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Azcuy
Azcuy
Editorial Biblos
Teoría y crítica
Cuando el hombre superior escucha el Tao,
hace cuanto puede por practicarlo.
Cuando el hombre medio oye el Tao a veces
lo conserva, a veces lo pierde. Cuando el
hombre inferior oye el Tao, se reirá de él en
alta voz.
Diseño de tapa: Luciano Tirabassi U. Si no riera, no sería el Tao.
Armado: Luciano Paez S. Lao-Tsé
© Eduardo Antonio Azcuy, 2013
© Editorial Biblos, 2013
Pasaje José M. Giuffra 318, C1064ADD Buenos Aires
info@editorialbiblos.com / www.editorialbiblos.com
Hecho el depósito que dispone la Ley 11.723
Impreso en la Argentina
Prólogo
Francisco García Bazán.............................................................
PRIMERA PARTE
LA POESÍA COMO AVENTURA METAFÍSICA
9
Descubrimiento de lo infinito - Los dos misticismos - El Mysterium Capítulo VIII. Rilke: el diálogo con lo invisible ..............
Magnum - Conocer es descender en sí mismo - Microcosmos y Un estado de transparencia - El valor ante lo más extraño -
macrocosmos - Los exploradores del “yo” - Novalis: profeta del Reelaborar la concepción mítico-simbólica - Una voz misteriosa
Hombre-Dios en el castillo de Duino - Lo “abierto” como segunda realidad -
“Irse” del nivel ordinario - El valor ante la muerte - El “Ángel”
Capítulo IV. Novalis y la visión del “otro reino” ............. de las elegías
“El camino que lleva a casa”- Una visión “abierta” y “porosa”
de la realidad - La noche como madre cósmica - El mensaje de Capítulo IX. Surrealismo y revolución interior ..............
los himnos - Caracterización del “otro reino” - Los elementos
La ascesis surrealista - Sólo es bello lo maravilloso -
viven, sienten y se corresponden - El universo en un organismo
Surrealismo y existencialismo - Los “juegos” no han terminado
animado - Avanzar en lo desconocido
- El verdadero fin del hombre - Las técnicas de acceso - Más
allá de la religión - El látigo de Maldoror. Sade y el rescate de
Capítulo V. La unidad cósmica y el sueño
la autenticidad - Los buscadores de infinito - Hacia el “hombre
en la poética de Nerval..........................................................
despierto”
Los maestros del ensueño - Guérin y el jivan-mukta - La
noche será negra y blanca - Aurelia y las “puertas en el muro” Capítulo X. La tentación luciferina
- Gerardo ve a su doble - Diecisiete religiones - Una biblioteca de René Daumal ......................................................................
inquietante - El oro espiritual - Poeta y ocultista - La clave de
La rebelión literaria - Transformar el mundo o cambiar la
Les Chimères - Alquimia mística - Peregrino de la gnosis
vida - El universo mágico de Ouspensky - Guerra Santa contra
la ilusión - Daumal y Pauwels parten con Gurjieff - Una vía
que une la Tierra con el Cielo - Sobre el “filo de la navaja” -
SEGUNDA PARTE
DESCENSO AL COSMOS INTERIOR
Transformación y renacimiento - El “castillo del dragón en el
fondo del mar - Las dos revoluciones
Capítulo VI. Baudelaire y las doctrinas esotéricas ........
La tradición hermética - El hombre arrojado en el mundo -
Baudelaire entre Dios y Satán - En busca de la unidad perdida
- Las visitaciones de la gracia - El universo de las analogías
- ¿Qué es un poeta, sino un traductor, un descifrador? - La
imaginación nada en pleno simbolismo - Conocer a cualquier
precio
Marco temporal
6. El ocultismo y la creación poética ha generado un justo reconoci- 7. Cfr. J.P. Laurant, “Occultisme”, en J. Servier (dir.), Dictionnaire
miento a su autor en el área de la lengua española y asimismo en critique de l’ésotérisme, PUF, París, 1998, pp. 964-967 y L’ésoterisme
Francia, en los círculos de investigadores del hermetismo literario. chrétien en France au XIXe. siècle, L’Âge d’Homme, París, 1992.
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el retorno a la unidad de la ciencia y la religión.8 Y si vol- de los elementos de dicho conjunto relaciones necesarias,
vemos a la línea de los impulsores del valor de lo oculto intencionales, no temporales y no espaciales” (p. 44). Así
que se encubre bajo lo normalmente aceptado como signi- seguirá avanzando este auténtico ensayista argentino10
ficativo –percepción sensible, razonamiento e intelección– para internarse en los casos particulares.
desde Alberto Magno al abate Juan Tritemio pasando por Por ese motivo en el capítulo III bajo el título de “Ro-
Nicolás de Cusa y alcanzando en la misma línea alemana manticismo y misticismo”, se examinará la relación de
a Cornelio Agripa,9 observamos que lo importante no es familiaridad que existe entre los románticos alemanes
llegar a intuir o palpar lo que se oculta entre las aparien- y franceses, y el proceso universal de la mística cuya es-
cias, cuanto ahondar eficazmente lo oculto, la naturaleza cala, orientándose desde lo producido agotado y efíme-
de lo inmanifiesto. ro, se levanta hacia los principios productores, desde los
Este es el itinerario universal del ocultismo y los poe- seres naturales a la naturaleza misma y desde ésta a
tas particularmente dotados para ceñirse al paso de esta sus gérmenes eficientes. El alma del mundo es la ver-
escalada o descenso –es indiferente el sentido de lo hacia dadera fuente vivificante y tras ella reina la totalidad
arriba o hacia abajo–, a lo real, y que Azcuy trata desde una y el Uno inefable. Plotino, Meister Eckhart y los neo-
los románticos en adelante (Novalis, Nerval, Baudelai- platónicos teúrgicos como Jámblico de Calcis y Sinesio
re, Rimbaud, Daumal, Rilke, el Surrealismo) mediante de Cirene padres de la oniromancia y la onirocrisia, y el
el estilete de la inspiración poética, tienen el privilegio mismo Shankaracharya, maestro de la no dualidad del
de horadar el muro de la multiplicidad ilusoria y pene- Vedânta, son en este punto los guías y psicopompos uni-
trar –pese a ellos mismos– en el diamante indestructible versales. Unos versos de William Blake sirven para ilus-
de la Unidad. Enlazados por esta profunda afinidad en- trar esta atmósfera romántica que reposa en tan dignos
tre el Uno y la poesía, el autor convencido tomará como antepasados: “Ve un mundo en un grano de arena/ y un
flecha indicadora la caracterización de Robert Amadou: cielo en una flor silvestre. / Ten el infinito en la palma de
“El ocultismo es el conjunto de las doctrinas y de las ac- una mano/ y la eternidad en una hora” (p. 59). El lugar
ciones fundadas en la teoría según la cual, todo objeto prototípico alcanzado por Novalis ejemplifica convenien-
pertenece a un objeto único y posee con todos y cada uno temente la exaltación de la introspección ascética que
profetiza el renacimiento divino de lo que es el hombre,
porque: “Dios quiere dioses” (p. 63).11
8. Cfr., ibídem, p. 964.
9. Cfr. F. García Bazán, “El neoplatonismo cristiano medieval: en-
tre los dominicos de Colonia y sus proyecciones filosóficas”, en VIIas
Jornadas Nacionales de Filosofía Medieval, 19 abril 2012, Centro 10. En nuestra decadente cultura ciudadana ocurre con el término
de Estudios de Filosofía Eugenio Pucciarelli, Academia Nacional de “ensayista” igual que ha sucedido con el vocablo “filósofo”. Pero la
Ciencias de Buenos Aires; CD ISBN 978-987-537-118-7 (“Actualidad naturaleza propia de ambos se distingue tanto por el género fun-
del Maestro Interior”); Noel L. Brann, “Trithemius, Johannes”, en cional controlado por los pares, como por los fines a que tienden los
W.J. Hanegraaf, Dictionary of Gnosis & Western Esoterism II, pp. autores, antes a los superiores que permiten crecer a la cultura que
1135-1139 y “Trithemius, Cusanus, and the Will to the Infinite: A a los mediocres o subalternos, que buscan los intereses políticos o
Pre-Faustian Paradigm”, en ARIES. Journal for the Study of Wes- sociales en beneficio propio.
tern Esoterism 2/2 (2002), 153-172. 11. Sobre el misticismo cósmico ver. F. García Bazán, Aspectos in-
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Sin artificio esta primera parte concluía originaria- El capítulo titulado “Baudelaire y las doctrinas eso-
mente con el capítulo : “La unidad cósmica y el sueño en téricas” comienza haciendo hincapié en el mundo cuyo
la poética de Nerval”, porque en Gerardo de Nerval la co- múltiple y sutil entramado revela la voluntad de sepa-
rriente de Maestros Iluminados y en especial el Filósofo ración de la unidad de la que procede por actitud y obra
Desconocido, Louis-Claude de Saint Martin, han incitado satánica. La tradición ocultista de sesgo hermético que a
una fina sensibilidad que vincula los ritmos y analogías través del Medioevo despierta en el Renacimiento por la
del cosmos percibido en estado de vigilia como la cara traducción latina del Poimandres y los restantes trata-
convexa del interior onírico y se entrega y sumerge en los dos del cuerpo literario hermético, se conserva y difunde
estados de sueño dejándose conformar por sus profundi- en la Francia decimonónica por medio del martinismo.
dades. Son los estados de sueño los que se interpretan Martínez de Pasqually y sus discípulos marcan la línea
por sí mismos no sus exégesis significativas en situación de influencia doctrinal. Charles Baudelaire, sumergido
de vigilia. Desde luego que esto no es posible sino con la en este mundo invertido y en tensión entre las analogías
expresión connatural que se revela en la poesía y por la entrevistas y los modelos celestes, busca en su conflicto
poesía, así no sólo es posible deslizarse hacia lo humana profundo el “paraíso perdido” oscuramente vislumbrado,
y cósmicamente impensable, sino asimismo experimen- persiguiendo sus indicios hasta las más oscuras profun-
tar directa y espontáneamente lo abismalmente secreto didades. Arrojado en el mundo y sintiendo todos los em-
que no se conquista, sino que se otorga, cuando inclu- bates de su cautiverio lucha con su impulso poético, el
so se deponen todos los recursos de las ciencias ocultas solo recurso eficaz en su impotencia, porque la poesía es
que tanto costo personal exigieron para ser obtenidos. la “cadena de oro” imperceptible y dolorosa que une con
De Nerval se ha escrito como ratificación de lo descripto: el origen y la transmisión de los eslabones herméticos así
“Se obstina en ese abismo atrayente, en ese sondeo de lo lo va enseñando. El propio título de una de las grandes
inexplorado, en ese desinterés por la tierra y por la vida, obras de Baudelaire, Las flores del mal, expresa con elo-
en esa entrada en lo prohibido, en ese esfuerzo por pal- cuente desesperación la ambivalencia de la actitud del
par lo impalpable, en esa mirada sobre lo invisible; a él hombre y poeta perdido en el cieno terrenal, pero bus-
viene, a él vuelve, a él se asoma, sobre él se inclina; da en cando en el barro la “pepita de oro”, ajena al mundo y a
él un paso, luego dos, y así penetra en lo impenetrable, y la falsa civilización, que lo pueda redimir. El resplandor
avanza en las extensiones sin fronteras de la meditación intermitente de la belleza sepultada lo atrae irresistible-
infinita” (p. 89). mente y así su individualidad se opone heroicamente a
La Parte segunda del volumen, titulada “Descenso al todos y a todo y llega a buscar, fuera de una tradición ri-
cosmos interior”, es al mismo tiempo su culminación a tual que considera viciada y perimida, también los recur-
través de la exposición de los tres poetas francófonos – sos de los “paraísos artificiales”, que le ayudan a trans-
Baudelaire, Rimbaud, Daumal– y otros representantes poner la conciencia en un tipo de inconsciencia superior.
del movimiento surrealista, pertenecientes a la especie En su caso presiente que la destrucción del compuesto
de los “malditos”. psicosomático sentido como un lazo aterrador, lo levan-
ta hacia la pureza. Pero la ambigüedad de esta posición
y su ambivalente vocación cainita frente al compromiso
usuales de lo sagrado, Trotta, Madrid, 2000, pp. 79-100, esp. 82-84.
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–“Raza de Caín, ¡Sube al cielo y arroja a Dios sobre la ¿Qué es lo que Azcuy captó primordialmente en el
tierra!”–,12 ha quedado, sin embargo, testimoniada por numen del “poeta maldito”, principio conformador de su
el mismo poeta de modo más explícito en el esplendor personalidad de vidente y base que subyace a los indicios
esperanzado de L’ art romantique, como lo registra Az- ocultistas, orientalistas y esotéricos que señala? Estimo
cuy: “Este admirable, este inmóvil instinto de lo Bello es que ha sido la impronta activa en un artista, de un ar-
el que nos hace considerar a la Tierra y sus espectáculos quetipo perdurable. El paradigma del noûs o pneûma,
como un resumen, como una correspondencia del Cielo. del espíritu exiliado, fuera de sí y oculto en las sombras,
La sed insaciable de todo lo que está más allá y que la el motivo inextinguible que humanamente irrumpe como
vida revela, es la prueba más viva de nuestra inmortali- “nostalgia del Paraíso”, que el mito gnóstico describe
dad. Por la poesía y a través de la poesía, por y a través trágicamente como la situación del pneûma abandonado
de la música, el alma entrevé los esplendores situados en la tiniebla o de la Sabiduría mancillada que corre de
detrás de la tumba; y cuando un poema exquisito hace burdel en burdel, pero que cuando adquiere conciencia,
asomar las lágrimas a los ojos, esas lágrimas no son la retorna sobre sí, abandona la propia ilusión biopsíqui-
prueba de un exceso de goce, son más bien el testimo- ca, despierta en el caos –que se ofrece como el mundo
nio de una melancolía irritada, de una postulación de de los sentidos y la razón– lo rechaza como obra de un
los nervios, de una naturaleza exilada en lo imperfecto y demiurgo ignorante y nocivo y comienza a balbucear mí-
que quisiera apoderarse inmediatamente en esta tierra ticamente la plenitud redescubierta adentrándose por el
de un paraíso revelado” (p. 101). silencio en el seno del Dios real, desconocido e inefable.
La poética baudelaireana, transida de estro gnosti- Y ahora, sí, instalado el pneumático en el nuevo nivel
zante, naturalmente desemboca en el siguiente capítulo, de conciencia no consciente, logrado por la quiebra del
que guía y encamina al lector desde su título: “Rimbaud orden habitual, se ha hecho posible pasar de la ignoran-
y la rebelión fundamental”. cia al conocimiento, de la oscuridad a la luz, de las pe-
A Jean-Arthur Rimbaud ha dedicado Eduardo Azcuy sadillas del sueño al despertar jubiloso extraonírico. El
una atención múltiple, varias ediciones de sus poemas y que conoce se siente en el desorden a su pesar, pero sabe
diversos estudios, de manera que lo tratado en el presen- también que la anarquía, aunque lo esclaviza y maltra-
te capítulo puede ser amplificado con los restantes traba- ta, no lo cambia; por eso Sofía, bajo la figura femenina
jos hasta el más reciente del año 1991. Las etapas de Az- de Eva-Norea, hace mofa de sus pretendidos violadores
cuy en sus traducciones de la poesía de Rimbaud, tarea arcónticos que, frustrados, maltratan a su simulacro. El
en la que se cuenta entre los pioneros en la Argentina, y gnóstico es como el oro –imagen valentiniana preferida,
los artículos que dedicó al poeta, reunidos más tarde en a la que más arriba hicimos alusión– al que oculta el ba-
Rimbaud. La rebelión fundamental, quedan como panta- rro, pero no lo mancha; libre del sometimiento de la ley
lla de fondo de El ocultismo y la creación poética. moralizante, goza –como liberado viviente– de la libertad
del espíritu. Por eso el gnóstico puede expresar: “Somos
despreciados por los mundos, aunque ningún interés les
12. Sobre el sentido profundo del cainismo ver F. García Bazán, El prestamos cuando nos difaman. Los ignoramos cuan-
gnosticismo: esencia, origen y trayectoria, Ed. Guadalquivir, Buenos do nos persiguen. Cuando nos insultan, los miramos y
Aires, 2009, pp. 82-92.
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guardamos silencio”.13 Azcuy ha percibido esta cualidad cuerpo de engaño universal. El poeta se ha instalado
pneumática invicta como propia en el tejido de la crea- también más allá de los maestros y de las iniciaciones,
ción poética de Rimbaud. Esta experiencia le permite al como la Erminia de Hesse transforma a Harris, Beatriz
“poeta maldito” romper el nivel ordinario de la concien- a Dante y Sophia von Kühn a Novalis. Pero el plan-
cia, descubrirse como un “yo otro” que el yo psíquico, to- teo del tema –en relación con la Sabiduría (Sophia) o la
car las profundidades de lo no consciente, un estado di- Pistis-Sophia de los gnósticos valentinianos-setianos y
verso que lo conduce a “estar fuera del mundo” y lo lleva su lenguaje– en vínculo con el “alma del universo” nos
en retorno, como extranjero, hacia la patria abandonada introduce en la parte última del comentario. Ya con las
o la “pureza salvaje”. Su rebeldía contra el mundo y los anteriores consideraciones sobre este poeta prototipo de
hábitos literarios, su grito de “mort à Dieu”, su búsqueda la galería de los poetas ocultistas y su sentido, hemos
de un lenguaje inédito e imposible de decir y su aspira- llegado al centro creativo de El ocultismo y la creación
ción, incluso, hacia otro Dios, ignoto, escondido, se inscri- poética. El capítulo “Surrealismo y revolución interior”
ben en este principio estructurante. Pero también como no tiene otro objetivo que señalar el cuadro en el que
conformación de este áspero camino contra la naturaleza los autores surrealistas (André Breton, Louis Aragon,
traicionada y contra Dios disminuido, se da su inevita- Paul Éluard y otros) han articulado los aportes de la
ble errancia por un mundo cuyas ilusiones enfrenta, pero familia constituida por los anteriores precursores ful-
que no le da pausa, ni refugio, ni reposo, como un extraño minadores del mundo y sus convenciones sociopolíticas
en él. “Su alienación”, como escribe Azcuy, “es semejante y económicas –por encima de las controversias ideoló-
a la del hombre-Dios… es un «herético» sin fe que abo- gicas– no por constituir un absurdo existencial como
mina de las posturas occidentales y añora… «la patria querría la interpretación de Jean Paul Sartre, tan de
primitiva»”. moda en esos años, cuanto porque lo establecido super-
Es natural que quien haya experimentado el conoci- ficialmente entendido a imagen del hombre, es engaño-
miento, palpado la plenitud arcana, esté por encima de so –simple nombre y convención sin raíz– es deleznable
la fe, y que llevado de su pasión luciferina –“portadora y aborrecible en su esencia. Con René Daumal se puede
de la luz”– y sobrecogido por el misterio de lo numino- confirmar el ejemplo de la peripecia humana y la obra,
so tenga solo desdén y silencio para el mundo, o sea, indisociable de ella, de un testigo sacrificado en la pira
para el espejismo de lo ilusorio. Esa alma extraviada purificatoria de la propia poesía que separa del mundo
entre los hombres se desplazará sin aparente sosiego y sube al empíreo sellado de los poetas, cuando el artis-
por los desiertos del amor humano. Pero esa experien- ta creador se experimenta verídicamente. Como dice la
cia lograda sin maestros y sin instituciones le ha per- Upanishad, como oferente, don ofrecido y acción sacrifi-
mitido, “despertar en el alma universal”, acota Azcuy, cial: sacerdote, ofrenda y rito.
y de este modo, agregaríamos, ser señor invisible de El texto de El ocultismo y la creación poética que aho-
su cuerpo y de su psique, al participar del gobierno del ra se reedita no es el mismo que publicara en 1965 la
editorial Sudamericana, y que fuera premiado por la
Sociedad Argentina de Escritores, en 1967, con el Gran
13. Ver F. García Bazán, “Resurrección, persecución y martirio se- Premio de Honor –otorgado por un jurado que presidió
gún los gnósticos”, en Revista Bíblica, 42/175/1 (1980), 31-41.
