, trayeCtoria organizativa, daño y expeCtativas de reparaCión
ColeCtiva en la región Caribe 1960-2015
Campesinado en el magdalena

Proyecto
Aportes para la construcción de una metodología para la caracterización del sujeto
y el daño colectivo con campesinas y campesinos en la región Caribe, desde la perspectiva
de memoria histórica 1960 – 2015.

Carmen Andrea Becerra Becerra


John Jairo Rincón García
Coordinación general

Alejandrina Pacheco, Corporación Nueva Esperanza


Catalina Pérez, lideresa campesina
Dagoberto Villadiego, líder ANUC
José Rivera Mesa, líder campesino
José Luis Muñoz, líder campesino
Julio Polo, líder zenú
Jesús María Pérez Ortega, líder campesino
Ramiro Chamorro, líder campesino
Rosa Ruiz, lideresa ANUC
Yoliz de Jesús Correa Díaz, lideresa ANUC
Investigación

Carmen Andrea Becerra Becerra, CNMH


John Jairo Rincón García, CNMH
Byron Giovanny Ospina Florido, CNMH
Diana Paola Salamanca Mesa, CNMH
Pablo Convers Hilarión, CNMH
Investigación y escritura

Iván Leonardo Garzón Hernández


Asistencia de investigación

CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTÓRICA

Gonzalo Sánchez Gómez


Director General

Camila Medina Arbeláez


Dirección para la Construcción de la Memoria Histórica

El trabajo de investigación en la fase de campo desarrollada a lo largo del año 2014 fue posible
gracias al apoyo de la Cooperación Alemana a través del KFW (Banco Alemán de Desarrollo) en el
marco de la primera fase del crédito programático de “Apoyo a la Construcción de Paz en Colombia”,
acordado entre los Gobiernos de Alemania y Colombia. Los contenidos son responsabilidad de sus
autores y no necesariamente reflejan la opinión de estas entidades / instituciones.
Campesinos de tierra y agua:
memorias sobre sujeto ColeCtivo, trayeCtoria organizativa, daño y expeCtativas de reparaCión
ColeCtiva en la región Caribe 1960-2015
Campesinado en el magdalena

isbn obra completa: 978-958-8944-60-9


isbn volumen: 978-958-8944-64-7

Primera edición: julio de 2017

Número de páginas: 144


Formato: 15 x 23 cm

Coordinación Grupo de Comunicaciones:


Adriana Correa Mazuera

Coordinación editorial:
Tatiana Peláez Acevedo

Edición y corrección de estilo:


Martha J. Espejo Barrios

Diseño y diagramación:
Leidy Sánchez Jiménez

Ilustración guardas:
Juan Sebastián Sanabria
Fotografías:
Portada: © Edelmira Pérez. Archivo de Derechos Humanos Centro Nacional de Memoria
Histórica, (Bogotá). Delegación ANUC Magdalena en el III Congreso Nacional Campesino. Plaza
de Bolívar, Bogotá (1972).
Internas: © Kalia María Ronderos, Abel Moreno Morelo, Gabriela Stephanie Pérez Cardozo, Nury
Jatsu Martínez Novoa, John Jairo Rincón García, Pablo Nicolás Burgos y archivo personal familia Ruiz.

Georreferenciación:
Julio E. Cortés

Impresión:
Imprenta Nacional de Colombia

© Centro Nacional de Memoria Histórica


Carrera 6 Nº 35 – 29
PBX: (571) 796 5060
comunicaciones@centrodememoriahistorica.gov.co
www.centrodememoriahistorica.gov.co
Bogotá D.C. – Colombia

Impreso en Colombia. Printed in Colombia


Queda hecho el depósito legal.

Cómo citar:
Centro Nacional de Memoria Histórica (2017), Campesinos de tierra y agua: memorias sobre sujeto
colectivo, trayectoria organizativa, daño y expectativas de reparación colectiva en la región Caribe 1960-
2015. Campesinado en el Magdalena, CNMH, Bogotá.

Este informe es de carácter público. Puede ser reproducido, copiado, distribuido y divulgado
siempre y cuando no se altere su contenido, se cite la fuente y/o en cualquier caso, se disponga
la autorización del Centro Nacional de Memoria Histórica como titular de los derechos morales y
patrimoniales de esta publicación.
Centro Nacional de Memoria Histórica

Campesinos de tierra y agua : Memorias sobre sujeto colectivo, trayectoria


organizativa, daño y expectativas de reparación colectiva en la región Caribe 1960-
2015 / Centro Nacional de Memoria Histórica ; fotografía Efraín García Abadía [y
otros]. -- Bogotá : Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017.

8 volúmenes : ilustraciones ; 23 cm. -- (Informes de investigación)

Incluye bibliografía.

ISBN 978-958-8944-60-9 obra completa

1. Movimientos campesinos - Caribe (Región, Colombia) - 1960-2015. 2. Luchas


sociales - Caribe (Región, Colombia) - 1960-2015. 3.Violencia - Caribe (Región, Co-
lombia) - 1960-2015. 4.Verdad, justicia y reparación. 5. Caribe (Región, Colombia)
- Historia - 1960-2015 I. García Abadía, Efraín, fotógrafo II. Tít. II. Serie.

305.5633 cd 21 ed.

A1577460

CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango


CONTENIDO

1. Introducción .................................................................................... 9

2. El andar de la organización campesina en el centro


del departamento del Magdalena .............................................. 13
Nos organizamos para resolver necesidades
y luchar por la tierra .................................................................. 14
A unos nos titularon y a otros no. De todas
formas, el conflicto por la tierra continúa ........................ 29
Nos fundamos, recuperamos tierras y nos
volvimos comunidades de agua y de tierra ............................ 41
Por organizarnos nos señalaban y violentaban ................. 44
En las tierras que recuperamos construimos
economía ........................................................................................47
Seguíamos organizados, pero se agudizó
el conflicto con los terratenientes y en
consecuencia, la violencia contra nosotros........................ 51
La violencia era insostenible ....................................................67

3. A pesar de todo eso, en la actualidad continuamos


tratando de organizarnos ..........................................................79

7
4. La violencia nos dejó consecuencias a nuestras
comunidades y organizaciones ..................................................87

5. Colectivamente quedamos afectados ........................................93


En medio de la violencia, cambiaron nuestras comunidades
y organizaciones ........................................................................ 96
Ahora tenemos organizaciones de productores
y de medio ambiente .....................................................................97
Seguimos con la organización comunal ............................. 103

6. Todo este caminar en medio de la violencia nos


ha afectado profundamente a nosotros, nuestras
comunidades y organizaciones ................................................. 111

7. Seguimos pensando en el futuro y en la


reparación colectiva ....................................................................121

8. Repasando lo andado ...................................................................131


Sobre la trayectoria de la comunidad
y la organización campesina ....................................................131
Sobre la conformación del sujeto colectivo ...................... 134
Sobre daños e impactos ..............................................................135
Sobre las afectaciones colectivas a la
comunidad y la organización ................................................. 136
Sobre expectativas de reparación colectiva ......................... 139

Bibliografía y referencias ............................................................... 141


1
INTRODUCCIÓN

Incursionar en el pasado por medio de los recuerdos de personas campe-


sinas que estuvieron ligadas a procesos sociales comunitarios y políticos en
el caso del departamento del Magdalena, y concretamente de los municipios
de Ariguaní (El Difícil), San Ángel, Nueva Granada, Chibolo y Plato, visibiliza
elementos relacionados con su proceso de configuración como sujeto colectivo
campesino en distintos planos: a nivel socio cultural, político y también en el
plano territorial, lo que muestra una estrecha relación con la naturaleza.
Por otra parte, muestra en el largo plazo, cómo ese sujeto colectivo con-
formado fue transformándose a lo largo del tiempo, a partir de fenómenos
de violencia orientados contra sus comunidades, líderes y organizaciones
mucho antes de la existencia y de la presencia de guerrillas en sus munici-
pios. Lo que a la vez permitió hacer tangibles las consecuencias, o hechos,
que han producido en ellos una cadena de daños acumulados en el tiempo y
que han dejado cicatrices profundas en sus vidas a nivel individual y colecti-
vo. Finalmente, este caminar por los tiempos andados permite sacar a flote
las expectativas que muchos de ellos guardan en relación con la reparación
colectiva y el posconflicto.
Recordándose como comunidades que se formaron a partir del trabajo
solidario y del esfuerzo común, los campesinos evocan los tiempos de la co-

9
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

lonización y del desplazamiento forzado derivado de la violencia bipartidista,


para introducir lo que fue para ellos el proceso simultáneo de construcción
de comunidades y de organización social comunitaria, el cual daría paso al
surgimiento de la ANUC (Asociación Nacional de Usuarios Campesinos) en
el marco de políticas de reforma agraria impulsadas por el Estado colombiano
en los años sesenta.
En esta lógica, recuerdan la recuperación de tierras que a su vez habían sido
abarcadas por grandes propietarios, quienes esgrimían títulos dudosos, como
dudosa su herencia. Recuerdan los esfuerzos colectivos para colonizar tierras
baldías y para recuperar derechos que les habían sido negados. También vuel-
ven a sus memorias los maltratos y los hechos de violencia de los que fueron
objeto en esos años.
A partir de las expectativas surgidas por la política de reforma agraria y por
la aprobación de la Ley 135 de 1961, se abrió la posibilidad de la legalización de
las tierras que habían colonizado y de la titulación – adjudicación de muchas
otras parcelas, que dio inicio a un proceso de relacionamiento con el Estado,
a través del INCORA (Instituto Colombiano de Reforma Agraria), que a su vez
daría como resultado la titulación de varios predios y la constitución de coope-
rativas en varios municipios. Este proceso no estaría exento de la persecución
de comunidades y líderes campesinos, menos cuando se articula e impulsa la
constitución de la ANUC.
Estas experiencias permitirían la conformación de un sujeto colectivo cam-
pesino en múltiples dimensiones, el cual enfrentaría las acciones de violencia
orientadas contra sus comunidades, líderes y organizaciones por parte de acto-
res armados entre los años 1970 y 2000, sin que a la fecha haya cesado el temor
y persista aún el miedo generalizado entre la población. Las consecuencias de
esos hechos de violencia se ven recreadas en los recuerdos plasmados en esta
narración, así como las expectativas que a futuro tienen las personas campesi-
nas del centro del Magdalena, en el marco de las políticas derivadas de la Ley
1448 (llamada ley de víctimas) y de los recientes diálogos de paz adelantados
entre el gobierno y la guerrilla de las FARC y su implementación.

10
Introducción

Mapa No 1. Municipios sobre los que se desarrolló el


trabajo de investigación

be
ari
rC !
5 Santa Marta
Ma
RÍO PIEDRAS
RÍO DON DIEGUITO
RÍO GUACHACA RÍO DON DIEGO RÍO ANCHO

RÍO BURITACA RÍO PALOMINO

RÍO LUCUICI

RÍO SEVILLA RÍO GUATAPURÍ

ATLÁNTICO RÍO FUNDACIÓN


RÍO TUCURINCA

RÍO ARACATACA

RÍO GUATAPURÍ

CESAR
Chibolo Sabanas de
San Angel
RÍO MAGDALENA

BOLÍVAR
Ariguaní
Plato
RÍO CESAR
Nueva
Granada
RÍO CANOAS

RÍO TUCUY

Convenciones
Focalización del proyecto

!
5 Capital de departamento RÍO CHICAGUA Procesado por:
5.571 msnm Centro Nacional de
Memoria Histórica -CNMH
RÍO SAN JORGE
165 msnm Georreferenciación:
Julio E. Cortés.
Límites departamentales Feb-2017

FUENTE: ELABORACIÓN PROPIA CON BASE EN CARTOGRAFÍA IGAC.

11
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

Justamente estos recuerdos se constituyen en el principal insumo para la


elaboración del presente informe. Las voces, experiencias y miradas retrospec-
tivas encontradas en medio del proceso de investigación, son situadas en una
narración común donde la historia es contada por sus protagonistas.

ACTO EN MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DE DESPLAZAMIENTO FORZADO Y OTRAS VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS. LOS
HABITANTES CONMEMORAN LOS HECHOS SUCEDIDOS EL 15 AGOSTO DE 1997. VEREDA LA PALIZUA, MUNICIPIO DE PLATO, MAGDA-
LENA. 2015. FOTOGRAFÍA: ABEL MORENO MORELO.

En otras palabras, este relato se construye desde la lógica de los campesinos


que contaron sus vivencias y se cuenta con sus palabras. Este pasado evocado oral-
mente emergió en medio de conversaciones, talleres metodológicos y ejercicios de
memoria (plenarias, recorridos por el territorio, diligenciamiento de herramientas
metodológicas, ejercicios de cartografía social) desarrollados en el municipio de
Ariguaní (2014, 2015) y en la ciudad de Valledupar (2016). De igual manera algunos
aspectos referidos a la trayectoria organizativa campesina del centro del Magdalena,
fueron ampliados por medio de entrevistas a dirigentes campesinos del Magdalena
realizadas entre los años 2014 y 2015. Las palabras y frases destacadas entre comi-
llas corresponden a intervenciones textuales de quienes participaron en las discu-
siones y ejercicios de memoria adelantados en todo el proceso de investigación o a
testimonios plasmados en las fichas metodológicas diseñadas para este trabajo de
investigación. Igualmente, en algunos apartes, se incluyen referencias contenidas
en documentos producidos por los mismos campesinos en sus organizaciones.

12
2
EL ANDAR DE LA
ORGANIZACIÓN
CAMPESINA EN
EL CENTRO DEL
DEPARTAMENTO
DEL MAGDALENA

Entre 1941 y 1950 fue construyéndose la carretera que comunica El Difícil con
el municipio de Plato, surgiendo posteriormente el corregimiento de la Gloria
justo en el lugar donde se había ido formando una estación en la que las gentes
esperaban los vehículos para desplazarse hasta Plato. En este lugar se organizaría
luego la compra de tabaco negro, principalmente del producido en el Silencio y
San Lucas (Ruiz, E. (s.f.) Manuscrito sin título, en Archivo de Derechos Humanos
del Centro Nacional de Memoria Histórica). A la par de la construcción de una
precaria infraestructura vial, los campesinos sin mayor grado de organización po-
lítica, pero sí comunitaria, promovían la colonización y la ocupación de tierras.

13
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

NOS ORGANIZAMOS PARA RESOLVER


NECESIDADES Y LUCHAR POR LA TIERRA

Los esfuerzos iniciales de organización social de los campesinos convoca-


ban a las personas que buscaban tierra. Sin embargo, no todos los campesinos
estaban organizados de la misma forma en que los aglutinaría la ANUC du-
rante las décadas de los setenta y ochenta. En los años que antecedieron a la
formación de la ANUC, la implementación de la Ley 135 de 19611 despertó en el
campesinado ganas y voluntad para promover la organización campesina con el
propósito de ocupar las tierras, lo que alimentó el anhelo de acceso a la tierra.
Se trataba de “(…) coger tierras para trabajar y buscar el sustento de los suyos”.
“(…) los campesinos se reunían [en] grupos para tomar las tierras que necesita-
ban. No había organizaciones”.
En los actuales municipios de Plato, Nueva Granada, El Difícil - Ariguaní y
Sabanas de San Ángel, esta era una actividad constante de los campesinos sin
tierra, la cual surgía de una “(…) iniciativa propia de los campesinos buscando
tierras para trabajar”, organizados en “juntas campesinas”. No obstante, “(…)
como algunos campesinos invadieron [o mejor, recuperaron] tierras que eran
“ajenas”, “los dueños” de esas tierras los sacaron a la fuerza de la mano de las
autoridades”.
La aplicación de la Ley 135 de 1961 abrió igualmente la oportunidad para que
el campesinado legalizara la posesión de la propiedad o accediera a ella a través
de la adjudicación de tierras baldías. Esto era importante, en tanto que “(…)
cuando invadían [los predios] “los dueños” les mandaban la policía y los ponían

1 La Ley 135 de 1961 o llamada Ley de Reforma Social Agraria fue expedida por el gobierno de Al-
berto Lleras Camargo, con el propósito de afectar la concentración de la propiedad contribuyendo
a enfrentar la injusticia social y los desequilibrios económicos, fomentando a la vez la adecuada
explotación de la propiedad. Se proponía evitar el fraccionamiento antieconómico de la propiedad
y dotar de tierras a quien careciera de ella. También promover la función social de la propiedad y
de cierta forma enfrentar la violencia en las zonas rurales del país. Para ello, promovió la creación
de institucionalidad agraria, destacándose en Incora como una de las principales entidades, así
como un cuerpo jurídico de normas para la implementación de la ley. Sin embargo, a finales de
la década del sesenta, impulsados por la inoperancia de la ley y de la reforma agraria, los cam-
pesinos continuaron organizándose en Comités Campesinos para ocupar tierras a través de vías
de hecho. Luego de creada la ANUC en el año 1971 ante la inoperancia de la ley y de la política
de reforma agraria, promovieron la recuperación masiva de tierras en todo el país. Aún se sigue
esperando la reforma agraria.

14
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

presos, les quemaban las casas y les cortaban los cultivos; cuando empezaron
a escuchar que el Estado estaba pidiendo que se reglamentaran las adjudicacio-
nes o títulos de propiedad”.
Como propietarios de las tierras adecuadas y colonizadas por las personas
campesinas se encontraban extranjeros, y a finales de los años cincuenta y co-
mienzos del sesenta entre los que se reclamaban dueños de las tierras ocio-
sas se encontraba el señor Horacio Saumet. Él no pagaba impuestos por sus
supuestas propiedades. En el municipio de Granada destacaban los predios
Concordia, Soliman, Salsita, Planada y Puerto Colombia, los cuales tenían entre
3.700 y 3.800 hectáreas.
“En ese tiempo, entre 1968 y 1974 éramos expropiados por los terratenientes
e ignorados por el gobierno en la[s] vereda[s] El Macondal, San Pedro, El Playón,
Corozal. El sector de Alejandría cuando las tierras eran de la compañía CHELL
[Shell] y los campesinos las tomaron (…) los terratenientes mandaban a las au-
toridades a desalojar el predio (…) En el Caramelo, Víctor Aguilar; en Zorrilla,
Jorge Urquijo; [en] el Macondal y [en] San Pedro, Salvador Rada; por Alejandría
los atropellaba el superintendente Suárez que comandaba en su momento”.
Estas situaciones vividas dejaban indudables huellas: “(…) Atropellos,
maltratos y desgaste físico, desgaste económico, falta de educación. Pérdida
de cosecha, pérdida de casas, animales. Quedaban totalmente desorienta-
dos”. A esto se sumaba el “(…) nerviosismo, [los] temores, [y las] necesidades
(…)”. Las consecuencias se expresaron con el tiempo en “(…) traumas psico-
lógicos. Los jóvenes se iban de la casa asustad[os]; [las mujeres quedaban]
viudas y desamparadas, sin oportunidades de estudiar, de trabajo. No había
forma de salir adelante”.
Algunos de los comités campesinos que promovieron la colonización de
tierras estaban localizados en las veredas El Carmelo, La Elvira, La Argelia, El
Paraíso, El Toro, Zorrilla y San Pedro, entre los municipios de Ariguaní y Plato.
En esta zona se fundó El Pueblito a partir de la finca La Gaviota y del trabajo de
Sinforiano Restrepo.
Se comunicaban entre sí “(…) por medio del sonido de un cacho que, al
escucharlo, todos se reunían en su sitio de reunión. No tenían ni afiliados,
ni asociados, solo grupos que se reunían. Sus relaciones eran entre sí por-
que no había organizaciones (…). Se reunían como grupos de personas”. En

15
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

jurisdicción del actual municipio de Nueva Granada2 Estéban Ruiz ubicaba


la existencia de los comités de Alemania, El Carmelo, La Bana, Vista Her-
mosa, Calentura, El Contento y El Palmar, y posteriormente, La Reforma
de Carlos Ramos “(…) impulsada por una comisión del MOIR3; apoyada
por el difunto Leonidas Verdugo” (Ruiz, Estéban, s.f., “La fundación de los
Andes”, página 3).
Varios de los integrantes de estos comités se unieron para fundar nuevas
ocupaciones que darían origen a asentamientos que de manera posterior
fueron nombrados como corregimientos e incluso como municipios. Este
es el caso de Los Andes, actual corregimiento del municipio de Nueva Gra-
nada. La primera “habitación” o casa levantada, perteneciente al señor Lole
Ramos, fue desalojada y tumbada por la policía. Recordaba Estéban Ruiz
en su documento, que quienes se encontraban durmiendo esa noche en la
casa fueron arrestados y llevados a la cárcel de Santa Ana, causando esto la
llegada de más personal venido del Cesar, Magdalena y Bolívar para apoyar
la fundación de Los Andes.
“Aparecieron los hermanos Movilla, José Montes, Rafael Carseta, presidente
de Zorrilla, los hermanos Caro como impulsores de construcción. Plinio Díaz
y su hermano Selso Pantoja y su papá como presidente director de la toma
de El Paraíso, los hermanos Marbello Orlando y su papá de Vista Hermosa”.
Muchos de ellos construyeron casas y fueron igualmente desalojados. Sobre la
relación de propiedad, recordaba Estéban Ruiz en un escrito de su puño y letra,
que en Santa Ana y los alrededores “(…) los predios de la parte sur y norte de
Santa Ana, todos vivían bajo la oscuridad de no tener reglamentada su docu-
mentación, no tenían reglamentada su propiedad”. Los terratenientes hicieron
los primeros desalojos y apropiaciones de tierras, aprovechando como pretexto
la construcción de la carrilera del tren que unía Barrancabermeja con Santa
Marta, aproximadamente hacia el año de 1936 en la presidencia de Alfonso Ló-
pez Pumarejo. La segunda oleada de apropiación de tierras colonizadas por los
campesinos llegaría también entre la primera y la segunda mitad del siglo XX
con la llamada violencia política.

2 Antiguo corregimiento del municipio de Plato, separado de esta jurisdicción en el año 2000,
mediante ordenanza Nº 004 del 23 de julio.
3 Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario, fundado en la década del sesenta en Colombia.

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El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

Desde las fundaciones creadas en los terrenos ocupados, los campesinos


promovían y organizaban nuevas fundaciones, con lo cual evitaban la confron-
tación por el acceso a la tierra entre grupos de campesinos. Así fue como se
originó por ejemplo la fundación de Nueva Colombia, en el municipio de Plato,
corregimiento de Tenerife. Con gentes venidas de los núcleos campesinos de
San Pedro, Macondal y el Toro se organizó un grupo de 62 personas. “Alejan-
dro Chamorro, Eugenio Padilla dirigían a San Pedro, Eugenio Gulloso y Wilson
Molina dirigían a Mancondal. Néstor Torres en el Toro, así quedó la toma de
Nueva Colombia”.
Con la llegada de colonos a esta zona, huyendo de la violencia bipartidista,
campesinos venidos del Cesar, Magdalena y Bolívar fueron promoviendo la fun-
dación de La Elvira, hoy llamada La Navidad, en el sur del municipio de Plato,
a partir de la cual fue fundado el corregimiento de Los Andes, actual municipio
de Nueva Granada.
Estos procesos no estaban exentos de contradicciones y conflictos genera-
dos entre los campesinos venidos de distintos lugares. En el caso de La Elvira,
actual corregimiento de Los Andes, en el municipio de Nueva Granada “(…) se
dieron fuertes contradicciones entre los dos municipios, que llegó el momento
que cada uno de los alcaldes nombró un inspector de policía de cada municipio
a pesar de que esta población que se ubicó eran emigrantes de varios departa-
mentos de Cesar, Bolívar y Magdalena, lo que originó que los santaneros a pe-
sar de que era su territorio por ningún punto de vista quiso recibir la resolución
que había sacado la INCORA como una parcela de tal municipio, hoy queda los
Andes siendo hijo adoptivo del municipio de Plato, hoy por su poderío agrope-
cuario pertenece al nuevo municipio de Nueva Granada que después de sus
tantos fue reconocido por la asamblea departamental como su principal corre-
gimiento del municipio recién creado (…)” (Ruiz, Estéban, s.f., “La fundación de
los Andes”, página 3).
Mucho antes de la existencia de la ANUC el campesinado había confor-
mado una base organizativa a partir de la cual se estructurarían posterior-
mente sindicatos, ligas campesinas y la misma ANUC. Algunas de estas
organizaciones fueron impulsadas por los trabajadores de las plantaciones
de tabaco, vinculados entre otras empresas a La Empresa Colombiana de Ta-
baco, Tabarana y La Cubana. En “(…) 1964 se dieron los primeros encuentros

17
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

en el centro del Magdalena (…) de los movimientos campesinos y producto-


res de tabaco negro en esta zona (…) que fue una de las [de] mayor bonanza
en la región (…) y que fue la causa para el Instituto Tabacalero romper con el
latifundio en mano[s] de 44 latifundistas, contradicción que dio para prensi-
piar el instituto colombiano de reforma agraria a sacar el municipio grande
de Plato que fue el que tubo las estructuras mas grande[s] para la comer-
cialización de este producto ya que aquí todabia existen esas bodegas que
no estan funcionando en ninguna clase de producción y dio el motivo para
que la primera toma se desidio para las organizaciones para salir a buscar
los latifundios que estaban ocultos con la vigencia de la Ley 135 de 1961 (…)
Como fue así se activaron los pequeñas empresas ganaderas que es lo unico
que se ha quedado a la region del valle de Ariguaní (…)” (Ruiz, E. (s.f.) Ma-
nuscrito sin título, en Archivo de Derechos Humanos del Centro Nacional de
Memoria Histórica).
Los sindicatos tabacaleros al parecer aportaron elementos de base, con
lo cual se crearían posteriormente los comités de usuarios campesinos a
nivel veredal, luego las asociaciones municipales de usuarios y finalmente,
la departamental.
Si bien es complejo establecer el momento exacto de la conformación de la
Asociación Nacional de Usuarios Campesinos en este departamento y en los
municipios del centro del Magdalena, para el año 1967 ya existía representa-
ción de la ANUC en el municipio de Plato. Se encontraban organizados comités
en Los Andes, concretamente en las veredas Ventolera, El Caramelo – Betel y
Flechadero. De doscientas personas vinculadas asistían ochenta aproximada-
mente. Ya en los años setenta se había conformado una promotoria campesina,
encabezada en aquel entonces por Cornelio Rangel responsable de impulsar y,
como su nombre lo dice, promover la creación de comités y en general la na-
ciente organización en el Magdalena. También contaban con la promotoria de
la reforma agraria, bajo la responsabilidad de Estéban Ruiz, presidente en ese
entonces del comité del Caramelo.
En algunas de las fundaciones creadas por los campesinos colonos, años
después se crearía la responsabilidad de auxiliadores de salud con el fin de
resolver parcialmente las carencias en relación con la prestación del servicio
de salud. Por ejemplo, en la finca del “(…) difunto Onofre Arrieta [se creó] (…)

18
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

un grupo de auxiliadoras (…) de enfermería. En ese grupo encabezaba Arace-


lis Mejía como promotora de salud hoy; Fanny Arrieta, Rosa Clementina Ruiz
y siete personas más”.
Entre las recuperaciones de tierras realizadas en los años sesenta se re-
cuerda primero la de “(…) Palma de Vino, fue en el sesenta y ocho y luego La
Panela en [el municipio de] Chibolo como en el sesenta [y pico] (…) se reu-
nieron sesenta hectáreas con parceleros, como en el sesenta y ocho o más.
O finales del sesenta y nueve. No existía ANUC. Era la gente que existía en
el monte. Ya fue en el 72 que entra la ANUC a conectarse, con las invasiones
Palma de Vino y La Panela, que se propusieron (…)”. La finca Palma de Vino
tenía aproximadamente 500 hectáreas. La Panela en Chibolo tenía cerca de
4.000 hectáreas, de las cuales en la escritura solo tenía registradas 2.000.
Esta fue recuperada en 1984. Entre Chibolo y San Ángel estaba la finca de
la Familia Barro, de cerca de 20.000 hectáreas; una parte de ella fue recu-
perada en 1972.
Para 1970 se crearía la ANUC departamental del Magdalena. La persone-
ría jurídica le fue otorgada por el Ministerio de Agricultura el 12 de junio de
1970, identificándola con el número 452. La creación de la departamental fue
posible gracias a la existencia previa de los comités municipales en algunas
localidades como Caramelo y Granada. Entre los comités más destacados
se recuerda la experiencia del proceso organizativo generado por los cam-
pesinos asentados en el corregimiento de Los Andes, veredas El Caramelo
– Betel – Flechadero.
En el caso del corregimiento de Granada, municipio de Plato, estaban
como líderes “(…) Julio Torres, Ricardo Torres, Rafael Domingo Peñaloza,
Guillermo Trejos, Juan Escobar, Martín Trejos, Estéban Ruiz (…) Daniel De
Ávila viene ingresando ya del setenta y cinco para ca (…) en Plato que vino
hasta Granada, corregimiento de Plato, vino Carlos Ospino Herrera y Rafael
De Arco que eran los que movían e integraban la ANUC de eso, pero el pri-
mer líder era (…) Estéban Ruiz. También José Padilla u otro nombre (…)”. De
cierta forma, “(…) la ANUC existía en el Magdalena, pero en el monte, [don-
de] se hacían las invasiones (…)”.
“En las tierras donde se invadía, había comiteces de la ANUC”. Uno de los
objetivos principales de esta base campesina era la consecución de tierra. Rápi-

19
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

damente la ANUC llegó a tener influencia entre la población campesina de todo


el municipio. Los campesinos organizados también buscaban “(…) cambiar el
estilo de vida del campesino en la vereda [y] en el municipio. Organizar a las
mujeres para que [se] capacitaran y salieran adelante”.
La asociación en Chibolo “(…) surgió por la necesidad que tenía el campe-
sinado de organizarse. Comenzó en las veredas[s] Las Panelas, La Pola, Las
Mercedes, Palmas de Vino, que fueron unas de las primeras que se dieron
aquí en Chibolo. La primera parcelación fue aquí en Palma de Vino en Chibolo.
Con el señor Valdés que fue el que promovió la organización aquí en Chibolo.
Él fue asesinado por grupos alzados en armas en ese momento. También el
señor Ruiz 4” fue un líder destacado de la organización. Estéban Ruiz se desta-
có históricamente en la construcción y liderazgo de la ANUC departamental.
“En ese momento luchó porque ese campesinado saliera adelante”.
En Chibolo se efectuaría posteriormente uno de los congresos municipales
de la ANUC con la participación de los comités del Encanto, La Pola y Las Mer-
cedes. En la asociación municipal de Plato, “(…) uno de sus primeros presiden-
tes fue el señor Carlos Ospino Herrera. La sede de la organización se ubicó en
la calle 12 carrera 19 – Barrio el progreso del casco urbano de Plato”.
En relación con el departamento del Magdalena, otras referencias indican
que la ANUC departamental se conformaría hacia el año de 1972. Según los re-
cuerdos evocados, en este proceso local participaron comerciantes, ganaderos
y campesinos sin tierra. Los campesinos elegidos en la junta directiva departa-
mental asumirían el liderazgo y la orientación de los procesos organizativos del
departamento. En la creación de la organización departamental participarían
asociados de comités municipales de Tenerife, Plato, Chibolo, Ariguaní, Santa-
na y Bosconia, además de delegados nacionales.
Los líderes municipales y departamentales pretendían organizar al campe-
sino en comités de base para la consecución de tierras, con el propósito de ser
beneficiarios de los proyectos del Estado. En términos organizativos primero
fueron promovidos los comités en las veredas y luego en las cabeceras muni-
cipales. En esa época, “(…) el nivel de convocatoria era alto por el boom de la

4 Hace referencia al señor Estéban Ruiz Suárez, presidente de la ANUC municipal de Plato y de
la ANUC departamental del Magdalena, entre el año 2000 y 2009.

