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Grupo 8

Integrantes:

 Leonardo Puente
 Gonzalo
 Augusto
 Sebastián

 Tesis: Los criminales juveniles avezados no deberían recibir cadena perpetua.

 Argumento I: Los criminales juveniles avezados no deberían recibir cadena perpetua, ya


que esa medida atenta contra el código penal del niño y adolescente.

 Argumento II: Los criminales juveniles avezados no deberían recibir cadena perpetua, ya
que, por la edad que presentan, todavía tienen posibilidad de cambio.

 Esquema:

Título: La Cadena perpetua no debería ser aplicada a jóvenes criminales.

1. Introducción

1.1 Contextualización
1.2 Controversia: ¿Crees que los criminales juveniles avezados deberían recibir cadena
perpetua?
1.3 Postura: Los criminales juveniles avezados NO deberían recibir cadena perpetua.

2. Argumento 1: Los criminales juveniles avezados no deberían recibir cadena perpetua, ya que
esta medida atenta contra el Código Penal del Niño y Adolescente.

2.1 Definición de cadena perpetua


2.2 Definición de ley del Niño y Adolescente

2.2.1 La medida atenta contra el código de los niños y adolescentes

3. Argumento 2: Los criminales juveniles avezados no deberían recibir cadena perpetua, debido
a que por la edad que presentan, todavía tienen posibilidad de cambio.

Limitarían

Sistema carcelario
Cadena perpetua a Posibilidad de
inadecuado para los
criminales juveniles cambio
menores

Exposición a ataques sexuales

Exposición a daños físicos y


psicológicos
4. Conclusión
4.1 Reiteración de postura
4.2 Resumen de argumento
4.3 Aporte grupal

La cadena perpetua no debería ser aplica a jóvenes criminales

En los últimos años, Lima se ha visto inmersa en un alarmante incremento de actos delictivos.
Estos delitos son cometidos en gran parte por delincuentes juveniles. Según la Policía Nacional
del Perú, entre enero y junio del presente año, se retuvo a 763 menores por diversas
infracciones. De ellos, 526 fueron detenidos por delitos violentos con uso de armas de fuego y
elementos punzocortantes y el resto por delitos menores. Es por ello que han surgido diferentes
medidas para contrarrestar este incremento de violencia y delincuencia en el país. Una de
estas es la implementación de la cadena perpetua para jóvenes criminales avezados. Esta
propuesta generó una inmediata respuesta de los ciudadanos. Mientras muchos se mostraron a
favor de esta propuesta para disminuir la delincuencia juvenil por considerarla efectiva, otros
plantearon que esta medida vulneraría los derechos de los menores. Los siguientes
argumentos demostrarán que la cadena perpetua para delincuentes juveniles no debería ser
aplicada.

En primer lugar, los delincuentes juveniles avezados no deberían ser sentenciados a cadena
perpetua. Al respecto, se debe comprender que dicha pena consiste en la privación de la
libertad por un tiempo indefinido o por un periodo de 35 años. Esto depende de lo que tipifique
la ley en el país que se implemente la medida. Por lo tanto, la aplicación de esta pena rompería
con lo propuesto en el Código Penal del Niño y Adolescente. Este documento está compuesto
por un conjunto de artículos, los cuales fueron aprobados para velar por la integridad física y
psicológica de todos los menores hasta cumplir los 18 años de edad. Dicha ley tipifica
claramente, en el artículo 236˚, que la pena máxima para la internación de un joven criminal es
de un periodo de 10 años siempre que se cumplan ciertas condiciones, como ser miembro
activo dentro de una organización criminal o reincidir en la perpetración de infracciones graves.
De esta manera, si se aplicara dicha medida se atentaría de manera directa contra el Código
Penal del Niño y adolescente, pues por todo lo anteriormente explicado se vería una clara
incongruencia de hacerse efectiva esta ley. Por lo tanto, no se debería dar cadena perpetua a
los jóvenes criminales.

En segundo Lugar, la cadena perpetua no debería ser utilizada como sentencia para lidiar con
los criminales juveniles, pues su corta edad representa una posibilidad de cambio, la cual se
podría ver mermada de implementarse dicha condena. De hacerse efectiva esta pena, los
jóvenes se verían expuestos a un terrible sistema carcelario de adultos, el cual no contempla
los diversos peligros que representa ser menor de edad. Por un lado, este sistema podría
perjudicar no solo la integridad física, sino también la psicológica de los jóvenes, puesto que en
las cárceles estarían expuestos a ataques sexuales. Lo anteriormente dicho se ve reforzado
por un artículo publicado por el diario El Comercio. En esta publicación, se señala que 4 de
cada 10 reclusos han sido víctimas de tocamientos forzados o propuestas indebidas a cambio
de objetos de valor. Por otro lado, los jóvenes se encuentran en una etapa en donde aún no
tienen definida su identidad. En consecuencia, al estar recluidos en este tipo de cárceles, los
jóvenes podrían imitar las características y conductas violentas de los criminales más
experimentados. Por las razones expuestas y debidamente justificadas, se evidencia que la
estancia permanente en las cárceles no es una opción adecuada para los jóvenes que
delinquen, ya que las cárceles se han convertido en una escuela de violencia antes que en una
institución de prevención. Por todo lo anteriormente dicho, se vería mermada su posibilidad de
cambio y reinserción exitosa a la sociedad
En conclusión, los criminales juveniles no deberían ser condenados a cadena perpetua, ya que
esta medida radical no solo atenta contra el Código Penal del niño y adolescente, sino también
impediría la posibilidad de una reinserción social exitosa. La implementación de la cadena
perpetua hacia jóvenes criminales no es una opción viable a largo plazo, ya que no contempla
una solución que comprenda las causas y el contexto de las conductas delictivas para evitar
futuros delincuentes. Por ello, se debe optar por una solución que se focalice en la prevención y
rehabilitación para evitar que los jóvenes se involucren en actos delictivos. Estos programas
buscan reformar e incentivar el interés por diversas carreras técnicas o universitarias y suelen
ser más eficaces cuando son implementados en jóvenes que no han sido expuestos al
ambiente violento que ofrecen las cárceles.

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