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Lysandro S.Z. de Galtier el año anterior– sino el de la proposiciones, número completo en la serie de los núme-
segunda edición, que amplía con dos nuevos capítulos, ros naturales, según lo enseña la tradición de Pitágoras.14
IV y VIII, a la anterior. Esa edición, que sirve de base a 1º Porque hay poesía existen los poetas.
la nuestra, le fue solicitada a Eduardo Azcuy por el poeta 2º El poeta genera una obra poética. En esto Eduardo
venezolano Juan Liscano, y salió a la luz en Caracas, por Azcuy no se separa de Aristóteles, la poesía se concreta
la editorial Monte Ávila, en 1982. como poema.
El primero de esos capítulos dedicado a “Novalis y la 3º Pero la producción poética se origina en la actividad
visión del «Otro reino»”, muestra la originalidad mayor mediadora y productiva del poeta y esta acción arraiga y
del joven poeta al hacer hincapié en la figura gnóstica se nutre de la poesía. Hay una obvia desproporción entre
de Sofía, la Madre oculta, que gobierna invisiblemente el principio y sus productos y el franqueamiento de esta
el designio providencial del mundo caído en el tiempo. grieta exige purificación.
La muerte prematura de su prometida Sofía von Kühn 4º La poesía es por esencia universal y anterior a la
despertó en Novalis, imprevista pero inconteniblemente, caída del hombre del estado de perfección. De esa situa-
el impulso de un proceso interior que combinado con la ción primordial hablan los mitos, la reflejan los paradig-
melancolía de la ausencia de la amada, lo llevaba incons- mas rituales y las grandes doctrinas metafísicas y reli-
cientemente hacia la verdadera meta, la divinidad escon- giosas. Ésa es la tradición perenne, rediviva.
dida en lo profundo del alma. 5º No obstante, esa tradición primordial, presente por
El otro capítulo intercalado, sobre “Rilke: el diálogo con doquier, la vemos envilecida y encubierta, aunque se la
lo invisible”, complementa admirablemente al anterior haya querido conservar en sus virtualidades prístinas
en el plano teosófico, puesto que pone de relieve la sutil por corrientes que cultivan lo oculto. Lo “oculto”, empe-
religiosidad del autor de La elegías del Duino, quien asi- ro, no es una realidad meramente confidencial, sino la
mismo percibe en el mundo interconectado de manera in- sabiduría sustancial mantenida y cuidada, que subyace
visible, la comunicación entre las entidades espirituales y y se distingue de las instituciones y convenciones, de las
su intimidad personal. Es el nivel de la realidad ajena a lo racionalizaciones científicas, filosóficas y teológicas, y de
empírico, que vibra al entrar en contacto con el fondo sin las prácticas sociales rutinarias.
fondo de la divinidad. 6º La tradición primordial es una vigencia escondida a la
Hemos intentado glosar al creador y la obra en una que se llega por vías diversas, pero todas despojadas de ex-
época no tan lejana de claros y de sombras, pero es ne- terioridad: la teosofía metafísica, la mística con sus diver-
cesario –a modo de colofón– decir unas palabras, aunque sas manifestaciones y experiencias, el cultivo del saber y las
sean arriesgadas, acerca del arte poética de Eduardo Az- prácticas esotéricas, la poesía incluida entre las bellas letras.
cuy, según se desprende de su trabajo como poeta, como 7º Por este motivo entre estas cuatro esferas del hu-
teórico y crítico de los poetas ocultistas examinados en su manismo universal existen connaturales paralelismos y
extraordinario libro, que ahora se reedita por compulsión analogías.
de los tiempos maduros. Estas máximas conclusivas he-
mos querido encerrarlas, de acuerdo con la organización
decimal del libro en su estadio último, en una decena de 14. Cfr. F. García Bazán, La concepción pitagórica del número y sus
proyecciones, Editorial Biblos, Buenos Aires, 2005, cap. 1, pp. 23-33.
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8º En fin de cuentas, todas estas vías convocan a la
experiencia por medio de sucesivos despojos y transfor-
maciones de estado, que buscan lo en sí inmanifiesto o el
“conocer desconociendo”.
9º Resulta evidente que el reconocimiento de las vías,
caminos o escalas de acceso efectivos hacia lo oculto, es
inexcusable y ávidamente apetecible por los buscadores
de lo Absoluto (cultos mistéricos, iniciaciones, prácticas
espirituales, aproximación eficaz al sentido de las cien-
cias ocultas). En la declinación radical de la cultura con-
temporánea es lo más difícil de encontrar y la impacien-
cia ha inducido muchos desvíos. La humildad y sabiduría
de Eduardo Azcuy, notablemente visible para quienes lo PRIMERA PARTE
hemos frecuentado estrechamente, quizás sea el mejor
antídoto para evitar las precipitaciones. La poesía como aventura
10º Los poetas ocultistas, por su parte, sirven de ratifi-
cación para descubrir este momento especialmente comple-
metafísica
jo del vínculo poesía-poeta. Estos creadores poéticamente
inspirados son impregnados por la poesía y así lo prueban.
Cómo llegan al contacto poético se ignora, aunque es evi-
dente que en ellos se han dado cambios interiores para po-
der aproximarse al principio. No se sabe de los medios de
acceso indómitamente buscados, pero sí de los resultados
revelados por ellos mismos: “la poesía es magia”, es decir
el toque o inmersión en la poesía compele a crear armóni-
camente, o sea, a manifestar lo inexpresable a través de la
expresión rítmica y con consonancia tonal. La poesía no es
la música de las esferas, pero sí melodía de los ángeles y
démones.15 Poesía, misterios, mística y metafísica resultan
inexplicables sin la propedéutica de las ciencias ocultas.
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ascensión nos hablan de la extrema “proximidad” entre caídos y de imágenes degradadas”. Ese tesoro subsiste,
la Tierra y el Cielo. Sin embargo, un profundo trastro- aflora en múltiples expresiones del alma, inspira a los
camiento alteró ese régimen existencial. El hombre ex- poetas, vivifica a la cultura y proyecta al hombre condi-
perimentó una modificación cualitativa en el interior de cionado por la historia, hacia un ilimitado cosmos espi-
su ser y fue proyectado al cauce de la temporalidad. La ritual. Como expresa Dardel,2 se manifiesta en los más
caída significó una “ruptura” esencial en la condición hu- naturales sentimientos colectivos y es el resorte secreto
mana. Sus consecuencias fueron el sufrimiento, la sexua- de nuestra visión del mundo.
lidad, el politeísmo y la muerte. El cielo se tornó lejano, Su presencia es el signo de una antigua armonía, de
las “escalas” que comunicaban con los niveles superiores, una vida más plena y profunda que mantenía corres-
fueron abatidas y la montaña mágica aplanada. La época pondencias con el cosmos y disponía de facultades para
paradisíaca llegó a su fin y el hombre, privado de su con- captar la realidad que hoy se adelgaza y se degrada a
dición original, se convirtió en un ser caído. través de los canales sensoriales. Los ensueños, los entu-
A partir de entonces, limitado en su percepción y en siasmos las imágenes del inconsciente “poético” son fuer-
sus poderes, segregado del seno generoso de la natura- zas plenas de significado que jamás podrán extirparse.
leza, añora su antigua condición edénica. El recuerdo del El espíritu humano nunca ha dejado de experimentar ese
Paraíso, impreso aún en las estructuras psíquicas que oscuro deseo de trascender el tacto, de acrecentar los sur-
preceden a nuestra psiquis individual, es decir en lo que cos invisibles, de transitar a tientas las sendas interiores
Jung denomina inconsciente colectivo, supervive degra- en busca de un nivel paradisíaco, fuera del Tiempo y de
dado en imágenes y símbolos. Se lo intuye en las islas la Historia. El hombre del reino pugna en el inconscien-
terrestres, en el paisaje de los trópicos, en la libertad se- te, se abalanza en los sueños, crece en los éxtasis y en
xual, en la beatitud de la desnudez, en la búsqueda del lucha permanente con los “yo” sucesivos que elabora la
“otro lugar” y en el deseo de algo completamente distinto percepción condicionada, intenta superar el pensamiento
del instante presente. discursivo y acceder a un estado impersonal e intemporal
Esas nostalgias pertenecen a lo más profundo de la más allá de la vida y de la razón ordinarias.
vida espiritual y exponen al desnudo las secretas modali- Friedrich Wilhelm Schelling (1775-1854), que adelan-
dades del ser. Mircea Eliade1 considera que la existencia tándose a la búsqueda de los modernos etnólogos, dete-
más mediocre está plagada de símbolos, de hierofanías rioró la imagen falsa acuñada por el racionalismo, fue
en desuso y de mitos olvidados. “El hombre más realis- uno de los primeros en penetrar con agudeza el enigma
ta vive de imágenes y la nostalgia más abyecta disfraza de la mitología.3 Considera a la “caída” como una con-
la nostalgia del paraíso”. Separar los entusiasmos y los moción esencial que interrumpió una época homogénea
sueños de lo concreto de la vida no corresponde a la rea- y la homologa a una crisis espiritual ocurrida en la con-
lidad. “El hombre moderno que desprecia las mitologías,
no deja, por ello, de nutrirse permanentemente de mitos
2. Eric Dardel, “Lo mítico”, en Diógenes, año II, Nº 7, Buenos Aires,
1954, p. 63.
1. Véase Mircea Eliade, Imágenes y Símbolos. Ensayos sobre el sim- 3. Friedrich Wilhelm Schelling, Introduction à la philosophie de la
bolismo mágico-religioso, Madrid, 1956. Mythologie, París, 1945, 2 t.
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ciencia humana. El filósofo especula sobre varios proce- duce, de acuerdo con Kühn el descubrimiento de la agri-
sos sucesivos. El primero, más íntimo, se desarrolla en la cultura con sus ciclos periódicos y el hombre, vuelto objeto
propia conciencia transformándola cualitativamente. El de su propia naturaleza, comienza a percibir lo que existe
segundo, más exterior y perceptible, se manifiesta, por la detrás de las cosas y a reconocer su sentido abstracto y
involuntaria diferenciación de las lenguas, y el tercero se trascendente.
traduce en la separación de la humanidad primordial, en Esta interpretación, menos audaz y más racionalista
grupos que se excluyen mutuamente. que la del filósofo romántico, tiene el mérito de acercar
La ciencia moderna también se acerca a estas concep- la ciencia a la religión, pero no determina el grado de
ciones románticas. Herbert Kühn4 relaciona la antropo- profundidad que caracteriza a esa honda transformación
logía científica con la antropología religiosa. De acuerdo mental que es en definitiva la “caída”.
con los últimos estudios y hallazgos, se juzga como un Para el hombre arcaico, ese hombre que describen los
hecho seguro la realidad de una época edénica que coin- mitologemas y que se mueve fuera de las culturas his-
cidiría con la Edad Glacial. toriográficas en una supuesta dimensión intemporal, la
Los escritos más antiguos de la Biblia; el Rig-Veda; el realidad se inscribe en un solo orden. No existen para él
poema épico de Gilgamés, cuyos fragmentos se remontan dos imágenes del mundo, sino una. La conciencia mítica
al tercer milenio; y Los Trabajos y los Días, de Hesíodo, que permite al hombre original soldarse con los ritmos
conservan el fabuloso recuerdo del Edén. Textos sume- de la naturaleza, genera una imagen ensanchada de lo
rios y babilónicos lo citan y asoma asimismo con su perfil real. La lógica ordinaria y la lógica afectiva se integran
intemporal en el Mahabharata (VI, 7), el Ramayana (IV, con una lógica que hoy llamaríamos de lo “paranormal”,
43), las tradiciones budistas y la literatura de los griegos. formando una unidad originaria de la conciencia y del
El cristianismo habla de un estado primordial de perfec- mundo. La pérdida de esta totalidad, con su secuela de
ción espiritual llamado justitia originalis. limitaciones, constituye el hecho fundamental que deter-
Kühn afirma que esa época estuvo representada por la mina la iniciación de la cronología y el nacimiento de los
Edad Glacial, en cuyo transcurso no existió propiamente mitos.
la historia, pues el hombre vivió en una substancial ino- Schelling considera la existencia de una época inicial,
cencia respecto de cuanto lo rodeaba y en una absoluta un período atemporal, “absolutamente prehistórico” o
identificación con la naturaleza. “El estado, paradisíaco – mítico que no revela sucesión ni cambios. A ese tiempo
escribe– tiene su raíz en el pensamiento armónico, en la primordial que caracteriza a la humanidad indivisa se
conciencia sin falla, en la simple dedicación a la naturale- superpone lo “relativamente prehistórico”, es decir que,
za, en la concreción de la vida, en la claridad para concebir afirmando la separación efectiva de los períodos tempo-
al mundo”.5 Sin embargo, entre el fin de la Edad Glacial y rales, el primero es una especie de Eternidad. Solamente
principio del Neolítico (10.000 a 6.000 años A.C.), se pro- se perfila como pasado, al conectarse con lo relativamen-
te prehistórico y con lo propiamente histórico regido por
la cronología. Para Schelling, ese tiempo primordial po-
4. Cf. Herbert Kühn, Los primeros pasos de la humanidad, Buenos see un particular contenido y se rige por principios y le-
Aires, 1962.
yes diferentes. Es la época de una humanidad en muchos
5. Ibidem, p. 12.
38 39
aspectos superior a la actual, que protagonizó sucesos formas de aprehensión lo confina en los estrechos límites
reales de carácter extraordinario. De ahí que afirme la de la percepción sensorial. De la visión indivisa se acen-
realidad de los héroes y rechace los orígenes humildes túan con particular nitidez las nociones de causalidad, de
que se asignan a la humanidad primera. Schelling in- tiempo y de espacio, cercenando en la psiquis la imagen
siste en una comunidad original no desmembrada, que total del universo. El “Logos” desplaza gradualmente al
hablaba un solo idioma y veneraba a un solo Dios. Esta “Mythos”. Lo invisible, lo infinito, se recorta en secciones,
idea de un monoteísmo inicial, ya entrevista por Lessing en planos, se escalona, mientras el “yo”, oscurece parte
en La Educación del Género Humano (1780), la desarro- de sus facultades de aprehensión en los abismos de lo
lló Lang hacia 1900 y finalmente fue fundamentada por inconsciente.
Wilhelm Schmidt, en sus minuciosos estudios etnográfi- El nuevo hombre que traspone los límites brumosos de
cos sobre el “Dios Altísimo”.6 la época “relativamente mítica” para penetrar en el ám-
Vista a través del pensamiento de Schelling, la mito- bito de la historicidad, se caracteriza por su progresiva
logía no es el producto de la imaginación de los poetas, conciencia de la realidad de tres dimensiones captada a
ni deriva de la personificación simbólica de nociones mo- través de los sentidos comunes y por la aceptación de los
rales. Tampoco proviene de la interpretación que el hom- conceptos tempo-espaciales que de ella se derivan. Pero
bre arcaico habría hecho de los prodigios naturales, como ese hombre posee una tradición; trae consigo los mitos,
pretenden los mitólogos naturalistas que todo lo refieren es decir las historias sagradas, que han tenido lugar en
a los cuerpos celestes o a los fenómenos de la meteorolo- el Gran Tiempo y que en épocas posteriores serán orga-
gía. La mitología nace con la irrupción de los arquetipos nizadas por los poetas. A pesar de las deformaciones que
y se desarrolla conjuntamente con esa sociedad inicial puedan haberse producido en ese cuerpo de recuerdos,
en la época “absolutamente prehistórica”. Sin embargo, las coincidencias son notables y todos los pueblos memo-
no existe como tal, hasta después de ese acontecimiento ran el sentido creador de seres semidivinos o héroes civi-
de consecuencias múltiples (la caída) que conmociona al lizadores que en un mundo diferente fundaron los modos
mundo antiguo. El hombre comienza entonces a vivir en de ser que sirven de modelo al comportamiento de los
un tiempo “relativamente prehistórico”. La unidad origi- hombres.
naria se quiebra, la confusión de lenguas acentúa la divi- La mitología llega desde el origen y nace al mismo
sión y una profunda transformación psicológica modifica tiempo que el pueb1o, conjuntamente con su conciencia
gradualmente la cosmovisión del hombre caído, dentro primordial. Cuando los grupos humanos comienzan a
de un mundo que fluye hacia el “acontecer”. La expe- dar testimonio real de su existencia, ya veneran a esos
riencia evaluativa del tiempo sustituye a esa supuesta personajes notables cuyo recuerdo proviene de un remoto
dimensión intemporal a medida que declinan las faculta- pasado. Schelling se pregunta si el Heleno seguiría sien-
des hoy consideradas “paranormales”. El hombre pierde do un heleno y el Egipcio un egipcio si se les quitaran sus
la conciencia de la totalidad, y el triunfo de una de las respectivas mitologías, ya que precisamente, son tales,
gracias al hecho mismo de poseerlas. Si un pueblo reci-
biera su mitología en el curso de la historia –argumen-
6. Véase P. Guillermo Schmidt, Historia comparada de las religio- ta– resultaría que tendría una historia antes de tener
nes, Madrid, 1941, cuarta y quinta parte.
40 41
una mitología. Pero generalmente ocurre lo contrario: no perpetúan por interés vano o como mero relato de fic-
es por su historia que recibe la mitología, sino que es la ción, sino que constituyen la afirmación de una realidad
mitología la que determina su historia o, mejor dicho, no primera, más grande e importante”. Lévy Bruhl, en sus
la determina sino que constituye su destino.7 recordados Carnets, también afirma que “se trata de his-
Estas ideas se han ido abriendo paso lentamente y han torias que realmente han acontecido, pero que han suce-
preparado el camino para una nueva comprensión de los dido en un tiempo, en un espacio, en un mundo que no
mitos. Como afirma Steffens Soler, en un esclarecedor se confunde con el tiempo, el espacio, el mundo de hoy,
trabajo sobre los tiempos primeros, el mundo mitológico y que por ser distintos y aún separados no son por ello
contiene una riquísima substancia espiritual, y su trama menos reales”.9
posee concepciones filosóficas, morales y artísticas que Sin embargo, ese hombre de las sociedades arcaicas,
suponen abstracciones de gran poder. víctima de la degradación temporal, enfrentado a un
mundo pleno de hostilidad, encuentra en el mito no sólo
Los simbolismos mitológicos, profundos, agu- la narración de sucesos extraordinarios ocurridos in illo
dos, finos y encantadores a veces, cuya significa- tempore sino una forma segura de instalarse en lo real y
ción y belleza escapan a la inteligencia y sensibi- reintegrarse en el universo. Actúa como restaurador del
lidad de la mayoría de los habitantes de nuestras equilibrio perdido y constituye –para el hombre tradicio-
ciudades civilizadas, corresponderían –dentro de nal– la única revelación válida de la realidad. El mito se
la lógica positivista– a la etapa primitiva y me-
convierte entonces en estructura de existencia y torna
nesterosa de la humanidad. Resulta así pesado
posible la vida. El hábitat humano adquiere forma men-
imaginarse que la literatura y el arte hayan vivi-
do y vivan aún a expensas de las concepciones de tal. Como dice Gusdorf, ese significado vital del mito per-
esos hipotéticos salvajes, que vinieron marchan- mite a la conciencia del hombre arcaico “constituir una
do por las encrucijadas de la prehistoria científi- envoltura protectora en cuyo interior el hombre encuen-
ca, apenas ascendidos a hombres por sus propios tra su lugar en el universo”.10
medios.8 El tiempo histórico, con sus momentos que se impli-
can recíprocamente, es considerado profano. La realidad,
Existe sin duda una prehistoria que posee un conteni- en cambio, existe siempre en el tiempo sagrado, el Gran
do distinto y difiere esencial e interiormente del perío- Tiempo de los orígenes. La actividad esencial consiste en
do histórico. El relato mitológico –como reconoce Eric proyectarse a ese tiempo primordial y abolir la historia.
Fromm– no es simplemente un producto de la imagina- Aparece entonces el hombre diferente llamado a ejercer
ción desbordada de seres “primitivos”, sino un recipiente la tutela espiritual sobre el grupo. Frazer los conside-
de apreciados recuerdos del pasado. “Los mitos –expre- ra como la clase social más antigua de la historia. Es el
sa Malinowski en Myth in Primitive Psychology– no se shamán (palabra tungusa que llega a las lenguas occi-
7. Friedrich Wilhelm Schelling, ob. cit. pp. 77-78. 9. Lucien Lévy-Bruhl, Les Carnets de Lucien Lévy-Bruhl, París,
8. Carlos Steffens Soler, “Mitología e Historia”, en Trabajos y Comu- 1949, p. 81.
nicaciones, t. 4, Buenos Aires, 1954. 10. Georges Gusdorf, Mito y metafísica, Buenos Aires, 1960, p. 15.
