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Semana 1 Unidad 1 PDF
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lo tanto, en conceptos de la mayor exactitud y en juicios ordenados y trabados
sistemáticamente.
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Al científico del Derecho, en cuanto tal, no le corresponde dar razón de una
serie de nociones con las que se maneja continuamente -norma, derecho
subjetivo, relación, etc.-sin que las considere como ya dadas. Más aún, no le
incumbe responder al interrogante: ¿por qué considera como "jurídicos"
determinados datos?, esto es, ¿qué entiende por Derecho in genere? De igual
modo, aunque debe considerar los valores corporizados en un ordenamiento
jurídico o en una institución dados, no puede contestar al problema de la
justificación absoluta, metafísica, de los datos jurídicos: esto que es Derecho,
¿debe también serlo a la luz de un ideal absoluto, verdadero? El enfoque de
todos estos problemas constituye precisamente el objeto de la filosofía del
Derecho. Mientras las diversas ramas de la ciencia jurídica estudian datos
jurídicos limitados en el tiempo y en el espacio, la filosofía del Derecho
convierte en problema y objeto de su estudio lo que era dato y procura llegar a
un conocimiento primario y universal de lo jurídico, esto es, a un saber jurídico
que no se apoye en ningún otro anterior y que sirva de fundamento a todas las
ciencias del Derecho. La idea de la filosofía del Derecho es, pues, la de un
conocimiento absoluto de lo jurídico; un conocimiento rigurosamente universal
y necesario sobre lo jurídico.
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En la primera frase, "derecho" hace referencia a lo que, con más precisión, se
llama "derecho objetivo", o sea un ordenamiento o sistema de normas (por
ejemplo un conjunto de leyes, decretos, costumbres, sentencias, etcétera).
No es nada extraño que una palabra presente este tipo de vaguedad en el uso
corriente. Sin embargo, a muchos juristas, imbuidos del espíritu esencialista,
les resulta un hueso duro de roer, y suponen que debe necesariamente haber
algo oculto y misterioso que relaciona a todos los fenómenos jurídicos entre sí,
y hacen esfuerzos desesperados para encontrarlo, y formulan encantadoras
fantasías para simular haberlo hallado.
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El último inconveniente que presenta "derecho" en el lenguaje corriente es su
carga emotiva.
"Derecho" es una palabra con significado emotivo favorable. Nombrar con esta
palabra un orden social implica condecorarlo con un rótulo honorífico y reunir
alrededor de él las actitudes de adhesión de la gente.
Esto lo veremos ahora con más detalle, puesto que se relaciona con la vieja
polémica entre iusnaturalistas y positivistas acerca del concepto de derecho
(3).
Acepciones del vocablo "derecho".— Esta palabra (derivada del latín directus,
participio pasivo de dirigere, dirigir, alinear, encauzar), es empleada
corrientemente en varios sentidos que deben ser aclarados. Empezaré
advirtiendo que por no interesar a nuestros fines, descarto las acepciones que
tiene en el orden físico, así como su sentido vulgar, para limitamos a los
significados con que se la usa en el ámbito de las disciplinas jurídicas. Todo
ello para saber qué debe entenderse por "derecho", así a secas. Estos sentidos
en que se la emplea, son los siguientes:
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1) Designando algunos impuestos. Ejemplos: derechos aduaneros, de
importación, etc. Se trata de un uso tan generalizado como incorrecto, pues lo
que corresponde decir, hablando con precisión técnica, es impuestos
aduaneros, impuestos a la importación, etc. Queda por lo tanto descartada esta
acepción.
2) Como sinónimo de Ciencia del Derecho. Tal sucede cuando se dice doctor
en derecho, estudiante de derecho, facultad de derecho, etc. También en este
caso estamos frente a un empleo inexacto del término, porque si lo que se
quiere es referirse a la Ciencia del Derecho, o a las distintas especialidades
que la integran, lo que corresponde es decir entonces, doctor, estudiante, o
facultad de ciencia del derecho, o de ciencias jurídicas, siguiendo la expresión
más corriente y eufónica.
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aclara su sentido. Y por lo tanto, debemos descartar asimismo este significado,
en la investigación de lo que debe entenderse por "derecho", sin perjuicio de
recordar que oportunamente será tratado el tema del derecho subjetivo y el
concepto del “derecho en sentido subjetivo" —que no es lo mismo— por ser
necesarios para lograr una comprensión cabal del fenómeno jurídico.
