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Producción de textos- Cátedra B 2019
CUADERNILLO DE TEXTOS
Unidad 2
Botta, Mirta. “Cap. 5. Las citas textuales” y “Cap. 6. Las notas”, Tesis, monografías e informes.
Nuevas normas y técnicas de Investigación y Redacción, Ed. Biblos, Buenos Aires, 2007………53
de Beauvoir, Simone. “Introducción” en: El segundo sexo, Ed. Siglo Veinte, Buenos Aires,
1977…………………………………………………………………………………………………………...58
Finn Garner, James. “Caperucita roja (versión políticamente correcta)”. Cuentos infantiles
políticamente correctos. CIRCE Ediciones, S.A. Barcelona, 1994…………………………………….66
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Klein, Irene. “Revisar y corregir”, en El Taller del escritor universitario, Publicación del Taller de
Semiología -sede Drago-;(Material sujeto a revisión)..…............................................................68
Leuco, Alfredo. “La belleza no es violencia de género”, Editorial en Le doy mi palabra, Radio
Mitre, 2017…………………………………………………………………………………………………...70
Anexo…………………………………………………………………………………………………………86
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Discurso argumentativo
Apunte de Cátedra
Alberto Gerchunoff
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Dice Lilian Bermejo Luque en su artículo ¿Por qué argumentar y por qué
hacerlo bien?: “La gente argumentará mejor o peor, y tendrán o no razón al
hacerlo, pero lo cierto es que la argumentación es una actividad cotidiana y
ubicua en la interacción social: desde los medios de comunicación a los foros
científicos, desde las sobremesas a los debates parlamentarios, es tan común
ver gente embarcada en la tarea de dar y pedir razones que no queda sino
pensar que tal ubicuidad no es mera casualidad. Antes bien, parecería que la
argumentación es una actividad esencialmente humana, algo particularmente
afín a nuestro modo de ser. Pero, ¿cómo podríamos justificar esta intuición?”.
1
BERMEJO LUQUE Lilian. “¿Por qué argumentar y por qué hacerlo bien?”; en La
Argumentación en el Discurso Público; Vega, L. y G. Bolado, (Eds.) Parlamento de
Cantabria: Santander, pp. 97-110. 2011.
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manera crítica las ideas de los otros, para rebatir los argumentos de mala fe y
para resolver muchos conflictos de intereses”.2
Argumentar no es demostrar
2
CAMPS, Ana y DOLZ Joaquim. “Enseñar a argumentar: un desafío para la escuela
actual.” en Comunicación, Lenguaje y Educación, 1995, p. 25.
3
ALVARADO, Maite y YEANNOTEGUY, Alicia. “La argumentación” en La escritura y sus
formas discursivas, Buenos Aires, Eudeba, 1999.
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4
Ejemplo de axioma del discurso matemático: “El todo es mayor que cualquiera de sus
partes”.
5
Parte de las ideas expuestas fueron tomadas del taller que dictó Analía Reale en 2011
en la UBA.
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Persuadir y Convencer
6
Grize, Jean B. L´ argumentation. Lyon, P.U.L, 1981.
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por eso hemos reclamado que la Cruz Roja Internacional interceda para
que podamos realizar de la manera que ella lo disponga como autoridad
internacionalmente reconocida por todos nosotros y lograr así la
identificación de los que aún faltan, ingleses y argentinos, más argentinos
que ingleses (...)”.7
La modalización
(a) “Viene”.
Hay en ese enunciado un contenido conceptual que parafraseando la
información que transmite el verbo “venir”, indica que alguien efectivamente
vendrá. Ahora bien, si se dice:
7
Palabras de Cristina Fernández de Kirchner en el acto de Conmemoración del 30°
Aniversario del inicio de la Guerra de Malvinas, en Ushuaia, Provincia de Tierra del
Fuego, Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur.
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Léxicos, adjetivos, adverbios y otros que explicitan la valoración por parte del
enunciador, (“ese estúpido programa”, “ésta me tiene harta”, “es una
belleza”).
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Para tal fin, será necesario que el enunciador defina el punto de vista
propio y visualice otros distintos. También deberá identificar claramente al
enunciatario (puede ser individual o colectivo, concreto o genérico) para poder
preveer sus opiniones y adelantar sus posibles cuestionamientos; y buscar las
justificaciones adecuadas a ese interlocutor.
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La estructura
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Para logar que la argumentación resulte exitosa será necesario una sólida
edificación de los argumentos que sean capaces de mantenerla en pie. Se
enumerarán a continuación, diversas estrategias argumentativas según el
desarrollo que realiza Paula Roich en El taller del escritor universitario10.
Acompañará a cada estrategia una ejemplificación en relación a los textos “Más
ganancia, menos cultura” de Pierre Bourdieu y “El mercado hace cultura” de
Vicent Tournier.
Ejemplo: “De modo que la lengua es sexista, puesto que la sociedad que la
creó lo fue en grado superlativo y aún lo es”. (Montero, Rosa: “El lenguaje
sexista”, El País, Abril 1995).
2- La analogía
Establecer una analogía consiste en proponer una situación o idea que se
defiende y otra sobre la que se supone que el enunciatario estará de acuerdo.
En los textos explicativos, la analogía adquiere un valor esclarecedor porque,
generalmente, se la utiliza para aclarar alguna idea o concepto, a partir de
compararlo con otro similar, conocido para el receptor. En cambio, en los
textos de opinión tiene un valor estratégico para la argumentación, ya que si el
enunciatario acepta que las dos proposiciones son similares, y está de acuerdo
con la segunda, seguramente compartirá la primera; es decir la estrategia del
enunciador habrá sido exitosa, caso contrario habrá fallado.
10
ROICH, Paula. “Exponer, explicar, argumentar” en El taller del escritor universitario.
Irene Klein (coordinadora). Buenos Aires, Prometeo libros, 2007.
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3- La ejemplificación
La ejemplificación es otro de los procedimientos recurrentes en la
construcción de los textos explicativos que suele aparecer utilizada con fines
argumentativos. Por medio de ejemplos el enunciador puede demostrar la
validez de una afirmación.
4- La cita de autoridad
Como ya se ha dicho, los textos de opinión son fuertemente polifónicos. Las
citas de autoridad, por ejemplo, son inclusiones de voces especializadas,
respetables o reconocidas que se suman a la del enunciador para defender su
tesis. También puede hacerse referencia a estadísticas, al resultado de
investigaciones o al saber popular. Por ejemplo: Las mujeres suelen fijarse
más en hombres desvalidos emocional y económicamente. Como dice el
refrán: “Dios le da pan al que no tiene dientes”.
5- La concesión
Los textos argumentativos suelen incluir concesiones, es decir,
reconocimientos de ciertos puntos de vista del otro como válidos. Sin embargo,
quien argumenta puede terminar descalificando eso que concedió, por eso se
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Ejemplo: “En las lenguas romances como el castellano existen géneros, y quizá
por eso pueden parecer más "sexistas" que otras en las que no los hay. No es
así: el plural "los escritores" engloba también a las escritoras”. (Marías, Op.
Cit.).
6- La refutación
Ejemplo: “Venía a decir que el lenguaje puede parecer sexista pero que en
definitiva no lo es”. (Montero, Op. Cit.).
Bibliografía
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BERMEJO LUQUE Lilian. “¿Por qué argumentar y por qué hacerlo bien?”; en La
Argumentación en el Discurso Público; Vega, L. y G. Bolado, (Eds.)
Parlamento de Cantabria: Santander, pp. 97-110. 2011.
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BOTTA, Mirta: Tesis, monografías e informes. Nuevas normas y técnicas de Investigación y Redacción,
Buenos Aires: Editorial Biblos, 2002.
12GARCÍA NEGRONI, María Marta: “Bibliografías y referencias bibliográficas”, en Escribir en español. Claves
para una corrección de estilo, Buenos Aires: Santiago Arcos editor, 2010.
13 Op. Cit. P.
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Ejemplo:
FREUD, Sigmund: Obras completas, (traducción: José L. Etcheverry), Volumen 8,
2. ª edición, Buenos Aires: Amorrortu, 1991.
Ejemplo:
FREUD, Sigmund: “El chiste y su relación con el inconciente”, en Obras
completas, (traducción: José L. Etcheverry), Volumen 8, 2.ª edición, Buenos Aires:
Amorrortu, 1991.
Ejemplo:
DUCROT, Oswald: “La elección de las descripciones en semántica argumentativa
léxica”, Revista Iberoamericana de Discurso y Sociedad, vol.2, Nº4, 2000, pp. 23-
45.
Ejemplo:
SAER, Juan José: “Cuando un escritor se pone a escribir”, Clarín, Buenos Aires,
14 de noviembre de 1999, pp. 3-5.
Ejemplo:
OBELAR, Pablo: 1975-Chronicles of the Burgeois [diapositiva], Colección
particular de la muestra itinerante del Louisiana Museum of Modern Art, Buenos
Aires: CAYC, 1976.
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TYKWER, Tom (Director): Corre Lola corre, (título original: Lola Rennt) [DVD],
Alemania, 1998. Estrenada en la Argentina en el año 2000.
Ejemplo:
SINOBILE, Emilio: Reglas de la Gestal [transparencia], Buenos Aires, 1997.
Ejemplo:
AUTOMÓVIL CLUB ARGENTINO: Córdoba, Argentina, zona serrana
[mapa], Sector de Cartografía vial y turística, Buenos Aires: Automóvil Club
Argentino (ACA), escala ca. 1:300.000, 0,77 x 0,44 cm, 1984.
14 La identificación del recurso [en línea] se utiliza para la información accesible en Internet, esto
incluye notas, películas, fotos, etcétera.
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Ejemplo:
BARRETO, Margarita: Paradigmas actuales de la museología, 3 de junio de 1998
[en línea], www.naya.org.ar/artículos/museologia01.htm, [1 de abril de 1999].
Apunte de Cátedra
15Bajtín, Mijail. “El problema de los géneros discursivos”, en: Estética de la creación verbal.
México, Editorial Siglo XXI, 1990. Pp. 248-293.
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2. Caracterización
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- la referencia
- los interlocutores o participantes y
- el léxico de la disciplina.
2-a La referencia
17Según Ives Chevallard “Un contenido de saber que ha sido designado como saber a enseñar,
sufre a partir de entonces un conjunto de transformaciones adaptativas que van a hacerlo apto
para ocupar un lugar entre los objetos de enseñanza. El «trabajo» que transforma un "objeto de
saber a enseñar" en un "objeto de enseñanza", es denominado la transposición didáctica”. En:
La trasposición didáctica: del saber sabio al saber enseñado. Buenos Aires, Aique, 2005. p. 45.
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establecidos por las diversas disciplinas con los sentidos que cada comunidad
lingüística le otorga a los mismos términos por razones de apropiación
sociocultural. Así, conceptos como sujeto, inconsciente, perversión, locura,
patología y otros, son portadores de una significación “popularizada” pero
alejada del campo científico que le dio origen.