42 43
dentales a través del ruso), el hombre medicina (medi- Su actitud profundamente religiosa se homologa a la
cine-man), el brujo, el mago, el sanador.11 Se caracteriza de los místicos de las grandes civilizaciones posteriores.
por sus poderes psíquicos. Vive lo sagrado con particular El comportamiento shamánico es perfectamente normal,
intensidad y puede penetrar mediante 1as técnicas del y, como dice Eliade, lejos de ser neurópatas, los shama-
éxtasis en una esfera superior de realidad mediante una nes aparecen bajo la faz cultural como superiores a su
ruptura del nivel ordinario de conciencia. Es el hombre medio.
capaz de conducir a las almas de los muertos, rescatarlas
de las regiones inferiores o guiarlas en el ascenso místi- Son los principales guardianes, de la rica lite-
co al cielo. Provocando el necesario estado de trance por ratura oral: el vocabulario poético de un shaman
medio de invocaciones y de danzas, el shamán dialoga yakuta comprende doce mil vocablos, cuando su
con el dios supremo, al cabo de una simbólica ascensión lenguaje habitual –por otra parte el único conocido
celeste al árbol ritual que simboliza la montaña cósmica por la comunidad– sólo posee cuatro mil. Entre los
kazak-kirghizes, el bagsa, cantor, poeta, músico,
o el pilar del mundo que une la Tierra con el Cielo.
adivino, sacerdote y médico, parece ser el guardián
Fuera del tiempo profano, inmerso en un éxtasis lúcido de las tradiciones religiosas populares y el conser-
en el que zozobran las limitaciones, el alma del shamán vador de las antiguas leyendas seculares.12
puede proyectarse a voluntad y aprehender más allá de
nuestra percepción sensorial relaciones y aspectos insos- No obstante, al margen de la actividad espiritual de
pechados del universo. El “Paraíso Perdido” es reencon- esos hombres excepcionales, la comunidad, como sistema
trado en otra parte del tiempo, y la condición humana, apropiado para lograr el retorno al prototiempo, formula
por obra de esa singular experiencia, entra en contacto elaboraciones arquetípicas y sistemas paradigmáticos.
con la realidad primordial y recupera la perfección de los Se huye del terror de la historia, del dolor sin sentido que
comienzos. comporta ese ritmo irreversible y aplastante que en úl-
Para ello debe necesariamente retroceder, evadirse tima instancia nos aproxima a la muerte. El devenir im-
aunque no sea más que por breves instantes, de ese deve- placable del tiempo lineal no permite regresos, y el dolor
nir falto de todo significado al que lo ha empujado la “caí- cotidiano acentúa esa sensación de gratuidad. El hombre
da”. Es imprescindible “retornar hacia atrás”, escapar al se resiste a admitir como una constante de su vida ese
irreversible tiempo común que al imponer una duración tránsito lineal que lo destruye. Entonces se defiende del
regular, hace provenir el presente del pasado y el futu- tiempo y le practica “cortes” de la misma manera que la
ro del presente. La experiencia consiste en desplazarse naturaleza atempera ese transcurrir inacabable median-
hacia la época “absolutamente mítica” para vivenciar la te las estaciones, los días y las noches. Es preciso volver
“plenitud inicial”, reintegrándose al illud tempus y vol- a comenzar, quebrar el tiempo profano que pugna por
ver a vivir el no-tiempo, el eterno presente atemporal an- convertirse en histórico mediante la repetición y el eterno
terior a la “caída”.
11. Véase Mircea Eliade, El chamanismo y las técnicas arcaicas del 12. Mircea Eliade, Mitos, sueños y misterios, Buenos Aires, 1961, p.
éxtasis, México, 1960. 98.
44 45
retorno. Los modelos de toda actividad significativa se por encima de los sentidos en un nivel de suprema es-
determinan por los mitos, y el hombre, que padece en tabilidad interior. Abolir la Historia, salir del Tiempo,
el cauce de la duración, destruye la irreversibilidad del recobrar el “Paraíso”, es decir, la situación del hombre
devenir mediante la repetición incesante de gestos que primordial, constituyen apetencias comunes tanto del
renuevan acciones primordiales. Por la repetición del shamanismo primitivo, como de los santos orientales y
acto cosmogónico, el tiempo vulgar en el que se realiza el cristianos. Todas las técnicas ascéticas y contemplati-
ritual se proyecta en el tiempo mítico en que se produce vas y las iniciaciones esotéricas tienden a transformar al
la fundación del mundo. La ceremonia se desarrolla no hombre, a “curarlo” de la degradación temporal. El hom-
sólo en un espacio consagrado, es decir, esencialmente bre “enfermo”, debe volver a nacer. La filosofía de la In-
distinto del espacio profano, sino además en un “tiempo dia aporta una “medicina nueva” para el sufrimiento y la
sagrado”, en aquel tiempo (ab origine), cuando el ritual angustia existencial. La “curación” está presente en todo
fue llevado a cabo por primera vez por un antepasado.13 el saber tradicional. El ilusorio velo de Maya debe ser
La repetición descubre la posibilidad de un reencuen- desgarrado para acceder a la no-dua1idad, al centrum
tro con el universo total y permite una participación on- naturae de Boehme, o a la “vacuidad resplandeciente” de
tológica con el ámbito trascendente. Para el hombre que los maestros del Zen. Los santos y los místicos, los sha-
accede a una visión épica del mundo, el tiempo que pasa manes y los magos, guardan especialmente esa huella
es todavía un tiempo indiferente; el esencial es el tiempo primordial en las capas profundas de su psique.
sagrado, al que podrá proyectarse en espíritu en la medi- Cuando la fuerza del mito se transfiere a la memoria
da en que, por la actualización del mito, logre reproducir colectiva, junto a la experiencia del éxtasis que realizan
el gesto del arquetipo que creaba el mundo en la época los shamanes, surge y se manifiesta la poesía. Poco a
auroral. De esa manera el hombre de las sociedades ar- poco el mito se torna legendario, pero sobrevive su en-
caicas logra vivir en un tiempo sagrado que surge a in- cantamiento y su poder. Si por un lado se ritualiza y sir-
tervalos esenciales tras la invocación mágica del rito. Se ve de sostén a los éxtasis místicos que permiten revivir
sitúa fuera de la duración, vive de momento a momento, los comienzos y acceder al tiempo primordial en que los
en ahoras, a saltos, en un “eterno presente” que seres arquetipos fundaron el mundo, por otro, comienza a poe-
especialmente dotados habrán de perpetuar a través de tizarse otorgando un nuevo sentido a las formas descrip-
las épocas. tivas que se integran con invocaciones y plegarias. Los
Este regressus ad originem, a la eternidad, que consti- hechos ejemplares se incorporan a la memoria popular
tuía el anhelo fundamental del hombre de las sociedades que recrea las antiguas tradiciones y revive el pasado en
arcaicas, es asimismo el elemento primordial de la expe- un lenguaje significativo.
riencia mística en las tradiciones orientales del yoga y el Para el hombre caído, que ha perdido la facultad de
budismo y en las místicas judeo-cristianas. Lo esencial aprehender la imagen real del universo, la poesía es una
consiste en trascender la condición humana, situándose vía más accesible que las técnicas del éxtasis, para desa-
rraigarse del tiempo y de la historia. Los temas mágicos y
místicos, las fórmulas y los conjuros, se tornan poéticos a1
13. Cf. Mircea Eliade, El mito del eterno retorno. Arquetipos y repeti- desasirse del ritual, y perduran en multitud de epopeyas.
ción, Buenos Aires, 1952, p. 33.
46 47
Como el shamán, el poeta es también en alguna me- pecie de exaltación angélica a través de la cual el alma
dida el “hombre diferente”, que crea sobre la fugacidad y entrevé los esplendores situados más allá de la tumba”.
reactualiza el sentido profundo de su ser, mediante pala- El místico, en cambio, realiza una experiencia más or-
bras que describen vivencias y contenidos cognoscitivos gánica e intensa y en la pasividad del éxtasis trasciende
que in illo tempore posibilitan la aprehensión de lo real. el nivel parapsíquico, visionario o mediúmnico, y progre-
Para él la destrucción y la muerte se superan proyectán- sa hacia el foco de la conciencia unitaria. Ambos, poesía
dose hacia una realidad espiritual que estabiliza la vida y mística, son actos de orden cognoscitivo; pero mientras
y lo libera de la prisión historicista. Como el especialista el místico accede a la fuente intemporal del Ser, y perma-
del éxtasis, el poeta alienta una nostalgia de absoluto y nece en ella realizando una suprema unión existencial, el
accede a su modo en una indecible dimensión intemporal. poeta, por las imágenes y el sueño, obtiene un contacto
A través de todas las épocas, los poetas ambicionan fugaz con ese nivel incondicionado de la psique y constru-
vivenciar la Unidad, evadirse del mundo sensorial y los ye con palabras y ritmos un testimonio oscuro para ese
límites del yo. También ellos anhelan descender a los desborde numinoso del alma.
abismos interiores para esbozar una respuesta a la an- El poeta se impone, entonces, una riesgosa aventura.
gustia existencial de la creatura prisionera en el tiempo. Debe internarse en lo más profundo de su ser, pero sus
“La poesía es el arte de construir la salud trascendental. métodos de acceso –a diferencia de las vías contempla-
El poeta, por consiguiente, es el médico trascendental”, tivas de despojo gradual– son ensayos anárquicos con
escribió Novalis. Es él quien se anticipa al conocimiento “temporadas de infierno”. Su testimonio escrito responde
y enfrenta la multiplicidad. Su función instauradora res- a la vida profunda, se nutre en los sueños y en los au-
cata, de la corriente impermanente de las cosas, viven- tomatismos inconscientes y, al tender los puentes más
cias esenciales, momentos cósmicos y expresiones aní- maravillosos entre los objetos del cosmos, ofrece una
micas que adquieren dimensión ontológica. Frente a las imagen fragmentada de esa realidad esencial que esca-
apariencias, separado de la Naturaleza, el poeta lucha pa a la percepción ordinaria. Como dice Shelley, “crea
por superar esa “realidad” que le ofrecen las categorías de nuevo el universo, aniquilado en nuestro espíritu por
lógico-cognoscitivas. Su apetencia ontológica lo impulsa la repetición de impresiones, y arranca de nuestra vida
hacia la realización de la Unidad, suprema vivencia poé- interior la película del hábito que nos oculta la maravilla
tica que le permitirá integrarse y recobrar su situación de nuestro ser”.
paradisíaca. Para ello, el poeta traza su propio camino.
Es un sendero en ciertos aspectos paralelo al del místi-
co. Sin embargo, la esencia invisible y omnipresente del
Todo, vivida en el ámbito del verso, no posee ni puede
poseer la plenitud contemplativa que adviene en los ni-
veles mentales donde se aniquila totalmente el mundo
sensible. EI poeta progresa hacia los niveles profundos
de la psique y alcanza su último grado en la deposición
momentánea del “yo”. Es, como dice Baudelaire, “una es-
48 49
CAPÍTULO II
Ocultismo y poesía
7. R.H., Codrington, citado por Max Müller, La ciencia de la religión 9. C. G. Jung, citado por G. Stephens Spinks, Introducción a la psi-
y Origen y desarrollo de la religión, Buenos Aires, 1954, p. 128. cología de la religión, Buenos Aires, 1965, p.63.
8. Véase Georges Gusdorf, Mito y metafísica, Buenos Aires, 1960, p. 10. Cf. Hubert y Mauss, Magia y sacrificio en la historia de las reli-
40 y ss. giones, Buenos Aires, 1946.
64 65
relaciones entre los elementos del universo, realizando el El doctor Hornell Hart –también profesor de la Univer-
milagro de una unidad viviente. sidad de Duke– abre aun más las puertas a la irrupción de
Esa subestructura no física de la mente que cumple las teorías tradicionales, y sus trabajos sobre proyección
funciones reguladoras intencionales, ha comenzado a ser de ese algo extrafísico (energía o campo psi) que actúa al
reconocida por la ciencia. El doctor Joseph B. Rhine de la nivel de lo inconsciente, contribuyen al estudio de las apa-
Universidad de Duke, afirma que ha llegado el momento riciones y actualizan las ideas de Myers y de Geley sobre
de admitir científicamente que psi pertenece a un nivel no “proyecciones astrales”, tan cercanas a los “viajes de al-
físico de la realidad y estima que se trata de un factor in- mas” y a los “dobles” de la psicología primitiva.
observable cuya existencia sólo puede verificarse a través El hombre arcaico ha frecuentado lo paranormal, ha
de efectos observables. En la telepatía y la clarividencia, la proyectado su energía psi; ha influido sobre los seres y
mente aparece ejerciendo una acción de carácter recíproco las cosas de su medio ambiente, ha visto fantasmas y se
sobre el objeto. Esta interacción, de evidente naturaleza ha concebido integrando el universo y participando en él.
extrafísica, se convierte en acción física en la psicoquine- Un universo mágico cuyos elementos se relacionan unos
sia. De esa manera, la energía mental se torna capaz de con otros por “correspondencias” de tipo cualitativo.
alterar un sistema físico, ejerciendo sobre éste una deter- Este universo, que no es otro que el que reivindica la
minada influencia, hoy estadísticamente mensurable. filosofía ocultista, es el universo invisible que se yuxtapo-
De sus múltiples y variadas experiencias sobre la caí- ne al cosmos sensible, objeto del método científico. En el
da de los dados, el doctor Rhine concluye que la psico- hombre arcaico ambos coexisten en la mente y ambos in-
quinesia es evidentemente una acción orientada hacia tegran la totalidad. El hombre actual, sólo por excepción
un propósito determinado, y no podría por ende ser de puede penetrar de manera espontánea o inducida en ese
naturaleza física. mundo mágico común al hombre arcaico. El componente
“primitivo” ha sido contenido y domeñado por convencio-
Todo físico –escribe– rechazaría de inmediato la nes de relativa solidez, de forma tal que la percepción or-
idea de que una energía puramente física pueda dinaria nos muestra solamente un mundo parcializado,
operar de modo tal que manifieste por sí misma un un mundo de efectos, cuyas causas invisibles se hallan,
propósito inteligente… Aunque débil o inconstan- como intuían los pueblos arcaicos, en otro “plano” de la
te, la psicoquinesia reacciona con el objeto físico de realidad.
acuerdo con una dirección o intención inteligente....
En la medida en que alcanzamos, en este momen-
to, a comprender ese proceso, debemos inferir que
hay una convertibilidad inmediata de esas ener- 3
gías, terminando la energía psíquica como energía
quinésica.11 Sobre esa intuición primordial del mundo y sobre los
“poderes” de la psique, se ha edificado el alucinante im-
perio de lo esotérico, de las ciencias malditas, las tradi-
ciones secretas. A partir de esa particular cosmovisión
11. J .B. Rhine, El alcance de la mente (The Reach of the Mind), Bue- se han elaborado los sistemas más diversos. Algunos de
nos Aires, 1956, p. 132.
66 67
singular armonía, otros confusos y dogmáticos. El grado de la escolástica y de la mística con los comienzos del co-
de racionalización se modificó de acuerdo con las épocas nocimiento científico-natural.
y el genio de los pensadores que afrontaron la empresa. En el siglo XVI se destacan Jerónimo Carda; el sor-
Seguir la huella de las sociedades iniciáticas12 y de los prendente erudito Agripa de Nettesheim, autor de De
hombres que participaron de alguna manera en la Tradi- oculta philosophia; Guillermo Postel, Juan Baustista
ción, excede la finalidad de este trabajo. Porta; Nostradamus; Khunrath; Teofrasto Bombasto
Digamos solamente que los libros sagrados de la In- Paracelso, que reforma la medicina por medio de la ma-
dia, Egipto, Caldea, Persia, Israel y aun el Popol Vuh son gia y compendia el esoterismo y la mística medieval en
afines a esa corriente de pensamiento esotérico. De Lao- una metafísica fantástica, y finalmente el joven dominico
Tsé y Confucio a Plotino y Porfirio; de Orfeo y Pitágoras Giordano Bruno, que busca conocer la naturaleza y com-
a Dionisio el Areopagita y Sinesio, el universo mágico prender la unidad de la vida universal e intuye a Dios
asoma en distintas doctrinas ya sean religiosas, filosó- dentro del mundo y de la serie infinita de las cosas.
ficas o místicas. Partiendo de la Cábala, la Edad Media El siglo XVII tiene en Juan Bautista Van Helmont, en
actualizó las antiguas tradiciones y en muchos sentidos el alquimista inglés Roberto Fludd y especialmente en
corrompió y llevó a extremos irreconocibles a las doctri- Jacobo Boehme, a los representantes más notables del
nas edificadas sobre la intuición primordial. La antología ocultismo místico; mientras que Swedenborg, Mesmer,
de Grillot de Givry13 recuerda a numerosos alquimistas, Martínez de Pasqually y Claudio de Saint Martin, ca-
gnósticos y hermetistas que participaron de esa mística racterizan al siglo XVIII. En esa época comienzan a bos-
“analógica” o “simbolista” que conduce a la percepción quejarse las racionalizaciones modernas y el siglo XIX ve
global de la totalidad. aparecer inquietantes figuras: Fabre de Olivet, Court de
En los siglos XII y XIII, se puede señalar a Rogerio Ba- Gebelin, Eliphas Levi, Estanislao de Guaita, Gerard En-
con, Alberto el Grande, Arnoldo de Vilanova, Raimundo causse. Son los últimos grandes maestros del ocultismo
Lulio y Meister Eckhart. En los siglos XIV y XV a Nicolás que en cierto modo resumen las más oscuras tradiciones
Flamel, Basilio Valentin y los discípulos de Eckhart que y a menudo trabajan sobre textos apócrifos. Algunos son
difundieron un misticismo popular orientado hacia acti- grandes eruditos y conocen a fondo la literatura cabalís-
tudes prácticas: Enrique Suso, Juan Tauler, Juan Ruys- tica y grecoegipcia y todo el hermetismo de la Edad Me-
broeck y Tomás de Kempis, el recordado autor del libro dia. Sin embargo, a pesar de las interpretaciones nuevas
De Imitatione Christi. En Italia, la réplica del misticismo y atrevidas, de las intuiciones asombrosas y de los curio-
alemán la constituyó el naturalismo teosófico de Marcilio sos hallazgos, ninguno consigue ofrecer una imagen del
Ficino y de Juan Pico della Mirandola. Asimismo se debe ocultismo desbrozada de prejuicios y creencias irritantes.
mencionar al humanista Juan Reuchlin, y a Nicolás de Las tradiciones arbitrarias contribuyen a su descré-
Cusa, obispo de Brixen, que sintetiza el mundo espiritual dito y lo impulsan a la clandestinidad. El espiritismo,
la teosofía y el rosacrucianismo moderno, al reivindicar
algunos de sus principios de manera unilateral y dog-
12. Véase Serge Hutin, Historia mundial de las sociedades secretas, mática, trabajan indirectamente para su desprestigio,
Barcelona, 1963, y Las Sociedades Secretas, Buenos Aires, 1961.
encerrando la visión del cosmos viviente y el acontecer
13. Cf. Grillot de Givry, Anthologie de l’occultisme, París, 1939.
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paranormal, en la red asfixiante de neorreligiones y doc- lación causal reconocible o siquiera concebible. Sus ejem-
trinas cristalizadas. plos “mágicos” o sincronísticos, eluden sistemáticamente
No obstante, el mundo mágico de las corresponden- la noción de intencionalidad que, sin embargo, constitu-
cias y la energía misteriosa susceptible de ser dirigida ye el factor cualitativo que caracteriza y condiciona la
mediante la acción de estructuras mentales “primitivas” práctica del ocultismo tradicional.
que superviven en la psique, es objeto de constantes y La “correspondencia” ocultista descansa sobre el
serias indagaciones. La parapsicología admitida ya sin concepto de participación, y esa participación es ante
reservas en el contexto de la ciencia, investiga en pro- todo la del hombre y el cosmos. El universo ocultista es
fundidad diversos aspectos de la praxis ocultista, mien- aquel en el cual el hombre participa. El factor cualita-
tras que calificados estudiosos se acercan sin prejuicios tivo de esa relación es, sin duda, la intencionalidad, la
al universo postulado por las relaciones analógicas. voluntad. Las operaciones mágicas exigen la fe. Para
Jung ha dado una versión particular de algunos pro- actuar sobre los elementos del cosmos ocultista es pre-
cedimientos intuitivos de tipo “mágico”, pertenecientes ciso ese factor intencional, ya sea individual o colecti-
al ámbito de las prácticas ocultistas. En su estudio so- vo, consciente o inconsciente, acumulado en los ritos
bre la interpretación de la naturaleza y la psique,14 in- o en las fórmulas. La magia, la mántica y la alquimia
vestiga lo que él denomina “coincidencias significativas”, son fundamentalmente prácticas, pero no tendrían
estableciendo la existencia de un principio de conexión sentido sin el soporte que les suministra la filosofía
acausal en igualdad de derechos con el de causalidad. del ocultismo.
