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Eduardo García Sánchez

ORIENTACIONES PARA ABORDAR RECENSIONES Y COMENTA-


RIOS DE TEXTOS HISTÓRICOS
Una recensión o un comentario de texto debe entenderse como el resultado de
una lectura comprensiva y crítica del texto que se aborde (un artículo o libro,
en el caso de una recensión; un extracto de un artículo o libro, en el caso del
comentario).
Teniendo en cuenta que nos encontramos en una asignatura de primer curso,
algunos de los puntos que se establecen en estas orientaciones es posible que
no puedan abordarse, pues es más que posible que el alumno/la alumna se en-
cuentre en las fases iniciales de su formación en el área de conocimiento o ma-
teria sobre la que verse el texto objeto de recensión o comentario. Sobre todo,
se echarán de menos un conocimiento más profundo de la materia para abor-
dar los aspectos relacionados con el encuadre historiográfico y la crítica a los
contenidos.
Ello no debe preocuparos, pues se trata de ir entrenando esta habilidad de cara
a los cursos más avanzados de la titulación y, sobre todo, de cara al trabajo de
fin de Grado.
En primer lugar, debe establecerse un esquema básico en los que se dividiría el
comentario de texto o la recensión. Bien es cierto que sin establecer epígrafes
diferenciando cada uno de estos apartados. Sencillamente, la recensión o co-
mentario constituirá un todo orgánico y es en el discurso de la redacción don-
de debe hacerse evidente esta subdivisión o esquema.
Se proporciona aquí un esquema básico a seguir en toda recensión o en todo
comentario de textos históricos. En los primeros ejercicios es posible que no se
puedan cubrir todos estos apartados, en especial el de la crítica. En el caso de
la bibliografía, sería específico de una recensión, más que de un comentario de
texto:
1. Clasificación del texto
2. Análisis del texto
3. Comentario del texto
4. Crítica del texto
5. Bibliografía
Evidentemente, el punto de partida es una lectura atenta y detenida del texto, en
la cual deben subrayarse aquello que se considere relevante de cara a la redacción
del comentario. A partir de este momento el término ‘Texto’ se emplea en sentido
amplio, refiriéndonos a artículos, libros o extractos de los mismos.
Respecto al comentario de texto en sentido estricto, resulta conveniente abordar la
lectura de la siguiente forma:

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Lectura general del texto, a fin de obtener una primera impresión o idea sobre su
sentido general y significado.
Lectura comprensiva del texto, más detenida, en la que es conveniente el subra-
yado de aquellos términos claves para la comprensión del mismo y que se analiza-
rán durante el desarrollo del comentario, como términos técnicos, nombres, fe-
chas,… También es recomendable el subrayado de aquellas frases que resuman o
destaquen las ideas fundamentales y la temática sobre la que versa el texto.
El análisis y comentario de cada texto y su desarrollo no hacen obligada la aplica-
ción concreta de la totalidad de estas orientaciones. Puede que sea necesario pres-
cindir de algún punto o apartado y/o cambiar el orden expositivo de los mismos,
pues así lo requiera el texto, o lo exijan limitaciones del espacio y/o el tiempo dispo-
nibles para la realización del comentario o recensión. Se trata, por tanto de adap-
tar este esquema general a las características particulares de cada texto.
1. Clasificación del texto
El punto de partida de todo análisis y comentario de un texto histórico o his-
toriográfico es la clasificación del mismo. Se trata de aportar una serie de datos
teniendo en cuenta las siguientes cuestiones:
 Naturaleza temática del texto, que debe precisarse de forma precisa y
concisa. Según sus características, un texto puede encuadrarse en una o
varias de las categorías siguientes, por proponer una división bastante
básica:
o Texto jurídico. Se trata de aquellos que tienen un carácter legal,
emana de fuentes legales o establece normas de derecho. Por tan-
to, son textos jurídicos: las leyes, decretos y ordenanzas; las cons-
tituciones; los tratados y acuerdos;…
o Texto histórico−literario. Se trata de aquellos textos que ofrez-
can un evidente sesgo subjetivo, en general porque ha sigo gene-
rado por una individualidad y en él se refleja o proyecta, de ma-
nera personalizada, un acontecimiento o proceso histórico.
Ejemplos de esta categoría de textos históricos son: las epístolas o
cartas donde se reflejen acontecimientos o procesos históricos;
las memorias; las autobiografías; las notas personales; los artículos
de prensa; las obras literarias y ensayos que reflejan y dan testi-
monio de una realidad social o histórica.
o Texto histórico-narrativo. Se trata de aquellos textos que ofrecen
un carácter o pretensión de objetividad. Suele tratarse de textos
que emanan de una circunstancia, acontecimiento o proceso his-
tórico concreto en el que se encuadra el autor del texto. Ejemplos
de esta categoría son: las proclamas; los discursos; las declaracio-
nes; los artículos o informes de tipo socioeconómico; las resolu-
ciones o acuerdos carentes de carácter legal;…