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Tal como hemos visto, este tipo de discurso remite a temas científicos; por
lo tanto, no es frecuente encontrar una presencia notoria de rastros del
enunciador; tampoco sería lo recomendable, ya que la comunidad científica
entiende y acuerda que el miembro de la academia debe estudiar su objeto de
manera distanciada para poder ser objetivo. Sin embargo, esto no quita que la
entidad enunciadora no deje ninguna huella.
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"Un libro nos ofrece un texto abierto a múltiples interpretaciones, pero nos
dice algo que no puede ser modificado. Supongamos que estamos leyendo La
guerra y la paz de Tolstoi. Anhelamos con desesperación que Natasha
rechace el cortejo de Anatoli, ese despreciable sinvergüenza; con la misma
desesperación anhelamos que el príncipe Andrei, que es una persona
maravillosa, no se muera nunca, y que él y Natasha vivan juntos para
siempre”.22
19 Foucault, Michel. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona, Editorial Gedisa, 1996.
20Grass, Günter. “Escribir después de Auschwitz”. Conferencia de 1990, publicada por Paidós,
Barcelona, 1999.
21 Valéry, Paul “Sobre la poesía”. Conferencia pronunciada en la Université des Annales el 2 de
diciembre de 1927. Publicada en Conferencia, 5, 1928. Recogida en el tomo K de Oeuvres,
Conférences. 1939.
22 Eco, Umberto. "Los libros son de esa clase de instrumentos que, una vez inventados, no
pudieron ser mejorados, simplemente porque son buenos. Como el martillo, el cuchillo, la
cuchara o la tijera." En: revista Imaginaria, Nº 118, 24 de diciembre de 2003.
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actitud del enunciador ante lo que dice y ello dependerá, en gran medida, de
las competencias lingüísticas y paralingüísticas de los lectores. Merece
aclararse que estos mecanismos, al igual que otros, son parte del fenómeno de
la modalización, sólo que aquí, los presentamos en un apartado individual con
el propósito didáctico de hacer visible procedimientos que tienden a
naturalizarse en los actos retóricos y que no siempre son tenidos en cuenta.
Por otra parte, es preciso destacar la particularidad que su presencia posee en
el ámbito académico.
En este caso Gustavo da por sentado que Martín está al tanto del tema,
dado que no aclara dónde rige la prohibición, ni los hechos que motivaron la
sanción. Al mismo tiempo, Martín no menciona a que se refiere con “tragedia”
porque sabe que Gustavo comparte con él la información suficiente como para
no tener que explicitarla.
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Los enunciados implícitos modalizan el discurso porque esas formas del “no
decir” se instauran en el texto como supuestos asertivos que los enunciatarios
han de compartir. Por ejemplo, las citas constituyen una modalidad explícita de
polifonía que permite al lector interpretar la misma en el marco de una
vinculación teórica y como parte de la subjetividad del enunciador; sin
embargo, una peculiaridad discursiva está dada por lo que podría denominarse
“citas implícitas”, es decir, generalizaciones en el enunciado -que supone estar
citando- construidas mediante el uso de fórmulas como “según algunos”, “hay
quien sostiene”, “diversos autores destacan”, etc. Estas construcciones
lingüísticas marcan la posición del hablante respecto a lo que dice, atenuando
el grado de certeza de su enunciado para mostrar cierta precaución
epistemológica. De este modo, García Canclini en un pasaje de su artículo
“Cinco dudas sobre la TV cultural” asevera: “Algunos investigadores de las
llamadas industrias culturales han cuestionado…”.24
23Taller de Lecto-escritura. Volumen II. Aspectos del discurso científico-académico. Instituto del
Desarrollo Humano, Universidad Nacional de General Sarmiento, julio de 1998.
24 García Canclini, Néstor. “Cinco dudas sobre la televisión cultural”. Conferencia inaugural del
Encuentro Internacional de Cultura y Medios, en el XV Aniversario de Canal 22, México D.F.,
junio de 2008.
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25Dib, Jimena. “¿Cómo leer la dimensión argumentativa en los textos académicos?” en: El taller
del escritor universitario. Irene Klein (Comp.) Buenos Aires, Prometeo, 2007. P. 62
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Explicación Argumentación
1- Introducción. Puede ser una 1- Hipótesis, tesis o postura
presentación al tema o exponerse sostenida por el enunciador. Opinión
como una síntesis del conocimiento o posición que éste mantiene con
que el lector debería poseer para respecto a un determinado
avanzar en la desarrollo del tema que acontecimiento, individuo u objeto.
se enunciará como nuevo. Constituye el eje a partir del cual se
desarrollarán los argumentos
2- Planteo de un interrogante, 2- Serie de argumentos que
explícito o implícito, que la exposición sostienen o validan la tesis.
contestará en el devenir del texto o Mantienen con la hipótesis una
discurso. relación de causa-efecto y de allí su
dependencia.
3- Desarrollo de la respuesta al 3- Contrargumentos: objeciones
interrogante planteado con los datos que se hicieron o podrían hacerse
que se dispongan hasta ese respecto de la validez de la tesis
momento. sostenida por el emisor.
4- Cierre: se realiza una evaluación 4- Refutación de los
de ese saber o se ofrece una contrargumentos: a los efectos de
especulación sobre los posibles no conceder réplicas a la
avances que posibilitarían otra argumentación sostenida.
respuesta.
5- Cierre o conclusión:
recapitulación de los principales
puntos para que la conclusión
aparezca como “naturalmente” lógica.
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26Roich, Paula “Exponer, explicar, argumentar” en: El taller del escritor universitario. Irene Klein
(Comp.) Buenos Aires, Prometeo, 2007. P. 55
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Bibliografía
Bajtín, Mijail. “El problema de los géneros discursivos”, en: Estética de la creación
verbal. México, Editorial Siglo XXI, 1990.
Chevallard, Ives.La trasposición didáctica: del saber sabio al saber enseñado. Buenos
Aires, Aique, 2005.
Dib, Jimena. “¿Cómo leer la dimensión argumentativa en los textos académicos?” en:
El taller del escritor universitario. Irene Klein (Comp.) Buenos Aires, Prometeo, 2007.
Eco, Umberto. "Los libros son de esa clase de instrumentos que, una vez inventados,
no pudieron ser mejorados, simplemente porque son buenos. Como el martillo, el
cuchillo, la cuchara o la tijera." En: revista Imaginaria, Nº 118, 24 de diciembre de
2003.
Foucault, Michel. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona, Editorial Gedisa, 1996.
27Roich, Paula. “Exponer, explicar, argumentar” en El taller del escritor universitario. Irene Klein
(coordinadora). Buenos Aires, Prometeo libros, 2007. P.37
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Roich, Paula “Exponer, explicar, argumentar” en: El taller del escritor universitario.
Irene Klein (Comp.) Buenos Aires, Prometeo, 2007.
Apunte de Cátedra
28AA.VV “La situación enunciativa”. Apunte de Cátedra, Producción de textos B, FBA, UNLP,
2012.
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mayor circulación son el artículo académico, las ponencias, los papers, las
conferencias y algunos más.
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29Klein, Irene. “Prólogo” en: El taller del escritor universitario. Buenos Aires, Prometeo libros,
2007.
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Características de la monografía:
30Para ver este tema puede consultarse el artículo de Seoane, Carolina: “Las respuestas de
examen”. Disponible en http://www.udesa.edu.ar/ [23 de febrero 2016].
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Tanto los parciales, como las monografías y los informes de lectura, como
textos pertenecientes a un mismo género, comparten rasgos comunes:
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Bibliografía
Alazraki, Ruth: “La polifonía en los textos académicos”. [Material en revisión publicado
por el Taller de Semiología que coordina Irene Klein].
32 Nos referimos a Botta, Mirta. “5. Las citas textuales” y “6. Las notas” en: Tesis, monografías e
informes. Nuevas normas y técnicas de Investigación y Redacción. Buenos Aires, Editorial Biblos,
2002.
33 Klein, Irene. “Escribir a partir de otros textos”, en: Op. Cit, p.130.
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Bajtín, Mijail: “El problema de los géneros discursivos”, en: Estética de la creación
verbal. México, Editorial Siglo XXI, 1990.
Klein, Irene: “Prólogo” y “Escribir a partir de otros textos”, en: El taller del escritor
universitario. Buenos Aires, Prometeo libros, 2007.
Natale, Lucía y Alazraki, Ruth: “Escribir textos monográficos”, en: El taller del escritor
universitario. Buenos Aires, Prometeo libros, 2007.
Roich, Paula: “El parcial universitario”, en: El taller del escritor universitario. Buenos
Aires, Prometeo libros, 2007.
34
Las oraciones aseverativas son aquellas que simplemente afirman o niegan algo. Las mismas pueden
clasificarse en afirmativas y negativas.
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Características de la tesis
Debe ser discutible
La tesis se instala como una aseveración sobre un tema debatible o
controversial; no sobre ideas ampliamente aceptadas que no son discutibles
porque en esos casos no es necesario convencer o persuadir a nadie.
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- La tesis está formulada como una afirmación contundente que deja clara la
postura del enunciador.
- Incluye conceptos clave: Estado- Presupuesto Nacional- Educación.
- Es debatible (por ejemplo, se podría afirmar que el cuarenta por ciento es
excesivo porque quedaría poco margen para otras áreas sensibles como
salud o infraestructura).
- Puede ser sustentada a través de argumentos (por ejemplo, se podría
argumentar que los países con mayor presupuesto en educación cuentan
con los profesionales, científicos y técnicos más capacitados del mundo).
- Parte de una premisa verdadera ya que el gobierno destina una parte del
presupuesto nacional al área de educación. Lo que habrá que sostener es
por qué ese aporte debería ser superior al cuarenta por ciento.
- Estructuralmente, se presenta de manera completa.
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Bibliografía consultada
Rodríguez Bonilla, María Cristina. “Cómo enfrentar la escritura de un texto argumentativo”, en: Irene
klein (Coordinadora). El taller del escritor universitario, Prometeo libros, 2007.
Botta, Mirta. Tesis, Monografía e informes. Nuevas normas y técnicas de investigación y redacción.
Buenos Aires, Biblos, 2002.
Eco, Umberto. Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de investigación, estudio y
escritura. Barcelona, Gedisa, 1977.
Velásquez, M., Carrasco, E. y Hernández, M. “Cómo formular una tesis para un texto argumentativo”,
Centro de español, LEO, Universidad de los Andes.
(http://leo.uniandes.edu.co/index.php/menu-escritura/texto-argumentativo/50-como-formular-una-
tesis-para-un-texto-argumentativo ).
EL RESUMEN
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Estas intenciones son diferentes porque las relaciones entre los que resumen y
los destinatarios son asimismo diferentes: se resume con finalidades
comunicativas distintas.
Resumir es transformar –de manera particular, según se verá más
adelante- un texto base (o texto I) para un destinatario. El mediador, el que
operará esa transformación, leerá ese texto base desde el lugar que la relación
con el destinatario le confiera. Entonces, así como relevará diferente
información según ese lugar, también la “traducirá” al lenguaje (selección
léxica, organización, sintaxis, etc.) más apropiado para la situación. Como se
puede deducir, el abanico de posibilidades del resumen es muy amplio. En ese
sentido, cabría decir que la producción de un resumen está condicionada por
las mismas variables que afectan la producción de cualquier género discursivo.