Jung opina que ese factor desconocido que se presenta
–tal como lo confirma la experiencia extrasensoria– libe- El esfuerzo permanente del cientificismo (ya
rado del marco tempo-espacial, podría tener un funda- que no de la ciencia) para reducir la acción ocultis-
mento arquetípico y elige para nominarlo el término sin- ta y explicarla según sus principios, ¿no es un tes-
cronicidad. Con ello quiere significar concretamente la timonio de la persistencia y de la eficacia de la ac-
simultaneidad de un estado psíquico inesperado, con uno ción ocultista? Nadie cree ya en el diablo oculto en
la sombra del brujo, pero nadie se atreve a afirmar
o varios acontecimientos externos que aparecen como
que el brujo es tan sólo un hábil prestidigitador. La
paralelos significativos con el momentáneo estado sub-
realidad de la acción ocultista sobre el mundo debe
jetivo. Asimismo reconoce a los autores ocultistas, como ser admitida por el observador imparcial.15
precursores de ese factor sincronístico, al que considera
susceptible de integrarse como cuarto principio, a la tría- El ocultismo es un vasto conjunto de teorías y de prác-
da espacio-tiempo-causalidad, que constituye la clásica ticas; una cosmovisión y una regla de vida; en fin, una
imagen física del mundo. doctrina filosófica que acentúa especialmente la diversi-
De todos modos, Jung ejemplifica siempre con “analo- dad infinita y la unidad esencial del universo.
gías” o “correspondencias” que no muestran ninguna re-
1. Cf. Jacques y Raissa Maritain, Situación de la poesía, Buenos 2. Martin Heidegger, Hölderlin y la esencia de la poesía, México,
Aires, 1946, p. 108 y ss. 1958, p. 108.
80 81
El romanticismo revivió la antigua cosmogonía místi- cher, un estado inexpresable de impotencia y pequeñez;
ca, agregándole un principio ético de acción y perfeccio- de sujeción a una desconocida vida total, un “sentir ab-
namiento. A la experiencia de los antiguos brahmanes soluto”, que no se halla en los dogmas ni en los cuerpos
de fundirse con el Ser infinito, situándose por encima del doctrinales, sino que se oculta en el alma. El hombre es
mundo en un universo sin sentido, los metafísicos román- verdaderamente religioso cuando descubre en sí lo infi-
ticos la interpretaron asignando a lo absoluto irracional, nito. “Se puede definir el romanticismo –señala Farine-
un principio optimista de armonía y de belleza. lli– como la embriaguez de lo infinito”.3 Esa es, por otra
Herder, activo propulsor del Sturm und Drang, había parte, la actitud fundamental que habrá de culminar con
postulado una concepción orgánica y vitalista del cosmos, Hegel. Lo finito es ilusorio y sólo puede considerarse real,
que fue perfeccionada por los filósofos y físicos románticos. en cuanto en él se realiza y se manifiesta lo infinito. Nico-
“El universo es el resultado de una Inteligencia In- la Abbagnano, al caracterizar a la filosofía del ochocien-
finita” y puede ser aprehendido por medio de la expe- tos, definió al romanticismo como un clima, como una
riencia interior. Es omnipresente y lo recorre un etéreo temperie filosófica cuya tendencia principal consiste en
flujo vital que se transforma en diferentes expresiones. reconocer como única y sola realidad al infinito y acep-
La vida universal le confiere vitalidad al individuo ence- tar lo finito (el hombre, el mundo, la historia) solamente
rrado entre los límites del nacimiento y la muerte. Pero como manifestación o revelación de lo infinito.4
esta vida momentánea, confinada a los límites del “yo” de Mientras los filósofos románticos formulaban estas
los sentidos, es un breve aleteo sobre el fondo de la vida atrevidas concepciones y rematando los hallazgos kan-
cósmica. Novalis concibió a la muerte como una fase de tianos contribuían a cimentar la nueva doctrina de la
la vida, como el fin de la limitación, como término y prin- naturaleza, los poetas se lanzaron por la senda interior
cipio, como separación y enlace consigo misma. “La vida y uniendo en sus visiones extáticas lo finito y lo infinito,
es muerte y la muerte también es vida”, escribió Hölder- abrieron a la poesía los mundos inquietantes del ocul-
lin. Morir, para Oken, es acceder a otra forma de vida. tismo y la magia. Lo esencial consistió en afirmar que la
Lo esencial consistió en proclamar la inexistencia de la aptitud religiosa del hombre puede y debe actualizarse.
muerte. Todo lo que muere se disgrega en el universo Lichtenberg y Moritz, Hamann y Herder, Jean Paul y
generador eterno de la vida. Los conceptos de principio Jean Jacques, los pietistas y los ocultistas, todos en di-
y término se deslíen. La vida infinita es el substrato real versos niveles y con más o menos fuerza constructora,
del Todo sin tiempo, por eso, el individuo, de acuerdo con comienzan de nuevo a percibir el mundo como una pro-
Baader, sólo vive en proporción a su identificación con el longación de sí mismos, y su propio ser como inserto en
Todo, es decir, en la medida en que una ek-stasis lo arre- el flujo de la vida cósmica.5 En ese sentido, la Weltans-
bata de su individualidad.
Este misticismo natural, de profundo arraigo en el
alma germana, se resolvió en un panteísmo idealista, en 3. Arturo Farinelli, El romanticismo en Alemania, Buenos Aires,
que el conocimiento emerge como la actividad suprema. 1948, p. 58.
La religión sería entonces una vivencia trascendente, un 4. Cf. Nicola Abbagnano, “Romanticismo y Existencialismo”, en Cua-
dernos de Filosofía, Fascículo III, Nº 3 y 4, Buenos Aires, 1949, p. 20.
sentimiento de dependencia, como afirmaba Schleierma-
5. Cf. Albert Béguin, El alma romántica y el sueño, México, 1954, p.
82 83
chauung romántica descubrió su afinidad con la doctrina El pasaje de la Unidad a la multiplicidad de los seres y
de los Vedas. Por instinto, más que por conocimiento, los el del retorno de los seres al seno de la Unidad indiferen-
pensadores alemanes del romanticismo como Lessing, ciada, fueron siempre los problemas –metafísico y ético–
los hermanos Schlegel, Schleiermacher, Novalis y hasta que determinaron la existencia de dos corrientes místi-
el mismo Goethe se sintieron arrebatados hacia cas y paralelas que en muchos aspectos se confunden. El
esa tierra ideal poblada de arcanos y virgen de investiga- concepto trascendente e inmanente que cada una de ellas
ciones. Aun desconociendo muchos aspectos del Oriente asigna a la Divinidad, engendra distintas actitudes.
que los apasionaba, las correspondencias espirituales en- Una deriva en un misticismo quietista, la otra en un
tre la revolución romántica y el pensamiento de la India misticismo dinámico. La primera acentúa la importancia
fueron singularmente notables. del Ser Absoluto, lo concibe en eterno reposo sin deve-
La universalidad de la experiencia mística fue la pie- nir ni movimiento. El hombre debe retornar a la Unidad,
dra de toque de esa similitud que atestigua la realidad huir de lo temporal hacia lo eterno, trascender las apa-
del espíritu humano. Desde el sentimiento de lo Uno de riencias y anonadarse en lo Absoluto. Es el misticismo
que hablan los Upanishad al inescrutable Tao en Lao- de los Upanishads, de Sankara, de Lao-Tsé, de Plotino y
Tsé y en Chuang-Tsé; desde los éxtasis de Filón y del su- Eckhart. La segunda es la actitud de Confucio. Admite
fismo hasta la suprema unión de Plotino, el mayor in- el devenir y el fluir heracliteano, se complace en la cam-
tento cognoscitivo del hombre se realiza en aquellos que, biante multiplicidad de lo Uno en el mundo y busca par-
desprendiéndose del “yo” creado por la acumulación de ticipar en él y vivir sus transformaciones para hallar de
sensaciones adulteradas, experimentan los estados mís- esa manera la senda del retorno a la Unidad. El místico
ticos de la conciencia. Partiendo de lo Uno, el misticismo temporalista, al regresar de los niveles de la supracons-
especulativo racionalizó lo infinito en la visión del mundo ciencia, se considera un colaborador de las energías crea-
que postula un universo viviente donde todo se corres- doras, un vidente capaz de descifrar los signos, y actuar
ponde por sutiles y misteriosos lazos. Esa primitiva Wel- en consecuencia interpretando los designios divinos.
tanschauung actualizada, sin duda, por la inmanencia Esta mística de la extraversión (lo Infinito), opues-
de una intuición primordial, se reencontró en los órficos ta a la mística introvertida de la tradición agustina y
y pitagóricos y se introdujo en el alma religiosa de Oc- medieval (lo Absoluto) es, por su aceptación del mundo,
cidente a través del misticismo alejandrino. A partir de fermento de conocimiento. Ella se perpetúa en toda la
entonces sus temas esenciales se propagaron como una corriente esotérica que, de la Gnosis y la Alquimia pre-
tradición subyacente. A través de Proclo, el seudo Areo- cristianas, se extiende a través de la Edad Media hasta
pagita fue discípulo de Plotino y, a través del Areopa- la filosofía de la naturaleza, en el Renacimiento, y de allí,
gita, lo fueron los grandes místicos medievales: Escoto siempre por las mismas vías subterráneas, a la “ciencia
Erígena, Eckhart y sus discípulos, los Gottesfreunde o romántica”.6 Sin embargo –insiste Besset– se debe seña-
“amigos de Dios”, especialmente Tauler, Suso y Ruys- lar que no se trata de dos corrientes netamente distintas,
broeck.
86 87
el objeto en su ser verdadero cuando se intuye en él la alma y en espíritu –escribió en los Fragmentos–, éste una
misma vida que advertirnos en la experiencia de nuestro abreviación, aquél una elongación de la misma substan-
propio “yo”.7 Los simples –pensaba Eckhart– imaginan cia”. El hombre es el parvus mundus, el microcosmos, la
que deberían ver a Dios, como si El estuviera allí y ellos imagen reducida pero fiel del universo, el macrocosmos.
aquí, pero en realidad, Dios y el hombre son Uno en el La antigua idea de que el hombre refleja y contiene
conocimiento. el universo, de que es un ser compuesto que participa
Pero ese conocimiento no puede provenir de la ac- en todos los niveles de la procesión divina, que revivie-
tividad cognoscitiva común. Se impone una elevación del ra Plotino y que Boheme tomara de los cabalistas, cobró
alma que reduzca las apariencias múltiples, y eliminan- fundamental importancia en la filosofía romántica. La
do los opuestos conduzca al nivel de coincidentia oppo- concepción orgánica de la naturaleza extendió esta doc-
sitorum. La conciencia debe modificarse, transformarse, trina a todos los objetos que componen el mundo, y al
situándose más allá de la dualidad en el eje mismo del insistir en la diversidad infinita y en la unidad esencial
Ser: en consecuencia no puede comportar grados ni tran- del universo, postuló la gran ley de las correspondencias,
siciones. Como quería Nicolás de Cusa, quien busque lo según la cual, el microcosmos y el macrocosmos se rela-
infinito debe desligarse de la multiplicidad fenomenal y cionan y se enlazan por analogías de orden cualitativo
realizar una comprehensio incomprehensibilis, una in- sólo aprehensibles por la intuición, capaces de conciliar
mersión en la misteriosa profundidad de la conciencia lo múltiple y lo Uno. William Blake, en el primer cuar-
del cosmos, para “volverse uno” y tornarse semejante a teto de Auguries of Innocence, expresa esta idea que “no
Dios. De ese modo Dios nace en el alma del hombre. Se es solamente la base del solipsismo romántico en todas
produce un renacimiento, que no es otra cosa que el des- sus formas distintas, sino que es, por sí misma, el fun-
pertar de la conciencia en un nivel de supervigilia desde damento y la esencia de la estética del romanticismo
el cual tal vez sea posible percibir toda la realidad. Para temprano”.8
decirlo con el lenguaje de la alquimia superior, se realiza
la transformación del cuerpo mortal en una imagen ra- Ve un mundo en un grano de arena
diante y el hombre “caído” se reúne con Dios consumando y un cielo en una flor silvestre.
la Gran Obra Mágica. Ten el infinito en la palma de la mano
La unidad de la vida no admite límites ni separacio- y la eternidad en una hora.
nes. La vida está presente en todo, entera e indivisa, tan-
to en los astros como en el más simple de los elementos, Esta concepción tradicional no sólo admite la ma-
igual en lo inferior como en lo superior. El Gran Todo es gia, sino que precisamente la demanda. La magia,
lo único que vive. Esta certeza es la que movió a Novalis a como afirmaba Pico y reconocía la filosofía natural del
expresar su fe en la unidad de la existencia. “EI universo Renacimiento, era la suma de toda la sabiduría sobre
es completamente análogo al ser humano en cuerpo, en la naturaleza y la parte práctica de toda ciencia na-
7. Cf. Ernst Cassirer, Individuo y cosmos en la filosofía del Renaci- 8. Alexander Gode-von Aesch, El romanticismo alemán y las cien-
miento, Buenos Aires, 1951, p.188. cias naturales, Buenos Aires, 1947, p. 164.
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tural. Si todos los elementos se responden enlazados feccionamiento mayor. “La fuerza que piensa en mí, es
por la universal analogía, era posible actuar sobre tan eterna como aquella que sostiene los planetas y las
todo partiendo de todo. Por medio de la experiencia estrellas”, había afirmado Herder.
mística, el mago podría acercarse a Dios y restituir al Sankara, el advaitista indio, campeón del monismo
hombre los poderes soberanos que poseía antes de la impersonal y absoluto, renació de improviso en Fichte,
degradación que le impusiera la “caída”. Cuando en cuya obra parangonada con la de aquél demostró que
illo tempore el hombre se hallaba en relación armonio- ambos se hallaban unidos por una notable afinidad de
sa con el cosmos, le era posible conocer contemplando pensamiento. Fichte sostuvo que el mundo es la múltiple
por analogía en sí mismo el substrato simple e indis- apariencia de una vida divina, de la cual veía en él mis-
componible de lo real. Era la Edad de Oro, antes de la mo un reflejo, y en ese sentido, su cosmovisión resultaba
limitación en el tiempo y la percepción condicionada. un eco de la sabiduría lejana de los Upanishads: “Aquel
La época absolutamente mítica, intemporal: la época que ve lo Uno en este mundo de multiplicidad, aquel que
del superhombre dotado de mágicos poderes integrado en este mundo siempre cambiante ve a El que nunca
en la unidad primordial. cambia, como el alma de su alma, como su propio ser, ése
Los románticos padecieron esa eterna Sehnsucht, es libre, ha alcanzado la meta”.
esa oscura nostalgia que al recordar los orígenes, los Todo el romanticismo tendía hacia ese anhelo de uni-
impulsaba a utilizar a la poesía y al ensueño como má- dad. Como afirma Béguin, su grandeza consistirá en ha-
gicos accesos al Paraíso Perdido. Los físicos román- ber reconocido y afirmado la profunda semejanza de los
ticos, los filósofos de la naturaleza y especialmente los estados poéticos y de las revelaciones de orden religioso,
poetas, vivieron y “pensaron místicamente” como decía haber puesto su fe en los poderes irracionales y haberse
Novalis, el más profundo de los integrantes del “círcu- consagrado en cuerpo y alma a la gran nostalgia del ser
lo de Jena”. desterrado.
Schleiermacher postuló lo infinito como condición Su exploración del cosmos interior contribuyó a exten-
de vida para el arte y para la fe, ambas provenientes der el misticismo; el poeta romántico, convertido en con-
de un origen común. Para él, como para los filósofos quistador de verdades esenciales, preanunció la aventu-
indios, la religión fue una experiencia sentida y vivi- ra espiritual surrealista, y pugnando por acceder a un
da; la percepción real de algo arracional, cuestión de estado superior de la conciencia y al Conocimiento total,
hechos y no de palabras. El arte sería entonces para atravesó las puertas que conducen a la transformación
la religión lo que el lenguaje es para la ciencia. La re- psicológica.
ligión y la poesía se fusionaban. Ambas, como escribió Tieck, Brentano y Arnim, profetizaron el advenimien-
Novalis, poseían la virtud de interrumpir el estado ha- to de una época edénica, en la que el poeta, dueño de la
bitual, manteniendo más activo en el hombre el sen- visión indivisa, pudiese dominar las fuerzas de la natu-
tido de la vida. raleza y trascender la barrera sensorial en busca de la
Schelling, en quien la influencia de Boehme fue muy reintegración maravillosa. Los poetas aparecieron como
notable, intuyó una naturaleza orgánica, una inteligen- artífices conscientes de esa conciliación final, siempre que
cia universal desarrollándose eternamente hacia un per- lograsen un estado de “exaltación angélica” semejante al
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éxtasis de los místicos. En 1828, Franz Von Baader es- sentidos, nos ha sido negado. El hombre puede en todo
cribió que “todo auténtico poeta es un vidente o un visio- instante colocarse por encima de los sentidos”. Siguiendo
nario” y Passavant anotó adelantándose a Rimbaud: “el esa línea de pensamiento, Novalis habló de una “magia
poeta es esencialmente un vidente; la poesía es profecía, poética” capaz de realizar milagros y experimentó la sen-
visión extática del pasado, del porvenir, de la totalidad”. sación de estar unido al cosmos por lazos invisibles y de
Poco después, Hoffmann descendió a las azules cavernas hallarse en el interior de los objetos que observaba. La
del sueño. Como Nerval, no se contentó con vivir en esa vieja fórmula Erites sicut Dei (Seréis como dioses), se ac-
jungla encantada en la que lo acechaban las apariciones tualizaba en la exclamación del poeta: Dios quiere dioses.
y se alargaban los ecos y las sombras. Intentó dominar- El ocultismo como filosofía y la alquimia mística como
la, internarse por sus fantásticas “picadas” siguiendo el práctica plena de desmesuradas ambiciones se expresa-
rastro de la presencia perturbadora e inefable. En su ron a través de sus Fragmentos. Novalis, como el adepto
Kreisleriana, anticipó la estética de las correspondencias de la Obra Mística, exaltó la radical purificación del ser
que culminaría con Baudelaire y con Rimbaud. “No es mediante una ascesis regulada que permitiese situar a la
propiamente en sueños, sino más bien en ese estado de conciencia en un plano de pureza absoluta.
delirio que precede al dormir, sobre todo si he oído mu- Anunciador del superhombre, imaginó que el cuerpo
cha música, cuando percibo una especie de concordancia debía ser puesto completamente en acción por medio del
entre los colores, los sonidos y los perfumes”. Pero Hoff- espíritu. “Es extraño –dice uno de sus Fragmentos– que
man no fue el único en adelantarse, con sus “sensaciones el interior del hombre haya sido considerado de modo tan
enlazadas”, a ese aspecto del simbolismo que en Francia miserable y tratado tan estúpidamente”. El poeta estimó
se llamó “audition colorée”. Brentano hizo referencia a necesario que la voluntad se proyectase sobre aquéllas
la “luz de los sonidos”, Eichendorff se preguntó si: “¿Aca- partes del cuerpo que habitualmente se hallan sustraí-
so los colores no son sonidos y los sonidos no son alas?”, das a su imperio.
y Tieck, para quien “los colores cantan”, preanunció las
ambiciones rimbaudianas de inventar el color de las vo- Cuando hayamos obtenido este resultado cada
cales, escribir silencios y fijar vértigos, en un esfuerzo hombre será su propio médico y podrá obtener el
sobrehumano por hallar el lenguaje perfecto. “¿Por qué sentimiento exacto de su cuerpo; entonces y por
no nos está permitido pensar en sonidos y hacer música vez primera, sintiéndose realmente independiente
con palabras y pensamientos?” de la naturaleza, logrará quizá hacer renacer un
miembro perdido, quitarse la vida por su propia
Novalis, por su parte, insistió en profetizar el adve-
voluntad y de esa manera obtener aclaraciones
nimiento de un hombre superior que, desarrollando las auténticas con respecto a los cuerpos, las almas,
potencias secretas del alma, fuese dueño de su esencia el universo, la vida, la muerte y el mundo de los
y dominara la naturaleza. Para él, el hombre es suscep- espíritus.9
tible de evolucionar psicológicamente y adquirir nuevas
y sorprendentes facultades. “El prejuicio más arbitrario
–escribió– es el que pretende que el poder de exteriori-
zarnos, de hallarnos conscientemente más allá de los 9. Nova1is, Los Fragmentos, seguido de Los discípulos en Sais, Bue-
nos Aires, 1948, pp. 66-67.