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o Textos historiográficos: cuando se trata de la obra de un histo-


riador o autor posterior a los hechos o los fenómenos sobre los
que versa, generalmente con finalidad científico-investigadora y
abordando un estudio o análisis del pasado histórico. Dentro de
este grupo se clasifican las obras de Historia en sentido amplio,
así como aquellos que versan sobre cuestiones metodológicas o
interpretativas. En el caso de la Prehistoria y el Arte Prehistórico,
las memorias de investigación, los análisis de conjuntos rupestres
o piezas concretas;… En general, es donde se encuadrarían la
mayoría de los textos que podrían ser objeto de recensión o co-
mentario en esta asignatura.
 Contexto espacial y cronológico del texto: indicar, en la medida de lo posi-
ble, cuándo y dónde fue redactado el texto.
o Debe señalarse una fecha precisa, o lo más aproximada posible,
de redacción del texto:
 En aquellos que no ofrecen fecha, ésta puede deducirse
por el contenido del propio texto.
 En cualquier caso, siempre debe indicarse el momento
histórico o fase de la historia de la investigación a las cua-
les corresponde el texto. Por tanto, en los supuestos de tex-
tos historiográficos, así como en el de algunos de carácter
histórico-literario, como pueden ser las novelas históricas,
deben indicarse dos fechas: la fecha en la que se ha redac-
tado el texto y la fecha sobre la que trata dicho texto.
o A continuación, debe expresarse, en la medida de lo posible, la si-
tuación y circunstancias históricas y/o el contexto de investiga-
ción en los que el texto fue elaborado. En definitiva, indicar el
contexto histórico y/o historiográfico relacionado con el texto.
 Autor del texto:
o Si el texto es obra de un único autor debe indicarse su identidad
y, si se cuentan con datos para ello, su situación personal (por
ejemplo, el papel histórico que desempeñó) y las circunstancias
históricas que le rodearon. En algunos casos, ello requerirá pro-
porcionar una breve exposición de sus datos biográficos, en espe-
cial aquellos que pudieran ser relevantes para explicar el texto ob-
jeto de recensión o comentario. Pueden darse dos situaciones:
 Que se conozca la autoría del texto, por lo que sólo se de-
be constatar la autenticidad de la misma.

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 Que no se indique la autoría del texto, por lo que se pro-


