Está en la página 1de 3

A diez kilómetros de allí, una enorme estatua se elevaba, doscientos metros sobre

el suelo. En su cabeza, un hombre joven, con sus manos en la espalda, admiraba el


paisaje…

Cada tanto, sacudía la cabeza. Nadie sabría en que estaba pensando… solo que el
panorama era digno de su disfrute.

Swish

Su deleite fue interrumpido… en un parpadeo, esa mujer, parecida a una diosa,


apareció un metro frente a él.

Lo miró fieramente, mientras apretaba sus puños, como conteniéndose.

– Ho-hola… – con una mueca incómoda, el hombre levantó la mano tontamente,


saludando con un gesto.

¡Pam!

El inconfundible sonido de una bofetada. Él no hizo nada para detenerla.

– ¡Bastardo! – exclamó, furiosa.

– Kuhum… – tosió, con su rostro marcado – yo… también estoy muy contento de verte –
sonrió amargamente.

– ¡ … ! – incapaz de calmarse, siguió mirándolo intensamente, con los puños


apretados. Respiró hondo varias veces hasta volver a hablar – ¡Habla! ¿Qué quieres?

– Emm… ¿No puedo visitar a una vieja amiga? – con rostro inocente, fingiendo dolor.

– ¡Ja!… ¡Tienes la cara de decirlo!… – volvió a explotar – El Lehm que yo conozco,


no expondría su existencia ¡a menos que necesite algo!

– Jeje – se rascó la cabeza, incómodo – mi dulce Vivian… me conoces demasiado…

– ¡No soy tu dulce Vivian! – replicó, no dispuesta a calmarse.

– Bien… bien… – alzó las manos en son de paz – tal como supones… necesito un
pequeño favor. – pausa – ufff… por causas de fuerza mayor… estoy necesitando un
“ECS”.

– ¡¿Llamas a eso un pequeño favor?! – abrió los ojos, incrédula. ¿Creía que eso se
encontraba junto a las manzanas en el mercado? Por otro lado… tenía sentido… si no
fuese por algo así, no creería la visita de Lehm.

Se hizo un momento de silencio. Lehm esperó pacientemente, disfrutando su belleza.


Ella decidió ignorarlo, mientras meditaba su respuesta.

– Pagarás – finalmente, se dio por vencida.

– Por supuesto…

– ¡No será barato! ¡Me aseguraré de ello! – enfatizó.

– No esperaba menos… – concedió, con gesto resignado.


Vivian observó a Lehm, y luego de un tiempo, suspirando, esquivó su mirada…

– Además… también… debe-… – murmuró, pero fue interrumpida por un dedo.

– Lo se… lo se… debo venir más seguido ¿No es así?

Lehm se acercó, acarició su mejilla y besó sus labios.

Desprevenida, Vivian golpeó furiosa con sus puños… pero no poseían verdadera
fuerza… poco a poco, su resistencia se fue apagando. Lehm comenzó a recorrer su
cuerpo con su mano libre… pero, cuando alcanzó la unión de sus ropas, finalmente lo
apartó de un empujón…

– ¡No!… ¡Bastardo!… ¡Pervertido!… ¡Ladrón!… No saldrás tan fácil esta vez… –


refunfuño… poco convencida – ¡no cambiarás!… no importa el tiempo que pase, ni el
lugar que sea…

– Dicen que es parte de mi encanto… – sonrió, ante el rechazo.

– ¡Ves de lo que hablo! – puso los ojos en blanco – olvídalo… no te soportaré más…
– miró hacia el centro de la ciudad y sus ojos verdes brillaron. Los cerró unos
momentos… cuando los abrió, una caja metálica reposaba en su mano – estás de suerte
– dijo, entregándola.

Lehm tomó la caja y la abrió. Miró el contenido y formó una media sonrisa. Era
mejor de lo que esperaba.

– Felicidades – elogió sinceramente sus logros.

– ¡Hmpf!… Aquí hacemos bien nuestro trabajo, no como cierta persona… – replicó, sin
dar tregua – déjame adivinar… ¡lo usarás por una mujer!

– Kuhum… – tosio – ¡soy acusado injustamente!… será para una pequeña niña… –
aclaró.

– ¡Una niña!… ¿te has vuelto demente?… – frunció el ceño, confundida – ¿vale la
pena?

– Ya me conoces… – se encogió de hombros.

– Mmm… lamentablemente – suspiró. Por mucho que lo odiara, sus actos no eran al
azar. Dejándola más curiosa sobre esa niña, capaz de obtener semejante favor… pero
sabía que no obtendría respuesta… Entonces, recordó algo – por cierto, ese copo de
nieve te ha buscado varias veces.

– Ufff – suspiró, melancólico – tendré que ir, más pronto que tarde… – sacudió la
cabeza – es solo un problema tras otro… por eso no quería hacer esto – murmuró.

Vivian abrió la boca, pero dudo en hablar. Tras una batalla mental… se decidió.

– Entonces… al menos, puedes decirme… – pausa – ¿Dónde está?

Lehm la miró gentilmente. Comprendió su pregunta. Tal vez era el único capaz.

– No debes preocuparte por eso – consoló – La situación es complicada, pero no


fatal. Me encargaré de ello, a su debido tiempo.

– Mmm… – asintió – Si es así… entonces, todo está bien – aliviada.


– Oh… – miro divertido – no te preocupes, ~dulce Vivian~… entonces vendré y te daré
lo que deseas.

Vivian levantó el puño, con mirada furiosa, pero su rostro se ruborizó ante el
comentario.

– ¡Ya! ¡Vete! ¡Lárgate! Me interrumpes… tengo cosas “realmente importantes” que


atender… – remarcó – todos deben estar esperándome ansiosos…

– Jaja… si, si… no lo dudo… – se dio vuelta en despedida – me alegro ver que estás
bien – susurró, antes de desaparecer.

Los ojos de Vivian temblaron… se sentó, abrazando sus piernas… en ese rostro de
ensueño, enterrado entre ellas, una dulce sonrisa podía verse.

También podría gustarte