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Apuntes de clase
E.T.S. de Ingenieros de Caminos Canales y Puertos. Universidad de Granada
Copyright
c 2017. GDFA-Universidad de Granada
Autores:
Antonio Moñino Ferrando
Agustín Millares Valenzuela
Miguel Ortega Sánchez
http://gdfa.ugr.es/homepage/
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BY-NC 4.0). El texto completo de la licencia se encuentra en http://creativecommons.org/
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3 Hidráulica de canales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
3.1 Introducción 57
4 Flujo uniforme . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
4.1 Introducción 75
5 Flujos ambientales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
5.1 Definición de mecánica de fluidos ambientales 97
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 251
Libros 251
Artículos 252
Índice de figuras
9.1 Esquema de fuerzas sobre una partícula en una pendiente transversal. . . . . 175
9.2 Análisis de la estabilidad de una partícula. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
9.3 Flujo en curvas [6]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183
9.4 Estabilidad de las partículas en canales curvos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
9.5 Estabilidad y equilibrio en cauces curvos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185
10.1 Cauce recto, con hoyas y vados. Destacar la posición de la línea más baja,
thalweg. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191
10.2 Cauce trenzado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192
10.3 Cauce en meandro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192
10.4 Ejemplo del perfil longitudinal de un cauce (río Duero). . . . . . . . . . . . . . . . . 193
10.5 Parámetros de un cauce en planta sinuoso. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 194
10.6 Clasificación de la morfología de un río atendiendo a la sinuosidad y al grado de
división del canal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
10.7 Clasificación de la morfología de un río atendiendo al transporte de sedimentos y
a la estabilidad del cauce. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 196
10.8 Secuencia de hoyas y vados en un cauce con lecho de grava . . . . . . . . . . 197
10.9 Esquema de las circulaciones secundarias que se originan en un cauce, que
producen las secuencias de hoyas y vados. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197
10.10 Transición de un cauce recto a uno meandriforme debido a la erosión. . . . 198
10.11 Proceso de formación de un cauce ramificado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 200
10.12 Fórmulas para predecir la morfología de un cauce. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201
10.13 Clasificación de la forma en planta de los cauces según Brice. . . . . . . . . . . 202
10.14 Clasificación de la forma en planta de los cauces según Rosgen. . . . . . . . . 203
10.15 Clasificación de la forma en planta de los cauces según Downs. . . . . . . . . . 204
10.16 Criterios usados para la clasificación de Rosgen. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205
10.17 Clasificación de la forma en planta de los cauces según Downs. . . . . . . . . . 206
10.18 Planta y perfil de un tramo sinuoso y gráfica de las funciones de curvatura y
calado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206
10.19 Convergencia y divergencia de la corriente fluvial respecto a las orillas del río. 207
10.20 Cambios en un tramo sinuoso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 208
12.1 Fallos y daños más comunes que pueden sufrir los bordos. . . . . . . . . . . . . . . 234
12.2 Ejemplo de medidas para reducir el flujo subterráneo bajo un bordo. . . . . . 234
12.3 Sección transversal de un bordo, ejemplo 1. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 234
12.4 Sección transversal de un bordo, ejemplo 2. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235
12.5 Encauzamiento con zonas inundables [9]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237
12.6 Cauce y zonas adyacentes según la ley de aguas [9]. . . . . . . . . . . . . . . . . . 238
12.7 Esquema de funcionamiento de los diques torrenciales [9]. . . . . . . . . . . . . . 239
12.8 Altura de muros desde el punto de vista de la protección y de los aspectos visuales.
240
12.9 Muro de protección en mampostería con bordillo y pasamanos. . . . . . . . . . 241
12.10 Muro de protección con pie de escollera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241
12.11 Diferentes alternativas de sección en encauzamientos urbanos. . . . . . . . . . 241
12.12 Equilibrio de fuerzas entre peso y fricción supuesto movimiento uniforme. . . 243
12.13 Cálculo de la tensión por franjas verticales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243
12.14 Distribución de tensiones tangenciales en una sección trapecial. . . . . . . . . 243
12.15 Geometría de un canal excavado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 244
12.16 Proceso de erosión de un canal excavado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 244
12.17 Cálculo de la máxima velocidad permisible. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245
12.18 Cálculo del ángulo de reposo, φ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245
12.19 Máximo cortante en sección trapecial b/d = 4. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 246
12.20 Relación b/d (ancho / calado). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 246
12.21 Cortante máximo permisible. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247
12.22 Sección calculada con el criterio de la sección ideal estable [9]. . . . . . . . . 247
12.23 Equilibrio en el lateral de una sección. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 248
Índice de tablas
5.1 Valores del coeficiente de difusión. Las unidades son (10−4 cm2 ). La columna a)
son los datos en agua a 20o C con una salinidad de 5 ppt, mientras que la b) en
agua a 10o C con una salinidad de 5 ppt. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
I
Introducción a la ingeniería
fluvial
Nota 1.
La Ingeniería Fluvial puede definirse como el conjunto de intervenciones humanas en ríos para
la adecuación al aprovechamiento de los recursos o a la reducción de riesgos de daño [9].
Es muy importante recordar que el río, en sí mismo, no es el elemento objeto de la ingeniería
civil y se ha de entender como un sistema natural complejo en el que se desarrollan múltiples
procesos; transporte de sustancias y sedimentos, relaciones entre diferentes organismos y su entorno,
actuaciones antrópicas, etc... ). En este sentido, la complejidad de un río hace necesario considerar
un número mayor de variables respecto a otras infraestructuras hidráulicas. Así, las principales
diferencias entre un río y un canal pueden resumirse en los siguientes puntos:
• Caudal variable incluso cuando se encuentra regulado.
• Recorrido y desarrollo en planta variables en el tiempo.
• Mayor complejidad en los procesos de transporte.
• Interacción más evidente de factores ambientales y biológicos; climatología, geología, ecolo-
gía, etc. . .
En un contexto actual, los importantes retos que involucran las actuaciones fluviales, entre los
que se ha de tener en cuenta la aplicación de la Directiva Marco de Aguas, obligan a adoptar en la
mayoría de los casos enfoques interdisciplinares.
22 Tema 1. Intruducción a la Ingeniería fluvial
Figura 1.1: Sección transversal de un cauce fluvial en el que se aprecian diferentes subsistemas
involucrados [17].
SAb = α (1.1)
del transporte de sedimentos. En este sentido, sea como un proyecto en sí o como un anejo en el
que se establecen medidas complementarias estos aspectos han de contemplarse en la definición de
actuaciones de ámbito fluvial.
Figura 1.3: Principios que vinculan el estado ecológico de un río con el régimen hidrológico e
hidráulico [2].
El estado ecológico del sistema fluvial puede relacionarse con el régimen de caudales del río en
base a 4 principios según Darby y Sear [2] (Fig.1.3):
1. Principio 1: La variación del régimen de caudales tiene un efecto directo en la complejidad
del habitat del sistema fluvial. En general, a mayor variabilidad del régimen de caudales,
mayor complejidad y diversidad biológica tendrá el sistema.
2. Principio 2: Las aportaciones de caudal base son esenciales para comprender la dinámica
ecológica de cada río. Influye tanto la inercia en la respuesta, que puede determinarse a partir
de un estudio de recesiones, como la continuidad de estas aportaciones.
3. Principio 3: El análisis de los caudales máximos tiene una implicación directa en la determina-
ción de la llanura de inundación y, por lo tanto, de la conectividad lateral y longitudinalmente.
4. Principio 4: Como consecuencia de los principios anteriores, el régimen natural de caudales
garantiza el estado óptimo del sistema fluvial y limita el asentamiento de especies invasoras.
La DMA tiene como objetivo garantizar el buen estado ecológico de los ríos europeos. Se
remarca la importancia de cuantificar y determinar el régimen ambiental de caudales RAC, así como
la duración frecuencia y calidad de aguas.
La declaración de Brisbane (2007) establece tres pilares sobre los que fundamentar los caudales
ecológicos: 1) concebirlos como régimen de caudales; 2) con capacidad para mantener el ecosistema
1.2 Ecología del sistema fluvial 25
Métodos hidrológicos
Se trata de una metodología basada en registros históricos de caudal (mensuales o diarios) a partir
de los cuales se obtiene un caudal mínimo. Esta metodología se fundamenta en la relación estricta
que existe entre el régimen hidrológico y el ecosistema existente, puesto que las especies dentro del
río se han adaptado a las variaciones de caudal. Algunos ejemplos son
RVA (Range Variability Approach): desarrollado en respuesta al creciente interés de usar la
variabilidad natural para recomendar caudales ambientales y no insistir con el uso de un caudal
mínimo a lo largo de todo el año que asegure la salud de las especies y el mantenimiento del ecosis-
tema fluvial. En este método se reconoce que la variación hidrológica juega un papel importante
en la estructura de la diversidad biótica, además de controlar las condiciones de hábitat dentro
del canal, llanuras de inundación, humedales, etc. El principal objetivo de este método consiste
en definir políticas de gestión a partir de 32 indicadores relacionados con la corriente, llamados
Indicadores de Alteración Hidrológica (Indicators of Hydrologic Alteration IHA).
Método de Tennant: El método se desarrolló a partir de observaciones y mediciones de carácter
fundamentalmente biológico para una especie en particular (la trucha) en once ríos de Montana
(Estados Unidos), encontrando relaciones entre los parámetros físicos del cauce (ancho, profundidad
y velocidad del cauce) y la disponibilidad del hábitat para una especie en particular. Se divide el
año en dos períodos, en cada uno de los cuales se recomiendan unos porcentajes del caudal medio
interanual para lograr una calidad de hábitat fluvial determinada. De esta forma se reconoce que
existe una relación entre los niveles de caudal y las características del hábitat existente; además, se
establece que asignar un valor único de caudal puede eliminar todo rastro existente de variabilidad
temporal
Ambos métodos requieren datos continuos de series de caudales en régimen natural. Los
aspectos desfavorables en su aplicación son:
• La mayoría de las cuencas fluviales se encuentran modificadas —canales de riego, presas,
etc. . . —.
• En general se dispone de series de caudal demasiado cortas, con mala calidad o con ausencia
de datos en intervalos prolongados.
Métodos hidráulicos
Se fundamentan en variables hidráulicas a lo largo del tramo y en las curvas de preferencia de cada
especie seleccionada. Se usan relaciones entre el caudal del río y alguna característica del cauce
(velocidad, profundidad, ...). La reciente generalización de modelos 2-D a supuesto una mejora
cualitativa de estos métodos debido a la gran variabilidad transversal del campo de velocidades. La
26 Tema 1. Intruducción a la Ingeniería fluvial
Figura 1.4 muestra un ejemplo a partir del modelado hidráulico con HEC-RAS.
Método IFIM (Instream Flow Incremental Methodology): Desarrollada en el Servicio de Pesca
y Vida Silvestre de los Estados Unidos. Evalúa los efectos de cambio del caudal en la estructura
del canal, calidad del agua, temperatura y disponibilidad de microhábitat para algunas especies
acuáticas. Integra técnicas que involucran aspectos de la ingeniería hidráulica y ambiental, la
biología acuática, la ecología, las ciencias sociales y la química, entre otras, razón por la cual su
uso se ha extendido mundialmente para evaluar el caudal mínimo que ha de permanecer después de
un aprovechamiento hidráulico. El IFIM está basado en las relaciones cuantitativas (obtenidas por
simulación) entre los caudales que circulan y los parámetros físicos e hidráulicos que determinan el
hábitat biológico.
Los instrumentos utilizados para registrar la precipitación de agua y nieve son los pluviómetros
cuya función es registrar en forma continua los inputs de precipitación tanto en forma líquida
como sólida. El pluviómetro estándar del U.S. National Weather Service tiene un colector con un
diámetro de 20 cm. Las características más importantes respecto a su instalación son: que la boca
del pluviómetro se encuentra a 1.50 m del suelo, ha de estar sujeto a un soporte lateral o poste cuyo
extremo superior está cortado en bisel fácilmente desmontable del soporte para hacer la lectura.
Pueden se de diferente tipo; a) de flotador sin sifón automático, b) de flotador con sifón automático,
c) de balanza d) de oscilación e) de pesada.
Los llamados nivómetros suelen ser en realidad pluviómetros adaptados con calefactores o
dispositivos de almacenamiento. Estos suelen llevar líquido anticongelante y registran el peso de
la cantidad de precipitación (nieve/agua/granizo) mediante célula de carga o cuerda vibrante. Sin
embargo se ha de inferir a partir de las lecturas de temperatura y humedad la fracción real entre
nieve y lluvia. Tan solo algunos dispositivos como los disdrómetros son capaces de diferenciar
entre gotas de lluvia y nieve.
28 Tema 1. Intruducción a la Ingeniería fluvial
Temperatura y humedad
Generalmente la medida de temperatura y humedad del aire, que se miden con termómetros
e higrómetros respectivamente, van asociados a un mismo aparato que se denomina sonda T-
Hr. Esta se compone de una rejilla que permite la óptima ventilación de los dos sensores. En
algunas ocasiones esta sonda alberga en la parte superior otro sensor que detecta lluvia e incluso
anemómetro, por lo que se utilizan como estaciones meteorológicas portátiles.
Viento
La velocidad y dirección del viento se mide con el anemómetro (Figura 11), aunque en la
actualidad se están incorporando los sensores digitales (generalmente ultrasónicos) capaces de
medir la dirección real del viento, en tres dimensiones. También se utilizan los globos o radios
sondas, con el fin de representar los perfiles de esta variable en los distintos niveles de presión en la
troposfera, pudiendo llegar a los 15 km de altitud.
Radiación solar
Se ha de distinguir entre la radiación directa que emite el sol, la radiación difusa que emiten
las nubes y aerosoles y la global, que es la suma de ambas. La radiación solar directa se mide
por medio de pirheliómetros. Merced al empleo de obturadores, solamente se mide la radiación
procedente del sol y de una región anular del cielo muy próxima al astro. En los instrumentos
modernos, esta última abarca un semiángulo de 2.5o aproximadamente a partir del centro del Sol.
El instrumento necesario para medir la radiación global es el piranómetro. Este se utiliza a veces
para medir la radiación incidente sobre superficies inclinadas y se dispone en posición invertida
para medir la radiación global reflejada (albedo). Para medir solamente la componente difusa de la
radiación solar, la componente directa se cubre por medio de un sistema de pantalla o sombreado.
El instrumento usado para medir radiaciones de onda larga son los pirgeómetros. La mayoría
de éstos eliminan las longitudes de onda cortas mediante filtros que presentan una transparencia
constante a longitudes de onda largas mientras que son casi opacos a longitudes de onda más cortas
(300 a 3000 nm).
Evaporación
Por efecto de la radiación solar y la fricción de entre el flujo del viento y la superficie del
agua, se genera la evaporación desde las superficies libres de agua, para lo cual se utiliza los
evaporímetros, también conocidos como atmómetros o atmidómetros. Son de 4 tipos: a) Tanques de
evaporación, b)Evaporímetros de balanza, c) Porcelanas porosas y e) Superficies de papel húmedo.
Las medidas de caudal y velocidad en ríos son esenciales en cualquier actuación fluvial. Los
datos de caudal suelen registrarse en estaciones de aforo gestionadas por la autoridad competente, en
el caso de España las diferentes Confederaciones hidrográficas. Estos aforos son obras hidráulicas o
vertederos construidos especialmente para aforar una corriente y establecer relaciones altura-caudal
a partir de curvas de gasto.
Existen otros métodos para medir velocidades y caudal.
• Medidor acústico de velocidad —ADCP—: utilizable en ríos pequeños con profundidades
entre 0,15 y 2 m. Pueden ser fijos o portátiles. Proporcionan el perfil completo de velocidad
1.4 Técnicas de muestreo y medida en ríos 29
Transporte de sedimentos
Las medidas in situ del sedimento son esenciales para calibrar y validar los modelos de
transporte y comprender la verdadera dinámica del río estudiado. No solo es importante la tasa
de transporte (kg/s) sino las características del propio sedimento; granulometría, composición
mineralógica, forma, densidad aparente, etc,... Se diferencian dos tipos de técnicas en función del
tipo de transporte:
1. Carga de fondo: Medida de transporte de sedimento por rodadura y saltación; Análisis y
elaboración de curva granulométrica. Se puede medir de manera puntual con muestreadoras
tipo Helley-Smith (Figura 1.6) mediante campañas en el río o de forma continua a partir de
muestreadores del tipo Birkbeck que se instalan adosadas a una estación de aforo.
2. Carga en suspensión: Medida de la carga de sedimento transportada en suspensión. Se puede
realizar con instrumentos manuales que toman muestras a diferentes profundidades (Figura
1.7superior) o de manera automática con muestreadoras secuenciales (Figura 1.7inferior)
Figura 1.6: Diferente equipos de medida para el muestreo de sedimentos. Equipos tipo "Helley-
Smith"para la medida de carga de fondo.
30 Tema 1. Intruducción a la Ingeniería fluvial
La tasa de transporte medida se relaciona con diferentes variables hidráulicas (caudal, esfuerzo
cortante, calado,...) con el fin de identificar umbrales erosivos.
2. Cuenca hidrológica y respuesta fluvial
2.1 Introducción
Nota 2.
Si bien la hidráulica fluvial acota el dominio de actuación a ríos y cauces fluviales, la caracteri-
zación del sistema hidrológico, la cuenca, que condiciona la propia existencia y dinámica del río,
es esencial en cualquier estudio o proyecto fluvial. Ésta determinará aspectos tan importantes como
el régimen de caudales, la respuesta ante pulsos intensos de precipitación, el tipo de aportaciones
(lluvia, nieve, acuíferos,...) o el transporte de sedimentos.
En este tema, daremos un breve repaso a los diferentes conceptos y a los cálculos necesarios que
generalmente se incorporan como análisis previo a cualquier estudio hidráulico o actuación fluvial.
De esta manera, en proyectos de ingeniería fluvial es común encontrar una breve descripción de los
resultados hidrológicos (estudio de la precipitación, transformación lluvia-escorrentía, estimación
del caudal de diseño) en la memoria y una descripción más detallada en un Anejo hidrológico. En
el Anejo hidráulico se parte de esa información para comprender, estimar o calcular los diferentes
parámetros de diseño (llanura de inundación, velocidad del flujo, transporte de sedimentos,...)
objeto de la actuación.
De manera muy simplificada se tratarán los principales aspectos relacionados con el sistema
cuenca que suelen incluirse en el mencionado Anejo hidrológico (descriptores geomorfológicos,
32 Tema 2. Cuenca hidrológica y respuesta fluvial
climáticos, geológicos y de usos del suelo) para, posteriormente describir los diferentes métodos de
generación de hidrogramas y de sedimento procedente de las zonas de ladera.
Forma y relieve
1. Índice de compacidad Ic (índice de Gravelius). Asemeja la proyección en planta de la
cuenca a un círculo, y se define como:
P
Ic = 0,282 √ (2.1)
A
donde P es el perímetro de la cuenca (km) y A es el área de la cuenca en km2 . Cuanto más
cercano a la unidad sea el índice de compacidad, menor es el tiempo de concentración tc y,
por lo tanto, más rápida será su respuesta.
2. Factor de forma I f . Se define como:
A
If = (2.2)
L2
donde L es la longitud del cauce principal (km) y A es el área de la cuenca en km2 . Para
cuencas con valores similares de A, un mayor I f representa una mayor crecida.
2.2 El sistema cuenca 33
Tc1<Tc2
Figura 2.1: Esquemas representativos del índice de compacidad y del factor de forma y su efecto en
la respuesta hidrológica.
Figura 2.2: Curvas hipsométricas de diferentes subcuencas del río Guadalfeo (Granada). Se aprecian
diferencias importantes entre la Sierra de la Contraviesa, de geomorfología más avanzada y curva
hipsométrica más cóncava, y las subcuencas del macizo de Sierra Nevada.
máximo y mínimo. El índice de relieve describe la densidad del drenaje. Por ejemplo, la
aportación de sedimentos crece exponencialmente con ir .
Figura 2.3: Leyes de bifurcación de Horton —A— y Strhaler —B—; en ésta última las relaciones
de bifurcación permanecen constantes.
1 I
D= Li (2.6)
A∑i
Las cuencas con densidad de drenaje alta son cuencas más evolucionadas, con pendientes
mayores y tramos de cauce menores. La densidad de drenaje es representativa de los patrones
de clima local, de la existencia o no de cubierta vegetal y de la configuración geológica de la
cuenca.
4. Patrones de drenaje. Los patrones de drenaje establecen una clasificación de las diferentes
estructuras de bifurcación en una cuenca, y su relación con la estructura geomorfológica de
la misma. Son consecuencia del efecto de los materiales y de los controles estructurales de la
roca subyacente.
2.2 El sistema cuenca 35
Figura 2.4: Patrones de drenaje más comunes en cuencas hidrográficas y su relación con la
configuración geológica.
Figura 2.6: Isolíneas de intensidad de precipitación propuesta por Instrucción 5.2-IC Drenaje
superficial.
2.2 El sistema cuenca 37
Figura 2.7: Distribución espacial media de la temperatura (izda) y precipitación anual (dcha) en
la cuenca hidrológica del río Guadalfeo (España). Se aprecia la heterogeneidad de estos agentes
forzadores en un entorno mediterráneo.
Figura 2.9: Caracterización hidrogeológica de la cuenca del río Guadalfeo (Granada). Se puede
observar una gran diversidad de tipos de acuíferos desarrollados en materiales fracturados, kársticos
y porosos, con diferentes características de almacenamiento.
Figura 2.10: Curva de caudales clasificados para un año hidrológico en la subcuenca de Cádiar,
Sierra Nevada.
Separación de caudales
La caracterización del régimen de caudales supone por una parte la separación del caudal base. A
tal fin se fijan diferentes criterios de separación para diferentes escalas temporales. A escala de
evento se puede aplicar el denominado método de la linea recta en el que se separa con una recta
40 Tema 2. Cuenca hidrológica y respuesta fluvial
desde el caudal existente antes del evento, el área que se sitúa en la parte inferior es el caudal base.
Otra forma es asumir un número de días N desde el pico del hidrograma (como se observa en la
figura 12) mdiante la expresión de Linsay (1951)
Figura 2.12: Filtros recursivos para la separación continua del caudal base.
La aplicación de distintos algoritmos —figura 2.12— permite deducir diferentes curvas que
representan la separación entre caudal base y eventos —2.12—. Asimismo, para la caracteriza-
ción del régimen de caudal también se toman en consideración las aportaciones al almacenamiento
subterráneo —figura 2.13—, a través de la curva de recesión maestra —CRM—. El cálculo de
2.2 El sistema cuenca 41
la curva de recesión maestra se hace a través de los llamados algoritmos de concatenación (en la
figura 2.14 se expone un algoritmo a modo de ejemplo).
Figura 2.14: Esquema de cálculo de la curva de recesión maestra [12] para la caracteización de la
respuesta del caudal base.
Q = Q0 e−kt (2.8)
" 1
# b−1
(1 − b)Q1−b
0
Q0 = Qt 1 + (2.9)
kb
Los procesos de escorrentía difusa en ladera se suelen describir a través de la Onda Cinemática
y la Onda de Difusión.
La formulación de los problemas de se desarrolla a través de ecuaciones que describen los
procesos de manera simplificada. Para el régimen uniforme se aplica la ecuación de Manning:
1 2/3 1/2
U = Rh S0 (2.10)
n
Para el régimen variado se aplican con las simplificaciones oportunas las ecuaciones de conti-
nuidad:
dQ dA
+ =0 (2.11)
dx dt
2.3 Variables de control en el sistema cuenca 43
Nota 3.
El flujo y el transporte de agua y sedimento en las zonas de ladera y cauce están muy diferencia-
das. Esto supone un cambio importante en las aproximaciones de cálculo y predicción, así como
en las actuaciones a desarrollar en estas áreas. Las principales diferencias pueden resumirse en
estos puntos.
Para estimar el exceso de precipitación se separa de la cantidad total registrada, la parte asociada
a pérdidas por interceptación, evaporación, evapotranspiración, infiltración, fracción en forma de
nieve, etc. . . De manera general:
Pe f = P − pérdidas = P − ET − ∆S − ∆D − ∆θ (2.12)
Figura 2.16: Valores del coeficiente de escorrentía en función del tipo de superficie.
Para la aplicación de este método se calcula una tasa constante de abstracciones φ [mm/h] que
produzca un hietograma de lluvia efectiva igual al volumen de escorrentía de la cuenca. Es necesario
por tanto tener registros de caudales para estimar este parámetro. Se emplea la expresión
M M
∑ (Pi − φ 4 t) = ∑ Pe = hd (2.13)
i=1 i=1
Figura 2.17: Cálculo del hietograma de lluvia efectiva a partir del método del índice φ .
Figura 2.18: Descripción de las variables propuestas por el método del SCS y tabla de valores
correspondientes al número de curva.
46 Tema 2. Cuenca hidrológica y respuesta fluvial
Figura 2.19: Ejemplo de aplicación del método de cálculo de lluvia efectiva a partir de la metodolo-
gía propuesta por el SCS.
dS
= I −Q (2.14)
dt
en la cual:
S = kQ (2.15)
• Superposición:
• Invariabilidad:
n
Qn = ∑ Pm Qn−m+1 (2.19)
m=1
48 Tema 2. Cuenca hidrológica y respuesta fluvial
Figura 2.21: Generación del hidrograma a partir de la integral de convolución discreta. Como se
observa, la sumatoria de los diferentes términos representan la envolvente de diferentes pulsos de
precipitación efectiva distribuidos para cada ∆t [1].
