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Doblefilo PDF
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“Lo que más se afila es el cuchillo, también las tijeras “Pues está bien que celebren marchando, pero para
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en los mercados, pero los cuchillos es lo que más afi- mí es como cualquier otro día, sigo trabajando. Sólo cación suya.
lo”. cuando estoy mal, o cuando ya no pueda, ya no saldré.
La mejor forma de celebrar el día es trabajando”, con-
En su labor no hay un contrato de por medio que le sidera desde “su trinchera”.
LOS EDITORES
No sé cuánto duró esa zozobra. Una vez, tu finado Durante meses no se habló de otra cosa. Los
padre nos dijo que no se puede medir el tiempo por crímenes eran raros entonces; pensá en lo mucho que
El arte del cuchillo días, como el dinero por centavos o pesos, porque los
pesos son iguales y cada día es distinto y tal vez cada
dio que hablar el asunto del Melena, del Campana y
del Silletero. La única persona en Buenos Aires a qui-
Julio Villamar hora. No comprendí muy bien lo que decía, pero me en no se le movió un pelo fue Tía Florentina. Repetía
quedó grabada la frase. con la insistencia de la vejez:
El arte del cuchillo es un sistema que forma parte de Combinaciones múltiples sobre los tres tipos de Una de esas noches tuve un sueño que aca- —Ya les dije que Juan no iba a sufrir que el gringo
una de las doce categorías del arte del kali: la cuarta, ataque se pueden realizar de forma fluida sobre un bó en pesadilla. Soñé con mi tío Juan. Yo no había nos dejara sin techo.
denominada baraw-baraw. En tiempos antiguos, el oponente usando este patrón de movimiento. alcanzado a conocerlo, pero me lo figuraba aindia- Un día llovió a cántaros. Como yo no podía ir
trabajo más avanzado era reservado exclusivamente do, fornido, de bigote ralo y melena. Íbamos hacia el a la escuela, me puse a curiosear por la casa. Subí al
a aquellos que habían demostrado su destreza en el En el entrenamiento con cuchillo encontraremos dis- sur, entre grandes canteras y maleza, pero esas can- altillo. Ahí estaba mi tía, con una mano sobre la otra;
uso del palo. Los antiguos maestros se dieron cuenta tintos ángulos de ataque y defensa, debemos famil- teras y esa maleza eran también la calle Thames. En sentí que ni siquiera estaba pensando. La pieza olía a
entonces, que los principios de movimiento con iarizarnos con ellos y posteriormente mezclarlos con el sueño el sol estaba alto. Tío Juan iba trajeado de humedad. En un rincón estaba la cama de fierro, con
los palos pueden ser aplicados a los ataques de puño y patadas bajas, puesto negro. Se paró cerca de una especie de andamio, en el rosario en uno de los barrotes; en otro, una petaca
cuchillos. que el combate no debe estar lim- un desfiladero. Tenía la mano bajo el saco, a la altura de madera para guardar la ropa. En una de las pare-
itado únicamente al cuchillo, del corazón, no como quién está por sacar un arma, des blanqueadas había una estampa de la Virgen del
Debido a estas consid- ya que si no estaríamos psi- sino como escondiéndola. Con una voz muy triste me Carmen. Sobre la mesita de luz estaba el candelero.
eraciones tendremos cológicamente en des- dijo: He cambiado mucho. Fue sacando la mano y lo Sin levantar los ojos mi tía me dijo:
que recortar los movi- ventaja, pues el que pi- que vi fue una garra de buitre. Me desperté gritando —Ya sé lo que te trae por aquí. Tu madre te ha
mientos al extrapolar ensa sólo en el cuchillo en la oscuridad. mandado. No acaba de entender que fue Juan el que
las técnicas al cuchil- olvidará las demás ar- Al otro día mi madre me mandó que fuera con nos salvó.
lo: la habilidad y el mas como puños y ella a lo de Luchessi. Sé que iba a pedirle una prórro- —¿Juan? —atiné a decir—. Juan murió hace más
4 conocimiento en el patadas. ga; sin duda me llevó para que el acreedor viera su
desamparo. No le dijo una palabra a su hermana, que
de diez años. 9
manejo del cuchil- —Juan está aquí —me dijo—. ¿Querés verlo?
lo pueden llegar Una vez familiar- no le hubiera consentido rebajarse de esa manera. Abrió el cajón de la mesita y sacó un puñal.
a ser la diferencia izado con el de- Yo no había estado nunca en Barracas; me pareció Siguió hablando con suavidad:
entre la vida y la sarrollo de sensib- que había más gente, más tráfico y menos terrenos —Aquí lo tenés. Yo sabía que nunca iba a de-
muerte. ilidad y analizando baldíos. Desde la esquina vimos vigilantes y una jarme. En la tierra no ha habido un hombre como él.
los ataques dentro aglomeración frente al número que buscábamos. Un No le dio al gringo ni un respiro.