Según dijimos, para designar esta acepción del vocablo, se habla también de
derecho-norma, derecho objetivo, derecho en sentido objetivo, etc.
Nótese que digo sistema y no conjunto de normas, como suele decirse, para
destacar de ese modo que se trata de un conjunto ordenado y jerarquizado,
puesto que entre las normas jurídicas hay relaciones de coordinación y de
subordinación. En nuestro derecho, ese orden jerárquico se refleja, por
ejemplo, en la circunstancia de que una ordenanza municipal no puede
disponer válidamente contra lo establecido en una ley del Congreso, ni ésta,
contra lo dispuesto por la Constitución Nacional, etc.
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b) Coercibles: esto quiere decir susceptibles de ser aplicadas mediante la
fuerza, en caso de inobservancia. En efecto, las normas jurídicas que
constituyen el derecho están respaldadas por la fuerza pública del Estado, y si
no hacemos lo que disponen las leyes, ni omitimos lo que ellas declaran ilícito,
seremos compelidos a observarlas. Ejemplo: si cuando me corresponde pagar
un impuesto no lo hago, seré intimado oportunamente y, en definitiva, obligado
a pagarlo por resolución judicial (previo embargo de algún bien, etc.).
c) Que rigen la convivencia social. En efecto, las normas jurídicas rigen las
relaciones de los seres humanos entre sí (3)
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Pues bien, así como el escultor actúa sobre una materia dada, el mármol por
ejemplo, trabajándolo, dándole una forma, etc., el derecho, mutatis mutandis,
actúa también sobre una materia que es la conducta humana, encauzándola en
una dirección determinada, declarando ilícitos algunos actos, etc.
SOCIEDAD Y DERECHO
El hombre es un ser social por naturaleza, razón por la cual vive en medio de
sus semejantes, es decir, vive en sociedad. Por eso cabe decir que los seres
humanos, más que vivir, convivimos. Resaltando este carácter, dijo Aristóteles
que para vivir aislado, hay que ser un dios o una bestia.
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cada uno hiciera lo que le viniera en gana. Se comprende así fácilmente, la
absoluta necesidad de que la libertad de cada uno esté limitada por la libertad
de los demás. Resulta así necesaria una delimitación de las conductas posibles
de los hombres, para asegurar un mínimo de orden que haga posible la
convivencia y la prosecución de los fines humanos individuales y colectivos.
Esta delimitación de lo ilícito y lo lícito, es la que establece el derecho,
resultando de ella un cierto orden social, que será más o menos perfecto, más
o menos justo, pero orden al fin y necesario para la coexistencia.
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Para proceder a esta exposición hemos reducido la bibliografía, de intento,
prácticamente a dos obras originales de Kelsen: Teoría Pura del Derecho y
Teoría General del Derecho y del Estado. La primera constituye la versión
sintética insuperada dada por el mismo maestro de sus ideas fundamentales; la
segunda, el tratado completo en el que esas ideas adquieren acabada
explicitación.
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pronuncian discursos y luego unos permanecen sentados mientras otros se
ponen de pie (lo que significa: se ha votado una ley).
2°) un sentido, una significación específica adherida a ese acto (Teoría Pura).
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Entonces importa depurar a la teoría jurídica de todo elemento científico natural
y, en particular, de la sociología del Derecho. A la teoría jurídica pura no le
interesan los motivos que determinaron al legislador a dictar cierta ley, ni los
hechos económicos que pueden influir en la sentencia de un tribunal, ni el
temperamento o el carácter del juez que puede decidir, quizá, la suerte del
litigio, ni los efectos reales que puedan resultar de la aplicación de una norma.
Todo ello cae en el plano causal y es aplicando con mayor rigor su punto de
partida y en una dirección opuesta a la denominada "escuela sociológica".
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Por una parte es necesario separar el ser del deber ser; lo que los hombres
efectivamente hacen en virtud de una causalidad múltiple (cuyo estudio
corresponde a la sociología, la psicología, etc.), de lo que deben hacer. Por
otra parte es necesario separar, dentro ahora del reino del debe ser, aquello
que debe ser por su intrínseco valor (que no interesa a la ciencia jurídica
positiva sino a la moral, el Derecho Natural o la política). El residuo, es decir,
aquello que debe ser, no por su intrínseco valor sino porque constituye el
contenido de las normas jurídicas, es el objeto de la ciencia jurídica pura.
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