Está en la página 1de 5

MINISTERIO DE EDUCACIÓN

DIRECCIÓN NACIONAL DE GESTIÓN DEPARTAMENTAL

Actos de conmemoración de los CLXXXVIII (188), aniversario de nuestra


Independencia Patria

MEMORIA HISTÓRICA
DE
EL SALVADOR

Insumo para la celebración de la Semana Cívica MINED 2009

CAPÍTULO I

Mesa de Antropólogos e Historiadores

San Salvador, Agosto 2009


La sociedad y el Reino de Guatemala
Repensar la independencia
Dr. Ramón D. Rivas, Antropólogo.
Director. Museo Universitario de Antropología,
Universidad Tecnológica de El Salvador

Hasta el día de hoy, ha habido una utilización política del pasado por parte de políticos,
intelectuales e historiógrafos. Estos dos últimos, muchas veces, al servicio de intereses
dominantes, con el fin de ocultar una posición de clase y tergiversar los verdaderos
hechos históricos de esta nación.

Lo que hoy es la República de El Salvador, pertenecía, durante la colonia, al Reino de


Guatemala. La sociedad colonial era estamental, o sea que sus miembros estaban
divididos en estamentos o categorías establecidas por leyes. Estos estamentos
señalaban las funciones y la posición de cada grupo. Así, el español pertenecía a la
categoría superior por haber nacido en la metrópoli y era el único con derechos a
ocupar los más altos cargos políticos y administrativos. En cambio, el criollo, no podía
ser virrey, capitán general u obispo o desempeñar otras altas posiciones burocráticas
porque las leyes de España se las prohibían. Durante la colonia se había instaurado el
sistema de castas donde se reconocía la diversidad étnica de los habitantes de la región;
ya sea blancos, criollo, mulatos, mestizos, indios, zambos, pardos, etc., La corona, por
ley, estaba obligada a la protección de la mano de obra indígena, así como a su
educación y protección ante cualquier tipo de explotación. Por lo menos eso es lo que
establecía la ley.

En Centroamérica, y concretamente entre Guatemala y El Salvador, es lo económico lo


que comienza a ser un elemento de separación. Y es que hay causas internas como la
rivalidad económica entre las elites de San Salvador y la de Guatemala porque en esta
última, se quedaban las ganancias del comercio del añil, producto que, por más de
trescientos años, fue el sostén principal de la economía. El Consulado de Guatemala
monopolizaba el comercio regional. El comercio lo controlaba Guatemala.

Por otra parte, y ya, en las postrimerías de la independencia, la élite guatemalteca no


estaba preparada para asumir el liderazgo de una guerra de independencia lo que
impulsa a los criollos guatemaltecos, principalmente, a proclamar la independencia —
no hay que olvidar y como muy bien lo menciona Cardenal (1995), esa disputa
económica viene desde finales del siglo XVIII. Pero también, la presión política en las
postrimerías de la independencia, por el hecho de que Centroamérica se encontraba
entre dos frentes revolucionarios independentistas o de liberación; México al norte y la
gran Colombia al sur, que recién se habían independizado, lo cual hacía que los criollos
apresuraran la independencia.

La independencia no llega así por así, hay otros referentes históricos y de carácter
ideológico que, poco a poco, van a ser determinantes. Y es que la unión entre las casas
reinantes; España y Francia, luego del fin de la casa de Austria en España, en 1600 —
en ese período muere el último Asburgo y no hay sucesor— hace que la influencia de la
“ilustración” llegue fluidamente a España y a las colonias. Ideas como el
republicanismo, la democracia, la separación de poderes y la abolición del antiguo
régimen permean en las élites intelectuales y económicas de Centroamérica.

En 1789, inicia la revolución francesa —la que durará diez años— y servirá como una de
las fuentes ideológicas de los criollos centroamericanos; las otras dos fuentes
revolucionarias hay que encontrarlas en la independencia de las 13 colonias británicas
en 1776 y la Revolución de Haití de 1803.
Es en el marco de todo este panorama histórico, cuando llega la independencia en
Centroamérica, en 1821, no existía un proyecto de nación sino que lo que se buscaba era
seguir con los planteamientos del liberalismo económico y político —las élites criollas
estaban asumiendo postulados europeos— que no se siguieron al pie de la letra sino que
fueron acomodados a los intereses de las élites económicas.

Ahora bien, lo que vemos, es que, después de la independencia, las élites no tenían
interés de expandir la ciudadanía a otros sectores políticos fuera de ella; es decir, no se
expandió a las castas ni a otros sectores populares como los campesinos y artesanos
sino que se ideó un sistema político sensitario donde el alfabetismo y la capacidad
económica eran fundamentales para acceder a puestos públicos. Ya, desde ahí, vamos
viendo un proyecto político segregacionista, masculino y de adultos. Los jóvenes, los
niños, los ancianos, las mujeres y los indígenas eran considerados —ante la ley— como
gente minusválida. Los indígenas eran considerados como “menores de edad” y
protegidos por la corona.

