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1. ELABORAR DOS CASOS DONDE TU ACTUACION COMO ABOGADO EN UNA DEFENSA SEA ETICAMENTE
REPROCHABLE (puede ser CIVIL o PENAL)30 veces
A. Un caso puede ser aquel en el cual intervengo como abogado defendiendo a ambas partes en un mismo juicio
simultáneamente.
B. Otro caso puede ser cuando asumo la defensa de una parte a sabiendas que la otra parte es defendida por mi socio.
Ley de Ejercicio Profesional Ley Provincial Nº 5805. DE LAS REGLAS DE ÉTICA Artículo 21 (4) - Sin perjuicio de las (..)
Respecto a la causa injusta (ya sea amparándose en una norma injusta o recurriendo a medios de prueba falsos), el abogado
no debe éticamente aceptar su gestión. La conciencia debe presidir sobre la conveniencia. De lo contrario, violaría su rol de
auxiliar de la justicia.
PACTO DE CUOTA LITIS (o CUOTALITIS): Uno de los medios utilizados por los abogados para obtener una retribución por su
trabajo. Consiste en convenir con el cliente en que el abogado percibirá, en concepto de honorario, una parte del beneficio que
el cliente obtenga por la causa que le encomienda al letrado.
El pacto de cuota litis. Pautas arancelarias de la ley provincial 8226. Análisis de sus disposiciones.
PACTO DE CUOTA LITIS (o CUOTALITIS): Uno de los medios utilizados por los abogados para obtener una retribución por su
trabajo. Consiste en convenir con el cliente en que el abogado percibirá, en concepto de honorario, una parte del beneficio que
el cliente obtenga por la causa que le encomienda al letrado.
Este consiste en un contrato por el cual se acuerda que el abogado cobrará un porcentaje de lo que por el juicio perciba su
cliente. Por su naturaleza, le son aplicables los mismos principios que ya vimos en el punto 3 sobre lo relativo al honorario.
Si bien existen opiniones adversas a este pacto (por entender que el abogado se convertiría en parte a través de su interés
económico en el asunto y que podría el letrado aprovecharse de la necesidad e inexperiencia del cliente), el mismo no resulta
éticamente reprobable siempre que se mantenga dentro del marco de la justicia, la ley y la buena fe. No podrá constituirse
sobre cuestiones expresamente vedados por las leyes (Vg. alimentos, filiación, etc.).Su porcentaje no podrá ser superior para el
abogado que para el cliente; será proporcional a la actividad y envergadura de la cuestión y se percibirá sólo cuando el cliente
haya obtenido reales beneficios económicos.
Respecto a la Ley Provincial 8226 (Código Arancelario para Abogados y Procuradores de la Provincia de Córdoba), y habida
cuenta de que se trata de una normativa eminentemente reglamentaria de cuestiones concretas atinentes al modo de cálculo
de honorarios, nos remitimos a la misma. Pacto de cuota litis. ARTÍCULO 13.- ES lícito el pacto de cuota litis (…)
La cuota litis hace referencia a las situaciones en que los abogados sólo cobran si ganan el caso en los juzgados o si se
resuelve la acción. Los abogados que trabajan con acuerdos de cuota litis no reciben normalmente ninguna forma de pago
monetario del cliente cuando el litigio comienza. En su lugar, los abogados reciben sus honorarios sólo cuando se consigue un
acuerdo de resolución o una sentencia favorable. Los demandantes no tienen que hacer ningún tipo de desembolso.
Se hace necesario hacer la diferencia entre convenio de honorarios y pacto de cuota litis. Cuando estamos hablando de un
porcentaje, estamos aludiendo claramente a un “pacto de cuota litis”, pero cuando el convenio contiene un honorario
previamente establecido mediante una suma fija, aquí no hay pacto de cuota litis porque el profesional se ha dejado de
transformar en socio del cliente, toda vez que el alea (elemento esencial del pacto de cuota litis) se encuentra ausente. Por el
contrario, si el cliente asume el compromiso de abonar al profesional una suma cierta y determinada como contraprestación por
la labor profesional encomendada, independientemente del monto del pleito o del resultado del asunto objeto de la contratación,
estamos en presencia de un típico contrato de locación de servicios.
