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Mundial.
Sobrino del emperador Francisco José I, se convirtió en heredero del Trono en 1896, tras una sucesión de muertes en la familia Habsburgo. Aunque nunca llegaría a reinar,
ejerció desde entonces una gran influencia en el Imperio, llegando a dominar prácticamente el ejército.
El principal problema político que tenía planteado el Estado austro-húngaro eran las tensiones nacionalistas, en especial de las minorías eslavas; Francisco Fernando de Austria
era partidario de una apertura en ese sentido, transformando la monarquía dual vigente desde 1867 en una monarquía federal tripartita en la que los eslavos vieran reconocida
su autonomía.
En particular, el archiduque Francisco Fernando de Austria se había mostrado cercano a las reclamaciones de los eslavos del sur (croatas, bosnios y eslovenos); pero al hacerlo
contrarió los planes de Serbia, que enarbolaba la defensa de dichos pueblos frente a la dominación austro-húngara, con la ambición última de someterlos a su propio poder.
En 1914, cuando el archiduque se encontraba en Sarajevo (capital de la provincia austriaca de Bosnia) para presidir unas maniobras militares, fue asesinado por un estudiante
serbobosnio llamado Princip. Puesto que el asesino era militante de la organización nacionalista serbia Unidad o Muerte, el gobierno austriaco culpó a Serbia; mediante un
ultimátum exigió al gobierno serbio la represión de las acciones antiaustriacas lanzadas desde su territorio, la autorización para que policías austriacos participaran en la
investigación del atentado en Serbia y el castigo de los responsables.
La negativa serbia a ese ultimátum, alegando que violaba su soberanía nacional, fue el detonante para el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-18), pues el juego de las
alianzas arrastró a Alemania en apoyo de Austria-Hungría, y a Rusia, Francia y Gran Bretaña en apoyo de Serbia.
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Nacido en una familia serbobosnia, pese a su mala salud se unió muy pronto a la causa del nacionalismo serbio. En 1912, marchó a Belgrado y allí se unió a la
organización Mano Negraque lideraba el comandante serbio Tankosic, quien le eligió para llevar a cabo el asesinato.
El domingo 28 de junio de 1914 asesinó en Sarajevo al Archiduque de Austria Francisco Fernando, heredero a la corona austro-húngara.
Inmediatamente después del atentado fue detenido por la policía, lo que impidió que fuera linchado por parte de la multitud. Durante el juicio se mantuvo firme y no delató la
organización del atentado por parte de la organización secreta serbia. Por ser menor de 20 años, se le condenó a una pena de veinte años de prisión.
Murió en la cárcel en 1918, víctima de la tuberculosis.
Woodrow Wilson
Vinculado al Partido Demócrata, pasó luego a la política y fue gobernador de Nueva Jersey en 1911-1912; si sus reformas pedagógicas habían hecho de Princeton una universidad
modélica, sus reformas políticas y sociales en Nueva Jersey llamaron suficientemente la atención como para convertirle en candidato a la presidencia para terminar con un largo
periodo de hegemonía política republicana.
En las elecciones presidenciales de 1912 obtuvo una abrumadora mayoría, favorecida por la división del voto republicano entre las candidaturas de Theodore Roosevelt y William
Howard Taft; Woodrow Wilson sería reelegido en 1916. Durante sus dos mandatos como presidente (1913-1921) llevó adelante el programa de la Nueva Libertad, consistente en
reforzar la intervención del poder central en apoyo de la democracia: reorganizó el sistema bancario americano con la creación de un banco central (la Reserva Federal, en 1913),
creó un impuesto federal progresivo sobre la renta personal, introdujo la elección directa de los senadores por sufragio universal, extendió el derecho de voto a las mujeres, empleó
la fuerza del Estado para luchar contra los monopolios y trató de frenar el consumo de alcohol con la ley seca.
Pero fue en la política exterior en la que hubo de asumir los mayores retos. Ante los ataques de que era objeto el suroeste de los Estados Unidos por parte del revolucionario
mexicano Pancho Villa, envió una expedición militar a México en 1916, aunque no consiguió capturarle.
Hasta entonces, Wilson había mantenido la neutralidad de los Estados Unidos en la «Gran Guerra» europea declarada en 1914, continuando de esta forma la tradicional política
exterior aislacionista del país; en la campaña electoral de 1916 utilizó profusamente la neutralidad como argumento. Sin embargo, en 1917 se vio obligado a romper sus promesas
de neutralidad, ante los ataques submarinos alemanes a la navegación en el Atlántico y el temor a una alianza de México con Alemania para arrebatar territorios a los Estados
Unidos (plan descubierto por el «Telegrama de Zimmermann», enviado por el ministro de asuntos exteriores alemán Arthur Zimmermann a su embajador en México).
Los Estados Unidos entraron en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) como aliados de Gran Bretaña y Francia, con un sentido de cruzada mundial por la libertad contra los
regímenes anacrónicos y opresivos de Alemania y Austria-Hungría; con su peso industrial y militar contribuyeron a desequilibrar la contienda en favor de los aliados, al tiempo
que demostraban su condición de gran potencia.
