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Boletin del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. &. Ravignani”™ ‘Tercera Seric, min. 4, 24 semestre de 1991 RESISTENCIA Y REBELION CAMPESINA EN LA PUNA DE Jumuy, 1850-1875* Gustavo L. Paz** INTRODUCCION EN LA TaRDi DRL 4 de enero de 1875, luego de un fatigoso ascenso hasta las serranias de Quera, las milicias de Jujuy y Salta enviadas a la Puna a restablecer el orden anos 1.000 hombfes— encontraron a més de 800 indigenas que poco antes se hit- bian parapetado cn esas alturas. El combate so trab6 inmediatamente. En él, como re- {ata el informe oficial, “los bravos indigenas de ta Puna [...] se batfan cad uno por Su cuenta, pero con un valor superior a todo clogio”.! La lucha dur6 unas tres horas, yal anochever los rebeldes comenzaban a dispersurse huyendo de la entcarn:zada per. secucién de Tos soldados. Al dia siguiemte, el comisionado gubcrnamental contaba 194 indiyenas muertos y 231 prisioncros, entse ellos 87 heridos. Las milicias solo habian perdido 73 hom. bres. El gobornador podia jactarse de haber “deshecho completamente las hordas sal- vajes” y restablecido el orden en ta puna jujenia.? Este vioiento episodio pudo ser considerado como un eapituto més en la impo- cién det orden estatal en los confines del territorio argentino, tal como lo presenta- ba Ia oligarquia focal, para guicn en Quera habia sido aplastada “la Ghima montonera Que subsistéa en ka Repiiblica”.3 Sin embargo, la rebelién plantea problemas de una Este traajo fue reatizacto en el marco de una heca del Consejo Nacional de Investigaciones Cicnti- éenicas (conicet), dirigida por Mara Otoncllo, Una versisn preliminar fue presentadz como po- nencia al 1 Congceso Internacional de Etnohistoria, Facultad de Filosofia y Lotras, Universidad de Buenos Aires Gulio 1989). Agradezco los valiosos comentaios y sugerancias de Finrique Tandeter asi exo los de os evaluadores anGnimus del Boletin del Instituto de Historia Argentina y Americana, “Dr. Emilio Ras ae caro CONCEDES, Profesor Adjunto del Departamento de Historia, Facultad de Filosofia y Leitas, Universidad de Buenos Aires. 1 Parte detatiadto det Gobernador en camparia al Excino. Gobernador Delegadto sobre ta subleva- isin de tas Departamentos de la Puna, Jujuy, IST5, p43 } Para uns descripcion de ta batalla vease Parte detafiads... ob. ei, pp. 14S, La citaes dep. 48, 3 Parte detatiada..., ob. cit, p. 45. fa Puna mas de 12.000 personas, casi un tercio de la poblacién de la provircia.* Los pobladores cran masivamente indigenas y segin relatos cl quechua era todavia cono- cido entre ellos a fines del siglo.* Con excepcién de las cabeceras de los Departa- mentos en que se dividia politicamente la Puna (Cochinoca, Rinconada, Santa Catali- na, Yavi), la poblacién se dispersaba en pequeitos caserios casi todos etfs situados cn tos valles fluviales mas 6ptimos. Aqucllos cran ascntamicntos mas grandes (150 a 300 habitantes) donde se concenuaban las actividades administrativas y comerciales de la zona, La gran mayoria de los indigenas punefios cran pastores. Utilizando la mano de obra familiar, las unidades domésticas campesinas pastaban sus rebaitos de ovejas, y en menor cantidad Hamas y burros, cn los ciénegas o lugares de pastos a mas de 4.000 m, donde mantenian puestos de pastorco. En algunas areas, como cn Yavi, du- rante el verano los ganados eran trasladados a los valles dei oricnte. Este patrén de pastorco obligaba a una ausencia prolongada del campesino de su poblado de origen, y explica el aspecto de abandono que estos pucblos daban a los viajeros.t° Junto con os productos pastoriles, una agricultura de subsistencia, con bajo rendimicnto y ries: g0s0 éxito, amenazada por heladas y vientos, complementaba la economia domésti- ca. Papas, habas, a veces maiz y tal vez alfalfa para los animales podian encontrarse on los escasos vergeles de ka Puna. Entre todas, fa zona de Yavi ora la mas apta para los cultivos.1! Como lo muestran los estudios sobre los sistemas pastoriles en los Andes cen- tales, la economia de los pastores incluye varias estrategias de intercambio, que in- volucran trucque complementario con Ios valles y 1a articulacién con el mercado. Del mismo mode, Ins pastores de 1a Puna jujeta organizaban todos los afios en los meses de sequia (inayo-junio a agosto-setiembse) viajes de intercambio a os valles orientates de Jujuy y a Tarija en Bolivia. A cambio de productos pastoriles (tejidos, came seca, artesanfas y sal que exportaban en la laguna de Guayatayoe) volwian con § Repdiblica Argentina, Primer Censo de la Repablica Argentina (15, 16 y 17 de setiembre de 1869), Bucnos Aites, 1872, pp. 574-546. Seguin el Censo de 1980 sulo 7% de la poblacidn de ta proviacia vive