Está en la página 1de 1

LOS ÀNGELES DE DIOS

Te cuento con más o menos detalles lo que viví, hace poco más de 30 años, llegué por
emergencia al Hospital Almenara, con un proceso denominado arritmia cardiaca que
hacía que sintiera que el corazón dejaba de latir por momentos y me sentía morir tantas
veces como ocurría.

Sé que toda mi familia estaba con gran preocupación, pues tenían que operarme, y a
diferencia mía, yo sólo sabía que tenían que abrirme el pecho y colocarme un
marcapaso, ellos ya sabían que sería muy doloroso y traumático, además de muy
riesgosa en esa época.

La verdad es que el médico me indicó, que para contrarrestar los síntomas debería estar
medicado de por vida, mientras no se proceda con la operación, y mientras estaba en
Lima, mi esposa y mis hijos se turnaban para que no olvidara de administrarme una
gran cantidad de pastillas diarias que me habían recetado.

Pasaron meses en el que me hacían diferentes pruebas y me informaban que se trataba


de un protocolo pre-operatorio, hasta que llegó el día en que me informaron que la única
solución era una intervención quirúrgica. Recuerdo que llegue a mi casa y no le conté a
nadie que decidí dejarlo en manos de Dios y que no me operaría, sólo dije que debía
continuar con mi medicación.

El menoscabo de mi salud me preocupaba y para olvidarme de ese tema, viaje a la


selva, donde tengo un pequeño fundo, intente distraerme con las labores propias del
lugar especialmente en la noche que es muy tranquila, porque el vecino más próximo
se encuentra a media hora de camino.

Recuerdo que uno de esos días, me quede dormido en mi cama, y sentí que una luz muy
resplandeciente alumbraba el lugar, y alrededor de la cama estaban cuatro personas
vestidas de blanco y el rostro cubierto también de blanco, yo me dije son médicos, pero
¿qué hacen aquí?, y en mi mente sentí que me respondían: Tranquilo Darío hemos
venido a operarte solo cierra los ojos; los veía, era tan hermoso y perfecto que jamás
podría describirlo, cerré los ojos y las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos y sentía
una gran paz y tranquilidad, luego oí que me decían que ya estaba curado que no tenía
por qué temer, sólo descansa.

Cuando regresé al hospital para que me hicieran nuevas pruebas, echado en la camilla,
esperando los resultados, se acercaron dos médicos conversando entre ellos, luego de
esto ingresaron dos hombres, que comenzaron a mover varios instrumentos que se
reflejaban en un televisor y siempre estas personas hablaban como si yo no existiera.

Recuerdo que uno de ellos se me acercó y me dijo: Los resultados de la prueba están
normales, pero si ha existido síntomas de arritmia hay que operar y colocar el
marcapaso, en ese momento me dieron ganas de salir corriendo pero me serené y dije.
-“Dios mío que sea tu voluntad, contigo nada me pasará”.. “Aspire profundamente, salí
del hospital y ahora han pasado más de 30 años y no he vuelto a tomar esos
medicamentos ni a sentir algún mal al corazón. Fui operado por los ángeles de Dios.

También podría gustarte