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INTRODUCCIÓN:

La Peritonitis Infecciosa Felina (PIF) es una enfermedad con una etiopatogenia compleja,
con un diagnóstico difícil y con un muy mal pronóstico.
El virus de la PIF pertenece a la familia Coronaviridae. Es un virus ARN de cadena simple,
envuelto, con un amplio espectro de virulencia, con cepas patógenas y apatógenas, pero
antigénicamente todas son similares. Es un virus muy mutagénico y endémico.
Las probabilidades de desarrollar PIF aumentan cuando hay hacinamiento de gatos y
comparten cajas de deyecciones, platos de comida y agua. Es una enfermedad del gato joven, con
mayor predisposición entre los seis meses y cinco años. La tasa de morbilidad es baja pero su
mortalidad es alta.
La ruta natural de infección es la vía oral por contacto con heces contaminadas. Este virus
se mantiene en el ambiente mientras existan gatos susceptibles, gatos reservorios y un mal manejo
de las heces. El reservorio de este virus es el intestino del gato, actuando como portador por un
periodo corto (semanas a meses).
La PIF es una enfermedad mediada inmunológicamente donde los anticuerpos no actúan
neutralizando al virus sino promoviendo las lesiones.
El periodo natural de incubación es extremadamente variable, pudiendo ser de pocos días
a meses. El inicio de los signos es insidioso aunque puede ser rápido en gatitos. Una vez
desencadenada, casi siempre es progresiva y fatal.
Se puede presentar de tres maneras: forma efusiva, no efusiva o una combinación de
ambas. La PIF efusiva o húmeda es la forma más fulminante, con inicio rápido y curso corto. Su
principal manifestación es la acumulación de un fluido rico en proteínas y fibrina en cavidad
peritoneal, pleural, pericárdica y espacios virtuales. Mientras que la PIF no efusiva, seca o
granulomatosa tiene un curso más lento, mayor sobrevida y se manifiesta según el órgano que
afecte, como una inflamación granulomatosa y vasculitis necrosante.
Es una enfermedad de difícil diagnostico ya que no existen exámenes específicos para
ello. Siempre debe tenerse en cuenta cuando el gato presenta fiebre que no responde a
antibióticos, presenta cierto grado de ictericia, signos oculares y/o nerviosos.
Suele ser una enfermedad incurable en la mayoría de los casos, por lo que se recomienda
la eutanasia; o bien puede tratarse en estadíos iniciales.

ETIOLOGÍA:
Los coronavirus que causan enfermedad en el gato incluyen el virus de la peritonitis
infecciosa felina (VPIF) y coronavirus entérico felino (CVEF). (3) Los Coronavirus felinos son los
únicos dos miembros de la extensa familia de virus ARN de cordón simple y sentido positivo
denominada Coronaviridae. Son grandes (hasta 220 nm.), esféricos a pleomórficos, cubiertos y sus
viriones contienen tres proteínas estructurales mayores: la Nucleoproteína q rodea al ARN viral
formando la nucleocápside de los viriones y dos glicoproteínas de superficie, la proteína de
membrana y de las espigas largas. (5)
La diferenciación antigénica entre VPIF y CVEF es difícil. Debido a esto, no existen análisis
serológicos que los puedan discriminar. Ambos están tan relacionados antigénicamente que
podrían ser “biotipos” diferentes de un sólo prototipo viral. (5)
El virus de la Peritonitis Infecciosa Felina (PIF) es un coronavirus que causa infección
sistémica en el sistema de macrófagos e induce vasculitis notable mediada por complejo
inmunitario y diseminada, con necrosis e inflamación piogranulomatosa. (5)
Los coronavirus felinos son bastante estables en el medio ambiente y, una vez secos,
pueden sobrevivir durante 4-6 semanas. Se destruyen utilizando la mayoría de los desinfectantes
domésticos, en particular lejía doméstica a una dilución 1:32. (1)

