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El superfluido es un estado de la materia caracterizado por la ausencia total

de viscosidad (lo cual lo diferencia de una sustancia muy fluida, la cual tendría una
viscosidad próxima a cero, pero no exactamente igual a cero), de manera que, en un
circuito cerrado, fluiría interminablemente sin fricción. Fue descubierta en 1937 por Piotr
Kapitsa, John F. Allen y Don Misener, y su estudio es llamado hidrodinámica cuántica.
Es un fenómeno físico que tiene lugar a muy bajas temperaturas, cerca del cero absoluto,
límite en el que cesa toda actividad. Un inconveniente es que casi todos los elementos se
congelan a esas temperaturas. Pero hay una excepción: el helio. Existen
dos isótopos estables del helio, el helio-4 (que es muy común) y el helio-3 (que es raro) y
se produce en la desintegración beta del tritio en reactores nucleares. También se
encuentra en la superficie de la Luna, arrastrado hasta allí por el viento solar.
Los dos isótopos se comportan de modos muy diferentes, lo cual sirve para examinar los
efectos de las dos estadísticas cuánticas, la estadística de Fermi-Dirac, a la que obedecen
las partículas de espín semi-entero, y la estadística de Bose-Einstein, seguida por las
partículas de espín entero.

Esto es lo que pasa con los superfluídos, sustancias que enfríadas a


temperaturas cercanas al cero absoluto se comportan de forma
completamente anti-intuitiva. El ejemplo más claro (y el primero en ser
descubierto) es el del Helio II. Cuando se enfría Helio por debajo de 2.17K (-
271ºC aprox.) se produce un cambio de fase; parte del Helio se comporta de
forma “normal” y el resto pasa al estado superfluído Helio II. Esta temperatura
de cambio de fase es lo que se conoce como el punto Lambda del Helio.

Por debajo del punto Lambda, el Helio II desafía nuestro sentido común
atravesando sólidos, subiendo paredes “porque sí”… Estas propiedades son un
reflejo claro de la naturaleza cuántica de todo los que nos rodea. Cuando
observamos con mucho detalle o en situaciones extrañas, nos damos cuenta
que la naturaleza es realmente anti-intuitiva. Centrándonos en el Helio II, sus
dos principales características es que no tiene ni entropía ni viscosidad, esto
es, no absorve calor ni sufre rozamiento al moverse.

A priori estás dos características pueden parecer poca cosa, pero con el
experimento adecuado encontramos resultados increíbles. El primero de
ellos es el de atravesar superficie ultraporosas (muchos poros diminutos). Como
vemos en el vídeo el Helio líquido normal no es capaz de atravesar la pieza de
cerámica (microporosa), pero tan pronto como pasa a su fase superfluída (justo
cuando deja de hervir) empieza a filtrarse helio y a vaciarse el recipiente.
Esto se debe a que el Helio II no tiene viscosidad apreciable.

El siguiente experimento puede parecer similar, pero si observamos con


detalle veremos que no solo es diferente sino incluso más maravilloso. En este
caso el recipiente es de cristal y aunque parece que el Helio II vuelve a filtrarse,
en realidad está subiendo por las paredes y deslizandos hasta la parte de
abajo del contenedor, sin ninguna acción externa. La velocidad a la que este
superfluido se mueve depende de la temperatura y puede pasar los 35cm/s.
El último de los fenómenos que pueden darse con el Helio II superfluído y el
más espectacular es el conocido como efecto fuente. Se sumerge un tubo en
forma de “U” dentro del Helio líquido, al calentarlo mediante un haz infrarrojo
el Helio II asciende por encima del nivel normal creando una fuente sin
fricción que durará tanto como dure el haz encencido. Esto es fruto de que el
Helio II no tiene viscosidad ni entropía y por tanto convierte la energía del haz
en energía mecánica.

SUPERFLUIDOS

El superfluido es un estado de la materia que se caracteriza por la ausencia total de


viscosidad, por lo que se diferencia de una sustancia muy fluida, con una viscosidad
próxima a cero, pero no igual a cero. Así tenemos que un elemento superfluido en
un circuito cerrado fluiría indefinidamente y sin fricción.