De todas las posibilidades, importa aquí centrarse en las de los ámbitos
académicos, y específicamente en dos: cuando un estudiante resume un texto
para su propio estudio, y cuando realiza un resumen a solicitud de un docente
que evaluará, por ese medio, la comprensión lectora.
En el primer caso, y para un aprendizaje eficaz, el resumen deberá
retomar el contenido global y/o aquellos contenidos pertinentes según la
finalidad del estudio. Desde el punto de vista de la “traducción” que el
estudiante opera sobre el texto base, este tipo de resumen permite una mayor
libertad respecto del código que se utilice, dado que el resumidor elegirá aquel
que le sea más eficaz. Por ejemplo, como ayuda, para reponer en su memoria
los contenidos del texto base, podrá utilizar signos personales (abreviaturas no
convencionales, palabras clave, etc.).
En el segundo caso, cuando se resume a solicitud de un docente, debe
tenerse en cuenta que, además de transmitir el contenido global, el resumen
debe estar codificado para otro (el docente) en un lenguaje formal propio de
la situación académica en la que se produce. Por esa razón, ya no serán
válidos los signos personales. De este modo, el resumen retoma, por un lado,
ciertas marcas formales del texto base (por ejemplo, cierta terminología
específica), y por el otro, tiene las marcas propias de toda comunicación
académica.
Es también en relación con la situación comunicativa que se establece el
límite en la operación resuntiva. ¿Hasta dónde resumir? ¿Es posible establecer
a priori una extensión para el resumen? Estos interrogantes no pueden
plantearse independientemente de la intención de la producción concreta. El
resumen debe tener la información mínima necesaria que permita conocer la
propuesta del texto base, pero siempre en función de la finalidad.
2. ¿Qué es un resumen?
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3. ¿Cómo se resume?
La actividad resuntiva no comienza cuando se escribe el resumen sino
cuando se lee el texto base. Desde esta lectura, hasta la escritura del
resumen, es conveniente cumplir con los tres pasos siguientes:
1) Una primera lectura del texto base completo, a fin de reconocer la
conexión entre las distintas informaciones que despliega el texto y, por lo
tanto, su unidad temática.
2) Una segunda lectura para subrayar la información principal
(tradicionalmente “ideas principales”), cuya relevancia es tal en función del
tema reconocido en la lectura del texto completo, y está determinada por
el tipo textual y discursivo (organización y finalidad del enunciado). Por
ejemplo, en un texto argumentativo la información principal se corresponde
con la hipótesis que el texto sostiene y los argumentos más importantes. Y, si
tenemos en cuenta el aspecto discursivo, habrá que considerar en qué
situación comunicativa está inserto ese texto para seleccionar esos
argumentos de acuerdo con el valor que adquieran.
3) Es conveniente organizar las ideas principales en un esquema o
cuadro que permita que sean elaboradas y no transcriptas literalmente a partir
de lo subrayado. Para la redacción del resumen, entonces, se partirá de ese
esquema.
4. Operaciones resuntivas
Como se señaló, el proceso de resumir, descripto en los pasos del
parágrafo anterior, implica operaciones de generalización, globalización y
conceptualización del contenido del texto base, que tendrán como
consecuencia esperable una reducción de su extensión. Dichas operaciones
estarán condicionadas por la estructura del texto base: no se resume del
mismo modo un texto narrativo que uno argumentativo, por ejemplo.
En primer lugar, la generalización consiste en encontrar rasgos
comunes a varios elementos y a partir de ahí nombrarlos como pertenecientes
a un conjunto o clase, mediante una palabra que los involucre a todos. Así, la
palabra juguetes, sustituye, a través de la generalización, palabras como
trencito, muñeca, osito de peluche, etc.
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Bibliografía consultada:
• Inza, Marta, López Casanova, Martina y Peralta, Dante (1997). “El resumen en los textos
escolares. Revisión crítica y resignificación de la práctica”, ponencia presentada en el Segundo
Seminario internacional: textos escolares en Iberoamérica. Quilmes. Universidad Nacional de
Quilmes. 11-14 de noviembre.
• Inza, Marta, López Casanova, Martina y Peralta, Dante (1997). “Aspectos lingüísticos y
cognitivos en el resumen. Revisión y propuesta pedagógica”, ponencia presentada en el II
Congreso Nacional de Didáctica de la Lengua y la Literatura. La Plata. Facultad de Humanidades
y Ciencias de la Educación – UNLP. 13-15 de noviembre.
Ivana Basset
La Monografía
Qué es la monografía
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Las monografías son textos complejos que involucran la realización de otras tareas
previas de escritura, como resúmenes, operaciones discursivas –definición,
caracterización, comparación, fundamentación – o informes de lectura.
Como todo género discursivo, la monografía está sujeta a determinadas convenciones y
requisitos:
ideas presentadas (junto con la tesis y la argumentación que la sostiene) deben
entenderse a la primera lectura: el texto no debe alentar interpretaciones ambiguas ni
dejar implícitos contenidos centrales para que los reponga el lector.
El enunciador debe aparecer construido tal como se estila en los textos académicos:
como alguien riguroso, racional, moderado y objetivo. El léxico empleado debe ser
específico y el registro, formal.
voces ajenas deben ser incluidas respetando su sentido original y siguiendo las
convenciones de cita (de parafraseo, integradas o destacadas).
secciones definidas:
o Portada o carátula completa. En ella deben figurar una serie de elementos, a saber: el
nombre de la institución educativa, el nombre de la asignatura para la que la monografía
se escribe, el nombre del profesor a cargo de la materia y el nombre del alumno que la
presenta. También deben aparecer como datos el lugar y la fecha de entrega. Además de
lo señalado, la portada o carátula debe incluir el título de la monografía. Este debe ser
claro y específico, de modo que anticipe el contenido real del texto (es mejor evitar
formulaciones generales, que prometan el tratamiento de un tema amplio y compuesto
necesariamente por múltiples aspectos cuando –en rigor– solo se trabajará uno de ellos).
o Índice o tabla de contenido. Aquí se ubican los subtítulos de acuerdo con su
disposición dentro del texto, desde el resumen hasta los anexos, si los hay.
o Resumen o abstract. Su presencia no es obligatoria en todas las monografías. Se trata
de una síntesis del contenido del trabajo. Su extensión no debe superar las 150 palabras
y debe redactarse al finalizar la monografía. En el resumen se incluyen el propósito u
objetivo, las hipótesis, los métodos utilizados, el marco teórico en el que se inscribe el
trabajo y la conclusión general.
o Introducción. En primer lugar, esta sección debe presentar el tema que se tratará a
continuación junto con la justificación de su relevancia. Se trata, en esta instancia inicial,
de predisponer favorablemente al destinatario y persuadirlo de que aquello de lo que se
tratará tiene interés. En segundo lugar, la introducción debe servir para orientar al lector
en relación con el texto que sigue. Es necesario que se mencionen, entonces, cuál es el
recorte específico del tema general, cuáles son los objetivos y alcances de la
investigación, cuál es el marco teórico con el que se ha enfocado el objeto de estudio y,
eventualmente, cuál es el corpus que constituye la materia de análisis.
o Desarrollo. En esta sección, se expondrán, en primer lugar, los conceptos o fenómenos
que constituyen el punto de partida del análisis. En segundo lugar, se argumentará a favor
de determinado razonamiento (con citas de apoyo o autoridad, y, eventualmente, citas
para refutar). La argumentación debe ser sólida, suficiente y válida para la comunidad
científica de que se trate, y debe culminar con la formulación clara de una tesis.
o Conclusiones. Esta sección debe contener una síntesis de lo expuesto y la
explicitación de un cierre, más o menos definitivo, de la cuestión tratada.
o Apéndices o anexos . Aunque su presencia no es obligatoria, pueden incluirse en ellos
los materiales complementarios que no aparecieron en el cuerpo del texto y que
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Producción de textos- Cátedra B 2019
Recomendaciones finales
Teniendo en cuenta los requisitos con los que debe cumplir una monografía, al
revisar el texto que se ha escrito conviene controlar una serie de aspectos:
exposición de los textos que se citan (citas de parafraseo) sea clara y fiel a su
contenido;
sino que además desarrolle una tesis, que debe aparecer claramente formulada y
rigurosamente argumentada;
conclusión derive de lo argumentado, que sea consistente y haya sido
suficientemente probada;
51
Producción de textos- Cátedra B 2019
35 No está de más recordar que, si el trabajo resultara editado, hay que pedir permiso al titular del copyright
para el caso de las citas textuales que excedan las mil páginas.
52
Producción de textos- Cátedra B 2019
un margen menor. (Si el trabajo está escrito a doble espacio, la cita puede ir a uno, con
sangría y sin comillas).
i) Las citas deben ser fieles. Esto significa que se deben transcribir las palabras tal y como
son; no se debe eliminar parte del texto sin señalarlo con tres puntos suspensivos entre
paréntesis o corchetes; cuando deseamos aclarar o especificar algo dentro de una cita, se
debe hacer también entre paréntesis o corchetes.
j) La referencia debe ser exacta, puntual y verificable.
6. Las notas
6.1. Concepto
Las notas a pie de página (también llamadas notas al calce, notas marginales o
escolios) son las que dan información o noticia de cualquier tipo: advertencia, explicación,
comentario, remisión a otras secciones del mismo trabajo, traducciones del idioma original
o en el idioma original de un pasaje en el cuerpo de la obra, etcétera.
No son de la misma importancia que el cuerpo del texto o argumentación fundamental
del trabajo y esta diferenciación está señalada por el distinto tipo de letra que se emplea
para uno y otro.
53
Producción de textos- Cátedra B 2019
4) después del punto final para comentar sobre el contenido en el largo párrafo
concluido; y
5) después de una cita textual y a continuación de las comillas de cierre.
54
Producción de textos- Cátedra B 2019
55
Producción de textos- Cátedra B 2019
Candido, Salvatore (1970), Giuseppe Garibaldi; corsario riograndense [1964]. Pról. Alberto
M. Ghisaberti. Roma: Istituto per la Storia del Risorgimento Italiano. (2° ed.) V. XX
(Biblioteca Scietifica, Serie II: Memorie)
Se colocará el año de la edición consultada, en este caso la segunda, de las
formas transcriptas en los ejemplos precedentes. Siempre es conveniente citar por la
edición usada y consignar, entre paréntesis o corchetes, el año de la edición original.
Este sistema resulta útil cuando se maneja una bibliografía muy especializada. Por
ejemplo, en un libro sobre Garibaldi, utilizaría una bibliografía breve, específica y bastante
conocida por los lectores especialistas, por lo cual este sistema funcionaría de maravillas,
evitándole al autor el esfuerzo de poner notas al pie una y otra vez citando las mismas
fuentes.