20
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

tierra. Hasta se festejaba el día del campesino con grandes convocatorias de


asistencia y el apoyo de funcionarios del Estado (…) [de] los estudiantes, [de]
los sindicatos de sectores agropecuarios (…)” caracterizándose todo por las
buenas relaciones con las entidades del Estado.
En el Magdalena, la constitución de la organización se dio también a par-
tir del apoyo de líderes de otras zonas del país que se trasladaron al Mag-
dalena a impulsar la ANUC a partir de la conformación de comités de base,
apoyando el proceso de ocupación de tierras y, a la vez, las solicitudes de
adjudicación y titulación de baldíos. Este acompañamiento permitió la vincu-
lación de otros jóvenes.
“Los vínculos que tuve en las veredas de San Ángel antes corregimiento
de Ariguaní, que anduve con unos delegados de la ANUC que llegaban a don-
de el campesino que necesitaba un título, ellos llegaban y se lo llevaban y se
lo registraban y yo andaba con ellos y lo mismo hacían cuando necesitaban
permiso para vender la tierra (…) eso tuvo que ser más o menos como en el
1975 – 1978 hasta el 80”.
A nivel nacional, “(…) en julio de 1970 Lleras organiz[ó] el primer congreso
de la ANUC. Oficial no había nada, ni una línea u otra. Él inauguró el primer
congreso. Eso fue el 20 de junio de 1970 y en agosto Lleras entregó el gobierno
a Pastrana Borrero. Pero la ANUC en el 68 arrancó defendiendo aparceros y
arrendatarios. Cuando Pastrana toma la presidencia de la República, el movi-
miento campesino estaba interviniendo la tierra y en el 71 fueron más de 800
latifundios intervenidos. Y eso no le gustó a Pastrana”.
Según un documento consignado en el fondo documental de Estéban Ruiz5,
la ANUC se fundaría en el Magdalena de conformidad con el proceso que se
impulsaba a nivel nacional por parte del Gobierno colombiano en el marco de
las leyes de reforma agraria. Y también se fundaría en oposición a los terrate-
nientes, buscando garantizar el acceso a la tierra del campesinado y el fortale-
cimiento de las finanzas municipales a partir de convertir a los campesinos en
propietarios productivos que tributaban, contrario a lo que hacían los propie-
tarios de grandes extensiones señalados incluso de ocultar sus bienes. El autor
del documento recuerda este proceso así:

5 Fondo constituido en la Dirección de Archivos de los Derechos Humanos del CNMH.

21
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

“En el 1960 – 1970 se dieron dos pasos muy importantes la creación del
mobimiento campesino de todo el país como fue el primer encuentro en la
antigua feria de Plato donde se concentraron 1000 campesinos del centro del
magdalena el municipio de plato, chivolo, ariguani, tenerife, santana, bosconia,
y delegados de todo el país como fue el dirigente Calixto Caballero y del centro
de todos los municipios del país quienes se dieron una tarea o descubrir el
malestar que tenían los municipios de todo el País, en especial Plato, que es
mas grande de latifundio del departamento del magdalena y de ahí en adelante
cucuta hacia alla se desplasaron para ser un congreso que sus conclusiones
hacer el mandato campesino para restar y sacar la comicion para discutir la ley
“5” que creo el gobierno para la reforma agraria cria la ANUC y ella embestiga
todo los 40 propietarios del Valle de ariguani.
Y hoy encontramos en esos latifundios 4.420 familias que es donde los mu-
nicipios de todo el país principian a recaudar impuestos para el tesoro muni-
cipal y si hacemos un recuento de las propiedades incultas del municipio o de
los municipios que aquí mencionamos podríamos embestigar en los derechos
notariales y en los registros6 que si se está recaudando impuesto para el mismo
municipio que de esos mismos impuestos que hoy pagan los contribuyentes los
debuelben en obras o bienes de servicio y al parecer la carretera de esta troncal
de bosconia al Carmen de bolibar estos nuevos propietarios que mencionamos
anterior somos las victimas hoy de la valorización a pesar que no contamos con
una buena via de penetración a onde estaban esos latifundios ocultos si les pa-
gamos fugosos impuestos al municipio y si alguien de estos que mencionamos
quieren hacer una embestigacion en el territorio nacional los imbitamos a dar-
nos esa gran tarea para comprobar que a quedado de esos grandes latifundios
que mencionaremos algunos propietarios que no tienen nada sino que el buen
decir que tuvimos y hoy no tenemos nada.
Y aquí prencipiamos a mencionar los propietarios que ocultaban sus pro-
piedades a pesar de ser un municipio rico no recaudaba impuestos: Meza
camargo; Familias barros; Los hermanos duques; los colachos pezanos; La
sociedad de los giménes díaz en Santana; Hermanos lópez, urbano mo-
lina, las caballerías de Plato alrededor del plallón de Plato; Pedro Ramos,

6 Falta una parte del documento.

22
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

joaquin peña, jose maria saumeth, Eliecer Bustamante, transito saumeth,


prospero castillo, ventura ospino, aniceto alfaro, Fortunato Ospino, manuel
rodriguez, Tomasito peña, manuel rodriguez, alquimader romano, francisco
peña, Antonio almendrales, nicolas agle, Ernesto campo, duan navar, salva-
dor rada, pedro carmago, calletano delquercio, rumualdo saumeth, manuel
isidro caro, jose maria acosta, amaire ospina, Antonio melendre, julio cierra,
nicolas mugno, pedro barrios alias ‘marte`, la asociación de los hermanos
ospino” (Ruiz, E. (s.f.), sin título, en: Fondo documental de Estéban Ruiz,
copia digital en: Archivo de Derechos Humanos del Centro Nacional de Me-
moria Histórica)7.
“En Nueva Granada, antiguo corregimiento del municipio de Plato, existie-
ron asociaciones veredales de la ANUC en la cabecera municipal (…) La Glo-
ria, Las Tinas8, Los Andes, El Toro, San Pedro y Macondal. Todas con amplia
influencia dentro de las veredas y corregimientos. Hacia fuera, los campesi-
nos de la asociación municipal de Nueva Granada tenían relaciones sociopo-
líticas con las organizaciones campesinas agrupadas en la ANUC de El Difícil
o Ariguaní; Plato, Santana [o Santa Ana], Chibolo; Santa Marta y Valledupar a
nivel regional. Las otras organizaciones de significación para el campesinado
son las juntas de acción comunal, presentes en todos los corregimientos y
veredas de Nueva Granada”.
“En Chibolo existían juntas corregimentales y veredales [de la ANUC], en [el
corregimiento de] La China; [la vereda] El limón; [el corregimiento de] La Estre-
lla; [las veredas] Crucerito y Parapeto y [los corregimientos de] Pueblo Nuevo;
El Encanto y Bejuco Prieto. En la cabecera municipal está la Junta en Chibolo
concretamente en La Divisa y el Silencio. Tenían influencia en todo el munici-
pio, así como relación con la ANUC departamental y con otras municipales en
el Magdalena y el Cesar. A nivel subregional estaban relacionados con la ANUC
de Tenerife, Sabanas de San Ángel, Nueva Granada y Ariguaní”.

7 El documento no posee título, pero hace referencia a la creación del movimiento campesino
en El Magdalena.
8 Vale la pena señalar que según documentos contenidos en el archivo de Estéban Ruiz este
caserío habría sido fundado en el año 1902 por tres familias: Gertrudis Salcedo y Domingo Bo-
laño, Eulogio y José del Carmen Salcedo y Tomás de Ángel (Documentación de Estéban Ruiz,
en Fondo Documental Estéban Ruíz, Archivo de los Derechos Humanos, Centro Nacional de
Memoria Histórica).

23
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

En Chibolo la conformación de la organización campesina trajo beneficios


para los habitantes del campo. La organización promovida por Samuel Valdez
Ríos y muchos campesinos de Bolívar, Sucre, Atlántico y por activistas como
Jesús Olivo y otros, derivó no solo en la consecución de las tierras sino también
en el entusiasmo de los campesinos, resultando esto en una suerte de desper-
tar a partir del cual la gente comenzó a organizarse para conseguir este objetivo
final que era la tenencia de la tierra.
En síntesis, se veía que los niños iban a tener una alimentación y una edu-
cación favorable para su desarrollo; las mujeres al tener acceso a la tierra iban
a experimentar un cambio al acceder a medios para alimentar a sus hijos y;
los adultos mayores de ese entonces se irían a sentir mejor por la tranquilidad
de tener una familia organizada y un futuro próspero. De hecho, en los años
ochenta algunas personas se vincularían a los comités de la ANUC, justamente
con este futuro proyectado a partir de la ocupación de tierras. Para un campesi-
no, el vínculo “(…) comenzó en Chibolo, en esa misma época, cuando la vaina
de la Divisa y el Torito fue como en el ochenta y dos aproximadamente. Yo era
vicepresidente con Antonio Murillo, pero el que actué fui yo. Actuaba más que
el presidente. Nos llamaban a Santa Marta (…)”.
“Entre los años setenta y la segunda mitad de la década del ochenta en
el municipio de Plato se fueron conformando comités municipales de usua-
rios campesinos en los corregimientos y veredas de Disciplina, El Bajo, Apure,
Cienagueta, Aguas Vivas, Buenavista, Purgatorio, San Antonio y El Carmen del
Magdalena. También en el casco urbano de Plato”. Adicionalmente existían mi-
croempresas campesinas, concretamente en Purgatorio. Allí como experiencia
piloto se instalaron 13 microempresas campesinas.
En Ariguaní se conformaron comités en las mismas veredas que habían sido
colonizadas y habitadas años atrás. Se constituyeron en “(…) San Pedro, Ma-
condal, Caramelo, Zorrilla, El Platón, Paraíso, estadio Corozal y muchas más.
El nivel de convocatoria a nivel de vereda era altísimo. Regular en el munici-
pio. [Adicionalmente] existían juntas de padres de familia (…) y funcionarios de
INCORA (…)” que apoyaban el proceso campesino. Sin embargo, los campesi-
nos también enfrentaban dificultades como la falta de comunicación y en sus
palabras, “(…) negligencia del campesino. Falta de diligencia. En ese entonces
delegaban a una (…) persona por grupo para gestionar ante las entidades del

24
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

Estado las metas trazadas”. A esto se asociaba la falta de respuesta del Estado
y la falta de experiencia del campesinado.
En San Ángel, antiguo corregimiento de Plato, con los años también se
conformó un comité de usuarios campesinos. “Yo no asistí a esas reuniones
yo era campesino, no estaba en vereda, sino en la finca de mi abuelo, pero
supe que formaron una junta de la ANUC y que quedaron unos miembros,
entre ellos Fabio Jaramillo, Ricardo Estarita, Bertel Bermudez, un señor Cas-
tillo y varios otros que se me olvidan los nombres, fueron los que formaron la
ANUC. Ellos se reunían mensualmente, hacían sus organizaciones. Pedían la
tierra, se las daban, la repartían (…) y quedó bien hasta que se formó todo eso
y no pudieron hacer más nada. Esos señores dejaron de reunirse porque cuan-
do llegó la violencia que ustedes saben que sucedió por ahí (…) que no podían
ver cinco personas juntas porque ya lo indagaba eso más nunca se reunieron
hasta ahora que fuimos a la reunión esa de la memoria histórica. Hasta ahora
digo yo que nos reunimos porque anteriormente… los miembros estaban ac-
tivos pero no se reunían por miedo a ser matados, despachados (…)”.
Las JAC de Plato “(…) se reorganizaron en cabeza de Carlos Ospino Herrera
(…), en el año de 1960”. “Fue nombrado como presidente de las Acciones Co-
munales Departamentales. Se aprovechó a las veredas para reorganizar (…),
por medio de ellas [de las JAC] se traían los beneficios de la alcaldía a las vere-
das y al casco urbano. De allí nació que todas las organizaciones se organizaron
por la colaboración y ayuda de Carlos Ospino”.
“(…) la organización se empoderó y gestionó ante el INCORA la conse-
cución de terreno[s] para los campesinos. El INCORA se [pronunció] con la
compra de predios y luego le [hizo] entrega a los campesinos. El INCORA
también [entregó] proyectos productivos. [Este] proceso (…) se dio entre
1968 – 1979 en los predios las Antillas, El Paraíso y Flechadero”, localizados
en Santa Ana, actual municipio de Pinillos. La presencia de la ANUC en el
corregimiento Los Andes y los logros obtenidos en materia de adjudicación
y titulación de tierras, permitió el mejoramiento de la calidad de vida de los
campesinos, al obtener lo añorado. Igualmente redundó en el crecimiento
de la organización y de sus integrantes.
“(…) Siendo corregimiento de Plato y luego de Ariguaní en San Ángel, con
acciones comunales logramos construir unos puentes en distintos arroyos,

25
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

lo conseguimos con el distrito 22 de carreteras, en el año 72, con acciones


comunales construimos el primer acueducto de Sabanas de San Ángel, hasta
ahora (…) yo estoy haciendo parte de las acciones comunales desde esa época
(…) he sido presidente de junta de padres de familia, de la junta de acueducto,
de todo eso (…)”.
Como organización, se obtuvo el respeto y el reconocimiento por la labor
realizada a través de la constante gestión que hicieron los campesinos, así
como por la visión de transformar a la sociedad. Los niños se pusieron alegres
porque sus padres trabajan en sus propias parcelas. Igualmente se alegraron
los jóvenes de aquel entonces en tanto no tenían que ir a laborar donde los
dueños de fincas o a mendigar un poquito de leche, ya que todo lo podían hacer
en su propia parcela. Por su parte “(…) las mujeres dichosas por ayudar a su
compañero en la lucha y los adultos mayores felices por lo que los hijos habían
obtenido por el esfuerzo realizado”.

DISFRUTANDO LA TARDE EN UNO DE LOS RÍOS EN CHIBOLO. VEREDA LA POLA, MUNICIPIO DE CHIBOLO, MAGDALENA. 2013. FOTO-
GRAFÍA: JOHN JAIRO RINCÓN GARCÍA PARA EL CNMH.

En Chibolo “(…) hubo diferentes adjudicaciones de tierra, Mercedes – Ver-


dun, otra vereda llamarse Maporito, que también se repartieron esas tierras.
La primera tierra que se hizo toma, no sé en qué época ya les dieron adjudi-

26
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

cación pues pasó cierto tiempito para darle adjudicación, después de recibir
los títulos (…) entonces fueron Las Mercedes y Verdun que eran dos fincas,
las cuales pues eran de unos señores Barros, Julio Barros y José de La Cruz
Barros. En esa época fue la primera vez que se hizo la asociación, la primera
directiva. Nada más conocí el presidente Ángel Varela (…) después fue que
empezaron a pasar presidentes hasta llegar el señor Agustín Perea que fue el
que más perduró allí”.
Para los que accedieron a la tierra entre las décadas del sesenta y el setenta
a través de la ocupación y la posterior adjudicación de baldíos, esto “(…) me-
joró la situación de la tenencia de la tierra (…)”. Máxime cuando años después
intervino el INCORA realizando algunas adjudicaciones, pues podían “(…) tener
la tierra sin necesidad de invadir”. Sin embargo, para este período algunos cam-
pesinos ya habían comenzado la venta de las parcelas adjudicadas e inevitable-
mente invadían otros lugares.
La venta en muchos casos era motivada por las malas condiciones de la
tierra y por la dificultad para resolver necesidades básicas de educación y salud.
En otros casos, porque a juicio de los adultos, los “(…) jóvenes adquirían malos
hábitos y mal ejemplo, por el ejemplo de sus padres, a pesar de que creían que
están haciendo buenas acciones”. Esta inestabilidad afectaba tanto a los niños
como a los más viejos. A pesar de los problemas derivados de la venta de las
parcelas por parte de algunos campesinos, recuerdan que la experiencia organi-
zativa de ocupación y adjudicación de tierras, les había permitido a las mujeres
ganar mayor autonomía.

27
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

LAVANDO LOS “CHISMES” 9. CORREGIMIENTO DE PLAYÓN DE OROZCO, MUNICIPIO DE EL PIÑÓN, MAGDALENA, 2014. FOTOGRAFÍA:
GABRIELA STEPHANIE PÉREZ CARDOZO.

En el caso de San Ángel, las tierras fueron vendidas en los años noventa,
siendo negociadas en algunos casos por el mismo INCORA. La promoción de
la organización campesina en el Magdalena condujo a muchos jóvenes de la
época a vincularse con la ANUC bajo la expectativa de acceder a la tierra y ofre-
cerle un futuro a su esposa e hijos. Uno de ellos se vinculó a la edad de 19 años
a la lucha por la tierra, “(…) cuando la ANUC se dio a conocer en la vereda Las

9 Se denomina chismes a la loza en algunos departamentos de la región Caribe.

28
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

Mercedes, de Chibolo, que en esa época era corregimiento. Se hizo la toma y


había compañeros que tenían muy claras las explicaciones de la ley de tierras,
entre ellos Ángel Varela, que fue el primer presidente que conocí, eso fue en el
año 72, cuando a nivel nacional esa fue la fecha dada para que iniciara la ANUC
en todas partes (…) sonó el silbato y todos entraron a la tierra (…) yo asistía a
las reuniones de pronto como aspirante de una parcela (…) yo me retiré y luego
el compañero Varela se retiró y quedaron otros compañeros, pero sin la misma
capacidad de Varela para explicarnos, hasta llegar en los últimos tiempos a la
presidencia el señor Agustín Perea, de Chibolo, que ha sido de los compañeros
que más duró en la presidencia (…)”.
La vinculación organizacional de los jóvenes, “(…) no solo fue por la tie-
rra. Fue [por el deseo o la voluntad] de promover la organización por medio
de los comités que se movían por todas las zonas. [A] La Guajira [fueron
enviados] veinte jóvenes a visitar a la gente casa por casa. Se hacían las reu-
niones y se creaba la asociación”. Muchos de estos jóvenes se vincularon a
los comités de educación que crearon en la ANUC para promover el fortale-
cimiento de la misma.

A UNOS NOS TITULARON Y A OTROS NO. DE TODAS FORMAS,


EL CONFLICTO POR LA TIERRA CONTINÚA

El conflicto entre campesinos sin tierra y grandes propietarios ya tenía ex-


presiones locales manifiestas en el Magdalena, mucho antes de la constitución
de la ANUC. Para 1968 en el municipio de Nueva Granada cerca de veinticinco
familias campesinas habían ocupado el predio Argelia. Las ocupaciones segui-
rían a lo largo de los años sesenta y setenta. En los setenta fueron ocupados los
predios Zelandia, Macondal, El Toro y San Pedro entre otros, en el municipio de
Nueva Granada. Las Delicias en Ariguaní; Oceanía, Mata de Guineo y Florida en
el municipio de San Ángel.
A pesar del paso del tiempo, se recuerdan aún los nombres de algunas
parcelas adjudicadas, aunque sin mayor precisión en las fechas: “(…) los años
de adjudicación no: pero sí las veredas adjudicadas: Mercedes – Verdun, Za-
pato Quemao; Tama Purito; Bejuco Prieto; El Crucitero; La Divisa; El Silencio;

29
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

en orden (…) más o menos podría decir que la primera fue en el 72. A partir
del 72, como en el 80 hubieron otras invasiones (…) como en el 90 hubo otras
adjudicaciones (…). La mayoría sí tenemos en cuenta, algunos preservan su
parcelita, otros, no sé qué tenemos los campesinos y salimos vendiendo la
parcelita (…) yo creo que no queremos la tierra (…) yo creo que 40 por ciento
de los que recibieron pudieron haber vendido, pero sí se mantienen algunos
(…)”, “(…) otra que repartió el gobierno fue Canán, que era de los hermanos
Gallo y ellos la cedieron al gobierno para pagar impuestos. Esa fue una de las
que repartió el gobierno también”.
La ocupación de tierras desde finales de los años sesenta y en los pri-
meros años de la década del setenta originó igualmente la intervención del
Instituto Colombiano para la Reforma Agraria INCORA en la adjudicación y
titulación de predios. Sobre este particular se recuerda que la asociación de
usuarios entabló “un vínculo (…) con el INCORA, tuvieron unas tierras y de-
bieron pagarlas. Cuando hacían las reuniones como en el año setenta y dos
(…), en Chibolo hicieron un comité para la vereda el Torito. El INCORA les dio
tierras y se las pagaron (…)”.
“Es que en el municipio de Chibolo se dio primero la finca Palmas de
Vino, por el INCORA; luego se dio El Encanto, o antes las Mercedes, que
pertenencía a los señores Barros. También aquí las Panelas, que pertenecía a
los dos municipios Tenerife y Chibolo (…) Verdun, una parte en Chibolo y otra
en Tenerife. Después ya adjudicación cuando yo era presidente; compraron
por el INCORA [en] las veredas de Playón Nuevo, El Encanto; Bejuco Prieto; El
Limón (…) donde estaba yo, no puedo negar que sí me tocó una parcela en la
vereda El Silencio. Eso lo compró el INCORA. Eso fue netamente comprado
el INCORA. Todavía existía el INCORA. Todo eso fue como hace 20 años (…)
como en los [noventa]”.
En Chibolo no hubo ocupación de tierras, pero sí se dio la negociación de
varios predios: “Santa Helena, La Divisa, El Silencio, Crucitero, Las Mercedes:
3.446 hectáreas entre Las Mercedes y Verdu (…) era la ley campesina, eran
repartidas como de a 50 hectáreas. La adjudicación fue más o menos como
en los años 72 que fue la invasión de posesión. Ya en el 85 fue la adjudicación.
Que en ese tiempo comenzó la violencia”. Sin embargo, en la actualidad el 70
por ciento de los campesinos no tiene la escritura como propietarios. Hay una

30
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

empresa que compra la cartera de cobro vencida del extinto INCORA, se llama
CISA (Central de Inversiones S.A.).
En San Ángel “(…) la organización como estaba organizada, buscaba las
tierras, por ejemplo, unas 3.000 hectáreas de un señor Duque. Se reunieron
no sé cuántas personas mínimo 80 – 70 personas, hablaron con los jefes de
la ANUC allá arriba y consiguieron que el Instituto Colombiano de la Reforma
Agraria comprara esas tierras y se las repartieron a ellos con todos los miem-
bros, además trajeron gente de afuera (…) eso recuerdo yo pero no hice parte
de esos hechos (…) parece que fueron como 60 o 75 familias. Eso queda pegado
al pueblo de San Ángel”.
El acceso a la tierra fue generando un espíritu de optimismo entre la
población campesina, al punto de pensar que esto estaba fortaleciendo la
organización, acercándolos cada vez más a la realización de aspiraciones de
largo plazo. En esta perspectiva, “(…) los niños iban a tener una alimenta-
ción y una educación favorable para su desarrollo y las mujeres, al tener la
tierra, [iban] a tener los medios a su alcance para alimentar a sus hijos. Los
adultos mayores se [iban] a sentir mejor por la tranquilidad de [la] familia
organizada y su futuro próspero”. En ese entonces, “el que no creaba barriga
era porque no comía (…)”.
En la conformación de la asociación de Chibolo tuvo participación como
líder “(…) el señor Jorge [Samuel] Valdez Ríos, así como los campesinos de
Chibolo, Bolívar, Sucre, Atlántico y activistas como Jesús Olivo entre otros
(…); el entusiasmo de los campesinos [resultó] en [el] despertar y la gente
comenzó a organizarse para conseguir este objetivo final que era la tenencia
de la tierra”.
Sin embargo, no todas las tierras ocupadas por los campesinos fueron ad-
quiridas o negociadas por el INCORA. En el municipio de Plato si bien fueron
adjudicadas parcelaciones, otros predios como La Habana, El Encanto y Pasa-
corriendo nunca fueron adjudicados ni titulados. Sus poseedores no llegaron
a ser propietarios. Hacia los corregimientos y veredas de Cerrogrande, Zárate,
Buenavista, El Carmen del Magdalena, San Antonio del Río y Purgatorio, se
concentró (y concentran en la actualidad) gran parte de los conflictos más
agudos por tierras en esta zona del Magdalena, los cuales se libran entre cam-
pesinos desposeídos y grandes propietarios de tierras. Las tierras localizadas

31
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

a orillas del río Magdalena concentran la disponibilidad de agua y tierra culti-


vable. Por ende, concentran también los conflictos. Hoy, por el verano, este
problema se ha incrementado.

“EL FOGÓN”, A ORILLAS DEL RÍO MAGDALENA, LUGAR DE CRUCE EN PLANCHÓN Y LANCHA, ÚNICOS MEDIOS DE TRANSPORTE POSI-
BLES PARA ATRAVESAR EL RÍO. MAGDALENA, 2014. FOTOGRAFÍA: GABRIELA STEPHANIE PÉREZ CARDOZO.

También es la zona en la que se proyectaba la construcción del distrito de


riego de Plato. Propuesto desde los años sesenta, se pensaba que cubriría apro-
ximadamente veinte mil hectáreas, “(…) pero no hay distrito de riego. Solamen-
te hay las compuertas, que están tapadas”. “Cuando el mandato de Pomarico,
que los playones tenían sus vida (…) se trató de conseguir el distrito de riego por
medio del gobierno (…). Están todos los municipios que vivirían de ese distrito
de riego (…) de los municipios de Plato, Zambrano, Pinto, Granada, todos esos
pueblos que vivirían del distrito de riego (…) se llevó ese proyecto, se pidieron
firmas y ese proyecto quedó no se sabe en qué (…) la primera compuerta que
se hizo tocó taparla porque se estaban saliendo las aguas (…) y que no sola-
mente lo hemos pedido una vez, sino muchas veces (…) se hizo firma[r] de las
personas que podían participar en el proyecto (…) no sé qué pasa con el gobier-

32
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

no. Plato cada día va decayendo, decayendo (…) ¿Por qué otros corregimientos
como el Valle, Sincelejo, fueron saliendo? (…) cuando Plato era más que todos
esos pueblos y ahora es prácticamente un municipio sin autonomía. Cada día
va quedando más pequeño (…)”.
En este sector, los campesinos ocuparon grandes extensiones de tierras
que a su vez fueron nuevamente ocupadas –despojadas– por terratenientes.
De cierta forma los conflictos por la tenencia y acceso a la tierra se han concen-
trado en torno al complejo cienaguero conformado por las ciénagas de Zárate,
la Ceiba, La Colorada, La Catalina y Guayacán. En la actualidad siguen los con-
flictos, por lo que se ve en riesgo la permanencia territorial de los campesinos
en estas zonas.

33
Parcelaciones ocupadas - adjudicadas - tituladas y predios a los que aspiraban los y las campesinas del Magdalena 1968 - 2014
(Información parcial de los municipios de Ariguaní, San Ángel, Plato, Chibolo y Nueva Granada)

Fuente: Tabla elaborada a partir de información contenida en la cartografía elaborada por los y las campesinas, en el taller de
memoria efectuado en el municipio de Ariguaní, Magdalena 17 - 20 de octubre de 2014. CNMH, 2014-2015

Año de Área Has.


Parcelación Año de Año de adju- Número de familias Modalidad de
Municipio titula- (Aproximada-
o Predio ocupación dicación (Aproximadas) adjudicación
ción mente)

Compra y adjudi-
Macondal 1978 1979 30 420 cación individual
de parcelas.
Baldíos adjudica-
San Pedro 1978 1979 16 380 dos. Parcelación

34
individual.
Compra y adjudi-
El Toro 1978 1979 1980 10 200
cación de parcelas.
NUEVA
GRANADA Argelia 1968 25
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

69 (120 adultos
hombres y mujeres,
El Brillante 30 jóvenes y 90
niños en la actua-
lidad).
municipios del centro del Magdalena 1968 – 2014

11 (En la actualidad
Villa Betty 22 adultos, 16 jóve-
nes y 20 niños).
Relación parcial de predios ocupados – adjudicados en los
Parcelaciones ocupadas - adjudicadas - tituladas y predios a los que aspiraban los y las campesinas del Magdalena 1968 - 2014 (Información
parcial de los municipios de Ariguaní, San Ángel, Plato, Chibolo y Nueva Granada)
Fuente: Tabla elaborada a partir de información contenida en la cartografía elaborada por los y las campesinas, en el taller de memoria efectua-
do en el municipio de Ariguaní, Magdalena 17 - 20 de octubre de 2014. CNMH, 2014-2015
Año de Área Has.
Parcelación o Año de Año de adju- Número de familias (Apro- Modalidad de adjudi-
Municipio titula- (Aproximada-
Predio ocupación dicación ximadas) cación
ción mente)
26 (En la actualidad 46
Jaguen adultos, 14 jóvenes y 30
NUEVA niños).
GRANADA 17 (En la actualidad 22
El Pedrero adultos; 10 jóvenes y 8
niños).

35
Fue invadido y luego ad-
Zelandia 1975 35
judicado por el Estado.

Fue invadido y luego ad-


Las Delicias 1974 14
judicado por el Estado.

Vereda El Es-
ARIGUANÍ Fue tramitada por el
tadio (Falta
O EL DIFÍCIL 1981 23 INCORA y negociada
nombre del
con el propietario.
predio)

Verada El
Paraíso (Falta Fue invadido y luego ad-
1985 16
nombre del judicado por el Estado.
predio)
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena
Parcelaciones ocupadas - adjudicadas - tituladas y predios a los que aspiraban los y las campesinas del Magdalena 1968 - 2014 (Información
parcial de los municipios de Ariguaní, San Ángel, Plato, Chibolo y Nueva Granada)
Fuente: Tabla elaborada a partir de información contenida en la cartografía elaborada por los y las campesinas, en el taller de memoria efectua-
do en el municipio de Ariguaní, Magdalena 17 - 20 de octubre de 2014. CNMH, 2014-2015
Año de Área Has.
Parcelación o Año de Año de adju- Número de familias (Apro- Modalidad de adjudi-
Municipio titula- (Aproximada-
Predio ocupación dicación ximadas) cación
ción mente)
Vereda Mon-
terrey (Falta Fue adjudicado por el
1990 11
nombre del Estado legalmente.
predio)
Vereda To-
ronjil (Falta
1992 21
nombre del

36
predio)
ARIGUANÍ
O EL DIFÍCIL Nueva Idea 2013 24
Universo 2007 42
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

Oriente 2007 77
El 24 2013
Parcelación adjudicada
El Líbano 2013 con subsidio del Estado.
Resolución inmediata.
El Crucerito 1993 1994 13 330 Titulación individual.
CHIBOLO La Candelaria 1989 1990 29 1.000 Titulación individual.
Playón Nuevo 1989 1990 23 800 Titulación individual.
Parcelaciones ocupadas - adjudicadas - tituladas y predios a los que aspiraban los y las campesinas del Magdalena 1968 - 2014 (Información
parcial de los municipios de Ariguaní, San Ángel, Plato, Chibolo y Nueva Granada)
Fuente: Tabla elaborada a partir de información contenida en la cartografía elaborada por los y las campesinas, en el taller de memoria efectua-
do en el municipio de Ariguaní, Magdalena 17 - 20 de octubre de 2014. CNMH, 2014-2015
Año de Área Has.
Parcelación o Año de Año de adju- Número de familias (Apro- Modalidad de adjudi-
Municipio titula- (Aproximada-
Predio ocupación dicación ximadas) cación
ción mente)
El Silencio 1993 1994 25 545 Titulación individual.
Titulación individual.
De una finca de 2.100
El Limón 1993 1994 6 180 hectáreas, 180 están
ubicadas en el municipio
CHIBOLO de Chibolo.

37
Fue la primera parcela-
Palmas de
10 500 ción adjudicada por el
Vino
Estado.
La Divisa 1993 1994 34 850 Titulación individual.
La Palma 1992 32 780 Titulación individual.
Bejuco Prieto 1991 53 1.750 Titulación individual.
Las Melizas 1991 17 570 Titulación individual.
SAN ÁNGEL No te canses 105 3.150 Titulación individual.
El Tesoro
Palmira 1994 29 870 Titulación individual.
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

Oceanía 1796 1982 Titulación individual.


Parcelaciones ocupadas - adjudicadas - tituladas y predios a los que aspiraban los y las campesinas del Magdalena 1968 - 2014 (Información
parcial de los municipios de Ariguaní, San Ángel, Plato, Chibolo y Nueva Granada)
Fuente: Tabla elaborada a partir de información contenida en la cartografía elaborada por los y las campesinas, en el taller de memoria efectua-
do en el municipio de Ariguaní, Magdalena 17 - 20 de octubre de 2014. CNMH, 2014-2015
Año de Área Has.
Parcelación o Año de Año de adju- Número de familias (Apro- Modalidad de adjudi-
Municipio titula- (Aproximada-
Predio ocupación dicación ximadas) cación
ción mente)
Mata de
1976 1982 Titulación individual.
Guineo
Florida 1976 1982 Titulación individual.
Parapeto
Brasiles

38
Los Llanos
Sinú
SAN ÁNGEL Montecarlo
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

Calle Larga
San Martín
Pacífico
Entre 1968
Las Antillas
y 1979
Entre 1968
El Paraíso
y 1979
Parcelaciones ocupadas - adjudicadas - tituladas y predios a los que aspiraban los y las campesinas del Magdalena 1968 - 2014 (Información
parcial de los municipios de Ariguaní, San Ángel, Plato, Chibolo y Nueva Granada)

Fuente: Tabla elaborada a partir de información contenida en la cartografía elaborada por los y las campesinas, en el taller de memoria efectua-
do en el municipio de Ariguaní, Magdalena 17 - 20 de octubre de 2014. CNMH, 2014-2015
Año de Área Has.
Parcelación o Año de Año de adju- Número de familias (Apro- Modalidad de adjudi-
Municipio titula- (Aproximada-
Predio ocupación dicación ximadas) cación
ción mente)
Entre 1968
Flechadero
y 1979
SAN ÁNGEL
La Ovejita

Escritura de posesión

39
sin título. Quedan 56
Bajogrande 2008 12 familias. El resto han
vendido. Fue adjudicada
por el INCODER.
Adjudicada por el
INCORA. Muchos de los
San Gabriel 1998 1999 18 260
PLATO predios han sido vendi-
dos por los parceleros.
Quedan pocas familias,
pues han ido vendiendo.
Loma Fresca 1998 1999 12 160
Fue adjudicado por el
INCORA.
Adjudicado - Titulado
La Seca 1996 22 440
por el INCORA.
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena
Parcelaciones ocupadas - adjudicadas - tituladas y predios a los que aspiraban los y las campesinas del Magdalena 1968 - 2014 (In-
formación parcial de los municipios de Ariguaní, San Ángel, Plato, Chibolo y Nueva Granada)

Fuente: Tabla elaborada a partir de información contenida en la cartografía elaborada por los y las campesinas, en el taller de me-
moria efectuado en el municipio de Ariguaní, Magdalena 17 - 20 de octubre de 2014. CNMH, 2014-2015

DE INVESTIGACIÓN. CNMH, 2014-2015


Año de Año de Área Has.
Parcelación o Año de Número de familias Modalidad de adju-
Municipio adjudica- titula- (Aproximada-
Predio ocupación (Aproximadas) dicación
ción ción mente)
Predio que no
Pasacorriendo 1997 10 300 terminó en adjudi-
cación.

40
Predio que no
PLATO La Habana 1986 12 terminó en adjudi-
cación.
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

El Encanto 15 250

El Tesoro - Titulación indivi-


CESAR 1992 35 1.705
Casa Blanca dual.

FUENTE: ELABORACIÓN PROPIA CON BASE EN LA INFORMACIÓN ORAL RECOPILADA EN LAS DISTINTAS ACTIVIDADES DEL TRABAJO
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

NOS FUNDAMOS, RECUPERAMOS TIERRAS


Y NOS VOLVIMOS COMUNIDADES DE AGUA Y DE TIERRA

La organización no solo permitió en algunos casos el acceso a la propie-


dad de la tierra o por lo menos a la posesión. También permitió la creación de
asentamientos que luego se convertirían en corregimientos y centros poblados,
así como procesos asociativos cooperativos, principalmente en el municipio de
Plato, originando los embriones de la comunidad campesina. Todo esto conju-
gado con elementos culturales como la celebración de festividades de distinta
naturaleza. Este fue el caso del corregimiento de Disciplina en el municipio de
Plato y de otros asentamientos en Chibolo.
Entre las características que los hacen ser comunidad los habitantes de Chi-
bolo destacan las festividades y conmemoraciones religiosas celebradas en los
corregimientos de Santa Catalina de Alejandría o las de Santa Rita de Casia.
También otro tipo de celebraciones festivas como las corralejas, las cuales, con-
jugadas con las celebraciones religiosas, se manifiestan en el marco de la Sema-
na Santa. Otra expresión del sentir comunitario es la que se proyecta a través de
las actividades deportivas que convocan a comunidades veredales alrededor de
torneos deportivos como el fútbol.

EQUIPO DE LA COMUNIDAD DE LA POLA CONFORMADO EN 1991 Y QUE TOMÓ PARTE EN EL CAMPEONATO INTERVEREDAL REALIZADO
EN 1993. CHIBOLO, MAGDALENA. 2014. FOTOGRAFÍA: KALIA MARÍA RONDEROS PARA EL CNMH.

41
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

En torno al agua han surgido ciertos aspectos de identidad, no solo por su


carencia en algunas partes, o por las disputas y conflictos por ella, sino tam-
bién por la disponibilidad. En Chibolo reza el dicho de que “(…) quien toma
agua salada, se casa y se queda”. Se refieren a la Poza Púa, la cual provee agua
subterránea convirtiéndose “(…) en una fuente de agua estable que abastece el
municipio en época de sequía”.