Siendo realistas, de los ángulos y vecino repetía de grupo en grupo que hacia las tres Fue sólo entonces que entendí. Esa pobre mujer
incluso siendo un acoplar las distintas de la mañana lo habían despertado unos golpes; oyó desatinada había asesinado a Luchessi. Mandada por
experto en el mane- respuestas defensivas la puerta que se abría y alguien que entraba. Nadie el odio, por la locura y tal vez, quién sabe, por el amor,
jo del cuchillo en un a estos, deberemos tra- la cerró; al alba lo encontraron a Luchessi tendido en se había escurrido por la puerta que mira al sur, había
entrenamiento real, la bajar como en las técni- el zaguán, a medio vestir. Lo habían cosido a puñala- atravesado en la alta noche las calles y las calles, había
posibilidad de salir sin cas de defensa personal, das. El hombre vivía solo; la justicia no dio nunca con dado al fin con la casa y, con esas grandes manos hue-
ningún rasguño es de cero. aprendiendo un abecedario el culpable. No habían robado nada. Alguno recordó sudas, había hundido la daga. La daga era Muraña,
Para comprobar esto sólo hay que para luego pasar a formar letra y que, últimamente, el finado casi había perdido la vis- era el muerto que ella seguía adorando.
hacer un pequeño ejercicio: coger dos oraciones, con el tiempo, podremos ta. Con voz autoritaria dijo otro: ‘Le había llegado la Nunca sabré si Le confió la historia a mi madre.
rotuladores como si fueran cuchillos y hacer un dar respuestas propias dependiendo de las cir- hora’. El dictamen y el tono me impresionaron; con Falleció poco antes del desalojo.”
combate; hay que procurar hacerlo en pantalón cor- cunstancias del ataque. los años pude observar que cada vez que alguien se Hasta aquí el relato de Trápani, con el cual no he
to y una vez finalizado se descubrirán las marcas en muere no falta un sentencioso para hacer ese mismo vuelto a encontrarme. En la historia de esa mujer que
el cuerpo. Y recordar: si conozco a qué me enfrento tendré más descubrimiento. se quedó sola y que confunde a su hombre, a su tigre,
posibilidades de salir airoso de un enfrentamiento; Los del velorio nos convidaron con café y yo tomé con esa cosa cruel que le ha dejado, el arma de sus
Existen básicamente dos formas de empuñar un serán inteligentes si extrapolan esto a sus vidas. una taza. En el cajón había una figura de cera en lugar hechos, creo entrever un símbolo de muchos símbo-
cuchillo (con la hoja hacia arriba y con la hoja hacia del muerto. Comenté el hecho con mi madre; uno de los. Juan Muraña fue un hombre que pisó mis calles
abajo). Las posibilidades de movimiento son infinitas: los funebreros se rió y me aclaró que esa figura con familiares, que supo lo que saben los hombres, que
hay tres tipos de ataque que pueden efectuarse so- “LA MENTE ES COMO UN PARACAIDAS SOLO FUNCIO- ropa negra era el señor Luchessi. Me quedé como conoció el sabor de la muerte y que fue después un
bre el patrón de movimiento (cortar, clavar, golpear). NA CUANDO ESTA ABIERTO “ fascinado, mirándolo. Mi madre tuvo que tirarme del cuchillo y ahora la memoria de un cuchillo y mañana
brazo. el olvido, el común olvido.
Durante años he repetido que me he criado en Paler- “—A mi madre siempre le disgustó que su herma- Los cuchillos y navajas tienen distinto tipos de filos. En un borde convexo el bisel de cada lado de la hoja
mo. Se trata, ahora lo sé, de un mero alarde literario; el na uniera su vida a la de Juan Muraña, que para ella Como siempre, lo primero que te debes preguntar es redondeado a medida que se estrecha para formar
hecho es que me crié del otro lado de una larga verja era un desalmado: y para Tía Florentina un hombre es el uso que le vas a dar. La finalidad de los filos es el borde. Es el perfil más apropiado para machetear,
de lanzas, en una casa con jardín y con la biblioteca de acción. Sobre la suerte de mi tío corrieron muchos conseguir un ángulo de corte que corresponde a una pero requiere cierto grado de habilidad para afilarlo.
de mi padre y de mis abuelos. Palermo del cuchillo cuentos. No faltó quien dijera que una noche, que funcionalidad que le queramos dar al cuchillo o na- Son extremadamente durables.