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En este como en otros aspectos coincidió con el mile- CAPÍTULO IV
nario pensamiento de la India y con las postulaciones de
la doctrina secreta. Al avanzar por el “camino misterioso
Novalis y la visión del “otro reino”
que se extiende hacia lo interior”; mientras se acentúa la
disolución del “yo” creado por los sentidos, se manifiestan
“El camino que lleva a casa”. Una visión “abierta” y “porosa”
al experimentador diversos “poderes”. Es entonces poder
de la realidad. La noche como madre cósmica. El mensaje de
adquirir el dominio de las funciones neurovegetativas y los himnos. Caracterización del “otro reino”. Los elementos
de las facultades que el poeta atribuye a su hombre divi- viven, sienten y se corresponden. El universo en un organismo
no. “Tendrá la facultad de separarse de su cuerpo cuando animado. Avanzar en lo desconocido
le agrade; verá, oirá, sentirá lo que quiera y desde el pun-
to de vista que desee”. Pero la meta final no es ese nivel
parapsíquico. El Hombre-Dios que ambiciona Novalis es
Si en la noche surgiera la luz, si un
el ser transformado, “renacido” en un “cuerpo glorioso”,
día nocturno y una noche diurna pudie-
análogo al que poseía el hombre antes de “la caída”. Un
ra abrazarnos a todos, ese sería el fin
ser que acceda libremente al mundo del espíritu que “no
supremo de nuestros deseos. ¿Será por
está cerrado para el hombre” y que “siempre es vivible”.
eso que la noche iluminada por la luna
Aparentemente tan desligado de la tierra, Novalis lle-
conmueve tan maravillosamente nuestra
gó a afirmar que el cuerpo humano es el único templo
alma y despierta en nosotros el temblo-
del mundo. El poeta-místico logró entonces su equilibrio
roso presentimiento de otra vida, muy
perfecto. Ocupado en ensanchar su existencia hacia lo in-
cercana?
finito, fue un poco ese ciudadano del universo que él mis-
Friedrich Schelling
mo profetizara, ese Hombre-Dios exteriorizado conscien-
temente más allá de los sentidos, para el que la paridad
¡La luz tiene fijado su tiempo, pero
entre el hombre y el cosmos se revelaba como una reali-
fuera del tiempo, fuera del espacio, está
dad. “No debemos ser sencillamente hombres –escribió–,
el Reino de la Noche!
es preciso que seamos más que hombres”, porque la su-
Novalis, Himnos a la Noche, II
prema tarea, como lo quería el maestro Eckhart, consiste
en descubrir la otra persona que habita el interior, aquel
“El sentido poético representa a lo no representable
que las Escrituras llaman el Hombre Nuevo, el Hombre
ve lo invisible y siente lo insensible”, escribió Jorge Fe-
Celeste, el Joven, el Amigo…
derico Felipe Baron de Hardenberg, más conocido por
Novalis, en aquel movimiento espiritual que conmovió
al pensamiento europeo a fines del siglo XVIII. Su vida,
breve e intensa (nació en Wiedestad, Alemania, en 1772
y murió en Weissenfels, en 1801 cuando aún no había
cumplido 29 años) es un ejemplo de hiperlucidez. Tan
profundo como Pascal; tan universal como Pico; tan vi-
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dente como Rimbaud y tan “abierto” como Rilke, Nova- revela entonces como el plano más original y profundo, y
lis sintetiza el mayor nivel de conocimiento de su época. dentro de él, los románticos privilegian la palabra en su
Su obra, aparentemente inorgánica, –poemas en prosa y dimensión de Logos, de Verbo. La palabra poética es un
verso, meditaciones, relatos inconclusos, apuntes, aforis- agente de reintegración a la Totalidad de la que el hombre
mos– aparece como un repositorio de intuiciones fulgu- se ha desgajado, pues conserva, en ese sentido, la virtua-
rantes y pensamientos generales. Inmerso en el universo lidad creadora de la palabra divina. De ahí que el artista,
romántico, su temprana amistad con Schiller, su admi- el poeta, “comprenda a la naturaleza mejor que el sabio”
ración y rechazo de Goethe, su profunda coincidencia con y sea el único que “puede penetrar el sentido de la vida”.
los hermanos Federico y Augusto Guillermo Schlegel y Capaz de atraer sobre sí las vibraciones de lo Absoluto,
con Ludwig Tieck, fueron conformando una personalidad el poeta percibe los mensajes de una esfera superior y los
volcada a la intuición poética y a la experiencia mística trasmite a los demás hombres. A través de su palabra es
pero también a la indagación científica. posible acceder a intuiciones primordiales y a una visión
El pensamiento romántico propone un hombre inte- “abierta” y “porosa” de la realidad. En virtud de su natu-
gral que habrá de realizarse en la apertura metafísica raleza el poeta romántico opera naturalmente un retorno
y en la proyección escatológica. Combate la tiranía de al origen fabuloso. Abre una “puerta en el muro” hacia
la razón e intenta integrarla con otros modos de cono- la patria perdida que Swedenborg denomina Jerusalem
cimiento. Toma cuerpo una nueva actitud gnoseológica Celeste y que no es otra cosa que una nueva traducción de
basada en el valor de la intuición. Baader habla de la la noción de “Jardín de los Dioses” o “Paraíso Perdido”.
importancia del sentido interno, que da acceso a una per- Novalis insiste en que todo buen poema es infinito por-
cepción no habitual del mundo y a un saber de lo real que el sentido poético posee íntima relación con el senti-
sólo trasmisible por símbolos. Se desciende a los abismos do religioso y profético. “Toda obra de arte –dice– es un
interiores, a las profundidades del Ser; como dice Ricar- elemento espiritual” y “todo poema un individuo vivien-
da Husch, se colma en gran medida la conciencia con el te”. Como diría Ouspensky, la poesía ve más y a mayor
contenido de lo inconsciente. Frente a la multiplicidad distancia, en el principio de la visión; el verdadero poeta
de la visión ordinaria, se exalta el deseo de retornar al es de hecho un clarividente. “Sólo ese fino aparato al que
reino de la no-individualidad, por hallar –como quería se llama el alma del poeta puede comprender y sentir el
Novalis– “el camino que lleva a casa”. reflejo de los significados ocultos en el mundo formal”.1
El ensueño romántico penetra con particular agudeza Novalis, “doctor maravillado frente a las correspon-
los misterios de la vida y de la muerte. Intenta recons- dencias invisibles que enlazan a las cosas”, no se dedica
truir la fabulosa Edad de Oro e intuye en el origen de los exclusivamente a la poética, a la teosofía, a la teurgia,
mitos una suprahistoria sagrada signada por irrupciones a la pneumatología trascendental, a la cosmología me-
verticales. tafísica, ni a nada de lo que se encuentra en los círculos
Al considerar a la razón como un instrumento insufi- especiales de la mística formal. Si todo pensamiento que
ciente para aprehender a la Naturaleza y penetrar en la comunica con lo infinito es un pensamiento místico, su
intimidad del fenómeno, se busca un conocimiento uniti-
vo, una verdadera aproximación a la realidad. El arte se
1. Pedro Ouspensky, Tertium Organum, México, 1950, p.137.
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modo natural de pensar es místico. “Nada ve aisladamen- Dos años después, en marzo de 1799, Novalis da térmi-
te. Tiene el sentido y la suave obsesión de la unidad”.2 no a los Himnos a la Noche.4 Frente a ellos se experimenta
La prematura muerte de su prometida Sofía von Kuhn, una turbadora sensación de vacío. El discurso se abre a
de sólo quince años, marcó al poeta con un sentimiento múltiples valencias y propone una lectura total. El mundo
dramático del mundo y exaltó su deseo por superar los de la naturaleza es leído, es interiorizado. Un gran símbo-
límites penetrando en los dominios de lo desconocido. Se lo opera a través de los himnos y si bien adquiere connota-
acentúa entonces su ambición gnoseológica. Considera ciones diversas mantiene un inmenso soporte estructural:
que la palabra poética debe constituir el centro y la base la Noche, la Amada, la Madre, la Muerte.5
del conocimiento supremo. “Escribir un poema es engen- Como símbolo de lo infinito, la Noche proyecta al
drar”, anota en sus Fragmentos. “El poeta es mago”. “La poeta hacia un cosmos abierto sin referencias ciertas.
poesía es lo real absoluto. Esto constituye el núcleo de La Noche es la gran intercesora, el abismo húmedo de
mi filosofía. Cuanto más poética es una cosa, tanto más vida primordial donde lo sagrado y lo profano confun-
real es”. den sus contornos. Para Novalis, la Noche pertenece
Este clima de permanente tensión hacia lo real, cul- a ese orden de vivencias que se hallan ligadas al pre-
mina en una experiencia de orden intemporal que ha- sentimiento de lo Absoluto y permiten obtener un con-
brá de generar sus celebrados Hymnen an die Nacht. El tacto arracional con el mundo invisible. En la tiniebla
13 de mayo de 1797, Novalis visita la tumba de Sofía nocturna las cosas adquieren particular ingravidez, se
y padece una extraña conmoción. El texto correspon- liberan de su orden cotidiano y se reagrupan con un
diente de su Diario describe una experiencia espiritual sentido imprevisible. El espíritu experimenta el asom-
profunda en la que Sofía se confunde con la “Sophia” bro y la exaltación de lo maravilloso: todo es nuevo,
de los gnósticos y asimismo se fusiona con la imagen como en el momento auroral. Adviene entonces la des-
intercesora de la Noche, en su versión del arquetipo de personalización, el anonadamiento de la criatura ante
la Madre Cósmica. el vasto paisaje de fosforescencias extrañas…
De la Noche primordial, de ese estado espiritual im-
Por la tarde fui a ver a Sofía. Allí se apoderó pregnado de sensaciones numinosas, Novalis reaparece
de mí un indecible gozo. Instantes de entusiasmo con los sentidos purificados. Es capaz de “ver”, de “oír”,
surgían como relámpagos. De un soplo dispersé de descubrir impensables analogías, de hacernos com-
la tumba como si fuera polvo; los siglos parecían prender la fugacidad de lo transitorio e inducirnos cam-
minutos; se la sentía próxima: creí que iba a apa- bios cualitativos a partir de los cuales nos sea posible
recer.3
intuir la realidad del “otro reino”.
2. Mauricio Maeterlinck, Introducción a Novalis: Los Fragmentos y 4. Véase también Novalis, Himnos a la Noche y otras composicio-
Los Discípulos en Sais, Buenos Aires, 1948, p. 28. nes, traducción y prólogo de J. Francisco Elvira-Hernández, Madrid,
3. Véase el texto íntegro de esta anotación en Novalis, Himnos a la 1974.
Noche y Cánticos Espirituales seguidos de La Cristiandad o Europa, 5. Cf. Mauricio Besset, Novalis et la penseé mystique, París, 1947,
estudio y versión de Alfredo Terzaga, Córdoba 1966, pp. 155-156. p. 137.
98 99
La palabra del poeta convoca símbolos de insólita be- En el tercero el éxtasis es finalmente alcanzado, se
lleza. Estallan y se recomponen imágenes arcaicas libe- produce el acceso a la experiencia intemporal y el poeta
radas de su contexto mítico. El gran organismo universal recrea los momentos mágicos vividos junto a la tumba de
revela su rostro sagrado. El poeta oye “la voz del silencio” Sofía. El tiempo se aleja rápidamente como una tormen-
y se entabla un profundo diálogo con el Ser desconocido. ta más allá del horizonte. En el Himno cuarto, Novalis
Novalis experimenta entonces el sentimiento de lo inac- retoma en un plano cósmico el tema de la experiencia
cesible y majestuoso; el espanto ante el caos; el vértigo; trascendente. La luz aparece prisionera en la Noche que
la revelación; el llamado a la sumisión del ser. “La ale- la contiene; por eso, quien contemple el “país nuevo”, “la
gría de expresar en este mundo –como él mismo dice– lo morada de la Noche”, no volverá a descender hacia el tu-
que está fuera de él”. multo del mundo, hacia el lugar donde se mueve la luz en
La Noche adquiere por fin su máximo valor de alte- permanente inquietud.
ridad. Una transrealidad pocas veces alcanzada. Es la Finalmente en los himnos quinto y sexto, la ambición
“ventana a lo infinito”, la “abertura” que se comunica con novaliana por irrumpir en la “patria celeste”, se desplie-
los niveles invisibles, la vía por la que se accede –después ga en un marco cristiano. El Dios-Hombre, reaparecido
de haber superado la soledad y la desesperación– a la con “rostro nunca visto” en la poética “cabaña de la po-
plenitud de un nuevo nacimiento, a ese estado de ser que breza”, es el centro de toda contemplación. Queda atrás
no es distinto del amor. la época del Sol, cuando los Seres Celestes habitaban la
A través de los Himnos se produce la verdadera trans- tierra. Ahora el nuevo dios impone su religión de la No-
posición de la experiencia mística novaliana. Para Bé- che. El epílogo es la resurrección, la derrota de la muer-
guin constituyen “la obra maestra de la poesía propia- te, el Nuevo Nacimiento.
mente romántica y uno de los más bellos testimonios que En la Canción de los muertos, composición extraña,
poeta alguno haya dejado de una aventura personal me- que según el testimonio de Tieck, Novalis pensaba in-
tamorfoseada en mito”.6 cluir en la segunda parte de Enrique de Ofterdingen,
En el Himno primero, la Noche se internaliza en el autor de los Himnos avanza un paso más en la ca-
el poeta y establece un canal que permite la aproxi- racterización del “reino”.
mación de Novalis a la Totalidad. En el segundo, la En medio de la tempestad y el peligro existe un
Noche se carga de profundos contenidos y el amor universo superior, “otro reino” en el que rigen otras
se revela como energía; los ojos infinitos del sueño normas; en el que imperan otras realidades. Allí
se abren sobre la eternidad. El sueño como prefigu- mora Sofía, pero no sólo ella, también las almas de
ración de la muerte o anticipo de la reintegración a los muertos. El espacio infinito, la noche estrellada,
la Conciencia Cósmica, se revela como la clave del se ha convertido, en “cielo”, en hábitat, en lugar inapre-
“reino”. “¡La luz tiene fijado su tiempo –dice el poeta– hensible; un determinado “arriba”, al que la presencia
pero fuera del tiempo, fuera del espacio, está el Reino de Dios-Hombre, la Virgen y las jerarquías angélicas le
de la Noche!”. confieren un sesgo marcadamente cristiano.
La vivencia del cosmos unitario, ese oscuro sentimien-
to de participación en el Todo, donde los elementos viven,
6. Albert Béguin, El alma romántica y el sueño, México, 1954, p. 264.
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sienten y se corresponden por misteriosos lazos, fue sin mánticos perciben el mundo como una prolongación de
duda propiedad común y espontánea de la generación sí mismos e intuyen a su propio ser inserto en el flujo de
romántica, adquirida en un clima de intensa exaltación la vida cósmica. Para ellos el universo es un ser viviente,
espiritual. un organismo animado no divisible en sus distintos ele-
La concepción unitiva de la Naturaleza, la integración mentos. La multiplicidad de las apariencias es reductible
del hombre a sus ritmos profundos y el permanente afán a una Unidad fundamental. En el tiempo, ella se desplie-
de obtener una síntesis entre espíritu y materia, consti- ga en un ciclo infinito en que toda experiencia individual
tuyeron ideales románticos que hallaron formas coheren- nace y muere sin tener sentido sino por su subordinación
tes de expresión al concebir un monismo integral diferen- al conjunto; en el espacio, la naturaleza abarca todos los
ciado. Este monismo peculiar habría de permitir dentro fenómenos. Por influencia de las teorías galvanistas se
de la síntesis, otorgar valores distintos al alma y al cuer- considera a la vida como una especie de circuito cósmico
po. En la naturaleza, pensaba Herder, los sistemas de en que los organismos individuales –como precisa Ritter–
fuerzas pueden ser diferentes y no obstante ello seguir no son más que remansos que interrumpen la corriente
una sola clase de leyes, pues en la naturaleza, cada cosa para intensificarla. Lo que posee de vitalidad el individuo
depende de todo lo demás y por lo tanto no puede haber como tal, lo toma de la vida universal y es preciso que un
sino una intencionalidad primordial conforme a la cual trabajo continuo de asimilación y desasimilación –cuyos
las fuerzas más diferentes estén ordenadas. límites extremos son el nacimiento y la muerte– resta-
El concepto romántico de la organización infinita –una blezca incesantemente el circuito interrumpido y encau-
continuidad interminable de eslabones finitos– aparece ce la corriente de la vida. “el Todo –dice Baader– es lo
con nitidez en la obra Sobre la Naturaleza de J.B. Ro- único que vive; cada individuo sólo vive en su relación
binet publicada en 1761.7 A través de la intuición y la con lo Absoluto, esto es en la medida en que supera
reflexión de Herder, Schelling, Steffens, Carus, Schlegel, la individualidad por el éxtasis”. De ahí que morir es
Novalis, Baader, Oken, Schubert y Ritter, se va confor- acceder a otra forma de vida, pues “todo lo que es per-
mando la visión unitaria del mundo como una sola rea- fecto en su especie debe elevarse por encima de ella
lidad interconectada; un organismo universal pleno de y convertirse en otra cosa, en un ser incomparable”
sentido, que sólo puede comprenderse a partir de una (Goethe).
reestructuración del concepto de realidad. A la zaga de Herder y de Baader, Novalis ha poe-
El genio romántico prepara el advenimiento de una tizado esa intuición organológica y simbólica de la
era metafísica. “La percepción de la unidad –escribe Bé- naturaleza. Si la esencia del Todo organizado ha
guin– es una premisa que los románticos aplican al mun- sido inculcada en el hombre por el Creador, existe
do exterior pero que tiene su fuente en una experiencia un grado determinado de interdependencia entre lo
absolutamente interior y básicamente religiosa”.8 Los ro- infinitamente pequeño, representado por el hom-
bre, y la infinita grandeza del universo. Aproximar
los planos distintos, avanzar en lo desconocido a
7. Véase Alexander Gode-von Aesch, El romanticismo alemán y las través de lo conocido, es función de la analogía. El
ciencias naturales, Buenos Aires, 1947, p. 167 y ss.
conocimiento de sí abre las puertas del conocimien-
8. Albert Béguin, ob. cit., p. 99.
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to total. A partir de ese conocimiento surge la pre- CAPÍTULO V
sencia de lo real en el interior del hombre y adviene
un nuevo estado de conciencia.
La unidad cósmica y el sueño en
En los Fragmentos, Novalis intuye los grandes la poética de Nerval
misterios y afirma que el hombre está en contacto
con todo el universo, así como con lo porvenir y lo
pasado. “El mundo de los espíritus –escribe– está Los maestros del ensueño. Guérin y el jivan-mukta. La noche
ya abierto para nosotros, es siempre manifiesto. Si será negra y blanca. Aurelia y las “puertas en el muro”.
de pronto tuviésemos la elasticidad necesaria, nos Gerardo ve a su doble. Diecisiete religiones. Una biblioteca
inquietante. El oro espiritual. Poeta y ocultista. La clave de
veríamos en medio de ese mundo”. Su concepción Les Chimères. Alquimia mística. Peregrino de la gnosis
del universo, fruto de sus vivencias profundas, man-
tiene hoy inalterable vigencia. Tanto en los Frag-
Todo vive, todo se agita, todo se co-
mentos, como en Los discípulos en Sais o en Enrique
rresponde; los rayos magnéticos emana-
de Ofterdingen, avanza sobre la ciencia de su época
dos de mí mismo o de otros, atraviesan
preanunciando el sentido de las más modernas y auda-
sin obstáculo la cadena infinita de las
ces hipótesis cosmológicas: “Los mundos superiores se
cosas creadas: es una red que cubre el
hallan mucho más cerca de nosotros de lo que nos atre-
mundo y cuyos hilos se comunican con
vemos a pensar. Es nuestra conciencia la que vincula
los planetas y las estrellas.
a nuestro limitado mundo sensorial con esos mundos
Nerval, Aurelia
superiores”.9 Veamos uno de sus tantos apuntes, bre-
ves y taxativos, perdido en el abigarrado conjunto de
El reino del cielo es el reino de
sus gérmenes: “Cosmología. Universo-multiverso-om-
las causas. Estando los efectos terres-
niverso. Para lo más elevado, para lo más universal,
tres ligados a sus causas celestes hacen
una expresión que no tiene nombre”.10
que todo sea correspondiente y que tenga
un profundo significado. El nombre es el
medio de unión entre lo natural y lo es-
piritual.
