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TEORIZANDO LA DOMINACIÓN SEXUAL EN FROM HELL Y LOST GIRLS.

JACK EL
DESTRIPADOR VERSUS LAS MARAVILLAS DEL DESEO

ZOË BRIGLEY-THOMPSON

“Mediante los símbolos el hombre baja a la mujer, y con los símbolos la mantiene ahí”
Alan Moore, From Hell

En el género de los comics, las mujeres son comúnmente objetos de violencia. En


1999 la escritora de comics Gail Simone creó la página web “Mujeres en
refrigeradores” para documentar como las mujeres en las narrativas de comics
tienden a ser “desprovistas de poder, violadas o cortadas en pedacitos e insertadas en
refrigeradores”. El trabajo de Alan Moore no es una excepción a la hora de presentar
violencia contra las mujeres como una situación de rutina. Moore, sin embargo analiza
las causas de la violencia física, psicológica y sexual contra las mujeres desde la
perspectiva de los perpetradores masculinos y las supervivientes femeninas. Al
examinar estas relaciones de poder, Moore no teme hacer preguntas difíciles u ofrecer
respuestas complejas. Escribiendo desde la perspectiva de las supervivientes mujeres
de violencia sexual Moore está en su punto más atractivo; aunque su escritura sobre
sexo y brutalidad puede rozar lo utilitario, a veces el revela una simpatía inesperada
con las mujeres dominadas.
Inicialmente Moore puede parecer como un feminista poco probable pero su
inesperada simpatía funciona, para citar a la psicoanalista Jessica Benjamin, “para
redimir aquello que ha sido devaluado en el dominio de las mujeres” y “para
conquistar aquel territorio que ha sido reservado para los hombres de las mujeres”
(Desire 1). Como Benjamin, Moore quiere exponer la violenta dominación sexual y
presentar una alternativa más positiva; esta agenda doble será explorada en este
ensayo mediante la discusión de dos textos significativo: From Hell y Lost Girls.
Mientas From Hell expone la ambigua naturaleza de la dominación sexual en el trabajo
de Moore, Lost girl presenta una diferente manera del ser donde las mujeres pueden
ser sujetos que desean, y existen más allá de los tradicionales roles de poder
relacionados al género. Antes de comenzar un análisis detallado, sin embargo, es
importante dar una breve introducción a estos textos al tiempo que hacer un rastreo
de los puntos en común y los paralelos del pensamiento de Moore y Benjamin
respecto a la dominación sexual.

Saliendo de la opresión victoriana y entrando en la igualdad moderna


Mientras Moore utiliza a Gull para exponer los guiones dominantes del poder en From
Hell, Lost Girls ofrece un recuento simpático de heroínas tratando de descubrir sus