La superfluidez es un fenómeno físico que se da a temperaturas muy bajas, cercanas


al cero absoluto (0 K o -273° C), límite en el que cesa toda actividad. A esas
temperaturas se congelan casi todos los elementos, con la excepción del He (helio),
que se licua a presión ambiente a una temperatura de 4.2 K (- 269 ° C). En ese
punto su viscosidad (resistencia) se convierte en cero.

Se ha comprobado, con isótopos de He que, en estado de superfluidez, la sustancia


es capaz de atravesar superficies sólidas, como el vidrio, abriéndose paso a través de
los poros microscópicos de un vaso y atravesándolo como si fuera un colador.

Esta capacidad de los superfluidos de atravesar cualquier objeto sólido parece


atribuible a su fuerte capacidad de oscilación, que responde al modelo de la
hidrodinámica cuántica. Y se entiende porque, en ausencia de viscosidad y fricción,
el movimiento constante de las moléculas consigue abrirse camino a través de las
partículas de los elementos que atraviesa.

En experimentos realizados con estos superfluidos se ve la capacidad de eterno


movimiento con sustancias que son capaces de trepar por las paredes de los
recipientes hasta vaciarlos, formando fuentes infinitas. Estas fuentes se producen
cuando hay un flujo de He entre dos zonas de diferente presión, lo que genera un
surtidor que va desde la zona de alta presión hacia la baja. La particularidad de esta
fuente es que puede fluir eternamente mientras se mantengan las condiciones del
experimento.

Explicación matemática:

Cerca del cero absoluto, donde los niveles de energía que pueden ocupar las
partículas son muy bajos, la densidad de estados para una energía dada es mucho
menor en un gas de fotones (fonones) que en el gas ideal de Bose. En el gas ideal de
Bose hay más modos de excitación disponibles para una partícula y el calor
específico es mayor.

El He^4 líquido es un sistema de Bose del que se conoce su existencia a bajas


temperaturas. A una temperatura de 2.28 K sufre una transición que divide el
líquido en dos fases, conocidas como He I y He II. Es lo que se conoce como
transición λ, en la que el calor específico tiende a infinito de una forma logarítmica.
La fase por encima del punto λ es de He I y se comporta como un fluido normal,
mientras que la fase por debajo del punto λ, He II, se comporta como un
superfluido con viscosidad prácticamente nula.

Cv/kbN = 15/4 V/λ^3 N ζ (5/2)

[Calor específico de un gas ideal de Bose.]

Esta transición no ocurre en el He^3 líquido, cuyos átomos obedecen la estadística


de Fermi-Dirac.

Por tanto, una hipótesis plausible es que se trata de una manifestación de la


condensación de Bose_Einstein, modificada por interacciones interatómicas.

Además, si sustituimos la masa y la densidad del He^4 en la expresión

KbTc = 2πℏ^2/m [N/Vζ(3/2)]^2/3, encontramos una temperatura de transición Tc


= 3.14 K, que es del orden de magnitud correcto. Para describir el fenómeno es
necesario incluir en la teoría las diferentes excitaciones procedentes de la
interacción entre átomos: fonones, vórtices, etc., cosa que no voy a hacer pues creo
que con lo escrito hasta aquí he respondido a la pregunta que se hacía.

No obstante, el método para hallar la ecuación de estado de un gas de bosones (sin


espín) es el mismo que se aplica para el gas de fermiones. Expresar la función de
partición y los números de ocupación promedio. En las sumas que aparecen en las
expresiones de la función de partición y del número de partículas, el término
correspondiente a Eh = 0 diverge cuando a → 0:

1n Q = ∑h gh 1n [1 – exp (-( + Eh))], bosones

∑h Nh = N

Conviene separar en dichas expresiones el término correspondiente a Eh = 0 y


sustituir el resto de los términos por integrales en E. Se obtiene la siguiente
ecuación de estado para un gas ideal de Bose [Condensación de Bose-Einstein]:

P/kBT = - 4π/h^3(2m^3)^1/2 ʃ^ꚙ E^1/2 1n [1 – e^-( +E] dE – 1/V 1n (1 – e^-)

N/V = 4π/h^3 (2m^3)1/2 ʃ^ꚙ E^1/2 dE/e^+E – 1 + 1/V 1/e^ - 1

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