En 1918 el presidente Wilson formuló un programa de catorce puntos que debían inspirar los tratados de paz y el orden de la posguerra. Era un programa intensamente moral,
democrático y pacifista, que preveía la abolición de la diplomacia secreta, la libertad de navegación en todos los mares, la reducción de armamentos, la liberalización del comercio
y la constitución de una Sociedad de Naciones que garantizara el arreglo pacífico de los conflictos. Para solucionar los contenciosos fronterizos, Wilson proponía aplicar de forma
general el principio de las nacionalidades, dando la independencia a los pueblos con identidad cultural propia que habían estado sometidos al Imperio Austro-Húngaro, al Imperio
Otomano o al Imperio Ruso.
Pero cuando, ya terminada la guerra, Wilson se trasladó a Europa para participar en la Conferencia de Paz de París (1919), descubrió la realidad de la política internacional,
marcada por el revanchismo y las ambiciones territoriales de los vencedores. Decepcionado por los compromisos que se vio obligado a aceptar, regresó a Estados Unidos sin otro
éxito significativo que el de haber conseguido que se creara la Sociedad de Naciones.
Por entonces, además, la oposición republicana había obtenido la mayoría en el Congreso, y desde allí expresaría su desaprobación a la política de Wilson. El Senado se negó a
ratificar el Tratado de Paz de Versalles e impuso de nuevo el aislacionismo, rechazando el ingreso en la Sociedad de Naciones que había contribuido a crear su presidente. Wilson
lanzó una campaña para ganarse el apoyo de la opinión pública, pero un colapso le apartó de la actividad política, dejándole inválido para el resto de su mandato. En 1919 recibió
el Premio Nobel de la Paz.
ofía Chotek. Nació el 01 de marzo 1868 en Stuttgart, Alemania, en una prominente familia de la aristocracia de Bohemia. Cuarta hija del Conde Bohuslaw Chotek y de la Condesa
Guillermina Kinsky von und Tettau Wchinitz. Durante su juventud Sofía se convirtió en la dama de compañía de la Archiduquesa Isabel, esposa del Archiduque Federico, Duque
de Teschen. No se sabe donde Sofía conoció al Archiduque Francisco Fernando, Heredero del trono del imperio Austro-húngaro, a pesar de que muchos afirman que fue en salón
de baile en Praga, República Checa. Sofía y Francisco mantuvieron su relación en secreto durante años. Cuando Francisco comenzó a hacer visitas regulares a la casa del
Archiduque Federico, se pensó que estaba enamorado de la hija mayor, María Cristina. Sin embargo cuando Isabel se enteró del verdadero motivo de sus visitas se desató un
escándalo público y Sofía fue despedida de su trabajo. El Emperador Francisco José dejó bien en claro que el matrimonio no podía llevarse a cabo debido a que los miembros de
la Dinastía de los Habsburgo sólo podían casarse con miembros de otras casas reales para mantener su derecho a la sucesión al trono. La familia Chotek era de baja estirpe, pero
Francisco Fernando fue determinante en su postura, no se casaría con nadie más. Guillermo II de Alemania, Nicolás II de Rusia y el Papa León XIII advirtieron a Francisco José
del peligro para la monarquía austro-húngara de continuar con el pleito. El Emperador, aún bajo la presión de sus familiares, en especial la Archiduquesa Isabel, accedió en 1899
a que Francisco Fernando se casara morganáticamente con Sofía. Sin embargo se estipuló que sus descendientes no podrían estar en la línea de sucesión al trono, Sofía no podría
tener el mismo Status que su esposo, ni sus títulos. El Archiduque Francisco Fernando y Sofía se casaron el 01 de julio de 1900 en Reichstadt, Bohemia. Ni el Emperador, ni
ningún Archiduque asistió a la boda, incluso sus propios hermanos. Los únicos miembros de la familia imperial presentes fueron su madrastra María Teresa de Borbón Dos Sicilias
y sus dos hijas. Tras el matrimonio, Sofía recibió el título de Princesa de Hohenberg con el tratamiento de Alteza Serenísima. En 1909, Sofía recibió un título de mayor rango
Duquesa de Hohenberg con el tratamiento de Alteza. Esto mejora su posición social, aunque permanece por debajo de todas las Archiduquesas. De los Monarcas europeos sólo
Guillermo II de Alemania y Jorge V de Inglaterra trataron a Sofía con la dignidad propia de la esposa del Heredero al trono del Imperio Austro-húngaro. La pareja tuvo cuatro
hijos: Sofía von Hohenberg, Duque Maximiliano von Hohenberg, Ernesto von Hohenberg y un hijo nacido muerto. Luego del nacimiento de su hijo muerto en 1908, los médicos
le aconsejaron que no quedara nuevamente embarazada. En 1914, el General Oscar Potiorek, Gobernador de la provincia austriaca de Bosnia-Herzegovina, invitó al Archiduque
Francisco Fernando y a Sofía a ver las maniobras de sus tropas. Francisco sabía que la visita sería peligrosa. Un gran número de habitantes de Bosnia y Herzegovina estaban