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3. EN UN ALEGATO ANTE LA CAMARA EL ABOGADO DE LA PARTE CONTRARIA LE DICE “Ignorante del derecho”
¿Qué puede hacer de acuerdo a la ley que reglamenta la profesión?(28 veces)
El abogado ofendido tiene el deber ético acorde al art. 21, inc. 15 y 22 y art. 17 ley 5805, de denunciar ante el superior
jerárquico y el Colegio de Abogados pertinente el proceder de la otra parte. También puede mandar a testar por parte el juez las
frases ofensivas vertidas en los escritos judiciales.-
Un abogado si puede representarse a sí mismo acorde al art. 21 Ley de Ejercicio Profesional (Ley Provincial Nº 5805), lo que le
queda vedado es:
16) Interponer ante los jueces, en provecho propio o en causa en que tenga intervención o interés, su influencia o la de un
tercero.
25) Actuar como representante o patrocinante en un pleito cuya tramitación hubiere intervenido como Juez.
Concepto de honorario: Retribución que percibe por su trabajo quien ejerce o practica una profesión o arte liberal. Lleva
implícito el concepto de una retribución que se da y recibe como honor, dada la jerarquía de quien realiza la tarea específica
que debe ser remunerada.
Debemos entender por tal, al pago (retribución) que se da por un servicio determinado. El concepto de honorario (que deriva de
honor) excede al simple salario ya que la tarea del abogado debe apuntar no sólo a la paga sino también a la utilidad social de
su trabajo, a la prosecución del bien común y a la satisfacción de ver triunfar la justicia.
Debe repararse que se trata de un “fruto civil” en los términos del Art. 2330 del Código Civil y que presentan la particularidad de
que pueden ser pagados por el propio cliente o por un tercero condenado judicialmente a hacerlo.
6. UN ABOGADO PUEDE NEGARSE A DEFENDER A UN CLIENTE (10 veces) . Si el abogado puede negarse.
Obligaciones del abogado para con su cliente.
1.- Actitud de servicio: llamados los abogados a prestar servicio, en principio, deben aceptar la tarea encomendada, salvo que
existan circunstancias especiales que los inhiban de intervenir en el caso, como pueden ser las siguientes:
Impedimento moral grave: como ocurre con el juicio de divorcio vincular para el abogado católico.
Cuando debe asumir una postura absolutamente contraria a sus convicciones más o en temas en los que haya asumido
públicamente otra tesitura.
Interés particular en el caso o cuando cualquier circunstancia pudiera afectar la necesaria libertad moral para dirigir y
atender el proceso.
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Cuando el letrado actúe en defensa del otro. Por razones obvias, no pude intervenir representando a actor y
demandado, ni so pretexto de de procurar una conciliación. Tampoco puede defender a dos codemandados cuado tiene entre sí
intereses contrapuestos.
Causas que exigen una preparación especial, cuando la derivación del caso a un especialista pueda resultar más
conveniente al requirente.
A. La justa estimación: Advertimos previamente dos situaciones en las que puede caer el abogado al convenir honorarios.
Tales son la sobrestimación y menosprecio. La primera, consistiría en más de lo justo, esto es, que pacte una suma que por
elevada aparece desproporcionada con la responsabilidad encomendada, y el trabajo que insumirá la tarea. Mientas que, la
segunda, consistirá en estimar el honorario en menos de lo justo, situación esta a la que es también proclive el abogado. (Vg.
Regla 29 de la federación de abogados)
B. Complejidad e importancia cualitativa de la causa: En primer lugar, se debe estimar la retribución teniendo en cuenta
fundamentalmente la importancia de la causa. Esa importancia la componen dos factores: la complejidad o dificultades jurídicas
que su tramitación demande; y el “ cuantum” o valor económico de la causa. El primer factor aparece como el más importante.