1. Método del número de curva del SCS (aconsejable para superficies inferiores a 8 km2 ):
0,7
L0,8
1000
tc = 0,071 0,25 −9 (2.20)
S NC
Son expresiones empíricas que estiman la pérdida de suelo a partir de parámetros hidrológicos
básicos (pendiente, precipitación, cobertura vegetal, etc. . . ). Permiten una primera aproximación al
proceso:
2.3 Variables de control en el sistema cuenca 51
La Ecuación Universal de Pérdida de Suelo (Universal Soil Loss Equation, USLE) [20] es el método
de uso más generalizado para la estimación de pérdida de suelo en ladera, desarrollado por el USDA
Agricultural Research Service y el SCS de Estados Unidos. Tiene aplicación a escala de parcela
aunque se aplica en cuencas medianas/grandes:
A = R · K · L · S ·C · P (2.23)
en la cual: A = pérdida de suelo [T m/ha · año]; R = factor de erosividad por precipitación pluvial
[MJ · mm/hacdothora · año]; K = factor de erosibilidad [T m2 hora/ha · J · cm]; L = factor de longi-
tud de pendiente; S = factor de pendiente; C = factor de manejo de cultivo; P = factor del método
de control de la erosión.
R = 0,0682P2 (2.24)
El factor C de cobertura vegetal se deduce de tablas para suelos cultivados o no cultivados con
valores entre 0.001 y 0.5.
El factor P representa las prácticas de cultivo y al igual que otros factores previos también se
deduce de tablas.
La generación y circulación de los procesos de ladera con una base física tiene la ventaja de
representar a escala de evento los efectos erosivos de la cuenca y la localización de las zonas de
erosión/depósito de la zona de estudio.
54 Tema 2. Cuenca hidrológica y respuesta fluvial
Figura 2.28: Circulación de sedimentos a partir de modelado físico y distribuído para un evento
determinado en la subcuenca de Cádiar. En color rojo y azul se muestran las zonas de erosión y
deposito respectivamente. En el punto de cierre de la cuenca es posible calcular el hidrográma y el
sedimentograma a partir del cual puede determinarse la cantidad total de sedimento generada.
II
Conceptos básicos de
hidráulica fluvial
3 Hidráulica de canales . . . . . . . . . . . . . . . 57
3.1 Introducción
3.2 Clasificación general de los flujos
3.3 Cauce naturales y artificiales
3.4 Clasificación del flujo en canales abiertos
3.5 Flujo laminar y flujo turbulento
3.6 Flujo uniforme
3.7 Flujo variado
3.8 Flujo rápidamente variado. Principios de cantidad
de movimiento
3.9 Profundidad crítica
3.10 Flujo gradualmente variado
4 Flujo uniforme . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
4.1 Introducción
4.2 Ecuaciones y condiciones de contorno
4.3 Resolución de las ecuaciones
4.4 Perfil de velocidades. Estudio de la capa límite
4.5 Descarga para lecho fijo
4.6 Distribución de tensiones en una sección
3. Hidráulica de canales
3.1 Introducción
El flujo en canales abiertos no es más que el movimiento de un fluido con superficie libre (ge-
neralmente agua). La presencia de la superficie libre, que normalmente se encuentra a la presión
atmosférica, es una de las características esenciales de estos flujos, en tanto que la presión suele ser
una variable que no interviene, por lo que el balance de fuerzas se suele reducir a la gravedad y a la
fricción. Asimismo, la forma de la superficie libre es una de las incógnitas de estos problemas, ya
que sus características geométricas pueden variar [8].
ρRH V RH V
Rec = = (3.1)
µ ν
Relacionando con el flujo en tuberías, si ésta va llena el radio hidráulico sería RH = πR2 /2πR =
R/2 = D/4, y teniendo en cuenta que el número de Reynolds en tubería es ρDV /µ, se tiene la
relación:
ρV D ρV (4RH ) Ret
Ret = = = 4Rec → Rec = (3.2)
µ µ 4
de donde la diferenciación entre flujo laminar y flujo turbulento vendrá marcada por que el número
de Reynolds en canales sea menor de 500 o mayor de 1000, respectivamente. El límite superior no
está, en general, tan bien definido como en el caso de tuberías, por lo que se suele tomar el valor de
2000.
Para el flujo en tuberías la fórmula de Darcy-Weisbach permite estimar la fricción, y su relación
con el flujo (laminar, turbulento o de transición) se representan en el ábaco de Moody. Para canales
se ha desarrollado una formulación similar. Partiendo de la fórmula de Darcy-Weisbach de pérdida
de carga:
LV 2
hf = f (3.3)
2gD
se sustituyen el diámetro por RH = D/4 y h f /L = S0 (donde S0 es la pendiente del lecho), obteniendo
para flujo uniforme en canales abiertos la siguiente expresión:
V2
S0 = f (3.4)
8gRH
Las mismas ecuaciones para el cálculo de fricción en tuberías se suelen emplear para canales,
sin más que sustituyendo el diámetro por su relación con el radio hidráulico. Así, la fórmula de
Colebrook-White se transforma en:
1 ks 0, 6275
√ = −2 log + √ (3.5)
f 14,8RH Re f
La aplicación de estas fórmulas en canales es más complejo y menos fiable que para tuberías,
ya que la forma del canal y el calado suelen variar, así como el efecto de la superficie libre en la
distribución de las velocidades. Asimismo, las presiones no se distribuyen uniformemente a lo largo
del contorno, como sucede con los flujos en tuberías.
de fricción, ya que no hay aceleración. Así pues, sea un canal cuya sección transversal es A y
cuya solera forma un ángulo θ con la horizontal. Considérese una sección de anchura L según
la dirección del canal, la componente de la fuerza de la gravedad en la dirección del flujo será
= ρgAL sin θ . La fricción de fondo será = τ0 PL, donde τ0 es el esfuerzo medio sobre el fondo (se
ha multiplicado el esfuerzo por el área sobre la que actúa con objeto de tener la fuerza. P es el
perímetro mojado sobre el que actúa la fricción). Igualando ambas expresiones, se obtiene:
Si se asume que el canal es de pequeña pendiente, se puede aproximar que sin θ ≈ tan θ ≈ S0 ,
donde S0 se suele definir como la pendiente del lecho. Sustituyendo, se obtiene:
Según esta ecuación, en flujo uniforme y estacionario, la tensión en el fondo depende del radio
hidráulico y de la pendiente. Cuanto mayor sea la inclinación, mayor será la tensión en el fondo (al
aumentar la componente longitudinal de la gravedad, la tensión también debe hacerlo).
p
V =C RH S0 (3.9)
Ésta es la que se conoce como ecuación de Chézy. C es el coeficiente de Chézy, que depende,
básicamente, del número de Reynolds y de la rugosidad de fondo. Este coeficiente presenta una
relación directa con el coeficiente de Darcy–Weisbach:
s
8g
C= (3.10)
f
1/6
RH
C= (3.11)
n
Introduciendo este valor del coeficiente en la expresión de la velocidad que se obtuvo anterior-
mente (ecuación de Chézy), se obtiene:
3.7 Flujo variado 61
1 2/3 1/2
V = RH S0 (3.12)
n
y la expresión para el caudal sería:
1 A5/3 1/2
Q= S (3.13)
n P2/3 0
donde n es un coeficiente que se conoce como número de Manning.
Estas ecuaciones presentan como ventaja fundamental la simplicidad y, de acuerdo a dicha
simplicidad, una relativamente buena precisión. El valor del número de Manning se determina
usando tablas donde se presentan los distintos valores según el material del lecho.
Uso de la ecuación: como se ha comentado, se puede usar para resolver problemas de flujo
uniforme y estacionario. Generalmente dos son los tipos de problemas que se quiere resolver: (1) el
primero suele ser estimar la capacidad de descarga (velocidad y caudal) conocida la profundidad
(se suponen conocidas las demás características geométricas del problema); (2) dada la descarga,
determinar la profundidad. Como se ha comentado anteriormente, en estos problemas, dado que la
profundidad no varía, se suele trabajar con la profundidad normal. Dado que la sección debe ser
constante, no se puede aplicar a cauces naturales.
Dado que la pendiente de los canales es usualmente muy baja, el cos2 θ se puede aproximar por
la unidad, obteniéndose:
pA
' y1 (3.16)
ρg
Conocido el término de presión, se aplica la ecuación de Bernouilli que, de forma estándar, es:
p V2 V2
cte = z + + → H = z+y+ (3.17)
ρg 2g 2g
Es decir, el trinomio se reduce a la cota, más la distancia vertical hasta la superficie libre más el
término de velocidad. Así pues, de la misma forma que esta ecuación se emplea para problemas
como el desagüe de un depósito, se puede aplicar a problemas de canales.
V12 V2
y1 + = y2 + 2 + 4z (3.18)
2g 2g
Asimismo, se sabe que el caudal será:
q = V1 y1 = V2 y2 (3.19)
3.7 Flujo variado 63
donde q es el caudal unitario, es decir, el caudal real dividido por la magnitud transversal al canal,
que se supone no cambia (caudal por unidad de ancho). Combinando adecuadamente las ecuaciones,
se obtiene:
q2 q2
y1 + = y2 + + 4z (3.20)
2gy21 2gy22
q2
2gy32 + y22 2g4z − 2gy1 − 2 + q2 = 0 (3.21)
y1
que tiene tres soluciones matemáticas para y2 , y sólo una posible. Para obtener la solución correcta
es necesario estudiar qué es la energía específica. Los términos del paréntesis se suponen conocidos
en tanto que son datos de entrada.
V2
Es = y + (3.22)
2g
(Q/A)2
Es = y + (3.23)
2g
Sea un canal rectangular, de anchura b y calado y, y sea q el caudal unitario, el cociente entre el
caudal y el área se puede expresar como:
Q bq q
= = (3.24)
A by y
q2
Es = y + (3.25)
2gy2
q2
(Es − y)y2 = = cte (3.26)
2g
que de nuevo es una ecuación de tercer grado siendo la incógnita la profundidad para una energía
específica dada. Si se consideran solamente soluciones positivas, la representación gráfica es una
curva que tiene dos asíntotas, figura 3.2, ya que cuando el calado tiende a cero la energía tiende a
infinito (la solución presenta una singularidad). Por otro lado, cuando el calado tiende a infinito la
64 Tema 3. Hidráulica de canales
energía tiende a y. Estas soluciones asintóticas se aprecian más claramente si la ecuación anterior
se expresa de la forma:
cte
Es − y = (3.27)
y2
z
LINEA DE ENERGIA
REGIMEN LENTO
REGIMEN 2
2 u 2 /2g
u1 /2g LENTO
h
2
REGIMEN
RAPIDO
FP2
h2
TURBULENCIA h1 REGIMEN RAPIDO
h1 FP1
H2 H1 H
Así pues, como se aprecia en la típica curva de la energía específica, pasar de una cierta energía
específica a otra menor implica un cambio del calado, que puede subir o bajar según el régimen del
que se parta. Ello conlleva la discusión sobre flujo subcrítico, crítico y supercrítico.
2. Para cualquier valor de la energía específica hay dos posibles profundidades de flujo, que
se conocen como profundidades alternativas, una de las cuales se denomina subcrítica
y la otra supercrítica. Se diferencian fácilmente ya que la solución supercrítica satisface
y < yc y la subcrítica y > yc . Es decir, la supercrítica presenta una profundidad menor,
lo que es lógico, ya que la velocidad del flujo es mayor. La subcrítica presenta un calado
mayor ya que la velocidad del flujo es menor.
• Para un valor constante de la energía específica:
1. La curva que relaciona la profundidad con el caudal muestra que la descarga es máxima
para la profundidad crítica.
2. Para cualquier valor de la energía específica y para cualquier valor de la descarga
hay dos posibles profundidades del flujo (de la misma manera que antes: sub y super
crítico).
Teniendo en cuenta lo anterior, vamos a describir la ecuación general para el flujo crítico.
1 Q2
Es = y + (3.29)
2g A2
Si el caudal es constante el flujo crítico se producirá cuando la energía específica sea mínima,
esto es:
Q2 d
dEs 1 dA
= 0 = 1+ (3.30)
dy 2g dA A2 dy
de donde sustituyendo valores se obtiene que:
Q2 B
=1 (3.31)
gA3
Se ha asumido que el área es By.
• Para Es = constante: el caudal se puede expresar como:
p
Q= 2gA(Es − y)1/2 (3.32)
Si la energía específica es constante, se producirá el flujo crítico cuando el caudal sea máximo.
Igualando a cero la derivada, se obtiene:
!
dQ p A(E0 − y)−1/2 dA
= 2g + (E0 − y)1/2 = 0 (3.33)
dy −2 dy
Nuevamente, sustituyendo valores, se obtiene:
66 Tema 3. Hidráulica de canales
Q2 B
=1 (3.34)
gA3
de donde se concluye que la ecuación de flujo crítico será:
Q2max Bc
=1 (3.35)
gA3c
V2 α Q2
Es = y + α = y+ (3.36)
2g 2g A2
αQ2 d
dE 1 dA
= 1+ (3.37)
dy 2g dA A2 dy
es decir, se deriva el área que es el único elemento que depende de y. Dado que el ancho es constante,
el área se aproxima como B · y, por lo que dA dy = B. Sustituyendo e igualando a 1, se obtiene:
αQ2 B
=1 (3.38)
gA3
Q = qb; B = b; A = by (3.39)
1/3
q2
yc = (3.40)
g
√
Vc yc = q Vc = gyc (3.41)
3
ESc = yc (3.42)
2
que es la expresión más conocida de la energía crítica en canales rectangulares.
3.7 Flujo variado 67
V
Fr = √ (3.43)
gL
donde L representa una longitud característica. Para el estudio de canales se suele emplear el
diámetro hidráulico. Para un canal rectangular, este diámetro toma el valor del calado, de forma
que el número de Froude pasa a ser:
V
Fr = √ (3.44)
gy
que toma el valor unidad para el caso de flujo crítico. Se puede comprobar fácilmente que para flujo
subcrítico, la velocidad es menor que la crítica, y por tanto el número de Froude es menor que 1, y
lo contrario sucede cuando la velocidad es mayor, estamos ante flujo supercrítico.
Por tanto, hay que destacar que el número de Froude define el flujo. Asimismo, aunque aquí
√
no lo vamos a describir, las perturbaciones del flujo se propagan a una velocidad de c = gy, lo
que permite establecer: (1) si el flujo es supercrítico, cualquier perturbación del flujo solamente
puede viajar en la dirección del flujo, ya que éste viaja a mayor velocidad de la que se propagan las
ondas; (2) Por el contrario, si se producen perturbaciones del agua bajo régimen subcrítico, éstas se
pueden propagar aguas arriba. Por eso hay que tener muy claro el efecto de perturbaciones en el
flujo. Un ejemplo muy bueno es tirar una piedra a un río: las ondas no viajarán hacia arriba si el
flujo va rápido, pero si lo harán si este va lento. Veamos un ejemplo con la figura 5.13: (1) si se
sitúa una compuerta en un canal en régimen subcrítico, ésta provoca que el nivel suba, y al estar en
subcrítico, esta perturbación se propaga aguas arriba, subiendo el nivel por encima del crítico; (2)
sea un obstáculo cuando el flujo viene en supercrítico: en este caso se produce un resalto hidráulico,
pero la perturbación no sube aguas arriba y el nivel permanece por debajo del crítico.
Resumiendo:
• Fr > 1:
† Flujo supercrítico.
† La velocidad del flujo es mayor que la de la onda.
† Las perturbaciones sólo viajan aguas abajo.
† Los niveles aguas arriba no se ven afectados por los obstáculos aguas abajo.
• Fr < 1:
† Flujo subcrítico.
† La velocidad del flujo es menor que la de propagación de la onda.
† Las perturbaciones se propagan aguas abajo y aguas arriba.
† Los niveles aguas arriba están afectados por el control aguas abajo.
Cuando el número de Froude tiende a valer la unidad, las condiciones del flujo tienden a ser
inestables, resultando en la formación de ondas.
68 Tema 3. Hidráulica de canales
Fm = 4M (3.45)
Las fuerzas que están actuando son la presión hidrostática aguas arriba y abajo del resalto.
Por claridad es como considerar un volumen de control entorno al resalto. Dado que se ignora la
fricción de fondo, estas son todas las fuerzas que actúan sobre el sistema. Por tanto, estableciendo
equilibrio se tiene:
F1 + M1 = F2 + M2 (3.46)
ρq2
ρgb 2 1 1
(y1 − y22 ) = − (3.51)
2 b y2 y1
Operando se obtiene:
1 q2 1
(y1 + y2 ) = (3.52)
2 g y2 y1
Si se sustituye el caudal unitario por V1 y1 y se divide todo por y21 , tras operar (es necesario
resolver una ecuación de 2o grado), se obtiene:
y1 p
y2 = 1 + 8Fr1 − 1 (3.53)
2
3.9 Profundidad crítica 69
Esta expresión relaciona los calados en un resalto hidráulico. Procediendo de manera similar, la
disipación de energía debido a un resalto será:
V12 V22
4E = E1 − E2 = y1 + − y2 + (3.54)
2g 2g
Sustituyendo las velocidades por la relación entre caudal unitario y calados, y tras operar, se
obtiene:
(y2 − y1 )3
4E = (3.55)
4y1 y2
que es la expresión conocida para calcular la pérdida de energía. Dado que la diferencia de
calados va elevada a la tercera potencia, pequeñas variaciones implican fuertes pérdidas de energía.
Para que estas ecuaciones sean de aplicación el flujo incidente debe ser supercrítico, en caso
contrario las ecuaciones tal cual han sido descritas no son válidas.
cuales el caudal de descarga es máximo, la única opción es que todo el calado suba para que así el
mismo caudal pueda pasar sobre el obstáculo bajo las condiciones de calado crítico. Lógicamente,
esto es para el caso de un aumento de la altura del obstáculo lo suficientemente importante. Así
pues, esto se puede usar como elemento de medida del caudal.
√
V2 = Vc = gyc (3.56)
√
Q = VA = gyc byc (3.57)
donde b es la anchura del canal. Asimismo, el calado crítico se relaciona con la energía específica
como:
2
yc = E (3.58)
3
Si se asume que no hay pérdidas de carga entre 1 y 2, se tiene:
V12 2
Es2 = h + = H → yc = H (3.59)
2g 3
3/2 r
2 2 2g 3/2
Q = g1/2 b H 3/2 → Q = bH (3.60)
3 3 3
En la realidad se producen pérdidas de energía, por lo que se suelen aplicar unos coeficientes
a la ecuación anterior: Cd que tiene en cuenta las pérdidas de energía y Cv que tiene en cuenta el
valor de la velocidad aguas arriba, de tal forma que la ecuación resultante es:
r
2 2g 3/2
Q = Cd Cv bH (3.61)
3 3
fricción y la pendiente marcan si el flujo será sub o supercrítico. Para unas ciertas condiciones,
solamente hay un valor de la pendiente que proporciona la profundidad crítica, y a ese valor se le
denomina pendiente crítica. Así, si la pendiente es superior a la crítica, el flujo es supercrítico, en
caso contrario es subcrítico.
1 A5/3 1/2
Q= S (3.62)
n P2/3 0
y para el caso de flujo crítico, se obtiene:
Q2 B
=1 (3.63)
gA3
gn2
Sc = 1/3
(3.64)
yc
3.10.2 Transiciones
Hay dos tipos básicos de transiciones que se suelen dar debidos a cambios en la pendiente. El
primero se produce cuando la pendiente aumenta, pasando de una pendiente suave a una pendiente
mayor, y el segundo es el caso contrario.
En el primer caso, en el tramo de pendiente suave el flujo es subcrítico y el calado es mayor
que el calado crítico. Cuando se produce la transición a la zona de pendiente fuerte el flujo pasa
a ser supercrítico y el calado es inferior al calado crítico. En la otra transición la secuencia es
justo la inversa. El paso de flujo supercrítico a subcrítico solamente es posible mediante un resalto
hidráulico, siendo más complicado el proceso y habiendo una breve zona de flujo gradualmente
variado.
3.10.3 Hipótesis
Las hipótesis básicas que se van a asumir para estudiar estos flujos son:
• Pendiente lentamente variable.
• Profundidad del agua lentamente variable.
• Sección transversal lentamente variable.
• Distribución unidimensional de velocidades.
• Distribución de presiones aproximadamente hidrostática.
αV 2
dH d
= y+ + z = −S f (3.65)
dx dx 2g
αV 2
d dz
y+ = − −Sf (3.66)
dx 2g dx
dEs
= S0 − S f (3.67)
dx
donde S0 es la pendiente del lecho. Por otro lado, se tiene que tomando α = 1, se puede expresar:
dEs Q2 B
= 1− 3 (3.68)
dy gA
2 2
V
y teniendo en cuenta que Fr2 = gA/B = QgAB3 se obtiene dE 2
dy = 1 − Fr . Jugando con las expresiones
S
dy S0 − S f
= (3.69)
dx 1 − Fr2
que es la ecuación general para flujo gradualmente variado. S f es la pendiente de energía, y dado
que coincide con la pendiente del lecho S0 para flujo uniforme, dicha pendiente de fricción se puede
estimar mediante Manning o alguna formulación similar.
Otra forma de expresarlo es que S f es la pendiente equivalente de la corriente uniforme con el
mismo caudal Q. Así, el comportamiento de la solución depende del valor relativo de la pendiente
del lecho comparada con la corrientes uniforme y con la pendiente crítica.
Antes de plantear métodos para resolver este tipo de flujos se van a realizar una clasificación de
los perfiles de flujo.
10/3
n2 Q2 P4/3 Q2 B
Sf = Fr2 = (3.70)
A gA3
• Si el calado es mayor que el crítico, el cuadrado del número de Froude será menor que 1
(flujo subcrítico).
Teniendo en cuenta estas consideraciones, se estudia el signo de la ecuación:
dy S0 − S f
= (3.71)
dx 1 − Fr2
Dado un canal con una pendiente suave, la superficie puede ocupar tres regiones, dando lugar a
las curvas que se conocen como M1, M2 y M3. Se tendría:
1. Región 1: y > yn > yc , S f < S0 y Fr2 < 1, entonces dy/dx es positivo.
2. Región 2: yn > y > yc , S f > S0 y Fr2 < 1, entonces dy/dx es negativo.
3. Región 3: yn > yc > y, S f > S0 y Fr2 > 1, entonces dy/dx es positivo.
Así se tiene:
• Región 1: conforme el calado tiende a infinito, la pendiente de energía y el número de Froude
tienden a cero, por lo que dy/dx → S0 , en cuyo caso la superficie de agua tiende a una línea
asintótica horizontal. Si el calado tiende al calado normal, la pendiente de energía tenderá
a la del lecho, de donde dy/dx → 0, por lo que la superficie de agua tiene una asíntota en
la línea y = yn . A este tipo de perfil se le llama M1. Se suele formar aguas arriba de una
compuerta o un embalse.
• Regiones 2 y 3: los perfiles se obtienen mediante un procedimiento similar al anterior,
obteniendo en este caso lo que se denominan perfiles M2 y M3.
Otra forma, quizá más clara de proceder, es comparando la pendiente del lecho con la crítica,
para un mismo valor de Q. Al comparar las pendientes del lecho y la crítica se pueden dar 5 casos,
que a su vez generan distintas soluciones, por ejemplo Giles, Gerhart.
dH
= −S f
ds
dEs
= S0 − S f
dx
dy S0 − S f
=
dx 1 − Fr2
Los 3 métodos para resolver las ecuaciones anteriores son por integración directa, por métodos
gráficos o mediante integración numérica.
4. Flujo uniforme
4.1 Introducción
El planteamiento del tema parte del concepto de flujo permanente y uniforme en canales anchos
y de la formulación de las ecuaciones de conservación. El objetivo es plantear las ecuaciones y
realizar un estudio completo para obtener las tensiones, velocidades, etc., caracterizando así
de forma completa el flujo. Para ello se hará uso de los conceptos que se han visto en el apartado
anterior. Algunos de ellos pueden resultar redundantes o repetitivos, pero el objetivo es de esa forma
afianzar plenamente estos conceptos, que se consideran los más importantes y la base del curso.
En lo sucesivo, las variables u y v representan las componentes medias de la velocidad. Asimis-
mo, x e y designan las coordenadas en las direcciones horizontal y vertical.
Nota 4.
Dado un canal ancho como aquel en el que la relación b/h entre anchura y calado es superior a
5, son admisibles las siguientes hipótesis:
• El flujo es bidimensional, es decir, los contornos no influyen.
• Cerca del contorno se forma la capa límite.
• Suponiendo que el fondo es plano, rígido e impermeable, la velocidad del fluido en el
fondo es nula.
Nota 5.
Sea las condiciones geométricas del problema las expuestas en la figura4.1, y teniendo en cuenta
las hipótesis anteriores, así como que el flujo es permanente y uniforme en x, se tiene que las
ecuaciones de Navier–Stokes se simplificarían proporcionando:
∂u ∂v ∂v
+ =0→ =0 (4.1)
∂x ∂y ∂y
v(x, y = 0) = 0 (4.4)
En la superficie libre la presión es igual a la atmosférica y las tensiones tangenciales son nulas,
ya que se supone que el agua desliza sin la influencia del viento ni ningún otro elemento:
∂v
= 0 → v = f (x) (4.6)
∂y
∂ τxy
0 = ρg sin β + → τxy = −ρgy sin β + f (x) (4.7)
∂y
Demostración Sea un canal de sección arbitraria caracterizada por una anchura, A y un períme-
tro mojado, P. Se considera una rebanada de fluido de anchura dx en la dirección de avance del
flujo y se establece el equilibrio de fuerzas sobre ella. Las únicas fuerzas actuando son el peso de
agua de la rebanada y la fricción, de forma que se tiene:
FF = τ0 Pdx (4.12)
donde τ0 representa la tensión sobre el lecho y β es la inclinación longitudinal del lecho. Dado que
se está considerando flujo uniforme y estacionario no hay aceleraciones, por lo que ambas fuerzas
deben estar en equilibrio, por lo que
A
τ0 Pdx = ρgAdx sin β → τ0 = ρg sin β = ρgRh sin β (4.14)
P
Al aplicar dicha fórmula a canales anchos, teniendo en cuenta que b h, y considerando una
pendiente pequeña, de tal forma que la tangente se puede aproximar por el seno, se obtiene que las
dos ecuaciones son equivalentes:
∂
(p − τyy ) = −ρg cos β (4.16)
∂y
Si se considera que las tensiones son únicamente laminares —en el caso turbulento igualmente
se puede asumir que su influencia es pequeña—, dado que estas son función de v, se simplifican:
∂p
= −ρg cos β → p = −ρgy cos β + f (x,t) (4.17)
∂y
Nota 6.
v = f (x) + v = 0 en z = 0 ⇒ v = 0 (4.19)
Nota 7.