POZO O CAÑO COMUNITARIO DE AGUA DEL QUE LA COMUNIDAD DE LA POLA EN CHIBOLO SE ABASTECE DE AGUA PARA CONSUMO Y OTRAS
ACTIVIDADES DURANTE TODO EL AÑO. MUNICIPIO DE CHIBOLO, MAGDALENA, 2013. FOTOGRAFÍA: PABLO NICOLÁS BURGOS PARA EL CNMH.

Entre los valores destacados en la conformación de la comunidad también


se resalta la construcción de acuerdos para el desarrollo de actividades o la
toma de determinaciones. Las personas de una comunidad campesina “(…) ac-
túan de acuerdo para trabajar de común acuerdo”. Por ejemplo en la resolución
de problemas la solidaridad y el apoyo mutuo hacen parte fundamental de esta
construcción. En el caso de la educación, las comunidades campesinas agen-
ciaron la construcción de la infraestructura de colegios y escuelas, basadas en
principios comunitarios y en organizaciones de esta misma naturaleza. En una
de las veredas de Plato “(…) el primer colegio fue construido por el señor Feliz
Ospino (…) otros campesinos vendían madera para subsistir (…) Y resulta que
me dijo que le vendiera la madera y me dijo, bueno tú vives aquí y tienes hijos
para estudiar, entonces me dijo, bueno Armando Calderón, tú pones la made-
ra”. Según se recuerda, esta zona del centro del Magdalena cuenta con gran

42
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

cantidad de escuelas creadas en virtud de la lucha campesina, para satisfacer


esta necesidad y derecho. Este es uno de los grandes logros recordados.
Otras comunidades, en su caracterización, combinan también aspectos como
los valores y los propósitos comunes. Así entonces, el desarrollo solidario y comu-
nitario es una de las características de la comunidad, lo cual permite conseguir
el bienestar y el crecimiento económico. En este sentido, destacarse como gran
productor agropecuario es una de ellas. Este tipo de valores se exaltan en tiempos
difíciles, al punto de afirmar que “gracias a la unidad comunitaria logramos resistir
los embates de la violencia que vivimos y que tuvo gran trascendencia en la zona”.
En San Ángel el sentir como comunidad está dado por la participación hacia el
desarrollo próspero de esta y a que perciben que son tenidos en cuenta para el pro-
greso. También a vivir unidos y estar en conformidad con la comunidad sin reparo
en las actividades a realizar. En algunas veredas y corregimientos de Ariguaní el
sentido de la comunidad se construye a partir del habitar juntos, además de ocupar
el territorio. Esto se vincula con trabajar conjuntamente y unidos por una causa o ra-
zón. También el vivir en la misma parcelación y trabajar por el bien de todos. Al irse
conformando la comunidad campesina, se generaba la junta de acción comunal.
En el corregimiento de San Ángel, municipio de Ariguaní, esta fue creada en 1972.

VÍA INTERNA DE LA VEREDA LA POLA QUE CONECTA A SUS HABITANTES CON LA CHINA, CORREGIMIENTO DE CHIBOLO. CHIBOLO,
MAGDALENA, 2013. FOTOGRAFÍA: JOHN JAIRO RINCÓN GARCÍA PARA EL CNMH.

43
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

“El propósito de la junta de acción comunal era ejecutar obras en bene-


ficio de nuestra comunidad. Obras de beneficio común y social, elaboración
del acueducto de nuestro corregimiento para proveer el agua y también vías y
fuentes que se mejoraron. La junta de acción central estaba ubicada en el co-
rregimiento de San Ángel, municipio de Ariguaní. La participación de las juntas
de acción comunal en las convocatorias era del 90 por ciento para conseguir
la expectativa del acueducto y de los servicios públicos, aproximadamente el
número de afiliados era de 400 miembros. La relación en esa época era [con]
el ministerio de gobierno y las delegaciones departamentales”. En últimas se
trataba de la “gestión de recursos para llevar a cabo estos proyectos, [en tanto]
los recursos de la época eran muy pocos”.

POR ORGANIZARNOS NOS SEÑALABAN Y VIOLENTABAN

La ANUC era vista como una organización para ayudar a la comunidad. En


esta lógica, muchos campesinos asumían el liderazgo en la ocupación de tie-
rras, su posterior parcelación y hasta intervenían en la titulación. Al comenzar
la segunda mitad de la década del setenta “(…) en Plato, Estéban Ruiz y José
Molina (…) [eran] representantes de la ANUC. Calixto Caballero se convirtió en
representante de los campesinos pero ya la ANUC estaba funcionando”. En San
Ángel, actual municipio de Nueva Granada, “ayudé a liderar las parcelaciones
de No te Canses, que era de la señora Juana Hurtado de Duque, 3.000 hectá-
reas y fueron beneficiadas 75 o 76 familias”.
En los primeros años de la década del setenta “(…) aparece una institución
llamada INCORA. [Ellos] reunían [a] los campesinos y le adjudicaban sus tierras
y le otorgaban un título de propiedad”. Los campesinos sintieron en ese enton-
ces, “(…) alegría porque recibieron la tierra y a la vez desánimo porque no le
daban ninguna clase de ayuda, incluso teníamos que pagar las tierras a altos
costos. Obteníamos las tierras pero no teníamos ayuda la organización”. La ac-
ción institucional del Estado por medio INCORA, trajo “(…) consecuencias (…)
favorables y otras desfavorables. Nos dieron tierras y quedamos endeudados.
Pero cuando aparece INCORA compraba la tierra y alteraba los precios y los
campesinos tenían que pagar (…) [había] niños sin educación [y] jóvenes ayu-

44
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

dando a la familia porque no había escuelas, [había] preocupación y desaliento”


en la comunidad campesina.
Sin embargo, como se ha venido mostrando, el proceso de ocupación de
tierras, así como la conformación de comunidades campesinas, no se sucedió
al margen de la violencia. En 1975 la Junta Nacional de la ANUC-Línea Sincele-
jo denunciaba que en el departamento del Magdalena “el terrateniente Alfon-
so Sánchez con tres agentes de policía de Aracataca y tres civiles armados de
revólveres, machetes y hachas atacaron la finca “Cleotilde” que venía siendo
trabajada por 24 familias, tumbando y quemando sus viviendas y ultrajando
a las mujeres. Alfonso Sánchez amenazó a los campesinos con una masacre
igual a la del año 28, ya que él, la policía y sus pájaros estaban listos para atacar.
Cinco días antes habían sido apresados 22 campesinos de dicha finca incluidos
algunos niños, quienes permanecieron dos días en la cárcel de Aracataca sin
ningún alimento. El campesino José Carranza fue atacado a culata por la policía
y dejado preso con cuatro más.
Enero 18: Corregimiento de Pueblo Nuevo (La Argelia) vilmente golpeados
varios campesinos y gravemente herido con arma de fuego ANASTASIO ARA-
GÓN, por parte de la policía. La policía llevó presos a 23 campesinos.
Enero 24: Finca “La Argelia”. Corregimiento de Pueblo Nuevo10, a las dos de
la madrugada fue acribillado en su casa DARIO ALBERTO LAVERDE, quien mu-
rió instantáneamente. Su esposa resultó herida gravemente muriendo cuatro
días más tarde en Bosconia.
Febrero 11: continúan destruyendo y quemando casas de campesinos de la
Finca La Argelia. Se han practicado levantamientos de cadáveres por acción
violenta de los Calderón López con el visto bueno del ejército y la policía.
Mayo 20: Aracataca, predio La Cleotilde, tierras estas de propiedad del
INCORA, y que vienen siendo trabajadas por varias familias campesinas, se
presentaron un grupo de 75 agentes, entre policías, soldados, F2 y DAS, carabi-
neros y varios pájaros, armados con bombas, escudos, carabinas y otras armas
y por órdenes del señor Alcalde de Aracataca y los terratenientes Julian Mier,
Eduardo Rojas y Alfonso Sánchez, destruyeron totalmente las casas y los culti-
vos que los campesinos allí tenían desde hace algún tiempo.

10 Posiblemente corregimiento de Ariguaní. Nota de los autores.

45
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

Mayo 22: Las mismas fuerzas militares y para-militares, penetraron al predio


“Las Texas” y sin contemplación de ninguna clase atropellaron a las mujeres
que trabajaban allí. Los compañeros fueron ultrajados físicamente al igual que
los niños a quienes se lanzaban al suelo a empujones cuando pegaban en de-
fensa de sus madres. Después de toda clase de atropellos quemaron totalmen-
te las viviendas y los cultivos fueron arrasados por dos máquinas que llevaron
los terratenientes y el alcalde de Aracataca. Las pérdidas ocasionadas pasan de
un millón de pesos.
La situación en Aracataca es difícil y delicada, especialmente en el corregi-
miento de El Retén, pues varios dirigentes campesinos han sido amenazados
de muerte y cuentan con vigilancia permanente de agentes del DAS y el F2, que
se disfrazan de compradores de plátano y por varias veces han llegado hasta las
puertas de la casa campesina de Prado Sevilla.
Marzo 17: Vista Hermosa, orden de capturar vivos o muertos, para los com-
pañeros directivos veredales y otros campesinos. Más de la mitad han tenido que
abandonar sus hogares. Hay batidas nocturnas. Todo esto maniobrado por Sinfo-
riano Restrepo Ariza, alcalde del Copey (Cesar)” (Pérez Ortega, Jesús María, s.f.,
Vida, pasión y muerte de la organización campesina ANUC y la Reforma Agraria).
Entre los años 1975 y 1976 algunos corregimientos del municipio de Plato
fueron dotados de puesto de policía. El gobernador del Magdalena Rafael Pérez
Dávila11 envió a los efectivos “(…) porque se calificaba que la zona había sido
tomada por una concepción de la guerrilla luego de que suprimen dos inspec-
ciones de policía y el gobernador Pérez Dávila monta una inspección central
con su Sargento para investigar si eran cierto las acusaciones de los represen-
tantes de Santana, sale el puesto de policía, sale del pueblo y se cría un grupo
de delincuentes comunes y de pequeños cuatreros, en ese instante se decía que
la delincuencia la habían llevado los mismos comerciantes para poder manejar
sus buenos negocios. Así fue como se despojó todo el recurso de la madera de
la región con la instalación de tres aserríos que acabaron con el mejor recurso
que contaban el centro del Magdalena” (Ruiz, Estéban, s.f., “La fundación de
los Andes”, página 6).

11 Dirigente bananero, liberal, quien desempeñó a lo largo de su vida cargos diplomáticos y de


dirigencia política. Fue secuestrado por las Farc en diciembre de 1996.

46
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

FAMILIA DE ESTEBAN RUIZ EN LA VEREDA SAN PEDRO. MUNICIPIO DE ARIGUANÍ, MAGDALENA, 1978-79. FOTOGRAFÍA: ARCHIVO
PERSONAL FAMILIA RUIZ.

La adquisición de las parcelas y en algunos casos su titulación, así como la


incipiente inversión en infraestructura de todo tipo, muchas de las veces ges-
tionada con trabajo comunitario, fue permitiendo la estabilización de las fami-
lias campesinas y el inicio de procesos de producción y comercialización de
excedentes entre las veredas y los municipios y a nivel de la región. Así fueron
surgiendo comunidades campesinas.

EN LAS TIERRAS QUE RECUPERAMOS


CONSTRUIMOS ECONOMÍA

En las parcelaciones conseguidas por distintos medios el campesinado cul-


tivaba productos de pancoger: maíz, yuca, ahuyama, ñame, frutales (papaya,
mango, naranja) y se dedicaba a la ganadería en pequeña y mediana escala. En
otras parcelaciones como Toronjil y El Estadio, localizadas en el municipio de
Ariguaní, se criaban (y crían en la actualidad) peces, cerdos, chivos y aves. En
algunos casos, los campesinos también crían ganado doble propósito.

47
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

En otras, como en la parcelación Villa Betty, la leche [era] aprovechada para


la producción de quesos. En pequeña escala se cultivaban hortalizas, como en
la parcelación de la Vereda Las Delicias, municipio de Ariguaní. El aprovecha-
miento de la producción de leche posibilita también la producción de queso en
todos los municipios. “Se empezaron a comercializar Ariguaní, Sabana[s] de
San Ángel. Primero fueron Cali y Medellín (…) aún salen quesos para esa zona
(…) en Barranquilla en poca escala, lo principal son Cali y Medellín... tal vez en
los años ochenta era más para Barranquilla(…)”.

ACOPIO DE LECHE POR PARTE DE LOS CAMPESINOS CON DESTINO A UN COMPRADOR DE LA REGIÓN. VEREDA LA PALIZUA, MUNICI-
PIO DE PLATO, MAGDALENA, 2015. FOTOGRAFÍA: NURY JATSU MARTÍNEZ NOVOA PARA EL CNMH.

La producción fue dando paso a la conformación de redes de comerciali-


zación de los distintos productos. En Ariguaní el ganado se comercializaba en
Santa Marta y Barranquilla. Los cerdos criados en algunas de las veredas eran
vendidos en Bucaramanga. El maíz en Barranquilla y las hortalizas en los cascos
urbanos de los municipios. Chibolo se caracterizaba entre los años setenta y no-
venta por la producción de ajonjolí, maíz, yuca y la ganadería extensiva; también
por la cría de cerdos y carneros.

48
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

Algunas de estas actividades han desaparecido.


De igual forma, en Plato la producción ganadera y de especies menores de
cerdos y carneros era comercializada respectivamente en Santa Marta y Barran-
quilla, así como en Bucaramanga. También existía un mercado local, orientado
hacia el municipio de Plato y la cabecera municipal de Chibolo. En Plato durante
los años cincuenta y hasta finales de la década del noventa se desarrollaban
distintas actividades económicas, algunas de las cuales han ido decreciendo
con el tiempo, debido a distintos factores de orden socio político, ambiental
y necesariamente en virtud de las consecuencias del conflicto armado sobre
la población campesina. Durante este gran periodo de tiempo se desarrolló
el cultivo del tabaco en casi en todo el municipio (Apure, El Bajo, Disciplina,
Vaticano; Los Pasos, Las Mercedes) por no decir en todas las sabanas de San
Ángel, exceptuando el complejo cenagoso sobre las riberas del río Magdalena,
al occidente del municipio. El cultivo del tabaco era combinado con cultivos de
pancoger y la ganadería no estaba extendida como en la actualidad. La actividad
predominante era la agricultura. ¡Había vida!
La ganadería estaba concentrada principalmente en las tierras secas del com-
plejo de ciénagas localizado en el occidente del municipio de Plato. Allí también
se concentraba la explotación pesquera, a la cual se dedicaban campesinos de
todos los corregimientos y veredas de ese sector: Cerro Grande, Cienagueta,
Aguas Vivas, Zárate, Buenavista, El Carmen del Magdalena, San Antonio del Río
y Purgatorio. Muchas de estas actividades se desarrollaban en parcelaciones
conseguidas por medio de la organización del campesinado. Se contaban más
de sesenta ciénagas. En la actualidad en la zona de ciénagas las que no están
cercadas se han desecado o se encuentran ocupadas por terratenientes.
Actualmente en Plato el campesinado siembra productos de pancoger
(yuca, ajonjolí, ahuyama, patilla, fríjol, hortalizas), aprovechando los aluviones
del río Magdalena. Todos estos cultivos son efectuados en pequeñas parcelas.
La agricultura se concentra principalmente en los entornos de las ciénagas de
Zárate y Catalina, La Ceiba y La Colorada entre otras, siendo explotadas las
tierras que están localizadas hacia las riberas del río Magdalena. En el resto
de veredas del municipio se desarrolla ganadería extensiva y en particular en
la zona del que sería el distrito de riego, ganadería “terrateniente” asociada a
grandes concentraciones de tierra y, de forma marginal, cultivos de pancoger.

49
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

En este municipio las ciénagas están en manos de terratenientes, o mejor,


en manos de una sola familia, la cual tiene tierras concentradas en los cor-
regimientos de Zárate y Buenavista, llegando sus propiedades a sumar aproxi-
madamente más de tres mil hectáreas. A esto se suma la influencia política
que ejercen en el campesinado.
En Nueva Granada se llegó a producir tabaco, además de maíz y ajonjolí.
En el caso del tabaco la comercialización estaba dirigida hacia el municipio de
Ariguaní en primer momento y luego al municipio de El Carmen de Bolívar. La
producción agrícola y pecuaria de San Ángel se comercializa principalmente a
través del circuito Bosconia – Santa Marta – Barranquilla y demás ciudades de
la región Caribe. Este parece ser el flujo principal del comercio regional. Por
medio de este, se comercializa la producción de yuca, ñame, maíz, frijol y otros
productos agrícolas.
En la actualidad en Nueva Granada desaparecieron los cultivos de tabaco,
ajonjolí y otros productos que eran comercializados en otras partes. Predomina
la ganadería extensiva doble propósito y en algunas veredas, la producción de
queso. El ganado es comercializado en Barranquilla y Santa Marta. Los quesos,
en Valledupar y Medellín.

JOVEN ARRIANDO GANADO EN LA VEREDA LA POLA. MUNICIPIO DE CHIBOLO, MAGDALENA, 2013. FOTOGRAFÍA: JOHN JAIRO RINCÓN
GARCÍA PARA EL CNMH.

50
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

En los años ochenta en el actual municipio de Nueva Granada “(…) recuerdo


que a la gente cuando le entregaron la tierra, el pueblo prosperó porque se pu-
sieron a trabajar en pura agricultura y estaba bien. Incluso el municipio le hacía
las trochas pa’ que sacaran los productos. Pero resulta que quedó afectado por
la venta de los señores al margen de la ley que comenzaron a repartirle otras
cosas que la gente tuvo que abandonar la tierra. Y últimamente hasta se apro-
piaban de ella los bandidos al margen de la ley. Eso les decían las AUC. Yo no
los conocí, yo ni me asomaba”.
“En esa época la lucha dejó muchas cosas buenas, entre ellas que recibieron
la tierra. Y les dieron auxilio para hacer aguadas, muchos ganaderos recibie-
ron animalitos a ellos pa’ que se ayudaran y el pueblo no padecía hambre por-
que era pura agricultura y de eso se mantenían porque llevaban los productos
afuera: Pueblo Nuevo, Bosconia, Algarrobo, y para mí fue una satisfacción aun
cuando yo no recibí, porque yo no necesitaba. Yo estaba bajo la potestad de mi
abuelo. Pero sí fui líder de eso, porque ayudé a esos trabajos. Fuimos los que
lideramos esas reuniones”.

SEGUÍAMOS ORGANIZADOS, PERO SE AGUDIZÓ EL


CONFLICTO CON LOS TERRATENIENTES Y EN CONSECUENCIA,
LA VIOLENCIA CONTRA NOSOTROS

La organización del campesinado despertó en esta nueva etapa reacciones


complejas de los propietarios de la tierra. Opositores declarados del proceso
promovieron la estigmatización del movimiento señalando a los campesinos de
insurgentes, sin que, al parecer, hubiera presencia guerrillera en el Magdalena
en los años setenta. “Antes la ANUC era perseguida y la gente no se atrevía a
divulgar que pertenecían a la ANUC, porque era perseguida (…)”.
Algunos de los grandes propietarios de tierras organizaron también grupos
armados para perseguir y hostigar a los campesinos. También para intimidar-
los y asesinarlos, según cuentan algunas personas. Crearon entonces los “(…)
denominados (…) pájaros y los Méndez (…)” a los cuales posteriormente lla-
marían “(…) por altivo (…) los paracos”. Ante esta situación los campesinos
no pudieron hacer “nada. Callar”. “Quien hablara lo mataban (…) entonces no

51
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

aprendía a hablar la gente (…) el que hablaba lo mataban (…). Todavía es así
(…) en vez de hablar pa` afuera, debe hablar pa` dentro (…); uno a veces no
habla por no meterse en problemas. Pone la vida en peligro (…) los sectores de
Disciplina, los playones de Plato hasta Plato, de que los hay los hay. Y busque,
¿quiénes son los que lo tienen? Un campesino para poder entrar a un playón
tiene que pedir permiso. Y si lo hace, se lo llevan y lo desaparecen (…) si entra
no sale (…) hace poco desaparecieron tres jóvenes entre 17 y 18 años (…) Plato
está ahora mismo con una situación muy crítica (…) estoy pidiendo que por
medio de este gran programa [se] revele eso”.
Según contaron algunos campesinos, algunos de estos terratenientes esta-
blecían alianzas con las autoridades municipales o las nombraban para, con su
ayuda, perseguir a la ANUC. Esta situación se prolongaría en el tiempo. En los
años ochenta, un alcalde del municipio de Chibolo tuvo conflictos con la ANUC.
“El primer alcalde municipal contrario a la ANUC nombrado por los grandes
del pueblo, por los terratenientes, había una vereda Las Mercedes, que queda-
ba cerca al pueblo (…) había una extensión de 440 hectáreas de extensión de
dominio y se nos dio a conocer (…) cuando eso no sabía yo qué era extensión
de dominio12 y se me dio por meterme allí para coger un solar y la ANUC había
dispuesto una extensión para que creciera el pueblo, hoy es el barrio 23 de
Abril. Entonces me metí, como en media hectárea de tierra, hice un tendal, con
ladrillo, porque yo tenía conocimiento que eso era del Estado y un señor mal
intencionado, Efraín Andrade Verdugo que se alió con el alcalde y nos quiso des-
autorizar, era verdugo para nosotros los campesinos (…) entonces afortunada-
mente nosotros teníamos conocimiento de dónde estaba la oficina de INCORA,
que cuando eso no era INCODER, y estaba en Aracataca (…) teníamos unas
mejoras (…) y ellos se dispusieron a repartir ese terreno, para representar entre
los terratenientes, Julio Barros y un hijo, Julito Barros que le decían (…) y en esa
época hubo atropello con nosotros los campesinos. No más estaba mi herma-
na y yo haciéndole fuerza para poder lograr esa parte de un solarcito (…)”.
A pesar de estos hechos, “(…) en el 1980 continúa la ANUC (…); [la] adqui-
sición de predio[s] [en los] corregimiento [de] Granada; El Bajo y Los Andes (…),
de 200 personas asistían 180 a la Asociación Departamental de Usuarios Cam-

12 Extinción de dominio.

52
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

pesinos del Magdalena”. En municipios como Plato se seguía luchando por la


tenencia de la tierra para el campesino. Se observaba la transformación en las
comunidades derivada de la lucha por la tierra y del impulso a la organización
campesina. El campesinado estaba siendo capacitado, obtenía conocimiento
del campo, todo esto sin que estuviera mediado por la violencia. En las parcela-
ciones había gente de distintos municipios.
En localidades como Ariguaní los campesinos continuaban promoviendo la
organización y capacitación del campesinado. Para ellos, “(…) la organización lla-
mada ANUC fueron las autoras que nos ayudaron a adquirir conocimiento. Nue-
vamente se organizaron los grupos en las veredas. Con la asesoría de la ANUC
hemos podido capacitarnos para salir adelante. Aprendimos a defender nuestros
derechos y los de nuestra comunidad. Aprendimos a trabajar en reunión y orga-
nizados. Cada uno aprendió a organizar su parcela y a trabajar en comunidad”.
Al finalizar la década de los años setenta y comenzar los ochenta ya era tan-
gible la presencia de personas armadas, pertenecientes a distintos grupos: Los
Méndez, los Cheperos, así como personas vinculadas con las guerrillas, principal-
mente del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Así entonces las comunidades
campesinas y sus organizaciones se vieron mucho más afectadas por “(…) la [pre-
sencia] de los grupos armados al margen de la ley”. Ya en estos años, los campe-
sinos “(…) eran [señalados] de afiliados de la guerrilla (…)”. En el caso de Chibolo,
“(…) esto conllevó a terminar la asociación por la represión de sus integrantes
(…). A las organizaciones campesinas les tocó callar y congelar la asociación”.
Entre los años setenta y durante casi toda la década del noventa “Los Mén-
dez, familia proveniente de Bolívar, se convirtieron en el azote de los municipios
de Granada, Nueva Granada, Pueblito, El Difícil (en esa época era corregimien-
to de Plato), [de las] Sabanas de San Ángel, Plato y parte de Chibolo (…) [ge-
nerando] terror, miedo e inseguridad”. Ellos se dedicaban entre otras cosas al
robo del ganado y la intimidación del campesinado. También asaltaban. Con
el tiempo, “(…) ya no solo los Méndez robaban ganado, sino las personas que
[los] rodearon empezaron a hacerlo de nuevo. [Eso] no afectó directamente a la
organización. Sin embargo, perdió influencia porque se vio afectada la comuni-
dad (…) o sea no [tenían] seguridad, sufrían todos. [En ese sentido] afectó [a] la
comunidad más que [a] la organización, pues la comunidad se veía en riesgo de
ser robada y no tenían seguridad”.

53
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

Las acciones de Los Méndez en las distintas veredas y en general en los mu-
nicipios, “(…) provocó la respuesta de Chepe Barrera, paramilitar que frenó a Los
Méndez”13. También de otras familias de ganaderos afectados por Los Méndez con
relaciones y vínculos con las autoridades de Bogotá, que a su vez, habían sido vícti-
mas del hurto de ganado. “Hubo también un señor Sinforiano Restrepo que de Bo-
gotá mandó una comisión del B2, un grupo especial para contrarrestar esta gente. A
él le robaron una cantidad de ganado que tenía en el Copey (…)”. Esta confrontación
derivó al parecer en hechos violentos de gran magnitud. “(…) Hubo [una] masacre
en el año de 1986, a los Hornacely (…) ellos también promovían contrarrestar a Los
Méndez, porque también tenían su ganadería (…) eran delincuentes comunes. Entre
ellos mismos no se respetaban, también siendo familia. Ellos tenían finca por aquí
en Granada (…) Él tenía un grupo que estaba amparado (…) las denuncias llegaron a
la Procuraduría General de la Nación y enviaron una comisión de investigación (…)”.
De cierta forma en medio del contexto de fortalecimiento de la violencia,
para algunos campesinos, “(…) la organización iba bien”; sin embargo, recuer-
dan que en algunos municipios “(…) primero aparecieron grupos revolucio-
narios (…) al margen de la Ley. Fue el ELN, Ejército de Liberación (…). Y eso
hicieron que el campesinado, con el que llegue, se tiene que inclinar, se tiene
que ayudar. Si no ayudan en el momento del que llegue, tan en problemas. Y
luego vinieron los que se llamaban por aquí paramilitares y también tuvieron
que (…) auxiliarlos y darle comida. Y Ahí se metieron en problemas. Entonces ni
una cosa ni otra. Entonces los tildaban de que pertenecían. Y cuando llegaban
los otros, pues los tildaban de que pertenecían a los paracos o a las guerrillas”.
Algunos recuerdan que “(…) primero fueron atacados (…) el que atacó menos
fue el grupo de los elenos, el Ejército de Liberación. Ellos tenían otra ideología, otra
cosa. Pero eso hizo que llegaran los grupos de extrema derecha y nos atacaron ya

13 Sobre el grupo paramilitar de Chepe Barrera Verdadabierta referencia lo siguiente: “Tradi-


cionalmente Chepe Barrera ocupó el sur del Magdalena, y según algunas versiones su dominio
alcanzó también la depresión momposina en Bolívar y cubrió igualmente parte del Cesar, al norte
de la Serranía de San Lucas y al occidente de la serranía del Perijá desde donde bajaban grupos
de las guerrillas para golpear en la zona plana y después replegarse. No obstante, cuando alias
Jorge 40 se expandió, alrededor de 1999, negoció con Chepe Barrera y lo dejó circunscrito a un área
muy restringida, en el corregimiento Los Andes del municipio de El Difícil. A pesar de ello, en el
momento de las desmovilizaciones, el hijo de Chepe, Juan, afirmó que el grupo operaba en 11 mu-
nicipios y apoyaba a otros grupos de autodefensa en unas cinco poblaciones” (Verdad Abierta, s.f,
“Autodefensas del sur del Magdalena e Isla de San Fernando”, consultado el 10 de junio de 2016).

54
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

de revolucionarios, de pertenecer a esos grupos. Por eso se dieron esas cosas. Las
masacres que se dieron. Entre ellos el señor Valdéz, de ese momento. Él estaba con
la parte de la compra de tierras, no era de la línea (…) de una línea (…) compra de
tierras. Había dos líneas. Él decía que sí tenían que pagársele las tierras al dueño. Lo
que intentó el doctor Carlos Lleras Restrepo, él no intentó invasión, sino compra”.
“Debido a los conflictos que se fueron presentando entonces, surgió (…) la
guerrilla y los problemas de la ANUC, y trataban de decir que la ANUC estaba
asociada con esos grupos, mas no. Nosotros lo que se quería era adquirir la
parcela y más nada”.
Estos hechos empezaron a provocar distintas consecuencias para jóvenes y
niños: en el caso de los primeros, muchos se corrompieron. Y en relación con
los niños y los adultos mayores, sus familias evitaban que vivieran en el campo
por falta de seguridad. Las mujeres, igualmente, no permanecían en el campo
sino con su familia, por falta de seguridad. Se hizo tangible “(…) el desplaza-
miento de familias campesinas y la disolución de la asociación de campesinos
[en algunos municipios]. [También fueron evidentes situaciones en las que] los
campesinos tuvieron que abandonar a sus hijos por las amenazas recibidas
por parte de estos grupos armados”.

FAMILIA CAMPESINA EN LA VEREDA LA PALIZUA. MUNICIPIO DE CHIBOLO, MAGDALENA, 2013. FOTOGRAFÍA: JOHN JAIRO RINCÓN
GARCÍA PARA EL CNMH.

55
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

En varios municipios empezaron a presentarse hechos de persecución y el


asesinato de líderes campesinos, generando miedo entre las comunidades y
una sensible baja en la afiliación de los campesinos a la organización campe-
sina. La persecución y la estigmatización eran evidentes, asociando a la orga-
nización campesina y a sus integrantes con los comunistas y guerrilleros. En
Nueva Granada los campesinos eran señalados de ser “[filtrados] (…) de afi-
liados de la guerrilla y esto conllevó a terminar la asociación por la represión
de sus integrantes. A las organizaciones campesinas les tocó callar y congelar
la asociación”. Situación similar se vivió en Ariguaní con la presencia de los
grupos armados y las acciones militares contra la población que conllevaron a
las asociaciones “(…) a bajar la guardia para no comprometer nuestras integri-
dades y seguridad de nuestras familias. Ante la imposibilidad de presencia del
Estado en estos años no podíamos presentar propuestas para beneficio de las
organizaciones, por eso necesitamos de manos para presentar propuestas en
contra de estos problemas. Paz, paz, paz”.
A las consecuencias descritas anteriormente se agregaría con el tiempo la
“(…) dispersión de los integrantes de la organización y el desplazamiento de sus
integrantes del campo al pueblo”. El campesinado sentía el incremento de la
presión ejercida por los grupos armados, a los cuales llamarían posteriormente
paramilitares. La presión era tan fuerte que en algunos corregimientos los afilia-
dos de la organización campesina propusieron “(…) quedarse quietos, dándose
un tiempo para después retomar las actividades”.
Se sumaba a lo anterior la herencia de la división del movimiento campesi-
no, producida en el año 72, y las fracturas derivadas de las disputas de izquier-
da al interior de la ANUC, que hicieron crisis en 1977 en el marco del cuarto
congreso de esta organización efectuado en Tomala, municipio de Majagual.
Sobre este particular refería Estéban Ruiz que existían [muchas] líneas políticas
al interior de la ANUC. “En el 74 como que hubo un congreso en el que se trató
de unir a la ANUC, como que eso fue en Bogotá (…)”.
“Hasta 1977 fue el último congreso campesino de lo que se denominó la
Línea Sincelejo. Ese nombre no salió de nosotros, fue la prensa, los medios de
comunicación (…). Nosotros sencillamente teníamos una actitud diferente a la
otra ANUC que se quedó con el Gobierno, porque a nosotros nos expulsaron
del Ministerio de Agricultura el día después que Pastrana asumió el poder (…),

56
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

Lleras le entregó en 1970, en agosto (…) dos meses después del primer congre-
so (…) dos meses después (…) el comité ejecutivo fue expulsado del Ministerio,
en razón a las luchas por la tierra del 72. Cuando planteamos la cuestión del
2º congreso de la ANUC, entonces el presidente [de la República] dijo que esa
convocatoria era ilegal.
Que esa convocatoria la debía hacer el gobierno (…). Nosotros dijimos, la
ANUC tiene autonomía y vamos a convocar nuestro congreso y lo hicimos,
y convocamos y lo hicimos en Sincelejo con el apoyo de estudiantes, cole-
gios. 90 parlamentarios firmaron a favor de nuestra convocatoria (…) ya el
Gobierno se calmó y entonces hicieron el congreso en Armenia (…) por eso
la prensa le adjudicó el nombre de Línea Armenia y Sincelejo (…) la cuestión
no era solo de nombre.

ESTEBAN RUIZ JUNTO A OTRO DIRIGENTE CAMPESINO DE LA REGIÓN CARIBE EN EVENTO DE LA ANUC. BOGOTÁ, AÑOS OCHENTA.
FOTOGRAFÍA: ARCHIVO PERSONAL FAMILIA RUIZ.

57
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

Era de autonomía, dignidad. La ANUC de la Línea Armenia, que ha estado


cerca del gobierno, ha estado ahí con todos los gobiernos, han pasado todas
las masacres y todo eso y no han dicho nada (…) y ahí están (…) no nos interesó
que estuvieran ellos reconocidos legalmente (…) a nosotros nos reconoció otra
gente: parlamentarios, organizaciones de derechos humanos. Y con esa pre-
misa seguimos trabajando hasta que se incrementó la violencia y empezaron a
perseguirnos, a asesinarnos, hasta que se aplastó la organización”.
A partir de esta situación, “(…) en el año 1981 en cabeza del ministro de
agricultura y el doctor Daer Chadid en un seminario taller, se analizan las
contradicciones de las tantas tendencias que se habían dividido dentro de
unas coberturas en línea política y otras en ideas ideológicas, gracias a la
buena voluntad del Ministerio de Agricultura y el presidente de la república,
Julio César Turbay Ayala, se logró terminar con estas tendencias y se hizo
una sola organización con su congreso de unificación en el año de 1981 en el
Club de Oficiales de Empleados Militares que fue el único recinto escogido
por el ministerio para que las líneas contrarias del Estado no penetraran sus
ideologías dentro de este organismo tan importante que fue el que nos dio
oportunidad para llevar a este grupo de dirigentes de los departamentos, en
especial del Magdalena (…)”14 .
Además de la división del movimiento campesino y del intento de reuni-
ficación promovido por el Estado en 1981, recordaba Estéban Ruiz que en el
Magdalena, Plato era el municipio con más latifundio del centro de la región
Caribe y que sus propietarios no pagaban impuestos. Esto, a su juicio, justifica-
ba la existencia de la organización campesina, su intento de reunificación y la
anhelada reforma agraria.