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propios deseos. Lost Girls trata de responder una pregunta aún más difícil que From
Hell: ¿Por qué las mujeres se dejan dominar? Lost Girls cuenta las historias de tres
heroína de la literatura infantil, Wendy, Dorothy y Alice, ahora adultas y con eso las
muestras cuestionando su tolerancia por dominaciones sexuales del pasado. La
filosofía misógina de Gull en From Hell ha sido experimentada por las “chicas
perdidas” como trauma psicológico y físico a menudo realizado por hombres y
ocasionalmente por mujeres. Trabajando con la artista Melinda Gebbie, Moore
cuestiona lo que Benjamín describe como “el curiosos rol de la mujer en tanto criticar
y aceptar la idealización, la individualidad masculina y la devaluación de la
femineidad” (Desire 2).
En la teoría de Benjamin, la idealización es clave para la inhabilidad de las mujeres de
ser sujetos que desean. La noción que plantea Benjamin sobre el amor ideal se
relaciona con el “temprano amor del padre”, quien “aparece como la solución a una
serie de conflictos que ocurren” y “representa la libertad, el mundo de afuera, la
voluntad, independencia y deseo” (Desire 7-8). Benjamin discute que los deseos de
tanto la madre como la hija “siempre tienen que luchar con este monopolio del padre
y la devaluación de la femineidad que implica” (Bonds 123). Habiendo visto a sus
madre devaluadas y degradas, Benjamin señala que demasiado a menudo mujeres
adultas buscan satisfacer su deseo en “un poderoso otro que retiene el control”
(Bonds 123). Ese amor es “la forma pasiva de aceptar la voluntad y el deseo de otro
como propios; y de allí es solo un paso hasta rendirse a la voluntad del otro” (Bonds
122). Este tipo de relación ocurre regularmente en la escritura de Moore. Por ejemplo
hay dudosas relaciones de dominación entre Laurie Juspeczyk y el Dr. Manhattan, así
como entre el Espectro de seda y El Comediante en Watchmen, Evey Hammond y V en
V de Vendetta; y Dorothy en Lost Girls siente un amor incestuoso por su padre. En
crédito de Moore, sin embargo, todas estas mujeres rechazan eventualmente su “amor
ideal” y buscan una relación donde los roles de poder sean más igualitarios. Para
romper con este ciclo de dominación, Benjamin demanda una relación que no esté
dominada por poder fálico, pero por una relación anti-fálica e intersubjetiva. Crear
esta relación requiere que uno deje de percibir a las mujeres como símbolos
abstractos en los roles de poder, así como Gull considera a las mujeres, mientras se
expresa “un deseo por sostener otro cuya presencia no viole el espacio propio per
permita la expresión del deseo interior” (Desire 19). Como Benjamin, Moore está
interesado en crear un espacio o relación anti-fálico donde el amante se transforma en
una fuente de sustento y/o juego erótico para las heroínas, y no un depredador sexual.
Discutiendo sobre la interpretación actuada de la obra de Moore El Parto, Marc Singer
argumenta que el parto “funciona como una especie de anti-falo, llevado hasta Moore
mediante la herencia matrilineal” (44). Otr símbolo anti-fálico para Moore es la Venus
de Willendorf, la cual contrasta el “anillo nazi para pene” en 25000 años de Libertad
Erótica. La Venus de Willendorf representa la “pornografía buena”, una forma de arte

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que ofrece una visión desprovista de vergüenza de la sexualidad (81). El uso por parte
de Moore de la Venus de Willendorf y el símbolo del parto hacia el poder matriarcal
(tan odiado por Gull en From Hell), presenta la posibilidad de que las hijas puedan ser
empoderadas más que destruidas por sus madres. Las “Chicas Perdidas” de Moore
buscan este tipo de espacio intersubjetivo, donde serán libres de expresar sus deseos
sin miedo a la violación o explotación. L discusión que sigue considera los roles de
poder y dominación sexual, de la manera en que son expuestos y subvertidos en From
Hell y Lost Girls.

Lost Girls y el deseo del Uno Propio.

From Hell ofrece un retrato desgarrador y desolado de mujeres explotadas, el deseo


sexual pervertido, y la insensibilidad clínica. Más posibilidades existen, sin embargo,
en el proyecto conjunto de Moore y la artista Melinda Gebbie, Lost Girls, ya que traza
para sus personajes mujeres un sendero desde el abuso hasta el redescubrir del deseo
propio. Benjamin señala que demasiado a menudo “las mujeres buscan satisfacer sus
deseos en otro”, recurriendo a “un poderoso otro que se mantiene en control” (Bonds
131). Si From Hell nos lleva dentro de la mente de un hombre que desea dominar a las
mujeres a través de medios sádicos, Lost Girls nos ofrece el punto de vista de un grupo
de mujeres tratando de aceptar las diferentes formas de explotación y abuso.
La trama está situada en una era antes del colapso de los imperios europeos, y el
florecimiento de la sexualidad femenina es mostrado como una revelación
momentánea dentro de la narrativa general de la historia. Los eventos suceden en
Austria en las vísperas de la Primera Guerra Mundial, específicamente en el hotel
Himmelgarten, un espacio de intersubjetividad donde las heroínas explran su
sexualidad. El hotel se asemeja a la descripción que hace Benjamin de “la creación de
un ambiente en el cual la experiencia transicional es posible, donde juego y
creatividad pueden ocurrir” (Desire 18). Es, sin embargo, un espacio precario, el cual
es amenazado por nociones retrógradas de la pureza sexual,

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