cedería a identificar el posible autor a partir del contenido
del propio texto y los datos que pueda aportar el mismo.
o Si el texto es obra colectiva, debe identificarse a los diferentes au-
tores, destacando entre los mismos aquel que pueda ser directa-
mente responsable del mismo o que ha podido coordinar la labor
del resto, marcando las directrices del texto.
 Finalidad del texto. En este apartado, el objetivo es indicar a quién se di-
rige el texto y los objetivos del mismo. En otras palabras, señalar la fina-
lidad con la que fue escrito.
o En cuanto a los destinatarios del texto, si se redactó para una per-
sona o grupo de personas concretas, si estaba destinado a una co-
lectividad (en el caso de un texto historiográfico, a la comunidad
de investigadores; en el de una novela, a la sociedad en general;
en el de un texto jurídico, a los habitantes de un territorio;…).
En algunos casos, puede deducirse o suponerse si la intención
original del texto es que permaneciera en el ámbito de lo privado
(por ejemplo, una carta); que permaneciera en secreto (algunos
documentos de gobernantes, precisando informaciones reserva-
das, por ejemplo); o que transcendiera a una difusión restringida
(un informe técnico de una investigación, destinada a los orga-
nismos competentes); o, finalmente, a una difusión general.
o En lo tocante a la finalidad del texto, se trata de indicar si es un
texto de carácter público o privado; personal; oficial; de ámbito;
nacional o internacional; de carácter investigador;…
2. Análisis del texto
Una vez se ha clasificado el texto, el paso lógico es realizar un análisis del texto.
Podría decirse que esta fase constituye la fase principal del comentario o recen-
sión, abordando el análisis temático o explicación más o menos profunda de su
contenido. Esta fase es donde se demuestra la comprensión del mismo, por lo
que es imperativa una lectura atenta del mismo, pues sin ello es imposible una
correcta redacción del comentario o recensión.
Entre los diferentes métodos utilizados para explicar y analizar el contenido de
un texto, los especialistas en comentarios y recensiones destacan dos funda-
mentales, en el caso de los textos históricos, que no necesariamente son exclu-
yentes. Por otra parte, en función de la naturaleza del texto, puede ser más
adecuado seguir un método u otro:
a) Método literal: consiste en seguir un orden descriptivo del texto, apor-
tando una explicación progresiva de términos, expresiones, alusiones...;
es un método sencillo que puede ser muy útil al enfrentarnos al comen-
tario de un texto muy denso.

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b) Método lógico-analítico: consiste en reagrupar los pasajes y las explica-


ciones en función de los diferentes temas abordados en el texto. Posi-
blemente sea el método más útil en aquellos casos en los que el texto a
comentar o recensionar san confusos o estén poco estructurados.
Con independencia del método que se emplee, es necesario aportar una expli-
cación del contenido del texto que parta de lo particular (el nivel más concreto
o elemental de los temas sobre los que verse) para pasar a lo más general o lo
más complejo que aborde. Puede ser util seguir el siguiente esquema:
1) Definición y comprensión de los términos, conceptos y datos
contenidos en el texto. Ello implica:
i. Precisar, si existen, alusiones a nombres propios; a institu-
ciones; a la terminología técnica empleada;… Como
principio general, aclarar todas las alusiones o expresiones
que puedan ser relevantes para explicar y analizar el con-
tenido del texto.
ii. Precisar, si existen, las alusiones históricas: los datos, acon-
tecimientos, procesos o fenómenos históricos (o artísticos)
a los que se haga referencia en el texto.
2) Exposición del esquema que sigue el texto analizado, resumiendo
y explicando cada una de sus partes. Debe evitarse la cita literal o
la paráfrasis, debiendo resumirse y explicarse cada una de las par-
tes del texto utilizando un lenguaje propio, demostrando de esa
manera que se ha realizado una lectura comprensiva del mismo.
3. Comentario del texto
Tras clasificar y analizar el texto, debe procederse al comentario propiamente
dicho del mismo. Más concretamente, utilizaremos el texto como apoyo para
realizar un comentario general sobre el mismo, relacionando su contenido, ya
tratado en el análisis, con el contexto histórico o historiográfico en el que pue-
de enmarcarse dicho texto. Debe procurarse una visión general del proceso y
las circunstancias históricas y/o del contexto y las circunstancias de investiga-
ción (historiográficas) a las cuales el texto hace referencia o pertenece por el
momento de redacción.
En definitiva, se trata de ofrecer una exposición histórica o historiográfica lo
más completa posible, en función del tiempo y el espacio que debamos dedicar
al comentario, de la cuestión o las cuestiones sobre las que verse el texto. En
esta fase puede y debe hacerse referencias al propio texto, citando alguna frase
o pasaje de forma literal (dejando claro cuándo es cita y cuándo aportación del
redactor), si se considera pertinente como medio de apoyo a la argumentación
del comentario.
Es lo que se denomina exposición temática, que necesariamente debe relacio-
narse con el propio texto, tomándolo como base para transcenderlo en un pla-