Si la monografía, la tesis o el trabajo de investigación requirieran una bibliografía
muy variada, la recomendación es usar el sistema clásico. Por ejemplo, en un trabajo
sobre Políticas culturales en la Argentina (1945-1995), donde la bibliografía será extensa
y muy ecléctica, poco conocida por los lectores.
El segundo sexo
Simone de Beauvoir
Introducción
Durante mucho tiempo dudé en escribir un libro sobre la mujer. El tema es irritante,
sobre todo para las mujeres; pero no es nuevo. La discusión sobre el feminismo ha hecho
correr bastante tinta; actualmente está punto menos que cerrada: no hablemos más de
ello. Sin embargo, todavía se habla. Y no parece que las voluminosas estupideces
vertidas en el curso de este último siglo hayan aclarado mucho el problema. Por otra
parte, ¿es que existe un problema? ¿En qué consiste? ¿Hay siquiera mujeres? Cierto que
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Producción de textos- Cátedra B 2019
la teoría del eterno femenino cuenta todavía con adeptos; estos adeptos cuchichean:
«Incluso en Rusia, ellas siguen siendo mujeres.» Pero otras gentes bien informadas -
incluso las mismas algunas veces- suspiran: «La mujer se pierde, la mujer está perdida.»
Ya no se sabe a ciencia cierta si aún existen mujeres, si existirán siempre, si hay que
desearlo o no, qué lugar ocupan en el mundo, qué lugar deberían ocupar. «¿Dónde están
las mujeres?», preguntaba recientemente una revista no periódica36.
Pero, en primer lugar, ¿qué es una mujer? «Tota mulier in utero: es una matriz»,
dice uno TOTA MULIER EST IN UTERO: «Toda la mujer consiste en el útero». Para
indicar que la mujer está condicionada por su constitución biológica. Sin embargo,
hablando de ciertas mujeres, los conocedores decretan: «No son mujeres», pese a que
tengan útero como las otras.
Todo el mundo está de acuerdo en reconocer que en la especie humana hay
hembras; constituyen hoy, como antaño, la mitad, aproximadamente, de la Humanidad; y,
sin embargo, se nos dice que «la feminidad está en peligro»; se nos exhorta: «Sed
mujeres, seguid siendo mujeres, convertíos en mujeres.» Así, pues, todo ser humano
hembra no es necesariamente una mujer; tiene que participar de esa realidad misteriosa y
amenazada que es la feminidad. Esta feminidad ¿la secretan los ovarios? ¿O está fijada
en el fondo de un cielo platónico? ¿Basta el frou-frou de una falda para hacer que
descienda a la Tierra? Aunque ciertas mujeres se esfuerzan celosamente por encarnarla,
jamás se ha encontrado el modelo.
Se la describe de buen grado en términos vagos y espejeantes que parecen
tomados del vocabulario de los videntes. En tiempos de Santo Tomás, aparecía como una
esencia tan firmemente definida como la virtud adormecedora de la adormidera. Pero el
conceptualismo ha perdido terreno: las ciencias biológicas y sociales ya no creen en la
existencia de entidades inmutablemente fijas que definirían caracteres determinados,
tales como los de la mujer, el judío o el negro; consideran el carácter como una reacción
secundaria ante una situación. Si ya no hay hoy feminidad, es que no la ha habido nunca.
¿Significa esto que la palabra «mujer» carece de todo contenido? Es lo que afirman
enérgicamente los partidarios de la filosofía de las luces, del racionalismo, del
nominalismo: las mujeres serían solamente entre los seres humanos aquellos a los que
arbitrariamente se designa con la palabra «mujer»; las americanas en particular piensan
que la mujer, como tal, ya no tiene lugar; si alguna, con ideas anticuadas, se tiene todavía
por mujer, sus amigas le aconsejan que consulte con un psicoanalista, para que se libre
de semejante obsesión. A propósito de una obra, por lo demás irritante, titulada Modern
Woman: a lost sex, Dorothy Parker ha escrito: «No puedo ser justa con los libros que
tratan de la mujer en tanto que tal... Pienso que todos nosotros, tanto hombres como
mujeres, quienes quiera que seamos, debemos ser considerados como seres humanos.»
Pero el nominalismo es una doctrina un poco corta; y a los antifeministas les es
muy fácil demostrar que las mujeres no son hombres. Desde luego, la mujer es, como el
hombre, un ser humano; pero tal afirmación es abstracta; el hecho es que todo ser
humano concreto está siempre singularmente situado. Rechazar las nociones de eterno
femenino, de alma negra, de carácter judío, no es negar que haya hoy judíos, negros,
mujeres; esa negación no representa para los interesados una liberación, sino una huida
inauténtica. Está claro que ninguna mujer puede pretender sin mala fe situarse por encima
de su sexo. Una conocida escritora rehusó hace unos años permitir que su retrato
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Producción de textos- Cátedra B 2019
37El informe Kinsey, por ejemplo, se limita a definir las características sexuales del hombre
norteamericano, lo cual es completamente diferente.
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Producción de textos- Cátedra B 2019
38
Esta idea ha sido expresada en su forma más explícita por E. Lévinas en su ensayo sobre Le
Temps et l'Autre. Se expresa así: «¿No habría una situación en la cual la alteridad fuese llevada
por un ser a un título positivo, como esencia? ¿Cuál es la alteridad que no entra pura y
simplemente en la oposición de las dos especies del mismo género? Creo que lo contrario
absolutamente contrario, cuya contrariedad no es afectada en absoluto por la relación que puede
establecerse entre él y su correlativo, la contrariedad que permite al término permanecer
absolutamente otro, es lo femenino. El sexo no es una diferencia específica cualquiera... La
diferencia de los sexos tampoco es una contradicción...; no es tampoco la dualidad de dos
términos complementarios, porque dos términos complementarios suponen un todo
preexistente... La alteridad se cumple en lo femenino. Término del mismo rango, pero de sentido
opuesto a la conciencia.» Supongo que el señor Lévinas no olvida que la mujer es también, para
sí, conciencia. Sin embargo, es chocante que adopte deliberadamente un punto de vista de
hombre, sin señalar la reciprocidad entre el sujeto y el objeto. Cuando escribe que la mujer es
misterio, sobrentiende que es misterio para el hombre. De tal modo que esta descripción, que se
quiere subjetiva, es en realidad una afirmación del privilegio masculino.
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Producción de textos- Cátedra B 2019
dependencia, esperanza o temor, interioriza la necesidad que tiene del amo; pero, aunque
la urgencia de la necesidad fuese igual en ambos, siempre actúa en favor del opresor
frente al oprimido. Ello explica que la liberación de la clase obrera, por ejemplo, haya sido
tan lenta. Ahora bien, la mujer siempre ha sido, si no la esclava del hombre, al menos su
vasalla; los dos sexos jamás han compartido el mundo en pie de igualdad; y todavía hoy,
aunque su situación está evolucionando, la mujer tropieza con graves desventajas. En
casi ningún país es idéntico su estatuto legal al del hombre; y, con frecuencia, su
desventaja con respecto a aquel es muy considerable. Incluso cuando se le reconocen en
abstracto algunos derechos, una larga costumbre impide que encuentre en los usos
corrientes su expresión concreta. Económicamente, hombres y mujeres casi constituyen
dos castas distintas; en igualdad de condiciones, los primeros disfrutan situaciones más
ventajosas, salarios más elevados, tienen más oportunidades de éxito que sus
competidoras de fecha reciente; en la industria, la política, etc., ocupan un número mucho
mayor de puestos, y son ellos quienes ocupan los más importantes. Además de los
poderes concretos que poseen, están revestidos de un prestigio cuya tradición mantiene
toda la educación del niño: el presente envuelve al pasado, y en el pasado toda la Historia
la han hecho los varones. En el momento en que las mujeres empiezan a participar en la
elaboración del mundo, ese mundo es todavía un mundo que pertenece a los hombres:
ellos no lo dudan, ellas lo dudan apenas. Negarse a ser lo Otro, rehusar la complicidad
con el hombre, sería para ellas renunciar a todas las ventajas que puede procurarles la
alianza con la casta superior. El hombre soberano protegerá materialmente a la mujer-
ligia y se encargará de justificar su existencia: junto con el riesgo económico evita ella el
riesgo metafísico de una libertad que debe inventar sus fines sin ayuda. En efecto, al lado
de la pretensión de todo individuo de afirmarse como sujeto, que es una pretensión ética,
también hay en él la tentación de huir de su libertad para constituirse en cosa; es ese un
camino nefasto, en cuanto que pasivo, alienado y perdido; resulta entonces presa de
voluntades extrañas, cercenado de su trascendencia, frustrado de todo valor. Pero es un
camino fácil: así se evitan la angustia y la tensión de una existencia auténticamente
asumida. El hombre que constituye a la mujer en un Otro, hallará siempre en ella
profundas complicidades. Así, pues, la mujer no se reivindica como sujeto, porque carece
de los medios concretos para ello, porque experimenta el lazo necesario que la une al
hombre sin plantearse reciprocidad alguna, y porque a menudo se complace en su papel
de Otro.
Y he aquí que surge inmediatamente esta pregunta: ¿cómo ha empezado toda esa
historia? Se comprende que la dualidad de los sexos, como toda dualidad, se halla
manifestado mediante un conflicto. Y se comprende que si uno de los dos logra imponer
su superioridad, esta se establezca como absoluta. Pero queda por explicar que fuera el
hombre quien ganase desde el principio. Pudiera haber ocurrido que las mujeres
obtuviesen la victoria, o que jamás se hubiera resuelto la contienda. ¿De dónde proviene
que este mundo siempre haya pertenecido a los hombres y que solamente hoy empiecen
a cambiar las cosas? Y este cambio ¿es un bien? ¿Traerá o no traerá un reparto
equitativo del inundo entre hombres y mujeres?
Estas preguntas distan mucho de ser nuevas, y ya se les ha dado numerosas
respuestas; pero precisamente el solo hecho de que la mujer sea lo Otro refuta todas las
justificaciones que de ello puedan haber presentado jamás los hombres, ya que,
evidentemente, les eran dictadas por su propio interés. «Todo cuanto sobre las mujeres
han escrito los hombres debe tenerse por sospechoso, puesto que son juez y parte a la
vez», dijo en el siglo XVII Poulain de la Barre, feminista poco conocido. Por doquier, en
todo tiempo, el varón ha ostentado la satisfacción que le producía sentirse rey de la
Creación. «Bendito sea Dios nuestro Señor y Señor de todos los mundos, por no haberme
hecho mujer», dicen los judíos en sus oraciones matinales; mientras sus esposas
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Producción de textos- Cátedra B 2019
murmuran con resignación: «Bendito sea el Señor, que me ha creado según su voluntad.»
