Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
MEMORIA HISTÓRICA
DE
EL SALVADOR
CAPÍTULO I
Hasta el día de hoy, ha habido una utilización política del pasado por parte de políticos,
intelectuales e historiógrafos. Estos dos últimos, muchas veces, al servicio de intereses
dominantes, con el fin de ocultar una posición de clase y tergiversar los verdaderos
hechos históricos de esta nación.
La independencia no llega así por así, hay otros referentes históricos y de carácter
ideológico que, poco a poco, van a ser determinantes. Y es que la unión entre las casas
reinantes; España y Francia, luego del fin de la casa de Austria en España, en 1600 —
en ese período muere el último Asburgo y no hay sucesor— hace que la influencia de la
“ilustración” llegue fluidamente a España y a las colonias. Ideas como el
republicanismo, la democracia, la separación de poderes y la abolición del antiguo
régimen permean en las élites intelectuales y económicas de Centroamérica.
En 1789, inicia la revolución francesa —la que durará diez años— y servirá como una de
las fuentes ideológicas de los criollos centroamericanos; las otras dos fuentes
revolucionarias hay que encontrarlas en la independencia de las 13 colonias británicas
en 1776 y la Revolución de Haití de 1803.
Es en el marco de todo este panorama histórico, cuando llega la independencia en
Centroamérica, en 1821, no existía un proyecto de nación sino que lo que se buscaba era
seguir con los planteamientos del liberalismo económico y político —las élites criollas
estaban asumiendo postulados europeos— que no se siguieron al pie de la letra sino que
fueron acomodados a los intereses de las élites económicas.
Ahora bien, lo que vemos, es que, después de la independencia, las élites no tenían
interés de expandir la ciudadanía a otros sectores políticos fuera de ella; es decir, no se
expandió a las castas ni a otros sectores populares como los campesinos y artesanos
sino que se ideó un sistema político sensitario donde el alfabetismo y la capacidad
económica eran fundamentales para acceder a puestos públicos. Ya, desde ahí, vamos
viendo un proyecto político segregacionista, masculino y de adultos. Los jóvenes, los
niños, los ancianos, las mujeres y los indígenas eran considerados —ante la ley— como
gente minusválida. Los indígenas eran considerados como “menores de edad” y
protegidos por la corona.
Esta clase social trabajadora, será, luego la contraparte de la elite criolla que había
tenido el poder en sus manos desde la independencia. Y es que este sector, aunque no
toma el poder, sí comienza a ser tomado en cuenta en las políticas de la élite caudillista
y militarista de la región y en todo el continente.
La pregunta es: ¿Tenían claro los próceres qué significaba ser independiente? Estos son
momentos de la historia nacional aún no estudiados. ¿Quiénes fueron estos próceres?
La independencia fue un proyecto liderado, como muy bien lo afirma María Eugenia
López (2000), por redes económicas y familiares de las principales ciudades de El
Salvador.
En lo que respecta a los pueblos originarios —los indígenas— así de paradójico como
parezca, estos estaban en una mejor situación —por lo menos desde el punto de vista
legal— en la realidad era otra cosa, pues estaban protegidos por la corona de España.
Como ya anteriormente mencionábamos, los indígenas, no tenían asegurado un futuro
prometedor con la independencia, ya que, eran considerados como “menores de edad”
y protegidos por la corona.
Existe una deuda pendiente en la academia, ya que no hay un estudio a nivel nacional
sobre la situación de los indígenas, desde la independencia hasta finales del siglo XIX.
Los indígenas son llevados a su inserción en esa comunidad política liberal, donde son
sinónimo de atraso, borracheras holgazanería, supersticiosos y que no se les puede
comparar con el pasado glorioso que tuvieron antes de la llegadas de los españoles.
Y es que, el día de hoy, como muy bien lo apunta el historiador Marvin Barahona
(2009) aún existen estereotipos y recalificativos sobre los indígenas que no toman en
cuenta los procesos históricos por los cuales estos han pasado y entre estos vemos; la
segregación, el racismo, la explotación, etc, y por ello, al hablar hoy sobre los indígenas
en la escuela, se ha tergiversado su papel en la construcción de la nación salvadoreña y
mejor se prefiere hacer referencia a ellos, pero de un pasado que los pone como sujetos
muertos, sin protagonismo actual. Destacados intelectuales del siglo XIX, como el Dr.
David J. Guzmán quien influido por las ideas del teórico lombroso sacó conclusiones
erróneas sobre el fenotipo indígena y su inferioridad intelectual. Para él, la educación
era la salvación de estos sectores pero nunca se preocupó por saber qué opinaban estos
indígenas.
Sin más, considero que 1932 ha marcado la división del movimiento indígena nacional
y la incorporación imaginaria de este a la nación salvadoreña donde se han
interiorizado valores despectivos sobre su pertenencia. Desde este año, los indígenas,
en este país, en algunos casos, ya sea por miedo o por necesidad —ya que no se pueden
aislar del resto de la sociedad nacional— su cultura y con ello sus costumbres han
pasado a la latinización, que es lo que la cultura dominante impone. Desde ese año,
como muy bien lo afirma Mac Chapin (1990), Jorge Arias Gómez (1996) y Virginia Q.
Tilley (2005) los indígenas en este país fueron invisibilizados. El Estado tiene entre sus
grandes deudas históricas el reconocimiento de lo indígena en la construcción de la
nación salvadoreña.
Con todo esto, soy de la opinión que la independencia abre un capítulo que aún no ha
concluido en la historia de El Salvador. Reconocer la importancia de formar parte de
una comunidad política, donde la justicia y la igualdad sean bases en su construcción y
perfeccionamiento, es el reto. Y con esto me refiero a todos los grupos sociales que
conforman el país.
Referentes bibliográficos:
Arias Gómez, Jorge, Farabundo Martí, EDUCA, San José, Costa Rica. 1996.
Historia del istmo centroamericano. Tomo II. México D.F.: Editorial Offset, 2002.
Historia General de Centroamérica. San José: FLACSO, 1994. Tomo IV. Las republicas
agroexportadoras (1870-1945). Acuña Ortega, Víctor Hugo, coordinador del tomo.
Tilley Virginia, Q, Seeing Indians. A Study of Race, Nation and Power in El Salvador.
The University of New Mexico Press, USA. 2005.