Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cada tanto, sacudía la cabeza. Nadie sabría en que estaba pensando… solo que el
panorama era digno de su disfrute.
Swish
¡Pam!
– Kuhum… – tosió, con su rostro marcado – yo… también estoy muy contento de verte –
sonrió amargamente.
– Emm… ¿No puedo visitar a una vieja amiga? – con rostro inocente, fingiendo dolor.
– Bien… bien… – alzó las manos en son de paz – tal como supones… necesito un
pequeño favor. – pausa – ufff… por causas de fuerza mayor… estoy necesitando un
“ECS”.
– ¡¿Llamas a eso un pequeño favor?! – abrió los ojos, incrédula. ¿Creía que eso se
encontraba junto a las manzanas en el mercado? Por otro lado… tenía sentido… si no
fuese por algo así, no creería la visita de Lehm.
– Por supuesto…
Desprevenida, Vivian golpeó furiosa con sus puños… pero no poseían verdadera
fuerza… poco a poco, su resistencia se fue apagando. Lehm comenzó a recorrer su
cuerpo con su mano libre… pero, cuando alcanzó la unión de sus ropas, finalmente lo
apartó de un empujón…
– ¡Ves de lo que hablo! – puso los ojos en blanco – olvídalo… no te soportaré más…
– miró hacia el centro de la ciudad y sus ojos verdes brillaron. Los cerró unos
momentos… cuando los abrió, una caja metálica reposaba en su mano – estás de suerte
– dijo, entregándola.
Lehm tomó la caja y la abrió. Miró el contenido y formó una media sonrisa. Era
mejor de lo que esperaba.
– ¡Hmpf!… Aquí hacemos bien nuestro trabajo, no como cierta persona… – replicó, sin
dar tregua – déjame adivinar… ¡lo usarás por una mujer!
– Kuhum… – tosio – ¡soy acusado injustamente!… será para una pequeña niña… –
aclaró.
– ¡Una niña!… ¿te has vuelto demente?… – frunció el ceño, confundida – ¿vale la
pena?
– Mmm… lamentablemente – suspiró. Por mucho que lo odiara, sus actos no eran al
azar. Dejándola más curiosa sobre esa niña, capaz de obtener semejante favor… pero
sabía que no obtendría respuesta… Entonces, recordó algo – por cierto, ese copo de
nieve te ha buscado varias veces.
– Ufff – suspiró, melancólico – tendré que ir, más pronto que tarde… – sacudió la
cabeza – es solo un problema tras otro… por eso no quería hacer esto – murmuró.
Vivian abrió la boca, pero dudo en hablar. Tras una batalla mental… se decidió.
Lehm la miró gentilmente. Comprendió su pregunta. Tal vez era el único capaz.
Vivian levantó el puño, con mirada furiosa, pero su rostro se ruborizó ante el
comentario.
– Jaja… si, si… no lo dudo… – se dio vuelta en despedida – me alegro ver que estás
bien – susurró, antes de desaparecer.
Los ojos de Vivian temblaron… se sentó, abrazando sus piernas… en ese rostro de
ensueño, enterrado entre ellas, una dulce sonrisa podía verse.