Entre los beneficios que Platón agradecía a los dioses, el primero era que le hubiesen
creado libre y no esclavo, y el segundo, hombre y no mujer. Pero los varones no habrían
podido gozar plenamente de ese privilegio si no lo hubiesen considerado fundado en lo
absoluto y en la eternidad: del hecho de su supremacía han procurado derivar un
derecho. «Siendo hombres quienes han hecho y compilado las leyes, han favorecido a su
sexo, y los jurisconsultos han convertido las leyes en principios», añade Poulain de la
Barre. Legisladores, sacerdotes, filósofos, escritores y eruditos, todos ellos se han
empeñado en demostrar que la condición subordinada de la mujer era voluntad del Cielo y
provechosa para la Tierra. Las religiones inventadas por los hombres reflejan esa
voluntad de dominación: han sacado armas de las leyendas de Eva, de Pandora; han
puesto la filosofía y la teología a su servicio, como se ha visto por las frases de Aristóteles
y de Santo Tomás que hemos citado.
Desde la Antigüedad, satíricos y moralistas se han complacido en trazar el cuadro
de las flaquezas femeninas. Conocidas son las violentas requisitorias que contra ellas se
han dirigido a través de toda la literatura francesa: Montherlant recoge, con menos
inspiración, la tradición de Jean de Meung. Semejante hostilidad parece a veces fundada,
a menudo gratuita; en verdad, recubre una voluntad de autojustificación más o menos
hábilmente enmascarada. «Es más fácil acusar a un sexo que excusar al otro», dice
Montaigne. En ciertos casos, el proceso es evidente. Resulta significativo, por ejemplo,
que, para limitar los derechos de la mujer, el código romano invoque «la imbecilidad, la
fragilidad del sexo» en el momento en que, por debilitamiento de la familia, aquella se
convierte en un peligro para los herederos varones. Resulta chocante que en el siglo XVI,
para mantener bajo tutela a la mujer casada, se apele a la autoridad de San Agustín,
declarando que «la mujer es una bestia que no es ni firme ni estable», en tanto que a la
soltera se la reconoce con capacidad para administrar sus bienes. Montaigne comprendió
perfectamente lo arbitrario e injusto de la suerte asignada a la mujer: «Las mujeres no
dejan de tener razón en absoluto cuando rechazan las normas que se han introducido en
el mundo, tanto más cuanto han sido los hombres quienes las han hecho sin ellas.
Naturalmente, entre ellas y nosotros hay intrigas y querellas.» Pero Montaigne no llega
hasta el extremo de erigirse en su campeón. Solamente en el siglo XVIII hombres
profundamente demócratas encaran la cuestión con objetividad. Diderot, entre otros, se
propone demostrar que la mujer es un ser humano igual que el hombre. Un poco más
tarde, Stuart Mill la defiende con ardor. Pero estos filósofos son de una imparcialidad
excepcional.
En el siglo XIX, la cuestión del feminismo se convierte nuevamente en una
cuestión de partidos; una de las consecuencias de la Revolución Industrial fue la
participación de la mujer en el trabajo productor: en ese momento las reivindicaciones
feministas se salen del dominio teórico, encuentran bases económicas; sus adversarios
se vuelven más agresivos; aunque la propiedad de bienes raíces fuera en parte
destronada, la burguesía se aferra a la vieja moral, que ve en la solidez de la familia la
garantía de la propiedad privada, y reclama a la mujer en el hogar tanto más ásperamente
cuanto su emancipación se vuelve una verdadera amenaza; en el seno mismo de la clase
obrera, los hombres intentaron frenar esa liberación, puesto que las mujeres se les
presentaban como peligrosas competidoras, tanto más cuanto que estaban habituadas a
trabajar por bajos salarios41. Para demostrar la inferioridad de la mujer, los antifeministas
apelaron entonces, no solo a la religión, la filosofía y la teología, como antes, sino también
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Producción de textos- Cátedra B 2019
Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque. Muchas
personas creían que el bosque era un lugar siniestro y peligroso, por lo que jamás se
aventuraban en él. Caperucita Roja, por el contrario, poseía la suficiente confianza en su
incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginería tan
obviamente freudiana. De camino a casa de su abuela, Caperucita Roja se vio abordada
por un lobo que le preguntó qué llevaba en la cesta.
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Producción de textos- Cátedra B 2019
—Un saludable tentempié para mi abuela quien, sin duda alguna, es perfectamente capaz
de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es -respondió.
—No sé si sabes, querida —dijo el lobo—, que es peligroso para una niña pequeña
recorrer sola estos bosques. Respondió Caperucita:
—Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de
ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial (en
tu caso propia y globalmente válida) que la angustia que tal condición te produce te ha
llevado a desarrollar. Y ahora, si me perdonas, debo continuar mi camino.
Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de
segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de
Occidente, conocía una ruta más rápida para llegar a casa de la abuela. Tras irrumpir
bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta
completamente válida para cualquier carnívoro. A continuación, inmune a las rígidas
nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y
se acurrucó en el lecho. Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo:
—Acércate más, criatura, para que pueda verte -dijo suavemente el lobo desde el lecho.
—¡Oh! -repuso Caperucita. Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un
topo.
—Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes! (relativamente hablando, claro está, y, a su
modo, indudablemente atractiva).
Respondió el lobo:
—Soy feliz de ser quien soy y lo que soy…Y, saltando de la cama, aferró a Caperucita
Roja con sus garras, dispuesto a devorarla. Caperucita gritó; no como resultado de la
aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que
había realizado de su espacio personal. Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la
industria maderera (o técnicos en combustibles vegetales, como él mismo prefería
considerarse) que pasaba por allí. Al entrar en la cabaña, advirtió el revuelo y trató de
intervenir. Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja
se detuvieron simultáneamente…
—¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? -inquirió Caperucita.
El operario maderero parpadeó e intentó responder, pero las palabras no acudían a sus
labios.
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Producción de textos- Cátedra B 2019
—¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar
su capacidad de reflexión en el arma que lleva consigo! -prosiguió Caperucita. ¡Sexista!
¡Racista! ¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces
de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre. Al oír el apasionado
discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al operario
maderero y le cortó la cabeza. Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo
creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma
alternativa de comunidad basada en la cooperación y el respeto mutuo, y juntos, vivieron
felices en los bosques para siempre.
Irene Klein
Revisar y corregir
El presente texto forma parte del cuadernillo El taller del escritor universitario42 de Irene Klein, el
cual está compuesto por diversos apartados como por ejemplo: “Los géneros académicos”, “La
cohesión”, “La coherencia”, “La polifonía”. Estos apartados son citados en el presente artículo con
la intención que el lector del mismo los consulte ante las distintas dificultades que se le presenten
durante el proceso de escritura. En el caso de los alumnos de Producción de textos, cuentan con
la bibliografía de la Cátedra para disipar esas dudas.
Seguramente colocar el punto final del texto les produzca una gran satisfacción
porque implica haber llegado al final. Sin embargo, en tanto el proceso de escritura no se
ha iniciado con la escritura del título ni de la primera frase del texto, tampoco finaliza con
42
El cuadernillo Taller del escritor universitario del cual se ha tomado el presente apunte, no se
trata del libro de la misma autora publicado con ese título, sino un material de trabajo interno
del Taller de semiología que dirige I. Klein, sin editar y en proceso de corrección al momento
de ser consultado.
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Producción de textos- Cátedra B 2019
ese punto final. La planificación como la revisión son operaciones fundamentales, tal vez
las más importantes de ese proceso.
Ahora bien, ¿qué se hace cuando se ha terminado de escribir?
Fundamentalmente, es necesario sentarse otra vez frente a la hoja de papel –que ya no
está en blanco– o a la pantalla de la PC.
Antes de entregar el texto para su publicación académica, todo autor suele
someterlo a la lectura crítica de sus pares (en algunos libros incluso aparece el nombre
del lector crítico junto al del autor). Aun así es imprescindible que todo autor, una vez que
haya terminado de escribir, se convierta en un su propio lector crítico y se enfrente a su
texto como si fuera un texto ajeno. Lo que distingue al buen escritor es, entre otras cosas,
su capacidad de “escribir como lector”, esto es, de escribir, releer y revisar su texto como
si fuera el lector a quien se dirige. Preguntas tales como: ¿deberé ser más preciso?;
¿será necesario incluir otro ejemplo?; ¿se entiende lo que quiero decir? implican que el
escritor tiene en cuenta al enunciatario, sin el cual el texto carecerá de sentido. La
presencia “virtual” del lector rige todas las decisiones del escritor, tal como la selección de
la información, la organización textual, la elección léxica, incluso el uso de la puntuación y
también el proceso de revisión y corrección.
Es conveniente recordar que la revisión no es un proceso que se inicia cuando
concluye el proceso de escritura: la acompaña en todo su recorrido. Una oración, un
párrafo nuevo exige que el escritor se detenga, relea lo que ya ha escrito, evalúe si
responde a los objetivos que se ha formulado (por ejemplo, el de construirse como un
enunciador objetivo, distanciado del tema que expone, etc.), corrija y rescriba.
Es probable que, mientras escriban, centren su atención en algunos aspectos
solamente; muchos escritores prefieren atender a la coherencia global del texto mientras
escriben y dejar los problemas de superficie (ortografía, tildación, puntuación) para el final,
de modo tal de evitar la sobrecarga cognitiva que implica el proceso de escritura. Puede
ser conveniente entonces –sobre todo cuando uno recién se inicia en la práctica de la
lectura crítica– revisar el texto por etapas y focalizar en cada una diferentes aspectos del
texto (en la adecuación a la organización y estructura textual de un género académico,
por ejemplo, tal como aparece en “Los géneros académicos”, o en la escritura en sus
distintos niveles, atendiendo, por ejemplo, a los problemas de la cohesión, tal como se los
expone en “La cohesión”).43
Sea como fuere, la manera más eficaz de actuar como lector crítico es formularse
preguntas al modo de las propuestas en “Los géneros académicos”44 y responderlas en
función de una lectura atenta y rigurosa del texto propio. Esas preguntas actuarán como
una suerte de guía no sólo para los textos que produzcan en Taller45 sino para toda la
práctica posterior de escritor académico (estudiante o profesional).
A continuación les ofrecemos otras preguntas que intentan focalizar las dificultades
de escritura que suelen presentar los textos en sus diferentes niveles:
43
“Los géneros académicos” y “La cohesión” son nombres de capítulos del cuadernillo El taller del escritor
universitario de Irene Klein.
44
Idem.
45 Se hace referencia al Taller que dirige Irene Klein.
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Producción de textos- Cátedra B 2019
46
“La coherencia” y “La polifonía” son nombres de capítulos del cuadernillo El taller del escritor
universitario de Irene Klein.
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Klein, Irene; “Revisar y corregir”, en El Taller del escritor universitario, Publicación del Taller de
Semiología -sede Drago-;(Material sujeto a revisión).
Alfredo Leuco
La belleza no es violencia de género
EL EDITORIAL
"Mira que cosa más linda/más llena de gracia/es esa chiquilla/que viene y que pasa/con
un dulce balancear/camino del mar/Moza de cuerpo dorado/por el sol de Ipanema/su
balancear/es más que un poema/es la cosa más linda/que yo haya visto pasar."
Más aún: hasta podrían transformarse en una mala copia de sí mismos. Una causa noble,
de consenso cada vez más extendido hasta volverse grito popular y conciencia colectiva
(#niunamenos) es exactamente lo que es: plantarse frente a la brutalidad del femicidio
que está haciendo estragos en la sociedad argentina.