Se supone que la estructura vertical del flujo está dividida en una subcapa viscosa y otra laminar. El punto
de partida es la solución general para la distribución lineal de la tensión de corte, aplicable a flujo laminar
y turbulento indistintamente:
y
τxy = ρg(h − y) sin β = τ0 1 − (4.23)
h
• En régimen laminar todo el perfil está gobernado por la viscosidad → perfil parabólico de
velocidad:
y2 y2
∂u τ0 u(y) ρu∗
τxy = µ → u(y) = y− → = y− (4.24)
∂y µ 2h u∗ µ 2h
y2
u(y) ρu∗ ρu∗ y y
= y− ' = (4.25)
u∗ µ 2h µ ν/u∗
En los apartados anteriores se han resuelto las ecuaciones y se ha obtenido el valor de las
presiones y de las tensiones, pero en ningún momento se ha hablado de la forma del perfil de
velocidades, es decir, de u(y) (si recordamos los términos que se anulaban era porque v = 0, pe-
ro no porque ∂ u/∂ y fuese cero). En este apartado vamos a calcular el valor del perfil de velocidades.
80 Tema 4. Flujo uniforme
Nota 8.
Supuesto que se tiene un flujo turbulento —en el caso de ser laminar todo el perfil está dominado
por la viscosidad y su cálculo, como veremos, es más sencillo—, el perfil vertical de velocidades
suele tener la siguiente estructura —figura 4.2—:
• La subcapa viscosa —a veces denominada región interior— es la que se encuentra en
contacto con los contornos, y en ella predominan los esfuerzos viscosos. Su espesor se
suele denominar δV .
• La subcapa turbulenta —a veces llamada de transición o capa de solape— es la inme-
diatamente superior, dominan los esfuerzos turbulentos.
• Finalmente, el núcleo del fluido o región exterior, en la que predominan los esfuerzos
turbulentos.
Para el estudio del perfil de velocidades se va a distinguir el caso de que el flujo sea laminar o
sea turbulento. El planteamiento parte de la forma de las tensiones tangenciales en uno u otro caso.
∂u y
τxy = µ = ρg(h − y) sin β = τ0 1 − (4.29)
∂y h
resultado al que se llega tras simplificar las ecuaciones suponiendo flujo uniforme y permanente, e
integrando la ley de tensiones tangenciales.
Integrando se deduce el perfil parabólico de velocidad:
y2
τ0
u(y) = y− (4.30)
µ 2h
4.4 Perfil de velocidades. Estudio de la capa límite 81
Nota 9.
En consecuencia:
• La ley de presiones es hidrostática (régimen laminar/turbulento):
y2
τ0
u(y) = y− (4.33)
µ 2h
h
uS = τ0 (4.34)
2µ
Relaciones entre velocidad y tensión en el fondo. Coeficiente de fricción para flujo lami-
nar.
r
τ0
τ0 = ρu2∗ → u∗ = (4.35)
ρ
En el caso de canales anchos (flujo bidimensional) con flujo uniforme y permanente, la velocidad
de corte toma el siguiente valor conforme a la expresión de la tensión en el fondo obtenida
anteriormente:
r
τ0 p p
u∗ = = gh sin β ' ghS (4.36)
ρ
82 Tema 4. Flujo uniforme
Nota 10.
y2 ρu2 y2 y2
τ0 u(y) ρu∗
u(y) = y− = ∗ y− → = y− (4.38)
µ 2h µ 2h u∗ µ 2h
Se puede obtener el coeficiente de fricción para el caso de flujo laminar teniendo en cuenta la
relación de Darcy–Weissbach entre la velocidad media en la sección y la tensión tangencial en
el fondo:
1 3µ 24ν 24
τ0 = ρ fU 2 = U → flaminar = = (4.39)
8 h hU Re
donde ν = µ/ρ. Así pues, de esta forma se habría caracterizado el flujo laminar para todo el
fluido.
Para la deducción del perfil de velocidades no se pueden despreciar ahora las tensiones tan-
genciales de Reynolds. El estudio del movimiento debe hacerse extensivo a las distintas capas
que se expusieron anteriormente. La velocidad de corte se define de la misma forma que se hizo
anteriormente.
La capa más cercana al fondo está gobernada por la viscosidad. El perfil de velocidades es el mismo
que se obtuvo anteriormente:
y2
u(y) ρu∗
= y− (4.41)
u∗ µ 2h
4.4 Perfil de velocidades. Estudio de la capa límite 83
Nota 11.
La subcapa viscosa tiene unas dimensiones muy pequeñas, en canales de profundidad del orden
de metros su espesor es del orden de milímetros-centímetros. Por ello, se puede despreciar el
término y2 /2h, obteniendo que el perfil tiene la forma:
u(y) y
= (4.42)
u∗ ν/u∗
Inmediatamente por encima de la subcapa viscosa comienza a dominar la turbulencia, por lo que
los esfuerzos son de la forma:
2 2
∂u ∂u ∂u
|u0 | = |v0 | = l → τxy ' ρu0 v0 = ρl 2 = ρ(κ · y)2 (4.44)
∂y ∂y ∂y
Nota 12.
Nota 13.
Habitualmente se escala la variable y con el cociente ν/u∗ , con lo que se obtiene la llamada ley
de la pared, que se ha demostrado empíricamente que es válida hasta la superficie libre, por lo
que con frecuencia se usa para definir todo el perfil. Según lo anterior, operando:
u∗ u(y) 1 y
u(y) = ln y + (cte − ln(ν/u∗ )) → = ln + cte (4.47)
κ u∗ κ ν/u∗
donde κ es la constante de Von Karman, que toma el valor de 0,4.
Se puede apreciar que el valor de esta velocidad no está definido en y = 0, por ello se definía
entre δV < y < δL . El valor de la constante de integración en la ley de velocidades va a depender del
punto del perfil en el que la velocidad sea nula. Para obtener su valor es necesario tener en cuenta
el tamaño de las rugosidades del lecho en comparación con el espesor de la subcapa viscosa. Este
efecto es despreciable para flujo laminar, por lo que las fórmulas que se obtuvieron son válidas.
Se definen dos regímenes hidráulicos en función de la rugosidad del lecho, tomando como
referencia un número de Reynolds cuya longitud de escala característica es la correspondiente al
tamaño absoluto kS de la rugosidad:
u∗ kS
Re∗ = (4.48)
ν
Figura 4.3: Rugosidad del lecho. Conviene destacar que si ks > δv no hay subcapa viscosa, ya que
las rugosidades ocupa toda esa capa. Si por el contrario el valor de ks es bajo, entonces la capa
viscosa si es importante.
Régimen hidráulicamente liso (kS < δV ): Este régimen se da cuando la altura de rugosidad es
menor que el espesor de la subcapa viscosa. Este es el caso analizado anteriormente, y en él
se puede despreciar el efecto de la rugosidad en la fricción. El perfil de velocidades es el que
se ha obtenido anteriormente, que expresado en función del valor de y es:
y
u(y) ν/u∗ y < 5νu∗
= 1 y
L y > 5ν
(4.49)
u∗ κ ln ν/u +C 1 u
∗ ∗
donde la constante de integración toma el valor de C1L =5,5. El espesor de la subcapa viscosa
se determina teóricamente a partir de la intersección entre la ley lineal y la ley logarítmica,
4.4 Perfil de velocidades. Estudio de la capa límite 85
5ν
δV ' (4.50)
u∗
Régimen hidráulicamente rugoso (kS > δV ): Este régimen se da cuando la altura de rugosidad
es mayor que el espesor de la subcapa viscosa.
• Esto se puede producir por la presencia de rizaduras u otras formas de lecho, o por
la presencia de granos de gran tamaño (piedras). En este caso, la subcapa viscosa
desaparece.
• Nikuradse modificó el perfil de velocidades para este caso, escalando la variable y con
la altura de rugosidad de Nikuradse (kS ) en vez de con el factor ν/u∗ , de tal forma que
se tiene:
u(y) 1 y
= ln +C2R (4.51)
u∗ κ kS
• Esta expresión es válida para toda la profundidad del canal, donde ahora la constante
toma un valor de C2R =8,5 (obtenido experimentalmente).
• kS es la altura de rugosidad del lecho, o rugosidad de Nikuradse, y representa una
medida de la longitud de las protuberancias existentes en el fondo (ver figura 4.3). Para
un lecho formado por granos no cohesivos y sin formas de lecho, se acepta el valor
empírico de:
kS = 2d90 (4.52)
Relaciones entre velocidad y tensión en el fondo. Coeficiente de fricción para flujo tur-
bulento.
La velocidad de corte u∗ tiene la misma definición que para el flujo turbulento, y existe la misma
relación entre la velocidad de corte y la velocidad media en la sección que se hizo previamente:
r r
τ0 p f
u∗ = = gh sin β = U (4.54)
ρ 8
queda igual para régimen turbulento liso o rugoso, y no depende del valor de kS ni de ν/u∗ , lo que
permite expresar la relación de la forma:
uS − u(y) 1 h
= ln (4.55)
u∗ κ y
siendo conveniente recordar que si el flujo es turbulento liso, esta ley sólo es válida fuera de la
subcapa viscosa.
La velocidad media en el perfil del flujo turbulento toma el valor:
a) En flujo turbulento liso:
Z h h
1 u∗ y y L 1
U= u(y)dy = ln + C1 − y → (4.56)
h 0 h κ ν/u∗ κ 0
Uliso 1 h 1 uS 1
→ = ln +C1L − = − (4.57)
u∗ κ ν/u∗ κ u∗ κ
El interés de haber obtenido las relaciones anteriores es que, si somos capaces de conocer la
velocidad de corte (ya se verá cómo se puede determinar) y la velocidad en superficie (es la más
fácil de medir, se puede usar instrumentación o incluso tirar un elemento flotante y estimar su
velocidad) se puede conocer fácilmente la velocidad media. Con dicha velocidad, dado que el flujo
es estacionario y uniforme, y supuesto que conocemos la sección transversal, fácilmente se puede
estimar el caudal que circula.
El valor del coeficiente de fricción se puede obtener teniendo en cuenta la relación entre la
velocidad de corte y la velocidad media, esto es:
r s
f U 8
u∗ = U→ = (4.60)
8 u∗ f
4.5.1 Caudal
Dado que el flujo es uniforme y permanente, el caudal se puede aplicar sin más que aplicando la
ecuación de conservación de la masa:
Q = UA (4.64)
1 2/3 Q
f (h) = Rh A → √ = f (h) (4.66)
n S0
Para una forma dada de la sección se puede conocer esta relación, de forma que para cada valor
del calado y para una pendiente dada se conoce el caudal. La profundidad o calado normal, hn o yn ,
aumenta con el caudal. Para canales iguales pero de distinta pendiente, el calado normal aumenta si
la pendiente disminuye.
La función f (h) caracteriza a un canal y es una medida de la capacidad de transportar agua de
una sección dada.
88 Tema 4. Flujo uniforme
1/2
Q = UA = (Ch1/2 S0 )(hB) (4.67)
1/3
q2
hn = (4.68)
C 2 S0
τ = ρgRh S0 (4.69)
que se dedujo anteriormente. Cuando el canal es de gran anchura la expresión anterior se simplifica
a τ = ρghS0 . Esta expresión es útil cuando se desconocen las velocidades (ya que no depende de
ella), pero no da gran precisión. Para más detalle es necesario emplear otras expresiones.
Nota 14.
Figura 4.4: Equilibrio de fuerzas entre peso y fricciónn supuesto movimiento uniforme.
4.6 Distribución de tensiones en una sección 89
Nota 15.
En conclusión:
1. La sección ideal es la semicircular. Dado que esta es constructivamente inviable, se estima
más adecuada una trapezoidal.
2. La sección trapecial implica tensiones nulas en las esquinas. Ello supone sedimentaciones
en esa zona, y los valores elevados de las tensiones en un tramo de los taludes puede
implicar erosiones.
3. Se deben evitar los ángulos en las secciones erosionables. Si el lecho no es erosionable, se
podrían producir sedimentaciones en las esquinas, pero la estabilidad del lecho no se vería
afectada.
4. Por todo ello, para un lecho erosionable la sección trapezoidal tampoco es la adecuada.
90 Tema 4. Flujo uniforme
Nota 16.
Una sección transversal estable en un canal de lecho y/o paredes móviles (pueden sufrir
erosión) es aquella que no sufre erosión en todo su perímetro. La sección ideal estable -aquella
que ofrece el máximo caudal de descarga con el mínimo perímetro mojado- se puede calcular
con el método que se propone a continuación, y cuya forma general se muestra en la figura
12.22.
Este tipo de secciones suelen venir caracterizadas por una zona central rectangular, y luego unos
laterales curvos simétricos. En primer lugar se calcula la zona central, para la cual sólo será
necesario estimar el valor de la profundidad, y posteriormente se calculan los laterales. Dado
que los laterales son simétricos, se calculará sólo uno de ellos. Esta profundidad se estima de la
siguiente forma: dado el sedimento que compone el lecho, se estima la tensión crítica de inicio
de movimiento (su cálculo se verá en temas posteriores), y con ella se obtiene el calado.
En las zonas laterales se mantiene la condición crítica de estabilidad y la zona central se diseña
para un calado máximo que corresponde al crítico, de forma que:
τc = ρgdmax S0 (4.70)
y dado que se calcula en la zona central suele ir afectado por el coeficiente 0,97, de manera que se
puede obtener (este valor en general se asume del 100 %):
τc
dmax = (4.71)
0, 97ρgS0
Así pues, dado el tamaño de sedimento del lecho, se puede estimar la tensión crítica (ya se verá
cómo), y con ella se determina el calado máximo de la zona central. Con este calado, se comienza
el cálculo de las zonas laterales que a continuación se describen. En las zonas laterales la condición
crítica se muestra en la figura 12.23.
4.6 Distribución de tensiones en una sección 91
dy
tan θ = (4.72)
dx
El cortante que actúa sobre el elemento de arco supuesto que actúa el peso de agua, definido
como fuerza entre superficie (se supondría una anchura unidad), sería:
!
dx
τcurva = ρgy p S0 = ρgy cos θ S0 (4.73)
dx2 + dy2
Por otro lado, según han determinado diversos autores, la distribución de cortantes en el talud
es:
2 2
dy y
+ tan2 φ = tan2 φ (4.77)
dx dmax
por lo que:
tan φ
y = dmax cos x (4.78)
dmax
En el borde, se tiene:
x = 0 y = dmax (4.79)
tan φ
x = T /2 y = dmax cos T /2 = 0 (4.80)
dmax
Para que se satisfaga esta condición, el ángulo debe ser 90 o , por lo que operando se obtiene:
tan φ π T (π/2)dmax
T /2 = → = (4.81)
dmax 2 2 tan φ
De esta forma habríamos calculado el valor del ancho de las zonas laterales. Operando se
pueden sacar el resto de valores geométricos que nos definen las zonas laterales. Integrando la
ecuación de la curva se puede obtener el valor del área lateral:
2
2dmax
A= (4.82)
tan φ
y la velocidad se puede obtener usando la fórmula de Manning, sabiendo que el perímetro mojado
es:
2dmax E
P= (4.83)
sin φ
2
siendo E = π/2 1 − sin4 φ de donde el radio hidráulico se puede expresar como:
2
2dmax sin φ 1 dmax cos φ
RH = = (4.84)
tan φ 2dmax E E
2/3
1 dmax cos φ
u= S1/2 (4.85)
n E
τc
dmax = (4.86)
0, 97γS
4.6 Distribución de tensiones en una sección 93
2/3
2d 2
1 dmax cos φ
A = max u= S1/2 (4.87)
tan φ n E
con lo que se puede calcular el caudal circulante para cada uno de los extremos de la sección:
El caudal central será la diferencia con el caudal total, y la anchura del fondo se obtendrá del
cociente entre el caudal central y dmax :
Qcentral
Qcentral = Qtotal − Qlateral Anchura = (4.89)
dmax
El método de la sección ideal estable es, desde el punto de vista teórico, el mejor. Su dificultad
fundamental radica en la construcción de tales taludes curvos.
III
Transporte y mezcla
5 Flujos ambientales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
5.1 Definición de mecánica de fluidos ambientales
5.2 Conceptos y definiciones preliminares
5.3 Difusión
5.4 Advección–difusión
5.5 Advección–difusión turbulenta
5.6 Advección–dispersión longitudinal
Nota 17.
∂C ∂ 2C
=D 2 (5.1)
∂t ∂x
∂C ~
+ ∇ · (~uC) = D~∇2C (5.2)
∂t
5.2.2 Concentración
La concentración es una medida de la cantidad de una sustancia que hay en una mezcla, y se puede
expresar de distintas formas:
1. Formalmente la concentración C se expresa como el cociente entre la masa Mi de una
sustancia componente de la mezcla y el volumen V de ésta:
Mi
C= (5.5)
V
Las dimensiones de la concentración son M/L3 . Es frecuente definir la concentración en
M/L2 ó M/L, es decir, por unidad de longitud o por unidad de área.
2. La fracción de masa es una variable adimensional definida como el cociente entre la masa
de una componente Mi presente en una cantidad total de masa M de una mezcla:
Mi
χ= (5.6)
M
Dt
Pe = (5.8)
L2
√
L∝ Dt (5.9)
√
de modo que Dt se denomina escala de longitud de la difusión. La proporcionalidad entre L y
ésta última cambia según la geometría del problema, pero la relación de escalamiento permanece
constante.
5.3 Difusión
Uno de los procesos fundamentales en la mecánica de fluidos ambientales es la difusión. La
diferencia principal con la advección es que la difusión se encuentra relacionada con la cinética
molecular y, por tanto, presenta una naturaleza esencialmente aleatoria, no siguiendo necesariamente
la trayectoria del flujo. En general:
1. La difusión es aleatoria.
2. La difusión gobierna el transporte de regiones de altas concentraciones a regiones de bajas
concentraciones, buscando alcanzar un estado de equilibrio de concentración uniforme.
Figura 5.3: Esquema del movimiento uni–dimensional de un grupo de moléculas según un modelo
de difusión de Fick. La parte superior de la figura muestra las partículas en sí mismas, mientras que
la parte inferior muestra el correspondiente histograma de la ubicación de las partículas, que sería
similar a la concentración.
qx = k(Ml − Mr ) (5.10)
dC Cr −Cl Mr − Ml
= = (5.12)
dx xr − xl δ x(xr − xl )
de donde se puede despejar el valor de (Ml − Mr ), obteniendo:
dC
(Ml − Mr ) = −δ x(xr − xl ) (5.13)
dx
Llamando δ x = xr − xl , se tiene que la expresión del flujo será:
dC
qx = k(Ml − Mr ) = −k(δ x)2 (5.14)
dx
• La ecuación anterior contiene dos valores desconocidos, k y δ x. Según ciertos autores, como
el valor del flujo debe ser independiente del valor de δ x que se elija, se asume que k(δ x)2 es
una constante, que se denomina coeficiente de difusión, D.
• La ecuación uni–dimensional del flujo difusivo es:
dC
qx = −D (5.15)
dx
la cual es una magnitud vectorial de dimensiones [M/L2 · T ]. La ecuación anterior indica que
el flujo de partículas se desplaza en el sentido de la concentración decreciente, y recibe el
nombre de ley de Fick.
• Para calcular el flujo de masa total ṁ, en dimensiones [M/T ], hay que integrar el flujo
difusivo sobre una superficie. Así, para el caso uni–dimensional se tendría ṁ = Aqx , donde el
valor del área sería A = δ yδ z.
102 Tema 5. Flujos ambientales
De forma similar a como se ha planteado para una dimensión, se puede generalizar para las tres
dimensiones del espacio:
∂C ∂C ∂C
~q = − D , ,
∂x ∂y ∂z (5.16)
= − D~∇C
Para obtener el flujo de masa total hay que integrar en una superficie mediante:
ZZ
ṁ = ~q · n̂dA (5.17)
A
Tabla 5.1: Valores del coeficiente de difusión. Las unidades son (10−4 cm2 ). La columna a) son
los datos en agua a 20o C con una salinidad de 5 ppt, mientras que la b) en agua a 10o C con una
salinidad de 5 ppt.
∂M
= ∑ ṁentra − ∑ ṁsale (5.18)
∂t
Para calcular los flujos de masa que entran y salen en el volumen de control se usa la ley de Fick,
que en la dirección x proporciona
∂C
qx,entra = − D
∂x 1
∂C
qx,sale = − D
∂x 2
104 Tema 5. Flujos ambientales
donde las secciones 1 y 2 son las caras del VC infinitesimal por las que entra y sale el flujo,
respectivamente. Una vez conocido el flujo, para obtener el flujo de masa total ṁ se multiplica qx
por el área del volumen de control transversal a la dirección de avance del flujo A = δ yδ z. Así, el
flujo neto de masa en la dirección x es:
∂C ∂C
δ ṁx = −Dδ yδ z − (5.19)
∂ x 1 ∂ x 2
2
∂ C ∂ 2C ∂ 2C
∂C
=D + 2 + 2 = D~∇2C (5.20)
∂t ∂ x2 ∂y ∂z
∂C ∂ 2C
=D 2 (5.21)
∂t ∂x
Se inyecta uniformemente una masa M de una sustancia en la sección transversal A = πa2 del
tubo de corriente, en el punto x = 0 y en el instante t = 0. Inicialmente la anchura de la sustancia
inyectada es infinitamente pequeña. Se considera flujo uni–dimensional y uni–direccional. El
objetivo es encontrar la solución al problema de la difusión, es decir, obtener una función que
proporcione el valor de la concentración ∀(x,t), bajo la hipótesis de que sólo actúa la difusión de
naturaleza molecular.
El problema es uni–dimensional y no estacionario, por lo que la ecuación de difusión es:
∂C ∂ 2C
=D 2 (5.22)
∂t ∂x
Las condiciones de contorno son:
• La concentración es nula en una posición suficientemente alejada del punto de inyección:
C(±∞,t) = 0 (5.23)
En este caso la solución de la ecuación de difusión puede encontrarse a través del análisis
dimensional —lo que se conoce como solución semejante—. Con ese fin debe tenerse en cuenta lo
siguiente:
• La concentración C es la variable dependiente con dimensiones [M/L3 ].
• El coeficiente de difusión D tiene dimensiones [L2 /T ].
Haciendo el desarrollo adimensional completo y trabajando sobre la ecuación diferencial, se
obtiene la solución clásica del problema:
x2
M
C(x,t) = √ exp − (5.25)
A 4πDt 4Dt
x|Cmax = 0 (5.26)
y su valor es:
M
Cmax = √ (5.27)
A 4πDt
el cual depende del tiempo. Por tanto la concentración máxima decrece a medida que el tiempo
aumenta, de modo que la campana de Gauss se va suavizando progresivamente conforme t → ∞.
Figura 5.6: Solución de semejanza para la difusión uni–dimensional de una inyección instantánea
puntual.
5.4 Advección–difusión
En la naturaleza los procesos de transporte en fluidos se producen mediante la combinación de los
fenómenos de difusión y advección. Tal como se ha explicado, el primero de ellos corresponde al
transporte de una sustancia en un medio en reposo debido a la agitación molecular. Ahora debe
incorporarse el efecto de un medio receptor en movimiento al proceso difusivo.
Para derivar la ecuación de advección–difusión se considera el principio de superposición: los
procesos de advección y difusión se puede sumar si son linealmente independientes —cuando uno
y otro no tienen influencia recíproca–. Con respecto al caso de la difusión —figuras 5.3 y 5.4—, la
superposición de advección y difusión producen un flujo neto en la dirección x que es ahora suma
del flujo difusivo neto y del transporte producido por el movimiento exterior.
∂C
Jx = uC + qx = uC − D (5.28)
∂x
5.4 Advección–difusión 107
Figura 5.7: Esquema del volumen de control con un flujo que atraviesa la cara del cubo y − z.
∂M
= ∑ ṁentra − ∑ ṁsale (5.29)
∂t
Por ejemplo en la dirección x se tiene:
∂C ∂C
δ ṁx = uC − D δ yδ z − uC − D δ yδ z (5.30)
∂ x 1 ∂ x 2
El desarrollo completo de la ecuación diferencial de continuidad junto con la definición de flujo
Jx lleva finalmente a la deducción de la ecuación de advección–difusión:
∂C ~
+ ∇ · (~uC) = D~∇2C (5.31)
∂t
∂C ∂C ∂ 2C
+u =D 2 (5.32)
∂t ∂x ∂x
D
Pe = (5.33)
u2t
o si se define la longitud como L = ut:
D
Pe = (5.34)
uL
108 Tema 5. Flujos ambientales
las cuales son equivalentes a la definición en la forma Dt/L2 que se hizo en (5.8). Un Pe 1,
supone que el coeficiente D tiene un valor muy grande, por lo que la difusión es el proceso que
domina: la nube se expande más rápidamente de lo que se mueve aguas abajo. Hay que destacar
que el número de Peclet depende de la zona de interés: cuando se consideran grandes tiempos o
distancias, el número de Peclet es pequeño y domina la advección.