PATOGENIA:
Los coronavirus se excretan en las heces y secreciones oronasales aunque se desconoce
la prevalencia de la transmisión transplacentaria, un estudio epidemiológico sugirió que ella es
poco probable. La infección ocurriría primariamente por la ingestión o inhalación del virus (3) (8) (9)
Este virus se mantiene en el ambiente mientras existan gatos susceptibles, gatos
reservorios y un mal manejo de las heces. El reservorio de este virus es el intestino del gato,
actuando como portador por un periodo corto (semanas a meses), eliminándose por las heces y
manteniéndose viable en las mismas secas y en suelos porosos durante semanas. (9)
Los coronavirus ingresan a las células mediante fusión directa entre la cubierta viral y la
membrana celular del huésped; primero replican en las células epiteliales, faríngeas, respiratorias
o intestinales, para luego infectar los grandes fagocitos mononucleares en los linfonódulos
regionales próximos al sitio de penetración viral inicial. (8) (12)
La PIF es una enfermedad mediada inmunológicamente, donde los anticuerpos no actúan
neutralizando el virus sino promoviendo lesiones de diferentes maneras; los anticuerpos no
neutralizantes circulantes se unen al virus libre, tanto en la sangre como en zonas perivasculares,
formando inmunocomplejos patógenos que se depositan en pequeños vasos (arteriolas y vénulas),
fijan al complemento y dañan al tejido vascular produciendo una vasculitis y trombosis; también
pueden unirse a antígenos virales expresados en células infectadas y promover la injuria mediada
por el complemento en los tejidos circundantes o pueden opsonizar al virus y aumentar la captura
por los macrófagos, acelerando así la replicación viral y la diseminación del virus mediante los
macrófagos infectados, ya que ellos migran a las serosas tanto pleurales como abdominales,
meninges y epéndimo del cerebro y medula espinal y al tejido uveal del ojo. En respuesta a esta
replicación llegan más macrófagos a la zona, produciéndose una vasculitis intensa, por activación
del complemento, de la cascada de coagulación, por mediadores de la inflamación como
leucotrienos B4, prostaglandinas E2 e interleukina 1, y los polimorfonucleares liberan sus enzimas
amplificando la inflamación y necrosis. Como resultado de este proceso se acumula liquido en las
cavidades pleurales y/o abdominales (“PIF húmeda”) (9)
En los gatos donde se desarrolle una adecuada respuesta inmune celular, se produce una
replicación viral lenta, resultando en la formación de granulomas (“PIF seca”). En la etapa final de
la presentación seca se produce efusión, como resultado de la perdida de inmunidad, la rápida
diseminación y el cambio de granulomatosa a piogranulomatosa. (9) Por lo tanto, el tipo de
enfermedad va a depender en parte, del tipo de respuesta inmune generada por el gato. (8) (9)
En gatos que establecen una respuesta fuertemente celular y una baja humoral, lo más
probable es que no desarrollen la patología o que quede con una infección subclínica y ante
cualquier inmunosupresión se reactive el virus. (9) (3)
El modo de presentación de esta enfermedad depende fundamentalmente de dos factores
a tener en cuenta: primero, la respuesta inmunitaria y segundo, el grado de virulencia de la cepa
actuante, que determinara la capacidad para infectar los fagocitos mononucleares, por lo tanto
invadir y diseminar el virus a través de todo el cuerpo. Otros factores, como dosis infectantes del
virus, ruta de exposición, edad en el momento de la infección e inmunidad materna están
involucrados en la patogenia de la enfermedad. (8)
Los gatos puros parecen tener mayor riesgo de PIF; esto puede ser por el aumento del
riesgo a la exposición a cepas patógenas en alojamientos hacinados. Como alternativa, la reducida
variabilidad del complejo de histocompatiblidad mayor (MHC) en los gatos endocriados puede
predisponer a la infección de los macrófagos con el VPIF. (3)
El periodo de incubación va desde las dos semanas hasta los dos meses y la excreción
viral se produce a los 14-15 días de la infección (3) (8) (9).