Hay que denunciarlo, hostigarlo y castigarlo hasta el destierro final. Pero si detrás de ese
escudo indispensable se combinan cuestiones "de género" de espesura menor, quizá la
prédica originaria resigne su eficacia.
Y los concursos de colas playeras ya se rindieron. ¿Será cierto que premiar un trasero
bullicioso y estéticamente bello es producto de mentes enfermizas que sólo piensan en la
mujer como un objeto? Que los creyentes se preparen para otras Sagradas Escrituras.
El Dios de la Biblia, se sabe, concibió al hombre "a imagen y semejanza" suya y de una
costilla hizo surgir a Eva para que en sus días en el Paraíso Adán combatiera cierta
soledad ontológica: "No es bueno que el hombre esté solo".
Dos mil años después, los concursos de belleza son denunciados por "violencia de
género" de "hombres necios" porque promoverían la bulimia, la anorexia y la depresión,
cuestiones presentes en cualquier familia y no por concurso alguno. Llegan tarde a la
protesta.
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Hace años que grandes firmas, y no sólo las de la moda, han reivindicado a su modo las
rotundas redondeces renacentistas de las mujeres, contracara de tanta herejía de
delgadeces.
Traseros ultra pulposos como los de Jennifer López o Kim Kardashian son reverenciados
por legiones y cada vez más mujeres los admiran.
En confianza, si fuese por estos grupos exacerbados, Vinicius no hubiese podido escribir
aquello de "mira que cosa más linda/más llena de gracia/es esa chiquilla/que viene y que
pasa/con un dulce balancear/camino del mar...", como reflexionó en Pasiones el periodista
Hernán Firpo.
Sería tachado de pervertido. Hace más de cinco siglos Miguel Angel esculpió el David, un
mármol 5.500 kilos y 5 metros de alto. Sin él, el mundo sería menos bello. Si tienen
dudas, mírenlo de atrás.
Este texto de Osvaldo Pepe me representa. No es habitual que yo utilice una columna de
un colega para reflejarla en este espacio.
Pero en este caso comparto cada coma, cada opinión y cada giro literario. Por eso me
permito apropiarme simbólicamente de ella.
Solo me gustaría agregar algunas otras reflexiones de mi propia cosecha para generar las
más apasionada y sana de las polémicas que se pueda lograr.
Quiero decir que un grupo muy minoritario que lleva su pensamiento al extremo hacer
alarde de su postura de izquierda revolucionaria pero han terminado, como suele ocurrir,
con los ultras a la derecha.
Dice el poeta Mario Trejo: "De dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo/de la derecha
cuando es diestra/ y de la izquierda cuando es siniestra".
O aquel talentoso mendocino, Armando Tejada Gómez, cuando planteó poéticamente que
"como el mundo es redondo, si uno se corre mucho a la izquierda, termina abrazado a la
derecha".
Todas las marchas contra la violencia de género y los despreciables femicidios, tienen
consignas y objetivos que comparto absolutamente.
Pero siempre aparece un grupito zarpado que se mete cruces en la vagina o que ensucia
la Catedral con pintadas delirantes y lunáticas y que se ven a sí mismas como libertarias y
anarquistas.
Muchas veces se roban las imágenes de la tele y las fotos de los diarios y pasan a ser el
eje de la manifestación de miles y miles de mujeres sensatas y corajudas que pelean por
lo que tienen que pelear.
Estas muchachas le hacen mucho mal al colectivo Ni Una Menos. Expulsan a mucha
gente que se asusta frente a semejante locura.
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Producción de textos- Cátedra B 2019
Pero más allá de eso hay ciertos pensamientos que de tan sobreactuados terminan
ocupando el lugar opuesto al que quieren ocupar.
Hay minorías que son capaces de condenar cuadros como "La Maja desnuda" o
esculturas como "La Venus de Milo", solo porque se trata de mujeres desnudas. Por favor.
De todos lados se vuelve menos del ridículo.
Muchos años, mucha sangre, sudor y lágrimas les llevó a las mujeres poder tener la
libertad de mostrar su cuerpo. Los pinochetistas en Chile y la dictadura de Videla fueron
capaces de meter presos a chicas por el solo delito de usar minifaldas.
Esa era una lucha liberadora. Los sectores más conservadores y reaccionarios, en
algunos casos ligados a lo más ultramontano de las religiones combaten eso.
No quieren que las mujeres muestren la belleza y la sensualidad, porque no, de los
cuerpos más livianos de ropa. Resulta que ahora en pleno 2017, otras mujeres pelean
porque esos cuerpos se oculten.
No quieren que las chicas desfilen en bikini en los concursos de belleza. No quieren que
haya concursos de belleza.
No está comprobado que una mujer en bikini en la playa o en una pasarela genere
violencia de genero ni perversión alguna. Lo perverso y autoritario es querer ocultar,
tapar, censurar.
Además, desde el punto de vista filosófico, pregunto: ¿Desde cuándo la belleza genera
violencia? ¿Desde cuándo ocultar y tapar algo es progresista?
Y mucho menos ahora que, como bien dice Pepe en su columna, por suerte, todos los
que generan tendencias han revalorizado las mujeres robustas y los rollitos que tanto nos
gustan a muchos.
A Algunos les gustan más flacas, a otros más rellenas. A muchos les gustan las morochas
bien morochas o las rubias. Hay diversidad y es una diversidad que hay que celebrar. Y lo
mismo pienso para los hombres. No me parecen mal los concursos de míster Universo.
¿Que son musculosos inalcanzables para los terráqueos pelados y gorditos como yo? Y
qué problema hay.
Ojo con levantar el dedito y condenar todo como si cualquier cosa fuera un impulso a los
femicidios. No banalicen el tema, no lo vacíen de contenido porque el tema es grave y hay
que tratarlo con valentía pero también con racionalidad y sentido común.
En este tema como en casi todos los temas de la vida, los extremos son malos. Muchos
grupitos que juegan a ser vanguardia, en realidad juegan para ellas. Se defienden a sí
mismas. A sus posturas sectarias.
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Producción de textos- Cátedra B 2019
Me niego a aceptar que la belleza genere violencia. Me niego a aceptar que las minorías
autoritarias nos quieren enseñar a vivir.
Javier Marías
Cursilerías lingüísticas
Una amable lectora dé Barcelona me escribió reprochándome un paréntesis de un
artículo que publiqué en otro lugar. Aunque ya le contesté, quizá no sea superfluo dar
aquí las mismas explicaciones y, de paso, intentar aclarar alguna que otra cosa que a mi
modo de ver se presta últimamente a gran confusión o manipulación. Mi paréntesis decía
así: el hombre contemporáneo... (y utilizo la palabra hombre en su acepción genérica, que
no hay por qué abolir en favor de la cursilería feminista o más bien hembrista)...". Como
puede imaginarse, los reproches eran dos: ese empleo de la palabra hombre y el
neologismo hembrista, que era entendido como alguna suerte de insulto.
Empezaré por lo segundo y diré que no se trataba tanto de un insulto cuanto del
intento de separación entre dos actitudes que habitualmente no se diferencian. Por una
parte estaría el feminismo, movimiento, por el que tengo no sólo respeto, sino abierta
admiración. A lo largo de mi vida me he sublevado ante los suficientes atropellos
machistas para no desear otra cosa que su término, y aún me deja atónito que haya
trabajos en los que una mujer percibe un sueldo más bajo que un hombre por llevar a
cabo las mismas tareas. Sin duda hay mucho que lograr todavía en ese combate y
celebraré cualquier conquista en favor de la igualdad social entre los sexos.
Por otra parte, estaría lo que llamo hembrismo, tan condenable como el machismo
y equivalente a él: la actitud maniquea que no pretende igualdad, sino favoritismo (a
menudo con trampas); el comportamiento partidista que, por ejemplo, ante una acusación
de violación no querrá verdad ni justicia, sino la condena del hombre en todo caso, como
si eso fuera un logro en sí mismo, independientemente de su inocencia o culpabilidad; el
espíritu policial o inquisitorial que trata de imponer censuras al habla y a la opinión con
pretextos y subterfugios machistas o sexistas.
Hace poco, el Instituto de la Mujer, ese organismo agudo o más bien picudo,
anunció que piensa pedir a la Real Academia la supresión de las palabras así
consideradas por su agudeza. El reproche de mi lectora estaba en la misma línea, y
quisiera aclarar lo siguiente: la lengua no se cambia por decreto o porque lo desee un
determinado grupo social, ni siquiera la cambia el diccionario, que se limita a registrar los
términos que le parecen suficientemente instalados en el uso y habla de los ciudadanos;
el habla es lo más libre que hay después del pensamiento, y es inadmisible que nadie
intente coartarla o restringirla según sus gustos o su hipersensibilidad; es algo vivo y sin
dueño, y con infinitas posibilidades, de las cuales cada hablante elige unas y rechaza
otras, pero siempre sin tratar de imponer sus criterios o preferencias a otros. Uno puede
abstenerse de emplear tal o cual vocablo, pero no puede aspirar a que sea abolido por
ello.
Por otra parte, la lengua es un instrumento útil, y como tal está lleno de
convenciones que en sí mismas no presuponen necesariamente discriminación. En las
lenguas romances como el castellano existen géneros, y quizá por eso pueden parecer
más "sexistas" que otras en las que no los hay. No es así: el plural "los escritores"
engloba también a las escritoras -es una mera convención de la lengua-, y me parece
cursi la vigilancia que hoy lleva a tanta gente a decir "los escritores y las escritoras", "las
niñas y los niños" (o a escribir, con fórmula bancaria y horrenda, "el lector/a"). En cuanto
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Producción de textos- Cátedra B 2019
al uso genérico de hombre, es otra convención sin más, como lo es decir "el león vive en
la selva", "el perro es el mejor amigo del hombre" o "los escoceses son tacaños". Me
parecería de una mojigatería insufrible andar diciendo "el león y la leona viven en la
selva", "el perro y la perra son los mejores amigo y amiga del hombre y de la mujer" o "los
escoceses y las escocesas son tacaños y tacañas". También se dice "la tortuga", "la
serpiente", "la foca" y "la araña" como genéricos, englobando a los machos de esas
especies; se dice "el conejo" pero se dice "la liebre", y a nadie se le ocurre pensar que las
liebres macho estén siendo excluidas o menospreciadas. Si se siguiera hasta el fin esta
tendencia, habría que hablar siempre de "la tortuga y el tortugo", "el araflo y la araña", "la
foca y el foco", una ridiculez. También llegaría el día en que los varones exigieran que se
los llamara "personos" y "víctimos".
Y ese día, en efecto, todos y todas habríamos sido víctimas y víctimos de la
cursilería mencionada en mi criticado paréntesis.
Florencia Montecchia
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Producción de textos- Cátedra B 2019
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Producción de textos- Cátedra B 2019
una chica de 16 años. ¿O acaso es más grave una pared sucia que una chica
muerta? Polémico, Leuco.