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no más general (marco histórico, marco historiográfico) al desarrollar la expo-


sición temática. Para ello es útil y recomendable establecer unos límites claros
dentro del proceso histórico, la fase historiográfica o el fenómeno artístico al
que hace referencia. De ahí que sea preciso establecer dos tipos de límites en el
desarrollo del comentario:
1) Límite temático. Clasificación del texto dentro de una de las siguientes
áreas generales, u otras que puedan ser procedentes, teniendo en cuenta
que en algún caso la clasificación no será única:
a. Política
b. Diplomática (Relaciones Internacionales)
c. Economía
d. Sociedad
e. Cultura
f. Periodo o fase historiográfica
g. Metodología
h. Interpretación
De este modo, la temática a desarrollar en la fase de comentario en princi-
pio estaría adscrita al área o las áreas a las que corresponde el texto, aunque
pueda relacionarse con alguna otra. Por ejemplo, un texto del área econó-
mica puede relacionarse con aspectos sociales o políticos, de la misma for-
ma que uno de carácter metodológico puede hacerlo con aspectos interpre-
tativos.
2) Límites cronológicos. Desde las reflexiones teórico-metodológicas de la
escuela historiográfica de Annales, suelen manejarse tres niveles diferen-
tes de tiempo o cronología:
a. El tiempo episódico o corto, referido a acontecimientos o fenóme-
nos concretos, con un desarrollo cronológico muy determinado,
casi anecdótico.
b. El tiempo coyuntural o medio, referido a procesos o conjuntos de
acontecimientos relacionados, que se desarrollan en límites cro-
nológicos precisos, pero no limitados en el tiempo, lo que supone
abordar procesos uniformes y coherentes, aunque con variables.
c. El tiempo estructural o largo, referido a procesos históricos que
implican transformaciones de tipo estructural, como pueden ser
las dinámicas de cambio económico a largo plazo. Supone un
marco muy general.
3) En el caso de la Prehistoria, lo habitual es circunscribir los límites cro-
nológicos a fases o subfases más o menos amplias, habitualmente enten-

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didas también en un sentido de entidad tecnológica y cultural o, en el


caso del Arte prehistórico, de fases crono-estilísticas.
4. Crítica del Texto
Esta cuarta fase del comentario o recensión del texto puede resultar más com-
plicada de abordar para quienes están iniciando su andadura en el estudio de
un área de conocimiento, teniendo en cuenta que se dispone de menos ele-
mentos de comparación y reflexión para formar un juicio propio, por lo que
en los primeros ensayos de comentario puede obviarse o ser muy elemental.
En función del tipo de texto y su contenido, a la hora de abordar la crítica del
mismo, cabe establecer una serie de pautas a seguir, teniendo en cuenata que
en ningún caso se ajustarán a todas ellas:
 Autenticidad y exactitud.
 Sinceridad y objetividad.
 Posibles errores.
 Interés del texto.
 Por el contenido y sentido integral del texto en sí mismo.
 Por su significación en el proceso histórico.
 Por su significación en el desarrollo metodológico y/o historiográfico.
5. Bibliografía
En el caso de las recensiones, casi resulta ineludible aportar alguna bibliografía
relacionada con el tema tratado por el texto, teniendo en cuenta además que es
preferible que se trate de bibliografía consultada tanto como medio de contras-
tación tanto como fuente de datos alternativos para realizar la misma, en espe-
cial para abordar la contextualización del análisis; aportar elementos comple-
mentarios al comentario; y para formar una opinión o juicio propios a la hora
de abordar la crítica del texto. No obstante, también pueden aportarse, tanto
en un comentario de texto como en una recensión, algunas referencias biblio-
gráficas que versen sobre el tema, explicitando que no se trata tanto de obras
consultadas como de citas pertinentes por si el lector del comentario desea
ampliar conocimientos sobre el tema. Puede tratarse de:
 Manuales y obras generales.
 Libros especializados y monografías.
 Artículos de revistas.

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