MANIFESTACIONES CLÍNICAS:
El inicio de los signos clínicos es insidioso, aunque la PIF a veces puede desarrollarse en
forma abrupta. La enfermedad es progresiva y mortal. La duración de la enfermedad clínica es de
semanas a meses. (7)
Se reconocen 2 formas principales de PIF, la efusiva ó “húmeda” y la no efusiva,
granulomatosa o “seca”. Aunque se las presente como entidades separadas, es probable que
representen los dos extremos de la línea evolutiva de la enfermedad, y por ello son factibles los
cuadros intermedios ó combinados. (4) En la naturaleza la PIF efusiva ocurre con una frecuencia
cuatro veces mayor que la forma no efusiva. (6)
Los gatos inicialmente pueden manifestar signos de enfermedad respiratoria superior leve
(5). Con frecuencia se presentan en forma inicial signos no específicos ni localizables como: fiebre
(no responde a antibióticos), anorexia, inactividad, pérdida de peso, vómito, diarrea, deshidratación
y palidez (anemia). (7) En ocasiones se observan ictericia, inflamación ocular, distensión
abdominal, disnea o anormalidades del SNC. (3)

FORMA EFUSIVA O “HUMEDA”:


La distensión abdominal indolora es el signo clínico mas prevalente, pues la vasculitis
producida por la interacción del virus, fagocitos mononucleares infectados e inmunocomplejos
dentro de las paredes de los capilares genera daño del endotelio vascular mediado por el
complemento, aumento de la permeabilidad vascular y posterior derrame de un líquido abundante
en proteínas y fibrina en el espacio intercelular, con acumulación final de este típico “líquido PIF” en
el espacio peritoneal. Esta acumulación se puede producir en otras cavidades serosas como la
pleural, así como en espacios potenciales (cavidad pericárdica, espacios subcapsulares renales y
escroto). (4) El 85% de los gatos infectados tienen derrame inflamatorio en la cavidad abdominal y
35% tienen derrame en la cavidad torácica. (7) Si el líquido se acumula en cavidad pleural (ó hay
efusión abdominal significativa) aparece disnea ó taquipnea. (6)
Las efusiones pericárdicas y pleurales pueden producir ruidos cardiopulmonares apagados,
disnea, taponamiento cardíaco, matidez a la percusión torácica y menor compresibilidad del tórax.
La extensión del proceso inflamatorio hacia otros órganos de cavidad abdominal puede provocar
manifestaciones de hepatopatía y con menor regularidad insuficiencia pancreática exócrina ó
endócrina.(4)
Los signos asociados a esta presentación abarcan vómitos, diarrea, ictericia y tendencia
hemorragípara espontánea. Esta forma es la más fulminante con un comienzo rápido y un curso
clínico más breve que la no efusiva. Asimismo, los gatos que se recuperan de la forma efusiva,
generalmente padecen una fase de PIF no efusiva antes de exhibir la evidencia clínica de una
recuperación completa.(4)
En la necropsia, las superficies serosas del abdomen o tórax están cubiertas con un
exudado fibrinoso necrótico. Las lesiones piogranulomatosas aparecen como cúmulos de nódulos
en placas diminutas sobre las superficies de los órganos afectados. (4)

FORMA NO EFUSIVA, GRANULOMATOSA O “SECA”:


La presentación clínica a menudo es indefinida. Produce signos organoespecíficos como
secuela de la inflamación piogranulomatosa del hígado, riñón, pulmón, SNC y ojo, los signos de
patología ocular y del sistema nervioso pueden acompañar ó ser la única manifestación de PIF no
efusiva (4). La palpación abdominal puede revelar una linfadenopatía mesentérica e irregularidades
nodulares causadas por los piogranulomas superficiales sobre vísceras, en especial los riñones,
estos se encuentran de un mayor tamaño que lo normal, con superficie irregular que con el tiempo
conducirán a una insuficiencia renal crónica y tisis renal. (10) (11)
La enfermedad de tipo ocular puede manifestarse como una uveítis anterior con iriditis ó
iridociclitis, hifema, enrojecimiento del humor acuoso, hipopión ó precipitados de queratina en la
cámara anterior del ojo. La afectación del sistema nervioso central puede causar lesiones focales ó
difusas en el encéfalo ó médula espinal. Un 40% de estos casos muestran sintomatología del SNC,
bien apareciendo aisladamente (25%) ó en combinación con afectación de otros órganos. (1)
Los signos neurológicos en los gatos con PIF no efusiva son variables e incluyen
incoordinación progresiva, paresia posterior, nistagmo, convulsiones, inclinación de cabeza,
cambios de conducta, incontinencia urinaria. (6)