14 En palabras del ministro de agricultura Gustavo Dajer Chadid: “Tal vez la acción de algunos
funcionarios, mezquinos intereses de personas ajenas a esa organización y otros niveles de parte
de los mismos campesinos que no es del caso traer a colación en este foro, condujeron a una
separación del movimiento campesino en dos tendencias: las Ilamadas Línea Armenia y Línea
Sincelejo. Nadie hoy se atrevería a dudar que esta situación ha impedido el cumplimiento de
los nobles y magníficos propósitos iniciales y que esa división ha generado desastrosas conse-
cuencias que repercuten en contra de los campesinos. Yo personalmente lo he podido constatar
a través de los recorridos por el territorio nacional y he estado escuchando el clamor de la muy
necesaria unidad. Por eso, no puedo justificar que mientras todos los gremios se fortalecen con
su unidad, el sector campesino se enfrenta muchas veces en luchas estériles, que no van más allá
de un canibalismo miope que los perjudica, deteriora y minimiza” (Dajer, Chadid Gustavo, 1981,
Ministerio de Agricultura, página 166).

58
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

En sus palabras, Plato era “(…) el que más latifundios tenía”; y que “no
recaudó impuestos de estos latifundios en la única administración de Juan De
León Ospino, quien hizo la investigación por ser el municipio más grande del
departamento era que menos recibía dividendos de sus propietarios y reservas
de las partes friáticas, que es lo que son los playones y las sabanas que han
sido invadidas por mucha gente que se han hecho propietarios de estas 65
mil hectáreas de la Nación, ya que no hemos contado con un alcalde para que
defienda estos recursos, así como la creación de la Sabana de San Ángel, Santa
Bárbara de Pinto, Pijiño del Carmen y Nueva Granada, ya que contaba con este
territorio con una ganadería extensiva de 132 mil cabezas de ganado y que solo
el municipio de Granada se llevó 90 mil, quedando 32 mil para darle a San
Ángel una parte y a Santa Bárbara de Pinto, que se perdió 17.500 hectáreas en
el otro sector ganadero que no se ha contabilizado, que cantidad de ganadería
se llevó este municipio con seis corregimientos (…)”.
El tamaño de este municipio, así como la disputa por la administración de las
grandes extensiones de tierra y de la ganadería, incidirían en la división territorial
de Plato, narrada por el líder campesino Estéban Ruiz. En este contexto de dispu-
ta y concentración de la propiedad, la adquisición de tierras se convirtió para los
campesinos en un gran logro. Este es el caso de los campesinos de Chibolo, “(…)
porque de todas formas en Chibolo las tierras pertenecían a cuatro familias. Aho-
ra están repartidas en muchas familias (…) esas familias ayudaban al campesina-
do para hacer las rosas15, los respectivos cultivos, le daban a administrar una parte
de la finca y nadie cogía, nadie se las cogía, sino que de allí hacían los cultivos y
después salían. Pero donde ya fueron despertando que la tierra es para quien la
trabaje, después que hubieron unos que no pagaban impuesto y comenzaron a
recibir la ilustración de los que sabían el asunto. Mas que llegó la reforma agraria
y despertó el ánimo al campesino para hablar de que la tierra es para quien la
trabaja (…). Unas compradas y otras las invadieron y se las pagaron a los dueños.
No solamente en el municipio de Chibolo; Tenerife, Plato, todo”.
En una reunión de la Junta Departamental de Usuarios desarrollada el 13
de mayo de 1982, el compañero Federico Pérez informaba que Antonio María

15 Procedimiento mediante el cual se adecúa el terreno para la siembra, utilizando regular-


mente machete.

59
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

Pérez ya llevaba un mes de muerto. Él había sido asesinado el 13 de abril de 1982


“(…) cuando cumplía una misión con la masa campesina del Departamento. El
difunto y compañero Antonio María Pérez desempeñaba al momento de morir
las funciones de Tesorero de Aso Usuario del Magdalena y revisor fiscal de la
Cooperativa Agropecuaria del Magdalena Coagromag. (…) Los méritos hay que
reconocerlos y el compañero Antonio aportó sus ideas y luchó por el bienes-
tar Social y económico de las capas Campesinas atrasadas del Departamento,
siempre estuvo atento a prestar sus servicios a quien los solicitara y necesitara;
también supo representar con altura y cultura en todo lo ancho y largo del país,
con su mediana capacidad intelectual sin extremarse en sus funciones y res-
petando los conceptos de los demás y de los Campesinos del Departamento.
Federico Pérez afirmaba en la intervención que se venían dando atropellos al
campesinado por parte de las (…) capas dominantes con la complicidad de las
autoridades Gubernamentales en todos sus estamentos” (Junta Departamen-
tal de Usuarios Campesinos del Magdalena, 1982, Acta de reunión).
El compañero Pérez se refería a casos concretos como el “(…) atropello a
los campesinos en playones de Norato Municipio de Pivijay, donde la alcaldía y
Autoridades Polisivas apoyando a personas adineradas y terratenientes, destru-
yen las cosechas y viviendas y se oponen al trabajo honrrado de los campesinos
que producen para la población urbana. Estos campesinos han sido llevados a
la cárcel y los han herido a bala como al señor Erminio Sarmiento. Estos han
venido trabajando las tierras desde hace 15 años apróximadamente en el año de
1980 la Gerencia dictó una resolución para los deslindes de estos playones ya
que no son adjudicables por ser nacionales. En esta medida pueden sesar las
hostilidades entre Campesinos y Terratenientes pero el Incora en el Magdalena
están parcializando en favor de los pudientes sin importarles el problema social
que viven los campesinos.
En Río Frío Municipio de Ciénaga en la Finca la Esmeralda, también se les
ha maltratado a los Campesinos a golpes físicos hasta el extremo de haber pro-
vocado un aborto a una Campesina que se hallaba embarazada ocasionando
con esto traumas financieros en la familia por gastos de servicios médicos y
medicinas todo esto ocasionado por terratenientes y policía, no sabemos como
la Alcaldía la Gobernación y el Incora no median para que sesen estos atropellos
a las Familias Campesinas carentes de tierra para adelantar sus faenas Agríco-

60
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

las única fuente de trabajo donde se pueden desempeñar y así evitar caminos
distintos del trabajo honrado y productivo” (Junta Departamental de Usuarios
Campesinos del Magdalena, 1982, Acta de reunión).
En la misma acta de reunión los otros compañeros asistentes denunciaban
que en ese tiempo, 1982, en la “(…) Zona Bananera a los Parceleros del Incora
se le viene cobrando Judicialmente los créditos adquiridos tiempo atrás con el
perjudicial agravante de los altos intereses de mora cobrado por la Caja Agra-
ria, ante esta situación son muchos los campesinos que están abandonando
el Campo, vendiendo sus mejoras ante la amenaza de ser desalojados por el
Incora de sus Parcelas; donde no hay créditos con intereses bajos, asistencia
técnica a tiempo, mercadeo y seguros para los cultivos en la tierra que trabaja
el campesino Parcelero con la moral comercial antes de beneficiario; al pobre
campesino de Incora ante esta situación es mas pobre que la mal llamada Re-
forma Agraria” (Junta Departamental de Usuarios Campesinos del Magdalena,
1982, Acta de reunión).
En el documento se continúan haciendo graves denuncias sobre la situación
de los campesinos en otros municipios del departamento del Magdalena: en la
finca Dios Te De en el Municipio de Fundación, “(…) el atropello a manos de
[compra] pleitos. El Turko Katime quien le ha comprado el pleito al Sr. Pedro
Cuello Savatino. El Incora realizó una visita, pero no se ha pronunciado nada al
respecto, en estos momentos los campesinos se han consolidado a la posesión
de la tierra desmostrando con la producción que han adelantado últimamente.
El presidente compañero Cornelio Rangel se refiere a los campesinos presos en
Plato desde hace 6 meses y son un total de 22 campesinos que vienen poniendo
a producir la tierra en la Finca Palisúa. Contra estos campesinos se ha desatado
una féroz represión carcelaria por parte de las autoridades Judiciales y Policivas
en apoyo a los terratenientes por un abogado acusador. Aquí como siempre el
Incora demuestra que no se hace mérito, para lo que fue creado; es muy distinto
estar bajo un aire acondicionado haciendo componendas y acuerdos a espalda
de los campesinos y su organización, impulsando con esta situación mal sana
por parte de los Funcionarios deshonestos la desconposición Social, la inmigra-
ción del campo a la ciudad a engrosar el cordón de desempleados.
También se refiere el compañero Cornelio a los 10 Campesinos presos en
Sta Marta a raíz de los hechos sucedidos en la finca la Oceanía división pajal

61
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

largo en el municipio de Chivolo el día 3 de Febrero de 1982 donde perdieron la


vida los campesinos Domingo Barrios, y Rito Santana. Estos campesinos esta
acusados de homicidio en la persona del agente de Policia Nacional Sr. José
Castro Rivero y hasta el momento no se ha logrado esclarecer la situación jurídi-
ca de estos Compañeros; por lo tanto sus familias vienen padeciendo inmensas
necesidades por estar ausentes los cabezas de estos hogares; pedimos que se
haga una exsaustiva investigación que verifique quien fué en realidad el causan-
te de la muerte de nuestros Compatriota el Agente y Servidor Público Sr. José
Castro Rivero para que recobren la libertad estos Campesinos inosentes de toda
culpa cuyo unico delito es practicar el trabajo honrado y honesto” (Junta De-
partamental de Usuarios Campesinos del Magdalena, 1982, Acta de reunión).
En el acta también se refieren “(…) a la muerte del campesino Rafael Ca-
rranza quien muriera en forma salvaje y su cadáver encontrado semi sepul-
tado en la localidad de Bosconia donde se le dio sepultura. Hay testigos de
que fué sacado de su vivienda en forma violenta por unos militares. Nos pre-
guntamos quién mató a Rafael Carranza? Este compañero tuvo parcela en la
Finca Argelia ubicada en el corregimiento de Pueblo Nuevo Municipio de Ari-
guaní, aquí tambien el Incora ha engañado a los campesinos que han puesto
6 muertos y varios heridos entre ellos a una campesina a quien le sercioraron
una mano. Nos preguntamos a quien defiende el Incora? (…) El Incora y la
ANUL MAG. han venido discutiendo la posibilidad de la compra de las tierras
ocupadas en posisión pacífica de los campesinos pobres, para que estos osea
los campesinos se hagan el compromiso de pasarselas al Estado. En esta for-
ma se ponen a salvo los intereses de los terratenientes perjudicando en esta
negociación a los pobres campesinos que no van a poder pagar el precio de
estas tierras. Se han realizado con el Director del Proyecto Magdalena y otros
funcionarios 4 reuniones pero la asociación no puede tomar determinación
a la ligera hasta tanto las mazas campesinas no den su aprobación en este
campo, las mazas presente en la Asamblea del día 13 de Mayo rechazaron el
pago de la tierra, pués no se toma en cuenta en que estado se encontraban
las mismas, completamente abandonadas e incultas. También se descono-
cen las mejoras adelantadas a base del sacrificio por los pobres campesinos.
Nos preguntamos en que concisten los articulos de las leyes agrarias que
hablan sobre tierras que se hayan en estado de abandono que revierten al

62
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

estado que pueden ser adjudicadas en calidad de baldío. Será que el Incora
desconoce estas leyes en favor de los ricos terratenientes. Se estima que en
transacciones de 0 tierra hay esxeciones como aquella donde se comprueve
que los poseedores de las tierras en calidad de dueños al momento de entrar
a trabajar los Campesinos las venían explotando adecuadamente (…) Tambien
podemos informarle a los presentes comprobando las correspondencias emi-
tidas que comprueba las invitaciones cursadas a los diferentes funcionarios
del Ministerio de Agricultura, pero no hicieron presentes como estaba previs-
to, con esto demuestran su poco interés en resolverles a los campesinos, sus
consejos de estado siempre fallaba en contra de los campesinos y a favor de
los ricos terratenientes” (Junta Departamental de Usuarios Campesinos del
Magdalena, 1982, Acta de reunión).
“Informaba el presidente Compañero Rangel que en la Asociación hay crite-
rio encontrados de unidad pero que no todos sus miembros trabajan regular-
mente y consecuentemente con las necesidades de todos los campesinos del
Departamento que van desde tenencia de tierras, créditos, asistencia técnica,
mercadeo, asistencia social y desarrollo integrado. Se habla del plan DRI16 pero
nada en concreto serio y eficaz en favor de los campesinos”. Se cuenta que a
esta asamblea asistieron obreros ferroviarios los cuales compartieron con los
campesinos la violación de convenciones colectivas y los graves problemas que
se derivarían de la construcción del muelle alterno entre Santa Marta y Barran-
quilla. También asistieron docentes del departamento. La Asamblea finalizó con
una marcha hacia el cementerio del corregimiento de Buenos Aires, cuyo fin era
depositar una ofrenda floral en la tumba del compañero Antonio María Pérez S.
El ejercicio de la violencia contra el campesinado, así como las distintas ac-
ciones políticas de persecución contra ellos y sus organizaciones, dejaban pro-
fundas huellas. Desde mediados de los años ochenta hasta iniciada la década
del dos mil hubo un estancamiento de la organización campesina debido a que
los grupos al margen de la ley sirvieron de estorbo atrofiando el buen desarrollo
de la Asociación de Usuarios Campesinos, desplazando a sus integrantes de
sus residencias e intimidando a sus familiares, hechos que fueron marcados en
todo el municipio de Nuevo Granada.

16 Desarrollo Rural Integrado, DRI.

63
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

“El 3 de marzo de 1987 surgió como hecho negativo: la muerte del líder
campesino Samuel Valdez Ríos, presidente ANUC (…). Este hecho trajo como
consecuencia el retroceso del campesino que tenía temor de seguir en la lucha
por [ese] periodo del año. Luego se reorganizan (…) nuevos [dirigentes] y con el
apoyo de otros sectores campesinos se [retoma] la lucha (…)”.
A pesar de las acciones agenciadas por grupos de hombres armados y de
sus consecuencias, algunos líderes seguían promoviendo la conformación de
comités veredales y municipales de ANUC, así como fortaleciendo el propósito
de “(…) organizar el campesino en comités de base para [la] consecución de
tierras (…) y ser beneficiados de los proyectos del Estado. Primero estaban loca-
lizados en las veredas, luego en la cabecera municipal. El nivel de convocatoria
era alto por el boom de la tierra (se festejaba el día del campesino) con grandes
convocatorias de asistencia y el apoyo de funcionarios del Estado (…), [de] los
estudiantes, los sindicatos de sectores agropecuarios y buenas relaciones con
[entidades] del Estado”.
A lo largo de la década de los ochenta, en medio de la presión violenta ejer-
cida por los paramilitares y otros poderosos contra algunas de las comunida-
des campesinas, sus líderes y organizaciones, continuó la ocupación de tierras
promovida por la ANUC así como la adjudicación de tierras en asocio con el
INCORA. En Chibolo -por ejemplo- destaca la titulación de los predios El Encan-
to, La Candelaria y Playón Nuevo. Si bien se venía del proceso de división deri-
vado de las contradicciones internas del movimiento campesino y de la acción
del Estado, en el Magdalena, al parecer, la dirigencia tomó la determinación de
no dividir la ANUC. Durante los años ochenta, por intermedio del INCORA, en
el municipio de Nueva Granada, corregimiento de Granada, se adquirieron los
predios El Bajo y Los Andes. La organización continuaba con una convocatoria
muy fuerte. Sin embargo, se sentía la presión paramilitar al punto de que mu-
chos dirigentes campesinos seguían inmóviles.
Con el paso de los años la presión y las acciones violentas agenciadas contra
el campesinado por parte de grupos armados afectarían definitivamente a la
organización y a las comunidades campesinas. En varios municipios la orga-
nización campesina desapareció. En otros sus acciones quedaron congeladas
durante casi dos décadas. En algunos otros municipios la ANUC seguiría exis-
tiendo, sin generar mayor impacto en el campesinado. En Chibolo, por ejemplo,

64
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

a partir de la segunda mitad de la década del noventa y hasta bien entrada la


segunda mitad de la de 2000, “(…) la ANUC existía, pero no[s] afectaba por la
situación de violencia (…)”.
Percibían y sentían que se ejercía un “(…) control del campesino para que
[obedeciera las] órdenes de estos grupos. En este momento estaban localizados
en la cabecera municipal (…)”. Esta situación afectó igualmente el relaciona-
miento de los líderes con otros comités y del comité municipal de la ANUC con
otros conformados en otros municipios, en virtud del miedo generado entre la
población y los líderes por lo que estaba sucediendo. “(…) no había poder de
convocatoria por las situaciones antes mencionadas (…)”. Esta situación “(…)
afectó porque fueron cortados algunos dirigentes (…) porque estos grupos [im-
plantaron] unas condiciones de supervivencia en zona como no denunciar por-
que se mueren, no ser guerrillero, no ser vicioso, ni [ratero]”.
En muchos casos, “(…) estaban organizados a nivel de vereda, corregimiento
y municipio. En esa época era bueno (…) excelente en las veredas, corregimien-
tos y municipios. El Sena estaba capacitando a los municipios [y a las] Junta de
Acción Comunal (…). En ese entonces comienzan los problemas de amenazas a
las organizaciones, muertes a líderes. Aquí empezó el desplazamiento, desinte-
gración de las organizaciones, desconsuelo en las familias. Muchas muertes de
nuestros compañeros. En ese periodo todo estaba caído porque solo existía el
miedo, el temor por desplazamiento. En el municipio ya no existía nada de orga-
nizaciones solo los grupos armados al margen de la ley, ellos tenían el mando.
Llamados paracos, autodefensas, grupos al margen de la ley”.
“Ellos acabaron todo, no había organizaciones ni en vereda, ni en muni-
cipios. No había ni afiliados ni asociados”. Como consecuencias visibles, se
volvió algo permanente el “(…) desplazamiento, [la] muerte, [la] pobreza, [la]
tristeza. [Igualmente la] (…) escases de alimento, [la] falta de vivienda (…) [las]
mujeres viudas, [los] niños huérfanos”. Años después, el “(…) Gobierno hizo un
acuerdo con ellos para una desmovilización por el desarme”.
En los años noventa en Plato la ANUC como estructura organizativa seguía
existiendo, “(…) pero sin acciones para conseguirlos (…) [y] (…) sin acción en
las comunidades (…), [el] presidente no actuaba por miedo (…) ya no habían
acciones ni grupos”. A esto se empezó a sumar el despojo de tierras al que
fueron sometidos de forma sistemática los campesinos del Magdalena y de

65
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

otras regiones del país. Así entonces, los campesinos empezaron a quedar sin
representación social ni política, y sin la iniciativa colectiva para la formulación
de propuestas al Estado “(…) porque quien estaba al mando guardó silencio
por el temor”. En la actualidad, “Min agricultura e INCODER no tiene[n] nada
para los campesinos (…) hemos estado prácticamente inhabilitados porque no
participamos más en nada (…)”. “(…) Desde el 2010 no ha habido recursos para
nada (…) de pronto en febrero de 2016 asignan algunos recursos (…)”. Sin em-
bargo, no los asignaron.
En medio de la violencia aguda como del estancamiento de algunas de las
estructuras organizativas de la ANUC, en los años noventa se seguían activan-
do comités de usuarios en algunas veredas. Así sucedió en el municipio de Ari-
guaní. El Comité de la ANUC del corregimiento de San Ángel había sido creado
en el año de 1991. “El objetivo principal de esta asociación era reunir muchos
campesinos arrendatarios y aparceros para procurar una parcela en la medida
que fuera reconocido como tal por el INCORA. También fueron partícipes los
campesinos que no [tenían] un predio. La expectativa y [la] convocatoria era[n]
muy alta[s] en razón a la consecución de un predio en beneficio de los campe-
sinos para producir el sustento de su familia”.
Muy a pesar de los hechos violentos, algunos de los comités veredales
y municipales continuaban convocando a la población campesina y adelan-
tando gestión con distintas entidades en beneficio del campesinado. En el
corregimiento de San Ángel (el cual se convertiría posteriormente en muni-
cipio), los miembros de la asociación eran 450. La institución de esos años
que hacía la entrega de tierras era el Instituto de Reforma Agraria INCORA17.
Con las juntas de la ANUC de Ariguaní y la departamental se adelantaban
cursos de formación con el Sena, el ICA, el INDERENA, el IDEMA y entida-
des del sector agropecuario.
Pocos años después, ante la situación de violencia, fue imposible continuar
en las organizaciones, en virtud de los peligros y temores generados por los
grupos armados que se presentaron en ese entonces. Las propuestas que que-
rían presentar en relación con la titulación de predios y su adecuación fueron

17 El instituto que estaba creado era el Instituto de la Reforma Agraria INCORA, pero se genera
una confusión temporal en la referencia hecha por los campesinos, haciéndose alusión al INCO-
DER, creado en el año 2003.

66
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

truncadas. De igual forma los créditos que los campesinos habían adquirido
con el fondo DRI se vieron afectados al ser suspendidos y, en segundo lugar,
porque los campesinos no pudieron pagar. A la fecha, la asociación en este co-
rregimiento sigue sin recomponerse y los campesinos anhelan la paz.
En el caso de Chibolo, a pesar de todo esto, entre 1990 y 1994, aún se se-
guían agenciando algunas acciones para el acceso a tierras por parte de algunos
campesinos organizados, principalmente del casco urbano de esa población. Al
parecer, “(…) no había problemas a pesar que ya hacían presencia las guerrillas”.
En la consecución de tierras se repartieron fincas como: “La Divisa, [Crucitero],
el Silencio, El Torito, Sta. Elena, La Candelaria. En Chibolo cabecera Municipal,
las reuniones se hacían en la casa campesina a la cual asistían los campesinos
de las veredas (…), el nivel de convocatoria era alto porque se estaban consi-
guiendo resultados. El número de afiliados era [aproximadamente de] 800 [y se
trabajaba en conjunto con] (…) el sindicato de educadores”.

LA VIOLENCIA ERA INSOSTENIBLE

En San Ángel, en 1995 el ELN cometió una masacre, la cual fue dirigida
“(…) por alias José Luis; se reunieron en la plaza principal en el año 1995 (…)
de todos los que estábamos reunidos (…) escogieron a cinco personas, cuatro
ganaderos y un campesino, de los cuales asesinaron al campesino, [a] los otros
los secuestraron (…) asesinaron dos y los dos restantes fueron asesinados en
la vía que conduce de San Ángel al pueblito de Los Barrios”. Sobre este mismo
hecho otros señalan que “(…) ese día (…) ese señor llegó, en el año 96 a Saba-
nas de San Ángel (…) a esos señores los secuestraron el 4 de noviembre (…) se
llevaron cinco personas, en el camino mataron un campesino, y a los otros los
secuestraron (…) para hacer un canje (…). Eso fue el 4 de noviembre y después
la guerrilla hizo el canje, se lo llevaron, mataron al papá de ellos y un tío. Y los
trajeron al pueblo y los mataron en la noche (…)”.
Sin precisar la fecha, también se referencia el asesinato de “(…) Armando
España y Julio España Lozada (…) los mataron delante de todos en la plaza
pública. Eso fue en San Ángel, después de eso mataron dos personas más, un
señor de apellido Orozco (…)”. Por hechos similares, en Ariguaní, “(…) estas co-

67
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

munidades fueron obligadas a desplazarse por los efectos negativos y el terror


que esto nos [causó] (…) los ganaderos y una parte de los pequeños campesi-
nos dejaron solas sus pertenencias”.
La principal implicación o consecuencia fue el desplazamiento forzado [y]
en consecuencia el fraccionamiento de la comunidad campesina en la cual la
organización queda también afectada por el temor y la pérdida de iniciativa y
de su memoria colectiva. “La organización social en todo el conjunto de su
territorio cercano fue disminuida sin la más mínima posibilidad de defensa
propia, quedando sus derroteros de organización con las manos atadas y sin
fundamentos para comenzar una nueva vida. Podemos decir que el grado de
economía fue muy abundante en nuestras agrupaciones y comunidad campesi-
na antes de estos hechos”.
“Hoy en día escasamente podemos sobrevivir con lo poco que produci-
mos y cultivamos. Las secuelas que dejaron estos hechos en los niños fueron
muy graves porque la imagen de estos hechos los dejó muy traumatizados
socialmente (…) los jóvenes se vieron muy afectados porque en muchos casos
fueron apartados de sus familias cercanas y su entorno territorial y comuni-
tario. Los muchachos y mujeres fueron humillados en su dignidad delante de
sus esposas para así deteriorar su físico y pisotear la dignidad de la comunida-
des y los adultos mayores, cumpliendo la inmensa tarea de terminar criando
a sus nietos y bisnietos”.
Antes de la llegada formal de los paramilitares de las AUC al municipio de
Ariguaní, los campesinos ya eran víctimas de amenazas e intimidación. En un
testimonio se relata que:
“En el año 94 estando yo viviendo en una finca llamada La Granja, vereda
Pasa Corriendo teníamos una organización campesina Agrocosta, la cual yo era
presidente. Esta organización componía de toda la costa 89 afiliados.
En ese tiempo gozábamos de una buena unidad a pesar de todo lo malo
que nos rodeaba, en este sitio hacíamos campeonatos veredales. Esto era muy
concurrido, brigadas de salud con vacunas, motiladas, extracciones de piezas
(…), también conseguimos un colegio hasta quinto de primaria que asistían
54 alumnos, cinco profesores. Teníamos días de campo que era una fiesta de
unidad campesina. El compañero Guillermo Díaz hombre de 38 años en el año
96 salió a una vereda de Tenerife llamada Nueva Colombia a recolectar semilla

68
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

de pasto. Estando en esa finca se presentaron los paracos al mando del Diablo,
dándole muerte al compañero un 17 de octubre de 96. En [las afectaciones
colectivas] un vacío con dolor. Familia con separación, dolor, miedo. Organi-
zación: falta de un miembro muy reconocido. En la comunidad: un sujeto de
contacto colectivo” (Manuscrito de líder campesino, en: archivo documental
del proyecto “Aportes para la construcción de una metodología para la carac-
terización del sujeto y el daño colectivo con campesinas y campesinos en la
región Caribe, desde la perspectiva de memoria histórica 1960 – 2015).
“En el año 1996 llegaron las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Ura-
bá (ACCU) (…) [se agudizó el] desplazamiento, [los] asesinatos en Pueblo
Nuevo, El Encanto, La Pola, Palizua, El Plan, [Bejuco, Prieto], Las Planadas,
[La Bogoilla]. [Esto generó la] desintegración de las comunidades campesi-
nas. Desde el 96 al 2006 [se] apropiaron de las tierras [de los campesinos]
incluso [de las] adjudicadas por el Estado (…) [se vivió] (…) el sometimiento
a algunos líderes campesinos. Debido a esto la Organización fue controlada
por las AUC. Todavía hay temor en la comunidad porque hay gente que no
quiere hablar (…)” Así la ANUC, “(…) pierde el poder de convocatoria (…) a los
compañeros campesinos (…)”.
En estos años algunos de los líderes campesinos continuaban siendo inti-
midados y amenazados, de forma más directa: “en el año 1996 me encontra-
ba en Pueblo Nuevo corregimiento de Ariguani cuando fui amenazado y tuve
que irme. Mi vínculo en ese momento era presidente de Asocorregimental.
Fue un fracaso rotundo para esa asociación y afectó mucho a mi familia por-
que tuve que separarme de ella por algún tiempo buscando otros horizontes
donde pudiera vivir mejor. Entre el año 1998 al 2001 mataron al compañero
Jesús Gonzales y al Dr. Julio Barros quien trabajaba con INCORA en asuntos
de compra de tierras y también una gran lideresa Corina Barón de la ANUC.
Fue sacada de su casa por paramilitares y hasta la presente no ha aparecido.
Los dos primeros mencionados fueron asesinados por grupos paramilitares
en la región del municipio del Copey y puestos en la línea férrea y si pasaba
el tren dirían los mató el tren. La muerte de Jesús Gonzales fue una baja más
a la organización porque era un hombre inquieto en su trabajo del campo y
en los procesos para la compra de fincas para los campesinos. Y en cuanto al
Dr. Julio Barro que también dedicó su vida al proceso de compras de fincas a

69
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

la INCORA para repartir a los campesinos, fue un hombre que siempre estu-
vo pendiente a las asociaciones y a otros compañeros que no eran afiliados,
siempre era el mismo para todos”.
En el manuscrito referido se hace referencia a otras víctimas de los grupos
paramilitares así:
“(…) fueron tres hermanos Chamorro Arias. Ellos eran campesinos y albañi-
les; fueron sacados de sus casas a las 3 de la mañana (…) día 18 de noviembre
año 2000. Su compañera no ha sido reparada.
Señor Luis Ortega Alarcón (…) lo cogieron en la finca, fueron como 200
hombres, recogieron el ganado, hasta [el ganado] que él tenía [en sociedad]
con otros dueños de finca, así se llevaron más de 1.200 reses entre ternero,
vacas y toretes y dinero en efectivo. El señor Ortega tenía setenta millones. Él
iba a comprar otra finca. Eso sucedió día 15 de julio de 2001 a las 9:00 am y lo
asesinan a las 5 de la tarde. Lo viajaron todo el día junto a su ganado de a pie.
Eso fue el año 2001.
Los paramilitares llegaron bajo el mando de “(…) su jefe, alias Jorge 40 (…), la
población fue desplazada (…) por temor a ser víctimas de otros hechos. Como ya
se estaban presentando enfrentamientos entre estos grupos, se evaluó la situa-
ción de las comunidades y agrupaciones campesinas, no quedando otra alterna-
tiva sino de abandonar el territorio. Con estos hechos sucedidos, ya el Estado ha
empezado a tomar ciertas decisiones en favor de las organizaciones campesinas.
Se está creando más confianza para atender las consecuencias antes sufridas”.
Sin embargo, es importante recordar que las acciones violentas no solo se
atribuyen a Jorge 40. En el caso de San Ángel, base paramilitar de Chepe Barrera,
y quien firmó una suerte de pacto y alianza con las AUC, se señala que la violen-
cia “(...) no fue tanto Jorge 40. Eso fue el señor Chepe Barrera, que había confor-
mado una agrupación que se llamaba Los Cheperos (...), y hay mucho más que
contar, cosas reales, toda esa violencia que hubo (...)”. En estos relatos, “(...) no
aparece el Tuto Castro (...) aquí mataron un señor que se le llevaron más de mil
reses. Eso fue 15 de junio de 2001 (...), le quedaron dos hijas (...)”.
“Aquí mataron a Andrés Vallejo que era uno de la ANUC, presidente munici-
pal de la ANUC y departamental. Ahí está la casa campesina que era el proyecto
de él (...), él era presidente (...) tiene todos los cimientos y eso, ahí está (...)
ahora no se sabe la casa campesina. Porque uno no se atreve (...) aún sigue uno

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El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

con ese temor (...) y como dicen que eso ahora es del Tuto Castro; que ese lo
compró (...) están los testigos (...)”. “La ANUC nacional debería venir a ver qué
se puede hacer y si se realiza ese proyecto (...)”.
“La naturaleza también nos ayudaba mucho en las épocas anteriores (...).
Ahora ya la naturaleza y los cambios climáticos también están ayudando a que
nuestra producción haya bajado. Los niños al presentar estos hechos han sufri-
do muchos efectos porque no se recuperaron muy fácilmente (...). Los jóvenes
no han tenido el logro de mejorar su vida por el sufrimiento de ver a sus padres
sufriendo miserias y soledad. Las mujeres fueron las primeras que sufren el im-
pacto de estos hechos porque quedaron solas [sin] sus esposos (...), los adultos
mayores al ver que sus hijos y familia menores han tenido implicaciones porque
ellos no han podido cumplir sus labores”.
Algunos líderes sociales de la ANUC que se destacaron por su participación
en la parcelación de tierras, años después fueron vinculados con el paramilita-
rismo, el desplazamiento forzado y el despojo de tierras. Alias Agustín Perea fue
uno de ellos. “Agustín Perea está preso. Por la ANUC no está preso. Él después
de haber repartido varios terrenos, aparceló a muchos: La Candelaria, El Mulito,
fincas que fueron aparceladas, cercanas a Chibolo (...) luego se presentaron in-
convenientes, cuando se presentan los paracos, como que él queriendo salvar
su vida, porque la guerrilla lo quería involucrar, él nunca aceptó, entonces cuan-
do viene el otro grupo tratan como de presionarlo y él no (...) para salvar su vida,
ni cedió a uno, ni se retiró del otro (...) a él lo involucraron con ciertas cosas,
pero no por la ANUC, la ANUC fue limpia. De pronto hubo ataque a la ANUC
fue por los terratenientes, porque la ley ha sido a favor de los terratenientes”18.
En general, como se ha venido señalando, la organización y las comunidades
campesinas se vieron afectadas “(...) con la llegada de los grupos paramilitares
y AUC que llegaron [señalando] a los campesinos de guerrilleros y masacrán-
dolos (...) de [ahí] se congeló la ANUC. A las organizaciones campesinas tocó
callar y dejar de reunirse”.

18 El testimonio citado hace referencia posiblemente a Manuel Augusto Perea Bolaños, alias
Agustín Perea; sindicado del desplazamiento forzado de más de 150 campesinos ubicados en las
veredas de Canaán, Palizua y La Pola, jurisdicción de Chibolo. Esta última referencia a las perso-
nas detenidas aparece referida en Ariguaní al día, ariguanialdia.blogspot.com.co, en: “Investigan
a funcionarios de Plato, El Difícil y Tenerife por presuntos beneficios a paras”, consultado el 10
de junio de 2016.

