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ISRAEL
¿Quién es el enemigo?
por Thierry Meyssan
Cada cual tiene su propia opinión para explicar las masacres que
el Estado de Israel está cometiendo en Gaza. En los años 1970-1980
eran vistas como una expresión del imperialismo anglosajón. Pero
hoy muchos interpretan esas matanzas como un conflicto entre
judíos y árabes. Pasando en revista unos 4 siglos de Historia,
Thierry Meyssan, analista y consultante de varios gobiernos,
analiza el origen del sionismo, sus verdaderas ambiciones y señala
el verdadero enemigo.
RED VOLTAIRE | DAMASCO (SIRIA) | 4 DE AGOSTO DE 2014
L
a guerra que desde hace 66 años ha venido librándose
ininterrumpidamente en Palestina atraviesa una nueva etapa con
las operaciones israelíes «Guardianes de nuestros hermanos»
y «Roca indestructible», extrañamente traducidas en la prensa occidental
como «Margen Protector».
¿Qué es el sionismo?
Fue sobre esa base sionista que el Reino Unido restableció relaciones
con sus ex colonias de América, ya convertidas en Estados Unidos, al
término de la «Tercera Guerra Civil Inglesa», denominada en
Estados Unidos como «American Civil War» y en Europa continental
como la «Guerra de Secesión» (1861-1865), en la que salieron vencedores
los WASP (White Anglo-Saxon Puritans) sucesores de los partidarios de
Cromwell [5]. También en este caso es de manera totalmente errónea que
se presenta esa guerra como una lucha contra la esclavitud sin tener
en cuenta que 5 Estados del norte todavía seguían practicando esa forma
de explotación.
O sea, casi hasta el final del siglo XIX, el sionismo es un proyecto exclusivamente
puritano y anglosajón al que se suma sólo una élite judía. Pero es firmemente
condenado por los rabinos, quienes interpretan la Torah como una alegoría y no como
un plan político.
Entre las consecuencias actuales de esos hechos históricos está el que haya que
reconocer que el sionismo, además de plantear como objetivo la creación de un
Estado para los judíos, también sirvió de base a la fundación de Estados Unidos.
A partir de esa conclusión, la cuestión de saber si las decisiones políticas de ese
conjunto se toman en Washington o en Tel Aviv deja de tener relevancia. La misma
ideología controla el poder en ambos países. Por otro lado, al ser el sionismo el
elemento que permitió la reconciliación entre Londres y Washington cuestionarlo es
atacar la base misma de esa alianza, la más poderosa del mundo.
Blackstone logró convencer a Herzl de que debía vincular las preocupaciones de los
dispensionalistas con las de los colonialistas. Para eso bastaba con estipular que la
creación de Israel debía ser en Palestina y justificarla con referencias bíblicas. Gracias
a esa idea bastante simple Blackstone y Herzl lograron que la mayoría de los judíos
se sumara a su proyecto. Hoy en día Herzl está enterrado en Israel –en la cima del
Monte Herzl– y el Estado israelí puso en su ataúd la Biblia anotada que Blackstone le
había regalado.
Así que el objetivo del sionismo nunca fue «salvar al pueblo judío dándole una
patria» sino hacer triunfar el imperialismo anglosajón asociando los judíos a esa
empresa. Además, no sólo el sionismo no es un producto de la cultura judía sino que
la mayoría de los sionistas nunca fueron judíos, mientras que la mayoría de los judíos
sionistas no son israelitas [7]. Las referencias bíblicas, omnipresentes en el discurso
oficial israelí, sólo reflejan el pensamiento del sector creyente del país y su principal
función no es otra que convencer a la población estadounidense.
Fue durante ese periodo cuando se inventó el mito del pueblo judío.
Hasta aquel momento los judíos se habían considerado como personas
pertenecientes a una religión y reconocían que sus correligionarios
europeos no eran descendientes de los judíos de Palestina sino de otras
poblaciones que se habían convertido a esa religión durante el
transcurso de la Historia [8].