DIAGNÓSTICO:
El diagnostico serológico es poco confiable dado que el CVEF y VPIF comparten
determinante antigénico, un gato positivo no es indicativo de PIF, ya que el resultado sólo expresa
una infección coronaviral. Los análisis disponibles carecen de especificidad, por lo tanto el
diagnostico final de PIF se hace sólo después de revisar la anamnesis, datos físicos, resultado
clínico y de laboratorio e informes patológicos de los órganos y tejidos lesionados. (8)
La radiografía es útil para confirmar la presencia de derrame en las cavidades abdominal y
pleural, agrandamiento de órganos (riñón, hígado) o infiltración de órganos (pulmón). (8) (9)
Siempre debe tenerse en cuenta a esta patología cuando el gato presenta fiebre, la cual no
responde a antibióticos, presenta cierto grado de ictericia, signos de uveítis o cuando solo presenta
signos neurológicos. (10)
DERRAME ABDOMINAL O TORÁCICO.
La evaluación de la efusión mediante toraco ó abdominocentesis es uno de los métodos de
diagnosis más importantes para diferenciar la forma efusiva de la PIF de otros procesos
patológicos. (8) (10) El volumen de líquido varía entre 15 y 1000 ml; de aspecto transparente o algo
turbio y de color pajizo al amarillo brillante o ambarino; a veces puede tener un tinte verdoso o
rojizo. Es espeso y viscoso, con la consistencia del suero, abundante en fibrina y puede coagular
con la exposición al aire. (8)
El líquido es un exudado de elevada densidad (1017 a 1047 mediana de 1032), alto
contenido proteico (5 a 12 gramos/dl) y en general con escasos leucocitos en contraste con los
recuentos hallados en la peritonitis séptica o piotórax. En los casos agudos el recuento leucocitario
diferencial consiste primariamente en neutrófilos, con menor cantidad de células mononucleares;
en los casos crónicos predominan las células mononucleares y mesoteliales, en contraste a los
neutrófilos degenerativos y tóxicos observados en caso de enfermedad séptica. La mayoría de los
leucocitos en la efusión de la PIF son de aspecto relativamente normal. (8) (10)

HEMATOLOGÍA Y BIOQUÍMICA SÉRICA


Los cambios hemáticos son variables e inespecíficos tanto en la PIF húmeda como en la
seca. Incluyen neutrofilia con desvío a la izquierda y monocitosis, leucopenia causada por
neutropenia en los gatos con PIF efusiva fulminante o en los estadios terminales de la enfermedad,
anemia arregenerativa (normocítica normocrómica), linfopenia y eosinopenia (las dos últimas son
manifestaciones de un leucograma de estrés). (8) (10) Puesto que la PIF puede ocasionar CID
también puede presentar trombocitopenia, anemia con fragmentación eritrocítica (regenerativa),
prolongación del TP y TTPA e hipofibrinogenemia. Muchos gatos con PIF tienen hiperproteinemia
resultado de una hiperglobulinemia policlonal con disminución de la proporción de albumina o no,
aunque estos cambios son sugestivos de PIF no son patognomónicos, solo reflejan un estado
crónico. (5) (8) (10)
Se pueden encontrar cambios inespecíficos que reflejan daño de órganos específicos (por
ejemplo aumento de la actividad de enzimas hepáticas y azotemia).(5) PIF severas producen
lesiones hepáticas, observándose hiperbilirrubinemia y elevaciones moderadas de las enzimas ALT
y FAS principalmente. (8) (10)
El análisis del LCR puede revelar aumento de los niveles de proteínas y celularidad cuando
la PIF afecta al SNC. (5)

HISTOPATOLOGÍA
El examen histopatológico de los tejidos (biopsia o necropsia) es el único método
disponible y aceptado que permite llegar a una diagnosis definitiva de la PIF, tomándose como
presuntivo cualquier otro diagnóstico sin el aporte histopatológico. (8) (10)
El diagnóstico por histopatología ante-mortem se puede realizar tomando biopsias
hepáticas (previa prueba de coagulación) ya que generalmente este órgano está comprometido,
donde se observa la perivasculitis y los granulomas típicos de esta patología. (10)
Las manifestaciones anatomopatológicas típicas de la PIF comprenden una reacción
fibrinonecrótica y piogranulomatosa diseminada con orientación pericapilar, flebitis necrótica y
trombosis, e hiperplasia linforreticular y mesotelial. (8)