En efecto, y como antes habíamos dicho, un asunto puede ser de escaso o nulo valor patrimonial, pero aún así demandar
esfuerzo importante. Varias cosas se pueden tener en cuenta para media la complejidad: Las horas de estudio que la
preparación insuma, la variedad de la bibliografía indispensable de consultar, las dificultades de la negociación extrajudicial, la
novedad jurídica que representa el caso, la cantidad de partes que interviene, la cantidad y tenor de los escrito, numero de
audiencias, etc. Reparar en esas circunstancias al pactar los honorarios surge de una regla moral fundamental acerca de la
retribución, que es la que ordena que existe una equivalencia lo más objetiva posible entre lo que se da y lo que se recibe.
C. Importancia económica de la causa: El segundo factor que mencionamos es el valor económico del asunto. Si bien no tan
importante como lo anterior, el aspecto tiene una relevancia para estimar el honorario, pues está relacionado directamente con
la responsabilidad confiaba al abogado.
Se debe tener presente que en caso de obligación de responder civilmente por parte del letrado, ella estará en relación
directamente proporcional a la cuantía del asunto. Existen, por ejemplo, en tal sentido antecedentes jurisprudenciales que
resolvieron que el abogado “ que por su culpa dejó prescribir la acción que se encomendó promover, debe indemnizar a su
mandante por las costas del juicio perdido y por la chance de triunfar que tenía la acción prescripta”.
D. Mesura del calculo: Es fundamental que el a bogado no dé jamás apariencia de avaricia al fijar la retribución, imponiendo
exigencias excesivas, aunque quede a salvo la justicia estricta. Ante la duda, consideramos que el deber ético es inclinarse por
la generosidad. No hay duda que pactar una justa retribución es un derecho del abogado, pero el ejercicio de la profesión tiene
fines que hacen del honorario una cuestión accesoria.
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menester señalar que la carrera que desempeña el abogado no se agota en dicha definición. Habrá que atender
fundamentalmente que se trata de una profesión libre e independiente destinada a colaborar con la justicia y que tiene como
objetivo o meta llegar a la paz social, a la defensa de los derechos e intereses públicos, convirtiéndose quien la ejerce en un
protector, un defensor, o alguien que pide, media, ruega a favor de alguien. Consecuentemente, para llegar a alcanzar dichos
objetivos, es necesario que siempre se sienta necesidad de justicia, de orden, para poder llegar luego a obtener un equilibrio o
proporcionalidad entre lo justo y lo injusto.
La sociedad siempre requerirá del abogado, en los casos en que se vea afectados los intereses y/o derechos, el abogado se
prestará para satisfacer esa petición en la medida de lo posible pero manteniendo un razonamiento justo, actuando con
prudencia y saciando a la vez esa sed de justicia. El abogado es un técnico preparado por la comunidad para satisfacer su
legítima apetencia de justicia.
Desde luego que el abogado - incluyendo los jueces que antes de ser jueces, son abogados- además de técnico o científico,
debe ser sobre todo un hombre prudente, pues quien a él recurre es muchas veces un enfermo que necesita también ser
curado en su espíritu. El buen abogado debe estar dotado de muchas virtudes, de modo que no sólo pueda dar una solución
jurídica o económica al tema, sino también prestar el auxilio integral que en cada caso se requiera.
Por lo tanto, se requiere: el sentido de justicia, la fortaleza, el optimismo, la perseverancia y el orden.
CARACTERES:
Justicia: el abogado, en todo su accionar, debe procurara hacer justicia; con su consejo al cliente, en su labor del proceso,
intentando evitar los litigios mediante soluciones extrajudiciales razonables. “Ser justo” significa saber analizar las cosas con la
mayor objetividad, de modo que el propio interés no interfiera en las buenas soluciones. Si es posible lograr una solución
razonable, que pueda ser aceptable para ambas partes; el abogado debe procurarla, aún con frustración de sus propias
expectativas.