Las escalas de los procesos de advección y difusión se pueden usar para simplificar las ecuacio-
nes y hacer aproximaciones. En efecto, notando la advección mediante el subíndice a y la difusión
mediante el subíndice d, sus escalas características son:
L √ L2
La = ut; ta = ; Ld = Dt; td = (5.35)
u D
Estas escalas se pueden usar como medio para estimar cuando y donde cada uno de los procesos
predominan. Por ejemplo, considérese una inyección puntual en el centro de una región de longitud
L que se encuentra limitada en ±L/2 por contornos impermeables. El tiempo necesario antes de
que la nube se puede considerar bien mezclada en la región debido a la difusión es tm,d = L2 /(8D).
El 8 se deriva de que la concentración en ±L/2 debe ser por lo menos el 97 % de la concentración
máxima, es decir: (1) se sustituye la longitud por L/2, de donde al elevar al cuadrado se obtiene un
4; (2) como la concentración en esa zona debe ser la mitad, ya que el dominio es simétrico y se
inyecta por el centro, se divide por 2, de donde sale un 8.
donde: x0 = punto de inyección; u = velocidad media del flujo; ut = distancia que viaja el centro
de masas de la nube del trazador en un tiempo t. La solución es:
(x − (x0 + ut))2
M
C(x,t) = √ exp − (5.37)
A 4πDt 4Dt
lo que se conoce como descomposición de Reynolds. tI es, por tanto, comparable al tiempo que es
necesario considerar para que ū se pueda considerar estacionario (constante).
Figura 5.8: Medida de la velocidad en un punto empleando un medidor laser. Se puede distinguir la
velocidad media o promediada, ū, de la componente fluctuante, u0 (t).
110 Tema 5. Flujos ambientales
que tiene unidades [L2 /T 3 ]. Dado que la energía cinética se transfiere hacia las pequeñas escalas,
la energía cinética disipada se iguala a la energía cinética turbulenta del flujo: la producción y
disipación de energía en un flujo turbulento se compensan.
La longitud mínima de los vórtices o remolinos (cuando la energía cinética turbulenta se
convierte en calor) se denomina escala de Kolmogorov LK :
ν 3/4
LK ∝ (5.40)
ε 1/4
y se deduce mediante análisis dimensional: se obtiene que LK depende del cociente entre la
disipación de energía, ε, y la viscosidad, ν. Desde el punto de vista tridimensional, una propiedad
importante de la turbulencia es que los grandes vórtices suelen estar limitados por la menor
dimensión espacial, es decir, los vórtices más grandes que se pueden formar tienen una escala de
dimensión de orden similar a la profundidad.
Sólo interesa el estudio de escalas temporales promediadas grandes (entendiendo por grandes
mayores que tI ), por lo que después de sustituir la descomposición de Reynolds se promedia en el
tiempo. Como ejemplo, veamos el término del flujo de masa en la dirección x:
qx = uC
= (ū + u0 )(C̄ +C0 ) (5.42)
= ūC̄ + ūC0 + u0C̄ + u0C0
donde la barra indica promedio temporal. Como la turbulencia es homogénea, el promedio de los
términos fluctuantes es cero, de donde se obtiene que ū0i = C̄0 = 0. Como resultado:
qx = uC = uC + u0C0 (5.43)
5.5 Advección–difusión turbulenta 111
donde se ha eliminado la doble barra, ya que el promedio de una cantidad promediada es la misma
cantidad promediada. No obstante, el promedio del producto de dos cantidades fluctuantes no es
cero.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, aplicando la descomposición de Reynolds a la ecuación de
advección–difusión —gobernada en principio por procesos moleculares— y promediando en el
tiempo integral se obtiene finalmente la ecuación de la advección–difusión turbulenta:
∂ C̄ ∂ C̄ ∂ ∂ C̄ ∂ ∂ C̄
+ ū = Dt + D (5.44)
∂t ∂x ∂x ∂x ∂x ∂x
0 ∂ C̄
qx ∼ u0C0 = −Dt (5.45)
∂x
con:
(4x)2
Dt = (5.46)
4t
En general Dt es mucho mayor que D, por lo que el término final de la ecuación (5.44) se suele
despreciar.
donde τ0 es el esfuerzo sobre el fondo y ρ es la densidad del fluido. En el caso de flujo uniforme
en canales anchos la fricción se compensa con la gravedad, lo que conlleva que la tensión en el
fondo se puede expresar de la forma:
p
τ0 = ρghS = ρu2∗ → u∗ = ghS (5.48)
donde S es la pendiente longitudinal del cauce. Así pues, teniendo en cuenta lo anterior, así como
que las unidades del coeficiente deben ser L2 /T , se puede establecer la siguiente relación:
Dt ∝ u∗ h (5.49)
112 Tema 5. Flujos ambientales
h2
Td = (5.50)
Dt,z
wh2
Ld = wTd = (5.51)
Dt,z
De forma parecida, la escala temporal para que se produzca la mezcla en anchura será:
b2
Tb = (5.52)
Dt,y
vb2
Lb = vTb = (5.53)
Dt,y
2
Lb b Dt,z
∼ (5.54)
Ld h Dt,y
2
Lb b
= 0,1 (5.56)
Ld h
Habitualmente la anchura es mucho mayor que la profundidad, por lo que para vertidos
individuales la distancia a la que el trazador se encuentra bien mezclado en la transversal será un
5.6 Advección–dispersión longitudinal 113
v2
Lb0 = 0,4 (5.57)
Dt,y
Figura 5.9: Esquema del proceso de dispersión longitudinal. Se inyecta una sustancia uniformemente
distribuida en la sección (a), que debido a los diferentes efectos que actúan sobre ella pasa por la
posición (b) hasta que en (c) la difusión vertical ha homogeneizado el gradiente vertical; en ese caso
es de esperar que las concentraciones se distribuyan según una distribución Gaussiana promediada
en la vertical.
En este caso el valor de C0 (x, z) es desconocido. Teniendo en cuenta estos conceptos, a conti-
nuación se desarrolla lo que antes se ha llamado análisis de Taylor.
Para deducir la ecuación de gobierno se parte de la hipótesis de flujo laminar, se supone un canal
infinitamente ancho con componentes vertical y transversal de la velocidad nulas. La sustancia se
5.6 Advección–dispersión longitudinal 115
inyecta en un plano vertical al igual que en casos anteriores, admitiéndose despreciable la difusión
lateral. En realidad la hipótesis de flujo laminar no es severa, dado que los coeficientes de difusión
que se incluyan en la formulación inicial pueden ser moleculares o turbulentos. La ecuación de
gobierno de advección–difusión es:
∂C ∂C ∂ 2C ∂ 2C
+u = Dx 2 + Dz 2 (5.60)
∂t ∂x ∂x ∂z
Aplicando la descomposición de Taylor, promediando en la vertical —con el objeto de simplifi-
car las magnitudes desviadoras— y haciendo el desarrollo analítico completo, se deduce finalmente
la ecuación de advección–dispersión longitudinal:
∂ C̄ ∂ C̄ ∂ ∂ C̄
+ ū = DL (5.61)
∂t ∂x ∂x ∂x
Z h Z z
1 1 z 0
Z
0
DL = − u u dzdzdz (5.62)
h 0 0 Dz 0
∂ C̄
qa = −DL (5.63)
∂x
En los cauces naturales normalmente la mezcla lateral juega un papel más importante que la
vertical, por lo que para mezcla lateral se deriva la expresión:
Z W Z y Z y
1 1
DL = − u0 h u0 hdydydy (5.64)
A 0 0 Dy h 0
donde A es la sección transversal del cauce y W es la anchura. Con independencia de cuál de las dos
relaciones se elija, lo que sigue siendo o quedando pendiente es cual es la mejor forma de resolver
estas integrales.
6. Rugosidad y formas de lecho
6.1 Introducción
Nota 18.
El sedimento es una de las partes esenciales de estudio dentro de la dinámica del transporte,
tanto desde el punto de vista de sus propiedades como desde la hidrodinámica [7]:
• Desde el punto de vista de las propiedades, las características del sedimento son impor-
tantes frente a las obras de protección —por el tamaño y cohesión principalmente—, así
como sus características medioambientales de cara a la regeneración de un tramo, etc.
• Desde el punto de vista de la hidrodinámica, el sedimento condiciona dos aspectos:
† Si las características del movimiento no son suficientes para mover el sedimento,
entonces éste determina la rugosidad.
† Cuando existe transporte, el sedimento influye en las formas del lecho, en la evolu-
ción morfológica —planta y sección— y en la hidrodinámica.
Es importante diferenciar entre la rugosidad del lecho y el efecto del fluido. El lecho proporcio-
na una resistencia al flujo (es decir, a su avance) que se transmite hacia el interior del fluido. Esta
fuerza crea una reacción, es decir, una fuerza igual y de sentido contrario (avanza con el fluido) que
el fluido aplica sobre los granos del lecho, y que fuerzan su posible movimiento. Esa interacción
mutua es la que determina la evolución del lecho y su influencia sobre la hidrodinámica del flujo.
Nota 19.
1
τ0 = ρ fU 2 (6.2)
8
γs = ρs g (6.3)
γ̄s = γs − γw = γw (S − 1) (6.5)
6.2.2 Forma
La forma del grano afecta a su comportamiento en el lecho. Un grano de sedimento plano tendrá
una caída diferente de un grano esférico. La forma de grano depende de: (1) su composición; (2) su
tamaño; (3) su forma original; (4) su recorrido debido a haber sufrido transporte. La forma del
6.2 Variables y parámetros de interés 119
sedimento es una medida de su edad: en general los granos redondeados han recorrido mayores
distancias que los angulosos [7].
Nota 20.
Se han propuesto distintas clasificaciones para medir la forma del sedimento. La que más
se emplea se basa en la medida de los tres ejes mayores de un grano ordenados de manera
decreciente —figura 6.1—. La forma del sedimento influye en su empacamiento y velocidad de
caída. Los granos con una forma plana caen más lentamente (ya que tienen una mayor resistencia
al flujo) y son más difíciles de agrupar, mientras que los esféricos caen a mayor velocidad y
se agrupan mejor. Pese a todo ello, en general estas medidas no se incluyen en el estudio del
transporte de sedimentos, ya que hoy en día no se encuentra bien establecido como afecta la
forma a dicho transporte.
Otra propiedad que a menudo se confunde con la forma del sedimento es la redondez, que se
refiere a la forma en que están moldeadas sus esquinas y aristas, y que suelen ser un reflejo de
su resistencia a la abrasión y a la resistencia química. La figura 6.3 muestra la redondez de un
grano genérico de sedimento con una forma inicial más o menos esférica.
Si todos los ejes son iguales, el grano es esférico; en caso contrario, según la relación entre los
ejes se obtienen distintas formas. Otra medida de la forma del grano es el coeficiente de forma de
Corey —coeficiente CSF—:
S
CSF = √ (6.6)
LI
donde I, L y S son las medidas de los distintos ejes de la partícula de sedimento (ver figura 6.1).
Si CSF = 0, el grano sería como un disco plano, ya que S = 0, por lo que el grano sería plano, ya
√ transversal al papel es casi nula, mientras que si CSF = 1 el grano sería una esfera
que la distancia
perfecta (S = LI → S2 = LI → SS = LI → S = L = I). La figura 6.2 muestra la forma de un grano
genérico de sedimento en función de los valores de los ejes principales del grano.
Figura 6.2: Clasificación de la forma de un grano de sedimento atendiendo a la relación entre sus
tres ejes principales.
Figura 6.3: Clasificación de la redondez de un grano considerando que éste tiene una forma más o
menos esférica. Así pues, la forma y la redondez son dos conceptos distintos.
Nota 21.
El factor da información sobre el aspecto superficial del grano. Se define como el cociente entre
la suma de los radios de las esferas que caben entre la esfera interior y la esfera exterior y el
diámetro de la esfera interior del grano:
∑ ri
r= (6.7)
Di
Nota 22.
• Diámetro de velocidad de caída. Esfera de cuarzo que cae con la misma velocidad que
el grano. La velocidad de caída depende de la viscosidad y ésta de la temperatura, por lo
que la prueba se hace a una temperatura estándar de 24 oC.
• Diámetro adimensional o parámetro de movilidad del grano. Utilizado en la formula-
ción de transporte de sedimentos:
1/3 1/3
(ρs − ρw )g (S − 1)g
D∗ = D =D (6.9)
ρw ν 2 ν2
• Diámetro del tamiz. Esfera que quedaría retenida en la luz del tamiz. El diámetro de
tamiz dt se denomina simplemente como tamaño de partícula d. Conforme a lo anterior,
el parámetro φ se define como:
Nota 23.
El ángulo o coeficiente de fricción interna del sedimento se define como la máxima pendiente o
ángulo de inclinación que puede adquirir una masa de sedimento antes del inicio de movimiento.
Después de ese movimiento, cuando se alcanza de nuevo un equilibrio, el nuevo ángulo o
pendiente que se alcanza es siempre menor que el ángulo de fricción interna.
φ = arctan µ ≥ α (6.14)
6.2 Variables y parámetros de interés 123
Figura 6.6: La figura (a) muestra un esquema de la relación entre el ángulo de rozamiento interno
antes y después del movimiento (este último se suele denominar ángulo en reposo). Como se
ha descrito en el texto, el ángulo en reposo es siempre menor que el ángulo antes de iniciar el
movimiento. La figura (b) muestra el papel que desarrolla el ángulo de rozamiento interno en el
inicio de movimiento del grano. El ángulo que aparece marcado para cada uno de los granos es el
ángulo que el grano debe superar para iniciar el movimiento. En caso de que el lecho se componga
de distintos tamaños de granos (como el caso de la figura) estos ángulos tienen distintos valores.
Los datos experimentales muestran que el coeficiente o ángulo de fricción depende de: (1) el
tamaño de grano (no será lo mismo la escollera que un sedimento fino); (2) la forma del grano (no
será lo mismo anguloso que plano); (3) la forma de empacamiento y (4) la textura superficial de los
granos. Para arenas este valor suele ser de entre 34 y 37o , mientras que para gravas suele ser del
orden de 45o . Si se denomina φa al ángulo antes del movimiento y φd a después del movimiento
(llamado en reposo), siempre se cumple que φd < φa .
6.2.6 Porosidad
La forma de los granos influye sobre cómo éstos se encuentran compactados en el lecho del cauce.
Entre cada grano y los contiguos hay espacios que permiten que el agua percole a través de la arena,
permitiendo inclusive que vivan organismos entre ellos.
124 Tema 6. Rugosidad y formas de lecho
Nota 24.
Volumen huecos Vp
p= = (6.15)
Volumen total VT
Para el caso de la arena, p suele estar entre 0,3 y 0,4. Estos valores pueden cambiar a lo
largo de un tramo de cauce debido a cambios en las características del sedimento. La arena recién
depositada tiene porosidades más elevadas, que con el paso del tiempo y la acción de los agentes va
disminuyendo (los granos tienden a agruparse de manera más estable). La parte más elevada del
perfil suele ser más porosa, sobre todo el límite superior de la zona de máximo ascenso del nivel
del agua, ya que se encuentra mojado y seco de forma alternativa.
Para determinar el peso de un volumen de arena dado es necesario emplear la porosidad. Así, el
peso de un volumen de arena V con una densidad ρs viene dado por:
6.2.7 Concentración
Nota 25.
MS ρsVT (1 − p)
Cm = = = ρs (1 − n)
VT VT
(6.17)
VS VT (1 − p)
Cv = = = 1− p
VT VT
siendo D el tamaño de la partícula y a1 un coeficiente que vale π/6 para partículas esféricas.
Como se aprecia, estamos considerando el caso de una partícula individual. Esa fuerza debe verse
compensada por el efecto de la fuerza de arrastre y la diferencia de presión, cuyo valor es:
6.2 Variables y parámetros de interés 125
1
FD = CD ρw a2 d 2 w2s (6.19)
2
donde CD es el coeficiente de arrastre y ws es la velocidad de caida. a2 es un coeficiente que vale
π/4 para partículas esféricas (área proyectada). Así, igualando ambas expresiones se llega a:
1/2
a1 2 ρs − ρw
ws = gd (6.20)
a2 CD ρw
La velocidad de caída depende de la densidad del grano, de la densidad del fluido, del diámetro
de grano y del coeficiente de arrastre.
El valor del coeficiente de arrastre ha sido obtenido analíticamente para partículas esféricas y
valores bajos del número de Reynolds.
Como se recoge en la figura 6.7, para valores bajos del número de Reynolds, el coeficiente
de arrastre crece linealmente con Re, dominan las fuerzas viscosas frente a las fuerzas inerciales
(flujo laminar). En la zona intermedia, con valores del número de Reynolds entre 400 y 200.000, el
coeficiente de arrastre es prácticamente constante, con un valor entre 0,4 y 0,6. La velocidad de
caída es más rápida, y ahora las fuerzas inerciales predominan frente a las viscosas, la estela que
deja la partícula en su desplazamiento es turbulenta. Cuando el número de Reynolds toma valores
próximos a 200.000, el coeficiente de arrastre disminuye bruscamente. Es el rango de partículas
de grandes dimensiones y altas velocidades de caída. El flujo alrededor de la partícula es también
turbulento.
126 Tema 6. Rugosidad y formas de lecho
Figura 6.8: Velocidad de caída de granos esféricos dependiendo de los valores del diámetro y de la
temperatura del agua.
Así pues, conforme a lo expuesto anteriormente, se puede establecer que en la región inicial el
coeficiente de arrastre se define como CD = 24/Re, en la segunda región su valor es de CD ∼ 0,5 y
en la región completamente turbulenta es de CD ∼ 0,2. Sustituyendo estos valores en la ecuación
(6.20) se obtiene el valor de la velocidad de caída.
Van Rijn [18] propone la siguiente expresión para la velocidad de caída:
p
10ν 3
d
1 + 0,01d∗ − 1 0,1 mm ≤ d ≤ 1,0 mm
ws = (6.21)
1,1pg(s − 1)d
d > 1,0 mm
t
u∗
número de suspensión = (6.22)
ws
Para concluir conviene hacer un comentario relacionado con el coeficiente de arrastre: (1) si
el flujo es laminar, el coeficiente toma valores más altos, por lo que la velocidad de caída es más
lenta; (2) si por el contrario el flujo es turbulento, el coeficiente de arrastre es menor y las partículas
caen con una velocidad mayor.
Las partículas de sedimento presentes en ríos naturales presentan diferencias respecto a las
partículas esféricas, lo que hace que la velocidad de caída sea distinta. Así, distintos autores han
6.2 Variables y parámetros de interés 127
derivado o propuesto formulaciones que se ajusten mejor a las partículas reales. Rubey (1933)
propuso la siguiente formulación:
s
ρs
ws = F − 1 gd (6.23)
ρ
donde F es un coeficiente que toma el valor 0.79 para partículas mayores de 1mm en agua cuya
temperatura esté entre los 10 y los 25o . Para partículas menores, el valor de F se determina mediante
la fórmula:
1/2 1/2
36ν 2 36ν 2
2
F= + 3 − (6.24)
3 gd (ρs /ρ − 1) gd 3 (ρs /ρ − 1)
Posteriormente, Zhang propone la siguiente fórmula, que puede ser usada en un amplio rango
de características del sedimento y regiones del flujo:
s
ν 2 ρs ν
ws = 13,95 + 1,09 − 1 gd − 13,95 (6.25)
d ρ d
Se pueden consultar más fórmulas de este tipo, obviamente no es el objetivo darlas todas.
Alguna más que se puede usar es:
q 1,5
ν 2
ws = 25 + 1,2d∗ − 5 (6.26)
d
que vale para partículas naturales son especificar límites a los umbrales, y donde D∗ es el diámetro
adimensional definido como d∗ = d[(ρs /ρ − 1)g/ν 2 ]1/3 .
Hasta este momento no se ha tenido en cuenta la forma del sedimento, pero sin duda es un factor
que influye en la velocidad de caída o sedimentación. Se han propuesto una serie de expresiones
para estimar la velocidad de caída teniendo en cuenta dicha influencia, de las cuales nos quedamos
con la que vamos a exponer a continuación, que fue propuesta por Wu and Wang en 2006. Esta
formulación depende del factor de forma, también conocido como factor de Corey, que se define
como:
c
Sp = √ (6.27)
ab
siendo a, b, c las tres dimensiones de la partícula ordenadas de mayor a menor. Su valor habitual es
0,7.
La velocidad de caída se determina mediante la fórmula:
s n
1/n
Mν 1 4N 3 1
ws = ++ d − (6.28)
Nd 4 3M 2 ∗ 2
donde d es el diámetro nominal. Para usar la ecuación anterior sólo nos quedaría conocer el valor
de los coeficientes M, N, n. A partir de diferentes ajustes con datos experimentales se han obtenido
las siguientes expresiones:
128 Tema 6. Rugosidad y formas de lecho
Nota 26.
A partir de los parámetros que intervienen en el proceso del inicio del movimiento se pueden
definir dos monomios adimensionales:
1. El número de Reynolds del grano, que se define como:
u∗ d
Re∗ = (6.31)
ν
La definición es similar al Reynolds del flujo, sólo que la velocidad es la de corte y el
diámetro que se emplea es el del grano. Proporciona información sobre las características
del flujo en el fondo (en el entorno del grano).
2. El parámetro de Shields tau∗ , que compara la fuerza de arrastre que ejerce el flujo sobre
el grano con el peso del grano:
τ0 τ0 /ρw u2∗
τ∗ = = = (6.32)
(ρs − ρw )gd (s − 1)gd (S − 1)gd
De la definición del parámetro de Shields se deduce que cuando éste supera un cierto valor,
denominado parámetro de Shields crítico o de inicio de movimiento, se produce el inicio de
6.3 Inicio de movimiento 129
movimiento de los granos, ya que las fuerzas del flujo superan a las del peso del grano. Shields
obtuvo una curva en la que se determina el valor crítico tau∗c en función del número de Reynolds de
grano:
donde:
Esa curva es lo que comúnmente se conoce como ábaco de Shields. El inconveniente de esta curva
es que hay que iterar para obtener el valor crítico τc∗ , ya que tanto τc∗ como Re∗c dependen de la
velocidad de fricción crítica u∗c .
Dado que en la realidad el lecho se puede componer de partículas de distintos tamaños, para
unas condiciones de flujo dadas se puede estar produciendo el movimiento de una fracción de
sedimentos, mientras que otros pueden encontrarse estáticos. Asimismo, las condiciones de inicio
de movimiento pueden tener variaciones según la intensidad de la corriente, el nivel de turbulencia,
el mayor o menor transporte de sedimentos, etc.
Nota 27.
Si las características del lecho, fluido y flujo son tales que τ ∗ > τc∗ , se produce el movimiento
de las partículas del lecho, y en caso contrario no se produce movimiento. Si el lecho está en
movimiento (se satisface que τ ∗ > τc∗ ), el valor de τ ∗ − τc∗ indica lo lejos que está el grano de la
estabilidad, o el exceso de tensión tangencial respecto a la tensión tangencial crítica. Esta curva
debe ser considerada para obtener órdenes de magnitud y no valores exactos, ya que tiene mucha
dispersión. De la misma forma conviene extrapolar que cuando u∗ > u∗c y τ0 > τ0c se producirá
el movimiento de los granos.
Para eliminar el problema del uso del ábaco de Shields, que depende de Re∗ (parámetro difícil
de estimar), Yalin mostró que la curva de Shields se puede expresar en función del parámetro de
movilidad de grano D∗ :
1/3
(ρs − ρw ) g
d∗ = d50 (6.35)
ρw ν2
de la siguiente forma:
0,24
τc∗ = d∗ 1 < d∗ ≤ 4
∗ 0,14
4 < d∗ ≤ 10
τc =
d∗0,64
0,04
τc∗ = 10 < d∗ ≤ 20 (6.36)
d∗0,1
0,29
τc∗ = 0, 013d∗
20 < d∗ ≤ 150
τ ∗ = 0, 055 para d > 150
c ∗
130 Tema 6. Rugosidad y formas de lecho
Si se hace el producto de tau∗c d∗3 se obtiene que dicho producto es igual a Re2∗c . Despejando el
número de Reynolds y sustituyendo el valor del parámetro de Shields se tiene:
0,490 d∗1,00
si d∗ ≤ 4,
1,18
0,374 d∗ si 4 < d∗ ≤ 10,
Re∗c = 0,200 d∗1,45 si 10 < d∗ ≤ 20, (6.37)
0,114 d∗1,65
si 20 < d∗ ≤ 150,
0,235 d∗1,50
si 150 < d∗
y también:
0,118 Re−1,00
∗c si Re∗c ≤ 1,96,
−0,54
0,082 Re∗c si 1,96 < Re∗c ≤ 5,66,
τc∗ = 0,036 Re−0,07
∗c si 5,66 < Re∗c ≤ 15,4, (6.38)
0,18
0,019 Re si 15,4 < Re∗c ≤ 433,
∗c
0,055 si 433 < Re∗c
6.3 Inicio de movimiento 131
Nota 28.
• Brownlie (1981):
0,22
τc∗ = + 0,060 exp(−17,77d∗−0,9 ) (6.40)
d∗0,9
• Hoffmans-Verheij (1994):
0,240 d∗−1,00
si d∗ ≤ 4,
−0,64
0,140 d∗ si 4 < d∗ ≤ 10,
τc∗ = 0,040 d∗−0,10 si 10 < d∗ ≤ 20, (6.41)
0,013 d∗0,29
si 20 < d∗ ≤ 150,
0,055 si 150 < d∗
Nota 29.