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL:
El estado general del gato, la fase y forma de presentación de la enfermedad acercan al clínico
a una variedad de posibles afecciones que concuerdan con PIF. Estás pueden ser linfoma y otras
neoplasias (en especial las del hígado, árbol biliar, riñones, pulmones y cerebro), cardiomiopatía,
síndrome nefrótico, hepatopatías (incluida la colangitis y colangiohepatitis), peritonitis séptica,
hernias diafragmáticas, piotórax, quilotórax, abscesos internos, panesteatitis, toxoplasmosis,
criptococosis y tuberculosis. (8) Los datos de anamnesis, clínicos y de laboratorio ayudan al
veterinario a depurar un diagnostico presuntivo, que pasa a definitivo con el examen
histopatológico. (8) (10)
Entre los posibles diagnósticos diferenciales también podemos encontrar: Fiebre de origen
desconocido cuando otras causas de fiebre fueron descartadas, enfermedad cardiaca causante de
efusión pleural (efusiones de bajo peso específico y conteo celular), lesiones de linfoma
(especialmente en riñón) a la palpación, tumores en SNC, enfermedad respiratoria (Calicivirus,
Herpesvirus, Clamidiasis u otras bacterias), panleucopenia. (13)

TRATAMIENTO:
La PIF es una enfermedad progresiva, fatal e incurable en la mayoría de los casos, por lo
tanto cuando están muy avanzados se recomienda la eutanasia. (10)
El tratamiento en gran medida es paliativo (Fluidoterapia y sostén nutricional). Esta terapia
brinda los mejores resultados en aquellos gatos con PIF que gozan de buena condición física,
tienen apetito normal, y no padecen anemia pronunciada, son negativos a ViLEF ni tienen
manifestaciones neurológicas. (2) (4) (6) (8) (10) Estudios recientes proponen tratamientos
basándose en inmunosupresores y antibióticos para proteger contra otras infecciones. (6) (13) (8)
Algunos autores citan como posibles tratamientos farmacológicos la utilización de:
Corticoides a dosis de 2 a 4 mg/kg/día (Prednisolona oral) y fármaco citotóxico como la
Ciclofosfamida ó Melphalan, se utilizan por su acción antiinflamatoria e inmunosupresora,
necesario para controlar las reacciones inflamatorias inmunomediadas secundarias. (4) (6) (8) (13)
Otros clínica sostienen que los corticoides y diuréticos no actúan sobre la efusión y por lo tanto
proponen una terapia alternativa con estimulantes inespecíficos de linfocitos T (aminoácidos
fetales), así como también interferon alfa 2b vía oral (5.000 UI/día en solución de ClNa al 0.9%). (4)
La aspiración de las efusiones puede aliviar la disnea y en el caso de las peritoneales,
mejorar temporariamente el apetito y la actividad del animal. (4) (6) (13)
Es importante el monitoreo del animal primeramente se tomaran los datos sobre el
hematocrito, globulina, reacción albumina-globulina, alfa acido glicoproteico (AGP) y peso del
animal durante 7 a 14 días. El AGP podría ser lo primero que cae si el tratamiento está teniendo un
efecto positivo ya que es indicador de inflamación. Los signos positivos serian: nivel de globulinas
decreciente, incremento de la relación albumina-globulina, aumento del hematocrito apareciendo
reticulocitos en sangre y aumento de peso (6).

PROFILAXIS:
Existe en el comercio una vacuna de uso intranasal con una cepa modificada termo-
sensible que da una protección del 60 al 85%. Se utiliza en gatitos a partir de las 16 semanas de
edad, la cual se recomienda utilizar en gateríos con PPIF, pero no en gatitos que viven aislados.
Para controlar esta patología es necesario adoptar normas de manejo como:
Tener grupos pequeños de gatos (2 a 4), disminuir el contacto con heces contaminadas,
seleccionar las líneas genéticas resistentes a esta enfermedad, mantener a la hembra aislada
durante el parto y la lactancia, destetar a los gatitos entre la 5ª y 6ª semana de edad, utilizar
adecuadas normas de higiene. (10)

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