Poner en marcha con éxito un plan estratégico de gestión de cambio requiere
una planificación integrada en los procesos. 1. Entender las iniciativas previas al cambio. Para realizar un plan efectivo es necesario saber lo que ocurrió con situaciones de cambio anteriores. Hay que trabajar con los directivos y trabajadores para aprender lo que funcionó, lo que no y cuáles son las pautas que debemos completar. 2. Involucrar a los directivos. Para obtener el mayor éxito, es imperativo que los líderes, incluyendo Dirección General, estén claramente apoyando el esfuerzo, son ellos los que impulsan el cambio en los trabajadores. Recursos Humanos tiene que demostrar a sus ejecutivos que gestionar el cambio no va a ser siempre agradable. 3. Identificar a las personas que pueden bloquear o facilitar el cambio. Ayudar a las personas a entender sus fortalezas y debilidades. Además el jefe de guardia puede utilizar los resultados para crear un perfil de equipo y comentar con ellos cómo las actitudes individuales pueden afectar a la dinámica del grupo. 4. Diseñar un proceso de cambio. Lo importante es señalar las áreas clave en las que nuestros trabajadores no se puedan verse afectado. Poner en marcha iniciativas para ayudar a adaptarse a los cambios. 5. Construir un sistema de comunicación eficaz. Debemos construir la comunicación entre todos los trabajadores para que esten informados de los cambios que se harán y para evitar futuros accidentes e incidentes ya que la seguridad cuando se esta en las labores es responsabilidad de todos, no solo de uno. 6. Instruir sin excepciones. Instruir a todos los trabajadores debidamente para que no se sientan excluidos y despejar todas sus dudas posibles. 7. Reconocer que la actitud de los trabajadores. Tratar de disover esos malos hábitos de los trabadores como por ejemplo no respetar las señalizaciones. 8. Hablar con los trabajadores. saber hacia dónde queremos ir y cual será nuestros objetivos en grupo 9. acompañar en el cambio de actitud de los trabajadores con procesos que faciliten la adquisición y puesta en práctica de los nuevos hábitos; 10. no abandonar a su suerte a los empleados después del momento de cambio y, sobre todo, no basar nuestra estrategia de cambio en remedios mágicos, tales como cursillos de tres días para afrontar un cambio de esta intensidad. 11. Si extinguir un mal hábito de un trabajador resulta tan complicado tenemos que crear una charla o una breve formación, incluso con la mejores y más sorprendentes dinámicas, los trabajadores pueden cambiar los hábitos adquiridos durante años en los antiguos trabajos o la vida cotidiana de los trabadores. 12. Si queremos cambiar la actitud de una persona, debemos estar dispuestos a plantearnos ciertas cuestiones, por ejemplo “Hasta qué punto te puedo pedir más responsabilidad y continuar sin darte autonomía para tomar decisiones”. 13. La forma de enfocar el cambio también es importante. En este punto la psicología positiva nos aporta una idea fundamental: para iniciar el cambio empieza por potenciar aquello que ya sabes hacer bien, no pretendas afrontar un cambio de actitudes centrándote en aquello que hace mal un trabajador.