El debate sobre los concursos de belleza va mucho más allá de las banalidades
que usted plantea. No está mal que la mujer muestre la parte del cuerpo que se le
antoje, está mal que se la cosifique en tanto es convertida en un culo y nada más
que un culo, porque un buen culo hace a una mejor mujer. ¿Qué importa si en la
foto le cortan la cabeza? ¿Para qué la quiere, no? Convertirla en una mercancía que
puede ser consumida a gusto y piacere de cualquier hombre es el eje del debate. No
que una teta sea o no la “representación de Satanás”. ¡Vamos, hombre!
Las mujeres podemos -o deberíamos poder- mostrar todo lo que se nos venga en gana,
en concursos de belleza o cuando bajamos al kiosco, seamos flacas, gordas, o más o
menos. Su error es otro; lo que se muestra o se deja de mostrar no es PARA USTEDES.
Lo cito: “(…) mujeres robustas y con rollitos que tanto nos gustan a muchos”, “a
algunos les gustan más flacas, a otros más rellenas. A muchos les gustan las
morochas bien morochas o las rubias”. He tratado de contener la violencia que me genera
su editorial, pero no encuentro otra manera de decirle que a todas nos importa tres
carajos lo que les gusta a ustedes. La mujer no es PARA el hombre. ¿Cuál es su
mensaje? ¿“Muestren, que a nosotros todo nos viene bien”? Señor, usted es un asco.
Por suerte, tanta corrección política le molesta.
Como si toda esta desgracia de editorial no fuera suficiente, se atreve a darnos
consejos. Atención, chicas, ¡un LeucoTip! “Ojo con levantar el dedito y condenar todo
como si cualquier cosa fuera un impulso a los femicidios. No banalicen el tema, no lo
vacíen de contenido porque el tema es grave y hay que tratarlo con valentía pero también
con racionalidad y sentido común. En este tema como en casi todos los temas de la vida,
los extremos son malos”. Eso de que los extremos son malos me lo han hecho
replantear hace un tiempo; si un extremo es que se maten mujeres y que nos digan
“piropos gentiles” constantemente, y el otro que se dejen de matar mujeres y que
nos dejen vivir en paz… ¡pues bienvenido sea el extremo! Desconfíe siempre del
sentido común, pero no nos recomiende usarlo si usted no está dispuesto a
hacerlo. “Ojo con levantar el dedito”… lo mismo digo.
Lejos de ser innovadoras, sus palabras son más de lo mismo. Usted nos viene a
decir a las mujeres cómo tenemos que ser y cómo tenemos que reaccionar. Somos
violentadas constantemente pero ojo con contestar o pintar una pared, la bronca se la
guardan y se comportan como se debe. ¡Qué original!
Usted tiene mucha más experiencia que yo en el terreno de la comunicación
social, yo apenas terminé la carrera -en un contexto bastante desesperanzador para el
periodismo, por cierto-. Pero tengo muchísima más experiencia que usted en otro ámbito.
En casi 27 años, no tengo recuerdo de haber caminado por la calle a la noche sin miedo.
Vivo todos los días la impotencia de no poder responder esos “piropos gentiles” que usted
tanto vanagloria por miedo a que me hagan algo. Usted no va a venir a decirme desde su
silla cómo tengo que reaccionar ante situaciones que me violentan a diario. Y creo que
hablo por todas.
Guárdese el manual de la buena feminista, que del lugar androcéntrico desde el
que no puede evitar hablar -por el simple hecho de ser hombre- no va a adoctrinar a
nadie. Usted es una figura pública y tiene una responsabilidad muy grande, si quiere
mostrar respeto frente a ciertos temas que -según usted- tan aberrantes le resultan,
entonces llámese a silencio. Que usted hable sobre la violencia que sufrimos las mujeres
es como que yo hable de lo que duele una patada en los testículos. Peor aún, es como si
yo dijera que una patada en los testículos no duele. Conocimiento de causa: cero. Deje
que de feminismo hablen las mujeres, hay muchas que están más informadas y un
millón de veces más preparadas.
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Hay una cosa, una sola, en la que coincidimos. Yo también me niego a aceptar
que las minorías autoritarias nos quieran enseñar a vivir.
Tengo 26 años pero me siento de 50. Seré Licenciada en Comunicación Social de la UBA en dos finales y una
tesis. Mientras tanto, soy fiel usuaria de la escritura catártica: escribo sobre lo que odio con la ilusión de
cambiarlo.
ROSA MONTERO
El lenguaje sexista
El País Semanal 9 de Abril de 1995
Hace poco leí un artículo en este periódico escrito por un amigo y compañero cuyo
trabajo aprecio. Tal vez este comienzo resulte un tanto equívoco: he observado a menudo
que, en cuanto que alguien dice "mi admirado colega", suele ser porque en realidad le
odia malamente; y no hay como ver a dos hombres (casi siempre son varones quienes
participan en este rito) palmeándose mutuamente la espalda al efusivo grito de "¿Qué hay
de nuevo, maestro?", para deducir con casi total seguridad que ambos caballeros son
enemigos íntimos. Pues bien, en mi caso es cierto que disfruto mucho con los escritos de
Javier Marías, que es el amigo al que antes me refería; pero eso no evita que en
ocasiones, como ésta (en realidad no recuerdo otra), no comparta su opinión. El artículo
se titulaba Cursilerías lingüísticas y expresaba con la gracia literaria habitual en Marías
una opinión muy vieja. Venía a decir que el lenguaje puede parecer sexista pero que en
definitiva no lo es ("la lengua es un instrumento útil, y como tal está lleno de convenciones
que en sí mismas no presuponen necesariamente discriminación); y en concreto sostenía,
citándose a sí mismo de un texto anterior, que no había que abolir la palabra hombre
como genérico (en frases como "el hombre contemporáneo", por ejemplo) en favor de la
cursilería feminista". Es cierto que algunas feministas radicales (sobre todo las francesas,
como Wittig o Cixous) han caído no ya en una cursilería lingüística (el uso mismo del
adjetivo cursi, por cierto, ya no es neutro, sino muy tópicamente femenino: a los hombres
se les critica con calificativos negativos de más peso), sino en el disparate intelectual de
proponer un lenguaje alternativo completamente artificial y lleno de inventos bárbaros
tales como m/e o y/ o. Pero sus trabajos se insertan dentro de las nuevas corrientes de la
lingüística y son equiparables a los de sesudos varones como Derrida: todos ellos, unas y
otros, me parecen igual de delirantes. Y es que la lengua no es sólo un instrumento útil,
sino mucho más. La lengua está pegada a la sociedad de la que forma parte de la misma
manera que la piel se pega al cuerpo: con idéntica intimidad y encarnadura. Y, al igual
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Producción de textos- Cátedra B 2019
que una epidermis, sigue la superficie corporal hasta en su más ínfimo detalle: en cada
repliegue, en cada curva, en un grano pasajero o en la sutura permanente de una cicatriz.
La lengua es un sistema vivo, como el tejido dérmico; y responde al ser al que recubre.
Quiero decir con esto que la lengua reproduce fielmente al cuerpo que hay debajo. Y las
sociedades no son neutras, el mundo no es neutro, el pensamiento no es neutro, las
palabras no son neutras. Una sociedad machista y patriarcal, como todas lo han sido
durante milenios, construye un lenguaje patriarcal y machista. Que la palabra hombre sea
genérica no es sólo una convención útil: es además una convención útil específicamente
emanada de una sociedad en la que el varón era la medida de todas las cosas. Y como
este ejemplo hay muchos otros: concordancias, géneros, incluso orden expositivo, porque
lo normal es anteponer el sexo masculino al femenino, o sea, decir "niños y niñas” y no al
contrario. De modo que la lengua es sexista, puesto que la sociedad que la creó lo fue en
grado superlativo y aún lo es. Pero además es que la lengua cambia constantemente.
Como todo sistema vivo, está en perpetua evolución. El cuerpo crece, se arruga,
se hiere, se tuesta, engorda y adelgaza, y la piel va detrás, adaptándose a todas las
mudanzas. Por eso, porque me fascina esa cualidad viva y móvil del lenguaje, es por lo
que detesto ese afán seudoacadémico que algunos muestran en fijar y atrapar la lengua
como quien atrapa una mariposa: y ahora no hablo de Marías, sino de todos esos que se
ofenden ante los neologismos, por ejemplo, como si les hubieras mentado a su santa
madre. Sin neologismos no existiría hoy el español: seguiríamos hablando todos en latín.
Una lengua quieta es una lengua muerta. Cuando cambian sustancialmente las ideas, la
vida y las costumbres de una sociedad, cambia también la lengua. Por ejemplo, hoy ya no
se utiliza la palabra amo en su sentido literal, porque indica una relación de servilismo que
se quedó caduca. Teniendo en cuenta que la evolución del papel de la mujer en las
últimas décadas ha sido descomunal, ¿cómo podemos creer que la lengua va a seguir
siendo en ese punto tal y como era antes, que va a permanecer en eso de espaldas a la
vida, desfasada? Muchas mujeres y hombres intentan encontrar hoy formas menos
sexistas de expresar-se: hay cierta perplejidad, propia del brusco cambio social, y se
debate si hay que decir- jueza o juez, pongo por caso. 'Todo ello me parece muy lógico,
muy sano, muy dentro dela vitalidad de la lengua, de su proceso habitual de formación: ya
se encargará la propia lengua de olvidar las barbaridades nuevas que resulten chirriantes
y de adoptar las buenas invenciones. De la misma manera, y por el otro lado, hay
bastantes expresiones tradicionales que comienzan a resultar chocantes, anacrónicas y
ridículas para muchos oídos: entre ellas, por ejemplo, la utilización de el hombre como
genérico. Hace muchos años que yo jamás lo uso. Utilizo persona o ser humano.
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Producción de textos- Cátedra B 2019
Silvia Pazos
(Simone de Beauvoir, Memorias de una joven formal, Sudamericana, Buenos Aires, 1972).
Noventa hombres y una mujer estaban atentos. Un hombre y noventa mujeres estaban
atentos. Son oraciones correctas, ni se piensa en cuestionarlas. Se han naturalizado,
como años atrás que María González se casara y pasara a llamarse María González de
García no parecía extrañar a nadie. Afortunadamente, este de posesivo va
desapareciendo, y también las parejas están optando por que estos hijos, por ejemplo, se
llamen Luna García González y Martín García González, con lo cual el apellido materno
también quede incluido en el hijo que ambos concibieron. Pero, como se puede observar,
siempre lo masculino prima sobre lo femenino. Esa es la regla. Lo masculino protege,
abarca, absorbe lo femenino. La consecuencia: la mujer se vuelve invisible.