y de la guitarra andaba (me aseguran) por las esqui- estaba en copas, se cayó del pescante de su carro vaja. Los distintos tipos de filos pueden cambiar no-
nas; en 1930, consagré un estudio a Carriego, nuestro al doblar la esquina de Coronel y que las piedras le tablemente la forma de cortar del cuchillo o navaja. Filo scandi: También es un filo muy popular gracias a
vecino cantor y exaltador de los arrabales. El azar me rompieron el cráneo. También se dijo que la ley lo su facilidad de afilado. El filo baja recto aproximada-
enfrentó, poco después, con Emilio Trápani. Yo iba a buscaba y que se fugó al Uruguay. Mi madre, que Los tipos de filos más comunes son estos: mente desde la mitad de la hoja y no desde el lomo
Morón; Trápani, que estaba junto a la ventanilla, me nunca lo sufrió a su cuñado, no me explicó la cosa. Yo como sucede en los filos rectos. El resultado es un
llamó por mi nombre. Tardé en reconocerlo; habían era muy chico y no guardo memoria de él. Filos rectos: Son los más simples y más extendidos de borde muy afilado que ofrece un gran control en el
pasado tantos años desde que compartimos el mis- Por el tiempo del Centenario, vivíamos en el pas- los distintos filos de cuchillos. Tienen la típica forma corte. Perfecto para tareas de talla de madera, no
mo banco en una escuela de la calle Thames. Roberto aje Russell, en una casa larga y angosta. La puerta del en V. Incrementan notablemente la superficie de tra- tiene ningún bisel secundario, de ahí su facilidad de
Godel lo recordará. fondo, que siempre estaba cerrada con llave, daba a bajo y permiten cortes limpios. Los filos rectos de más afilado, solo hay que apoyar la hoja en la piedra y se-
Nunca nos tuvimos afecto. El tiempo nos había San Salvador. En la pieza del altillo vivía mi tía, ya en-
8 distanciado y también la recíproca indiferencia. Me trada en años y algo rara. Flaca y huesuda, era, o me
30º o más son ángulos para machetes y hachas, para guir el ángulo del filo.
cortes por impacto, y los de menos de 30º permiten
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había enseñado, ahora me acuerdo, los rudimentos parecía, muy alta y gastaba pocas palabras. Le tenía mayor manejo para trabajos más finos.
del lunfardo de entonces. Entablamos una de esas miedo al aire, no salía nunca, no quería que entrára-
conversaciones triviales que se empeñan en la busca mos en su cuarto y más de una vez la pesqué roban-
de hechos inútiles y que nos revelan el deceso de un do y escondiendo comida. En el barrio decían que la
condiscípulo que ya no es más que un nombre. De muerte, o la desaparición, de Muraña la había trastor-
golpe Trápani me dijo: nado La recuerdo siempre de negro. Había dado en el
—Me prestaron tu libro sobre Carriego. Ahí hablás hábito de hablar sola.
todo el tiempo de malevos; decime, Borges, vos, ¿qué La casa era de propiedad de un tal señor Luchessi,
podés saber de malevos? patrón de una barbería en Barracas. Mi madre, que era
Me miró con una suerte de santo horror. costurera de cargazón, andaba en la mala. Sin que yo Filo serrado:
—Me he documentado —le contesté. las entendiera del todo, oía palabras sigilosas: oficial Su función es
No me dejó seguir y me dijo: de justicia, lanzamiento, desalojo por falta de pago. básicamente
—Documentado es la palabra. A mí los documen- Mi madre estaba de lo más afligida; mi tía repetía Filos convexos: Este tipo de filos tiene un gran núme- desgarrar, cor-
tos no me hacen falta; yo conozco a esa gente. obstinadamente: Juan no va a consentir que el grin- ro de seguidores, pero también lo tiene de detracto- tar cuerdas, cin-
Al cabo de un silencio agregó, como si me confi- go nos eche. Recordaba el caso —que sabíamos de res. Es un perfil muy robusto, permite un borde muy turones… Es un
ara un secreto: memoria— de un surero insolente que se había per- fuerte a la vez que aporta un alto grado de nitidez. filo apropiado
—Soy sobrino de Juan Muraña. mitido poner en duda el coraje de su marido. Este, en para trabajos
De los cuchilleros que hubo en Palermo hacia cuanto lo supo, se costeó a la otra punta de la ciudad, rudos y poco
el noventa y tantos, el más mentado era Muraña. lo buscó, lo arregló de una puñalada y lo tiró al Ria- delicados y son difíciles de afilar debido a su irregu-
Trápani continuó: chuelo. No sé si la historia es verdad; lo que importa laridad.
—Florentina, mi tía, era su mujer. La historia ahora es el hecho de que haya sido referida y creída.
puede interesarte. Yo me veía durmiendo en los huecos de la calle Filo mixto: Una de las mejores opciones para cuchil-
Algunos énfasis de tipo retórico y algunas frases Serrano o pidiendo limosna o con una canasta de du- los y navajas de rescate gracias a la versatilidad que
largas me hicieron sospechar que no era la primera raznos. Me tentaba lo último, que me libraría de ir a la ofrecen, capaces tanto de realizar cortes limpios en
vez que la refería. escuela. madera como de desgarrar cuerdas o cinturones.
Fotorrep
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