descontentos con el imperio austriaco y eran partidarios de la unión con Serbia. A Sofía por lo general se le prohibía acompañar a su marido en los viajes oficiales al extranjero,
pero en esta ocasión Francisco organizó el viaje como regalo de aniversario. A las 10:10, cuando la procesión se habría paso por las calles entre la muchedumbre, Nedjelko
Cabrinovic arrojó una granada de mano en el coche del Archiduque. El conductor aceleró cuando vio el explosivo volando hacia el coche y la granada explotó bajo la rueda del
siguiente coche. Dos de los ocupantes resultaron gravemente heridos. Alrededor de una docena de espectadores también fueron afectados por esquirlas de la bomba. Luego de
asistir a la recepción oficial en el Ayuntamiento, Francisco Fernando insistió en ir hasta el hospital para ver a los heridos. Sus asesores le indicaron que el viaje podía ser peligroso
y que Sofía debería quedarse en el Ayuntamiento. Sofía se negó a dejar a su esposo. Con el fin de evitar el centro de la ciudad, se decidió que el coche real tomara un desvío
camino al hospital. El conductor confundió el camino y giró por error. Uno de los conspiradores, Gabriel Princip, estaba parado en la esquina en ese momento. El conductor
advirtió que había errado el camino y pisó el freno. De este modo pasaron frente a Gabriel a muy baja velocidad. El conspirador dio un paso adelante, sacó su pistola a metro y
medio de distancia y disparó varias veces. Francisco Fernando fue herido en el cuello y Sofía en el abdomen. Sofía alcanzó a susurrar a su marido “por Dios que te ha pasado” y
luego se desplomó, por su parte Francisco respondió “Sofía querida! Sofía querida! No te mueras! Mantente con vida por nuestros hijos!” y también se desvaneció. Ambos
murieron en menos de una hora. Una vez en Viena, Austria, se llevaron a cabo los respectivos funerales. Pero nuevamente Sofía sufrió la última demostración de discriminación
por su estirpe. Por orden de los Habsburgo, el ataud de Sofía fue colocado 45 cm más bajo que el de su marido. Ambos fueron sepultados en la cripta del Castillo Artstetten.
Actualmente el castillo alberga un museo en su memoria.
hiroito
(Showa Tenno; Tokyo, 1901 - 1989) Emperador del Japón (1926-1989). Era hijo primogénito del emperador Yoshihito, al cual sucedió en 1926. Recibió una educación nacionalista
y tradicional bajo la tutela de los militares, y completó su formación con un viaje sin precedentes a Europa occidental, que le causó gran impresión. Al regresar de aquel viaje hubo
de asumir la regencia en nombre de su padre, aquejado de una enfermedad mental (1921).
Muerto Yoshihito, Hirohito fue coronado en 1926, adoptando para su reinado el nombre de Showa («Paz y armonía»). Hubo de hacer frente al ascenso del poder de los militares,
que entre 1927 y 1931 impulsaron la penetración japonesa en Manchuria, mientras promovían en el interior conspiraciones tendentes a sustituir los gobiernos de partido por una
dictadura militar bajo la cobertura del emperador.
Hirohito, inclinado a comportarse como un monarca constitucional al estilo europeo, luchó mientras pudo contra esas tendencias, castigando a los culpables (especialmente con
ocasión de la insurrección militar de 1936). Sin embargo, atenazado por el temor a perder el trono, acabó por admitir la política imperialista que impusieron los militares desde que
estalló la guerra con China (1937), así como el alineamiento con la Alemania nazi y el ataque a Estados Unidos, que hicieron entrar a Japón en la Segunda Guerra Mundial (1941).
Durante toda la contienda permaneció en su palacio de Tokyo, sufriendo los bombardeos para compartir la suerte de sus súbditos; y fue él quien, después de que los americanos
lanzaran las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, impuso la inevitable rendición en 1945 y la anunció por radio a los japoneses.
Contra todo pronóstico, los aliados aceptaron el criterio del general MacArthur de mantener al emperador como garantía de estabilidad y de reconstrucción del Japón vencido. Se
abría así una época de grandes reformas, que se inició con la declaración pública de Hirohito de su carácter humano, que acababa con la ficción de la monarquía sagrada tradicional
(1946); durante la ocupación norteamericana, la implantación de la democracia en Japón le obligó a realizar un gran esfuerzo personal, asumiendo un papel meramente simbólico
sin influencia política efectiva y saliendo de la corte para conocer directamente la realidad del país.
Adaptado a la nueva situación, presidió un proceso de occidentalización y de crecimiento económico espectacular, refugiándose en el estudio de la biología marina, en la que llegó
a ser especialista. Fue el primer emperador japonés que viajó al extranjero (a Europa y Estados Unidos, en los años setenta). Al morir le sucedió su hijo Akihito.