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UNA VISITA ÚTIL PARA EL PACIENTE

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1. Esté preparado.

Busque información relacionada con visitas a enfermos en hospitales y si es posible


busque información relacionada con la enfermedad del paciente.

2. Tome en cuenta el estado del paciente. No permanezca más tiempo del


permitido.
Una advertencia inicial: sea discreto respecto al horario de visita. Pudiera
preguntar a la paciente o a su familia cuál es la mejor hora, por ejemplo cuando
no está ocupada con otras visitas o familiares cercanos. Probablemente será mejor
visitarla la tarde antes de la operación, cuando la enferma pueda beneficiarse de
conversación alegre y distraerse un poco, en vez de hacer la visita justo después de la
operación, cuando quizás esté aturdida o dolorida.
En algunas partes del mundo, la familia prácticamente vive en el hospital con el
paciente. Se espera que se ocupen de la alimentación del paciente, que lo bañen, por
lo que quizás tales visitas tengan que alargarse. Pero en la mayoría de los hospitales,
las horas de visita están limitadas para que el paciente no se canse demasiado y el
personal médico pueda efectuar sus tareas. Por esa razón, en la mayoría de los casos
la visita no debería durar más de una hora si es usted un pariente o un amigo muy
íntimo del paciente y una media hora si es solo un conocido. ¿Y si el enfermo le pide
que se quede más tiempo? Aun así, sería aconsejable limitar el tiempo de su visita,
porque posiblemente esté cansado y tenga la mente embotada. Sin duda, debe usar su
propia discreción, pero el punto es que no debe permanecer más tiempo del necesario.
Ese consejo cobra especial importancia si el paciente parece que tiene ya más
visitantes de los que serían necesarios para él mismo o para la rutina del hospital. En
realidad, es preferible hacer varias visitas cortas, pues mostrará más su interés que
haciendo una sola visita de larga duración. Recuerde también que se necesita tacto si
el paciente tiene parientes que parecen algo antagonistas o incluso se molesten por su
presencia. (Compárese con Proverbios 25:17.)

3. Vista de forma apropiada.


También convendría hablar un poco sobre el decoro apropiado al visitar un
hospital. Aunque parezca extraño, su forma de vestir y actuar puede influir en la
forma en que el personal de hospital trata al paciente. Puede que saquen una buena
impresión si se dan cuenta de que un paciente recibe visitantes que visten con decoro.
Si ven a varios visitantes de este tipo preguntando sobre el bienestar del paciente, el
personal podría llegar a la conclusión de que debe ser una persona respetable, lo que
sin duda es. La Biblia explica que debemos adornarnos de forma apropiada ‘a
personas que profesan reverencia a Dios’ y al hacerlo, podría animar al personal a
tratar al paciente de forma similar. (1 Timoteo 2:9, 10.)
4. Tome la iniciativa en la conversación, pero limite la cantidad de palabras.
Podríamos considerar la expresión “conversación alegre”. Se espera que usted
tome la iniciativa durante la visita y que mantenga la conversación razonablemente
animada. La persona que se halla en la cama de un hospital no tendría que
preocuparse de ser un buen anfitrión. Usted puede asumir esa carga de forma
agradable y amigable.
¿Ha tenido la molesta y agotadora experiencia de estar con alguien cuyas palabras
son como disparos de ametralladora, como torrentes de agua que rugen en las
cataratas del Iguazú? ¿Verdad que le agotó? Por favor, no se comporte de esa manera
cuando visite a un amigo o pariente hospitalizado. Aunque su habla debería ser alegre
y estimulante, controle la cantidad y velocidad de sus palabras. No hay necesidad de
ponerse nervioso, como si hubiera que llenar cada segundo con palabras. Pasar algún
tiempo tranquilo juntos también podría ser consolador. Por lo tanto, asegúrese de
no contribuir al agotamiento del enfermo debido a una corriente interminable de
visitantes que lo obliguen a escuchar una retahíla más interminable de palabras.

5. Lleve cosas útiles u ofrézcase para hacerlas.


Incluso antes de hacer la visita puede hacer otro preparativo. ¿Puede llevarle algo
útil? ¿Por qué no llevar algo nuevo para leer? Puede que ese mismo día haya recibido
por correo el último número de una revista que al paciente también le guste. Puede
que el paciente se conmueva por su disposición a compartir el último número de la
revista que ambos aprecian. Incluso podría ofrecerse para leerle un artículo o dos que
le hayan parecido especialmente interesantes.

6. Sea afectuoso y edificante.


No vaya con cara seria o melancólica aunque el estado de salud del paciente no sea
bueno. “Un corazón que está gozoso hace bien como sanador —dijo el sabio escritor
de Proverbios— pero un espíritu que está herido seca los huesos.” (Proverbios
17:22.) Por eso, recuerde que tiene la responsabilidad de hacer que la conversación
sea animadora y agradable. (Proverbios 25:11; compárese con Isaías 41:13.)
Las últimas noticias sobre la familia del paciente o los hermanos en la
congregación podrían ser interesantes y edificantes, en especial si son positivas.
Además, no olvide la influencia que un poco de buen humor tiene en la recuperación;
busque oportunidades para hacer que el enfermo se alegre o sonría. No obstante, hay
que ser equilibrado, pues la visita no es para gastar bromas o hacer el payaso sino
para mostrar interés y preocupación genuinos.

7. Vuelva a hacer otra visita breve.


Después de completar la visita, y dejar una impresión agradable, puede repasar lo
que dijo e hizo. Tal reflexión le ayudará a discernir cómo su próxima visita a este o a
otro paciente pudiera ser incluso más satisfactoria y efectiva.

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