Sobre un grano cualquiera actúan las siguientes fuerzas: (1) el peso sumergido del grano; (2) la
fuerza de arrastre; (3) la de sustentación debida al flujo y (4) la fricción debida a la resultante
de las fuerzas verticales que actúan sobre los granos. El movimiento de este grano se producirá
cuando la fuerza de arrastre sea mayor que la de fricción, esto es:
FD > Ff (6.42)
El valor de cada una de estar fuerzas es (supuesto que el grano es esférico):
Ff = µ(ws − FL ) (6.43)
2
1 πd
FD = ρwCD u2b (6.44)
2 4
2
1 πd
FL = ρwCL u2b (6.45)
2 4
πD3
wS = (ρs − ρw )g (6.46)
6
El inicio de movimiento estricto del grano se producirá cuando FD = Ff de donde igualando
fuerzas se obtiene:
u2bc 4 µ
FD = µ(wS − FL ) → = (6.47)
(s − 1)gd 3 CD + µCL
donde la velocidad se ha denominado ubc , refiriéndose a la velocidad crítica que actúa sobre el
grano y es la responsable del inicio del movimiento. Si el lecho es homogéneo, el coeficiente de
fricción se puede aproximar por el ángulo de rozamiento interno, de forma que se tiene µ = tan φ .
Valores frecuentes de los coeficientes de arrastre y sustentación son CD ' 0,4 y CL ' 0,04.
admitiéndose una altura de rugosidad kS ' 2d90 . Se supone además que la velocidad ub que
actúa sobre el grano, lo hace a una cierta distancia yb = αd proporcional al diámetro del mismo;
usualmente α ' 0,7.
aquí el enfoque de Wu & Wang (1999) que lo que hacen es proponer una leve modificación del
ábaco de Shields, dando lugar a la siguiente fórmula:
0,126 d∗−0,44 si d∗ ≤ 1,5,
0,131 d∗−0,55
si 1,5 < d∗ ≤ 10,
0,0685 d −0,27
si 10 < d∗ ≤ 20,
∗
τc∗ = (6.49)
0,0173 d∗0,19 si 20 < d∗ ≤ 40,
0,0115 d∗0,30
si 40 < d∗ ≤ 150,
0,052 si 150 < d∗
Nota 30.
Hasta el inicio del movimiento la rugosidad ks , se debe al grano, pero en el momento en que
aparecen las formas de lecho la rugosidad se ve modificada por efecto de dichas formas. Así pues,
la rugosidad es la suma de la asociada al grano y la asociada al lecho. El efecto de estas formas
de lecho presentes en el fondo es aumentar la rugosidad, modificando el perfil de velocidad y el
transporte de sedimentos.
Figura 6.11: Parámetros geométricos que usualmente definen las formas de lecho.
Las dimensiones de las formas de lecho (figura 6.11) se definen, esencialmente, a partir de la
(1) longitud de onda, λ , y (2) la amplitud, a, de dichas formas. Se pueden definir los siguientes
parámetros de dichas formas: el número de onda, que se define como k = 2π/λ ; el peralte a/λ ;
la longitud de onda relativa a la profundidad, λ /h0 y la amplitud relativa a la profundidad,
a/h0 . El tipo de formas de lecho que se desarrollan bajo un flujo dependen de los siguientes
parámetros:
√
• Número de Froude: Fr = U/ gh0 .
• Número de Reynolds de grano: Re∗ = u∗ d/ν.
• Número de Shields: τ ∗ = u2∗ / ((s − 1)gd).
• Número de suspensión: u∗ /w f . Este parámetro determinará en qué medida el grano es
transportado mayormente por arrasatre o por suspensión.
134 Tema 6. Rugosidad y formas de lecho
Nota 31.
Las formas de lecho que aparecen pueden ser transversales —crestas perpendiculares a la
corriente— o longitudinales —crestas paralelas a la corriente—. Suelen ser objeto de estudio
las transversales, haciéndose la distinción entre aquellas de escala de longitud menor que la
profundidad de las de dimensiones mayores que la profundidad. El tipo de formas de lecho
depende de: (1) el tamaño de grano (d50 ) y (2) del régimen de transporte —alto, bajo o de
transición—.
El criterio más empleado para clasificar las formas de lecho es el de Van Rijn, que lo hace en
base a los parámetros T y d∗ , donde:
τ0 − τ0c
T= (6.51)
τ0c
representa el desvío de la tensión respecto a la condición crítica.
Nota 32.
a a
0, 1 1 (6.52)
h0 λ
No hay una modificación importante del perfil de velocidades debido a su presencia, de modo
que el flujo sólo se perturba sólo cerca del fondo. Viajan en la dirección de avance de la corriente
erosionando la parte de aguas arriba y depositando aguas abajo. Se clasifican en:
• Mini–ripples [1 6 d∗ 6 10; 0 6 T 6 3]. Sus dimensiones se pueden estimar mediante:
a
= 0, 02 1 − e−0,1T (10 − T )
(6.55)
h0
λ = 0,5h0 (6.56)
0,3
a d50
= 0, 11 (1 − e−0,5T )(25 − T ) (6.57)
h0 h0
λ = 7,3h0 (6.58)
Las características de las dunas son: (1) de forma similar a los ripples, suelen tener mayor
pendiente aguas abajo que aguas arriba y viajan en la dirección de la corriente; (2) las dunas y las
rizaduras pueden coexistir, esto es, pueden aparecer rizaduras sobre las dunas, y en este caso se
considera únicamente el incremento de la fricción debido a las dunas, pues es mucho mayor que el
que se produce debido a las rizaduras; (3) se pueden producir separación del flujo aguas abajo de
la cresta, donde se produce una recirculación y la turbulencia es máxima; se modifican las líneas
de corriente y aparecen velocidades y aceleraciones verticales, que generan ondas en la superficie
libre: sobre la cresta de la duna las líneas de corriente converjen, y por lo tanto hay mayor velocidad
y se produce una depresión, con lo que la superficie libre desciende, y sobre el seno de la duna
se produce el efecto contrario, con lo que la superficie libre asciende. Por lo tanto, el fondo y la
superficie libre se encuentran en oposición de fase; (4) si el tamaño del grano del material no es
uniforme, el más grueso se deposita en la región del seno de la duna.
Lecho plano.
Cuando la velocidad aumenta de manera que el número de Froude es grande pero inferior
a 1, desaparecen las formas de lecho y el fondo queda plano pero en movimiento, en lo que se
denomina régimen de lámina o sheet flow. El fenómeno ocurre porque el suelo no resiste la
tensión tangencial que ejerce el fluido. En presencia de rizaduras o dunas, los vórtices que se
generan en los senos de las formas de lecho saltan al núcleo del fluido, inyectando granos, que
pueden depositar o quedar en suspensión según el valor del número de suspensión (u∗ /ws ). Al
moverse parte del fondo con el fluido el calado aumenta, y por lo tanto disminuye la velocidad del
flujo.
6.4 Formas de lecho 137
Nota 33.
Se produce este régimen cuando 15 6 T 6 25. Las formas de lecho desarrolladas con velocidades
bajas desaparecen a medida que se aumenta la velocidad. La longitud de las formas va creciendo
y su altura disminuye hasta obtener un lecho cuya rugosidad efectiva es similar a la de lecho
plano. Las formas que aparecen son simétricas, con pendientes más tendidas y prácticamente sin
separación de flujo. En este caso el transporte de sedimentos es principalmente en suspensión.
En general suelen desaparecer las dunas, aunque a veces se mantienen, y aparecen ondas de
arena.
Ondas de arena.
Sus dimensiones son:
a
= 0,15 1 − e−(T −15)/2 (1 − Fr2 ); λ = 10h (6.59)
h
Dunas.
Sus dimensiones son:
0,3
a d50
= 0,11 (1 − e−0,5T )(25 − T ); λ = 7, 3h (6.60)
h h
Nota 34.
Para el cálculo de las formas de las dimensiones se emplean las mismas fórmulas que para la
transición.
Antidunas.
Las antidunas se forman cuando el número de Froude es cercano o mayor que uno (esto
corresponde a un flujo crítico o supercrítico). Son formas más grandes que las dunas, y perturban
notablemente el flujo. Se generan ondas en la superficie libre, pero están en fase con el fondo. El
paso de lecho plano a antidunas consiste en la generación de formas de lecho en la parte fija del
fondo. Pero la parte móvil del fondo sigue en movimiento de lámina (sheet flow).
138 Tema 6. Rugosidad y formas de lecho
1
τ00 = ρg f 0U 2 (6.62)
8
1
τ000 = ρg f 00U 2 (6.63)
8
de donde se obtiene por superposición lineal que los coeficientes de fricción se pueden sumar, por
lo que f = f 0 + f 00 .
A continuación, y para concluir esta parte antes de pasar a estudiar el transporte de sedimentos
vamos a pasar a estudiar más a fondo como se puede estimar las rugosidades.
• Para el caso de régimen alto de transporte se calculan de forma diferentes los valores de las
rugosidades. En este caso la rugosidad de grano no se calcula directamente con el diámetro
de grano, y la asociada a las formas de lecho se estima también de forma diferente. Para el
cálculo de ks0 se emplean las fórmulas:
u2∗
τ∗ = ; ks0 = 3τ ∗ d90 (6.64)
[(s − 1)gd50 ]
6.5 Rugosidad equivalente 139
√ U 12h
u∗ = g ; C f = 18 log C
(6.65)
Cf ks0 + ν Uf
Este conjunto de ecuaciones deben ser resueltas de forma iterativa ya que el término ks0
aparece en la ecuación de C f , por lo que debe ser resuelto de forma iterativa.
Ripples o rizaduras
Dunas
donde γ = 0.7.
Ondas de arena
En este caso, como se trata de formas de longitud mucho mayor que la profundidad, simétricas y de
pendientes suaves, la separación del flujo no se produce y por lo tanto la rugosidad adicional que se
genera es nula.
Rugosidad total
La rugosidad total será la suma de las rugosidades debidas a las distintas formas que haya presentes
en el lecho:
7.1 Introducción
Nota 35.
Nota 36.
La forma del transporte —o la ausencia del mismo— se puede determinar mediante dos
aproximaciones fundamentales:
• Calculando el umbral crítico a través del ábaco de Shields —figura 7.1—.
• Utilizando modelos de transporte en los que se utilizan ajustes paramétricos de las variables
críticas; estos modelos son buenos para determinar el inicio del movimiento, pero no para
establecer la frontera con el transporte en suspensión. Van Rijn propuso en el año 1985
7.3 Datos necesarios para el cálculo del transporte 143
Nota 37.
El transporte por fondo ocurre en la capa más superior del lecho y se caracteriza porque las
partículas mantienen un contacto casi permanente con aquél. El flujo unitario qb de sedimento
transportado por fondo —caudal sólido—, se puede estimar de las siguientes formas:
• Modelos analíticos: el transporte se evalúa en función de la velocidad de desplazamiento
de las partículas y del número de ellas por unidad de volumen.
• Modelos numéricos: resuelven las ecuaciones del movimiento de la partícula.
• Fórmulas empíricas: deducidas mediante ensayos de laboratorio u observación en campo.
Modelos analíticos
Nota 38.
Para el modelo analítico de transporte por fondo, la ecuación del caudal unitario sólido es:
qb
p = 8[τ ∗ − τc∗ ]1,5 (7.3)
d g(s − 1)d
Esta ecuación tiene una estructura similar a la de Meyer–Peter y Müller obtenida en la década
de los años 40, y que se trata de una de las formulaciones más empleadas en ríos. Según aquella,
el transporte es proporcional a la diferencia entre el parámetro de Shields del flujo y el crítico.
π 3
qb ' V nb ut ' d nb ut (7.4)
6
donde: V = volumen del grano supuesto que es esférico; nb = número de partículas por unidad de
área del fondo; ut = velocidad media del grano. Para calcular el valor de ut se supone un grano de
sedimento en el fondo sometido a flujo uniforme y estacionario, sobre el que actúan las siguientes
fuerzas:
• Peso sumergido de la partícula:
π 3 π
ws = d g(ρs − ρw ) = d 3 γw (s − 1) (7.5)
6 6
7.4 Transporte de sedimentos en flujo uniforme y estacionario 145
• Fuerza se sustentación:
1 π
FL = CL ρw d 2 [eu∗ − ut ]2 (7.6)
2 4
donde: CL = coeficiente de sustentación; u∗ = velocidad de corte ejercida por el fluido sobre
el grano; e = distancia —adimensional— desde el fondo a la que actúa la resultante del
flujo sobre el grano y es donde se supone que está aplicada la velocidad de corte —se mide
experimentalmente—.
• Fuerza de arrastre:
1 π
FD = CD ρw d 2 [eu∗ − ut ]2 (7.7)
2 4
donde: CD = coeficiente de arrastre.
Así pues, el balance de fuerzas en la dirección de avance del flujo permite establecer:
donde el ángulo φ representa el ángulo de fricción interna del material. Sustituyendo los valores
obtenidos anteriormente en la ecuación de equilibrio y operando, se tiene:
d CL 1 CD
g(s − 1) − (eu∗ − ut )2 = (eu∗ − ut )2 (7.9)
3 4 tan φ 4
Despejando el valor de ut :
r
4 1
ut = eu∗ − gd(s − 1) q (7.10)
3 CD
CL + tan φ
Recordando que:
u2∗
τ∗ = (7.11)
(s − 1)gd
u h ec i
p t = e (τ ∗ )1/2 − (τc∗ )1/2 (7.14)
gd(s − 1) e
146 Tema 7. Transporte de sedimentos
Experimentalmente se obtienen valores representativos de e ' 9,2 y ec /e ' 0,7. Una vez
calculado ut sólo falta estimar el valor de nb . Para ello se asume que siendo τ0c la tensión crítica de
inicio de movimiento y τ0 la tensión debida al flujo, el exceso de tensión tangencial es igual a la
fuerza de arrastre actuando sobre las nb partículas por unidad de área en movimiento:
τ0 − τc = nb FD (7.15)
τ0 − τc
nb = (7.16)
FD
Recordando que el parámetro de Shields se escribe también como:
τ0 /ρw
τ∗ = c (7.17)
(s − 1)gd
se obtiene una expresión para el número de partículas nb :
∗
8 τ
nb = − 1 (7.18)
πCD d 2 e2c τc∗
Una vez que se han obtenido los valores de nb y ut y se sustituyen los valores de e = 9,2 y
ec /e = 0,7, se obtiene la expresión (7.3) del transporte por fondo.
Modelos numéricos
Nota 39.
Los modelos resuelven las ecuaciones de movimiento del grano y proporcionan resultados más
fiables, permitiendo por ejemplo obtener la trayectoria de la partícula en saltación. Mediante
un modelo numérico Van Rijn obtuvo expresiones para la altura máxima de saltación, δb , la
longitud de saltación, λb y la velocidad de la partícula, ut :
δ 0,7 0,5
d = 0,3d∗ T
b
λb 0,6 0,9
d = 3d∗ T (7.19)
ut
= 1,5T 0,6
[(s−1)gd]1/2
donde:
T
cb = 0,18c0 (7.21)
d∗
donde c0 es la concentración máxima del fondo e igual a 0,65. Admitiendo que el espesor de la
capa por fondo es la altura máxima de saltación, una expresión del transporte por fondo es
7.4 Transporte de sedimentos en flujo uniforme y estacionario 147
qb = cb ut δb (7.22)
qb T 2,1
= 0,053 (7.23)
[(s − 1)g]1/2 d 3/2 d∗0,3
Modelos empíricos
Durante muchos años la única forma de evaluar el transporte de sedimentos ha sido mediante
fórmulas empíricas obtenidas en laboratorio o en campo. Hoy en día se siguen empleando por su
facilidad de uso.
Nota 40.
• Fórmulas que utilizan la tensión de fondo τ0 . Dentro de este grupo se encuentran las
fórmulas de Dubois, Shields, etc . . . [7], y su expresión general es de la forma:
Jb ≈ (τ0 − τc )m · γg (7.24)
donde Jb es la masa seca transportada por carga de fondo por unidad de superficie de lecho
en la unidad de tiempo (kg/m2 · s), y donde m es un exponente que habitualmente toma el
valor 1.5. Se puede comprobar que la fórmula no es dimensionalmente correcta, por lo
que es necesario incluir un coeficiente de proporcionalidad de dimensiones, que suele ser
dónde radica la diferencia fundamental entre las distintas formulaciones.
• Fórmulas que utilizan la velocidad. Dentro de las fórmulas tradicionales se encuentran las
de Meyer–Peter–Müller, Gubbert, etc . . . , y su expresión general es similar a la anterior:
Jb ≈ (U −U0c )n · γg (7.25)
donde se trabaja con la velocidad media del fluido, siendo n un exponente que habi-
tualmente toma valores superiores a 3. Igualmente, estas fórmulas suelen requerir un
coeficiente dimensional de proporcionalidad. Ambas formulaciones se pueden relacionar
entre sí recordando que:
1
τ0 = ρ fU 2 (7.26)
8
qb
1/2 3/2
= 8 [τ ∗ − τc∗ ]3/2 (7.28)
[(s − 1)g] d
donde Ψ es el parámetro de Shields. Conociendo el valor de éste último y de las características del
sedimento se puede estimar el transporte por fondo.
Otra fórmula muy empleada es la de Einstein & Brown (1950), válida sólo para ΨS > 0,07:
qb
= 40(τ ∗ )3 (7.29)
ws d50
Como vemos, en este caso es suficiente con conocer la velocidad de caída, el diámetro de grano
y el parámetro de Shields para estimar el transporte por fondo. Es, por tanto, la formulación más
sencilla.
Otra de las fórmulas más empleada es la de Fernández Luque & Van Beek (1976):
qb
= 5,7 [τ ∗ − τc∗ ]3/2 (7.30)
[(s − 1)g]1/2 d 3/2
qb
Φb ≡ (7.31)
[(s − 1)g]1/2 d 3/2
εb τ0U
qb = (7.32)
(ρs − ρw )g tan ϕ
donde: εb = factor de eficiencia energética —entre 0.1 y 0.2—, U = velocidad media integrada en
la vertical, tan ϕ = coeficiente de rozamiento dinámico del material —valor ∼ 0,6.
Otro modelo muy conocido es el de Einstein y Brown (1942), que parte de la consideración de una
descarga volumétrica adimensional q∗ calculada para diferentes rangos de τ∗ de la manera siguiente
qb
qb∗ = (7.34)
ws d50
7.4 Transporte de sedimentos en flujo uniforme y estacionario 149
Con frecuencia los ríos tienen pendientes suaves (sobre todo en sus tramos finales). Sin embargo, en
zonas de montaña los ríos pueden tener pendientes elevadas. De las diferentes fórmulas existentes
que tienen en cuenta este efecto, vamos a exponer la de Damgaard et al. (1997), que básicamente
supone una modificación de la Meyer–Peter para tener en cuenta este efecto. La fórmula sigue la
estructura tradicional, sólo que aparece un nuevo coeficiente y el parámetro de Shields se modifica:
El parámetro de Shields crítico en pendientes τc∗ se relaciona aquí con el normal en lecho plano
mediante la siguiente relación:
τc∗ϕ sin(φr − ϕ)
= (7.36)
τc∗ sin φr
siendo φr el ángulo en reposo y ϕ el ángulo de la pendiente (que se toma positiva para pendien-
tes descendentes). En esta formulación el parámetro de Shields crítico se calcula mediante la
formulación de Soulsby:
0,24
τc∗ = + 0,055(1 − e−d∗ /50 ) (7.37)
d∗
Qb = ASβ (Q − Qc ) (7.39)
Figura 7.2: Relación entre la carga de fondo medida y el factor de pendiente y caudal crítico en ríos
alpinos.
El cálculo de de carga de fondo total se realiza en función de los diferentes diámetros represen-
tados en la curva granulométrica de manera [7, 13, 14]
donde ∆pi representa la fracción por peso de la clase i del lecho del río. Pueden estar basadas
en el sustrato superficial del río o en la capa subsuperficial del mismo. Tienen en cuenta el efecto
de acorazamiento del río y los tipos de movimiento asociados a su ruptura. Los más conocidos son
los de Wilcock y Crowe (2003), Parker (1990) y Parker-Klingeman-Mclean (1982).
El modelo de Wilcock y Crowe [19], parte de la estimación del esfuerzo cortante adimensional
de Shields para el d50 a partir del porcentaje de arena y de la siguiente relación empírica
donde Fs es la fracción de arena en tanto por uno. A partir de este valor, se calcula su correspon-
diente dimensional. Para cada clase diamétrica d10 , d20 , d30 , d40 , ... se obtiene este valor mediante
las siguientes expresiones
b
di 0,67
τc∗i = τc∗50 b= di (7.42)
d50 1 + e1,5− dm
A partir de aquí, y durante toda la duración del evento, se calcula un índice adimensional φ
mediante
τ
Φ= (7.43)
τci
La aportación total será la suma de todas las aportaciones parciales de las i clases de sedimento
(kg/s)
I
Wi∗ Fi Bu3∗ ρs
Qb = ∑ = (7.45)
i=1 (s − 1)g
Nota 41.
Velocidad de caída
Se ha estudiado la velocidad de caída bajo una serie de hipótesis demasiado restrictivas: partícula
esférica, flujo estacionario, etc. Por ello, se han propuesto diferentes formulaciones más próximas a
la realidad. Soulsby (1997) propone:
νh 1/2 i
ws = 10,362 + 1,049d∗3 − 10,36 (7.46)
d
siendo ν la viscosidad del agua. Esta fórmula se asume válida para cualquier valor de d∗ .
Modelo de turbulencia
Como en la condición de equilibrio deben ser iguales, tras operar se obtiene la ecuación cuya
resolución proporcionaría el transporte neto:
dC
u0 δ z + wsC = 0 (7.49)
dz
La resolución de esta ecuación proporcionaría el valor de C, pero para eso es necesario modelar
el valor de u0 y deltaz. Como ya se vio en el tema de turbulencia, ese valor se puede modelar
fácilmente, obteniendo una relación de la forma:
ε dC
+ wsC = 0 (7.50)
ρ dz
2
du du
τ =ε = (κz)2 (7.51)
dz dz
• Estas tensiones tangenciales dependen del tipo de flujo: corrientes, oleaje, más o menos
turbulento, etc. . .
τ(z) z
= 1− (7.52)
τ0 h
y el perfil de velocidades como:
u∗ z
u(z) = ln (7.53)
κ z0
2
τ ε du du
= = (κz)2 = (u∗ )2 (7.54)
ρ ρ dz dz
de donde:
du du u∗
u∗ = κz → = (7.55)
dz dz κz
Operando se tiene:
z du
τ(z) = τ0 1 − = ρu2∗ = ε (7.56)
h dz
y sustituyendo la definición que se obtuvo anteriormente para du/dz se llega a:
u∗ z z
τ =ε = τ0 1 − = ρu2∗ 1 − (7.57)
κz h h
Operando y simplificando se llega a:
ε z
= κzu∗ 1 − (7.58)
ρ h
Así pues, ya se conoce todo para sustituir en la ecuación diferencial que proporciona la
concentración de sedimento. Operando (integral algo compleja) se llega a:
za (h − z) ws /κu∗
C(z)
= (7.59)
Ca z(h − za )
Así pues, para estimar la concentración nos quedaría por conocer el valor de Ca y za . Diferentes
autores han propuesto diferentes expresiones. Una de las más sencillas y al mismo tiempo más
precisas data del año 1994, y es:
0,331(τ ∗ − 0,045)1,75
Ca = (7.60)
1 + 0,72(τ ∗ − 0,045)1,75
za = 2d50 (7.61)
Recordemos que estos valores se asume que se corresponden con la concentración a una cierta
distancia del fondo a la que comenzaría el transporte de sedimentos en suspensión.
Conocidos los valores anteriores, fácilmente se puede intuir que:
Z Z h
qs = q(z)dz = u(z)C(z)dz (7.62)
za
qt = qb + qs (7.63)
Todo ello, como se ha indicado desde un principio, bajo condiciones uniformes y estacionarias.
El modelo de transporte de Bagnol (1966) es un modelo sencillo de carga total que se basa en
el concepto de balance de energía. La potencia disponible del flujo aporta la energía necesaria para
el transporte de sedimento. El cálculo de la carga total se realiza a partir de la expresión
τo u u
qt = qb + qs = eB + 0,01 (7.64)
g(s − 1) wo
donde qt es la carga total (kgm−1 s−1 ), qb es la carga de fondo (kg m−1 s−1 ), qt es la carga de
sedimento en suspensión (kg m−1 s−1 ), eB es la eficiencia del transporte con valores entre 0.2 y 0.3.
IV
Dinámica y morfología fluvial
8.1 Introducción
Nota 42.
Los sistemas fluviales son el resultado del proceso evolutivo de un amplio grupo de factores
—geología, sedimentos, etc . . . —. Teniendo en cuenta la premisa anterior, cualquier cambio en
los parámetros que condicionan el sistema fluvial puede variar la evolución del sistema. Por
ejemplo, la modificación de ciertos parámetros puede hacer que se invierta la tendencia erosiva
y se pase a una tendencia al depósito Las desviaciones respecto a la situación de equilibrio
producirán una respuesta del sistema que tenderá a recuperar una situación de equilibrio entre el
caudal líquido, el sólido y la morfología [9].
Un sistema fluvial se puede dividir en tres zonas —figura 8.1: (1) una zona de erosión debido a
la presencia de sedimento susceptible de ser erosionado y a la escorrentía; (2) una zona intermedia
de transporte de sedimentos; (3) finalmente, una zona donde el sistema disminuye su energía y se
produce el depósito del sedimento.
158 Tema 8. Procesos erosivos en cauces
• La primera zona (zona superior) se caracteriza por una erosión neta del lecho, con la consi-
guiente degradación del cauce.
• El tramo intermedio de un río (zona de erosión–sedimentación) se caracteriza por un equili-
brio casi total entre las entradas y salidas de agua y sedimento. Así, en esta zona el lecho se
encuentra casi en equilibrio (no hay casi efectos que den lugar a erosiones o sedimentaciones)
y el flujo se puede describir como un flujo casi uniforme.