71
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

En San Ángel, “el día 21 de septiembre [de 1996] incursionó un grupo de


paramilitares en la población y reunieron a toda la población (...) estaban bus-
cando supuestamente a los colaboradores de la guerrilla, este hecho fue en la
plaza principal. Ese día asesinaron delante de la comunidad a dos integrantes
de una misma familia Estefania Castillo y Estefania Lozano”.
En este mismo corregimiento, en el caserío de Casa de Tabla, el 7 de mayo
de 1997 también hizo presencia un grupo paramilitar. Llegaron a las casas ter-
minadas y sacaron a cinco personas. En el lugar asesinaron a tres de ellas y las
dos restantes están desaparecidas. Estos hechos se llevaron a cabo en la plaza
del pueblo, y se vieron afectados pobladores de varias fincas, veredas y caseríos.
“Como los habitantes se estaban desplazando y todas las casas estaban
quedando solas, ellos [los paramilitares] ya empiezan a sentirse solos y hacían
devolver a las personas. Como estos enfrentamientos seguían sucediendo to-
das estas comunidades nos obligaron a ser rechazados por las comunidades
donde se llagaba. Esto fue un sufrimiento de todo nuestro entorno como fa-
milia. Con estos hechos la miseria se profundizaba y se agravaba la situación
económica de estas poblaciones. En vista de la presencia de estos grupos al
margen de la ley, nuestra comunidad se vio afectada, pues todavía no nos he-
mos alcanzado a recuperar, porque también los fenómenos naturales se han
ensañado en terminar con los productos que cosechamos: la abundancia de
peces en los caños y ríos, bastante notable en otros años, así como los cultivos
de ñame, patatas, ahuyamas, frijoles, ajonjolí, se han visto disminuidos con
todos estos fenómenos naturales, sumándose esto a los grupos armados que
no dejaban laborar la tierra. La pérdida colectiva de todas estas comunidades
no tiene ningún valor para ser recuperada. Los niños sufrieron por el impacto
social, porque sus padres huyeron y ellos quedaron solos”.
Muchas de estas acciones fueron perpetradas en presencia de toda la co-
munidad, niños y jóvenes, sufriendo grandes consecuencias. “Las mujeres su-
frieron mucho porque quedaban con sus hijas solas (...) lo que deterioraba su
persona. Los adultos mucho han sufrido porque ellos están imposibilitados
para llevar a cabo una labor para colaborar con su familia”.
El día 18 de mayo de 1998 se metió un grupo armado posiblemente de los
paramilitares y asesinó al ganadero Andrés de la Hoz Chiquillo. También hicie-
ron salir a unos familiares, se quedaron con su finca y se llevaron todo su gana-

72
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

do. Ese mismo día llegaron a la finca de la familia Acosta Ospino. Asesinaron al
esposo. Después de esto se llevaron todo el ganado, los burros y caballos y las
gallinas. Esa finca todavía se encuentra en poder de ese grupo. Estos hechos
fueron supuestamente liderados por el grupo paramilitar al margen de la ley co-
mandado por Jorge 40, el cual despojó también todas las parcelas de los predios
parcelados Pacífico y Palmira.
“En el presente [2014] no hemos regresado porque estos predios todavía
siguen ocupados por testaferros. Fueron 27 compañeros [que] se encuentran
ausentes. A causa de estos hechos nuestras comunidades se vieron obligad[a]s
a salir sin rumbo determinado. También estas comunidades, sus familias y ni-
ños menores se obligan a pedir limosna para poder sostenerse”. “Hace 17 años
que comenzaron y todavía el Estado no se ha pronunciado en favor de estas
comunidades, no se han estabilizado. Como consecuencia de estos hechos las
familias campesinas estamos rezagados en todo el territorio nacional y no he-
mos podido agruparnos (...) ningún programa de ayuda oficial ha contribuido
para favorecer a estas comunidades, lo único que se nota es la presencia de
muchas personas vecinas a nuestro predio que nos han ayudado bastante (...)”.

ESTEBAN RUIZ REUNIDO CON SU FAMILIA LUEGO DEL SEPELIO DE UN PARIENTE. ARIGUANÍ, MAGDALENA, 2006. FOTOGRAFÍA:
ARCHIVO PERSONAL FAMILIA RUIZ.

73
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

Los asesinatos selectivos también hicieron parte del repertorio de acciones


desatadas contra la población campesina en general. Solamente en Chibolo
recuerdan algunos nombres de personas que presuntamente fueron víctimas
de esta modalidad de violencia:
“El listado de muertes selectivas en Chibolo es extenso, le vamos a relacio-
nar unos pocos: Robinson de los Reyes; Manuel Acosta; Miguel A. Laguna. To-
das víctimas fatales en la vereda Playón Nuevo”. En el municipio de Chibolo se
refieren las siguientes víctimas de asesinato selectivo: “Los Mellos Althanaona
Pua. Juan Acuña. El niño Sierra. Jorge De Oro Guerra y Felipe Castillo. Al pare-
cer todos ellos en noviembre 13 de 1997. René Flores Cárdenas, en noviembre
2 de 1997. Libardo Arroyo. Fue herido y rematado en la ambulancia. El Chueco
Barrios. José Rángel Potes y Paco Paco. Andrés Cervera. Luis Andrade. Eduardo
Castro. Juan Gutierrez. José Meléndez Polo”.
Las consecuencias en el largo plazo de los distintos hechos de violencia agen-
ciados contra el campesinado se hicieron evidentes también en las comunidades,
tal como se ha venido relatando. En general, “(...) queda muy opacada la comu-
nidad, la cual actuaba en beneficio de este gran tesoro. Y el peor daño que se
ha podido causar son los efectos muy determinantes por acabar con nuestras
comunidades campesinas, causando un gran efecto social. Los niños de esta co-
munidad sufrieron mucho, porque los profesores se fueron y quedaron a la deriva
en su educación (...); los jóvenes y mujeres también obligados a salir a la fuerza
y a punta de cañón, porque no tenían para dónde coger, y muchos han quedado
afectados moralmente. Los adultos mayores quedaron sin fuerzas para trabajar
y salieron muchos y también los obligaban a trabajar en los predios que ellos se
tomaron y otros los asesinaron”.

74
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

ADULTA MAYOR MIRANDO EL HORIZONTE. VEREDA LA POLA, MUNICIPIO DE CHIBOLO, MAGDALENA, 2013. FOTOGRAFÍA: JOHN JAIRO
RINCÓN GARCÍA PARA EL CNMH.

Con la aparición de los paramilitares en Ariguaní fue desapareciendo toda


la organización campesina. Esto se asoció con el desplazamiento forzado, el
asesinato selectivo, las amenazas, las masacres, la desaparición forzada de per-
sonas vinculadas a la organización campesina y en general de campesinos de
la comunidad. Estas acciones incidieron en la aparición de niños huérfanos y
mujeres viudas. Esta situación se prolongaría casi hasta la segunda mitad de
2000, sin que la desmovilización de los grupos paramilitares en el año 2005
hubiera significado la finalización de la persecución y de la estigmatización del
campesinado organizado y no organizado.
En general la década del noventa está marcada por el desarrollo de masa-
cres contra la población campesina y el asesinato de líderes campesinos vincu-
lados a la ANUC y a otras organizaciones sociales campesinas. El 5 de diciembre

75
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

de 1999 fue asesinado por paramilitares Anuar Trejos Castillo19. Recuerdan los
campesinos que al parecer en algún momento de la historia en la región tam-
bién fueron asesinados trabajadores del INCORA. En Plato los paramilitares
asesinaban y masacraban, involucrando en estos hechos de forma atroz como
víctimas a niños, jóvenes, mujeres embarazadas. Todos eran sometidos a tor-
turas, muertes extremas, sacando tripas con motosierra.
Un caso emblemático de asesinato en este municipio sucedió en 1997 y fue el
de la muerte “(...) del hijo del “Pastuso”: mala información; se dijo que [era] gue-
rrillero. Fue descuartizado con motosierra (...)”. Muchas de estas acciones fueron
atribuidas a los paramilitares comandados entre otros por alias Yafar, del bloque
de las AUC que a su vez era comandado por Jorge 40. Entre el grupo de asesinos
estaban alias el Cachaco, alias el Diablo y alias el Grillo. En el casco urbano de Pla-
to se llegó al punto de que no se podía estar fuera de la casa a las 7 pm por temor.

19 La noticia fue registrada por el diario el Tiempo de la siguiente manera el día 7 de diciembre,
poniendo en duda la autoría del hecho: “Muerto a tiros presidente de la ANUC-Magdalena. El pre-
sidente de la asociación nacional de usuarios campesinos, (ANUC) seccional Magdalena, Anuar
Trejos Castillo, de 33 años, fue asesinado a tiros en jurisdicción del municipio de Ariguaní, en el
centro de este departamento, aparentemente por miembros de las autodefensas.
Los hechos ocurrieron el domingo en horas de la tarde, cuando el dirigente se desplazaba en un
campero con varias personas desde San Ángel a Santa Marta, denunciaron miembros de esta
organización agraria. Al llegar al kilómetro tres de la vía que, del corregimiento de Pueblo Nuevo,
jurisdicción de Ariguaní, conduce a Bosconia, en el Cesar, el vehículo fue interceptado por varios
hombres armados que obligaron a bajar a Trejos, señalaron las fuentes.
A sus acompañantes les dijeron que se marcharan, y en el mismo lugar acribillaron de cuatro ba-
lazos al líder agrario. Anuar Trejos, natural de Plato (Magdalena), hacía parte de una comitiva que
acompañaba a funcionarios del INCORA a la entrega de títulos de propiedad a familias campesinas
en los municipios de Ariguaní y San Ángel. Según el relato de testigos, los asesinos eran unos vein-
te hombres que lucían brazaletes de las llamadas Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá.
Danelis Bolaño, vicepresidenta de la ANUC en el Magdalena, repudió el atentado de su compañe-
ro y solicitó de las autoridades llevar las investigaciones hasta las últimas consecuencias, para que
se esclarezcan los hechos que han enlutado a una de las organizaciones que vela por el bienestar
de la clase campesina del Magdalena. Como Asociación estamos solicitando de todos los orga-
nismos de seguridad del Estado que investiguen este caso, porque se ha asesinado a una persona
que trabajaba por el bien del campesinado del Magdalena, agregó la dirigente.
La institución por intermedio del personal acantonado en el municipio de Ariguaní inició las
investigaciones para establecer las causas y la identidad de las personas que cometieron el ase-
sinato del dirigente campesino, sostuvo un portavoz del Comando de Policía Magdalena, quien
indicó que las diligencias se están adelantando con base en las informaciones fragmentarias que
se han obtenido de vecinos del sitio donde ocurrieron los hechos. Ayer en horas de la tarde, en el
corregimiento de Nueva Granada, con el acompañamiento de familiares, amigos y miembros de
la Asociación, fue sepultado el cadáver de Anuar Trejos Castillo” (El Tiempo, 7 de diciembre 1999,
“Muerto a tiros presidente de la Anuc-Magdalena”, consultado el 1 de junio de 2016).

76
El andar de la organización campesina en el centro del departamento del Magdalena

En el campo, la gente “(...) vivía escondiéndose y de noche había que dormir


en el monte por miedo a los paramilitares”. El terror era generalizado. Los cam-
pesinos “(...) no se podían reunir (...)” En 2003 fueron asesinados cuatro conce-
jales y varios políticos y alcaldes20. Así entonces, en Plato, “(...) la organización
desapareció: no se podía tener ningún tipo de organización porque se corría el
riesgo de ser perseguido por los paramilitares (...) [se tenía] miedo de todo”.
A través del tiempo, en virtud de estos hechos de violencia, fue surgiendo
desconfianza entre los campesinos. En los niños afectados por el conflicto ar-
mado quedó una secuela por lo que vieron y vivieron mientras crecían. Algunos
jóvenes estuvieron metidos en esos grupos, lo que dejó en ellos marcas; apa-
recieron las pandillas; el joven se desinteresó del campo sin llegar a tener una
visión diferente. Apareció el consumo de drogas en muchos corregimientos y
municipios. Algunas mujeres se prostituyeron, otras se quedaron viudas y las
abuelas se quedaron criando. Los adultos mayores se vieron decepcionados,
muchos se ven abandonados. Con el paso de los años, en el marco de esta vio-
lencia, las organizaciones campesinas que sobrevivieron o se reconfiguraron,
cambiaron su enfoque.
En otros municipios como Nueva Granada, o en corregimientos como Los
Andes, solo volvió a conformarse organización campesina hasta el año 2013;
en ese año, el alcalde municipal dispuso dar unas hectáreas para que el campe-
sinado cultivara. Esto sucedió a pesar de que la desmovilización del grupo de
Chepe Barrera fue en 2004.
A pesar de la desmovilización de los grupos paramilitares en 2005, solo has-
ta finales de la década de 2000 algunas asociaciones municipales de la ANUC
se recompusieron, sin llegar a tener la misma influencia de décadas anteriores.
Mucho menos, sin superar los daños colectivos e individuales de la violencia

20 En el Diagnóstico Departamental del Magdalena, la ACNUR-Colombia, citaba que: “Por otra


parte, el desarrollo de la confrontación y la disputa entre los diferentes actores armados ilegales
en el departamento han afectado a diversos sectores sociales, entre ellos las autoridades locales.
Entre 2003 y 2006 han sido asesinados 1 alcalde, 2 ex-alcaldes y 4 concejales (...) En 2003, fueron
muertos cuatro concejales en el departamento, tres de ellos en el municipio de Zona Bananera:
el 25 de enero desconocidos asesinaron a Aníbal José Redondo; el 15 de febrero desconocidos
dieron muerte a Juan Manuel Avendaño y el 6 de diciembre, también desconocidos, le provo-
caron la muerte a Daniel José Lara Ospino. Finalmente, el 30 de abril de 2003, miembros de las
Farc asesinaron a la concejala de Plato, Modesta Sepúlveda Ortega” (ACNUR (s.f.), Diagnóstico
Departamental del Magdalena, consultado el 10 de junio de 2016).

77
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

socio política. En el caso de Chibolo, entre 2009 y 2013 se “(...) volvió a rees-
tructurar la Asociación de Usuarios Campesinos (...) con el objetivo de volver
a reactivar la Asociación y activar al campesinado para reclamar las ayudas del
gobierno como los proyectos productivos y las aspiraciones por la tierra (...).
[Esto sucedió] en la cabecera municipal (...)”.
Sin embargo, indican algunos campesinos que no hay relación con otras or-
ganizaciones ni con comités de la ANUC. Señalan que “(...) de manera positiva
se [volvió a recuperar] la confianza por las políticas del gobierno como: restitu-
ción de tierras y (...) de proyectos productivos (...). [En] el proceso de paz que
se lidera en La Habana por [parte del Gobierno y las políticas] del agro Colom-
biano, [se proponen] reorganizarnos y [orientar] al campesinado. [Reformular]
la educación y proponer a la UNAD (...) la alfabetización hasta el bachillerato ya
que es una universidad Estatal”.
Al lograrse la supuesta desmovilización de los paramilitares, “(...) gracias a
Dios se acabó el sufrimiento de mucha gente. Estamos volviendo a comenzar
a organizarnos nuevamente. Y ojalá podamos [que] algún día lográramos la
paz verdadera. La fe [y] la esperanza [para] (...) seguir luchando. [Estamos]
muy contentos [y con] ganas de seguir adelante y con el amor de Dios, que las
cosas salgan bien”.

78
3
A PESAR DE TODO ESO,
EN LA ACTUALIDAD
CONTINUAMOS
TRATANDO DE
ORGANIZARNOS

La ANUC, fundada en 1972, y luego de un período de profunda crisis y de


haber casi desaparecido del escenario departamental como organización cam-
pesina, sigue existiendo en algunos municipios del departamento del Magda-
lena. “Aunque da pena decirlo que no tienen ANUC departamental, pero hay
18 municipios con ANUC: Ciénaga, Aracataca; El Retén y Fundación (...) ese
siempre ha sido el eje central de la ANUC departamental. Lamentablemente
hoy está desaparecido”. “En 2004, fueron reunidos más de 2.500 personas que
las reunió Manuel Trejos”.
La dinámica de recomposición del proceso organizativo en los últimos años,
en el marco de dramáticas acciones de violencia orientadas contra el campesi-
nado, ha derivado igualmente en conflictos entre líderes del histórico proceso

79
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

campesino, lo que resultó -a juicio de algunos- en la existencia de dos ANUC.


“El señor Javier Vidal presidente de ANUC departamental trató de quitarnos la
directiva de ANUC. El señor fiscal de ese tiempo se estaba capacitando con Sí
Caribe (...) de 4 años hacia a acá existen dos ANUC, porque el señor se extrali-
mitó y creó la otra (...)”.
“Hemos venido trabajando en base a que nuestros compañeros y compañe-
ras (...) no solamente ahora sino hace 4 años atrás (...) nos ponían una cantidad
de trabas: que vea que hay legalizar esto (...) esto (...) todo se lo negaban a uno
a pesar de todo (...) pero tenían conocimiento legalmente de lo que es el INCO-
DER. A veces a los sectores de nuestros compañeros y a veces los propietarios
de tierras (...) un propietario llegó y dijo: yo tengo la finca para esto (...) habló
con el director y dijo: yo te compro la tierra. Le dijo, ¿Cómo voy yo ahí? (...) la
tierra se compró y metió a los campesinos allí (...). Ahora está en la cárcel (...)
por corrupción (...)”. “Seguimos trabajando con la idea de tener un pedazo de
tierra para elaborar el pancoger. Pero se han dado muchas trabas por parte del
INCODER (...) una cantidad de trabas en Santa Marta, donde había que legali-
zar tal y cual cosa. Y Yo dije: yo no tengo plata para quedarme aquí (...) entonces
dije, si ese proyecto no pasa, entonces déjelo ahí (...)”.
Algunos campesinos dicen que en Chibolo hay una sola ANUC, concentrán-
dose principalmente en la cabecera del municipio, que cuenta con cerca de cien
afiliados. También destaca la Asociación del corregimiento de La China –Chi-
bolo, con aproximadamente ciento veinte afiliados. Para otros, la “(...) ANUC
municipal está compuesta por albañileros y otros, no por campesinos (...); es
que esa fue una versión de una persona. Con la creación de una ANUC paralela
que no está conformada por campesinos, ellos conformaron esa asociación y el
secretario de gobierno no la aprobó porque no eran campesinos (...) nosotros
hicimos todo y nos dieron personería jurídica y todo y como a los 20 días nos
llegó una comunicación diciendo que nos quitarían todo (...) y eran ellos (...).
Jurídicamente existen las dos organizaciones ANUC nada más (...) en el casco
urbano de Chibolo y la otra ANUC –Chibolo que es la que viene del año 72 (...)
nos capacitamos con Sí Caribe (...)”.

80
A pesar de todo eso, en la actualidad continuamos tratando de organizarnos

CAMPESINOS DEL MUNICIPIO DE CHIBOLO, MAGDALENA, EN UN RECORRIDO DE MEMORIA POR ESPACIOS DE USO COLECTIVO EN SU
VEREDA, 2013. FOTOGRAFÍA JOHN JAIRO RINCÓN GARCÍA PARA EL CNMH.

“A través de la violencia que se ha dado en especial en Chibolo, que es


un municipio del centro del departamento (...), es hora que no se ha dado ni
un pedazo de tierra (...) que es una de las partes donde el campesino está
sufriendo porque no tiene donde trabajar (...) después se llegó la violencia y
acabó con todos esos procesos (...) porque según conozco ahora, el campesi-
no no tiene donde trabajar (...) el campesinado del municipio de Chibolo que
somos aspirantes de tierras estamos condenados, porque según conozco
ahora la ANUC se murió. No existe. Entonces no se tiene representación para
ese asunto de las tierras (...) el INCODER se acabó (...). Porque uno de los
problemas que siempre nos ha dejado la violencia, es el proceso de entrega
de tierras al campesinado (...)”. “(...) La violencia que ha golpeado más al
campesino (...) el campesino está sufriendo porque no tiene cómo producir
(...) antes se podía (...). Y la ANUC departamental no existe ahora (...) ¿Sí
existe, sí se disolvió? Y ahora somos aspirantes de tierras, pero no tenemos
la organización (...)”.

81
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

En el municipio de Ariguaní la ANUC está funcionando. “Estamos acti-


vos. Se reestructuró en noviembre del año pasado (2014). Estamos bien (...),
estamos quietos por lo que el objetivo principal es la consecución de tierra
por medio de los recursos del Estado y desde 2010 no han abierto convo-
catorias del Estado. Pero el objetivo es ese (...) y ahora que se metió la ley
de garantías, toca esperar hasta después de elecciones a ver qué es lo que
trae el Gobierno. Qué cantidad de recursos va a destinar para campesinos,
desplazados, etcétera”.
En San Ángel la ANUC directamente no está presente. “Este municipio es
el que mayor adquisición de tierras ha tenido. Es el de mayores parcelaciones.
En 2011 había unas 1.480 parcelaciones (...) hay partes que fueron territorios
de Plato, de Chibolo, de Pivijay, de Nueva Granada (...) entonces (...) ahorita
los comités que no están legalizados están trabajando en el fortalecimiento
(...) atendiendo también a las convocatorias que el INCODER abra: campe-
sinos desplazados, mujeres cabeza de hogar (...). Uno está pendiente de las
convocatorias cuando se abran, ya tener los proyectos elaborados para inme-
diatamente hacer las peticiones al INCODER”. Este es el caso de los campesi-
nos afiliados a esta asociación en la vereda el Caramelo: siguen buscando la
adquisición de predios.
También en el municipio de Plato existe una Junta Municipal de la ANUC. Al
parecer esta fue reorganizada a partir del año 2014, aunque desde 2008 algunos
de sus integrantes estaban buscando la entrega de parcelas de tierra por parte
del INCODER. Sin embargo, el fracaso en la búsqueda de este objetivo afec-
tó negativamente su capacidad de convocatoria, habiendo llegado a convocar
en el pasado a tres mil quinientas personas aproximadamente. En Disciplina,
Buenavista, San Antonio, Cerro Grande y en el casco urbano de Plato, la ANUC
tiene influencia organizativa. Se podría decir que se encuentra estructurada en
todos los corregimientos del municipio. Esta junta municipal, o algunos de sus
líderes, se han relacionado hace varios años con organizaciones no guberna-
mentales como Sí Caribe.
Esta organización tenía como propósito inicial la consecución de tie-
rras para sus afiliados. En la actualidad sus líderes orientan el trabajo or-
ganizativo hacia la consecución de proyectos productivos, sin olvidar, al
parecer, el propósito de conseguir tierra para quienes no la tienen. Así lo

82
A pesar de todo eso, en la actualidad continuamos tratando de organizarnos

manifiestan los integrantes de la ANUC de Plato y Ariguaní. Si bien en años


anteriores el campesinado por medio de la organización campesina había
logrado la representación social y política de los campesinos, incidiendo
en distintas instancias institucionales, en la actualidad la situación es muy
diferente. En el caso de Plato, “(...) tenemos un elefante blanco de corbata:
el Concejo Municipal de Desarrollo Rural. Allí metieron a quien se le dio la
gana (...). Allí influyen son los ganaderos ¿y los campesinos? Nada… Hacen
lo que se les da la gana (...). Pedía al Secretario de Gobierno que me reu-
niera el Consejo Municipal de Desarrollo Rural para averiguar unas cosas y
no se les dio la gana (...)”.
Algunas de las asociaciones que se han reconfigurado lo han hecho a par-
tir de la solicitud y requerimiento del Estado para participar en los proyectos
de acceso a tierras por medio de convocatorias lideradas por el INCODER, lo
cual se ha constituido en una frustración para muchos de ellos. “La ANUC
cuando fue formada en Plato, todos los afiliados campesinos se afiliaron y
llegó el INCODER ahora último con proyectos de fincas, pero teníamos que
estar constituidos con personería jurídica y nos reunimos para sacar esa per-
sonería por vereda (...) para poder participar en los proyectos de INCODER
(...) y teníamos que llevar al propietario y tener a los campesinos y todo eso
fue en balde, porque se murió (...) quedó en promesas y todo eso se murió
(...) no quedó en nada”.
En la actualidad, entre los propósitos de los afiliados está velar por la pro-
tección del medio ambiente. Para el cumplimiento de estos propósitos se re-
lacionan con la Corporación del Bajo Magdalena, las alcaldías municipales, las
juntas comunales y los colegios agropecuarios. Los afiliados de la ANUC de
Plato se relacionan también con la Corporación Sí Caribe. Algunos líderes de
esta asociación, como de otras organizaciones campesinas referenciadas, ejer-
cen funciones de veedores ciudadanos de servicios públicos domiciliarios y no
domiciliarios. Esta labor también es perseguida, en muchos de los casos, por
integrantes de grupos armados.
Además de la intimidación, integrantes de la ANUC–Chibolo identifican la
corrupción en el manejo de proyectos como parte del problema que aqueja a
la organización campesina. Aspiran al fortalecimiento de la organización co-
munitaria “para que todos sus integrantes podamos lograr la paz en nuestro

83
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

país”. Igualmente para que en el “futuro seamos incluidos en los proyectos de


adquisición de tierras de las convocatorias del INCODER”.
Para los campesinos y campesinas de Plato, además de los problemas seña-
lados, en la actualidad destacan dos tipos de necesidades: las relacionadas con
la recomposición de la ANUC y las de orden estructural en materia de produc-
ción agropecuaria. Respecto de las primeras, hacen referencia a la necesidad de
reorganizar la junta municipal de ANUC a nivel jurídico dando trámite a la per-
sonería jurídica y a otros requisitos de ley. En relación con problemas de mayor
envergadura, hacen referencia a la carencia de tierra, la falta de apoyo para el
desarrollo de proyectos productivos y la carencia de instancias a nivel municipal
que se ocupen de apoyar y estimular la producción campesina, como el Consejo
Municipal de Desarrollo Rural. “En las alcaldías no le dicen al campesino: vea
está este proyecto para los campesinos (...) ¡No! si les beneficia a ellos, se lo
reparten entre ellos (...)”.
A pesar de esto, “la ANUC en Chibolo está vigente. Tenemos la ANUC
municipal y la ANUC de la cabecera, y todos tienen personería jurídica. La de
Julio Noriega es la municipal. En la vereda la Estrella, otra. Cuando hay una
reunión a nivel municipal (...) que es lo que se va a hacer nuevamente, ahora
que se le termine el periodo a la municipal, se reúnen todas las veredas para
elegir la municipal”.
Si bien muchos campesinos lograron conseguir parcelas, la titulación, la
mejora de sus vidas, en medio incluso del despojo material de sus tierras,
muchos otros a pesar de haber luchado aún siguen esperando acceder a la
tierra. A algunos la lucha aún no les ha dejado nada “(...) porque todavía
estoy aspirando a lograr a través de la ANUC, si se hace a través de convo-
catoria, cualquiera parcelita. Pero sí soy testigo presencial de que muchos
compañeros que andaban ladrando guinde por ahí haciendo las rosas en los
terrenos ajenos y cuando [la] repartición de tierras la ANUC, pues muchos
han sido favorecidos y su situación económica pues ha cambiado. Todo el
que tiene un pedacito de tierra está en mejores condiciones que el que no la
tiene. Porque el que tiene un pedazo de parcela es rico hasta de leña, porque
ya no tiene que buscarlo por ahí o pedir permiso. Entonces ese es el anhelo
que queremos nosotros en estos últimos tiempos pues ojalá se pueda fo-
mentar, que sí, que ya lo estamos haciendo, porque ya yo soy presidente de la

84
A pesar de todo eso, en la actualidad continuamos tratando de organizarnos

ANUC–Chibolo Municipal, porque la de nosotros es ANUC Chibolo, porque


cuando fue creada apenas era corregimiento y Chibolo se hizo municipio en
el 84, se independizó de Tenerife, no queriendo Tenerife soltarnos porque
era [qu]e metía mucho ingreso y hubo una rebelión de gente de Chibolo que
sabía que no tenían que ser más corregimiento (...)”.
Superando parcialmente desdichas pasadas y presentes, algunos siguen
soñando con esa lucha, valorando lo realizado. “Ya la gente está viendo que
lo que se va haciendo, se va consiguiendo. Y ese es el camino que necesita el
campesino para poder descansar (...), porque el campesino no descansa hasta
que no tenga su pedazo de tierra”.
El logro del acceso a la tierra, era el “(...) seguro para cuando cayeran los
años (...), para cuando se esté viejo y enfermo no tener que estar pidiendo
por ahí (...)”. “Ya los campesinos iban a contar con un salario que se ganaban
ellos mismos por lo que cultivaban, por lo que ganaban (…) anteriormente no
ganaban lo suficiente para su familia”. Pero, “(…) la invasión de los grandes
terratenientes a las tierras que eran de ellos (…) [implicó que] la gente quedó
con las manos en la cabeza porque ya no tienen donde trabajar (…) ya no hay
tierra que no tenga alambre (…) todo mundo acudía a los playones y era don-
de Plato era la puerta de la vida y del desarrollo. Porque tanto el campesino y
el ganadero podían vivir juntos (…) se encontraban ganados cimarrones (…)
esas riqueza[s] se acabaron (…) todo eso murió (…) todo eso está invadido (…)
teníamos 60 ciénagas, más dos grandes de Malibú y Zárate (…) todo eso se
acabó, se encontraban especies de aves (…) lo que eran los manglares todo
eso fue quemado para potrero[s] (…) los pescadores no pueden pescar porque
son amenazados (…) ya eso se acabó en Plato (…)”. Igual situación se presen-
ta en las ciénagas de Pinto y Santa Ana. Entre los que acaparan las tierras se
cuentan familias prestantes de las sabanas de San Ángel, apoyadas o aliadas
con políticos de talla nacional que a su vez son grandes propietarios de tierras
en otros departamentos como Córdoba.

85
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

EN LA QUEBRADA “EL MUNDO”, MIENTRAS LAVABAN LA ROPA, LAS MUJERES PREPARABAN UNA OLLA PARA EL SANCOCHO DE PES-
CADO. UNA DE ELLAS PESCABA PARA COCINAR, UNA PRÁCTICA QUE SE DEJÓ ABANDONADA A CAUSA DE LA GUERRA. CORREGIMIEN-
TO DE PLAYÓN DE OROZCO, MUNICIPIO DE EL PIÑÓN, MAGDALENA, 2014. FOTOGRAFÍA: GABRIELA STEPHANIE PÉREZ CARDOZO.

86
4
LA VIOLENCIA NOS
DEJÓ CONSECUENCIAS
A NUESTRAS
COMUNIDADES Y
ORGANIZACIONES

Algunos de los hechos victimizantes evocados fueron los siguientes:


– 1968-1974. Ariguaní y Plato entre otros. Atropellos sufridos por los cam-
pesinos por parte de autoridades locales.
– 1975-1976. El entonces gobernador del Magdalena tilda de subversivos y
guerrilleros a los pobladores de Plato.
– Final de los años setenta y comienzos de los ochenta. Se conforma el
grupo Los Chepes.
– Años ochenta. Llega el ELN a la región.
– Década del ochenta. Creación del grupo Los Méndez. Persecución, ase-
sinato y desplazamiento de líderes campesinos y de comunidades.

87
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

– 1981. En diciembre fueron detenidos 22 campesinos que se encontraban


en la finca Palisúa.
– 1982. Asesinato del Líder campesino Antonio María Pérez. Fue muerto
el 13 de abril. Se desempeñaba como tesorero de la Asociación Departa-
mental de Usuarios Campesinos del Magdalena y fiscal de la Cooperati-
va Agropecuaria del Magdalena Coagromag.
– 1982. Atropellos por parte de autoridades locales y de policía contra
los campesinos de los Playones de Norato en Pivijay. Varios campe-
sinos habían sido arrestados. En este predio también fue herido con
arma de fuego el señor Erminio Sarmiento. La agresión fue ordenada
por los terratenientes de la zona que pretendían apropiarse de los bal-
díos de la Nación.
– 1982. Maltrato a campesinos en la finca La Esmeralda, municipio de Cié-
naga, corregimiento de Río Frio. Los campesinos de este predio fueron
golpeados, siendo provocado un aborto a una campesina.
– 1982. Parceleros del Incora fueron intimidados por terratenientes en la
zona bananera. Además eran coaccionados para el pago de créditos e
intereses de usura cobrados por la Caja Agraria, siendo obligados a des-
alojar los predios.
– 1982. Conflicto en la finca Dios Te De, en el municipio de Fundación. El
conflicto involucraba al turco Katime y al Incora que intercedía a favor
del señor Katime.
– 1982. En el municipio de Bosconia se recuerda el asesinato del lí-
der campesino Rafael Carranza. Fue sacado de su casa por hombres
armados pertenecientes al Ejército Nacional, según testimonio de
campesinos pertenecientes a la ANUC. Su cuerpo fue hallado semi
sepultado. Había sido parcelero de la fina Argelia, ubicada en el muni-
cipio de Ariguaní. En esta finca se recuerdan varios hechos violentos
como la amputación de una mano a una campesina. Los campesinos
de este predio luchaban por el reconocimiento de los derechos de
posesión de la tierra.
– 1986. Masacre a los Hornacely, familia de la región. Se indica que al pa-
recer eran enemigos de Los Méndez y los querían combatir.
– 1987. Asesinato del líder campesino Samuel Valdez Ríos.

88
La violencia nos dejó consecuencias a nuestras comunidades y organizaciones

– 1995. San Ángel. Cinco personas asesinadas. Se atribuye responsabili-


dad al ELN.
– 1996. Ariguaní – Chibolo. Llegada de las AUC, múltiples hechos violentos y
desplazamiento forzado de las comunidades campesinas de Pueblo Nue-
vo, El Encanto, La Pola, Palizua, El Plan, Bejuco, Prieto, Las Planadas, La
Bogoilla, entre otras. La organización comunitaria de estas localidades fue
controlada por los paramilitares.
– 1996. San Ángel. Incursión paramilitar en el pueblo y asesinato de dos
personas: Estefania Castillo y Estefania Lozano.
– 1996. Ariguaní. Amenazas a líder campesino de la ANUC municipal.
– 1996. Tenerife, vereda Nueva Colombia. Asesinado por paramilitares el
líder campesino Guillermo Díaz.
– 1997. San Ángel. Asesinato de tres personas. Dos se encuentran desapa-
recidas a la fecha.
– 1997. San Ángel. Prohibición por parte de los paramilitares de desplazarse
forzadamente del pueblo. Obligaban a las familias a devolverse.
– 1997. Ariguaní. Asesinato del hijo del “Pastuso”. Fue descuartizado con
motosierra. Responsabilidad atribuida a los paramilitares.
– 1998. Asesinato del ganadero Andrés de la Hoz Chiquillo y del cabeza de
hogar de la familia Acosta Ospino. Robo del predio y de enseres y semo-
vientes. Presuntos responsables: paramilitares.
– 1998. Despojo de las parcelas Pacífico y Palmira. Presuntos responsa-
bles: paramilitares. A 2014 los predios seguían ocupados por testaferros
de los paramilitares. Se impedía el retorno de sus propietarios.
– 1998-2001. Asesinato de los señores Jesús González y Julio Barros, rela-
cionados con el INCORA en la compra de tierras.
– 1998-2001. La lideresa de la ANUC Corina Barón, fue sacada por parami-
litares de su casa y a la fecha no se sabe de su paradero.
– 1999. Ariguaní. Fue asesinado Anuar Trejos Castillo, presidente departamen-
tal de la ANUC, Magdalena. Responsabilidad atribuida a los paramilitares.
– 2000. Asesinadas tres personas: eran hermanos de apellido Chamorro
Arias. Presuntos responsables: paramilitares.
– 2001. Asesinado el señor Luis Ortega Alarcón. Presuntos responsables:
paramilitares.