Al respecto podría citarse una opinión vertida hace unos años por la ya fallecida doctora
Ofelia Kovacci, que fuera presidenta de la Academia Argentina de Letras: "El diccionario
no está en contra de las mujeres sino que recoge la forma de pensar de una época. Para
hablar del padre y de la madre, se dice los padres; y el rey y la reina se engloban en los
reyes, pero solo porque el masculino es gramaticalmente el término extensivo". La
cuestión es qué se pierde cuando se usa ese masculino plural omnicomprensivo. Una
opción es hablar de género, porque ya se sabe qué le ha tocado a ella en la distribución,
cuando se hacía foco en el sexo. La perspectiva de género es una construcción cultural,
un modo de crear una realidad y un modo de percibir el mundo, una visión más
abarcadora que intenta analizar otros conceptos. "Si la mujer durante años fue
caracterizada por las culturas como persona débil, histérica o inferior, nunca podríamos
escapar de ese destino ni rebelarnos, porque habría sido impuesto por el mandato de la
Naturaleza: se nace, luego no hay reclamo. Esa es la trampa, porque la Naturaleza solo
marca la anatomía, no el modo de ser de un sujeto humano que responde a las
exigencias históricas, a las costumbres, la política y la economía de las distintas épocas.
Por eso, actualmente, no se habla de sexo femenino sino de género", afirma Eva Giberti
(2).
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Producción de textos- Cátedra B 2019
La mujer está con frecuencia ligada a lo degradante, peyorativo y oscuro. Por eso las
brujas son feas y malvadas, y los brujos son hechiceros dotados de poderes mágicos. En
el vocablo mujer, afortunadamente la mujer de su casa lleva un elogio, porque otras...
Mujer mundana es la prostituta. La mujer fatal es harto peligrosa, ya que "acarrea un fin
desgraciado". Y la pobre mujer es aquella de cortos talentos e intuición. Una mujer pública
es una prostituta mientras que hombre público es el que tiene una vida pública conocida,
en general como político. Y ni hablar de los órganos de ella, que generan furor uterino, por
ejemplo; porque los hombres nunca se exceden en su pasión, tan racionales ellos.
En cambio, los hombres poseen pene: órgano "que sirve para miccionar y copular". Pero
parece que esto último lo hacen solos, porque no se menciona una partecita siquiera de la
mujer que intervenga en el acto sexual.
Y ama es la dueña de un burdel, sin equivalente en amo. Lo mismo sucede con el vocablo
moza (por suerte, dice "poco usado"): es la mujer que mantiene trato ilícito con alguno;
algo que nunca haría un mozo. Y moza de fortuna o moza del partido significa, lisa y
llanamente, prostituta. También acepta el vocablo concubina, pero no concubino, ¿no hay
hombres involucrados?
Por supuesto, los estereotipos siguen: masculino es, según la acepción (3), varonil,
enérgico. Pero femenino: débil, endeble. Y hay más. Masculino: que está dotado de
órganos para fecundar. Desde ya, femenino significa que está dotado de órganos para ser
fecundado. La mujer pasiva, la Penélope que espera, la Bella Durmiente tan tonta que, si
no llegara un hombre a besarla, seguiría durmiendo por los siglos de los siglos.
La misma Unesco, en el folleto Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje (4),
se refiere a las elecciones posibles para eliminar estas asimetrías. Por ejemplo, hablar de
la humanidad, los seres humanos, las personas, la especie humana... y no el hombre.
También en relación a esto dice: "Las Naciones Unidas han proclamado los Derechos del
Niño, cuando podían haber utilizado la fórmula Derechos de la Infancia, como lo hicieron
con el Año Internacional de la Infancia". En los casos de los profesores y las profesoras,
sugiere nombres colectivos como el profesorado, el personal docente. Lo mismo para
nombrar alumnos y alumnas; se puede reemplazar por el alumnado.
Un desliz que puede causar asombro es que, incluso en este folleto contra la
discriminación, se escape un aspecto importante, dado que las soluciones propuestas
colocan siempre el masculino adelante: hombres y mujeres (y no mujeres y hombres),
ancianos y ancianas, alumnos y alumnas. Como dice el Esbozo (5):"Por lo general el
hablante tiende a anteponer el elemento que por cualquier motivo estima como más
interesante".
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Desde hace unos años, estos aspectos se están encarando desde distintas lenguas. Así,
en Alemania ya se ha dejado de usar la palabra Fräulein (señorita), porque no existe el
sustantivo equivalente para nombrar al hombre soltero; de esta forma, todas son Frau
(señora). También, con el fin de eliminar esta asimetría, el Instituto de la Mujer de Madrid
ha sugerido utilizar la abreviatura Sa. para evitar la diferencia entre Sra. y Srta. Y en
inglés, se ha creado el descriptor Ms, abreviatura entre Mrs y Miss.
La solución de la arroba
Cuando hablamos, podemos referirnos a los niños y las niñas. Los problemas comienzan
con la escritura, ya que resulta un tanto denso leer o escribir: "los alumnos y las alumnas,
las señoras y los señores, el chico y la chica..." o, en su defecto: "el/la niño/a, la/el
alumna/o...". Como solución, hace algunos años surgió una propuesta para sustituir la
última vocal por una arroba, como signo neutro, con el objeto de formar los plurales que
incluyen los dos géneros: l@s niñ@s. La idea parece mejor que el uso de la barra o del
coordinante con los dos sustantivos o adjetivos (además, el símbolo figura en los
teclados). Esta arroba se utiliza cada vez más en artículos y trabajos que tratan la
perspectiva de género. Con esta modalidad, el diario Página 12 publicó -con su edición
del 15 de mayo de 2003- el fascículo Cinco días por los derechos de niños, niñas y
adolescentes, financiado por Save the Children Suecia.
La primera persona
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1 Las definiciones fueron extraídas de: Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española. Espasa
Calpe, Madrid, octubre de 2001; y el sitio www.rae.es con las actualizaciones y enmiendas que se están
preparando para la próxima edición en papel.
3 Es necesario señalar que en el DRAE no solo la mujer recibe numerosas expresiones discriminatorias.
Podríamos citar: mahomía y judiada (definidas como: acción mala), y frases como: no somos negros, sacar lo
que el negro del sermón, engañar a alguien como a un chino, etc. Tema que merece una profunda reflexión.
4 Texto preparado por el Servicio de Lenguas y Documentos (BPS/LD) Unesco. Unidad de Coordinación de
las Actividades relativas a la Mujer, Place de Fontenoy (sin fecha).
5 Orden de colocación de los elementos oracionales, 3.7.3. c). Esbozo de una nueva gramática de la lengua
española, Espasa Calpe, Madrid, 1991.
6 Op. cit.
Carolina Seoane
Las respuestas de examen
¿Qué son las respuestas de examen?
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Es importante señalar que los parciales no solo cumplen una función evaluativa en el
proceso de aprendizaje. Además, las preguntas o consignas formuladas por el profesor
resultan orientativas de las estrategias de lectura que debe poner en funcionamiento el
estudiante al abordar la lectura de los textos. Esas consignas, que toman la forma de
diferentes operaciones discursivas (definir, caracterizar, ejemplificar, comparar,
fundamentar) son indicaciones que remiten al estudiante a la focalización en
determinadas relaciones semánticas entre segmentos informativos de los textos
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Producción de textos- Cátedra B 2019
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Producción de textos- Cátedra B 2019
-Releer atentamente la consigna, de modo de estar seguro de haber identificado correctamente la o las
operaciones discursivas solicitadas.
-Volver a leer la respuesta a fin de observar si presenta una estructuración lingüística adecuada a la
operación discursiva solicitada en la consigna.
-Revisar la selección y jerarquización de la información en la respuesta. Releer, si fuera necesario, algunas
zonas del texto fuente para precisar ideas y conceptos. Atender a la fidelidad al texto fuente.
-Verificar la autonomía de la respuesta, que implica que pueda comprenderse sin necesidad de acudir a la
lectura de la consigna ni a la del texto fuente.
-Reparar en la situación enunciativa de la respuesta. Tomar en cuenta que esta se dirige a un “lector
virtual” que no ha leído las fuentes, por lo cual no deberán dejarse ideas y conceptos clave
sobreentendidos.
Roich, P. (2007). “El parcial universitario”. En Klein, I. El taller del escritor universitario, Buenos Aires:
Prometeo.
ANEXO
Guías de lectura y materiales de trabajo
Clase 6
Finn Garner, James. “Caperucita roja (versión políticamente correcta)”. Cuentos infantiles
políticamente correctos. CIRCE Ediciones, S.A. Barcelona, 1994.
Consigna:
b) Leer en grupos el cuento “Caperucita roja (versión políticamente correcta)” y responder los
siguientes interrogantes:
1-¿Qué sucede en “Caperucita roja (versión políticamente correcta)” con respecto a la historia
tradicional y popularmente conocida de Caperucita? ¿En qué se basa la reescritura del cuento
original?
2-¿Cómo definirían a la Caperucita de esta versión? ¿Por qué? Fundamentar con acciones concretas
que aparezcan en el relato.
3- ¿Cómo explicarían el título del cuento?
4- ¿Qué rol juega el “operario de la industria de madera”? ¿Por qué lleva este nombre en lugar de
cazador?
84
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Clase 7
Leuco, Alfredo. “La belleza no es violencia de género”, Editorial en Le doy mi palabra,
Radio Mitre, 2017.
Montecchia, Florencia. “La belleza no es violencia de género, su editorial sí”, Un
Pastiche, 2017.
85
Producción de textos- Cátedra B 2019
¿Por qué Montecchia interpreta la opinión de Leuco como “manual de la buena feminista”?
La autora reconoce una coincidencia: la negación a aceptar que minorías autoritarias nos
quieran enseñar a vivir. ¿Quiénes serían, para ambos autores, esas minorías?
Clase 8
Marías, Javier. “Cursilerías lingüísticas”, El País, Marzo 1995.
Montero, Rosa. “El lenguaje sexista”, El País, Abril 1995.
Pazos, Silvia. “Las palabras y la cuestión de género”, El monitor Nº 3, Ministerio de
Educación de la Nación. Mayo 2005.
1Marias, Javier: “Narices con poco olfato”, El País, España, diciembre de 2006.
Clase 9
de Beauvoir, Simone. “Introducción”, en El segundo sexo, Ed. Siglo Veinte, Buenos Aires,
1977.
AA.VV. “Nociones básicas sobre el discurso académico. Apunte de Cátedra”.
Producción de Textos B, FBA, UNLP, 2016.
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Clase 10
Seoane, Carolina: “Las respuestas de examen”. Disponible en http://www.udesa.edu.ar/
[23 de febrero 2016].
-Realizar lecturas atentas y síntesis de los textos que serán utilizados en la confección del
Parcial.
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Clase 11
2- Señalar las citas textuales que aparecen en el texto. ¿Qué referencias bibliográficas
brinda la autora sobre las mismas?
3- ¿Qué función cumplen las citas textuales y las referencias bibliográficas en el texto de
Beauvoir?
5- ¿Por qué la palabra Otro aparece en varios pasajes en mayúscula y la palabra mitsein
en cursiva?
6- Explicar cómo debe entenderse el uso de las comillas en el siguiente pasaje del texto
de Beauvoir:
Un “pobre blanco” del Sur de los Estados Unidos tiene el consuelo de decirse que no es
un “sucio negro”, y los blancos más afortunados explotan hábilmente ese orgullo.
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