• Finalmente, la parte baja del perfil se caracteriza por la deposición del material erosionado
aguas arriba, con el consiguiente incremento de la zona afectada por el cauce.
Las características geométricas de un cauce dependen de cómo cambien los flujos con el tiempo.
Tal y como se muestra en la figura 8.2, el concepto de caudal dominante se refiere a las condiciones
de descarga con un periodo de retorno del orden de 1, 5 años. Asociado a este caudal de descarga
habrá un transporte de sedimentos (Qt ) integrado por la carga de fondo Qb ), del cual no forma parte
el correspondiente a la carga de washload (fracciones menores de d10 ).
8.1 Introducción 159
Figura 8.2: Escalas de tiempo relacionadas con el caudal y el transporte de sedimentos [6].
Teniendo en cuenta los modelos empíricos que describen el transporte de sedimento por fondo,
es posible establecer una relación entre la pendiente S0 del lecho, el caudal dominante Q, el tamaño
de grano, ds y el parámetro de Shields. Operando convenientemente se obtiene:
1 5 4+6m
S0 Q 2+3m = 1, 24ds4+6m (τ ∗ ) 5+6m (8.1)
QS0 ∝ Qs ds (8.2)
Nota 43.
El caudal dominante se define como aquel que llena la sección y ejerce la mayor capacidad
modeladora. En España su valor se corresponde con el caudal que se da cada 1,5 ∼ 7 años.
Nota 44.
Cuando el caudal aumenta hasta llenar el cauce, se producen los siguientes efectos:
1. La superficie libre sube.
2. La corriente erosiona el fondo, que desciende.
3. Se produce sedimentación en los vados, que ascienden.
4. La corriente se hace menos sinuosa.
Nota 45.
τ0UbC f
Qs = (8.3)
d50
donde U es la velocidad media, τ0 es la tensión cortante en el contorno y C f es la concentración de
material fino en suspensión. La tensión se puede expresar en función de la pendiente y del radio
hidráulico, obteniendo:
(γS0 Rh )bUC f
Qs = (8.4)
d50
Si el cauce es rectangular y se supone lo suficientemente ancho, el radio hidráulico se puede
expresar como:
by
Rh = ≈y (8.5)
b + 2y
con lo que la expresión del caudal sólido quedaría:
Influencia en un río de gran caudal de un afluente con poco caudal líquido y gran caudal
sólido.
Sea el perfil del cauce principal el que se muestra en la figura 8.6, y sea A el punto de
incorporación del afluente al cauce principal. En este punto se produce un aumento del caudal
sólido (Qs ) siendo fijos los valores del d50 y del caudal líquido (Q), ya que este último se asume
que es pequeño. Por tanto, para que se mantenga la igualdad de Lané, la única opción es que la
pendiente aumente, y para ello es necesario que se produzca sedimentación aguas abajo del punto
de incorporación del caudal.
Un caso similar, aunque por motivos diferentes, es un trasvase. Supóngase que el mismo punto
A anterior es ahora el punto en el que se produce el trasvase, debido al cual el caudal líquido
disminuye, como consecuencia de lo cual, dado que la granulometría y el caudal sólido no varían,
la pendiente debe aumentar para compensar el efecto de la pérdida de caudal líquido.
164 Tema 8. Procesos erosivos en cauces
Figura 8.6: Influencia de un afluente con gran caudal sólido en el equilibrio del río.
√ 3/2
qs = 18 gds (τ ∗ )2 (8.8)
Qs = qs b (8.9)
donde b representa la anchura. El objetivo es relacionar este transporte con el caudal de descarga,
la pendiente y el tamaño de sedimento. Se tiene por tanto:
Figura 8.7: Ajustes cualitativos en la profundidad, anchura y velocidad del flujo en un río [6].
8.1.7 Conclusión
Cuando se realice una obra fluvial o cuando se alteren las condiciones de equilibrio de un río, se
producirá una reacción en él que tiende a volver a la situación inicial de equilibrio. Así, el objetivo
es minimizar al máximo las afecciones o variaciones del equilibrio, para lo que es conveniente:
• Restaurar el régimen natural de caudales.
• Retener de forma natural los sólidos en las cuencas y riberas.
• Facilitar la infiltración y la retención de agua en la cuenca.
• Fomentar la vegetación en cuenca y ribera.
• Restaurar flora y fauna.
Nota 46.
Nota 47.
Un cauce fluvial que sufre estos procesos de erosión tiende a ser más estrecho y más profundo
comparado con sus condiciones de equilibrio. El proceso de profundización del cauce continúa
hasta que se alcancen unas nuevas condiciones de equilibrio acordes con el caudal al que se
está viendo sometido el cauce. Suele ser un proceso característico de las cabeceras de los ríos,
ocurriendo principalmente en arroyos y cañones.
Los arroyos son canales o cauces que no siempre llevan agua, propios de zonas áridas o semi–
áridas y que trasnportan grandes cantidades de sedimento en periodos cortos de tiempo. Este
sedimento en las zonas bajas de los arroyos se deposita, ya que generalmente estos cauces se
secan pronto, formando zonas o cauces anchos y de poca profundidad.
Los cañones son cauces profundos encajados entre roca dura. Los procesos de profundización a
veces hacen que los laterales pierdan estabilidad, produciendo un aumento de la erosión.
que sólo permanecen las fracciones más gruesas. A este proceso se le denomina armado del
lecho.
• Si una vez que se ha armado el lecho sigue aumentado la tensión que actúa sobre el fondo
—hasta el punto de ser capaz de movilizar las fracciones más gruesas— el proceso de erosión
continua.
• Si el esfuerzo sobre el fondo no es capaz de mover las partículas del lecho, la capa de lecho
armado permanece en equilibrio.
• Así, el proceso de armado continua haciendo que el material sea más grueso y la capa armada
de mayor espesor hasta que se detiene el proceso de erosión o degradación del mismo.
Nota 48.
Un lecho armado se considera representativo de las condiciones de equilibrio, y sólo puede ser
modificado bajo los efectos de grandes avenidas. Si el lecho sólo puede ser movilizado bajo la
acción de avenidas extremas o excepcionales, se dice que está pavimentado. Para que se forme
un lecho armado deben darse tres condiciones:
1. El cauce debe estar sometido a un proceso erosivo. En relación con esta condición,
la capacidad de transportar sedimento debe ser mayor que la cantidad de sedimento
suministrado al sistema, para que haya una erosión neta del cauce.
2. El material que compone debe tener una fracción que sea lo suficientemente gruesa.
3. El lecho debe estar compuesto de la suficiente cantidad de material grueso. Se puede
considerar que una capa de lecho armado que haya estabilizado el cauce tiene un espesor
del doble del diámetro de grano
La segunda condición se puede cuantificar haciendo uso del diagrama de Shields. La condición
de inicio de movimiento viene impuesta por τc∗ ' 0, 05, e puede expresar en términos del tamaño
de grano como dsc ' 10hS0 donde dsc es el tamaño de grano mínimo. Así, el calado de inicio de
movimiento se puede estimar como:
dsc
h' (8.18)
10S
Finalmente, la tercera condición se refiere a la fracción de material 4pc presente en el lecho
de un tamaño superior a dsc . Cuando esta fracción o porcentaje es grande, el armado del lecho
se producirá rápidamente y el proceso de degradación será mínimo. Por el contrario, cuando este
porcentaje es bajo, un gran volumen de material será erosionado antes de que se arme el lecho, por
lo que en este caso la erosión será un mayor. Para cuantificar el proceso se puede considerar que
una capa de lecho armado que haya estabilizado el cauce tiene un espesor del doble del diámetro
de grano. Así, la profundidad de la erosión, 4z, que formará una capa armada de espesor 2dsc se
puede estimar como:
1
4z = 2dsc −1 (8.19)
4pc
Como se aprecia la profundidad necesaria para que forma la capa armada es inversamente
proporcional al espesor o fracción de material grueso, es decir, cuanto menor sea este espesor,
mayor será la erosión necesaria para que se arme la capa y por tanto que se alcance el equilibrio.
168 Tema 8. Procesos erosivos en cauces
Nota 49.
Los cauces trenzados requieren de un elevado transporte por fondo, por lo que la mayoría tienen
pendientes elevadas. Para un cierto caudal, los ríos trenzados tienen mayores pendientes que los
meandriformes.
En primer lugar se deposita el material más grueso (conforme disminuye la capacidad de trans-
porte se depositan primero aquellos tamaños que requieren más energía para ser transportados)
y después los más finos, por lo que la granulometría del material será más fina conforme nos
desplacemos aguas abajo del cauce. Usando la analogía de Lané, conforme nos desplazamos
aguas abajo se produce una disminución de la pendiente. Por otro lado, los cauces que sobre
todo transporten material por fondo responden rápidamente a los cambios en la capacidad
de transporte: cuando disminuye la capacidad se produce el depósito de material de manera
prácticamente directa.
Dado un cauce singular con un cierto caudal dominante, se supone o se asume que será meandri-
forme en condiciones de pendientes suaves y trenzado con pendientes mayores. Este concepto
fue ampliado por Lané, que propuso una relación entre la pendiente y la descarga para cauces de
lecho de arena. Empíricamente, se ha observado que los cauces trenzados satisfacen:
cauces trenzados suele ser alta y el sedimento se moviliza con gran facilidad, por lo que suelen ser
muy inestables. Las barras suelen estar sumergidas como mínimo una vez al año. Un ejemplo de
diferentes criterios que tienen en cuenta estas consideraciones para estimar la morfología de un
cauce se muestran en la figura 8.10.
Figura 8.9: Esquema de los cambios en la sección de un cauce como consecuencia de los procesos
de sedimentación [6].
Las islas son más estables gracias a la vegetación que se suele formar en ellas, fijándolas al
terreno. Durante las avenidas esta misma vegetación atrapa sedimento que está siendo transportado
y frena el flujo, de forma que aumenta nuevamente el proceso de sedimentación sobre ellas.
170 Tema 8. Procesos erosivos en cauces
Figura 8.10: Cauces trenzados y meandriformes: métodos de predicción de (a) Lané, (b) Leopold
and Wolman y (c) diagrama de Schumm [6].
Nota 50.
9.1 Introducción
En sentido estricto se dice que un cauce está en equilibrio o es estable cuando ninguna
partícula del perímetro mojado se mueve. El perímetro mojado, en general, se puede dividir en
2 partes:
1. Lecho, en el cual se asume que la pendiente en la dirección transversal es despreciable
—lecho horizontal—.
2. Paredes laterales, talud o laderas del cauce, las cuales sí tienen pendiente transversal. A
efecto de simlificación se asume que las paredes tienen geometría recta.
Nota 51.
Las partículas que se encuentran en el lecho se mueven conforme a las condiciones de inicio de
movimiento y transporte de sedimentos. Si la pendiente longitudinal es pequeña es posible que
el umbral crítico de inicio del movimiento no se alcance, por lo que sin transporte de sedimentos
el lecho no modificará su morfología con el tiempo. Por el contrario, las partículas que se
encuentran sobre los taludes son más inestables que las que se encuentran sobre el lecho, debido
a la pendiente transversal de aquellos que ejerce un efecto desestabilizante.
La geometría de los cauces estables —denominados a veces no aluviales debido a que no
pueden ver modificada su morfología— depende de los afloramientos rocosos y la escollera u
otras medidas artificiales, pero no depende de procesos erosivos ni de transporte. En general las
condiciones que se establecen en la realidad para considerar que un cauce es estable son más
suaves, ya que es muy difícil que no se produzca transporte de sedimentos.
174 Tema 9. Estabilidad fluvial
Nota 52.
Nota 53.
La condición de equilibrio de la partícula viene dada por el balance entre la fuerza de arrastre y
la fuerza de fricción.
1 π
FD = ρwCD d 2 (eu∗ )2 (9.1)
2 4
donde: u∗ es la velocidad de corte; CD es un coeficiente de arrastre; e es un coeficiente adimensional
que establece a la distancia del fondo a la cual la velocidad del flujo adopta un valor no nulo.
La fuerza de fricción es:
π
Ff = µWs = µρw g(S − 1) d 3 (9.2)
6
donde: Ws es el peso sumergido; S es el cociente de densidades; µ es el coeficiente de fricción.
Igualando:
u2∗c 4 µ
ΦSC = = (9.3)
(S − 1)gd 3 CD e2
9.2 Estabilidad de una partícula 175
Nota 54.
Las fuerzas en la dirección del flujo son las mismas que en el caso plano, pero ahora aparece
una fuerza de la gravedad adicional en la dirección de la pendiente transversal —figura 9.1—.
Figura 9.1: Esquema de fuerzas sobre una partícula en una pendiente transversal.
FT = Ws sin β (9.4)
es decir, una componente del peso que favorece el movimiento transversal de la partícula. La fuerza
de fricción resistente al movimiento es:
La condición de equilibrio es que la fuerza de fricción iguale a la resultante de las dos fuerzas
desestabilizadoras:
q
FD2 + FT2 = Ff (9.6)
2
1 π
ρwCD d 2 (eu∗ )2 +Ws2 sin2 β = µ 2Ws2 cos2 β (9.7)
2 4
s
tan2 β
τc∗T = τc∗ cos β 1− (9.8)
µ2
en la cual tau∗c es el parámetro de Shields crítico en lecho plano y τc∗T es el correspondiente al caso
con pendiente transversal. Se aprecia que cuanto mayor sea ésta última, mayor será el valor de la
tangente de beta y el parámetro de Shields será menor que el correspondiente al caso plano.
Nota 55.
Sea ahora una pendiente longitudinal caracterizada por un ángulo γ. Sobre la partícula actúan
las fuerzas del flujo y de la componente del peso en la misma dirección, por lo que la resultantes
es directamente la suma de las fuerzas.
FD + FT = Ff (9.9)
Sustituyendo se obtiene:
1 π
ρwCD d 2 (eu∗ )2 +Ws sin γ = µWs cos γ (9.10)
2 4
Tras operar, y de forma similar al caso anterior, se obtiene:
tan γ
τc∗L = τc∗ cos γ 1− (9.11)
µ
s
tan2 β
τ0c = ρw g(S − 1)d50 τc∗ cos β 1− (9.13)
µ2
• La tensión ejercida por el fluido, asumiendo la sección dividida en franjas verticales, es:
∂h
= − tan β (9.15)
∂y
Nota 56.
La figura 9.2 muestra las fuerzas que actúan sobre una partícula no cohesiva situada en el talud de
un cauce. Hasta ahora no se ha hecho hincapié en la influencia que puede tener en la estabilidad
la posición relativa entre las partículas, es decir, el como encajan éstas entre si. No obstante el
aspecto anterior es muy importante, por ejemplo cuando se trata de calcular una escollera de
protección. Se definen las siguientes variables —figura 9.2—:
• La pendiente transversal Θ1 de las laderas.
• La pendiente longitudinal Θ0 del lecho es.
• Las fuerzas que actúan son el peso sumergido de la partícula Ws , la fuerza de arrastre FD y
la fuerza de sustentación FL .
Los ángulos de referencia implicados en el cálculo son los siguientes —9.2—:
• λ : ángulo que forman las líneas de corriente con la dirección media del flujo (dirección
longitudinal).
• δ : ángulo entre las líneas de corriente y la línea de movimiento que seguirá la partícula en
su desplazamiento.
• β : ángulo entre la línea de movimiento de la partícula y la normal a la horizontal.
• Θ: ángulo entre la horizontal y la línea longitudinal. Este ángulo no coincide con el
talud ni con la pendiente longitudinal ya que se trataría de un doble abatimiento.
9.2 Estabilidad de una partícula 179
La sección A–A está localizada en el plano por el que se van a mover las partículas. Las
direcciones horizontal y normal forman un ángulo Θ con la dirección aguas abajo. Por conveniencia
se definen los parámetros aΘ y tan Θ, que se obtienen a partir de los ángulos definidos anteriormente
(Θ1 y Θ0 ), y que van a permitir proyectar la fuerza o peso sumergido en la sección transversal
—figura 9.2—. Este ángulo se obtiene a partir del cociente entre las dos componentes del peso
sumergido proyectado:
cos Θ1 sin Θ0
tan Θ = (9.19)
cos Θ0 sin Θ1
Ws p = Ws sin Θ1 (9.20)
y como la ladera tiene una cierta inclinación en la dirección longitudinal por la pendiente longitudi-
nal del cauce, eso se multiplica por cos Θ0 .
Como en general los ángulos suelen ser pequeños —menores de 20 o — la expresión anterior se
puede aproximar como:
180 Tema 9. Estabilidad fluvial
sin Θ0
tan Θ ' (9.21)
sin Θ1
Por otro lado, la fracción del peso sumergido que es normal a las paredes laterales depende del
valor del parámetro:
q
aΘ = 1 − cos2 Θ0 sin2 Θ1 − cos2 Θ1 sin2 Θ0 (9.22)
y se obtiene de forma similar al caso anterior, mediante relaciones de ángulos. Si se asume que los
ángulos son pequeños, el valor anterior se simplifica obteniendo:
q
aΘ ≈ cos2 Θ1 − sin2 Θ0 (9.23)
l2 Fs aΘ
SFO = q (9.25)
l1 Fs 1 − a2Θ cos β + l3 FD cos δ + l4 FL
9.2 Estabilidad de una partícula 181
l2
tan φ = (9.26)
l1
aΘ tan φ
SFO = q (9.27)
η1 tan φ + 1 − a2Θ cos β
donde:
η1 = M + N cos δ
M = ll24W
FL
s
(9.28)
N = ll32W
FD
s
El parámetro M/N representa el cociente entre los momentos de las fuerzas de sustentación
y de arrastre. Si no hay fuerza de sustentación o su valor se considera despreciable, es M/N ' 0.
El número de estabilidad de pendiente para la partícula en la pared η1 se puede expresar de
la forma:
(M/N) + sin(λ + β + Θ)
η1 = η0 (9.29)
1 + (M/N)
donde:
τ0 τ0
η0 = = (9.30)
τc (S − 1)ρw gdτc∗
El número de estabilidad η0 se calcula a partir del esfuerzo tangencial y del esfuerzo tangencial
crítico en una superficie horizontal, siendo el resto de parámetros conocidos. El valor η0 = 1
representa el inicio de movimiento en un lecho horizontal. Es importante destacar que el cálculo se
realiza sobre lecho horizontal; con posterioridad se incorporará el efecto del talud.
Una vez establecido el equilibrio de la partícula en una de las direcciones, se estudia en la
sección normal a A–A —figura 9.2—. La ecuación de equilibrio es:
q
l3 FD sin δ = l1 FS 1 − a2θ sin β (9.31)
182 Tema 9. Estabilidad fluvial
Nota 57.
El flujo en curvas se suele analizar usando las coordenadas cilíndricas (r, z). Básicamente la
ecuación de gobierno del flujo en curvas establece que la aceleración centrífuga se compensa con el
gradiente de presiones y el esfuerzo tangencial radial, esto es:
u2 1 ∂ τr
=− + gSr (9.33)
r ρ ∂z
donde u es la velocidad local en la dirección de avance del flujo, τr es el esfuerzo tangencial radial
y Sr es la pendiente radial de la superficie del agua, que varía con z y con el radio de curvatura r
—figura 9.3—. Debido a la variación transversal del calado el término Sr es negativo, por lo que la
distribución de presiones es constante y en oposición al término de velocidad. La suma de ambos
términos hace que al final haya en la parte alta del perfil una circulación neta en un sentido y en la
parte inferior otra en sentido contrario.
Nota 58.
Uno de los aspectos de mayor interés del flujo en curvas es el efecto sobre la estabilidad de las
partículas. En una curva se modifica el valor del ángulo λ , es decir, se modifica la alineación
existente entre las líneas de flujo y la dirección corriente bajo.
184 Tema 9. Estabilidad fluvial
La figura 9.4 muestra resultados adimensionales sobre la estabilidad en una partícula para flujo
en cauces curvos:
• La geometría de la sección transversal —eje de abscisas— se describe como el cociente entre
la pendiente de la ladera θ y el ángulo de rozamiento interno φ :
† En el punto central el cociente vale cero, lo que indica que θ = 0, es decir, las laderas
serían horizontales.
† En los extremos vale 1, lo que muestra que la inclinación de las laderas coincide con el
ángulo de rozamiento interno.
• La figura 9.4 muestra el índice de estabilidad relativa Φλ de la partícula, que se define como:
6 0)
SFO (λ =
Ψλ = (9.34)
SFO (λ = 0)
es decir, el cociente entre el factor de estabilidad cuando hay circulación secundaria (λ 6= 0)
y cuando no la hay, en cuyo caso normalmente se asume que λ = 0.
• Según la figura:
† Cuando el valor del ángulo es λ . 15 o , la alineación de las líneas de flujo en la parte
exterior de la curva —θ /φ > 0— induce el movimiento de las partículas, como es de
esperar ya que Ψλ < 1.
† Lo contrario sucede cerca de la parte interior de la curva —θ /φ < 0—, dado que
Ψλ > 1.
† Para ángulos menores de 15 o disminuye la estabilidad en la parte exterior de la curva y
aumenta en la parte interior.
• Cuando la fuerza de la circulación secundaria aumenta, esto es, 15 o & λ . 55 o , la asimetría
en la curvas de la figura 9.4 aumenta y una gran parte de la sección se vuelve inestable.
• Para condiciones extremas, cuando λ & 55 o , toda la sección se vuelve inestable y la erosión
se produce para todas las partículas que se encuentren en el perímetro mojado, ensanchando
así la sección.
9.3 Equilibrio en curvas 185
Para valores bajos de λ , la sección se ve sometida a distintos esfuerzos —figura 9.5—. Bajo
flujos secundarios importantes, la sección transversal se vuelve asimétrica, y el thalweg se desplaza
hacia la parte exterior del cauce. La estabilidad de la sección sólo se puede mantener mediante
un mayor peso de las partículas que se oponga al aumento de las fuerzas que tienden a producir
la erosión. De forma contraria, si las partículas son más finas se depositarán en la zona interior
formando una barra. Cuando se dispone de un material bien graduado se puede producir el armado
del lecho:
• Se pueden encontrar materiales más gruesos cerca de la parte exterior de la curva, mientras
que los más finos se encuentran en la parte interior.
• Si por el contrario se tiene material uniforme, las circulaciones secundarias tienden a producir
erosión al pie de la parte exterior de la curva, produciendo así una migración o desplazamiento
lateral de la misma. En este caso sólo se puede alcanzar el equilibrio cuando la erosión de la
margen exterior se compensa con la deposición de la parte interior.
Nota 59.
El caudal que circula por un cauce varía con el tiempo y lo mismo sucede con el transporte de
sedimentos. La morfología de los cauces aluviales depende sobre todo de los caudales máximos,
que son los que principalmente contribuyen a la formación de las cuencas aluviales. Los cambios
morfológicos más acusados tienen lugar no durante los años que más llueve, sino durante
aquellos en los que lo hace de forma más intensa.
El inicio del proceso erosivo puede fijarse a través del parámetro de Shields. Un valor de
τ ∗ = 0, 047 marca el inicio de movimiento de partículas no cohesivas en flujos turbulentos
rugosos. Para valores del parámetro de Shields τ ∗ ≤ τc∗ las partículas del perímetro mojado
serán estables; en caso contrario las partículas comenzarán a moverse, siendo mayor la tasa
de transporte o de movimiento de los sedimentos cuanto mayor sea el parámetro de Shields.
En principio no se tiene en cuenta el movimiento de las partículas en el talud: teóricamente, si
las partículas se mueven sobre lecho plano lo harán también sobre lecho inclinado, ya que la
componente del peso las desestabiliza más; en contra está el factor de que la velocidad puede ser
menor. Por todo ello, y por comodidad, se asume que las partículas se mueven de esa forma en
toda la sección.
Q = W hb (9.35)
donde U es la velocidad normal a la sección transversal, h es la profundidad del flujo y b es
la anchura.
• Si se asume que el cauce es de gran anchura, el radio hidráulico se simplifica y coincide con
el calado. En estas condiciones, usando una fórmula para la resistencia al flujo, se tiene:
√ h m 1/2 1/2
U =a g h S0 (9.36)
d
donde d es el diámetro de grano, S0 es la pendiente y:
1
m= (9.37)
12,2h
ln d
1 6m−1 −1
h = 0, 133Q 3m+2 d 6m+4 (τ ∗ ) 6m+4 (9.40)
2m+1 −4m−1 −2m−1
∗
W = 0, 512Q 3m+2 d 6m+4 (τ ) 6m+4 (9.41)
m 2−2m 2m+2
U = 0, 133Q 3m+2 d 6m+4 (τ ∗ ) 6m+4 (9.42)
−1 5 6m+5
∗
S = 0, 133Q 3m+2 d 6m+4 (τ ) 6m+4 (9.43)
2 6m −1
h = 0, 2Q 5+6m d 5+6m S 5+6m (9.48)
2+4m −4m −1−2m
W = 1, 33Q 5+6m d 5+6m S 5+6m (9.49)
1+2m −2m 2+2m
U = 3, 76Q 5+6m d 5+6m S 5+6m (9.50)
2 −5 4+6m
∗
τ = 0, 121Q 5+6m d 5+6m S 5+6m (9.51)
para lo que también se ha hecho uso de la ecuación de la anchura, W , y donde todos los parámetros
se expresan en unidades del sistema internacional. Esta relación se expondrá en detalle en el tema
de dinámica fluvial, y pone de manifiesto una cierta relación de equivalencia entre esos parámetros.
10. Morfología fluvial
10.1 Introducción
Nota 60.
La morfología fluvial estudia la evolución de la forma del cauce del río tanto en planta como en
alzado ante las acciones naturales o causadas por el hombre. Generalmente el sistema fluvial
tiene dos escalas u órdenes de magnitud claramente diferenciados:
• La escala geológica, que marca cómo ha sido la evolución del cauce fluvial conforme al
marco geológico (cientos–miles de años).
