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HUAMANGA

Mi adorada huamanga, ¡qué le ha ocurrido a tu bello rostro!

Víctima de voluntades insanas fuiste despojada de tus perlas.

¿Dónde quedó el hermoso manto verde que vestías?

¿Dónde los hijos llenos de nobleza, fruto de tus entrañas?

¿Por qué el silencio, dónde quedo tu canto?

Te arrebataron la guitarra y cogiste el vaso,

Bebiste el pernicioso trago de la modernidad

¡No! No fuiste tú, adorada madre.

Fuimos nosotros, tus hijos.

No supimos conservar el legado de Cáceres.

No aprendimos el canto que le enseñaste a los García Zárate.

Destruimos la piedra de huamanga, arrancamos tu preciosa flor de retama…No pudimos

defender a tus niños.

¡Cuánto remordimiento en tu día!

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