Swedenborg, Arcanos Celestes
También como Guérin, Gerardo tuvo a su alma como Tan atormentado como Baudelaire, pero sin
primer horizonte. Hijo de un cirujano mayor de los ejér- sacrificar al gusto por la joyería macabra de Les
citos imperiales, Gerard Labrunie nació en París el 21 de Fleurs du Mal; tan punzante como Rimbaud, pero
mayo de 1808. El niño jamás conoció a su madre. “Nun- sin su risa provocativa; tan dolorido como Verlai-
ca he visto a mi madre –escribió–; sus retratos han sido ne, sin su crápula; tan sabio como Mallarmé, sin su
pose. Era por naturaleza lo que Valéry ha sido por
perdidos o robados”. Fue criado en Loisy, municipio de
oficio, un Valéry desinfatuado.4
Ver y pasó largas temporadas en la casa de su tío abue-
lo Boucher, en Mortefontaine, no lejos de aquel “cercado
En Aurelia intentó penetrar el “más allá”, atravesan-
de Nerval”. Allí, en casa del Tío Boucher, halló la vieja
do los indescifrables y helados subterráneos del sueño.
biblioteca de ocultistas y mistagogos a la que hace refe-
No conozco otra obra que esté tan vinculada con la exis-
rencia en Sylvie y en el prefacio de Les Illuminés. Tam-
tencia de su autor, escribió Béguin. Su nostalgia de la
bién allí bailó sobre el pasto, en medio de las niñas del
pueblo y entró en la ronda con la hermosa Adriana, que
venía del castillo a mezclarse con las campesinas. Esa
impresión fue tan profunda que, a pesar de que no la 4. J. Steinmann, “Gérard de Nerval et Mortefontaine”, en La vie in-
tellectuelle, París, 1952, p. 44.
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unidad esencial lo llevó a una búsqueda en la que puso de un ave, a la forma de una nube, a todo lo vagoroso
en juego su propia vida y no retrocedió, como Rimbaud, que pasa por los aires”. La vida universal le concedía su
ante “el mundo de los espíritus”. Imperativo y trágico, embriaguez y la contemplación, liberadora de la conti-
con ese rostro consumido por fiebre de infinito, que la nuidad, era un método seguro de inducción para traspo-
foto de Nadar muestra con implacable crudeza, Gerar- ner la conciencia ordinaria e integrarse en una infinitud
do libró su última batalla espiritual la noche del 26 de independiente del tiempo.
enero de 1855. Cuando amaneció en la sórdida calleja de Algunas veces –escribió Gautier– se lo veía en la es-
la Vieille Lanterne, su cuerpo material, que albergara a quina de una calle, con el sombrero en la mano, en una
un espíritu puro de poesía, se balanceaba entre el cielo especie de éxtasis, evidentemente ausente del lugar en
y la tierra. La víspera, había escrito a su tía, madame que se hallaba… Cuando lo encontrábamos de esa mane-
Labrunie, una esquela esotérica y breve que terminaba ra absorta, tomábamos precauciones para no abordarlo
con estas palabras: “Hoy no me esperes porque la noche bruscamente, de miedo de hacerlo caer de lo alto de su
será negra y blanca”. sueño, como un sonámbulo que se despierta sobresal-
El genio que poseyó a Gerardo, impulsándolo a sus tado, paseándose con los ojos cerrados y profundamen-
extrañas actitudes de alucinado, no guardó, segura- te dormido al borde de un tejado. Nos situábamos en su
mente, ninguna relación con la locura. La genialidad campo visual y le dejábamos el tiempo necesario para
nervaliana, producto, tal vez, de una mezcla feliz de dis- volver del fondo de su sueño, esperando que su mirada
posiciones biológicas discordantes, desarrolló su curva nos encontrase por sí misma.5
vital en esa zona imprecisa que se halla entre las fron- La sensación de esa experiencia liberadora del prin-
teras del equilibrio mental y la perturbación psíquica. cipium individuationis, se proyecta en su obra poética
Un psiquiatra alemán se asombraba de que su “enfer- mezclándose a sus lecturas y a sus recuerdos personales.
medad mental” hubiese sido notablemente creadora y La simbología tradicional se confunde con sus propias vi-
constructiva. vencias, los paranormales estados de su psiquis se agu-
Existió en él la fría razón a la cabeza de la fiebre. Como dizan. El poeta crea con febril premura y las raíces de su
decía Gautier, la alucinación analizándose a sí misma creación literaria se hunden en el maravilloso universo
mediante un supremo esfuerzo filosófico. Nunca como en de las correspondencias invisibles, ese mundo simbóli-
esos momentos de exaltación que le valieron reiteradas co, atormentado de augurios, donde los astros influyen
visitas al doctor Blanche, Gerardo se halló tan libre de a las flores y los espíritus de los ritos malditos animan
inhibiciones y dueño de una fuerza que multiplicaba su la materia y dirigen la vida múltiple y cambiante de las
comprensión y su agudeza. “Me parecía saberlo todo – esferas celestes.
escribe–, comprenderlo todo. La imaginación me apor- Aurelia es una obra sin antecedentes en las letras
taba delicias infinitas…Al recobrar lo que los hombres francesas. Gerardo le ha conferido una misión que tras-
llaman la razón, ¿será preciso sentir haberla perdido?” ciende el marco de lo puramente artístico. Mediante el
Como Obermann, se abstraía de su contorno aniquilando
la realidad exterior, “soñando con los ojos abiertos, aten-
to a la caída de una hoja, al vuelo de un insecto, al paso 5. Citado por Arvede Barine, Los neuróticos, Buenos Aires, 1937, p.
190.
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encantamiento literario pretende concretar un descenso El sueño es una segunda vida. No he podido
a lo desconocido, “abrir puertas” en el muro que lo se- penetrar sin estremecerme esas puertas de marfil
para del universo invisible. Para ello, habrá de valerse o de cuerno que nos separan del mundo invisible.
del sueño que pone al hombre en comunicación con el Los primeros instantes del sueño son la imagen de
reino de los espíritus. El sueño deviene, así, factor esen- la muerte; un adormecimiento nebuloso embarga
nuestro pensamiento y no podemos determinar el
cial en la búsqueda de esa realidad que se evade tras de
instante en que el yo, bajo otra forma, continúa la
cambiantes máscaras. Su concepción mística del mundo,
obra de la existencia. Es un subterráneo indefinido
derivada del pensamiento monista, y su frecuentación de que se ilumina poco a poco, y donde se desenvuel-
las doctrinas esotéricas, le señalan que “el camino miste- ven, a la sombra de la noche, las pálidas figuras
rioso va hacia el interior”, único lugar donde podrá reali- gravemente inmóviles que habitan en la mansión
zar el hallazgo supremo. del limbo. Después el cuadro se forma, una nueva
El hombre, en su remoto origen, poseía esa intuición claridad lo ilumina y las apariciones fabulosas se
primordial que, por analogía, le permitía conocer en sí mueven: el mundo de los Espíritus se abre ante
mismo la imagen real del universo. Gerardo ambicionaba nosotros.6
reencontrar una vía de acceso, un modo seguro de induc-
ción; por eso concibió su vida como la búsqueda del alfa- Ese es el mundo que Gerardo pretendía dominar,
beto mágico, de la carta perdida o el signo borrado que le analizando su estructura y descifrando su lenguaje
permitirían recuperar fuerzas en el invisible “más allá”. simbólico. Un mundo interdicto, donde no rige la cau-
“Mi misión –escribió– me pareció ser la de restablecer la salidad y caducan las nociones comunes del espacio y
armonía universal por arte cabalística y buscar una solu- el tiempo, pero donde sí, es posible, identificarse con
ción, evocando las fuerzas ocultas de las antiguas religio- el sentido de la vida cósmica, realizando un anticipo
nes”. El triunfo del “Logos” sobre el “Mythos”, de la visión de reintegración en la unidad presentida más allá del
racional sobre la visión indivisa; “la caída” en lo condicio- universo sensible.
nado y en la existencia separada, que cierra al hombre las Nerval rechazó siempre las explicaciones psicológicas
puertas de la infinitud, atormentaron siempre a Gerardo. del sueño. Los conflictos inconscientes, las motivacio-
De ahí que forjara a la literatura como instrumento válido nes irracionales y los deseos reprimidos que emergen en
de búsqueda, especialmente si la obra literaria se concibe nuestra vida onírica en asociaciones extrañas, constitu-
en un estado en que la vigilia y el sueño se tornan porosos yeron para él sólo un aspecto de esa actividad misterio-
y ambos planos se interpenetran y confunden. sa. El hombre es el microcosmos en el macrocosmos, y el
Aurelia contiene la suma del conocimiento nervaliano inconsciente donde se mueven los sueños, la raíz del ser,
y es el ejemplo más notable de esa literatura-actividad verdadero nexo con el alma universal omnipresente. Su
del espíritu que se inserta en el mismo corazón de la ex- propósito confesado consistió en internarse en el sueño,
periencia humana. En su comienzo, Gerardo relató esos para penetrar más allá en el misterio.
momentos inefables en que el sueño, envolviendo a sus
sentidos, lo arrastraba hacia regiones desconocidas don-
de se movían fantásticas sombras.
6. Gerardo de Nerval, Aurelia, Buenos Aires, 1945, p. 9.
114 115
Me lancé a una audaz tentativa. Resolví captu- complejos), que se agrupan en torno de pensamientos
rar el sueño y arrancarle su secreto. ¿Por qué, me activos o fuertes experiencias emocionales (Jung). Sin
dije, no forjar por fin esas puertas místicas, arma- embargo, no puede descartarse totalmente la posibili-
do de toda mi voluntad y dominar mis sensaciones dad de que en algunos casos, personas particularmen-
en vez de soportarlas pasivamente?... Nunca he te sensibles efectúen, consciente o inconscientemente,
sentido que el dormir sea un descanso. Después de
cierto tipo de proyecciones paranormales, conocidas
un sopor de algunos minutos, comienza una nueva
como fenómenos de bilocación.
vida emancipada de las condiciones del tiempo y el
espacio y semejante, sin duda, a la que nos aguar- Una noche, cuando el épanchement du songe dans la
da después de la muerte. ¿Quién sabe si será posi- vie réelle había alcanzado un grado peligroso, Gerardo
ble al alma, unir desde ahora esas dos existencias? vio por primera vez a su doble. Fue, tal vez, un sueño,
Desde ese momento me esforcé en buscar el senti- y en todo caso una premonición. Detenido por una ron-
do de mis sueños y esa inquietud influyó sobre mis da nocturna, vio, recostado en su celda, cómo dos de sus
reflexiones del estado de vigilia. Creí comprender amigos lo reclamaban y alguien de su estatura –él mis-
que entre el mundo externo y el mundo interno mo– partía acompañándolos: “pero se equivocan –se de-
existía un vínculo.7 cía–, es a mí a quien han venido a buscar y es otro el que
sale”. Por fin los dos amigos vinieron a llevarlo y al co-
Sin embargo, la experiencia de Gerardo no quedó nocer el relato de Gerardo, negaron que hubiesen estado
localizada en esa aspiración de unidad mística, en durante la noche.
ese retorno al gran Tiempo que servía de fuente a sus
creaciones literarias. Junto a los éxtasis profundos y ¿Quién era pues ese espíritu que estaba en mí y
los accesos a una conciencia modificada en la que “el fuera de mí? ¿Era el doble en cuestión o el herma-
alma más exaltada y sutil halla relaciones invisibles, no místico que los orientales llaman feruer?... Sea
coincidencias no percibidas y goza de espectáculos que cual fuere, creo que la imaginación humana no ha
escapan a los ojos materiales”, Gerardo conoció esos inventado nada que no sea verdad en este mundo o
estados singulares en los que la emergencia de un nue- en los otros y no podía dudar de lo que había visto
vo “yo” conduce a un proceso de desdoblamiento. Esa tan perfectamente. Una idea terrible me asaltó: “el
hombre es doble”, me dije.8
doble personalidad, además de caracterizar a ciertos
estados patológicos, se puede inducir mediante el em-
Pero Gerardo era doble, no cuando él lo deseaba, como
pleo del hipnotismo. Generalmente esas “personalida-
los antiguos iniciados, sino cuando lo quería esa fuerza
des alternantes”, espontáneas o inducidas, obedecen a
misteriosa que se disociaba espontáneamente en su inte-
una fragmentación de la conciencia; a la emergencia
rior y le producía euforias memorables o penosas angus-
de los contenidos del inconsciente personal producidos
tias. De acuerdo con las antiguas creencias animistas,
por la traslación del foco de la conciencia (Freud) o a
que el ocultismo moderno en parte reivindica, el hombre
la personificación de procesos mentales inestables (los
1. Veáse RolIand de Réneville, “Sciences maudites et poètes mau- 3. Benjamín Fondane, “El poeta y el esquizofrénico. La conciencia
dits”, en Cahiers d’Hermès, I, Paris, 1947. p. 153. vergonzosa del poeta (II)”, en Sur, N° 38, Buenos Aires, noviembre,
2. Mauricio Maeterlinck, El gran secreto, Buenos Aires, 1946, p.168. 1937, p. 52.
140 141
La poesía se convierte en alucinante aventura meta- analizando con implacable crueldad sus debilidades y
física, en instrumento válido para explorar la interiori- condicionamientos. Nosotros seguiremos las huellas de
dad del ser. Nerval esboza la partida mortal. Hugo des- la inasible Sehnsucht romántica que se vislumbra en su
ciende en la “espiral vertiginosa del yo” a los profundos vida y en su obra y por un momento asomaremos a ese
subsuelos de la psique para dialogar con los espectros abismo de múltiples tensiones que anhelan secretamen-
del sueño. De cada inmersión en ese caos intemporal, te la unidad.
reaparece enriquecido de imágenes y símbolos. En su Baudelaire es el hombre arrojado en el mundo. Des-
espíritu se confunden y agitan restos de antiguas cos- de su nacimiento está maldito y condenado por haber
mogonías. Impregnado de la gnosis cabalista y obsedido pretendido usurpar los poderes creadores del Verbo.
por los grandes mitos, se interna en “esa orilla de la Sobre la tierra, o para ser más exactos, en el nivel or-
muerte” que es el sueño. Como Nerval, considera que el dinario de conciencia, las salidas están clausuradas.
sueño debe ser capturado, pero el poeta que lo intente Su idea de la redención del pecado se aparta de la con-
se expone a todos los peligros. “Es preciso que el soña- cepción ortodoxa para situarse en el nivel impreciso de
dor sea más fuerte que el sueño”, para sobrevivir a los un oscuro pitagorismo. Baudelaire busca una desdibu-
graves siniestros que lo acechan en las profundidades. jada trascendencia hacia la unidad primordial. Para
Después de Hugo, es Baudelaire quien insiste en afir- ello emplea técnicas diversas y anuncia a Rimbaud y
mar esa intuición fundamental del mundo, que las doc- al surrealismo al pretender experimentar por la poesía
trinas tradicionales han pretendido racionalizar en un el estado intemporal de la conciencia y el conocimien-
conjunto de sistemas. Para él, “la verdadera civilización to absoluto. Entretanto, en el nivel impermanente de
no está en el gas ni en el vapor, sino en la disminución la percepción sensible, sigue las reglas del juego, pero
de las huellas del pecado original”. Esta afirmación nos acentúa su distinción, se torna diferente, entregándose
introduce en el universo religioso del poeta, donde se ha- al influjo del mal, desvalorizando la realidad cotidiana
llan las claves de su obra y de su actitud frente al mundo. y sufriendo o fingiendo que sufre, detrás de la sonrisa
La religiosidad baudelaireana es una dimensión impre-
cisa donde se mueven contradictorias impulsiones y se
confunden las filosofías interdictas y los dogmas cristia- Baudelaire a un místico católico. Por el contrario Paul Arnold, Le
nos con sentimientos personales coloreados por la ficción Dieu de Baudelaire, París, 1947 y Le Cosmos de Baudelaire. Cahiers
y la miseria. Penetrar ese mundo, deliberadamente alte- d‘Hermès, I, París, 1947, intenta situarlo dentro de un pitagorismo
rado por un particular dandismo, ha sido una empresa proclive a la palingenesia. Sobre el misticismo baudelariano pue-
apasionante. Múltiples exegetas han visto un Baudelaire den consultarse La Mystique de Baudelaire, París, 1945, de Jean
satánico o católico místico o influenciado por el esoteris- Pommier y Le Mysticisme de Baudelaire, de R. Hubert. Entre los
más recientes estudios, merecen citarse Connaissance de Baudelai-
mo.4 Sartre ha trazado un deformado retrato del poeta, re, París, 1951, de Henri Peyre; Baudelaire. Essai sur l’inspiration
et la création poétiques, París, 1953, de Jean Prévost; Charles Bau-
delaire, sa vie et son oeuvre. Notes inédites de Baudelaire, Lettres
4. La religiosidad del poeta ha sido objeto de variados estudios: á Poulet-Malassis, París, 1953, de Charles Asselineau; Propos sur
Stanislas Fumet (Notre Baudelaire, Paris, Plon) y Jean Massin Baudelaire, rassemblés et annotés par Claude Pichois, París, 1957,
en Baudelaire entre Dieu et Satan, París, 1946, han reconocido en de J. Crépet, etcétera.