La independencia llega, y plantea la configuración de un nuevo orden social, pero la


expansión de un sistema democrático, como muy bien lo afirma el historiador Víctor
Hugo Acuña (1994), es algo que va a tomarse en cuenta sólo hasta finales del siglo XIX,
con la formación de las diferentes clases trabajadoras en Centroamérica quienes van a
luchar por reformas y garantías sociales.

Esta clase social trabajadora, será, luego la contraparte de la elite criolla que había
tenido el poder en sus manos desde la independencia. Y es que este sector, aunque no
toma el poder, sí comienza a ser tomado en cuenta en las políticas de la élite caudillista
y militarista de la región y en todo el continente.

Para la clase dominante, desde el momento de la independencia, sí hubo un proyecto de


nación citadino y sensitario; es decir un proyecto de nación para un limitado
grupúsculo social. Después de la independencia, El Salvador va a seguir siendo visto
por Guatemala como una provincia más…

El Salvador, desde el inicio de la independencia, ha tenido que velar por su soberanía


política y su existencia como estado libre y va a ser hasta 1903 que lo va a lograr. Y es
que, esta injerencia política de Guatemala, en nuestro país, va a terminar el 1903
cuando el General Escalón derrota definitivamente a los guatemaltecos.

Importante también, es de mencionar que, durante el siglo XIX, se articula la “teoría


del umbral” que parte de que, un país, para ser reconocido como tal, debía tener cierta
cantidad considerable de territorio y de población. La pregunta es: ¿cumplía un micro
país como El Salvador con estos requisitos? Cuando Matías Delgado va a Wasghinton a
entregar a El Salvador a Estados Unidos, lo hace ante esta situación y lo que se
pretende es el desarrollo industrial y la modernización del país que, —según este prócer
de la independencia— sólo se podía lograr cuando una potencia extranjera tomaba bajo
su protección a un estado más débil. Matías Delgado partía de la idea que, la forma de
industrializar y modernizar a este pequeño país, era poniéndolo bajo la tutela de una
potencia dominante. Los Norte Americanos no aceptaron la idea. ¿Qué les podía ofrecer
El Salvador a cambio? Es que la historia nos cuenta que, los Norteamericanos, en esos
precisos momentos, no se habían consolidado como potencia. Ello sucede con la guerra
contra España en 1898.

La pregunta es: ¿Tenían claro los próceres qué significaba ser independiente? Estos son
momentos de la historia nacional aún no estudiados. ¿Quiénes fueron estos próceres?
La independencia fue un proyecto liderado, como muy bien lo afirma María Eugenia
López (2000), por redes económicas y familiares de las principales ciudades de El
Salvador.

En lo que respecta a los pueblos originarios —los indígenas— así de paradójico como
parezca, estos estaban en una mejor situación —por lo menos desde el punto de vista
legal— en la realidad era otra cosa, pues estaban protegidos por la corona de España.
Como ya anteriormente mencionábamos, los indígenas, no tenían asegurado un futuro
prometedor con la independencia, ya que, eran considerados como “menores de edad”
y protegidos por la corona.

Ahora, con la independencia, los indígenas comienzan a ser víctimas de abusos y de la


implementación de reformas liberales, sobre todo en lo referente a la usurpación de sus
tierras comunales y su ladinización. Hay referentes históricos que dan cuenta de las
luchas de los indígenas por su identidad y su cultura, como es el caso del levantamiento
de Anastasio Aquino en 1833 y el levantamiento y masacre de los indígenas en 1932.
Posiblemente existan otros levantamientos que no han sido estudiados. Hay fuentes
históricas, donde existe evidencia de esto, la tarea es investigar. Hay estudios que
afirman que existieron movimientos populares en El Salvador antes 1821 pero no
podemos asegurar que eran antecedentes de la independencia pues, es posible que, lo
étnico y lo de genero tuviera más peso que el rompimiento con el pacto colonial. De
esto, están los ejemplos que presenta el historiador José Antonio Fernández en su libro
La Huella Colonial. (2000) Hay que estudiar a fondo estos movimientos populares para
no caer en conclusiones erróneas.

Existe una deuda pendiente en la academia, ya que no hay un estudio a nivel nacional
sobre la situación de los indígenas, desde la independencia hasta finales del siglo XIX.
Los indígenas son llevados a su inserción en esa comunidad política liberal, donde son
sinónimo de atraso, borracheras holgazanería, supersticiosos y que no se les puede
comparar con el pasado glorioso que tuvieron antes de la llegadas de los españoles.

