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LECTURA Sohne en sh La vuelta de Martin Fierro Conscierts de que serén perseguidos por ol enftentamiento con la parti | Fierro y Cruz:deciden huir juts al desierto para vivir entre los indigenes. Al # Inicio de “La vuelta’, ya se encuentran en las tolderias mapuches. All, Cruz “neredevrulay Ferro conocea na mujer eral prisionena dea rib que ‘maltratada. Luego de un enfentansento con un aborigen en elqueeste muere, uy con la ‘cautina’, a quien deja a salvo en una estancia. Nuevamente slo, : aa camino hasta que accidentalmente encuentra a sus hijos, XI Refiere en qué circunstancias encontré a sus dos hijos. inientras quefomo un trago [parofrescar el gargtiero, uve lugar el encuentro, © Me acerqué a algunas estancias sPorsaberalgo decierto, F pero cuanto saqué en limpio fue que estibamos lo mesmo. ~ Ansime dejaba andar “Baciéndome el chancho rengo, E porque no me convenia pallor un amigo viejo, de todo me informs, supe almomento be juez que meperseguia scla tiempo que ets inert. -cuilpa suya he pasado nmi cuenta no me yerro: afios en la frontera, dos como gaucho matrero, ycinco alld entie los indios hacen los diez que yo cuento. Me dijo, a mas, ese amigo que anduviera sin recelo, que todo estaba tranguilo, ‘que no perseguia el gobierno; ‘que ya naides se acordaba dela muerte del moreno, aungue siyo lo maté ‘mucha culpa tuvo el negro. Estuve un poco imprudente, puede set, yo lo confieso, pero élme precipit6 porque me coxté primero; yamds me corté en la cara que es un asunto muy serio, Me aseguré el mesmo ami que ya no habia ni el recuerd de aguel que en la pulperia Jo dejé mostrando el sebo, El, de engreido me bused, ‘yo ninguna culpa tengo; mesmo vino peliarnie, y tal vez me hubiera muerta siletengo més confianza — ‘osoyun poco mas lerdo; fue suyg toda la culpa, porque ocasioné el suceso. Que ya no hablaban tampoe melo dijo muy de cierto, de cuando con la partida llegué a tener el encuentro, aver.me defend ‘como estaba en mi derecho, ‘porque fueron a prenderme de noche y en campo abierto, ‘Se me acescaron con armas, ysin darme voz de preso ‘mie amenazaron a gritos de un modo que daba miedo: que iban arreglar mis cuentas, ‘ratandome de matrero, ‘yno era el jefe el que hablaba sind un cualquiera de entre ellos. ‘Yése, me parece a mi, no es modo de hacer arreglos, ni con el que es inocente, ni con el culpable menos. Con semejantes noticias ‘yo me puse muy contento ‘yme presenté ande quiera ‘como otros pueden hacerlo, ‘De mis hijos he encontrado solo a dos hasta el momento; ¥ de ese encuentro feliz le doy las gracias al cielo, Atodos cuantos hablaba les preguntaba por ellos, ‘mas no me daba ninguno razén de su paradero. Casualmente el otro dia Iegé a mi conocimiento~ de una carrera muy grande centre varios estancieros} yyfui como uno de tantos: aunque no Hevaba un medio. ‘No faltaban, ya se entiende,, en aquel gauchaje inmenso muchos que ya conocian Ia historia de Martin Fierro; ‘yall estaban los muchachos ‘cuidando unos parejeros. Cuanto me oyeron nombrar se vinieron al momentoy diciéndome quines eran, aunque to me conogieron porque venia muy aindiao ‘yme encontraban muy vie} LECTURA La juncién de los abrazos, de los llantos y los besos se deja pa las mujeres, como que entienden el juego; pero el hombre que compriende: que todoshacen lo mesmo, ah en piblico canta y baila, abraza y Hora en secreto. Lo tinico que me han contao es que mi mujer ha muerto; que en procura de un muchacho se fue la infeliz al pueblo, donde infinitas miserias hhabra sufrido por cierto; que por fin a un hospital fue a parar medio mutiendo, yenese abismo de males fallecio al muy poco tiempo. Les juro que de esa pérdida jams he de hallar consuelo; muchas lagrimas me cuesta dende que supe el suceso, “Mas dejemos cosas tristes, | aunque alegrias yo no tengo; ‘me parece que el muchacho ha templao y est dispuesto, + ‘vamos a ver qué tal lo hace; y jugar su desempeno. Ustedes no los conocen, yo tengo confianza en ellos, no porque lleven misangre, eso fuera lo de menos, siné porque dende chicos han vivido padeciendos los dos son aficionados, Jes gusta jngar con fuego; vamos a verlos correr; son cojos.., hijos de rengo. garguero. Garganta, avispero. Nido de avispas. rrecelo. Temor, desconfianza, sospecha, ssebo. Teldo adipose que se deposta alrededor de visceras importantes. parejero, Caballo adiestrado para corre carreras, Pasaje de lectura; La vuelta de Martin Fierro Luego del enfrentamiento con la policia, Fierro decide escapar de la ley yéndose a vivir con los indios. Pero tampoco alli encuentra la paz y, siete anos después, vuelve a su pago para descubrir que la justicia ya no lo persigue. Logra reencontrarse con sus hijos, pero en una pulperia un moreno lo desafia a una payada con una intenciébn oculta... Canto XXX t3 EL MORENO (3 Vive ya desespera0 quien no tiene qué esperar; alo que no ha de durar ningun casifio se cobre; alegrias en un pobre son anuncios de pesar. Yeste triste desengaiio me duraré mientras viva; aunque un consuelo reciba jamas he de alzar el vuato: quien no nace para el cielo de balde es que mire arriba. José Hernandez ‘Y suplico a cuantos me oigan que me permitan decir que, al dacidirme a venir, no solo jué por cantar, sino porque tengo a mas otto deber que cumplir. ‘Ya saben que de mi madre jueron diez los que nacieron, ‘mas ya no esiste el primero yy mas querido de todos: muri por injustos modos manos de un pendenciero*, Los nueve hermanos restantes como gtierfanos quedamos; dende entonces lo lloramos sin consuelo, creanmelé, yalhombre que lo mat, ‘nunca jamés lo encontramos. Yqueden en paz los gtiesos de aguel hermano querido; ‘a moverlos no he venido, mas, si el caso se presienta, espero en Dios que esta cuenta 5 arregle como es debido, Y si otra ocasién payamos para que esto se complete, por mucho que lo respete, cantaremos, sile gusta, sobre las muertes injustas. Que algunos hombres cometcn. Y aqui, pues, sefiores mios, diré, como en despedida, que todavia andan con vide Jos hermanos dol dijunto, que recuerdan este asunto yaquella muerte no olvidan_ ‘Yes misterio tan projundo Jo que est por suceder, que no me debo meter aecharla aqui de adivino; Jo que decida el destino después lo habran de saber. ‘MARTIN FIERRO Alfin corrastes el pico después de tanto charlar; ya empezaba a maliciar*, al verto tan entonao*, que traias un embuchao* yno lo querias largar,

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