89
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

– 2001. San Ángel. Asesinato de persona cuyo nombre se desconoce,


pero se referencia el hecho. Adicionalmente se indica que le robaron
más de cien reses.
– 2003. Asesinados cuatro concejales, varios políticos y alcaldes.
– Varios años. En Plato los paramilitares asesinaban y masacraban, involu-
crando en estos hechos de forma atroz a niños, jóvenes, mujeres emba-
razadas. Todos eran sometidos a torturas, muertes extremas, sacando
tripas con motosierra.
– S.F. Nueva Granada. La casa del señor Lole Ramos fue desalojada y tum-
bada por las autoridades de policía. Los moradores fueron arrestados y
llevados a la cárcel de Santa Ana.
– S.F. Persecución contra dirigentes campesinos de la ANUC, tildados de
guerrilleros. Varios municipios.
– S.F. Posible sitio del hecho: municipio de Plato. Desaparición de tres jó-
venes de entre 17 y 18 años.
– S.F. Asesinato de Andrés Vallejo, presidente de Asociación Municipal y
Departamental de ANUC.
– S.F. Asesinato de Armando España y Julio España Lozada. Municipio de
San Ángel. Asesinato del señor Orozco y de otra persona cuyo nombre se
desconoce. Municipio de San Ángel. Desplazamiento forzado y abando-
no de propiedades a causa de estos hechos. Sin responsable atribuido.
– S.F. Persecución y asesinato de líderes campesinos. Varios años, sin de-
terminar fecha exacta de los hechos.

90
La violencia nos dejó consecuencias a nuestras comunidades y organizaciones

AL FONDO SE OBSERVA LA “CASA DEL BALCÓN” RECONSTRUIDA POR LA UNIDAD DE VÍCTIMAS. DESDE ESTE LUGAR RODRIGO TOVAR
PUPO, ALIAS JORGE 40, JEFE DE LAS AUC, CONTROLABA LAS OPERACIONES MILITARES DE LOS “PARAS” EN EL DEPARTAMENTO
DEL MAGDALENA. CHIBOLO, MAGDALENA, 2013. FOTOGRAFÍA: JOHN JAIRO RINCÓN GARCÍA PARA EL CNMH.

Son varias las dimensiones que fueron afectadas en el marco del conflicto
armado con relación al campesinado. Sobre este particular, piensan que “(…)
respecto a lo del daño, somos desconocidos. ¿Cómo sería la forma de que esto
se conociera a nivel del Estado? (…) tratar de que este documento que estamos
haciendo acá se conozca y se le presente a los ministerios, al gobierno y que
nosotros podamos ser reconocidos como sujeto de reparación colectiva (…)”.
De forma general estas dimensiones podrían agruparse en las siguientes:
daño general al sujeto colectivo campesino; daños individuales de impactos
colectivos; daños al núcleo familiar; daños a la comunidad campesina y daños
a la organización. También se destacan los daños ambientales. En relación con
el primero, vale la pena destacar que se hace referencia a un conjunto de he-
chos relacionados entre sí y acumulados en el tiempo, dando como resultado
la afectación del campesinado como sujeto colectivo. Esto fue definido como
una cadena de daños.

91
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

También son claros los campesinos en precisar que “(…) el daño lo causó la
falta de presencia del Estado. Más que todo, la culpa es del Estado; la presencia
del Estado para defender al campesino, que somos nosotros, los que ponemos
los hijos para la defensa. Somos los que ponemos los líderes para que salga-
mos adelante (…); no le estamos mendigando al Estado, le estamos pidiendo lo
que es de nosotros por derecho propio.”
Es importante señalar que, si bien existen elementos comunes de daño
acumulado compartido por las comunidades rurales, pueden, de cierta forma,
evidenciarse particularidades locales en virtud de la fortaleza o no del proceso
organizativo y comunitario, la dinámica de adjudicación de parcelas y el tipo de
hecho victimizante, entre otras cosas. En este sentido se destacarán algunos
aspectos locales y otros de carácter general.

92
5
COLECTIVAMENTE
QUEDAMOS AFECTADOS

Varias características del campesinado se destacaban antes del con-


flicto armado: producía para el sustento de la familia, era de honor y te-
nía mucha sensibilidad. Después del conflicto cambian sustancialmente
las características del campesinado: perdieron el contexto de la vida en el
campo, quedaron desarmados21, partiendo de cero y pensando no en ellos
mismos sino en sus hijos.
Caracterizados por su sencillez y su analfabetismo, no se valoraba su cono-
cimiento del campo ni del trabajo agropecuario. Sin embargo, se definen a sí
mismos como “… sanos, gente buena y trabajadora”. “(…) uno conocía al cam-
pesino por eso a leguas, la honradez”. “Humildad; siempre se destacó por ser
humilde, sensibles, personas colaboradoras, pendiente de su familia como la
de los demás”. Esto se complementaba con la “la hermandad, la colaboración.
Por esa hermandad es que se mantuvieron”. Ahora, “se perdió el respeto y se
perdieron ese respeto, el campesino tenía muchos valores”.

21 Hace referencia a que perdieron sus herramientas y oportunidades, también sus bienes y sus
capacidades colectivas de representación y resolución de necesidades.

93
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

Comunitariamente había unidad en el campesino: “las cosecha[s] eran para


[repartirlas] no para comercializarlas; lo que se hacía se repartía entre la misma
comunidad. Allá se conseguía todo, los problemas de la Nación han traído la
crisis alimentaria. Antes todo era compartido, esa es una característica”. “Exis-
tía el famoso trueque”. “Se compartían las semillas y todos sembrábamos,
nadie se quedaba sin sembrar”. También se compartía el trabajo. “Bueno va-
mos a tumbar allá dos hectáreas a la tierra mía, y jalaban a toda la comunidad.
Tengo la casa y la necesito allá donde tengo el arroz, 50 y 60 persona[s] iban y
la corría[n] y si tocaba donde otro, allá iban al otro día”. En gran medida, con-
secuencia del conflicto armado “(…) se perdieron las costumbres: la disciplina.
Si te castigan en una casa, llegabas a la tuya y también te daban una limpia”.
A partir del proceso de lucha campesina por el acceso a la tierra en el mar-
co de las políticas de "reforma agraria", algunos campesinos lograron conver-
tirse en propietarios, muchos otros siguen esperando que ese sueño sea una
realidad. Sin embargo, para aquellos que lograron acceder a la tierra, el cam-
pesinado se convirtió en propietario. Él “(…) era dueño de su parcela hasta la
llegada de la violencia, porque tiene que dejar lo suyo a ir a sufrir porque allá
no tienen nada”. El campesino “(…) era autónomo alegre, gastaba, se llenaban
las cantinas; ¿qué va a gastar [ahora]? ¡Si no tiene nada!
El campesinado dejó de estudiar “(…) porque no tenían con qué sostener-
se”. A la pérdida de su autonomía y de su capacidad productiva, se sumó la
pérdida de su capacidad adquisitiva. En las zonas donde se cultivaba tabaco,
“(…) con la bonanza del tabaco el campesino era feliz. Tenía plata, hacía fies-
tas. Con la pérdida de esta bonanza del tabaco, pierde toda esta situación.
Empieza a sufrir”.
También se vio afectado el reconocimiento que había obtenido tanto a
nivel social como político. “(…) por allá en los sesenta, setenta, ochenta, se
celebraba el día del campesino y los ganaderos y comerciantes colaboraban
para darle un premio al pobre hombre campesino. Allá tomaba trago y cele-
braba. Y eso se acabó. Tenía fiestas”. “(…) las fiestas patronales, las costum-
bres culturales de nuestros pueblos se perdieron. Ahora una fiesta patronal,
una corraleja, le ponen un palco que la menos vale 5.000 (…); [había hasta]
ron regalao”.

94
Colectivamente quedamos afectados

EN LAS CELEBRACIONES DE LA FIESTA PATRONAL DE EL PINÓN LA BANDA DE FANDANGO TOCA DESPUÉS DE LA ALBORADA. CORREGI-
MIENTO DE PLAYÓN DE OROZCO, MUNICIPIO DE EL PIÑÓN, MAGDALENA, 2014. FOTOGRAFÍA: GABRIELA STEPHANIE PÉREZ CARDOZO.

Los distintos hechos de violencia vividos por el campesinado impactaron


fuertemente al sujeto colectivo campesino y a sus organizaciones. “(…) Los des-
plazamientos forzado[s] que sufrieron las familias campesinas, los compañeros
caídos y las organizaciones que eran víctimas de ese desplazamiento forzado
(…)” dejaron al campesinado sin nada. En la actualidad “(…) se tienen que rebus-
car”. “La gente (…) está en los pueblos, porque mucha gente salió de estos cam-
pos y los jóvenes se meten a la drogadicción (…); [hoy le tienen] miedo al campo”.
La cadena de daños, como se ha señalado, incidió directamente en la orga-
nización campesina al generar entre otras cosas la desarticulación del proceso
organizativo, la incomunicación entre comités veredales, el desestímulo en la
afiliación del campesinado, la estigmatización tanto de líderes y comunidades
como de la organización misma. En el caso de la comunicación entre líderes y
comités campesinos, los paramilitares prohibieron las reuniones y las visitas de
líderes a las casas. “Yo soy un tipo que no me aflijo por nada, yo seguí mis co-
sas, me comunicaba con mis compañeros. Ellos prohibieron que no podía hacer
reuniones, entonces yo iba de casa en casa para hablar con mis compañeros.

95
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

Me prohibieron que no podía ir a San Ángel, de pa’ llá (…) y de aquí nada más
llegaba hasta Apure y después yo me escapé y me fui pa’ Cartagena”.
Igualmente incidió en la pérdida de la representación política del campe-
sinado y en el deterioro de las capacidades colectivas para la resolución de
problemas y el acceso a bienes y servicios. Así se fueron privando los campesi-
nos del acceso a la tierra. “Era que cuando había una organización constituida,
cuando se llamaba a reunión, iba todo e[l] mundo con alegría, un gozo, hablar
del proyecto, de los programas, daba una seguridad emociona[l], personal a
quien integraba la organización, salía lleno de esperanza. La convocatoria era
al ciento por ciento. La fortaleza de un dirigente era el pueblo que lo respalda”.
Los espacios colectivos generados eran importantes para el campesinado
y para su organización, la cual era financiada, en muchos casos, a partir de la
autogestión: “en esas reuniones la gente daba una cuota para los gastos ne-
cesarios para la organización”. “Cantábamos el himno nacional y eso era una
fiesta”. A partir del proceso de violencia, de la estigmatización y de otros facto-
res, “(…) se perdió la credibilidad, se acabó todo, se destruyó todo. Ya no dan
plata por eso (…)”. “Se perdió la credibilidad de los propios líderes campesino[s]
(…) los líderes no habíamos estado en el colegio, pero [teníamos] liderazgo y
formación. Llevaban personas con intenciones a nivel político y cambiaban la
mentalidad, y cuando la comunidad se le iba en contra, se iba”. “Cuando los
movimientos campesinos tenían campesinos y era dirigidos por campesino se
hacían las cosas, con los políticos se pierde credibilidad”.

EN MEDIO DE LA VIOLENCIA, CAMBIARON NUESTRAS


COMUNIDADES Y ORGANIZACIONES

Actualmente en el departamento del Magdalena existen algunas asociacio-


nes de campesinos, las cuales, a partir de sus objetivos, tienen distintos pro-
pósitos, entre las que se destacan asociaciones de productores, ambientalistas
y de orden sociopolítico, como la ANUC. En general destacan tres tipos de
asociaciones: comunales, (algunas de las cuales son de reciente formación); de
productores y ambientales, (también de reciente formación) y otras de mayor
trayectoria como la ANUC.

96
La violencia nos dejó consecuencias a nuestras comunidades y organizaciones

AHORA TENEMOS ORGANIZACIONES DE PRODUCTORES


Y DE MEDIO AMBIENTE

Al cambiar el carácter de las organizaciones, “(…) en los últimos tiempos


predominan las asociaciones productivas (…) diferentes a un proceso regional
o nacional y son una exigencia del Estado (…) si no están organizados, no hay
dinero, no hay crédito. Y muchas veces esto se vuelve un elemento del campo
de la política, de lo electoral (…) en estos tiempos andan los políticos organi-
zando asociaciones de productores alrededor de los proyectos (…) y se organi-
zan alrededor del proyecto productivo exclusivamente (…) no son parte de un
proceso de incidencia regional o nacional o municipal (…) y este es el caso de
esta organización (…) pero en el momento lo que hay es eso en todas partes
(…) a través del DPS y de todos los organismos que promueven proyectos la
primera exigencia es la organización, para concretamente los proyectos pro-
ductivos (…)”. Algunos de estos proyectos contribuyen a continuar endeudando
al campesinado.
La estructuración de organizaciones de productores no es nueva en el de-
partamento. Hacia los años noventa fue organizada, al parecer por el gobierno
departamental, la Asociación Tabacalera de Plato Magdalena, ASOTABACO.
“ASOTABACO fue creada en 1996 o en el 91(…) fue en la administración de
Alberto Pumarico, siendo Ernesto Díaz el secretario de gobierno, siendo reco-
nocidos hasta el 99. No duró más porque fuimos perseguidos y cada quien se
abrió (…)”. Estaba integrada por “(…) varios líderes campesinos. [La] represen-
tante legal era mi persona en ese tiempo; fiscal Alfonso Samuet Arias; Armando
era el vice (…), Rosa Batista era la tesorera; vocal era, ya murió, un muchacho
Aguilar y de acá de Pueblo Nuevo era Daniel De Ávila (…) Nevis Andrade nunca
perteneció a ASOTABACO (…) hicimos un curso entre Bucaramanga y San Gil;
asistió él; como fiscal, mi persona; Edilsa Ariza, que era la secretaria en ese
entonces de la ANUC municipal.
Había ANUC y estaba incluida la ASOTABACO del Magdalena. Yo me retiré
porque fui amenazado (…) luego el vice cogió la asociación. Luego él se fue para
una parcela que tenía y allí se enterró la Asociación de Tabacaleros del Magda-
lena (…) la señora Andrade hizo formar otra asociación pero no tenía el recono-
cimiento nacional. ASOTABACO funcionaba cuando todos los corregimientos

97
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

de Ariguaní y Granada les llevaban [el tabaco] a Plato, a las bodegas Espinosa.
También de Pueblo Nuevo pa’llá cargaban ese tabaco a Plato y lo sacaban para
[el río] Magdalena con exportación (…) nos tocaba de enfrentar con los Espino-
sa la compra de ese tabaco que se lo querían pagar a lo que quisiera[n] (…) y
nosotros derrotamos eso y le compraban a precio correcto. Una vez fuimos a
Sincelejo, estábamos reunidos (…) cuando estábamos reunidos en la Caja Agra-
ria se presentó el Ejército y dijo: aquí están los que nosotros queríamos pescar
(…) ¡aquí están, esos son los guerrilleros! Habíamos diez personas, y yo le dije
a un capitán: se equivocó. Yo les dije que los guerrilleros están en el monte. Lo
mismo nos pasó en Plato (…) cuando estábamos reunidos (…)”.
Si bien en la actualidad predominan las asociaciones de productores, enfa-
tizando el cambio en la orientación de las organizaciones campesinas en ese
tiempo “(…) el modelo que se [había] venido impulsando para la cuestión de
las asociaciones productivas [era el siguiente]: las empresas productivas de
tabaco hicieron acuerdo con el gobierno nacional, tratando de buscar crédito
para la producción del tabaco. Pero el resumen es que estas asociaciones
productivas están encaminadas hacia el objetivo de producir un renglón de
la agricultura (tabaco negro o rubio) pero igual que las otras organizaciones
de carácter productivo que (…) [generan] debilidad y contradicción interna:
veredas quedan con enemistades profundas por los créditos y los proyectos,
[se producen] enfrentamientos entre familias (…). ¿Cuál es la causa de eso?,
no se le da un seguimiento de fondo a estas asociaciones. Muchas veces las
utilizan en la campaña electoral (…); si quieren crédito, ganarse una convo-
catoria, hagan una asociación y yo los ayudo (…) eso es la época política y en
este momento se está viviendo eso (…) y eso es el 50 por ciento de todo el
proyecto. Aparte de la violencia y todo eso, esto también lo estamos viviendo
(…) eso es acción con daño (…)”.
Además de la ANUC los campesinos se han organizado de forma relativa-
mente reciente en la Asociación de Campesinos del municipio de San Ángel,
ASOCASAN. El objetivo principal de esta organización es “gestionar ante las
entidades nacionales, departamentales, municipales proyectos productivos”.
En este sentido, una de sus actividades es la elaboración de proyectos para el
mejoramiento de la cría de ganado bovino y su alimentación, apoyándose para
esto con la fundación FUNDECOOP. Esta asociación tiene cerca de sesenta

98
La violencia nos dejó consecuencias a nuestras comunidades y organizaciones

afiliados. A partir de sus actividades tiene relacionamiento institucional con el


Ministerio de Agricultura y la Secretaría de Agricultura Departamental. Al igual
que las JAC, propugna en tiempos recientes por contribuir al proceso de paz.
Entre las dificultades más apremiantes destacan el alto precio de los insumos
agrícolas y la carencia de políticas estatales para el apoyo y fortalecimiento de
las organizaciones campesinas. También limitaciones de orden técnico y finan-
ciero para la formulación de proyectos productivos.
ASOCANCEL (Asociación de Campesinos de la vereda Santa Helena), es
otra de las organizaciones de productores presentes en el municipio de San
Ángel. Su objetivo principal es el de agenciar el desarrollo de proyectos produc-
tivos buscando su financiación ante entidades estatales de orden departamen-
tal y nacional. Aspiran sus integrantes a ser propietarios de tierras. Para ello
adelantan gestiones ante el INCODER. El número de socios es cercano a las
quince personas, logrando convocarlos en un 90 por ciento a sus actividades.
Otra pequeña organización está conformada por agricultores de la vereda
Los Indios en Plato Magdalena. Constituida por cerca de 48 afiliados y creada
en octubre de 2012, la Asociación de Agricultores ASOGRIM, de la vereda Los
Indios, tiene como propósito “buscar el beneficio común para mejorar el nivel
de vida de los asociados, promoviendo el cultivo de pancoger”. Sus actividades
agrícolas y pecuarias las desarrollan en los playones de Plato, localizados entre
los corregimientos de Cerro Grande y Purgatorio, a orillas del caño de la Ceila.
Muchos de estos espacios están en disputa con ganaderos de la región. Entre
sus dificultades se cuentan la falta de capacitación de sus afiliados y las limita-
ciones técnicas y financieras para participar de las convocatorias de programas
y proyectos estatales.
AGRODISCIPLINA (Asociación de Agricultores del corregimiento de Disci-
plina) fue conformada el 27 de noviembre de 2012, agrupando cerca de treinta
personas. En la actualidad están afiliados a la ANUC “(…) para participar de los
programas del Gobierno”. Sus propósitos se orientan fundamentalmente a la
búsqueda de tierra para sus asociados y a la promoción de la agricultura. Sin
embargo, enfrentan la “falta de tierra. No se puede ser propietario, pero tam-
poco hay donde arrendarla, están acaparadas”. Sin embargo no cuenta con re-
cursos ni apoyo institucional de ninguna índole. Requieren para su producción
del distrito de riego localizado en este municipio. En algunos casos han acudido

99
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

a la presentación de proyectos ante la administración municipal, sin mayores


resultados. En otros, han apelado a convocatorias de proyectos, en los cuales
exigen contrapartidas imposibles de pagar por la organización.
Otras comunidades campesinas constituyeron desde 1995 la Asociación
Distrito de Riego. El propósito era la producción de alimentos de todo tipo y ad-
quirir tierras para los agricultores. Se hace referencia a la consecución de entre
28.000 y 35.000 hectáreas de tierra en el municipio de Plato entre las ciénagas
de Zárare y Malibú. Esta organización abarca cerca de cinco corregimientos y
tiene aproximadamente ochocientos afiliados que a su vez hacen parte de dis-
tintas organizaciones. Su nivel de convocatoria es bueno, “(…) a los líderes de
la organización que conforman el distrito… les interesa”. Tiene relacionamiento
con organizaciones campesinas, de afrodescendientes y de mujeres. Además
de los problemas enunciados por las otras organizaciones, enfrentan limitacio-
nes de orden ambiental en virtud de las inundaciones. También conflictos por
la apropiación de las tierras de los playones y títulos de falsa tradición emplea-
dos por “despojadores”, así como planes de canalización de las ciénagas que
contribuirían a su deterioro ambiental.
Destaca igualmente la Asociación de Mujeres de Camural, fundada en 2009,
el 14 de octubre. Conformada en la actualidad por treinta y ocho afiliados, sus
integrantes se dedican a la pesca y a la producción agrícola, en los aluviones
del río Magdalena. En sus inicios llegó a congregar cerca de ochenta personas.
Luchando por el acceso a la tierra y por la producción agrícola, está conformada
mayoritariamente por mujeres. Enfrentan la carencia de recursos además de las
otras limitaciones referidas para las otras organizaciones. A juicio de algunos
de sus integrantes, la falta de capacitación ha ido generando desinterés y divi-
sión interna en la organización. Los integrantes de la asociación han solicitado
ante entes territoriales la dotación de tierras para sus afiliados, así como la
conformación de un banco de maquinaria, sin que a la fecha hayan conseguido
sus propósitos. También han apelado al Sena para capacitación en acuicultura
y prácticas agrícolas.
En relación con la producción agropecuaria, existe la Asociación de Produc-
tores de Yuca Industrial, conformada en el año 2011. Agrupa campesinos de las
veredas Las Mercedes, Loma Grande y Prosjaro. Sus asociados se dedican a
la producción de materia prima para la industria. Al año 2014 contaba con un

100
La violencia nos dejó consecuencias a nuestras comunidades y organizaciones

número aproximado de ciento veinte afiliados. Al parecer, su capacidad de con-


vocatoria es alta. Se relaciona actualmente con la administración municipal de
Chibolo, a partir de proyectos, igualmente con la planta de almidones localizada
en el departamento de Sucre. Sus asociados enfrentan dificultades en virtud
de los bajos precios de la materia prima, la carencia de infraestructura para el
desarrollo productivo de la yuca y de sistemas de riego.
Otras de las organizaciones existentes es la Asociación de Defensores de la
Quebrada Chimicuica, en el municipio de Chibolo. El propósito de sus afiliados
es la protección de la parte hídrica y ambiental de las quebradas del munici-
pio. Su zona de influencia principal se ubica en el corregimiento de la China.
A 2014 contaba con cerca de veinte afiliados. Su capacidad de convocatoria es
alta, según sus líderes. Se encuentra relacionada con instituciones como Cor-
magdalena e instituciones educativas como el Colegio Agropecuario. A juicio
de sus integrantes, carece de apoyo institucional público. Estas asociaciones
hacen parte de las organizaciones surgidas en los últimos años, a partir de la
promoción de proyectos y no de la lucha por la tierra.
En el municipio de Plato destacan igualmente las asociaciones de pescado-
res que se han conformado en las riberas del río Magdalena. ASOPLAZ y ASO-
PEZ en el corregimiento del Carmen del Magdalena son algunas de ellas. En el
caso de ASOPLAZ, esta ha sido en los últimos años apoyada con recursos pro-
venientes del INCODER, favoreciendo aproximadamente unas quince familias.
También existe una procesadora de yuca, instalada en el año 2012, “que
vino a funcionar ahora”, y es administrada por una cooperativa. También se
encuentran asociaciones en los corregimientos y veredas de Buenavista, Zárate,
Cerro Grande, Purgatorio. Al igual que otras agremiaciones como ASOPERLAS,
propugnan por el bienestar de campesinos y pescadores afiliados. Muchas de
ellas se encuentran localizadas en la zona de influencia de lo que pretendía ser
el distrito de riego de Plato.
En torno de estas organizaciones los campesinos se encuentran “(…) traba-
jando en los playones y aluviones del río Magdalena. La mayoría trabaja en el
sector de playones, siempre recibiendo perjuicios por los ganaderos que suel-
tan el ganado y va a comerse los cultivos de los compañeros (…) en la isla
centro están trabajando bien (…) [los] agricultores cruzan en canoa y allá no se
molestan (…) [pero] hay una plaga que acabado con los cultivos: gusano barre-

101
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

nador o gusano cachon (…)”. La actividad de la pesca es complementada con la


siembra de cultivos de maíz, fríjol y yuca. Para ello, con mucho esfuerzo, tam-
bién se han organizado los campesinos. Sin embargo, el contexto es adverso.
“(…) [Los] corregimento[s] de Buenavista, Zárate (…) Cerro Grande y Purgatorio
están alrededor de la ciénaga grande de Plato (…) allí es donde está la mayor
concentración de la pesca y la agricultura y parte de ganadería. Es la ciénaga de
Zárate y Malibú (…) pero hay un problema: esas tierras que antes eran baldías
y que eran de los playones, donde había libertad para el ganadero tanto para el
campesino, hoy en día no lo es (…) están ocupadas y han sacado documentos
falsos para apropiarse de esas tierras y el campesino está viviendo las conse-
cuencias, porque no tiene donde trabajar (…)”.
Situación similar ocurre en los corregimientos de Disciplina y Vaticano. Si
bien los campesinos se están organizando en esas zonas, han promovido gru-
pos asociativos en Bajo Apure. Sin embargo, se están disputando sus tierras
con los ganaderos. En el corregimiento de “Disciplina, que colinda con Santa-
na y Granada (…) estamos reunidos con otros como el bajo, Apure (…) [esta
zona es de las] más fértiles y más grande. Son cerca de 25 mil hectáreas (…)
más otro como Vaticano (…); [allí] se ha profundizado la ganadería. El campesi-
no no tiene donde trabajar (…) los ganaderos se han apoderado de esas tierras
y el campesino no tiene donde trabajar (…)”. Destaca también la Asociación de
Mujeres de Apure, creada por la administración municipal de Plato, con el pro-
pósito de beneficiar a las mujeres del municipio. En su creación, participaron
al parecer, políticos locales.
En el municipio de San Ángel se encuentran las siguientes organizacio-
nes de productores: ASOCANCEL en la vereda Casa de Tabla y ASOCASAN.
ASOCANCEL agrupa mujeres cabeza de hogar y fue organizada por la admi-
nistración municipal, para la cría de especies caprinas, siendo dotadas con 20
reproductores y 180 carneras. Agrupa cerca de 43 campesinos y cuentan en la
actualidad con una pequeña planta picadora de pasto, una motobomba y apro-
ximadamente una hectárea de pasto.
También existe la organización COMPASAN. Es una cooperativa multiactiva
que asocia pequeños productores campesinos; fue creada aproximadamente
en el año 2002, propendiendo por el respaldo a la producción del campesino y
el mercadeo mediante la realización de convenios con otras organizaciones. A

102
La violencia nos dejó consecuencias a nuestras comunidades y organizaciones

partir de esto lograron acceder al procesamiento de yuca con una planta ubica-
da en el municipio de Malambo, Atlántico.
Otra de sus actividades estaba asociada a la cría de cerdos. “(…) Esta coo-
perativa se creó con mucho fundamento (…) [fue] registrada en Bogotá en los
ministerios y la solidaria económica (…) tuvo su retraso a raíz de lo que se pre-
sentó: salía una camada de 300 lechones (…) el municipio nos colabora para
los cerdos, pero luego cambió su rumbo porque no era la cooperativa la que
manejaba eso, sino unos particulares (…) luego otra gente se quedó con eso
y el campesino quedo sin nada (…) hicieron unas reuniones, nombraron unos
directivos y eso se perdió (…) ese capital se perdió (…) era una cooperativa que
había hecho comités en las veredas, para dar pie de cría a los campesinos, pero
desafortunadamente tomó otro rumbo (…)”.
“Se está otra vez retomando eso para cambiar la directiva, nosotros los mis-
mos campesinos hicimos rifas y organizamos una casa campesina como de 25
metros [de largo] por 10 de ancho (…) hacíamos las reuniones, conseguimos
con el gobernador del Magdalena una picadora, [y una] procesadora de alimen-
to para producir alimento para el ganado con la yuca (…), el proyecto estaba
amarrado a la porcicultura, [a la] ganadería (…) estaba al lado del matadero,
era un gran proyecto productivo para beneficiar a los campesinos. Tenemos la
planta de unos 30 metros en concreto para producir alimento bovino con lo de
los peces y la yuca (…) para ese proyecto de cerdos (…) que fue una parte del
objetivo (…)”. A pesar de que se siguen viviendo situaciones de violencia y existe
temor, “(…) ahora tenemos un poquito de libertad para solicitar los proyectos al
Estado. Solo un poquito (…)”.

SEGUIMOS CON LA ORGANIZACIÓN COMUNAL

Entre las organizaciones de la población rural destacan las JAC. En el caso


del municipio de Nueva Granada, los líderes de estas organizaciones logran
convocar menos del 50 por ciento de los habitantes de los corregimientos de
Andes y las Tiras. El principal relacionamiento institucional es sostenido con
las administraciones municipales por un lado y, por otro, con la Asociación de
Juntas Comunales municipal y departamental. En el municipio de San Ángel, las

103
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

JAC también son importantes. Están agrupadas en la ASOJUNTAS y entre los


propósitos más destacados de los integrantes se cuentan velar por el desarrollo
social de las personas afiliadoas, gestionar planes de desarrollo comunitario y
recientemente velar por el fortalecimiento comunitario y apoyar el proceso de
paz para “mejorar el bien de la comunidad, para un mejor vivir y en un futuro
poder vivir en paz”. En general, las personas asociadas a las JAC persiguen “(…)
el bien común de nuestros campesinos para brindarles un mejor vivir porque
cuando tenemos una buena relación obtenemos paz, tranquilidad que es o que
anhelamos los campesinos colombianos”.

CONCURSO DE LA VARA E` PREMIO. VEREDA LA POLA, MUNICIPIO DE CHIBOLO, MAGDALENA, 2013. FOTOGRAFÍA: JOHN JAIRO
RINCÓN GARCÍA PARA EL CNMH.

104
La violencia nos dejó consecuencias a nuestras comunidades y organizaciones

Otras JAC persiguen como objetivos la gestión de proyectos de mejora-


miento económico, asociados a la búsqueda del bienestar de la comunidad.
A diferencia de Nueva Granada, en el municipio de San Ángel la ASOJUN-
TAS parece tener mayor capacidad de convocatoria. Según algunos de sus
integrantes, ASOCUMUNAL tiene una asistencia del 80 por ciento de sus
afiliados, en momentos de convocatoria “ordinaria” pueden concentrar cerca
de ciento cuarenta miembros. Sin embargo, es importante señalar que la ma-
yoría de juntas existentes (se cuentan cerca de 23 en Sabanas de San Ángel)
si bien está reglamentada, muchas de ellas no se encuentran funcionando o
recién están reorganizándose.
En el municipio de Plato existen igualmente juntas comunales constituidas
en EL Bajo, Apuré, Cienagueta, Vaticano, Pueblito de los Andes, Disciplina,
Agua Viva, Buenavista, Zárate, San Antonio, El Carmen de Magdalena, Purga-
torio y el Casco Urbano. En este se cuentan cerca de cincuenta y seis juntas
de acción comunal.
En otros casos, en municipios como Ariguaní (hasta 1966 antiguo corregi-
miento de Plato) algunas de las JAC son de reciente conformación. Este es el
caso de la JAC localizada en la vereda Nuevo Universo, organizada en 2006. En
San Ángel, en la vereda Santa Helena, la junta se reorganizó hasta el año 2014,
al parecer por iniciativa de antiguos dirigentes de la ANUC. En el casco urbano
del municipio se indica que todos los barrios cuentan con JAC, pero al igual
que las anteriores, su reorganización es reciente, originándose en 2006. Otras
juntas tienen una mayor trayectoria organizacional, aunque el nivel de su con-
vocatoria ha desaparecido. Este es el caso de la JAC de la vereda El Pedracero,
conformada en el año 2000.
“En San Ángel hay unas veredas que se han desarrollado el modo de vivir a
través de las JAC, porque los representantes de las acciones comunales han me-
tido proyectos de electrificación (…) hay una vereda, Brasil, que está conectada
por los representantes de las acciones comunales. Ahora están con un proyecto
para que cada campesino tenga un pozo de agua (…) y las acciones comunales
tienen que ver con el desarrollo de los campesinos, porque estamos velando
por el bien común”.

105
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

APROVISIONÁNDOSE DE AGUA PARA EL HOGAR EN EL CAÑO DE LA POLA. CHIBOLO, MAGDALENA; 2013. FOTOGRAFÍA: JOHN JAIRO
RINCÓN GARCÍA PARA EL CNMH.

En la vereda Nuevo Universo el nivel de convocatoria es bajo, pues de sus


cerca de 20 integrantes, la gente “nunca tienen tiempo”. O en otros casos, es-
tán desmotivados moral y éticamente. Esta es la situación de la JAC de Santa
Helena, con cerca de sesenta asociados. Los integrantes de esta JAC a partir de
la relación con la ANUC, consiguieron la parcela en la que se encuentran asenta-
das varias familias. En la mayoría de municipios referidos22 existe igualmente la
Asociación Municipal de Juntas, ASOJUNTAS, la cual agremia a todas las juntas
veredas y corregimentales de los municipios.
En otras veredas de Ariguaní, como Toluviejo, la influencia que se ejercía
como ANUC era muy fuerte, se constituyeron JAC pero en la actualidad no es-
tán funcionando. “(…) era una vereda que más influencia tenía de la cuestión
del campesino, se conformó una JAC pero ahora no está funcionando correc-
tamente (…) cuando éramos presidentes conseguimos computadores para el
colegio, pero no nos organizamos como productores, fuimos adjudicatarios del

22 Ariguaní, Plato, San Ángel, Chibolo y Nueva Granada.

106
La violencia nos dejó consecuencias a nuestras comunidades y organizaciones

INCORA y luego cada uno se puso a trabajar en sus parcelas (…). Está la vereda
el Universo, que tampoco funciona la JAC. Para qué decir (…)”.
Entre las dificultades resaltadas que enfrentan los integrantes de estas or-
ganizaciones comunales se cuentan la presión ejercida por “grupos al margen
de la ley” y las amenazas que ellos derivan. También el poco interés de los
habitantes para participar de estas organizaciones. Respecto de los actores
armados, indican que “somos blanco de todos los actores armados al margen
de la ley y la corrupción”.
Para algunos campesinos, las JAC de hoy “(…) están en el papel. No existen.
Ahora estamos liderando un grupo de mujeres, de señoras, para reorganizar las
JAC porque ya estamos cansados (…) no tenemos nada. No tenemos alcantari-
llado, no tenemos nada. No funciona nada, todo en papel (…) queremos hacer
un revolcón, que Dios quiera que funcionen (…)”.