Y es que, el día de hoy, como muy bien lo apunta el historiador Marvin Barahona
(2009) aún existen estereotipos y recalificativos sobre los indígenas que no toman en
cuenta los procesos históricos por los cuales estos han pasado y entre estos vemos; la
segregación, el racismo, la explotación, etc, y por ello, al hablar hoy sobre los indígenas
en la escuela, se ha tergiversado su papel en la construcción de la nación salvadoreña y
mejor se prefiere hacer referencia a ellos, pero de un pasado que los pone como sujetos
muertos, sin protagonismo actual. Destacados intelectuales del siglo XIX, como el Dr.
David J. Guzmán quien influido por las ideas del teórico lombroso sacó conclusiones
erróneas sobre el fenotipo indígena y su inferioridad intelectual. Para él, la educación
era la salvación de estos sectores pero nunca se preocupó por saber qué opinaban estos
indígenas.

Por ello, como académicos en la antropología y en la historia, debemos de tener


cuidado con la eufemisación del mundo indígena. Por ejemplo, debemos cuidarnos de
esa visión del indígena que castra el protagonismo de la persona de la colectividad a
nivel cultural y a nivel político. Es decir, sacar el verdadero contenido de la cultura
indígena, lo que equivale a manipulación.

En este país, debemos procurar que la antropología y la arqueología, no se divorcien del


estudio de lo indígena, pues en ello se ve una visión más diacrónica que rompe con el
discurso estático de lo cultural. Debemos, por medio de la investigación antropológica e
histórica, procurar una visión más protagónica del sujeto.

Sin más, considero que 1932 ha marcado la división del movimiento indígena nacional
y la incorporación imaginaria de este a la nación salvadoreña donde se han
interiorizado valores despectivos sobre su pertenencia. Desde este año, los indígenas,
en este país, en algunos casos, ya sea por miedo o por necesidad —ya que no se pueden
aislar del resto de la sociedad nacional— su cultura y con ello sus costumbres han
pasado a la latinización, que es lo que la cultura dominante impone. Desde ese año,
como muy bien lo afirma Mac Chapin (1990), Jorge Arias Gómez (1996) y Virginia Q.
Tilley (2005) los indígenas en este país fueron invisibilizados. El Estado tiene entre sus
grandes deudas históricas el reconocimiento de lo indígena en la construcción de la
nación salvadoreña.

Sin más, el problema de la independencia, es que no ha existido, ni existe, un proyecto


de nación integral en donde el respeto a la soberanía y a la autodeterminación sean
respetadas. A pesar de que existe una independencia política —por lo menos así se ha
creído— en el plano económico, el país ha estado sujeta a los diferentes intereses de las
potencias dominantes; en orden histórico; España, Inglaterra y los Estados Unidos.
Una verdadera independencia hubiera servido para la formulación de un proyecto justo
e igualitario de sociedad.

Con todo esto, soy de la opinión que la independencia abre un capítulo que aún no ha
concluido en la historia de El Salvador. Reconocer la importancia de formar parte de
una comunidad política, donde la justicia y la igualdad sean bases en su construcción y
perfeccionamiento, es el reto. Y con esto me refiero a todos los grupos sociales que
conforman el país.

Referentes bibliográficos:

Arias Gómez, Jorge, Farabundo Martí, EDUCA, San José, Costa Rica. 1996.

Barahona, Marvin, Pueblos indígenas, Estado y memoria colectiva en Honduras. Edit.


Guaymuras, Edit. Casa San Ignacio. Tegucigalpa, Honduras. 2009.

Cardenal, Rodolfo, Manual de historia de Centroamérica. San Salvador: UCA Editores,


1996, reimpr. 2005.

Chapin, Mac, La población indígena de El Salvador. Ministerio de Educación,


Dirección de Publicaciones e Impresos, San Salvador, El Salvador, 1990.

Fernández M Antonio, José Federico Trujillo, El Salvador, La huella colonial. Banco


Agrícola Comercial de El Salvador. Fomento Cultural. 2000.

Historia del istmo centroamericano. Tomo II. México D.F.: Editorial Offset, 2002.

Historia General de Centroamérica. San José: FLACSO, 1994. Tomo IV. Las republicas
agroexportadoras (1870-1945). Acuña Ortega, Víctor Hugo, coordinador del tomo.

Tilley Virginia, Q, Seeing Indians. A Study of Race, Nation and Power in El Salvador.
The University of New Mexico Press, USA. 2005.

López Velazquez, María Eugenia. San Salvador en la anexión centroamericana al


imperio del septentrión. San Salvador: DPI, 2000.

Meléndez Chaverri, Carlos. El presbítero y doctor José Matías Delgado, en la forja de


la nacionalidad centroamericana. San Salvador: Ministerio de Educación, 1962.

También podría gustarte