• La escala hidrológica, asociada a los ciclos hidrológicos (meses–años).
En la morfología de un cauce intervienen fundamentalmente dos factores o elementos:
1. Los agentes forzadores del sistema, que son esencialmente las entradas de agua y sedi-
mento. Pueden variar espacial y temporalmente.
2. Las condiciones de contorno, que establecen cómo es la interacción que se produce entre
los elementos forzadores con el entorno para producir una determinada morfología del
cauce.
En una cuenca fluvial, la existencia de una vega fértil de cultivo asociada a un río se debe a los
procesos geológicos, mientras que los procesos de erosión local suelen ser debidos a agentes cuya
acción es intensa —por ejemplo fuertes precipitaciones en periodos de tiempo pequeños—. Del
entorno los elementos principales a considerar son:
• Topografía del valle. Las pendientes del cauce y las laderas influye en la velocidad y el flujo
de descarga, lo que a su vez afecta directamente a la capacidad erosiva.
• Materiales que forman el lecho y las riberas. Las características de los contornos y del lecho
ofrecen una mayor o menor resistencia al proceso de erosión. Se suelen distinguir:
† Cauces aluviales: se forman sobre material —sedimento— que puede ser erosionado,
190 Tema 10. Morfología fluvial
transportado y depositado.
† Cauces de lecho rocoso o cohesivo: la forma del lecho viene impuesta por la caracterís-
ticas geológicas y estructurales del terreno.
• Vegetación presente en el entorno.
Nota 61.
La clasificación de ríos y tramos fluviales puede establecerse en base a los siguientes factores:
• Régimen erosivo.
• Régimen hidrológico.
• Sustrato.
• Pendiente.
• Forma en planta.
Criterio de régimen erosivo . Tiene en cuenta el régimen erosivo del cauce, distinguiendo entre
zonas en las que se erosiona, transporta y sedimenta:
1. Jóvenes: son ríos de montaña (o tramos iniciales) en los que predominan los procesos
erosivos.
2. Maduros: son, generalmente, las zonas medias de los ríos, donde existe un equilibrio
dinámico entre la erosión y la sedimentación.
3. Viejos: son las zonas bajas de los ríos, donde predominan los fenómenos de sedimenta-
ción.
Generalmente el proceso histórico de formación de los ríos se puede esquematizar partiendo
de las zonas altas, donde los valles rocosos sufren una fuerte erosión. El material erosionado
es transportado en los tramos medios y finalmente es depositado en los tramos finales (áreas
aluviales).
Criterio de régimen hidrológico . Depende de las características de la cuenca y de las precipita-
ciones —lluvia y nieve—. Se suelen distinguir:
1. Ríos efímeros: sólo llevan agua en épocas o episodios de fuertes precipitaciones, mien-
tras que el resto del tiempo suelen permanecer secos. Ejemplos: ramblas y barrancos
del sur de Andalucía.
2. Ríos perennes: siempre llevan agua, aunque con diferentes caudales; son típicos de
zonas tropicales o con grandes cuencas receptoras.
Criterio de sustrato . Atendiendo a las características sedimentarias del lecho se distingue:
1. Ríos que discurren por materiales sedimentarios modernos, aportados por el propio río,
en los que el lecho suele tener un espesor de material granular suelto. Asimismo, es
frecuente encontrar llanuras de inundación formadas con el mismo material que el lecho
del río. Muchos de los problemas de la Ingeniería fluvial derivan de los asentamientos
humanos que se producen en estas llanuras.
En esta zona, en la que podríamos englobar tanto a la zona intermedia como a la planicie,
disminuye tanto la pendiente del cauce como el tamaño del sedimento. En general
se suele encontrar arena y grava. Al disminuir la pendiente disminuya la capacidad
del flujo para transportar sedimento, produciendo con frecuencia deposiciones y la
consiguiente elevación del lecho. Allí donde las pendientes son más bajas y el sedimento
más fino es donde se suele hablar de planicie o llanura de inundación.
10.2 Clasificación básica de los ríos y tramos 191
2. Ríos de lecho rocoso o cohesivo, suelen estar encajados en los valles. Son típicos de
zonas montañosas, con menos interacción con los asentamientos de población.
Los ríos de montaña suelen estar encajados entre laderas —valles— por lo que al
presentarse avenidas los niveles de agua suben sin que haya desbordamientos. Dado que
los márgenes se suelen componer de roca dura, no se suelen producir desplazamientos
laterales de las mismas, aunque llegado el caso si se pueden producir deslizamientos
de tierra que pudiesen obstruir el cauce y que, llegado el caso, serían los únicos que
llegarían a provocar inundaciones.
Criterio de pendiente . Es el elemento fundamental que va determinar el régimen hidráulico:
1. Ríos habituales: tienen pendientes inferiores al 1, 5 %.
2. Ríos torrenciales: tienen pendientes superiores al 1, 5 %.
3. Torrentes: serían un caso particular de los ríos torrenciales, y vendrían caracterizados
porque las pendientes deben ser superiores al 6 %.
Criterio de forma en planta: Si un río es visualizado desde posiciones elevadas, éste presenta
distintas formas:
1. Cauce recto: es aquel cuyo trazado en planta presenta poca curvatura. Para caracterizar
esta curvatura se emplea el parámetro denominado sinuosidad s, y que se define como
la relación entre la distancia L entre dos secciones a lo largo del cauce y la distancia l
entre esas secciones en línea recta:
L
s= (10.1)
l
Si s 6 1,5 el cauce es recto. Generalmente este tipo de cauce son poco frecuentes, y
suelen llevar asociados seudocauces con formas sinusoidales. La distancia entre dos
secciones se mide a lo largo del thalweg, definido como la línea que une los puntos
más bajos de cada sección —figura 10.1—.
2. Cauce trenzado: está formado por varios cauces que se cruzan entre sí. Se suele dar
cuando el caudal sólido que lleva el río es superior al que puede llevar (figura 10.2).
3. Cauce meandriforme: caracteriza las zonas bajas de los ríos. Se trata de cauces en forma
de S, que tienden a erosionar la orilla en la parte externa, produciendo un fenómeno
muy característico de avance de los meandros, mientras que en la parte interna se reduce
la velocidad y tiende a producirse sedimentación (figura 10.3).
Figura 10.1: Cauce recto, con hoyas y vados. Destacar la posición de la línea más baja, thalweg.
192 Tema 10. Morfología fluvial
Nota 62.
S = S0 e−αx (10.2)
donde: S = pendiente, x = longitud o desarrollo del cauce; S0 = pendiente inicial; α = parámetro
que debe ser ajustado —figura 10.4—. La forma del perfil suele estar muy condicionado por la
geología.
Generalmente el tramo inicial, tanto por la geología como por el fuerte carácter erosivo, suele
tener pendientes elevadas, mientras que los tramos intermedios tienen pendientes más suaves
debido al carácter deposicional del flujo en esa zona.
L
s= (10.3)
l
Según el valor de este coeficiente, se define:
• s & 1,5 ⇒ cauce meandriforme.
• s . 1,5 ⇒ cauce recto.
En el caso de un cauce trenzado no se puede evaluar tan fácilmente la sinuosidad. Por ello, otras
clasificaciones se basan en evaluar el producto S0 · Q0,44 , que permite inicialmente establecer la
194 Tema 10. Morfología fluvial
Nota 63.
Q0,5
λ ' (7 ∼ 11)B ; a ' 3B ; λ' (10.4)
D0,3
La geometría en planta de un meandro regular simple se puede describir mediante la expresión:
θ = θ0 sin(2πs/λ ) (10.5)
donde θ es el ángulo del eje con la dirección del valle y s es la coordenada arco (figura 10.5).
Nota 64.
La anchura es proporcional a la raíz cuadrada del caudal, por lo que los ríos más caudalosos
tienen mayor sección. Cuanto mayor es la profundidad de la sección mayor es la velocidad
media del flujo. En general, un aumento en el caudal de un río tiende a hacerlo más ancho, más
profundo y de mayor longitud de onda pero con la misma sinuosidad.
Nota 65.
El caudal dominante se define como aquel que llena el cauce principal y desarrolla la mayor
acción modeladora sobre dicho cauce. Normalmente se considera que es el que ocurre dos veces
cada año. En España, debido a la escasez e irregularidad de precipitaciones, se suele considerar
que ocurre entre cada 1,5 ∼ 7 años. Una mayor irregularidad indica una mayor periodicidad del
caudal dominante.
Nota 66.
En el año 1957, Leopold & Wolman realizaron un examen detallado de la forma de un río y concluyeron
que los cauces naturales pueden pertenecer a un amplio espectro de morfologías, desde cauces singulares
rectos hasta sistema de numerosos cauces entrelazados. Basándose en ese trabajo y en otros posteriores,
Shumm (1977) propone una relación entre la carga de sedimento, la estabilidad del cauce y su forma que
se muestra en la figura 10.7, basada en los siguientes factores:
1. Transporte de sedimentos: el eje horizontal superior muestra el transporte de sedimentos que
domina en el cauce. Se aprecia que puede ser transporte por fondo, transporte mixto o transporte
en suspensión.
2. Estabilidad relativa: se represente en el eje horizontal inferior y vertical derecho, y tiene en
cuenta si el cauce es más o menos estable. Por ello, este factor tendrá en cuenta, por ejemplo, las
características del sustrato sobre el que se asienta el cauce.
3. Gradiente del cociente entre la anchura y la profundidad: se representa en el eje vertical
izquierdo, y tiene en cuenta el que la sección del cauce sea más o menos variable.
Teniendo en cuenta los diferentes valores de los factores anteriores, se obtiene la clasificación
que se representa en la figura, en la que se puede observar:
• En primer lugar fijémonos en el extremo superior izquierdo. Sea un cauce de alta estabilidad
(esto es, un lecho bastante fijo) en el que predomina el transporte en suspensión. En ese caso
todo el sedimento que entre pasa, por lo que la forma del cauce será esencialmente lineal. La
escala que muestra el gradiente entre la anchura y la profundidad será bajo, es decir, tanto la
sección transversal como el perfil son bastante constantes.
• En el otro extremo tendríamos los cauces con un gran transporte por fondo y en los que
el lecho es poco estable. En este caso se forma un cauce muy trenzado, con la formación
10.5 Tipología de cauces 197
de barras, zonas de depósito, de erosión, etc. En este caso, por tanto, el gradiente entre la
anchura y la profundidad es alto, es decir, varía mucho la relación entre la sección y el perfil.
• Entre ambos extremos se producirían distintos tipos de cauces con características diferentes
e intermedias.
Nota 67.
Figura 10.9: Esquema de las circulaciones secundarias que se originan en un cauce, que producen
las secuencias de hoyas y vados.
198 Tema 10. Morfología fluvial
Nota 68.
Las características de un cauce recto pueden verse por tanto alteradas. Aunque la alineación
media sea recta, los procesos secundarios de circulación dan lugar a cambios de la morfología
en dirección transversal. A largo plazo esos cambios derivan en cauces cada vez más sinuosos y
alejados de la geometría recta. Un esquema de ese proceso se muestra en la figura 10.10.
Nota 69.
Existen distintas relaciones que proporcionan las características geométricas de los meandros
mediante expresiones sencillas. Algunas expresiones empíricas establecen una relación entre la
longitud de onda y el caudal líquido:
λ = 168 Q0,46
a (10.6)
donde Qa es el caudal medio anual en m3 /s. Pero generalmente, como se ha definido anteriormente,
en morfología fluvial se emplea el caudal dominante, de forma que se establece la relación:
λ = 618 Q0,43
b M
−0,74
(10.8)
Nota 70.
La morfología es mucho más compleja, dado que se trata de cauces en los que el transporte por
fondo es importante. Un esquema de su formación se recoge en la figura 10.11:
• Se parte de un canal en el que hay un importante transporte por fondo.
• Por la sedimentación se forma una barra sumergida —un bajo— en la zona central que
divide el flujo y produce erosión de los laterales, como se aprecia en A.
• La erosión del lateral proporciona más sedimento al cauce, lo que hace que el tamaño de
la barra siga aumentando y adopte la forma lenticular mostrada en B.
• Conforme el sistema se sigue desarrollando los canales laterales se van curvando y
aparecen corrientes secundarias.
• El flujo sigue erosionando el fondo, se forman nuevos bajos y continúa el proceso de
divisiónel flujo tal como muestra C.
• El sistema evoluciona hasta que algunos de los bajos emergen, dando lugar a la formación
de pequeñas islas.
Nota 71.
El proceso de formación y avance de un cauce meandriforme continúa hasta que el flujo en los
laterales del cauce no es capaz de erosionar más, o no es capaz de llevar sedimentos hacia las zonas
centrales para continuar con el proceso de formar barras e islas.
10.5 Tipología de cauces 201
Uno de los métodos más recientes es el definido por van den Berg (1995). Se trata de un método
sencillo para predecir la forma del cauce que toma como datos de entrada el diámetro medio de
grano d50 y lo que se denomina el potencial de energía específica, que se mide en W /m2 . El valor
del potencial por unidad de área de lecho se estima como:
(
wv = 2,1 Sv Q0,5
b para ríos de arena
(10.9)
wv = 3,3 Sv Q0,5
b para ríos de grava
donde Qb es el caudal dominante y Sv es la pendiente del lecho. Por otro lado se define el valor del
potencial crítico como wvt = 843 D0,41
50 . Si wv > wvt se tendrá un cauce trenzado, en caso contrario
se tendrá un cauce meandriforme.
202 Tema 10. Morfología fluvial
Otro sistema de clasificación, que posiblemente sea el más completo se debe a Rosgen (1994).
Divide los cauces en siete grandes tipos según el grado de fijación, cociente entre la anchura y la
profundidad, y la sinuosidad. Cada una de las grandes subcategorías se dividen en 6 subcategorías
según las características del lecho.
10.6 Clasificación de la morfología de los cauces 203
Para clasificar los cauces, Rosgen se basa en el material que se recoge en la siguiente tabla.
204 Tema 10. Morfología fluvial
Se aprecia que Rosgen emplea en su clasificación prácticamente todos los conceptos que se
han expuesto en este tema. Se trata de la clasificación más completa, pero requiere de grandes
conocimientos de la zona de estudio para ser aplicada con conocimiento.
Las clasificaciones que se han realizado hasta el momento son adecuadas, pero no tienen en
cuenta el fenómeno de que los cauces se encuentran en equilibrio dinámico, lo que implica que
su forma cambia, por lo que resulta interesante disponer de una clasificación que tenga en cuenta
este efecto. En respuesta a esta demanda, Brice propuso en el año 1981 una clasificación según
que los cauces se estuviesen agradando, degradando (haya deposición o erosión de material),
desplazamiento lateral de las orillas o desplazamiento lateral de los puntos sobre los que
incide el flujo con más fuerza. Posteriormente Brooks (1988) incluyó también otros efectos como
la sinuosidad del thalweg. Finalmente, Downs (1995) desarrolló una clasificación que tenía en
cuenta los efectos anteriores, y que se muestra en la figura 10.17.
206 Tema 10. Morfología fluvial
Figura 10.18: Planta y perfil de un tramo sinuoso y gráfica de las funciones de curvatura y calado.
10.8 Efectos del caudal en la morfología 207
Nota 72.
Si se designan por s = eje del cauce —definido como el punto medio del segmento perpendicular
a las tangentes comunes a las orillas—, λ = longitud de onda, c(s) = curvatura en cada punto,
y(s) = calado en cada punto, la expresión más formalizada de las leyes de Fargue es:
dc dy
=k (10.10)
ds ds
que se puede enunciar de la siguiente manera: la pendiente local dy/ds del fondo del thalweg es
proporcional a la variación dc/ds de la curvatura del eje.
Figura 10.19: Convergencia y divergencia de la corriente fluvial respecto a las orillas del río.
208 Tema 10. Morfología fluvial
Figura 10.20: Cambios en un tramo sinuoso de un río durante el ascenso y descenso de las aguas,
tanto en planta como en perfil.
11. Estabilidad y protección de márgenes
11.1 Introducción
La finalidad de este tipo de obras fluviales es proteger tanto a personas como a bienes urbanos,
industriales, agrícolas, etc., así como bienes medioambientales, entre los que se puede incluir la
flora, la fauna, aspectos recreativos, conservación de suelo, calidad de las aguas, etc.
La protección de cauces incide, principalmente, en los aspectos relacionados con la erosión de
la ribera y el cauce (en gran medida ya estudiado en temas anteriores), bien debido a los meandros o
debido a una tendencia erosiva generalizada del río. Asimismo, a veces cuando se ejecuta una obra
como un encauzamiento, algunas de las modificaciones que se producen en el cauce (desequilibrios
en la balanza de Lané) obligan a establecer medidas de protección (normalmente aguas abajo).
A modo de resumen, los objetivos de la protección de márgenes y cauce son:
1. Estabilización de la orilla cuando ésta presenta erosiones (que pueden afectar a otras partes
del cauce). Así, como se ha descrito anteriormente, el río tiene una cierta tendencia a erosionar
en la zona externa del meandro produciendo el desplazamiento en planta del río, pudiendo
ser este movimiento perjudicial para otros intereses.
2. Protección del propio fondo del cauce para evitar la erosión generalizada, que se suele estar
motivado por desajustes en el equilibrio de la balanza de Lané.
3. Protección frente a sedimentaciones no deseadas.
trabajo.
Finalmente, para la estabilización del fondo del cauce, las metodologías de corrección se
basan en actuar sobre los parámetros básicos que actúan en el equilibrio: pendiente, caudal líquido
214 Tema 11. Estabilidad y protección de márgenes
o velocidad del agua, caudal sólido y tamaño del sedimento. Dado que modificar la pendiente
general del río es muy complejo, se suele hacer lo siguiente:
• Se modifican las pendientes parciales creando una serie de escalones que permiten ir obte-
niendo distintas pendientes.
• Otra opción es aumentar la sección, de tal manera que se disminuye la velocidad, aunque
este tipo de medidas normalmente se engloban dentro de los encauzamientos.
• Finalmente, la última opción es aumentar la granulometría, de tal manera que se produce un
armado del lecho y aumenta la estabilidad.
11.3.1 Vegetación
El primer método que uno se puede y debe plantear para proteger los márgenes de un río es el
empleo de vegetación. Es menos costoso que los métodos estructurales y favorece el desarrollo de
flora y fauna. La presencia de vegetación bajo la superficie de agua puede proteger los márgenes de
dos formas: (1) por un lado, el sistema de raíces de la vegetación ayuda a mantener o preservar el
suelo, además de generar una especia de mallazo natural; (2) la vegetación supone un incremento
de la fricción que hace que el flujo pierda carga, es decir, el flujo invierte una parte de la energía en
deformar las plantas y friccionar con ellas, en vez de emplearla en erosionar el sedimento. Cuanto
mayor sea la vegetación, en mayor medida se frena el flujo e igualmente se induce la deposición
del material. Asimismo, la parte emergida de la vegetación protege el suelo del impacto directo de
la lluvia. Por supuesto, estos aspectos dependen a su vez del tipo de vegetación que se seleccione.
Por supuesto, no todo son ventajas y también presenta algunas desventajas, que pueden ser
considerables en zonas como España, donde las lluvias pueden ser muy irregulares: (1) problemas
que hagan que las raíces no enganchen o las plantas no crezcan bien; (2) problemas derivados de
periodos se exceso o falta de lluvias; (3) congelación o ataques por falta de otros organismos. Por
ello, una forma de intentar reducir o evitar estos problemas es usando siempre vegetación autóctona,
y lo más resistente posible.
Para la instalación de este tipo de protecciones se suele recurrir a empresas especializadas,
muchas de las cuales ya tienen sus propios sistemas patentados.
Se suele emplear en aproximadamente 2/3 de las ocasiones en las que se usan protecciones.
Planteamiento teórico.
Estos métodos se basan en el planteamiento que se hizo para analizar la estabilidad de una
partícula en un talud, de forma que la estabilidad de la escollera se puede determinar como la de
una partícula analizada anteriormente, determinando el coeficiente de estabilidad SF. Así pues,
el método 1 es el expuesto en el tema de Estabilidad de Ríos sería el principal método teórico de
cálculo de la escollera.
A parte de ese método, el método 2 se basaría en aplicar una serie de simplificaciones sobre el
método general: (1) se puede asumir que no hay corrientes secundarias (λ = 0); (2) la pendiente
longitudinal se puede asumir nula; (3) el peso específico de la roca es 2,65; (4) el cociente M/N se
puede despreciar. Bajo esas hipótesis el tamaño de la roca se puede estimar mediante las siguiente
relaciones derivadas por Lané:
τ0
dm = h q 2θ
i (11.1)
τc∗ (γs − γ) cos θ1 1 − tan
tan2 φ
1
donde τ0 es el esfuerzo en el fondo, γs y γ son los pesos específicos de roca y agua, θ1 es la pendiente
de la ladera, φ es el ángulo en reposo y τc∗ es el parámetro de Shields crítico. A continuación se
describen los distintos métodos empíricos.
Método de la velocidad.
El tamaño de escollera necesario para proteger una ladera de la erosión producida por una
corriente que se mueve paralela a la misma se puede determinar en función de la velocidad del
flujo. Para escollera, la velocidad en la piedra, notada por vs , se relaciona con la velocidad de corte
mediante:
216 Tema 11. Estabilidad y protección de márgenes
vs = 5, 75u∗ (11.2)
Así pues, conocido el flujo se puede determinar el valor de la velocidad sobre la piedra. De las
condiciones de inicio de movimiento se tiene que:
u2∗c
τc∗ = = 0, 06 tan φ (11.3)
(S − 1)gD
de donde se obtiene que la velocidad crítica sobre la piedra será:
p p
vsc = 5, 75u∗c = 5, 75 (s − 1)gd0, 06 tan φ = 2(s − 1)gds tan φ (11.4)
Por tanto, el procedimiento de cálculo sería obtener los valores de vs y vsc , y comprobar que se
satisface que vs ≤ vsc .
Por otro lado, la velocidad sobre la piedra se relaciona con la velocidad media del flujo V como:
4h
U = vs log (11.5)
d
Combinando las dos ecuaciones anteriores, se obtiene:
p 4h p
Uc = Kc 2(s − 1)gd; Kc = log tan φ (11.6)
d
La velocidad media crítica para unas condiciones representativas de diseño de la escollera
(suelen ser h ' 5d y Kc = 1, 2) se muestra en la figura 11.8.
Este gráfico debe ser usado cuando h < 10d, si las profundidades son mayores es mejor usar
alguno de los métodos anteriores. Así pues, se compara la velocidad que se obtiene con la crítica, y
según sea el resultado, la escollera será o no estable.
Formulaciones experimentales
A parte del método teórico que se ha expuesto anteriormente, existen otros métodos basados en
datos de campo y ensayos de laboratorio que se usan con frecuencia.
• U.S. Army Corp of Civil Engineers (1970): este método se puede aplicar a canales o cauces
muy anchos de flujo uniforme, y su ventaja fundamental radica en usar la velocidad y no
la tensión tangencial. Se usan las siguientes expresiones (ambas son válidos, su uso suele
depender de los datos disponibles):
3,4U
Ur = o Ur = 8,5U (11.7)
ln 12,21 YK0
0,3Ur2
η= (11.8)
(γs − 1)gK
donde U es la velocidad media, K es el diámetro de la escollera y Y0 es el calado, todo ello
expresado en unidades inglesas (pies). El resto de parámetros (β , η 0 , SF ) se determinan con
las mismas fórmulas del planteamiento teórico.
• U.S. Army Corp of Civil Engineers (1994): este método fue desarrollado para flujos en
canales excavados y cauces naturales, y es válido solamente en zonas con flujos de baja
turbulencia y para taludes 1.5H/1V o menores. La ecuación básica es:
" 1/2 #2,5
γw V
d30 = SF CSCV CT d √ (11.9)
γs − γw K1 gd
donde D30 es el tamaño de la escollera en pies que pasa el 30 %; CS es un coeficiente corrector
de estabilidad para fallo incipiente, que toma un valor de 0, 3 para rocas angulares y 0, 375
para rocas redondeadas (es decir, para rocas redondeadas se necesita más peso de escollera,
ya que son más inestables); CV es un coeficiente de distribución vertical de velocidad, que
vale 1, 0 para canales rectos y 1, 25 en la zona final de diques o en canalizaciones de hormigón.
Para otros casos se define R como el radio de curvatura y W como el ancho del cauce: si
R/W > 26, entonces CV = 1; en caso contrario, se tiene que CV = 1, 283 − 0, 2 log(R/W );
CT es el coeficiente de espesor, que vale 1, 0 para espesores habituales del orden de D100 ó
(1, 5 · D50 ) para cualquier espesor mayor; d es la profundidad o calado del flujo en el punto
en el que se ha medido la velocidad; V es la velocidad media y K1 es el factor de corrección
de la inclinación del talud (se mira en tablas). Se emplean sistema de unidades inglesas.
• Método de la American Society of Civil Engineers: Es uno de los métodos más sencillos de
aplicación, en el que el tamaño de la roca requerido para un revestimiento dado es función de
la velocidad del flujo, usualmente tomada a una distancia de 10 pies (≈ 3 m) de la orilla. El
tamaño medio de la roca, D50 se determina, en unidades de peso, de acuerdo a la siguiente
fórmula:
0, 000041GSV 6
W= (11.10)
(GS − 1)3 cos3 θ
donde: W es el peso de la piedra en libras; V es la velocidad media; GS es el peso específico
218 Tema 11. Estabilidad y protección de márgenes
relativo de la piedra (γs /γw ) y θ es el ángulo del talud con la horizontal. Conocido el peso de
la roca, su tamaño medio será:
1/3
6W
d50 = (11.11)
πγs
Se emplea el sistema de unidades inglesas.