Blackstone y Herzl fabricaron artificialmente la idea según la cual todos los judíos del
mundo serían descendientes de los antiguos judíos de Palestina. A partir de ese
momento el término «judío» comienza a aplicarse no sólo a la religión israelita sino
que pasa a designar también una etnia. Basándose en una lectura literal de la Biblia,
todos los judíos pasan así a ser beneficiarios de una promesa divina sobre la tierra
palestina.
Creer que la cuestión de Israel es un problema exclusivo del Medio Oriente es un error
total y absoluto. Hoy en día, Israel opera militarmente en todo el mundo, como agente
del imperialismo anglosajón. En Latinoamérica fueron agentes israelíes quienes
organizaron la represión durante el intento de golpe de Estado contra el presidente de
Venezuela Hugo Chávez, en 2002, y también en Honduras durante el derrocamiento
del presidente Manuel Zelaya, en 2009. En África, había agentes israelíes por todos
lados durante la guerra de los Grandes Lagos y fueron ellos quienes organizaron
la captura de Muammar el-Kadhafi. En Asia, agentes israelíes dirigieron el asalto y
masacre contra los Tigres Tamiles, en 2009, etc. En cada ocasión, Londres y
Washington juran que nada tienen que ver con lo sucedido. Por otro lado, Israel
controla numerosas instituciones mediáticas y financieras, como la Reserva Federal
estadounidense.
[1] «Extendiendo la guerra del gas en el Levante», por Thierry Meyssan, Al-Watan / Red Voltaire, 21 de julio
de 2014.
[2] «Réunion du Conseil de sécurité sur le Proche-Orient et l’offensive israélienne à Gaza», Réseau Voltaire,
22 de julio de 2014.
[3] «Declaración de la Presidencia del Consejo de Seguridad sobre Gaza», Red Voltaire, 28 de julio de 2014.
[4] Sobre la historia del sionismo, el lector puede remitirse al capítulo «Israel y los anglosajones» de mi libro
L’Effroyable imposture 2, Manipulations et désinformations, Edition Alphée, 2007. Los lectores encontrarán
numerosas referencias bibliográficas en ese texto.
[5] The Cousins’ Wars: Religion, Politics, Civil Warfare and the Triumph of Anglo-America, por Kevin Phillips,
Basic Books (1999).
[6] Ver principalmente American Theocracy (2006) de Kevin Phillips, excepcional historiador que fue
consejero de Richard Nixon.
[7] Es importante recordar en este punto que el término «israelita» designa fundamentalmente a los hebreos
seguidores de la ley de Moisés mientras que el término «israelí» es simplemente el gentilicio utilizado para
designar a los ciudadanos de Israel. Nota de la «Red Voltaire».
[8] El lector interesado podrá consultar una interesante síntesis de los trabajos históricos sobre ese tema
titulada Comment le peuple juif fut inventé (en español, “Cómo se inventó el pueblo judío”), por
Shlomo Sand, Fayard, 2008.
[9] La formulación del punto 12 es particularmente oscura. Durante la conferencia de paz de París, en 1919,
el emir Faisal invocó ese punto para reclamar el derecho de los pueblos que habían vivido bajo el yugo
otomano a disponer de sí mismos. Y le respondieron que podía escoger entre una Siria bajo uno o varios
mandatos. Para sorpresa de la delegación estadounidense, la delegación sionista argumentó por su parte
que en el punto 12 el presidente Wilson se había comprometido a respaldar el Commonwealth judío.
En definitiva, Wilson confirmó por escrito que había que interpretar el punto 12 como un compromiso de
Washington a favor de la creación de la creación de Israel y de la restauración de Armenia. Ver «Les quatorze
points du président Wilson», Réseau Voltaire, 8 de enero de 1918.
[10] «Résolution 181 de l’Assemblée générale de l’Onu», Réseau Voltaire, 29 de noviembre de 1947.
[11] «Résolution 194 de l’Assemblée générale de l’ONU», Réseau Voltaire, 11 de diciembre de 1948.
[12] «El presidente de Israel habló ante el Consejo de Seguridad del Golfo a fines de noviembre»,
Red Voltaire, 3 de diciembre de 2013.
Fuente : «¿Quién es el enemigo?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire , 4 de agosto de 2014,
www.voltairenet.org/article184972.html