en Is Puna. 9M, Paullla, “Breves noticias sobre el clima, la pobtacién y peeducciones de la Provincia de Jujuy”, cen: Revista def Parand, aiio ), atin. 1, 1861, p, 29; V. Martin de Moussy, Description Géographique et Statistique de ta Confederation Argentine, Paris, 1860-1864, tomo il, p. 312; L. Brackebusch, “Vigje a la Provincts de Jujuy", en: Roletin det Instituto Geogrifica Argentine, W, 1883, pp. 9-10; B. Bauman, Anti- agit’... ob. cit, pp. 439 y STL 10, Carrillo, Deseripoidn hrevivima de Jujuy, provincia de ta Repiblica Argentina, fujuy, Petruzelli, 1889, pp. 67-68; F, Boman, Antizzcites.. ob. eit, pp. 448 y 454, Verse Archive Histirico de ‘a provincia de Jujoy (en adelante atta), Yavi, 22-12-1872 y 10-12-1878, 1M, Padilla, “Broves noticias..." ob. eit. p. 29, 1. Brackehusel, "Viaje..." ob. ci, p. 208; D. Ga rison, C. Cubanettes y L. Amans, Memoria de fa expedicidn por fas ni gion, s awrdforas del Norte de ta Provincia de Jujuy, Bucnws Aires, 1891, p. 24 ¥E Roman, Anti padtés cob Gh py Am 12° G, Albeat y E. Mayer fcomp.), Reciprociland « txrercumbie es las dates pteraanos Lima, 12, JY, pp. 240-320: J, Flares Octhos Heomnp.), fastoras ote 1 Pe By S587 sus mulas y lamas cargadas con maiz, cova y alo de aziicar.? Ademés de estos via- Jes, los indfgenas participaban en transacciones mercantiles vendiendo sal y tcxtiles en las ferias de Jujuy y Salta, y se involucraban en cl circuit de venta de ganado en pie a Bolivia y Chile. En 61 no solo participaban como arrigros, sino en algunos casos coma vendedores, individualmente o en asociacién con ous campesinos. La partici- paci6n en cl mercado les permitia obtener metilico para hacer frente a lis obligacio- nes para con los propietarios de la ieera y el fisco.44 Los campesinos tenian una situacién precaria con respecto a la tierra en que se asentaban. Desde la capa colonial cl grea habia sido dividida en grandes fincas, enue Jas que se destacaba Yavi. Un estudio reciente de esta hacienda sefala que, entre los siglos xv y comienzos del x1x, se habia vinculado al mercado potosino, y durante un tiempo a la mineria de Lipe, como provecdora de bestias de carga y animales de matanza, Esta articulacién parece haberse paratizado con las guerras de Independen- cia, ante la distocacin del mercado altoperuano. Segiin Madrazo, las haciendas de la Puna se habrian cerrado ante esa coyuntura, dando paso al cobro de una renta a sus ocupantes como principal fueme de ingreso de les propictarios.13 Hagia mediados del siglo x1x esta situtcién no habia cambiado en sus aspectos esenciales. En cuanto al sistema de tenencia de ticrras, seguian concentradas en ma- nos de un punado de propielarios, en su mayoria ausentistas. Uno solo, Fernando Campero, heredero de fos marqueses de Yavi, poseia ta hacienda homénima (casi 200.000 hectireas), las lierras de Cochinoca y Casabindo —todo el Departamento de Cochinoca— y kt finca Yoscaba en Santa Catalina. En el siguiente cuadro, claborado sobre una Estadfstica de 1855, podemos apreciar la estructura de la tenencia de ue rras. En los siguientes 15 ahos cambiaria muy poco este panorama, (Véase cuadro 1.) El arriend cra a medi:dos de siglo Ia via principal de captacidn del excedente prodactivo de las unidades damésticas campesinas por parte de los terratenientes. Una vez al aio, generalmente enue marzo y junio, los propictarios © sus mayerdo- mos recolectabun el arricndy en dinero, cuyo valor cra fijado por el terratenicnte. Alsunos testimonios sugieren que ese valor era el mismo en todas las fincas. El arrionde gravabu las cabevas de ganado que poscé cada unidad doméstica, y si fuera ef caso, las sementerss cultivadas, Era un derecho que el campesine pagaba por el usufructo de pasts y tiorras de cultivo on las haciendas.!* 13M. Padilla, “Breves noticias...", ob. cit, p. 30: J. Canillo, Deserineiiin brevivima..., ob. cit, pp. 78 y 93: E, Boman, Aniyuités..., ob. oi, pp. 461-462. Véuse G. Madrasa, “Comercio interdtnice ¥ trcque reviproco equibidradla intraéinico, Sa vigencia ca La Pama Argentina ¥ dceas préximas desde Ia indpenden- ia hasta mediados del siglo xX", en: Desarrolfo Econinico, voi. 21, niim. $2, 1981, pp. 213-230. 15 Por ejemplo, Pedro Quipildor, de Cassbindo, hizo una extreccida de 600 ovejas a Chile en 1862 y ‘otras dos que Sumabac 3b ovejas en 1866, Aichivu del durgady Fedctsl de Jujuy (on alelante ata}, Car peta 1, oxp. 10/1867, Para otro easo de partcipaciéin ev [a circulacidn de ganado, Archi Jes de Jujuy (en adelante AU), egajo 132, en). 4749-1860, 13 G, Madnavo, Hacienda... uh. ci. pp 189-145 y 156 163, Véase también TL Rutledge, Cembions so eit pp TEPT19 1 ayia, Saat Catalina, 15-6-1862, Coch: fo de tos Tribuna- ssa “7

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