EN UN EJERCICIO DE MEMORIA LAS MUJERES DEL CORREGIMIENTO DE PLAYÓN DE OROZCO QUISIERON REVIVIR EL “RITUAL” DE
LAVAR LA ROPA EN LA QUEBRADA “EL MUNDO”, A 10 MINUTOS DEL CASERÍO. LAS MUJERES VAN CAMINANDO HACIA LA QUEBRADA
SEGUIDAS POR ALGUNOS HABITANTES DEL CORREGIMIENTO QUE QUISIERON ACOMPAÑARLAS. EL PIÑÓN, MAGDALENA, 2014.
FOTOGRAFÍA: GABRIELA STEPHANIE PÉREZ CARDOZO.

107
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

Indican que estas organizaciones no funcionan porque “(…) a veces también


es por las personas que escogen. No son personas que se mueven (…) que se
dedican, no son personas líderes (…) las escogen no más por la cara bonita.
Pero no se mueven”. En otras oportunidades es porque a las “(…) JAC en el
municipio no les estaban prestando atención (…) ahora que se dan cuenta que
las Acciones Comunales captan recursos, etc., es que se están moviendo (…)”.
Al parecer la iniciativa de recomposición de las acciones comunales se ori-
ginó en el hecho de que “(…) la administración actual (…) del municipio estaba
exigiendo que todos los barrios y veredas estuvieran organizados. Ahí fue don-
de todo mundo se pellizcó y empezó a organizarse (…). En Ariguaní, las JAC son
muy recientes y no tienen una funcionalidad activa al día de hoy”.
Pero las acciones comunales son muy vulnerables. “Muchas veces se crea
una acción comunal en un barrio, con 80 personas y con el tiempo usted empie-
za a ver que esa acción [comunal] empieza a desmejorar (…) los barrios perifé-
ricos tienen el gran problema que son desinformadas y las acciones comunales
son dirigidas por personas que no tienen formación y en vez de gestionar, la
gente se ocupa de escuchar lo que la gente les dice (…) y usted sabe que en los
tiempos de violencia las gentes de las acciones comunales eran perseguidas
porque eran la cabeza de un movimiento que se movía, podía ser fuerte si se lo
proponía y hacerse fuerte eran un escollo para los paramilitares. Con todo y eso
que utilizaban desinformación y acusación. Entonces muchas personas fueron
muertas por eso (…) porque veían en ellos un tropiezo (…). En tiempo que pasa-
mos eran unas acciones comunales prácticamente en una batalla desigual (…)
en todas formas (…) los dirigentes bajos en conocimiento sobre lo que dirigían
(…) los que eran dirigidos oían más a las personas de información de calle que
a los de información interna y eso termina en nada (…). En Plato las acciones
comunales están trabajando en un 50 por ciento porque la gente dice que ya no
cree en las acciones comunales. Y eso debe derrotarse con un nuevo modelo,
porque las acciones comunales son una defensa para el pueblo en un barrio o
en un corregimiento”.
En síntesis, los campesinos vinculados a la acción comunal han vivido dis-
tintos hechos y múltiples dinámicas. En el caso de Plato, ha enfrentado varias
etapas, ligadas a diversos fenómenos, no solo de carácter violento. En este
municipio la acción comunal cumple “(…) 54 años de historia y de construcción

108
La violencia nos dejó consecuencias a nuestras comunidades y organizaciones

de país: de (…) 1958 – 1970. Autogestión para hacer las cosas. 1970 – 1991: la
clientelización de las acciones comunales y de las asociaciones campesinas, en
lo político. 1991 – 1996. Agudización de la crisis de las acciones comunales y de
las asociaciones campesinas. 1996 – 2008. Reconstrucción a partir del 2008 ya
que fuimos perdiendo ese temor, retomando las acciones comunales, pero no
hemos retomado lo que son las agremiaciones campesinas. 2009 – en adelan-
te, que fue la etapa de consolidación como fundamento jurídico y respetadas a
nivel de Estado (…); ¿cómo nació la acción comunal? ¡Con pico y pala! Nosotros
éramos los que trabajábamos con pico y pala”.

109
6
TODO ESTE CAMINAR
EN MEDIO DE LA
VIOLENCIA NOS
HA AFECTADO
PROFUNDAMENTE A
NOSOTROS, NUESTRAS
COMUNIDADES Y
ORGANIZACIONES

Antes de la organización del campesinado en parcelaciones agenciadas por el Es-


tado en el marco de la lucha campesina por el acceso a la tierra y de la conformación
de la ANUC “(…) no había vida comunitaria porque cada quien adquiría sus terrenos
por sus propios medios. A nivel político no había desarrollo [y] a nivel cultura está-
bamos atrasados (…); a nivel económico estábamos mal y ambiental menos (…)”.

111
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

En muchos casos las parcelaciones contribuyeron a la conformación de co-


munidades. Este aspecto es importante, porque justamente las comunidades
fueron desarticuladas mediante el ejercicio de la violencia extrema. Estas se-
rían las características campesinas hasta los años setenta, momento en cual
se organiza el campesinado en asociaciones de usuarios. En estos años, “(…)
los campesinos (…) invadieron [y] le ganaron a los capitalistas. Luego algunos
hicieron escrituras a la tierra”. En los años ochenta, con la llegada de la acción
institucional del INCORA, “(…) llegó la intervención del Gobierno nacional co-
brando impuesto catastral. Y nuevamente apareció la ANUC poniendo la mano
por los campesinos”. En otros municipios el acceso a la tierra “(…) produjo tra-
bajo (…) para la comunidad. Se comercializaban productos como maíz, ajonjolí,
yuca, papaya, leche, queso. Habían centros (…) que facilitaban la comercializa-
ción de las cosechas”.
En el caso del municipio de Plato, a partir del proceso comunitario de ocu-
pación de tierras y posteriormente con la intervención del Estado a través del
INCORA, se generó un impacto significativo en la vida del campesinado, fruto
del acceso a la tierra y el apoyo a algunos procesos productivos, como la gana-
dería a partir de la entrega de reses. Para los campesinos, “(…) la vida cambió
pues las personas ahora tenían tierra. Empezaron nuevas actividades económi-
cas (maderas) nacieron nuevos pueblos: el Caserío y la Gloria. Lo que genera
un nuevo electorado enfocado al desarrollo de esas comunidades; cambia el
acceso a la educación de los niños, el acceso a créditos y nuevos créditos. Las
actividades económicas también generan un cambio en el ambiente”.
En el corregimiento de los Andes, municipio de Nueva Granada, desde los
años sesenta y hasta finales de los setenta “(…) a nivel social (…) había respeto
entre los campesinos, afecto y valores. A nivel político [se] proyectaba una polí-
tica progresista constructivista. En lo cultural [se] conservaban las tradiciones.
En lo económico, había un ambiente de progreso, esperanza y prosperidad. [Y]
en lo ambiental había poca contaminación”.
La llegada de los grupos armados y en particular las acciones de los para-
militares contribuyeron a expandir el temor y desestabilizar la región. Entre la
población surgió temor por el potencial robo de sus productos. En este marco,
a pesar de la violencia, los cambios sociales y culturales -al parecer- no fueron
muy profundos en los primeros años de violencia. La sustentación del precio

112
Todo este caminar en medio de la violencia nos ha afectado profundamente
a nosotros, nuestras comunidades y organizaciones

del tabaco contribuía a generar una parcial estabilidad en medio del temor
generalizado. Según los recuerdos evocados por los campesinos, en los años
ochenta la incursión de Chepe Barrera y del Ejército Nacional derivó en la apari-
ción de muertos en la población.
La llegada de los paramilitares implicó para los habitantes de Plato el some-
timiento político. Los paramilitares incidieron en la elección y en la vida política
local, por medio del Pacto de Chibolo. Así, “(…) los políticos se subordinaron a
las AUC. Socialmente cambian las relaciones: de estar todo en la puerta de su
casa a las 6:00 pm se pasa a que no había nadie en la calle después de las 6:30
pm. Económicamente [el municipio] cambió pues, [quedó] inactivo: se [paró] el
comercio, [cobraban] vacuna. Culturalmente [dejó] una secuela íntima”. En Plato
por ejemplo, con la llegada de los paramilitares, “(…) dejó de actuar el poder
judicial, [el ejecutivo] y [comenzó] el poder militar” del paramilitarismo. “Uno
no podía salir. Debía salir era de a pie (…) venir a comprar una maricadita y de
a pie. Nosotros cogíamos por el monte”. Si bien se señalan afectaciones en lo
comunitario y lo político, se indica que los paramilitares en esta zona no desa-
rrollaron acciones que explícitamente hubieran afectado el medio ambiente.
Las acciones violentas de los grupos armados derivaron entonces, desde los
años ochenta en adelante, en “(…) el rompimiento del tejido social, debido al
flagelo de la violencia”, generando también en lo político “(…) el cambio radical
en el campesino a la participación y el acompañamiento [generando igualmente
el] (…) abandono de la bandera política por la presión”.
“Cuando ya se presentaron esos grupos al margen de la ley, que prohibían
donde quiera había una reunioncita, uno por miedo a que lo consideraran como
en contra de ellos, pues uno (…) nos afectó de que ya no hacíamos reuniones.
Nos afectó porque ya tenía uno que estar sujeto a ellos, como especie de una
dictadura en la región. Que uno ya no podía ni criar animales. Yo fui testigo que
prohibieron, un señor comandante que fue el verdugo aquí, que derramó la san-
gre, un señor Codazzi, que ponía la ley que hasta los perros los mataba (…) aquí
en el pueblo de La China mató bastante, en Chibolo mató bastante perrito, los
animales cerdos, chivos, que antes eran cantidades de manadas de chivos, por-
que uno como no tiene tierras, los animales se criaban en los caminos, y ellos
completamente prohibían eso (…) entonces uno, ¿si se los mataban? entonces
qué utilizamos: tener que cogerlos y asegurarlos y someternos a una ruina abso-

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Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

luta que fue lo que nos dejó esa prohibición, entonces tábamos completamente
bajo un régimen de dictadura, favoreciéndolos ellos a sus patronos y nosotros
cada día en la miseria. Entonces en esa parte nos afectó. Ya no nos reuníamos
porque no nos atrevíamos ni hablar, con nadie y tampoco criar (…) entonces
entra tú a vivir esa situación (…) Por aquí gracias que lo capturaron, pero ese
hombre fue un verdugo por aquí, para el pueblito de Santa Inés, la Estrella, La
China, corregimientos que pertenecen a Chibolo”.
En lo cultural se conservaban las tradiciones culturales. En lo económico
dejó de ser productiva en productos de pancoger y la explotación ganadera y
sus tierras fueron usurpadas. En lo ambiental el uso de productos agroquímicos
contaminaban la flora, la fauna y las fuentes hídricas.
Si bien en la década del sesenta y a lo largo de los años setenta y ochenta el
campesino podía aspirar a obtener la propiedad de la tierra mediante la adju-
dicación y la titulación efectuada por el INCORA, desarrollando actividades de
pancoger, aspirando a que cada campesino tuviera su parcela y que el pequeño
ganadero pudiera refugiarse, ahora les tocaba “(…) clamar con toda [la] fuerza
[para] recuperar todas esas tierras”. La inseguridad se volvió la regla general en-
tre la población campesina. Es importante señalar, sin embargo, que el acceso a
la tierra por parte de los campesinos, en calidad de ocupantes y/o poseedores,
mucho antes de la titulación se daba a partir de la invasión y la ocupación de
tierras incultas o que eran consideradas baldíos o que, a su criterio, habían sido
adquiridas de forma fraudulenta.
Sin embargo los campesinos organizados en la ANUC no pudieron enfren-
tar en Ariguaní dos fenómenos complejos: el cambio climático y la llegada de
los paramilitares. En los años noventa los campesinos quedaron “(…) afectados
por el fenómeno del niño y nos quedamos sin recursos y endeudados”. En esa
misma década llegarían los paramilitares.
Los paramilitares o Autodefensas Unidas de Colombia, por todo el “(…) te-
rritorio nacional se iban a las notarías y cambiaban las escrituras a favor de
ellos”. En Nueva Granada muchos campesinos se vieron obligados a vender sus
tierras a bajos precios o a abandonarlas debido a la presión militar que tenían.
En este municipio “(…) la misma organización propuso abandonar las tierras
por la presión que tenían y así evitar pérdidas humanas”. Situación similar su-
cedió en Chibolo. “En el Silencio se vendió por temor. Hace como 15 años (…)

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Todo este caminar en medio de la violencia nos ha afectado profundamente
a nosotros, nuestras comunidades y organizaciones

cuando en ese tiempo se metieron esos señores (…) les decían AUC y después
popularmente los paracos (…) no sé por qué les decían los paracos (…) gracias
a Dios casi no me tocaron (…) sería porque participé fue en las compras (…)”.
Otro hecho fue el robo de ganado y la muerte de semovientes. En Chibolo
“(…) hacíamos comiteces y nos reuníamos y recogíamos cuota para un enfer-
mo. Luego nos hicieron salir de allí, perdí treinta y pico de reses (…) en la vereda
el Torito. Los paracos nos hicieron salir (…) eso era [ Jorge] 40 el que mandaba
(…) ese ganado duró ocho días encerrado (…) me metí y fui lo saqué macho
a macho y luego se fue muriendo. Ocho días sin comer y sin beber. Lo tenían
encerrado en la parcela de un hijo y ellos se apoderaron de ella. Así operado me
fui a sacarlo. Se murieron 38 reses a raíz del encerramiento”.
En algunos casos las recuperaciones de tierra adelantadas por los campesi-
nos no estaban exentas de presiones y afectaciones ejercidas por los grupos ar-
mados. En Chibolo, por ejemplo, “(…) nos perjudicaron fueron los paracos. No
fue más na (…) la guerrilla una vez tuvo un encuentro con nosotros y quería que
invadiéramos la tierra, pero como nosotros teníamos un permiso del INCORA
y de la dueña, les dijimos que no la podíamos invadir hasta que no saliera la
tierra. Al fin salió la tierra y nos dijeron, les vamos a meter ciento cincuenta
tipos, y nosotros les dijimos, ahh bueno pues métalos, nosotros nos quedamos
aquí (…) pues si nos toca de a media cabuya, pues nos toca de a media cabuya,
pero nosotros no salimos de aquí. Bueno, estuvieron cuatro días, se botaban
en la madrugada, pa´ tener esa gente con hambre, pero como la vieja mía era
más práctica, a las 9 de la noche ella cocinaba y a las 2 nosotros ya comíamos
y ellos quedaban con hambre. Luego dijeron, si a ustedes se les ofrece alguna
cosa, pues no nos llaman. Nosotros les dijimos pues no los necesitamos. Si ne-
cesitamos alguna cosa, llamamos al presidente ejecutivo de la ANUC en Bogotá
y listo. No volvieron más nunca”.
En otros casos, la ocupación de las tierras iba orientada a presionar la nego-
ciación del predio con el propietario. Algunos dirigentes campesinos pensaban
que “(…) había que pagar las tierras al dueño (…) que no había que hacer inva-
sión (…) se tomaban las tierras, con el fin de pagarle al propietario”.
A pesar de haber sido víctimas del desplazamiento forzado y el despojo de
sus parcelas, en algunos municipios los campesinos se han arriesgado a volver,
sin olvidar, eso sí, las consecuencias de la violencia. Actualmente en Ariguaní

115
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

“(…) algunos campesinos pudieron regresar a sus tierras y están disfrutando


de su parcela y otros todavía no [la] han recibido y siguen con la expectativa de
hacerlo, pues “(…) sus tierras (…) siguen en poder de las autodefensas”. En ge-
neral el campesinado espera que “(…) nos apoyen con nuestros proyectos (…),
que ANUC nos organice en los proyectos para mejoramiento de nuestras vidas.
[Y] que [el] todo el poderoso bendiga nuestra Colombia querida; que nos ayude
a conseguir la paz anhelada”.

CAMPESINOS REUNIDOS EN LA FINCA DE UNA FAMILIA RETORNADA LUEGO DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO. CHIBOLO; MAGDALE-
NA, 2014. FOTOGRAFÍA: JOHN JAIRO RINCÓN GARCÍA PARA EL CNMH.

En Chibolo algunos de los campesinos adjudicatarios de tierras se queda-


ron durante el tiempo de la violencia. Otras personas que se habían desplaza-
do forzadamente volvieron luego de la llegada del Ejército. Muchas personas
que estaban amenazadas salieron a pie del territorio. Los paramilitares ro-
baron tierra y ganado. Otros pobladores salieron a conseguir trabajo en dis-
tintos lugares. A pesar del robo de ganado característico de algunos años, la
ganadería extensiva se expandió, cambiando el uso del suelo de agricultura a
pastos. Al cambiar el uso fue cambiando también el dueño y el acceso, “(…)

116
Todo este caminar en medio de la violencia nos ha afectado profundamente
a nosotros, nuestras comunidades y organizaciones

pues los terratenientes se apropiaron de estos territorios y los privatizaron.


Los reclamos quedaron sin resultados”.
A la fecha las comunidades siguen sin acceso a tierras y/o a lugares de uso
colectivo como las sabanas comunales y ciénagas. Los campesinos “(…) no po-
dían llegar a los bosques, sabanas [y] ciénagas ya que se encontraban ocupados
por los paramilitares”.
En esta transformación “(…) se le quitó el poder a los campesinos sobre
sus derechos, no había respaldo del Estado y no había seguridad”. Los cam-
pesinos tenían muchos planes y en el caso de Ariguaní, “(…) contábamos con
la ANUC para capacitar y educar nuestros hijos. Para conservar nuestro pa-
trimonio económico”. Sin embargo, los intereses del campesinado quedaron
“(…) en manos de las AUC”.
Entre 1991 y 2013 en el municipio de San Ángel “(…) la comunidad dejó de
funcionar en lo social (…)”. “La autonomía política de la comunidad se perdió,
los grupos al margen de la ley decidían quién los representaba ante el Estado
y las comunidades”. “Al desaparecer la organización social de los campesinos,
indígenas y afros, los grupos al margen de la ley y los corruptos de la política se
apoderaron del poder territorial. Las organizaciones campesinas y sus comuni-
dades trabajaban intensamente por programas de desarrollo (…)”. Estos planes
fueron frustrados por paras y testaferros, aprovechándose de la debilidad orga-
nizativa de campesinos y productores. Al desaparecer muchas de las organiza-
ciones sociales, que a su vez regulaban el acceso a bienes de uso común, “(…)
lo que antes fue de uso colectivo de las comunidades, hoy está acaparado por
terratenientes, testaferros y guerrilla”.
En el caso de San Ángel, como de otros municipios del Magdalena, “(…) la
propiedad y tenencia [de la tierra] pasó en gran medida a manos de los jefes
de los grupos paramilitares, falsificando los títulos de propiedad en su nombre
o de sus testaferros”. Esto condujo a un proceso de “(…) acaparamiento de la
tierra y [de] los medios de producción por unos pocos actores [asociados a la]
(…) especulación financiera”.
En esta lógica de despojo y desplazamiento forzado del campesinado, dis-
minuyó la producción para la seguridad alimentaria y el intercambio en el mer-
cado. La mano de obra se fugó del campo a la ciudad. Por tanto la pobreza
aumentó en el territorio. Por otra parte, la economía personal y familiar de los

117
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

campesinos quedó bajo el control absoluto de los intrusos en el territorio. En


materia ambiental, las comunidades enfrentan hoy una compleja situación. “La
flora [y] la fauna fue devastada por los actores de la guerra. Se talaron los bos-
ques y montañas”. En general es como si “(…) la cultura [de los campesinos]
perdi[era] su esencia. Se perdió el derecho a pensar y [a] disponer de la iniciativa
comunitaria”. A pesar de la violencia generalizada, “(…) un[a] minoría de cam-
pesinos se quedaron desafiando el peligro. [Sin embargo], los testaferros se
apoderaron de las tierras despojadas”.
Es complejo desvincular los impactos que se generaron a la comunidad y a
la organización campesina en el marco de la violencia sociopolítica. También es
complicado no pensar históricamente en los impactos derivados de la acción
institucional del Estado en el marco de las políticas de redistribución de tierras
y estímulo a la organización y a la producción campesina, en los años setenta y
ochenta. Intentando sintetizar los múltiples efectos de estos procesos a veces
simultáneos, los campesinos en Chibolo proponen los siguientes momentos
en su trayectoria.
Entre “(…)1972 y 1990 (…) en términos sociales se logra la recuperación
de la tierra. En términos económicos hay producción de productos agrícolas
y pecuarios y por otro lado se produce el deterioro ambiental. Se cortaron
los árboles sin planificar. En términos culturales, la comunidad [se] reunía
a través de las fiestas patronales de Santa Catalina de Alejandría. No había
participación política (…).

118
Todo este caminar en medio de la violencia nos ha afectado profundamente
a nosotros, nuestras comunidades y organizaciones

EN LAS CELEBRACIONES DE LA FIESTA PATRONAL DE EL PIÑÓN LA BANDA DE FANDANGO TOCA DESPUÉS DE LA ALBORADA. CORRE-
GIMIENTO DE PLAYÓN DE OROZCO, DEPARTAMENTO DEL MAGDALENA, 2014. FOTOGRAFÍA: GABRIELA STEPHANIE PÉREZ CARDOZO.

Como en este periodo no hubo desplazamiento las comunidades [se que-


daron]”. “En este periodo parte de la tierra pasa a manos de los campesinos. A
través de la recuperación (…) los campesinos y a la vez la INCORA”. “(…) La di-
námica de trabajo fue (…) debido a la tenencia de la tierra”. “El campesino tenía
[acceso] a los bosques, ciénagas, (…) [y a otras] de fuentes de trabajo, cultivos
de tierra, pesca (…)”.
Entre 1972 y 1990 el poder que había sido ejercido por el campesinado a tra-
vés de la ANUC, sería reemplazado por las Autodefensa Campesinas de Córdo-
ba y Urabá (AUCC). Esta organización era reconocida social y políticamente. Al
poder de las AUC se articularía el de los mafiosos, en contravía de los intereses
campesinos que querían el desarrollo de las familias y de la sociedad. Muchas
de estas consecuencias seguirían manifestándose años después.
Entre “(…) 1996 [y] 2006 (…) [hubo] consecuencias negativas por la des-
integración de la sociedad en general. En lo económico, había temor y se
abandonaron las tierras y [nada] producía. En cuanto a la política las AUC
se tomaron el control político (…)”. “(…) En este periodo las comunidades

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Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

fueron desplazadas y ocupadas por las AUC. Las AUC se hicieron a las tierras
mediante [testaferrato] y mediante la violencia”. “En este tiempo aparecen
los despojos (…) de la tierra por la situación de violencia”. “(…) Se modifican
las fuentes de trabajo por temor a ser utilizados como informantes de AUC”.
“En este periodo (…) el [acceso] de la gente (…) era controlado por los grupos
de AUC”. “En esta época cambió el centro de poder a manos de los mafiosos
(…) y los campesinos [a] defenderse”.

120
7
SEGUIMOS PENSANDO
EN EL FUTURO Y
EN LA REPARACIÓN
COLECTIVA

Luego de décadas de contribuir a la construcción de comunidades, luchar


por la tierra, sufrir la violencia y levantarse para seguir luchando, una de las ex-
pectativas fundamentales del campesinado en el centro del Magdalena se sitúa
en el acceso a la tierra. Piensan que “(…) donde se puedan conseguir tierras que
sean aptas y se puedan montar distritos de riego (…) y si se compran, podría el
campesino solucionar parte del problema. Y eso es lo que tendría que hacer el
gobierno para acomodar en esas tierras que consiga el Estado parte del campe-
sinado que ha sufrido los daños (…)”.
A partir de lo relatado y lo vivido se tienen, por parte del campesinado, di-
versas expectativas acerca de su futuro en el marco de la potencial reparación
colectiva y de las negociaciones de paz del gobierno colombiano con las gue-
rrillas. Varias dimensiones son cobijadas por las dudas y las preguntas. Una de
ellas es el futuro de los procesos organizativos:

121
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

Sobre este particular se preguntan “¿cuál sería la forma de nosotros replan-


tear los comités de las asociaciones y comités que dejaron de funcionar a raíz
de todo ese efecto de que se nos presentó, que nos sacaron de pronto, que nos
quitaron? (…) nosotros queremos retomar. Que los campesinos seamos toma-
dos en cuenta por el Estado para crecer, para organizarnos, para el bienestar de
las comunidades campesinas (…); porque aún estamos con esos nervios, con
ese desespero (…)”.
Otros pareciera que optan por el olvido con el propósito de seguir adelante,
defendiendo a la ANUC, respaldando a sus líderes campesinos y buscando el
reconocimiento y la integración en la sociedad colombiana: “nosotros por lo
menos siendo ANUC municipal, dependiendo de la ANUC nacional, nosotros
estamos basados en unos reglamentos internos de esa organización, se hu-
biere llamado línea dura o blanda. Estamos concentrados en esa organización
¿por qué? Porque hay parte lo que en realidad el campesino busca respaldando
a esas entidades y respaldando a nuestros compañeros (…) llámese como se
quiera llamar: línea dura o blanda (…) ya pasamos de ese proceso al nuevo pro-
ceso. Que sigamos trabajando y olvidando lo que ya pasó (…) ya la línea dura se
acabó. La línea blanda se acabó. La ANUC sigue marcando ya vigente como es
(…) si a veces no siendo insurgente nos atacan (…) ahora diciendo yo soy guerri-
llero del M19, de las Farc, etc (…) No. Estamos buscando ser parte del gobierno
y tomar parte como colombianos que somos (…) eso es lo que estamos bus-
cando. Olvidar lo que pasó y seguir pa` elante (…) olvidar el pasado, apoyando
a nuestros compañeros y a la ANUC que no se acabe (…)”.
Esa suerte de olvido implica superar igualmente las dificultades vividas por
el campesinado en contextos de violencia de cara a impulsar la organización
campesina en el posconflicto. “En mi concepto, es seguir con una ANUC lim-
pia, sin insurgencia ni nada (…) olvidarlo que ya pasó (…) uno está haciendo los
esfuerzos por los hijos y nietos que vienen de tras de uno (…) buscamos una
organización que lleve el conjunto de lo que queremos (…)”.
Además de los daños materiales relatados, se evidencia otro tipo de con-
secuencias, las cuales, para algunos no han sido si quiera abordadas. Señala
un campesino que “(…) hay algo que realmente no se valora que es la parte
espiritual, porque yo digo, que lo material así sea con el tiempo posiblemente
se puede recuperar. Pero lo espiritual es una marca que queda para toda la vida

122
Seguimos pensando en el futuro y en la reparación colectiva

(…), tanto es así, que el hombre cuando es perseguido, es acabar, podemos


decir que es una persona que era una persona llena como cualquier otra (…)
Pero en el día de hoy, cualquiera de los que han sido perseguidos y cualquiera
de nosotros, estoy seguro que no somos iguales a lo que éramos antes (…). ¿Por
qué razón? porque antiguamente nosotros teníamos confianza (…) hoy des-
confiamos de todo mundo. Antiguamente teníamos amor. Hoy tenemos dolor.
Antiguamente usted tenía un deseo amplio de seguir, de trabajar en la vida.
Hoy está confundido, no sabe cuál es realmente el camino. Entonces si noso-
tros empezamos a buscarle a la parte espiritual, eso no tiene valor. No tiene
devolución. El daño hecho, hecho está y estará para siempre. Por eso yo digo y
pienso ¿todo esto que nos ha[n] hecho? Así no nos paguen oro, en esterlinas,
en dinero (…) no nos va a subsana[r] las cosas reales de la violencia. Nosotros,
los que estamos aquí, que tenemos edad, hemos tenido una edad que nos ha
conllevado a conocer lo bueno que tuvimos. Lo bueno que se perdió y lo malo
que vivimos. Porque los que empezamos a buscar, aún hoy claramente no lo
hemos conseguido y el tiempo que nos queda, ya es poco.
¿Qué aspiramos? Pienso yo, crear unas bases para los que vengan próxima-
mente con nuestros hijos les quede algo, de cómo empezar, de cómo poder
ir viviendo una vida de estas que realmente no ha sido la mejor. Ahorita decía
el compañero que él le daban ganas de llorar y muchas veces uno se pone a
examinar la vida del campesino y sencillamente le digo, que a uno se le ablanda
el corazón (…) uno no entiende por qué donde ha habido tanto amor y tanta
sinceridad, por qué los grandes se ensañan contra las partes más débiles (…).
Siempre se dice que hay un dicho que dice que la cuerda se rompe por lo más
delgado (…) y con eso estamos viendo y quiero poner un ejemplo, Jesús fue un
Dios que vino a salvar a la humanidad que se había perdido, y llegó a ser el ser
más humilde que se ha podido conocer (…), pero el ser más grande que se ha
podido conocer (…), por qué nadie da la vida para salvar a otros, que ni siquie-
ra tuvo culpa en lo que se cometió (…) y esa es la vida del campesino. Somos
unos Jesús perseguidos. Y seguiremos. Y somos el mismo Jesús, masacrados.
Pero Dios es grande y un día, así sea con el levantamiento del pueblo de Dios,
nos dará la victoria”.
“Hemos perdido el amor y no nos hemos dedicado a mirar, a observar,
¿quiénes son esos líderes que nos van a reemplazar a nosotros? Tenemos que

123
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

retomar esa parte y mirar dentro de nuestra familia a esos hijos y nietos que les
podamos enseñar lo que nos enseñaron a nosotros (…) a organizarse, a respe-
tar la naturaleza (…) las partes comunales (…). Pero los líderes, los jóvenes que
están ahora, no se preocupan por promover las organizaciones que propugnan
por el bienestar de las comunidades (…), porque ya nosotros estamos arriba
(viejos). Los invito a todos para ver cómo retomamos algo (…) ¿por qué las
escuelas de formación no se han seguido ni se han retomado?”.
“Los compañeros que estamos presentes en cada municipio pueden hacer
escuelas de formación y multiplicadores a la juventud para conseguir los hilos
que ya nosotros hemos dado (…) y que si nos toca morirnos, esa juventud siga
los caminos (…) esto no es una obligación, porque morir a manos de otra perso-
na no es bueno. Yo fui amenazado cinco veces, pero gracias a Dios (…) siempre
he tenido un margen, una buena idea, un buen acompañamiento para ese sec-
tor donde yo nací y quiero con el alma (…); aunque estuve desplazado (…) pero
volví nuevamente al sector campesino (…) pero uno debe darse cuenta por qué
vienen los ataques al sector campesino. Pero el gobierno de nuestro país es el
responsable que el campesino sea masacrado cobardemente”.
A pesar de las políticas actuales con relación a la población víctima de
la violencia y la restitución de tierras, se percibe una suerte de desconfianza
respecto al Estado. “La verdad, nosotros no dependemos del gobierno. La ver-
dad, uno depende de uno mismo (…) nosotros no somos de la alta sociedad
donde están ellos (…) nosotros somos los que no debíamos sufrir las grandes
consecuencias con tanta violencia, con tanta desaparición forzada con tantos
muertos (…) yo tengo familiares que hasta el día de hoy no han aparecido de
Plato (…) dos primos hermanos, el uno me lo tiraron a la quebrada El Cucho
(…) y el otro no sé (…) más otro primo en la zona. Y así por lo consiguiente,
entonces ¿de qué depende?”
En algunos casos también es evidente la falta de información de la pobla-
ción sobre las políticas y programas y su desarrollo a nivel local y regional. En
relación con “(…) la restitución de tierras; falta información. Yo por lo menos
no sé (…), tampoco con lo del INCODER. Me dijeron que había reforma en eso
y (…) No sé (…)”.
“Pa´ describir estas comunidades hay que saber qué sucedió y qué les pasó.
Anteriormente eran comunidades prósperas, tenían cultivos, producción (…)

124
Seguimos pensando en el futuro y en la reparación colectiva

con la violencia todas esas comunidades se desintregraron y se dispersaron


(…). El gobierno debía poner atención en esto para ayudarnos a reorganizar”.
Se requiere entender la noción de comunidad que han construido. “Comunidad
es asentamiento humano dentro de espacio geográfico, con sentido de perte-
nencia e identidad (…) se necesita reconstruir la ética, la moral y los valores de
nosotros, para poder intentar tener nuestro desarrollo social comunitario”.

EN EL MAGDALENA HAY VARIOS PISOS TÉRMICOS Y UNO DE LOS CULTIVOS MÁS IMPORTANTES EN LA PARTE ALTA DEL MUNICIPIO
DE CIÉNAGA ES EL CULTIVO DE CAFÉ. CON LA PRESENCIA DE ACTORES ARMADOS (PARAMILITARES, GUERRILLA Y FUERZAS
ARMADAS) Y LOS ENFRENTAMIENTOS CONTINUOS, LOS CAMPESINOS SE DESPLAZARON Y ESTA PRODUCCIÓN SE DIEZMÓ DESDE
LOS AÑOS NOVENTA DEL SIGLO XX, HASTA LOS AÑOS DOS MIL EN EL SIGLO XXI. SOLAMENTE HACE UNOS POCOS AÑOS LOS CAMPE-
SINOS HAN VUELTO A CULTIVAR CAFÉ Y A SACAR UNA PRODUCCIÓN IMPORTANTE. SECTOR INDÍGENA DE LA VEREDA CERRO AZUL,
MUNICIPIO DE CIÉNAGA, MAGDALENA, 2014. FOTOGRAFÍA: GABRIELA STEPHANIE PÉREZ CARDOZO.