• Fórmula de Escarameia y May (1992): se basa en una serie de ensayos realizados en HR
Wallingford, y es prácticamente la única formulación que incluye el efecto de la turbulencia.
La expresión que proporciona el tamaño de la escollera, y que ya incluye un coeficiente de
seguridad, viene dada por:
Ub2
d50 = C (11.12)
2g(GS − 1)
donde d50 es el tamaño característico de la piedra, si se trata de un cubo el tamaño de escollera
equivalente es:
1/3
W50
d50 = (11.13)
γs
y donde W50 es el peso de la partícula y C es un coeficiente que cuantifica la intensidad de la
turbulencia. Para estimar este coeficiente es necesario conocer la intensidad de la turbulencia,
que se define como:
Urms
TI = (11.14)
U
donde Urms es la raíz cuadrada media de la velocidad en la dirección principal del flujo, y U
es la velocidad media en la dirección principal del flujo. Estas velocidades se deben medir
en un punto situado a una distancia del fondo igual al 10 % de la profundidad total. En las
siguientes tablas se muestran los valores de intensidad de turbulencia para aquellos casos en
que no se puedan calcular, así como los valores del coeficiente C para su uso en la ecuación
de Escarameia y May.
Situación Turbulencia cualitativo Intensidad de turbulencia (TI)
Tramos rectos o con gran curvatura Normal (bajo) 0,12
Bordes revestimientos tramos rectos Normal (más alto) 0,20
Pilas de puentes, espigones, etc. Medio o alto 0,35-0,5
Aguas abajo de estruc. hidr. Muy alto 0,60
Tipo de revestimiento C
Riprap 12, 3T I − 0, 20
Bloques de hormigón 9, 22T I − 0, 15
Colchones de gaviones 12, 3T I − 1, 65
Finalmente, Gs representa la densidad relativa del material (ρs /ρ) y Ub la velocidad cerca
del fondo (medida al 10 % de la profundidad de aguas desde el fondo).
Aspectos constructivos
El objetivo básico de las secciones anteriores ha sido diseñar adecuadamente la escollera, funda-
mentalmente el valor del parámetro d50 . Posteriormente, para su instalación in-situ se recomienda
un espesor de valor 2d50 , para garantizar siempre la existencia de dos capas de piedra de protección,
siendo conveniente controlar que las piedras utilizadas se encuentren entre 0,25 y 2,0d50 (no es
conveniente que haya mayores desviaciones):
11.3 Métodos de protección de márgenes 219
donde f representa el filtro y t representa el terreno. Hoy en día se suelen emplear geotextiles, cuyo
coste no es mucho más elevado que el de la escollera, y proporciona una seguridad adicional en el
comportamiento de la misma.
Los materiales que se utilizan en escolleras deben cumplir: (1) ser durables, (2) no producir
impacto ambiental negativo y (3) no contaminar el entorno fluvial. Todo ello se satisface con la
escollera natural, siempre que esta no proceda de demoliciones.
La forma de colocación de la escollera puede ser: (a) vertida, (b) colocada o (c) concertada, y
tal que ésta última puede estar a veces recibida por algún tipo de mortero:
• La escollera vertida se coloca directamente sobre el terreno o el filtro / geotextil, vertiéndola
desde el camión o con otro equipo (pala, etc.) de forma que el acabado final se logra con una
simple recolocación posterior.
• La escollera colocada se pone en obra por medios mecánicos con equipos que permiten la
situación de cada piedra de forma individual, obteniéndose un acabado más uniforme tanto
en planta como en sección.
220 Tema 11. Estabilidad y protección de márgenes
• Finalmente, el caso concertado se logra con una colocación individual de cada piedra
acompañado de la selección de las mismas, de forma que la escollera presenta una textura
cercana a la mampostería. A veces se emplean algún tipo de mortero como elemento de
unión.
Es conveniente que la malla que se emplee sea resistente a la corrosión, y generalmente los
11.3 Métodos de protección de márgenes 221
materiales finos que se mezclan con la escollera junto con la vegetación constituyen elementos
adicionales que proporcionan cohesión, por lo que si están bien ejecutados son elementos resistentes.
En lo referente a los criterios de cálculo que se emplean para los gaviones no existe un desarrollo
tan importante como para las escolleras, en este caso se reduce a unas normas de buena práctica.
Las causas más usuales de fallo están asociadas a problemas en la cimentación, por lo que deben
estar convenientemente asentadas. El cálculo de este tipo de estructuras suelen hacerlo empresas
especializadas.
Figura 11.13: Protección con muro de hormigón y otro recubierto con mampostería.
Figura 11.14: Muro de hormigón con cimentación de pilotes y otro con talud inclinado.
Como se describirá posteriormente con más detalle, este tipo de soluciones se suelen adoptar
para el caso de encauzamientos urbanos, en los que las soluciones blandas normalmente no se
pueden emplear.
Los diques suponen un desplazamiento de la orilla (aguas adentro), lo que modifica el trazado
en planta del cauce. A veces los movimientos secundarios producen erosiones en la cabeza de los
diques, por lo que hay que analizar este tipo de fenómenos.
Pueden ser perpendiculares u oblicuos a la orilla (no se suelen disponer con ángulos menores
de 60o ). La longitud del dique L depende, fundamentalmente, de la necesidad de corrección de la
orilla; la separación D entre los diques depende de las condiciones del flujo, del ancho del cauce,
etc, suele ser del orden de 2L ∼ 5L.
Los materiales que se suelen emplear para su construcción son: (1) pilotes, generalmente de
madera; (2) diques de escollera; (3) diques de gaviones; (4) combinaciones de los anteriores.
224 Tema 11. Estabilidad y protección de márgenes
sAg
A∗ = (11.16)
A − sAg
donde: s es un coeficiente que toma el valor 1 ó 2 según el número de orillas del río que
tengan espigones; Ag es el área de un espigón, definida como el área sumergida perpendicular
a la corriente; A es el área total de la corriente en el canal.
Separación entre espigones: es uno de los aspectos más importantes en el diseño, y se suele
definir en función del espaciamiento relativo entre espigones (Srel ), que se define como la
relación existente entre la distancia entre espigones sucesivos (S) y la longitud del espigón
(L), es decir, S/L. Interesa que la separación sea lo mayor posible, para que el número de
espigones necesarios sea mínimo (y consiguientemente lo sea el coste también), pero no
tanto como para que el sistema deje de ser efectivo. La separación máxima viene dada por la
fórmula:
αCh
S= (11.17)
g
donde α es un coeficiente (menor que 1), h es la profundidad de la corriente y C es el
coeficiente de Chezy. Es muy recomendable su uso en ríos navegables. Otras recomendacio-
nes muy empleadas, como la del Shore Protection Manual (US Army Corp of Engineers)
proponen que la relación entre la longitud del espigón y la distancia de separación sea
L/S = 1/2 − 1/3.
Existen otra serie de parámetros que es necesario considerar para un diseño correcto de los
diques:
Sumergencia del espigón: en canales navegables los espigones rectangulares no sumergidos
pueden ser preferibles a los espigones semisumergidos.
Pendiente de la orilla y márgenes: se ha comprobado experimentalmente que una reducción de
la pendiente de las márgenes está asociada con una reducción en la profundidad del canal
principal así como con una reducción de la velocidad de la orilla. Así pues, esto debe tenerse
en cuenta en el diseño.
Rugosidad del lecho del canal: su principal influencia es sobre el perfil de velocidades. Cuando
la rugosidad es alta, el perfil es menos uniforme con reducción de la velocidad cerca del
lecho. Existen diversas teorías que proponen factores de corrección teniendo en cuenta la
influencia de la rugosidad. Es decir, conforme la rugosidad aumenta, el perfil de velocidades
es menos uniforme y las velocidades disminuyen. Generalmente se suele emplear un factor
de corrección, Fn , que depende del coeficiente de Chezy, el cual depende a su vez del calado
y del coeficiente de rugosidad de Manning (n). Esta factor se expresa como:
1, 303
Fn = 2, 12 1 − (11.18)
6 ln(Cz /26, 72) − 1
donde Cz es el coeficiente de Chezy, que suele tomar el valor Cz = 1, 81H 1/6 /n, siendo H el
calado en metros.
226 Tema 11. Estabilidad y protección de márgenes
Altura: es un factor a tener en cuenta en el caso de diseñar diques ajustables, cuya altura va
decreciendo hacia el centro del río.
Método de cálculo
El método de cálculo se basa en el efecto de los espigones sobre la corriente del río. Como se
ha comentado anteriormente, disminuyen las velocidades en la orilla, disminuye la sección útil del
cauce y aumentan las velocidades en la parte central de la sección así como en la punta del dique.
Así pues, el cálculo hidráulico consiste en estimar la velocidad en la orilla y a pie de dique de tal
manera que estos valores sean adecuados para no producir erosiones. Para calcular los espigones
se definen tres velocidades:
1. La velocidad media máxima en el canal principal. Se suele emplear para estudiar los aumen-
tos de velocidad en canales así como para ver los efectos en la capacidad de transporte de
sedimentos. Asimismo, también se emplea para ver como se modifica la velocidad longi-
tudinal cuando la longitud y el espaciamiento de los espigones es muy grande. Con ello se
estudian los efectos en el cauce principal de la presencia de los espigones. Su valor se nota
por Uch , y se suele medir en la mitad del río.
2. La máxima velocidad cerca del lecho, próxima al extremo del espigón. La velocidad cercana
al lecho es definida como la velocidad horizontal a una altura aproximada del lecho del 10 %
de la profundidad de la lámina de agua. En esta zona se producen fuertes cambios en la
velocidad. Su valor se nota por Utip y es la velocidad cercana al lecho (a una elevación sobre
el lecho del 10 % del calado) a una distancia del 5 % de la anchura del río desde el extremo
del espigón.
3. La máxima velocidad cerca del lecho (al pie de la orilla). Se usa para estimar la velocidad y
el cortante que pueden emplearse en la evaluación de la erosión / sedimentación de la orilla.
Su valor se nota por Vbank y velocidad cercana al lecho (a una elevación sobre el lecho del
10 % del calado) cerca de la orilla.
Estas velocidades, de forma práctica, se expresan como el producto de unos coeficientes por la
velocidad media de la sección, Um , que se define como el cociente entre el caudal y la sección. El
procedimiento de cálculo se describe a continuación:
1. Se calcula el caudal total que circula por el río en unas condiciones representativas de cálculo.
2. Si una parte significativa del área de la corriente es relativamente poco profunda y no
contribuye de forma importante a la capacidad del canal, se desprecia en los cálculos. El
criterio para seleccionar estas zonas es que la profundidad sea menor de un 10 % de la
profundidad de la corriente en el extremo del espigón.
3. Realizando la consideración anterior, se calcula la sección de corriente (habiendo eliminado
las zonas anteriores, en su caso).
4. Se calcula la velocidad media en el canal principal conforme, Um .
5. Se selecciona la posición del pie de la orilla a ser protegida por los espigones.
6. Se selecciona la longitud (L) y el área a ocupar por los espigones (Ag ). La longitud del mismo
debe ser, como mínimo, entre 1,5 y 2 veces la anchura de la orilla.
7. Considerando si los espigones van a estar en una o ambas márgenes del río, se calculan los
valores medios de las longitudes y el área. Asimismo se estima el área relativa del espigón
A
(Ar = Ag ) y el ratio A∗ :
Ag Ar
A∗ = s =s (11.19)
A − s · Ag 1 − s · Ar
donde s es un coeficiente que vale 1 si los espigones están sólo en una orilla, y 2 si están en
ambas.
11.3 Métodos de protección de márgenes 227
11. Se calcula la velocidad cerca del lecho en el extremo del espigón (Vt ip) usando:
12. Calcular la velocidad cerca del lecho al pie de orilla (Vbank ) usando:
Bt = 0 parat ∗ ≤ 0, 6 (11.26)
Una vez concluido el cálculo, se comprueba que las velocidades tienen unos valores adecuados:
ni demasiado altos para provocar erosiones (se compara con la velocidad de corte crítica) ni
demasiado bajos para producir sedimentaciones. Si los valores que se obtienen no son correctos, se
repite el cálculo partiendo de otros parámetros geométricos, y se repite el proceso hasta que los
valores que se obtengan sean adecuados, es decir, se lleva a cabo una iteración.
228 Tema 11. Estabilidad y protección de márgenes
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 251
Libros
Artículos
12. Protección frente a avenidas
12.1 Introducción
Una inundación se produce cuando una zona terrestre queda temporalmente cubierta por agua, y
puede ser debido a numerosos factores, siendo la causa más frecuente el desbordamiento de ríos y
arroyos.
Se han visto anteriormente algunas de las actuaciones que se llevan a cabo en los cauces
fluviales, las cuales no modifican en esencia la sección ni el perfil del cauce, teniendo como objetivo
la protección de su morfología. Ahora se estudiarán los encauzamientos, los cuales sí representan
una modificación del cauce.
que la escasez de desbordamientos conlleva que se construya sobre los cauces fluviales, con los
consiguientes problemas cuando se produce el desbordamiento (e.g. ramblas mediterráneas, rincón
de la victoria, málaga).
A medida que se puebla y desarrolla una región, los cultivos pasan a un segundo plano, de
forma que los daños causado por las inundaciones superan a los beneficios, siendo necesario diseñar
medidas que las eviten o, al menos, disminuyan sus efectos. Uno de los mayores beneficios, la
recarga de acuíferos, pasa a ser un problema al diseñar las medidas protectores.
Las medidas que se pueden tomar para reducir o disminuir los efectos negativos son:
• Estructurales: obras hidráulicas y fluviales para el control de las inundaciones.
• No estructurales: son de tipo predictivas, mediante avisos y alertas a la población que se
puede ver afectada.
12.5 Diques
Los diques (bordos o mota) son terraplenes de arcilla (a veces de arena) con el objeto de proteger
frente a la acción de un aumento en el nivel del agua de un cauce. Su diseño se hace empleando
criterios de geotecnia similares a los empleados para los filtros de presas, con la salvedad de que
solamente soporta el efecto del agua durante breves periodos de tiempo (días). Su alineamiento
sigue el del cauce, dejando una amplia zona de inundación para no tener elevaciones de agua
significativas (siempre que sea posible) (figuras 12.1, 12.2, 12.3 y 12.4).
Figura 12.1: Fallos y daños más comunes que pueden sufrir los bordos.
Figura 12.2: Ejemplo de medidas para reducir el flujo subterráneo bajo un bordo.
altas y un incremento del proceso de sedimentación en el cauce en aguas bajas. En aquellas zonas
en las que el encauzamiento suponga una disminución de la sección se produce un aumento de la
velocidad y una tendencia a erosionar el cauce. Este proceso puede dar lugar a la degradación de la
orilla, posible pérdida de vegetación, etc. Finalmente, los cambios en el trazado en planta suelen
conllevar cambios en la pendiente del cauce, que modifica la tendencia erosiva–sedimentaria del
tramo.
A modo de resumen, se destacan los siguientes efectos más significativos:
• Pérdida de la inundación de las llanuras, que se hace más infrecuente.
• Descenso del nivel freático.
• Pérdida de ecosistemas.
• Fragilización de las orillas.
Así, si se desea realizar una obra de restauración y protección del cauce en un entorno urbano
con aprovechamiento de las zonas inundables, la cota de cada zona debe estar asociada al uso,
riesgo y coste de mantenimiento (tal y como se aprecia en la figura 12.5 cada nivel de avenida tiene
unas pérdidas asociadas, que deben estar dentro de lo admisible y proyectado).
El cauce de aguas bajas debe tener una capacidad de un caudal que se produzca con baja
frecuencia (5–10 años), mientras que si se está diseñando un parque o zona abierta donde los
posibles daños debidos a la inundación son bajos se puede asumir que este caudal desborde. Si se
están diseñando zonas de deportivos o parques urbanos, la sección tiene que garantizar un caudal
que se produzca con un periodo de retorno mayor, de 25–50 años, que en parte dependerá de los
costes asociados a la posible destrucción de la zona protegida. Por último, en zonas urbanas se
emplean periodos de retorno de entre 100 y 500 años.
Conforme a lo que se muestra en la figura 12.5, los usos del terreno deben ser acordes con la
frecuencia de presentación de las inundaciones así como con el coste de reparación y mantenimiento
238 Tema 12. Protección frente a avenidas
tras cada inundación. Por ello, cada caudal de diseño está unida al coste económico y social de la
inundación que se pueda producir.
La definición legal de cauce se puede asociar a la definición técnica de cauce principal que
contiene las aguas altas y las aguas bajas. La zona de policía del cauce es una franja de terreno que
tiene un tratamiento especial para no influir en el flujo, pero que puede tener diferentes usos, como
parques, aparcamientos o agricultura. Esta franja puede variar sus dimensiones según el organismo
gestor y según las características particulares del río.
Finalmente, conviene resaltar el papel del caudal ecológico, que se define como el caudal
necesario para mantener unas especies de flora y fauna. El encauzamiento en sí mismo no modifica
el régimen de caudales, ya que no es una obra de regulación, pero si hay que tener en cuenta que
varía los calados y las velocidades del flujo.
diseño.
El principal problema de estos diques es la erosión aguas abajo que producen, para lo que se han
diseñado distintos tipos de secciones, con objeto de dejar pasar una cierta cantidad de sedimento,
actuando así como dosificador de sedimento.
240 Tema 12. Protección frente a avenidas
Figura 12.8: Altura de muros desde el punto de vista de la protección y de los aspectos visuales.
12.14 Encauzamientos urbanos 241
Finalmente, destacar que en caso de ríos sin regular es conveniente, como paso previo al
encauzamiento, proceder a su regulación.
En general la tendencia actual es elegir otras alternativas, como puede ser la utilización del cauce
con fines lúdicos y empleando obras complementarias para su regulación.
Los problemas esenciales de la cubrición de asocian a los aspectos de mantenimiento y de
capacidad de la sección, estando fuertemente ligados con la estética y el medio ambiente. El cauce
cubierto tiene limitada la capacidad de la propia sección ya que si ésta se llena entra en carga,
presentando los consiguientes problemas de presión interior y sobre todo de entradas en presión
de forma ocasional. Por el contrario, se evitan los problemas asociados a las inundaciones de los
cauces abiertos.
El mantenimiento exige limpiezas periódicas y debe tener acceso para equipos mecánicos así
como ancho y alto suficiente. Conviene limpiarlos con suficiente frecuencia para evitar que se
puedan producir taponamientos de la sección.
τ = γRH I (12.1)
donde γ es el peso específico (ρg), RH es el radio hidráulico e I representa la pendiente motriz. Esta
expresión es útil cuando se desconocen las velocidades (ya que no depende de ella), pero no da
gran precisión. Para más detalle es necesario emplear otras expresiones. A continuación se deduce
esta expresión.
Sea una sección de un cauce que se divide en rebanadas de anchura 4Bi , de profundidad
(media) yi , que forman un ángulo en solera (positivo en sentido contrario a las agujas del reloj) θi ,
siendo dx el espesor de las rebanadas en el sentido de avance del flujo, I la pendiente motriz del
cauce, y donde el subíndice i marca cada una de las rebanadas. El peso de cada franja será:
γ · yi · 4Bi · I · dx (12.2)
El único detalle a resaltar de esta expresión es el producto dx · I, que no es más que la proyección
de dx sobre la horizontal teniendo en cuenta la pendiente de fondo (figuras 12.12 y 12.13). Por otro
lado, la fuerza de rozamiento vale (fuerza = tensión x superficie):
4B
τi · · dx (12.3)
cos θi
Si esta ecuación se integra a lo largo del perímetro mojado se obtiene la expresión conocida
como τ = γRH I. Pero este cálculo no es del todo correcto, ya que no tiene en cuenta el efecto del
rozamiento entre las rebanadas elegidas, así como el hecho de que éstas sean verticales.
Una de las secciones que más se emplea en los encauzamientos es la trapecial simétrica. Las
tensiones han sido determinadas experimentalmente en esta sección, mostrando que la máxima
12.16 Características de diseño de los cauces excavados 243
tensión se da en el fondo y se aproxima más al 100 % del valor γyI cuanto más ancho es el canal.
La máxima tensión en los taludes ocurre a una distancia del fondo de (0, 1 − 0, 2)y, y su valor es
aproximadamente un 75 % del valor γyI, y tal que el ángulo del talud tiene poca influencia (figura
12.14). De la misma forma, conviene notar que la tensión se hace nula en el vértice, por lo que se
trata de un punto propenso a la sedimentación. Así pues, de la distribución de tensiones se obtiene
la conclusión fundamental de que es recomendable diseñar secciones o encauzamientos que no
tengan puntos angulosos.
Figura 12.12: Equilibrio de fuerzas entre peso y fricción supuesto movimiento uniforme.
En un canal excavado con la sección tipo trapezoidal el proceso de erosión comienza en los
pies de los taludes (esquinas), para extenderse hacia la zona 2 de la figura 12.16, esto es, hacia los
taludes, lo que produce su inestabilidad y el posterior deslizamiento del mismo, dando lugar a la
erosión generalizada del talud y a la obtención de una nueva superficie de equilibrio.
El talud z es función del material, siendo tanto más inclinado cuanto más resistente es el
material: (1) Roca / 0,2; (2) Arcilla / 1,5; (3) Arena limosa / 2; (4) Arena fina / 3.
El valor del ancho del cauce b es función, esencialmente, del caudal, ya que en este tipo de
secciones el calado d está muy limitado, generalmente entre 0,54 y 4 m. En condiciones normales
el calado no debe bajar de 0,5 cm, ya que los calados y velocidades tan bajas favorecen la sedimen-
tación y el crecimiento de vegetación.
Existen algunas fórmulas experimentales que relacionan b, d y z. La más empleada es la de
U.S. Bureau of Reclamation:
√
d = 0, 5 A (12.5)
b
= 4−z (12.6)
d
donde el área debe ir expresada en pies. Finalmente, el resguardo F varía en función del tipo de uso
y del riesgo que lleve implícito el desbordamiento, siendo como mínimo de entre 15 − 25 cm para
canales de riego y 75 − 100 cm para cauces de avenida.
A continuación se van a presentar los distintos métodos que existen para el cálculo de estos
encauzamientos, y que en general presentan planteamientos similares a los vistos para el cálculo de
la escollera. Los métodos que se van a ver se basan, fundalmentalmente, en fórmulas. Los cuatro
métodos más empleados son:
• Método de la máxima velocidad permisible.
• Método del esfuerzo cortante crítico.
• Criterio de la sección ideal estable.
• Fórmulas empíricas directas.
donde U es la velocidad media de la sección y Uper es la velocidad permisible para el tipo de terreno
y la sección considerada, que se obtiene de una serie de tablas y/o gráficas de distintos autores
(figura 12.17). El método que se sigue para el cálculo es:
1. Las condiciones iniciales de las que se parte son: caudal Q, material del suelo y pendiente
del cauce.
2. Se calcula Uper conforme a los datos anteriores y a las tablas requeridas para ello (figura
12.17).
3. Se calcula el área de la sección: A = Q/Uper .
4. Se calcula el radio hidráulico o el calado para la sección, pendiente y rugosidad obtenidas.
5. Con este valor y teniendo en cuenta las recomendaciones generales expuestas anteriormente,
se determina el valor de b, d y z.
Generalmente, dado que se conoce el material de la zona, se comienza ajustando los valores de
z, y posteriormente se ajustan los demás, empleando, por ejemplo, la formulación del U.S. Bureau
expuesta anteriormente.
Figura 12.22: Sección calculada con el criterio de la sección ideal estable [9].
En las zonas laterales se mantiene la condición crítica de estabilidad y la zona central se diseña
para un calado máximo que corresponde al crítico, de forma que:
τc = γSdmax (12.10)
y dado que se calcula en la zona central suele ir afectado por elvcoeficiente 0, 97, de manera que se
puede obtener:
τc
dmax = (12.11)
0, 97γS
dy
tan θ = (12.12)
dx
El cortante, definido como fuerza entre superficie, será:
!
γydxS dx
τc = p = γyS p = γyS cos θ (12.13)
dx2 + dy2 dx2 + dy2
2 2
dy y
+ tan2 φ = tan2 φ (12.17)
dx dmax
por lo que:
12.16 Características de diseño de los cauces excavados 249
tan φ
y = dmax cos x (12.18)
dmax
En el borde, se tiene:
x = 0 y = dmax (12.19)
tan φ
x = T /2 y = dmax cos T /2 = 0 (12.20)
dmax
Para que se satisfaga esta condición, el ángulo debe ser 90o , por lo que operando se obtiene:
tan φ π T (π/2)dmax
T /2 = → = (12.21)
dmax 2 2 tan φ
2
2dmax
A= (12.22)
tan φ
y la velocidad se puede obtener usando la fórmula de Manning, sabiendo que el perímetro mojado
es:
2dmax E
P= (12.23)
sin φ
2
siendo E = π/2 1 − sin4 φ de donde el radio hidráulico se puede expresar como:
2
2dmax sin φ 1 dmax cos φ
RH = = (12.24)
tan φ 2dmax E E
2/3
1 dmax cos φ
u= S1/2 (12.25)
n E
τc
dmax = (12.26)
0, 97γS
2
2/3
2dmax 1 dmax cos φ
A= u= S1/2 (12.27)
tan φ n E
con lo que se puede calcular el caudal circulante para cada uno de los extremos de la sección:
250 Tema 12. Protección frente a avenidas
El caudal central será la diferencia con el caudal total, y la anchura del fondo se obtendrá del
cociente entre el caudal central y dmax :
Qcentral
Qcentral = Qtotal − Qlateral Anchura = (12.29)
dmax
El método de la sección ideal estable es, desde el punto de vista teórico, el mejor. Su dificultad
fundamental radica en la construcción de tales taludes curvos.
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