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del dandy hipersensible, que gusta polarizar en su fi- De estos planos en que puede expresarse el senti-
gura maldita el “asco y el horror universales”. miento religioso, Baudelaire ha elegido desde el co-
He ahí, a grandes rasgos, el cuadro sobre el que se mienzo el misticismo “hecho para los alquimistas del
gestan las actitudes del poeta. Su devenir no trascien- pensamiento”. En Mon coeur mis à nu se lee esta re-
de el esquema pero se valoriza con su genio de artista veladora confesión: “Desde mi infancia, tendencias al
y se enriquece con su permanente elección del dolor. El misticismo. Mis conversaciones con Dios”, y en Journ-
esoterismo que impregna sus ideas deriva de una parti- aux intimes: “Panteísmo. Yo soy Todo; Todo es Yo”. Sin
cular manera de aprehensión del mundo y se apoya en embargo, el misticismo baudelaireano no conduce al
las doctrinas e intuiciones místicas de ciertos pensado- panteísmo espinosista, sino que, a través del roman-
res de neta filiación tradicional. Lejos de la ortodoxia, ticismo, coincide con la teosofía de Boehme que, im-
busca mentores entre los “filósofos malditos” y se remite pregnada de elementos ocultistas, muestra una doctri-
constantemente a ellos a través de su obra. Rolland de na religiosa según la cual el universo y el hombre son
Réneville insiste en que no es posible develar los secre- símbolos de Dios. Esta concepción se asienta sobre el
tos de la obra baudelaireana sin referirse a Pasqually y principio ocultista de las analogías. El macrocosmos
Swedenborg. El primero por sus ideas sobre la fatalidad corresponde al microcosmos a causa de la Voluntad
del destino del hombre y el segundo por su doctrina de infinita y la Intención eterna que coordinan los ele-
las correspondencias. La admiración que Baudelaire les mentos de los distintos planos. Tal como la Tradición
profesa se extiende también al matemático Wronski, a lo describe, Dios es la explicación suprema del Univer-
Lavater, a Fourier y a Joseph de Maistre, cuyo catolicis- so, el principio a que se refiere toda la intencionalidad
mo iluminista pleno de resonancias esotéricas “alimenta que anima al cosmos y al hombre. “Las cosas –escri-
al poeta de formas ambientales para su especulación so- be Baudelaire en L`art romantique– se han expresado
brenatural”. siempre por una analogía recíproca, desde el día en
En Mon coeur mis à nu escribe: “Existe una religión que Dios hizo al mundo como una totalidad compleja e
universal hecha para los alquimistas del pensamiento, indivisible”. A despecho de su pretendido dualismo, el
una religión que se desprende del hombre, considera- pensamiento del poeta tiende decididamente a la Uni-
do como un recuerdo divino”. Esta religión universal en dad. La totalidad es compleja porque refleja la creación
el sentido prístino, religión abierta, mística puramente por emanaciones sucesivas y es indivisible por el enca-
espiritual, desembarazada de elementos filosóficos o so- denamiento ininterrumpido de los distintos planos. El
ciales, establece ante todo una relación del hombre con bien y el mal, Dios y Satán, son consubstanciales al
Dios. Frente a ella, la magia es una práctica ocultista hombre. Para Baudelaire, Satán no es una fuerza exte-
dirigida a realizaciones temporales, pero entre ambas se rior, es una energía abstracta e inmanente que puede
mueve el vasto imperio de la región socializada, lo que paralizar la voluntad y reducir su “elección”. “El cere-
Bergson denomina “religión cerrada”, es decir, la religión bro bien conformado –escribe el poeta– lleva en sí dos
adaptada a la sociedad, que se vivifica con los aportes infinitos: el cielo y el infierno; y en toda imagen de uno
del misticismo y utiliza en sus ritos elementos mágicos de esos infinitos, reconoce inmediatamente la mitad de
atenuados. sí mismo”. El hombre baudelaireano, como lo quiere
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Sartre,5 es la interferencia de dos movimientos cen- tiempo y la multiplicidad. “Me habéis echado –dirá a sus
trífugos y opuestos, de los cuales uno se dirige hacia padres– me habéis arrojado de este todo perfecto donde
arriba y otro hacia abajo. Estos movimientos a los que me perdía, me habéis condenado a la existencia separa-
llama trascendencia y trasdescendencia, utilizando la da… En adelante, cuando queráis atraerme ya no será
terminología de Jean Wahl, no son otros que las céle- posible, pues he adquirido conciencia de mí en oposición
bres postulaciones simultáneas: una hacia Dios, otra y contra todos”.
hacia Satán”. La primera es la espiritualidad que se El “pecado” de la existencia separada, el destierro en
concreta en un deseo de “subir de grado”, la segunda el tiempo, la ilusión de la vida ordinaria; todo se deriva
es la “alegría de descender”. Baudelaire ha elegido la de esa pérdida que in illo tempore sufrió la humanidad
ascesis invertida que por los caminos del vértigo, del primitiva. Semejante al comienzo del tiempo, cuando la
tedio y del orgullo puede también llegar a experimen- Unidad Absoluta se tornó consciente y se desdobló en ob-
tar “la punta acerada del infinito”. jeto y sujeto de su propio conocimiento, para dar paso a
Paul Arnold, que adjudica a Baudelaire una concep- la Voluntad creadora de la multiplicidad, el hombre tam-
ción palingenésica basándose en la falta de una idea bién perdió su visión indivisa y, confinado a su yo senso-
concreta del poeta sobre la redención, interpreta la hi- rial vive el trágico destino del segregado. El principium
perlucidez en el mal, como la posición espiritual elegida individuationis es el fatal hechizo que le cierra el acceso
para evitar la corrupción del alma que tiende a aliarse al infinito. Vive entre sombras, ciego y enfermo, adorme-
más intensamente a la materia. Esta tesis,6 que puede cido y envuelto en la fantasmagoría del Velo de la Maya.
apoyarse analizando algunos poemas de las Fleurs, ha Todo su dolor, su sufrimiento y su incoherencia provie-
sido desestimada por Crépet que sospecha simplemente nen de la engañosa ilusión. El hombre debe limpiar las
una influencia de Nerval. Lo innegable es que a través puertas de la percepción, como quiere Blake, “despertar”,
de muchos poemas –recuérdese la Invitation au voyage liberarse de esa degradación temporal; debe “curarse”,
de los Petits poèmes en prose– Baudelaire culmina el pro- buscando lo permanente en lo fugaz, lo Uno en lo múlti-
ceso de su hiperlucidez y convierte su postulación hacia ple. “Condúceme de lo irreal a lo real, de las tinieblas a la
Satán, es decir hacia lo múltiple, en impulso hacia Dios luz, de la muerte a la inmortalidad” dice el Brihadaran-
o la Unidad primigenia. Aflora entonces la necesidad de yaka Upanishad; y como los antiguos brahmanes, Bau-
“salir del tiempo”, de superar el nivel ordinario de con- delaire intenta recobrar su propia unidad, para vivenciar
ciencia, que él traduce por ir “a cualquier parte, con tal la Unidad eterna. Pero Baudelaire no es un místico en
de que sea fuera de este mundo”. Es la insatisfacción por sentido estricto. Su estética, escribe Béguin, “es insepa-
el exilio, la nostalgia del Paraíso Perdido que ya vimos rable de su destino espiritual y de su aventura humana”.
en el romanticismo. Baudelaire reproduce en su propia Sus modos de acceso están íntimamente ligados a su más
vida el proceso cosmogónico de la degradación hacia el puro lirismo. Baudelaire es ante todo un poeta genial, “el
rey de los poetas, un verdadero Dios”, como lo calificará
más tarde Rimbaud.
5. Jean-Paul Sartre, Baudelaire, Buenos Aires, 1949, p. 28. En ese sentido considera al principio de la poesía como
6. Cf. Paul Arnold, Le cosmos de Baudelaire, en Cahiers d’Hermès, la aspiración humana hacia una Belleza superior; belle-
I, París, 1947, p. 148.
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za que para el poeta se confunde con la imagen del Edén un estado de inmersión en el presente perfecto; momen-
primordial. tos en que el yo transformado se sitúa en una posición
impersonal e intemporal, más allá de las categorías del
Este admirable, este inmóvil instinto de lo Bello mundo relativo. Baudelaire los consideró como la “cima
–escribió en L‘art romantique– es el que nos hace de su vida espiritual”.
considerar a la Tierra y sus espectáculos como un
resumen, como una correspondencia del Cielo. La El hombre favorecido por esa bienaventuran-
sed insaciable de todo lo que está más allá y que za, desgraciadamente rara y pasajera, se siente
la vida revela, es la prueba más viva de nuestra a la vez más artista y más joven, más noble, para
inmortalidad. Por la poesía y a través de la poesía, decirlo en una sola palabra. Pero lo más singu-
por y a través de la música, el alma entrevé los lar de ese estado excepcional del espíritu y de los
esplendores situados detrás de la tumba; y cuando sentidos que sin exageración puedo llamar para-
un poema exquisito hace asomar las lágrimas a los disíaco en comparación con las pesadas tinieblas
ojos, esas lágrimas no son la prueba de un exceso de la existencia común y cotidiana, es que no ha
de goce, son más bien el testimonio de una melan- sido creado por ninguna causa visible y fácil de
colía irritada, de una postulación de los nervios, de definir… Nos sentimos forzados de reconocer que
una naturaleza exiliada en lo imperfecto y que qui- esta maravilla, esta especie de prodigio, suele
siera apoderarse inmediatamente en esta tierra de producirse como si fuera el efecto de una potencia
un paraíso revelado. superior e invisible, exterior al hombre después
de un período en que éste hubiese abusado de sus
Sacudido por las más violentas crisis espirituales, in- facultades físicas… Prefiero considerar esta con-
tuye el Mal (la existencia separada); abraza el pecado (la dición anormal del espíritu, como una verdadera
voluntad de acceder a la Unidad por cualquier medio) y gracia, como un espejo mágico en que el hombre
tiende al Dios desconocido, a ese “Gran Ser” (el principio está llamado a verse con rasgos hermosos, una es-
inmanente y trascendente de todas las cosas). Su clara y pecie de exaltación angélica.
profunda concepción religiosa y metafísica del mundo se
encarna en la raíz de la poesía, a la que erige en instru- Pero ese estado que Baudelaire describe en Les para-
mento de conocimiento de “todo lo que está más allá y es dis artificiels, es “raro y pasajero”. Desaparece dejando
revelado por la vida”. al experimentador con un oscuro deseo de perpetuarlo,
Esta aspiración espiritual se realiza en Baudelaire por de obtener nuevamente ese minuto de reconciliación, de
las visitaciones espontáneas de la gracia, por las visita- escapar a la conciencia ordinaria para alcanzar el estado
ciones forzadas por el haschich y por la “magia sugesti- edénico. Sobreviene pues la rebelión y el intento de for-
va” de las correspondencias. Como los místicos románti- zar los accesos. En ese sentido, Baudelaire abandona la
cos, Baudelaire experimenta esos “minutos felices”, esos pasividad romántica y preanuncia la aventura que Rim-
“estados de salud poética”, que Hoffman denominaba sus baud llevará hasta sus últimas consecuencias. Él tam-
“momentos cósmicos”. Son instantes en que los marcos bién pertenece a la raza de Caín y en busca del paraíso
tempo-espaciales se derrumban y la conciencia adquiere entrevisto se lanzará al fondo del abismo.
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Raza de Caín, ¡sube al cielo sa Baudelaire, y su imaginación exacerbada recrea el
y arroja a Dios sobre la tierra! universo de la Doctrina Secreta, el cosmos vivo de la
tradición ocultista, que postula relaciones intrínsecas,
Influído por el “poder sagrado del opio”, la leyenda de esenciales y permanentes entre todos y cada uno de los
Poe, Baudelaire ha querido atisbar un instante el paraí- objetos que lo integran.
so, mediante la experiencia artificial. Se abre entonces El mundo es único y viviente, pero esa noción de uni-
la posibilidad de utilizar la vía descendente de los alu- dad no significa el desconocimiento de la multiplicidad
cinógenos. Sin embargo, a pesar de sus visitas al “club de los objetos. Para conciliar la variedad y la unidad
de los comedores de haschich” fundado por Gautier, pue- fundamental, el ocultismo apela a las analogías, rela-
de afirmarse que su frecuentación de las drogas fue una ciones cualitativas que operan “el milagro de una sola
breve y circunstancial concesión a un atractivo mito ro- cosa” uniendo los elementos de los distintos reinos. “Lo
mántico. En Les paradis artificiels, Baudelaire compara que está arriba es como lo que está abajo” (superius est
la ascesis y afirma que el tóxico, a pesar de excitar al sicut quod inferus) dice la Tabla de Esmeralda, lo visi-
máximo la imaginación, no la lleva a sobrepasar los pri- ble es el reflejo de lo invisible, el macrocosmos repro-
meros tramos de la senda que conduce hacia el centro. El duce el microcosmoss. Swedenborg le había enseñado
veneno es un sucedáneo engañoso, dispensa un “paraíso que el cielo es un hombre de mucho valor; y que todo:
comprado”, y a los que se entregan a su magia bastarda forma, movimiento, guarismos, colores, perfumes, tan-
les muestra “una falsa dicha y una falsa luz”. En tanto to en lo “espiritual” como en lo “natural”, es signifi-
que “nosotros –dice Baudelaire, incluyéndose–, poetas y cativo, recíproco, convergente y “correspondiente”. El
filósofos, hemos regenerado nuestra alma con el trabajo hombre se corresponde con el mundo y puede conocer
continuo y con la contemplación”. conociéndose. El poeta intuye por la analogía la uni-
Esta contemplación –que el haschich anarquiza y dad espiritual del mundo y establece relaciones entre
degrada– puede lograrse mediante una magia poética las cosas creando un método de conocimiento simbóli-
basada en las correspondencias. Baudelaire es el pri- co que es también el del ocultismo. La poesía es “una
mero en transitar ese camino que seguirán más tarde cosa y todas las cosas”, por eso el poeta “comprende la
Rimbaud y los surrealistas y paralelamente, pero con naturaleza mejor que el sabio” y puede llegar a conocer
otras apetencias, Mallarmé y Valéry. “Todo lo visible el plan del universo: La nature est un temple où des
adhiere a lo invisible, todo lo que puede ser oído a lo vivants piliers…
que no puede serlo, todo lo sensible a lo suprasensi-
ble”, había escrito Novalis. El poeta, cuando se halla Naturaleza es templo donde vivos pilares
poseído por “ese estado excepcional del espíritu”, intu- dejan salir a veces tal cual palabra oscura;
ye que el universo es un documento cifrado, un “bosque entre bosques de símbolos va el hombre a la ven-
de símbolos” de la gran Unidad, en que todos los obje- tura,
tos “se responden” por imponderables lazos vitales que que lo contemplan con miradas familiares.
sólo descubre la intuición. “Todo el universo visible no
es más que un depósito de imágenes y signos” expre- Como ecos prolongados, desde lejos fundidos
en una tenebrosa y profunda unidad,
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vasta como la noche y cual la claridad delaire –escribe Raymond–7 parece iluminarse con un
se responden perfumes, colores y sonidos. rayo de la hoguera del más remoto misticismo. Diríase
(Baudelaire, Correspondencias, versión de que para él se trata de renovar la antigua alianza”. Sin
E.A.A.) embargo, el Baudelaire esteticista mantiene un difícil
equilibrio entre la inspiración pura y la elaboración
Baudelaire penetra entonces en el más allá espiritual voluntaria. Lo mismo hará Rimbaud, aunque fuerte-
y establece contacto con el mundo Uno de las causas al mente acuciado por las formas nuevas.
recrear en su conciencia un orden inefable construido con La impureza de la inspiración primera, como la deno-
imágenes y símbolos significantes, que luego pretenderá mina Fondane, se perfecciona por el trabajo del propio
transmutar en poesía. “¿Qué es un poeta –se pregunta– poeta que, movido por un desasosiego que lo hace retor-
sino un traductor, un descifrador?”. nar sobre sus pasos como un remordimiento, corrige su
El poeta “corresponde” a lo real en lo profundo de texto en un estado de segunda inspiración. No es la au-
su interioridad. De allí, de ese subsuelo esencial e im- sencia lógica ni el limo profundo que deja el inconsciente
prescriptible donde superviven las imágenes, los mitos al retirarse, lo que le choca y ofende; sino esos residuos
y los símbolos de las teologías arcaicas, provienen las del lenguaje, esos resabios prosaicos y discursivos que
formas oscuras que substituyen a la percepción senso- proyecta el automatismo. Baudelaire –escribe Fondane–
rial y estructuran fragmentos de la realidad plenos de “se encarniza en su poema como si el poema escrito no
relaciones significativas. El idioma de los signos y de fuese sino una vulgar y mala copia de un original perdi-
las analogías es el idioma del espíritu común a la parte do”; el poeta ve primero la chispa que ha de producir y
y al todo. Baudelaire ha intuido que el mundo físico luego “pondrá las palabras unas frente a otras, las frota-
no es más que una sección de otro mundo muchísimo rá, las juntará al azar, hasta que al fin la corriente pase
más vasto y complejo que para nosotros permanece a través de ellas”.8
invisible. Es posible entonces obtener otras perspec- Esa pretensión de obtener por la poesía la visión pri-
tivas, tornar a la psique diferente y comenzar a perci- mordial y la “verdadera vida”, que Baudelaire comien-
bir analogías insospechadas. Las cosas separadas, sin za a tornar en exigencia y que Rimbaud buscará entre
conexiones aparentes, asumen de pronto agrupaciones estallidos de cólera, se halla limitada por el lenguaje.
distintas y se manifiestan en categorías enteramente Formular lo inefable, comunicar lo esencial, lo incomu-
nuevas. La poesía, que nada ve aisladamente, obtiene nicable, lo intransmisible, es una imposibilidad que la
el milagro de comprender y representar (aunque con poesía substituye con bellas e inquietantes metáforas. El
instrumentos imperfectos) el significado y la función poeta puede ser vidente, místico o mago; puede ser poeta
de las cosas ocultas. El poeta debe ser necesariamente con su cuerpo, con su sangre, con su imaginación, pero
vidente y mago; debe ver lo que los demás no ven y cuando pretende comunicar su “exaltación angélica” des-
debe poseer el poder de hacer que los otros vean lo que
por sí mismos no pueden percibir. “El rostro de Bau-
7. Marcel Raymond, De Baudelaire al surrealismo, México, 1960, p. 21.
En medio de su pasión luciferina, Rimbaud, que 13. Cf. Eduardo A. Azcuy, Aproximaciones a la poética de Rimbaud,
parece hallarse tan lejos de la literatura, ambiciona estudio preliminar a Arthur Rimbaud, Poemas y los Desiertos del
mostrar esa “segunda realidad”; recrear por medio de Amor, versión castellana de Eduardo A. Azcuy, E. González Trillo
la poesía ese continente desconocido de la mente. Se y L. Ortiz Behety, Buenos Aires, 1958, p. 29 y ss. Existen diversas
traducciones de la obra de Rimbaud que merecen señalarse: J. Ar-
plantea entonces el problema del lenguaje. Conscien-
thur Rimbaud, Iluminaciones y Otros Poemas, estudio y versión de
te de que “las invenciones de lo desconocido reclaman Alfredo Terzaga, tercera edición, Córdoba,1960; Arthur Rimbaud,
formas nuevas”, Rimbaud “inventa el color de las voca- Obra poética, versión, cronología y notas de E.M.S. Danero, Buenos
les”, escribe noches, silencios, fija vértigos. No hay que Aires, 1959.
olvidar que su capacidad para frecuentar otros niveles 14. Véase Rodolfo Otto, Lo Santo, lo racional y lo irracional en la
idea de Dios, Madrid, 1965.
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Mi salud se vio amenazada. El terror llegaba. En sus ojos azules arde la llama del descontento. El es
Caía dormido varios días y, una vez levantado, la revolución; él es el hombre peligroso para la sociedad
continuaba con los sueños más tristes. Estaba ma- inmersa en el sueño, y también es él el que conoce la Sa-
duro para la muerte; y por un camino lleno de pe- biduría Infernal de aquel proverbio que Blake leyera en
ligros, mi debilidad me conducía hacia los confines su Visión Memorable:
del mundo y de la Cimeria, patria de las sombras y
de los torbellinos.
El rugido de los leones, el aullido de los lobos,
la cólera del mar tempestuoso y la espada destruc-
Adviene entonces el silencio, el misterioso silencio tora, son porciones de eternidad demasiado gran-
rimbaudiano. Silencio ante la imposibilidad de expresar des para el ojo del hombre.
1os “encantamientos reunidos en su cerebro”. Silencio
ante el temor de la locura, silencio impotente, silencio y
orgullo, silencio y desprecio.
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CAPÍTULO VIII
Rilke: el diálogo con lo invisible
Tuve la sensación de que el tiempo, súbitamen- 6. Cf. Rainer María Rilke, Los cuadernos de Malte Laurids Brigge,
te, estaba fuera de la habitación. Estábamos como Buenos Aires, 1957.
en una trampa. Pero en seguida el tiempo nos al- 7. Véase Gabriel Marcel, “Rilke testigo de lo espiritual”, en Prole-
gómenos para una metafísica de la esperanza, Buenos Aires, 1954.
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ido y los que serán. “Quien tiene miedo a la muerte –había toda vez que en su tránsito terrestre el hombre es sólo
dicho Hölderlin– no ama la vida universal”. Novalis habló un transformador, cuya misión consiste en grabarse in-
de la muerte como la emancipación de dios en el hombre, tensamente lo visible que lo rodea de manera tal que
y ambos asertos son convertibles. Rilke, sensible sólo a lo su esencia tome a renacer invisible. ¿Transformar? Sí,
esencial, postuló también el valor ante la muerte. “En las –insiste el poeta– porque tal es nuestro deber: “impri-
Elegías, –escribió en su recordada carta a Von Hulewicz– mir esta tierra provisoria y caduca en nosotros, tan pro-
la afirmación de la vida y de la muerte se revelan como funda, tan dolorosamente, tan apasionadamente, que su
formando una sola. Admitir la una sin la otra es una limi- esencia resucite en nosotros “invisible”. Somos las abejas
tación que termina por excluir todo lo infinito”.8 El hombre de lo invisible. Libamos locamente la miel de lo visible
ha vivido y vive apegado a cosas intrascendentes. Com- para acumularla en la colmena de lo invisible”. Estas
plicado en pequeños problemas, alineado en una sociedad ideas rilkeanas que fueron desarrolladas en la carta an-
que es el reflejo de su estado se sueño, huye de la muerte, tes citada, culminan con la aproximación a la enigmática
le vuelve la espalda y oscurece esa idea inquietante en lo figura del “Ángel”, una entidad de esencia superior, un
más profundo de su conciencia. Trata de ignorarla hasta supremo iniciado, especie de semidios o intermediario ce-
el momento decisivo en que ella lo sorprende y lo paraliza. leste que ha trascendido los misterios de la vida y de la
Entonces con el temor reflejado en el rostro, el hombre que muerte y que se mueve con esa serena majestad que le
en un alarde de soberbia había intentado desasirse de los confiere el hecho de transitar en lo invisible y reconocer
lazos que lo vinculaban al Todo, no puede reconocer a la en ello a la realidad en grado superlativo.
fuerza que lo arrebata. La vieja idea de que en medio de
la vida estamos rodeados por la muerte, se manifiesta en El ángel de las Elegías es esa criatura en la cual
una nueva interpretación, la vida no está rodeada por la la transformación de lo visible en lo invisible, que
muerte sino que la contiene… nosotros vamos realizando, aparece ya cumplida.