“Hablamos de comunidad y llegamos a lo que son los playones, donde hay


seis corregimientos y donde existían muchas comunidades. Hablamos de los
sectores pesqueros y ellos viven de la pesca y es parte en la que ellos vivían, se
han exterminado, se han acabado (…). ¿Cómo hacemos para que esa comuni-
dad vuelva a tener esa alegría? ¿Cuando ellos pescaban venía gente de todos
los municipios a comprarle a ellos lo que pescaban? ¿Cuál sería la solución?,
el distrito de riego (…) esa sería la solución (…) la ciénaga podría servir para
todos, para pesca (…)”. “El valor de la comunidad es estar unidos en paz y

125
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

en fraternidad consigo mismo, al haber esas rupturas que hemos sufrido, el


sujeto sigue existiendo, pero tiene un daño (…) la comunidad está, pero ya no
está unida (…)”.
En términos generales, muchos son los aspectos que el campesinado
espera sean abordados en las discusiones sobre reparación colectiva, en el
marco del posacuerdo. Aquí se refieren de forma general algunas de los enun-
ciados propuestos:
Debe considerarse que “(…) el daño ha sido un daño generalizado (…) pero
para una región donde se hayan cometido hechos, deben ser visitadas, conocer
sus problemas actuales y hacer un censo sobre esa región para que cuando lle-
gue la reparación, se hable de colectividad. Uno de los grandes problemas que
tienen los campesinos es la falta de tierras. Muchos siguen viviendo en tierras
que no son de ellos (…) son insuficientes (…). También toca tener en cuenta
a la gente que salió (…); se deben ubicar, pues deben pertenecer al colectivo
del que salieron (…). Es la forma como un poco humana para que las cosas se
puedan dar. ¿Qué valor tienen ellos en sí mismos para reclamar? Hay que hacer
un movimiento referente a esa zona y tomar censo, para darle verdaderamente
a quien [se le] debe dar (…)”.
En este sentido, se debe pensar en una “(…) reparación integral a quienes
sufrieron la violencia (…). [Por decir algo] (…) en Chibolo y sus alrededores no
hubo una sola parte que se salvara y la gente de la cabecera no se desplazó
porque no tenía pa´ onde irse (…). Otra gente fue parada para que no se fuera
(…), pero con lo que se estaba viviendo no se sabía a qué casa iban a entrar (…);
entonces la reparación colectiva debería ser eso, colectiva, no por sectores,
pues toda la región vivió lo mismo”.
Para las personas que fueron obligadas a desplazarse forzadamente se de-
manda el “(…) retorno a su lugar de desplazamiento (…) [incluyendo] las opor-
tunidades que va a tener la juventud (…), nuestros hijos. Para que puedan estar
tranquilos en ese legado que les dejamos allí (…), para poder tener una vida
social, la moral que fue destruida. La ética, los valores (…); nosotros nos hemos
mantenido porque somos personas de firmeza, de palabra (…), las personas
que se desplazaron, para que las personas retornen a sus lugares”.
Esto implica “(…) que se tengan en cuenta las zonas, las comunidades y los
territorios que fueron los que sufrieron el impacto y que se desarrollen proyec-

126
Seguimos pensando en el futuro y en la reparación colectiva

tos claros para el sector campesino, que favorezcan a todas las comunidades
campesinas. En esta lógica, el gobierno central [deberá tener] en cuenta a la
población joven que no tiene trabajo”.
De cierta forma se espera que la sociedad en su conjunto pueda “(…) dar
fuerza y firmeza a algo de lo que estamos haciendo (…)” Esto implica abordar
los impactos de la violencia desde “(…) el concepto de los derechos huma-
nos (…) [que si bien] puede abordarse desde múltiples ópticas (…) pasa por
reconocer la dignidad al ser humano. Reconocer nosotros lo que estamos
haciendo (…), desde el gobierno central hay un despotismo y una tiranía hacia
el campesino”.
La reparación colectiva y el trato al campesino implica entonces el “(…)
reconocimiento de la dignidad de hombres y mujeres del campo: acceso a la
tierra, políticas públicas para fortalecer la economía campesina. Que el cam-
pesino pueda vivir de la producción del campo. Que se incentive el desarrollo
del campo”. En últimas, que “(…) los derechos del campesino sean respetados
y reconocidos [las organizaciones y los campesinos] como un órgano político
(…)”. En este marco y en el contexto actual, “(…) las mujeres son las que en
realidad hoy en día están al margen. Eso debe resolverse (…)”. Y que debería
pensarse en el campesinado como “(…) Sujetos de derechos políticos, que ten-
gan independencia y autonomía política”. Implica también, pensar en políticas
de reconocimiento, con cosas tan básicas como “(…) la conmemoración del día
del campesino”.
Todo esto tiene que ver, entre otros aspectos, “(…) con la organización, con
la dignidad. Que la política pública garantice [a] la organización social que no va
a ser perseguida. Que sea autónoma. No tener que estarle lambiendo al alcalde
municipal (…) alimentación, empleo (…) ¡Que la formulita! Muchos alcaldes no
van de día a la alcaldía sino de noche. Otros no van (…) el de Chibolo dizque
vive en Santa Marta”. Todos estos esfuerzos implican igualmente, “(…) Acabar
la corrupción en los municipios. Con eso no se va a tener reparación colectiva
(…)”. “En la alcaldía no se encuentra ni una respuesta negativa (…) ya no funcio-
nan para resolver los problemas locales del campesino”.
Por otro lado, los aspectos enunciados involucran también lo político. Acla-
rando que “(…) no solamente por la votación se hace política (…), pienso y creo
que si nosotros, estando unidos y realmente haciendo una política diferente,

127
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

integral, especialmente para el campesino, donde podamos salir de tanto ma-


rasmo, sería una política conveniente”.
Además del daño causado o, mejor, de la cadena de daños, el campesinado
es claro en demandar la comprensión de las condiciones actuales en las que
vive y en las que se desarrollan las políticas de reparación. En este sentido,
indica que “(…) no hay empleo. No hay en qué trabajar. El salario mínimo no se
conoce, se trabaja un día y se bebe una semana. Los ladrones no roban a media
noche. Roban a medio día. Se están robando los chivos, los pavos (…)”. Esto im-
plica reconocer que “(…) el Magdalena fue un escenario muy fuerte de violencia
principalmente paramilitar de Jorge 40 y compañía (…) con esa presencia y ese
escenario, tenemos problemas económicos, sociales, de despojo de tierras”.
Indican también que “(…) hay mucha corrupción (…). No tenemos nada
aquí en el municipio; lo que tenemos es el dolor que nos dejaron los parami-
litares (…); entonces estoy de acuerdo con la reparación integral (…) Ajá, ¿que
no me mataron el hijo a mí?, pero se lo mataron al vecino (…) aquí tenemos
una organización de tierras y tenemos gente que se ha muerto esperando
un pedazo de tierra (…). ¡Por Dios! que entreguen la tierra, sin tanto papel ni
nada (…) el gobierno nacional debería hacer trato directo con los campesinos,
sin tanto intermediario”.
Señalan los campesinos que “(…) siempre se está hablando de necesidad de
tierras. Mas el despojo y las nuevas generaciones de campesinos, que están re-
costados en las parcelas o vendiendo agua, chicles, esa gente hoy está pensan-
do en regresar a la tierra y podemos ayudar (…). Podemos pedir la restauración
de tierras comunales (…); todos los municipios tenían tierras comunales. Los
campesinos más pobres hacían sus trabajos en los alrededores de los munici-
pios (…), ¿vaya a ver dónde están esas tierras?; los señores están corriendo la
cerca para ampliar la carretera. La reparación colectiva significa la posibilidad
de que toda persona que quiera producir en el campo lo pueda hacer (…), que
esas tierras hagan parte de un fondo para repartirla a quienes no la tienen y que
eso haga parte del fondo de La Habana. Y que se sepa al máximo grado lo que
ha pasado en todo este período de violencia”.
A esto se suma la carencia en la prestación de servicios sociales o la
precariedad en el servicio de algunos de ellos, como el de la electrificación.
Por eso piden una “(…) oficina de Electricaribe para hacer reclamos en los

128
Seguimos pensando en el futuro y en la reparación colectiva

municipios”. En esta lógica, exigen “(…) que los servicios que el campesi-
nado requiera lleguen directamente al campesinado (…) que los identifique
como un ente político y una legislación especial para todo lo que necesite el
campesino. Como crean el Ministerio del Interior u otro ministerio ¿Por qué
no se puede crear el Ministerio Campesino? Que se rijan todas las leyes del
campo (…) el campesino es el productor de la alimentación (…), ¿qué es lo
que hoy tiene el mundo? Hambre (…)”.
Si bien en muchos casos se tiene claridad de que “(…) el Estado no tiene
con qué reparar el daño, tanto físico, moral, ético y espiritual que nos causó a
nosotros los campesinos y las familias que tenían sus negocios: comerciantes
que también los despojaron, ganaderos (…). Si se nos da lo de la reparación,
que se elaboren proyectos productivos a estas comunidades (…) Ajá, nos dan
una parcela, ¿estamos luchando por la tierra, por una parcelación? (…) [se
requiere] hacer centros de acopio para la leche en esas veredas, centros don-
de se recopile lo que producimos, para procesarlo y venderlo a los grandes
centros comerciales”.

129
8
REPASANDO
LO ANDADO

A manera de conclusiones se establecen los siguientes aspectos:

SOBRE LA TRAYECTORIA DE LA COMUNIDAD Y LA


ORGANIZACIÓN CAMPESINA

– Mucho antes de la existencia de la ANUC en el Magdalena la expectativa


generada entre los campesinos por la Ley 135 de 1961 posibilitó, entre
otros factores, el impulso a procesos de colonización de tierras baldías
para buscar el sustento.
– Aún sin la existencia de organizaciones como la ANUC, el campesi-
nado se reunía en “juntas campesinas” para promover procesos or-
ganizativos, en una zona de amplio impacto de la violencia liberal
– conservadora.
– Algunas de las tierras colonizadas resultaban posteriormente con
dueños, los cuales sacaron a la fuerza a los “invasores” de la mano
de las autoridades civiles y de policía. En otros casos, los campesinos

131
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

ocuparon tierras inexplotadas, con propietario, como las que perte-


necían a la Shell.
– La Ley 135 de 1961 abrió la posibilidad de legalizar tierras baldías ocu-
padas con anterioridad por el campesinado. En general, el campesina-
do era expropiado por los terratenientes e ignorado por el gobierno.
Desde esa época de finales de los años sesenta, se recuerda el maltra-
to y la violencia ejercida contra el campesinado. También las huellas
dejadas en ellos.
– Al fundar una ocupación, los campesinos se organizaban para desde allí,
promover la adquisición de nuevas tierras y la organización de comuni-
dades campesinas, dando origen a asentamientos como Los Andes, en
el municipio de Nueva Granada.
– En estos asentamientos los campesinos construyeron escuelas, vías,
centros de servicios comunitarios, cooperativas. Estos esfuerzos se ar-
ticularon con la adecuación de la tierra para la producción de tabaco en
algunos de los municipios del Magdalena.
– A partir de la organización campesina, fue promovida la estructuración
de procesos de formación cooperativa y de promotores de salud para
resolver las carencias en esta materia. En el caso de la educación, recuer-
dan que el centro del Magdalena cuenta con una importante cantidad de
escuelas, fundadas a partir del esfuerzo y la lucha campesina.
– En el caso del cultivo del tabaco, en torno a los conflictos generados en-
tre el propietario de las tierras y los trabajadores, surgirían las primeras
organizaciones sociales de carácter sindical e igualmente las primeras ti-
tulaciones de tierras promovidas por el Instituto de Fomento Tabacalero.
– Desde 1964 se realizaron las primeras reuniones del campesinado ta-
bacalero para la conformación de sindicatos. Además de la mejora en
las condiciones laborales, algunos de estos sindicatos cuestionaron la
concentración de la tierra y el poder terrateniente, sentando las bases
para la estructuración posterior de comités campesinos que fundarían
la ANUC – Magdalena.
– En materia del proceso organizativo sindical, se destacaron los campesi-
nos trabajadores de los municipios de Plato y El Carmen de Bolívar sobre
el valle del río Magdalena.

132
Repasando lo andado

– La dinámica de colonización, como la producción de tabaco, atrajeron


nuevos colonos venidos del Cesar, Sucre, Córdoba y Bolívar, algunos de
los cuales huían de la violencia liberal – conservadora y otros, sencilla-
mente buscaban acceso a la tierra.
– Sobre la fundación de la ANUC regional no hay en las memorias de los
campesinos una fecha precisa de fundación. Su origen se ubica entre los
años de 1967 y 1972. Sobre este aspecto son múltiples los recuerdos, así
como sobre los epicentros fundacionales.
– Según documentos encontrados en el archivo de Estéban Ruiz, la per-
sonería jurídica le fue entregada en el año 1972, agrupando los comités
veredales que habían sido creados años atrás.
– De la fundación de la ANUC participaron campesinos sin tierras, co-
merciantes y hasta ganaderos. Los campesinos se organizaron con el
propósito de ser beneficiarios de los servicios del Estado y acceder a
tierras. Esta organización fue posible igualmente por impulso que líderes
campesinos de otras partes del país le imprimieron, principalmente los
venidos de Sucre y Córdoba, entre otros.
– Algunos líderes, como Estéban Ruiz, recordaban que la ANUC se
fundó para luchas contra el latifundio en el Magdalena. La confor-
mación de esta organización empezó a traer beneficios en materia
de acceso a la tierra para los campesinos de algunos de los comités,
como el de Chibolo.
– Con la fundación de la organización campesina, el campesinado empezó
a tener expectativas favorables sobre su futuro: al tener acceso a la tierra,
se iba a atener alimentación, trabajo, propiedad, y en general medios
favorables para su desarrollo, al tener una familia estable y organizada.
El futuro era próspero. El proceso de organización del campesinado se
extendería hasta finales de los años ochenta.
– En general en todos los municipios del centro del Magdalena se consti-
tuyeron comités campesinos que se complementarían con las juntas de
acción comunal que se habían promovido desde los años setenta.
– A partir de estas organizaciones, en el marco de la Ley 135 de 1961, se
estableció entre el campesinado y el Estado una relación intermediada
por el INCORA y sus funcionarios, para garantizar entre otras cosas el

133
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

acceso a la tierra, bien por medio de la legalización de la tenencia, la


adjudicación de baldíos o mediante la entrega de tierras adquiridas para
tal fin (muchas o la mayoría de mala calidad).
– Para algunos campesinos era mucho mejor acceder a la tierra de esta
forma que invadiéndola. La promoción de la organización y los logros
parciales en materia de acceso a la tierra estimularon la vinculación de
jóvenes a la ANUC.
– Sin embargo, no todos los campesinos accedieron a la tierra formalmen-
te. A unos les titularon y a otros no. Este fue el caso de los campesinos
localizados en los predios La Habana, El Encanto y Pasacorriendo en el
municipio de Plato.
– Algunos líderes aún recuerdan el mapa de adjudicaciones y de tierras
ocupadas. Sin embargo, es un recuerdo que se va borrando paulatina-
mente de la mente, agudizado esto por el despojo de tierras del que
fueron víctimas entre los años 1990 y 2000. Esto no significa que antes
no hubieran sido despojados.

SOBRE LA CONFORMACIÓN DEL SUJETO COLECTIVO

– En las tierras colonizadas y en las que posteriormente fueron adjudi-


cadas se fundaron comunidades campesinas, las cuales con su propio
esfuerzo lograron la constitución de redes culturales y económicas,
también sociales.
– En estas comunidades se realizaban y conmemoraban festividades, o se
impulsaban procesos de intercambio económico y acciones solidarias de
trabajo colectivo para la satisfacción de necesidades.
– Este tipo de trabajo comunitario se proyectó en la ANUC, pues esta or-
ganización era vista por el campesinado como una organización para
ayudar a la comunidad.
– En los años ochenta los campesinos organizados habían conseguido
además de algunas tierras, establecer alianzas con el Sena y otras en-
tidades para la oferta de cursos de formación. Para muchos la ANUC
ayudaba al campesino a obtener conocimiento.

134
Repasando lo andado

SOBRE DAÑOS E IMPACTOS

– En los años setenta varias de las comunidades fundadas se habían con-


solidado en sus tierras-territorios. Sin embargo, pesaba sobre ellos el
conflicto con los terratenientes, los cuales continuaban desarrollando
acciones para expulsarlos de algunos predios, como se relató para los
municipios de Ariguaní y Aracataca.
– Los campesinos eran sindicados de robar ganado, robar tierras y hasta
de ser guerrilleros, sin que a la fecha hubiera presencia de guerrilla en
la región. Con estos argumentos, los campesinos eran sacados de sus
tierras, destruidos sus cultivos e incendiadas sus casas. También eran
encarcelados y golpeados sin piedad, indistintamente de la edad y el
género de las personas.
– Para expulsar a los campesinos los terratenientes establecieron alianza
con las autoridades locales de carácter civil y militar u organizaban ellos
mismos sus propios grupos armados. Este tipo de acciones se reportan
desde finales de los años sesenta en adelante, convirtiéndose posterior-
mente en una constante.
– A pesar de la violencia, los campesinos continuaban la campaña de
lucha por la tierra, unas veces mediados por entidades del Estado, en
otras ocupando algunos predios y/o colonizando baldíos.
– En municipios como Plato la ocupación de tierras y el conflicto con los
terratenientes – ganaderos fue una constante. Si bien en la actualidad no
sigue siendo promovida la ocupación de las tierras, los terratenientes –
ganaderos siguen presionando a los campesinos a veces con recursos
violentos, disputando el acceso a los playones y ciénagas y a la tierra
“abonada”. También continúan desecando las ciénagas.
– A finales de la década de los setenta ya era tangible la presencia de hom-
bres de civil armados al servicio de los propietarios de tierra. Se desta-
caban en estos años Los Méndez y Los Cheperos. Al comienzo de los
años ochenta también hicieron presencia las guerrillas, principalmente
el Ejército de Liberación Nacional, ELN.
– Los Méndez fueron el azote del centro del Magdalena y parte del Cesar,
al igual que Los Chepes. Los Méndez, entre otras actividades, robaban

135
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

ganado e intimidaban al campesinado. Esto provocó, al parecer, la reac-


ción de Los Chepes, al mando de José Barrera.

SOBRE LAS AFECTACIONES COLECTIVAS A LA COMUNIDAD Y


LA ORGANIZACIÓN

– En los años ochenta los campesinos eran señalados de pertenecer o


ayudar a la guerrilla. En muchos casos, como en Chibolo, esto empezó
a incidir en el desvertebramiento de la Asociación de Usuarios Campesi-
nos. A las organizaciones campesinas, les tocó callar.
– Tanto grupos de paramilitares como de las guerrillas atacaron a la po-
blación campesina, siendo los paramilitares los que más daño hicieron.
– La inseguridad se volvió un factor cotidiano para el campesinado.
Al igual que en décadas pasadas, se agudizaron los hechos de per-
secución y de asesinato de líderes campesinos, profundizándose el
miedo y el terror.
– Esto derivó en la desafiliación de las personas a la organización
campesina.
– Se profundizó la estigmatización contra el campesinado y sus orga-
nizaciones.
– El campesinado sentía la presión de los grupos armados. Con el tiempo,
vendría la desintegración y fragmentación de las organizaciones campe-
sinas y el desplazamiento forzado de población.
– Uno de los resultados potenciales de este proceso fue la división de la
organización campesina en dos líneas bien definidas: la llamada gobier-
nista y la identificada como la Línea Sincelejo. Sin embargo, en el Mag-
dalena, al parecer los líderes campesinos o algunos de ellos, optaron por
continuar formalmente con la línea gobiernista pero compartiendo los
planteamientos de la Línea Sincelejo.
– En varios municipios algunos de los dirigentes campesinos con-
tinuaron promoviendo la lucha por la tierra, mientras otros parti-
cipaban de las actividades y políticas del gobierno, inclusive en el
periodo del Estatuto de Seguridad y en años posteriores. Esto a pe-

136
Repasando lo andado

sar de que el Magdalena era uno de los departamentos con mayor


latifundio en el país.
– Las huellas en el movimiento campesino, sus líderes y comunidades
en relación con la violencia ejercida, se empezaron a expresar ya en
los años ochenta en el estancamiento de la organización campesina.
– El estancamiento de la organización campesina es relacionado de
forma directa con la sistemática intimidación de la que fueron objeto
los líderes y comunidades campesinas, así como con el asesinato de
dirigentes, el desplazamiento forzado y las disputas con los terrate-
nientes – ganaderos, algunos de los cuales terminarían involucrados
con narcotráfico.
– En muchos municipios del Magdalena la organización campesina desa-
pareció. En municipios como Plato la ANUC existía como figura formal,
más no como organización social amplia y masiva. Era solo el aparato.
– El campesinado comenzó a vivir el hambre, la pobreza, la tristeza, la
muerte, la escases de alimento, la falta de vivienda, creció el número de
mujeres viudas, la desintegración de las organizaciones, el desconsuelo
de las familias. Esta situación se prolongaría en el tiempo, hasta la fecha,
como una cadena de daños.
– A pesar de la violencia, en municipios como Chibolo y San Ángel en la
primera mitad de los años noventa, continuaban con acciones encami-
nadas al acceso a la tierra. Otras asociaciones municipales impulsaban
cursos de formación y programas sociales como la ANUC de Ariguaní.
Sin embargo, llegó el día en que no se pudo seguir trabajando más.
– Las masacres cometidas por los paramilitares y las guerrillas desataron
un nudo complejo de violencia y de consecuencias para el campesinado
y la población en general, siendo una de las principales el desplazamien-
to forzado, el despojo de las tierras y la pérdida de vidas humanas. Tam-
bién la desarticulación de las organizaciones.
– En algunos casos la situación del campesinado se agravó como re-
sultado de la corrupción de algunos líderes campesinos directivos
departamentales de la ANUC y su alinderamiento con los paramilita-
res. Este fue el caso de uno de los integrantes de la ANUC municipal
de Chibolo.

137
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

– A las acciones violentas principalmente de los paramilitares se sumaría


años más tarde la acción inclemente de la naturaleza: sequías y deseca-
miento de fuentes hídricas. Esto último, en muchos casos, producto de
la expansión ganadera. La comunidad quedó opacada. Las organizacio-
nes desarticuladas.
– En la actualidad existen directivas de ANUC municipales y de otras
organizaciones. Sin embargo, en muchos casos se trata solo de perso-
nerías jurídicas.
– En los municipios del Magdalena caracterizados en esta investigación,
hasta las JAC desaparecieron. Solamente después de la desmovilización
de los grupos paramilitares o, mejor dicho, en tiempos recientes, se es-
tán volviendo a dinamizar organizaciones, en algunos casos impulsadas
por políticos y administradores locales con el objetivo de poder ejecutar
recursos y movilizar clientelas electorales.
– En estos municipios existen muchas organizaciones de productores, las
cuales enfrentan gran cantidad de dificultades, algunas de las cuales
son: el acceso a la tierra, a recursos productivos y a bienes comunes
como las ciénagas y playones.
– Uno de los aspectos sacrificados tiene que ver con el carácter de las
organizaciones y su relación con los intereses sociopolíticos y eco-
nómicos del campesinado, en tanto las organizaciones existentes
ya no pelean por el campesino. Menos por el acceso a la tierra de
forma directa.
– El daño colectivo causado podría agruparse en los siguientes aspectos:
(a) daño general al sujeto colectivo campesino; (b) daños individuales
de impacto colectivo; (c) daños al núcleo familiar; (d) daños a la comuni-
dad campesina y (e) daños a la organización. En relación con el primero,
vale la pena destacar que se hace referencia a un conjunto de hechos
relacionados entre sí y acumulados en el tiempo, dando como resultado
la afectación del campesinado como sujeto colectivo. Esto fue definido
como una cadena de daños.
– Se destacan igualmente los daños ambientales. También son claros los
campesinos en precisar que “(…) el daño lo causó la falta de presencia
del Estado. Más que todo, la culpa es del Estado”.

138
Repasando lo andado

SOBRE EXPECTATIVAS DE REPARACIÓN COLECTIVA

– A pesar de la situación actual, los campesinos esperan poder construir


un mejor futuro y tener acceso a mejores oportunidades.
– Esperan poder concretar políticas y determinaciones relacionadas con
la reparación colectiva de sus comunidades, de sus organizaciones e
incluso de la naturaleza como algo que también fue afectado.
– Esperan que el campesinado sea tenido en cuenta por el Estado y la sociedad.
– Desean volverse a organizar para buscar el bienestar de las comunida-
des. Sin embargo, siguen con miedo y con nervios. En algunos casos con
desespero ante la situación adversa que se vive.
– Esperan que los daños materiales derivados del conflicto armado sean
reparados de forma colectiva. Igualmente, que sea reparada la parte es-
piritual y moral de las comunidades.
– Aspiran poder dejarles un futuro promisorio a los hijos. Para esto es fun-
damental la restitución de tierras y el retorno de la población desplazada.
– Esperan que se pueda conocer verdaderamente qué pasó y que el país y
la sociedad conozcan lo que les sucedió. Que las comunidades se vuel-
van a reconstruir y que tengan acceso a la tierra y a los bienes comunes
de las sabanas.
– Esperan recuperar el valor de la comunidad.
– Debe asumirse para este proceso que el daño fue generalizado. No
solo fue particular. Mucho menos individual. Debe tenerse en cuenta
las zonas, las comunidades y los territorios que sufrieron el rigor de
la violencia. Debe considerarse a los jóvenes y pensar en volverle a
dar fuerza a las comunidades. Se debe reconocer la dignidad de los
hombres y mujeres y dejar la tiranía contra el campesino desde el
gobierno central.
– No solo basta comprender la cadena de daños y los daños causados.
Para los campesinos es absolutamente fundamental que se miren las
condiciones actuales en las que se vive y los conflictos que se enfrentan,
máxime si se quiere construir la paz en el posacuerdo.
– Hay corrupción, problemas ambientales, no se tiene acceso a la tierra,
las políticas públicas son anticampesinas, los bienes comunes como las

139
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

ciénagas están en manos de particulares que prohíben el acceso al cam-


pesino por medio de hombres armados, amenazas e intimidación.
– Sigue existiendo una amplia demanda de tierras en la región. Las tie-
rras comunales fueron apropiadas por particulares. Existe carencia en la
prestación de servicios sociales básicos y de equipamientos colectivos.
Si bien se tiene la claridad de que existen cosas irreparables, la dimen-
sión colectiva del daño debe ser abordada desde una propuesta de repa-
ración colectiva.

140
BIBLIOGRAFÍA
Y REFERENCIAS

TALLERES Y EJERCICIOS DE MEMORIA

CNMH, (2014), Taller de validación de herramientas metodológicas, fichas N. 1,


2, 3 y 4 grupo Ariguaní, municipio de Ariguaní, Magdalena.
CNMH, (2014), Taller de validación de herramientas metodológicas, fichas N. 1,
2, 3 y 4 grupo Plato, municipio de Ariguaní, Magdalena.
CNMH, (2014), Taller de validación de herramientas metodológicas, fichas N. 1,
2, 3 y 4 grupo Nueva Granada, municipio de Ariguaní, Magdalena.
CNMH, (2014), Taller de validación de herramientas metodológicas, fichas N. 1,
2, 3 y 4 grupo Chibolo, municipio de Ariguaní, Magdalena.
CNMH, (2014), Taller de validación de herramientas metodológicas, fichas N. 1,
2, 3 y 4 grupo San Ángel, municipio de Ariguaní, Magdalena.
CNMH, (2014), Ejercicio de cartografía social; mapas: organizaciones en el
pasado; adjudicación de baldíos; comunidad; producción en el presente
y el pasado, mapa de producción y comercialización; grupo Ariguaní,
municipio de Ariguaní, Magdalena.
CNMH, (2014), Ejercicio de cartografía social; mapas: organizaciones en el pa-
sado; adjudicación de baldíos; comunidad; producción en el presente y el

141
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

pasado, mapa de producción y comercialización; grupo Plato, municipio


de Ariguaní, Magdalena.
CNMH, (2014), Ejercicio de cartografía social; mapas: organizaciones en el pa-
sado; adjudicación de baldíos; comunidad; producción en el presente y el
pasado, mapa de producción y comercialización; grupo Nueva Granada,
municipio de Ariguaní, Magdalena.
CNMH, (2014), Ejercicio de cartografía social; mapas: organizaciones en el pa-
sado; adjudicación de baldíos; comunidad; producción en el presente y el
pasado, mapa de producción y comercialización; grupo Chibolo, municipio
de Ariguaní, Magdalena.
CNMH, (2014), Ejercicio de cartografía social; mapas: organizaciones en el pa-
sado; adjudicación de baldíos; comunidad; producción en el presente y el
pasado, mapa de producción y comercialización; grupo San Ángel, munici-
pio de Ariguaní, Magdalena.
CNMH, (2015), Audios taller de validación de documento preliminar, Magdalena.
CNMH, (2014), Plenaria sobre sujeto y daño colectivo al campesinado. Taller de va-
lidación de herramientas metodológicas, municipio de Ariguaní, Magdalena.

ENTREVISTAS

CNMH, (2015), Líder campesino N.1, entrevistado por el equipo de investigado-


res locales. Proyecto: “Aportes para la construcción de una metodología
para la caracterización del sujeto y el daño colectivo con campesinas y
campesinos en la región Caribe, desde la perspectiva de memoria histórica
1960 – 2015”, municipio de Chibolo – Magdalena.
CNMH, (2015), Líder campesino N. 2, entrevistado por el equipo de investiga-
dores locales. Proyecto: “Aportes para la construcción de una metodología
para la caracterización del sujeto y el daño colectivo con campesinas y
campesinos en la región Caribe, desde la perspectiva de memoria histórica
1960 – 2015”, municipio de Chibolo – Magdalena.
CNMH, (2015), Líder campesino N.3, entrevistado por el equipo de investiga-
dores locales. Proyecto: “Aportes para la construcción de una metodología
para la caracterización del sujeto y el daño colectivo con campesinas y

142
Referencias y bibliografía

campesinos en la región Caribe, desde la perspectiva de memoria histórica


1960 – 2015”, municipio de Chibolo – Magdalena.
CNMH, (2015), Líder campesino N. 4, entrevistado por el equipo de investiga-
dores locales. Proyecto: “Aportes para la construcción de una metodología
para la caracterización del sujeto y el daño colectivo con campesinas y
campesinos en la región Caribe, desde la perspectiva de memoria histórica
1960 – 2015”, municipio de San Ángel – Magdalena.
CNMH, (2015), Líder campesino N. 5, entrevistado por el equipo de investiga-
dores locales. Proyecto: “Aportes para la construcción de una metodología
para la caracterización del sujeto y el daño colectivo con campesinas y
campesinos en la región Caribe, desde la perspectiva de memoria histórica
1960 – 2015”, municipio de Chibolo – Magdalena.

ARCHIVO

Documentos varios sin título, sin autor específico ni fecha, contenidos en el


Fondo documental Estéban Ruiz, copia digital en: Archivo de Derechos
Humanos del Centro Nacional de Memoria Histórica.
Junta Departamental de Usuarios Campesinos del Magdalena, (13 de mayo de
1982), Acta de reunión, en: Fondo Documental Esteban Ruiz, copia digital en:
Archivo de Derechos Humanos del Centro Nacional de Memoria Histórica.
Ruiz, Estéban, (sin título), en: Fondo documental de Estéban Ruiz, copia digital en:
Archivo de Derechos Humanos del Centro Nacional de Memoria Histórica.
Ruiz, Estéban, (s.f.), “La fundación de los Andes”, en: La organización campesi-
na en el Magdalena, documento inédito, Fondo documental Estéban Ruiz,
copia digital en: Archivo de Derechos Humanos del Centro Nacional de
Memoria Histórica.
Ruiz, Esteban (s.f.) Manuscrito sin título, en Archivo de Derechos Humanos del
Centro Nacional de Memoria Histórica; (Bogotá), Fondo Estéban Ruiz, co-
pia digital del documento en: Archivo Nacional de los Derechos Humanos
del Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH.
Pérez Ortega, Jesús María, (s.f.), Vida, pasión y muerte de la organización cam-
pesina ANUC y la Reforma Agraria. Versiones Previas, texto en borrador.

143
Campesinos de tierra y agua - Campesinado en el Magdalena

364 páginas. Copia digital en: Archivo de Derechos Humanos del Centro
Nacional de Memoria Histórica; páginas 226 y ss.

DOCUMENTOS

Dajer, Chadid Gustavo, (1981, abril), Una política agropecuaria coherente y ambi-
ciosa, Ministerio de Agricultura, Bogotá.
Manuscrito de líder campesino, en: archivo documental del proyecto “Aportes
para la construcción de una metodología para la caracterización del sujeto
y el daño colectivo con campesinas y campesinos en la región Caribe, des-
de la perspectiva de memoria histórica 1960 – 2015”.

INFORMACIÓN DE INTERNET

ACNUR (s.f.), Diagnóstico Departamental del Magdalena, consultado el 10 de junio


de 2016 en http://www.acnur.org/t3/uploads/media/COI_2180.pdf?view=1.
El Tiempo, (7 de diciembre 1999), “Muerto a tiros presidente de la Anuc-Mag-
dalena”, consultado el 1 de junio de 2016, en http://www.eltiempo.com/
archivo/documento/MAM-887375.
Verdad Abierta, (s.f.), “Autodefensas del sur del Magdalena e Isla de San Fernando”,
en: http://www.verdadabierta.com/victimarios/239-autodefensas-del-sur-del-
magdalena-e-isla-de-san-fernando, consultado el 10 de junio de 2016.
Ariguaní al día, (s.f.), “Investigan a funcionarios de Plato, El Difícil y Tenerife por
presuntos beneficios a paras”, en: ariguanialdia.blogspot.com.co, consul-
tado el 10 de junio de 2016.

144
TíTulos colección

CAMPESINOS DE TIERRA Y AGUA


MEMORIAS SOBRE SUJETO COLECTIVO,
TRAYECTORIA ORGANIZATIVA, DAÑO Y EXPECTATIVAS DE REPARACIÓN
COLECTIVA EN LA REGIÓN CARIBE
1960-2015

inTroducción – meTodología /
conclusiones generales del Trabajo de invesTigación

campesinado en el deparTamenTo del aTlánTico

campesinado en el deparTamenTo del cesar

campesinado en el deparTamenTo de córdoba

campesinado en el deparTamenTo de l a guajira

campesinado en el magdalena

campesinado en la mojana sucreña y bolivarense

campesinado en el deparTamenTo de sucre


El caminar de los campesinos organizados en el centro del departa-
mento se narra desde su vivencia: su proceso de colonización y ocupa-
ción de tierras, sus esfuerzos colectivos por ser y la consolidación de sus
comunidades, resaltando la conformación de juntas de colonización, la
economía tabacalera y la conformación de sindicatos tabacaleros.

En este proceso se fueron configurando fuertes conflictos entre los


terratenientes y los campesinos por la propiedad de las tierras. Con
la aparición de la política de Reforma Agraria, en los años setenta y
ochenta, a algunos campesinos les fueron tituladas tierras y adjudicados
terrenos baldíos. Sin embargo, a la fecha, muchas comunidades siguen
esperando la titulación de sus tierras.

La situación del campesinado empeoraría con la llegada de la guerrilla


a la región y posteriormente con el fortalecimiento del actuar paramili-
tar. Con mucha dificultad los campesinos seguían organizados aspiran-
do acceder a tierras, mejorar la calidad de vida y participar en la política
local.

Este proceso dejó consecuencias en las comunidades y en las organi-


zaciones que, en muchos de los casos, no se pueden reparar. La gente
perdió las tierras, se desplazó forzadamente y muchos dirigentes de la
organización campesina fueron victimizados. En la actualidad existen
organizaciones despolitizadas y fragmentadas, con las cuales se siguen
pensando en el futuro.

isbn obra completa: 978-958-8944-60-9


isbn volumen: 978-958-8944-64-7

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