Prudencia: “prudente” es quien calcula los riesgos en relación al resultado buscado, y mide sus pasos de manera de evitar
efectos indeseados. Prudencia en el abogado, hace referencia, a confrontar su propio pensamiento con elementos más firmes
de modo de no llevar al cliente por caminos aventurados o de altos riesgos, y más aún cuando el objetivo final no lo merece.
También se refiere a un examen de costos, para que el cliente pueda saber de antemano lo que tendrá que gastar en tiempo y
dinero para conseguir determinado logro; y por último, “prudencia” se refiere a no conformarse, el abogado, con su propio
criterio sino consultar con los que más saben, profesores universitarios o especialistas.
Fortaleza: para poder atacar, para emprender alguna acción que supone un esfuerzo prolongado, hace falta fuerza física y
fuerza moral. El abogado debe tener iniciativa, decidir y luego llevar a cabo lo decidido, aunque le ocasione un importante
esfuerzo; es decir, que no debe ser indiferente, pues la iniciativa es un poco soñar con lo que podría ser mejor.
Optimismo: supone que el abogado sea realista y que concientemente busque lo positivo antes de centrarse en las
dificultades. Algunos son sólo optimistas cuando las circunstancias le son totalmente favorables, pero otros consiguen liberarse
de la atadura de lo inmediato fijándose en lo que persiguen.
Perseverancia: una vez tomada una decisión, el letrado debe llevar a cabo las actividades necesarias para alcanzar lo decidido
aunque le surjan dificultades internas o externas o que disminuya su motivación personal como consecuencia del paso del
tiempo.
Orden: cuando en un Estudio se llevan muchos juicios, en el que los pasos procesales deben sujetarse a un ritmo
preestablecido en el que vencen términos y fenecen derechos si no se los ejercita en tiempo, resulta indispensable trabajar
ordenadamente; tener carpetas de cada asunto, divididas en secciones: cartas, escritos, documentos. Controlar vencimientos
de términos, llevar agendas, listado de audiencias, etc. Crear mecanismos seguros, dentro del Estudio, para no omitir nada.
A los caracteres desarrollados ut supra le podemos agregar la probidad, honestidad y diligencia en el ejercicio profesional.
Los abogados deben tener una buena conducta y exigir que los colegas también la tengan:
El tener buena conducta, primer requisito para pertenecer a un colegio de abogados y ejercitar la profesión, no debe quedar
limitado a la presentación de un certificado policial que cualquiera consigue. Se debe tener realmente buena conducta y en toda
la vida profesional debe mantenérsela. No es posible tener mala conducta y ser a la vez juez o abogado, tal dualidad de vida
resulta inadmisible; pero es difícil el tema, ya que los colegios de los abogados actúan en base de una denuncia concreta, la
mayoría de los casos de mala conducta, no está denunciado.
Un mandato relacionado a la buena conducta social es el referido a que todo abogado debe abstenerse de publicitar sus
servicios profesionales de una manera “comercial”. En todas las normas positivas de ética profesional suele encontrarse este
deber del abogado, que demuestra acabadamente el espíritu con que debe encararse la profesión: no de “vender” un servicio
sino de prestarlo percibiendo o no el honorario que corresponde al trabajo prestado.
“La abogacía es una tarea de interés público en el cual comparten con el juez el ideal de justicia. Son los
colaboradores de los magistrados cumpliendo con el objetivo del Gobierno: satisfacer un interés público”.
El abogado contrae un deber de lealtad para con el juez actuando con honradez. El sentido de la abogacía es la justicia y todo
lo que se llegara forzar o no ser razonable se convierte en injusto. Es necesario también que el abogado no dude de la
imparcialidad del juez y que siempre trate de demostrarle la confianza que deposita en él permitiéndose así que se logre un
procedimiento con mayor libertad.