Para el ángel de las Elegías, todas las torres y to-
La muerte es grande, dos los palacios de antaño son “existentes”, porque
nosotros somos suyos desde hace mucho tiempo son invisibles, y las to-
con labios sonrientes, rres y los puentes de nuestra existencia que to-
si nos creemos en medio de la vida davía subsisten son ya invisibles para él, aunque
ella se atreve a llorar dentro de nosotros. para nosotros duren aún en su materialidad. El
ángel de las Elegías es ese ser que garantiza el re-
conocimiento en lo Invisible de un grado superior
La sabiduría –piensa Rilke– consiste en haber fre-
de la realidad. Por ello es “terrible” para nosotros,
cuentado a la muerte, en aprobarla y vivirla con amor,
suspendidos aún en lo visible.9
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La weltanschauung romántica de clara procedencia doctrinas nacidas de una intuición primordial del mun-
oriental que impregna a la doctrina surrealista, se agudi- do, han sido elaboradas por excelentes racionalistas. El
za en Daumal. Como antes en Novalis, surge la voluntad ocultismo filosófico descubre un universo yuxtapuesto al
de transfigurar la vida, hic et nunc, y acceder a lo real de la ciencia, en el que la causalidad es substituida por
colocando al hombre por encima de los sentidos. Debe- la analogía y donde sus leyes, prescindiendo del marco
mos ser más que hombres, había escrito Novalis mientras tempoespacial se expresan en términos de corresponden-
pugnaba por obtener “superiores estados de conciencia”, cias simbólicas o de campos de sincronicidad, según la
anticipándose al superhombre nietzscheano y a la mecá- terminología junguiana.
nica de las mutaciones entrevista en las tesis hörbigeria- Pedro Ouspensky (1878-1947), moviéndose dentro de
nas. esa particular cosmovisión, elabora mediante una “lógica
Esta ambición desmesurada, tenía, no obstante, lí- afectiva” las proposiciones coherentes de lo maravilloso.1
mites ciertos. Transmutar la poesía en un conjuro má- Apoyándose en las geometrías no euclidianas de Gauss,
gico para cambiar la vida, había llevado a Rimbaud de Riemann y Lobachevski, en las experiencias místicas y
la desesperación al silencio y transformar el mundo en en las intuiciones de otros exploradores del hiperespa-
plazos perentorios, requería una fuerza política capaz de cio como Hinton y Bucke, considera que para acceder al
realizar una revolución profunda en las estructuras so- nivel de conciencia objetiva, lo esencial consiste en alte-
cioeconómicas. Por eso, en el momento de la crisis, las rar el sentido ordinario del tiempo; ese tiempo que pasa
salidas coherentes se ofrecen al margen de la literatu- inexorable, el Fugit Irreparabile Tempus virgiliano. El
ra. El surrealismo disuelve sus componentes dificultosa- filósofo ruso enfrenta el problema otorgando al tiempo
mente unidos por una dialéctica exaltada. Los impacien- el carácter de dimensión superior del espacio. El tiempo
tes marchan al marxismo, otros persisten en conciliar lo sería entonces otra dirección igualmente real a las tres
espiritual y lo social en una correlación superada. Los que captan nuestros sentidos, condenados a percibir en
menos, Daumal entre ellos, comprometen su vida y esbo- el “ahora”. El mundo, las cosas y nosotros mismos, ten-
zan la partida mortal bajo la vigilancia de Gurdjieff, en dríamos una extensión en esa dimensión invisible y al
una de las sociedades iniciáticas más extraordinarias de experimentarla mediante el éxtasis profundo, sobreven-
nuestro tiempo. dría una transformación radical en la conciencia. El salto
La consigna fáustica, que había sido también la del de lo finito a lo infinito, de la parte al Todo, se produciría
naturalismo teosófico italiano con Ficino y Pico y en ge- cuando el hombre que vive tocando esa dimensión en un
neral de ciertos grupos del Renacimiento, cobra en el punto (el ahora) y al que el pasado y el futuro le resultan
pensamiento de Daumal singular vigencia. “Por eso me inasibles, acierta a “ver” en esa cuarta dimensión. Podría
entregué a la magia”, es también su consigna. Discípu- entonces contemplar el Tiempo en sí, ver en otros luga-
lo tardío de Agrippa, de Paracelso, de Van Helmont y res del tiempo, vivenciar ese estado donde se dan todas
Fludd, Daumal solicita a la magia las claves del conoci-
miento y se entrega a la férrea disciplina de un misterio-
so credo metafísico. Pero el ocultismo ya no es Martínez 1. Véase Pedro D. Ouspensky, Tertium Organum, México, 1950, es-
de Pasqually ni Swedenborg, ni Wronski; ahora, esas pecialmente, las pp. 245-259, y Un nuevo modelo del Universo,
México, 1950, capítulos II y XXI.
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las posibilidades de aprehensión, donde existen todos los Hombre”, ofrece una psicotécnica esotérica que comienza
puntos del mundo. con el análisis del “yo” y el dominio de las funciones neu-
Estos conceptos que recuerdan el regressus ad origi- rovegetativas. Su enseñanza alterna los temas básicos
nem, provocado por magos y shamanes, se hallan condi- de la Tradición Secreta con antiguas doctrinas del Asia
cionados para cualquier verificación objetiva, por la ob- Central y su aplicación dentro del marco de una discipli-
tención de un nivel diferente de conciencia. Ouspensky na agobiadora, tiende a la implacable disolución del “yo”
propone al hombre la aventura no euclidiana de bosque- mediante ejercicios mentales y danzas presumiblemente
jar una nueva gnoseología, frecuentando mentalmente derviches, que propician una singular atomización psico-
el espacio multidimensional con el arma de una “lógica lógica.
distinta”, el Tertium Organum. Para ello sería preciso Daumal coincide con Gurdjieff en que los “yo” suce-
desechar las leyes de identidad y contradicción, superar sivos que conforman nuestra personalidad convencional
la dualidad del pensamiento ordinario, lograr la amplia- deben sacrificarse a fin de que aparezca lentamente, de-
ción de la conciencia y remontar a tientas a partir del trás de esas fugaces imposturas, el verdadero “yo”, radi-
vacío y la oscuridad del éxtasis, la vía superhumana que calmente distinto. Es preciso luchar contra esas aparien-
conduce al mundo UNO de las causas. Daumal presta su cias, pues en medio del combate espiritual se va creando
adhesión racional y afectiva a estos fragmentos de una la substancia del auténtico “yo”. Rimbaud lo intuyó así
enseñanza desconocida, pero no se contenta con ello. An- cuando decidió buscar su “yo” verdadero en otra parte
hela una praxis, una psicotécnica segura que eliminando que en las ordinarias manifestaciones de la personali-
los opuestos y reduciendo las apariencias múltiples eleve dad. Yo es otro afirmó el autor de la Lettre du voyant y
su conciencia al nivel de coincidentia oppositorum, en el Keats, el apasionado visionario, escribió alguna vez ade-
eje mismo del Ser. lantándose a Gurdjieff: “Llamad al mundo el valle donde
Mientras Gilbert Lecomte arde en una ascesis anár- se fabrican las almas y comprenderéis entonces su pro-
quica y se obstina en alcanzar lo absoluto destruyéndo- fundo sentido”.
se, haciéndose vidente por un largo, inmenso y razonado El creador de Le contre-ciel (1936) y La Grande Beu-
desarreglo de todos los sentidos. Mientras agota todas las verie (1938) pretende explicar por la poesía el todo del
formas de amor, de sufrimiento y de locura, como quería hombre y comienza por abandonarse a la escritura
Rimbaud, y no desdeña frecuentar los “paraísos artificia- automática en un esfuerzo por liberar el subconsciente,
les”, para llegar a ser el gran enfermo, el gran maldito, pero con la secreta finalidad de poner en evidencia esa
y el supremo sabio; Daumal elige en oposición a la vía corriente engañadora que forma “la trampa incoheren-
“húmeda” de Lecomte, la vía “seca” del conocimiento pro- te de nuestra vida común” y poder aniquilarla para ir
gresivo que conduce a la aniquilación de todos los pen- descubriendo los perfiles reales del “yo” superconsciente.
samientos, emociones y deseos, es decir, de todo lo que “El poeta –escribe Daumal– nos hará asistir a la bata-
conforma una personalidad que es necesario destruir por lla que libra contra la ilusión, hablará de sí mismo, de
inauténtica y superflua. Daumal conoce entonces a Geor- sus tormentos, dejará hablar a sus pasiones, sus manías,
ges Ivanovitch Gurdjieff, el enigmático mago caucasiano sus sentidos, para combatirlos mejor, para vencerlos y
que, en su “Instituto para el Desarrollo Armonioso del encerrarlos en el sepulcro de una palabra medida”. Sin
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embargo, esa técnica que agotó el surrealismo, no es Profundizar la aventura que señalan estas proposicio-
suficiente para calmar su ardiente necesidad de ser. El nes significó para Daumal avanzar por una vía sobrehu-
poeta debe callar hasta tanto no consume en sí mismo mana desde la cual “las comunicaciones con el mundo
esa transformación necesaria que le permitirá nombrar a corren el riesgo de cortarse definitivamente”. Pauwels,
las cosas creándolas, convocándolas a la existencia real. que se internó acompañando a Daumal en las trampas
Mientras no exista en él el poeta responsable, sólo le será mortales de la Enseñanza Gurdjieff, ha resumido en bre-
permitido hablar para incitar a la destrucción de su iden- ves palabras el sentido de la “ambición luciferina”, que
tidad ilusoria. los guiaba por una vía dudosa a los confines del silencio
y de la muerte.
Hablaré para convocarme a la Guerra Santa.
Hablaré para denunciar a los traidores que he ali- Eso, era, pues, lo que queríamos llegar a ser:
mentado. Hablaré para que mis palabras produz- poetas responsables, que han sobrepasado la ins-
can vergüenza a mis acciones, hasta que llegue el piración en provecho del conocimiento, libres y no
día en que una paz acorazada de trueno reine en la cantores, sino creadores. Queríamos ser Dios que
cámara del Eterno Vencedor. habla. Queríamos pasar hacia aquel lado en que el
Verbo se hace carne. Habíamos partido con Gurd-
El artista subjetivo no crea, se halla sometido al caos jieff en busca del conocimiento, de la libertad y de
de los pensamientos que lo gobiernan y realiza su obra de la unión. Nuestra poesía no podía ser sino ese len-
acuerdo con las imposiciones de los “yo” sucesivos. Vive guaje superior que al expresar este conocimiento,
en la hipnosis de sus pasiones, de sus gustos y de sus esta libertad, esta unión recrea las cosas y todos
hábitos. Como dice Gurdjieff, la humanidad mecánica no los movimientos de la vida humana en su signifi-
cado paradisíaco.
puede tener sino un arte subjetivo. El arte objetivo, por
el contrario, es esencialmente creador y requiere un ar-
He ahí sintetizada la apasionante y trágica “tentación
tista consciente, despierto, que por lo menos haya logrado
luciferina”. Pero la vía de acceso elegida, el “cuarto ca-
vislumbrar el nivel de conciencia objetiva.
mino” preconizado por Gurdjieff para obtener un nivel
En una colección de notas y ensayos de Daumal apa-
superior de conciencia y ser idéntico a lo absoluto, si bien
recida después de su muerte (Chaque fois que l‘aube
se inspiraba en líneas generales en los principios de la
paraît, N.R.F., París, 1953), el poeta comenta cinco
mística oriental, especialmente búdica –que Daumal ya
proposiciones de Rolland de Réneville, que sintetizan
conocía–, poseía con respecto a otras técnicas de ascesis,
el pensamiento íntimo de esos buscadores de absoluto
matices propios de extremada dureza. Avanzar a “con-
que experimentan la radical insuficiencia de su exis-
trapelo” de la naturaleza, sacrificar las creencias más
tencia personal: a) La poesía es un instrumento de
íntimas, hachar los sentimientos, no identificarse, no ad-
conocimiento; b) El verdadero conocimiento es experi-
herirse, desprenderse de los gustos, de los sufrimientos,
mental; c) El verdadero conocimiento es identidad del
de las pequeñas alegrías, abdicar la falsa personalidad.
sujeto y el objeto; d) El verdadero conocimiento es el de
En suma, no existir hasta que “renacido” se pudiese vol-
lo absoluto; e) La producción de un poema es análoga a
ver a experimentar la vida en relación a lo real, al “yo”
la génesis de un mundo.
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verdadero. Daumal acepta esta experiencia sobrehuma- imagen de un axis mundi que in illo tempore posibilitaba
na y se somete a ese trabajo pleno de rigidez y frialdad la comunicación con el cielo. Es la Montaña Cósmica, el
que preconiza la Enseñanza Gurdjieff, con un entusias- Árbol situado en el centro del mundo, el Pilar central que
mo que, según Réneville, adoptó en el comienzo casi una sostiene los niveles cósmicos. Desde allí las relaciones con
forma de intolerancia. Formula duros juicios sobre las lo divino no ofrecían dificultades y el hombre primordial,
ascesis de Lecomte y profetiza su derrota. Pero, como ex- en estado de beatitud, podía gozar de plena espontanei-
presa Pierre Minet, el entrañable amigo de ambos desde dad creadora. Sin embargo, una ruptura cósmica o falta
los tiempos de Le Grand Jeu, Daumal no es sólo uno de ritual (la caída) los separó violentamente interrumpien-
1os hombres superiores que vivieron últimamente, sino do esa situación paradisíaca y arrastrando al hombre a
el tránsfuga de una aventura mucho más enriquecedora, su actual condición humana. Desde entonces, muy pocos
mucho más humana que aquella de la que el Mont Ana- elegidos obtienen mediante las prácticas del éxtasis, un
logue es el relato inacabado.2 estado mental que les permite –aunque por breve tiem-
La enseñanza Gurdjieff ha sido enaltecida y execrada. po– reintegrarse a los comienzos y recuperar el Paraíso
Minet considera que se trataba de una búsqueda adecua- Perdido. Para ello deben actuar desde un “centro” donde
da para devolver a la vida su profunda utilidad y otorgar lo sagrado se manifieste, un espacio consagrado ritual-
una lucidez extremada, pero que desdeñaba su belleza y mente, desde el que sea posible la ruptura de nivel que
su calor, comenzando por negar que el hombre liberado caracteriza el retorno al Gran Tiempo Mítico.
a sí mismo fuese algo más que una máquina incoheren- La ambición de Daumal es la de reintegrarse a esa si-
te presa de las solicitaciones externas. Era “una sombra tuación primordial. Como los shamanes, intenta regre-
glacial volcada sobre la esperanza y el deseo, una tumba sar hacia atrás, a la “plenitud inicial”, retrocediendo en
para todos aquellos que consideran que la vida es sinóni- el tiempo hasta la perfección de los comienzos. Su ex-
mo de amor”. periencia mística equivale a una muerte ritual y puede
El literato que aún pervive junto al metafísico expe- homologarse a la ascensión al cielo que practican los sha-
rimental va narrando en su Mont Analogue (NRF, Pa- manes en el árbol ceremonial y a los siete pasos de Buda
rís, 1952)3 –completamente inspirado en la enseñanza de que lo llevan a la cima del mundo cósmico.
Gurdjieff, según afirma Pauwels– las alternativas de su El Monte Análogo que Daumal nos presenta es la ré-
aventura interior, encubriéndola con metáforas y símbo- plica de una imagen arcaica y constituye una variante
los. del simbolismo de ascensión. Es el monte sagrado de las
El Monte Análogo es una vía que une la Tierra con el mitologías, el Monte Meru, de los hindúes; el Sumeru,
Cielo y su característica esencial consiste en su inaccesi- de los pueblos uraloaltaicos; el Zinnalo de los budistas
bilidad por los medios humanos ordinarios. Es la mítica laosianos; la roca Batu-Ribn, de los semangs de Malaca.
También puede homologarse al ziqqurat considerado por
Eliade como una verdadera montaña cósmica. Sus siete
2. Cf. Louis Pauwels, Gurdjieff, el hombre más extraño de este siglo pisos representaban los siete cielos planetarios y al su-
(Monsieur Gurdjieff), Buenos Aires, 1955, p. 488 y ss. birlos el sacerdote llegaba a la cima del universo. Esta
3. René Daumal, El Monte Análogo, traducción de Alicia Renard, concepción sostiene asimismo el sentido secreto de1 tem-
Mundonuevo, Buenos Aires, 1961.
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plo de Barabudur, construido como una montaña artifi- El acto paradójico de la “salida del tiempo”, siempre se
cial. “Ascender a él equivalía a un viaje extático al centro formula a través de simbolismos de trascendencia espa-
del mundo; al alcanzar la terraza superior, el peregrino cial o cosmológica. Subir al Cielo, constituye una empre-
realizaba una ruptura de nivel, trascendía el espacio pro- sa riesgosa, y acceder a “otro mundo”, es un paso difícil,
fano y penetraba en una pura región”.4 que deberá intentarse por la “puerta estrecha”, como se-
Daumal utiliza esta imagen de e1evación aplicada ñala el Evangelio, o andando sobre “el filo de la navaja”,
universalmente por todas las místicas cuando tratan de para emplear la imagen del Katha Upanishad.
expresar la idea de trascendencia. La simbología reviste Pero volvamos al poeta. Daumal ha experimentado las
una particular riqueza y denuncia un arcaico comporta- severas técnicas impuestas por Gurdjieff y se halla listo
miento de la psique, cuyo significado se esclarece en los para la aventura que supone distanciarse de un mundo
mitos y ritos de iniciación. de ignorancia y de dolor que se desarrolla en el tiempo, y
Eliade afirma que la equivalencia vida mística=retorno dar el paso decisivo de la “muerte a la vida”, del “sueño
al Paraíso, es un “dato” humano universal de antigüe- a la vigilia” de “lo irreal a lo real”. Como dice Jung, refi-
dad incontestable. Unir la Tierra con el Cielo significa, riéndose al Zaratustra de Nietzsche, “Un hombre nuevo,
entonces, abolir la condición humana profana, provocar un hombre completamente transformado está por apare-
una ruptura de nivel en la conciencia y recobrar la con- cer en escena; uno que ha roto el caparazón del hombre
dición divina, accediendo a un nuevo modo de ser. Para antiguo y que no sólo mira hacia un nuevo cielo y una
expresarlo con otros símbolos comunes, este proceso de nueva tierra sino que los ha creado”.5
iniciación se homologa con el segundo nacimiento; el des- El Monte Análogo existe en algún lugar del plane-
censo al infierno (la muerte), y la ascensión al Cielo (la ta y su pie debe estar siempre al alcance de los seres
resurrección). humanos tal como la naturaleza los ha hecho, pues “la
En la perspectiva del Tiempo Cósmico, la existencia es puerta hacia lo invisible debe ser visible”. El poeta de-
ilusoria e irreal. El hombre arcaico intuye un tiempo cí- cide escalarlo y con un grupo de iniciados, parte a las
clico, en el cual, el mundo se crea, permanece y se destru- antípodas bajo el mando del extraño Padre Sogol, es-
ye periódicamente. Visto de esa manera, nuestro mundo pecie de Gurdjieff-Ouspensky, que ha comprobado ra-
histórico es sólo un instante, una ilusión fugaz, y el hom- cionalmente la existencia del monte y al que Daumal
bre que reconoce esa precaria situación y busca liberarse señala como “nuestro mayor en las cosas de la mon-
de las apariencias, o bien se aleja del mundo y se refugia taña”. Finalmente los aventureros fuerzan la entrada
en las técnicas del éxtasis pugnando por entrar en con- de ese mundo oculto, al que la curvatura de su espacio
tacto con la realidad absoluta, inaccesible a los demás protege de la curiosidad y la codicia, como una gota
medios de conocimiento; o bien permanece en la acción, de mercurio es impenetrable para el dedo que intenta
pero renunciando al fruto de la misma, sin identificarse tocar su centro. La ascensión es difícil, pero Daumal,
ni aferrarse a la irrealidad de las formas que nacen y se luego de alcanzar un refugio, retorna al anterior para
desvanecen en el tiempo.
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