Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1 23
Page 2
NOTA PREVIA
Este estudio nace del interés creciente por las cuestiones de género relacionadas
con el mundo laboral, con los poderes ejercidos por las mujeres, en ese campo, y con
las estructuras sociales en las que se sitúan. Se compone de dos estudios empíricos, una
sociografía (capítulo 2) de los dirigentes sindicales elegidos, para trazar un retrato de los luga-
de poder sindical y de las personas, mujeres y hombres, que los ocupan y una investigación,
(capítulo 3) por cuestionario, para conocer algunas opiniones de los dirigentes sindi-
en particular sobre cuestiones de igualdad de oportunidades entre mujeres y
hombres en los sindicatos portugueses. El origen del estudio se sitúa dentro
de un proyecto de investigación del CEG - Centro de Estudios del Género, de la ULHT - Uni-
de la Universidad de Chile.
para la Ciencia y la Tecnología, POCTI / SOC / 36474, posteriormente objeto de protocolo
con DGERT - Dirección General de Empleo y Relaciones Laborales, la corriente Min-
1
tio del Trabajo y Solidaridad Social que también lo apoyó y subsidió. La recogida
de datos procedentes de fuentes documentales fue posible en el marco del PRODEP que finan-
ciada grado aprendices de acabadores sociología ULHT, que eran
2
admitidos en la DGERT como tales entre 2001 y 2002 y gracias a la orientación de una
técnica superior de la DGERT, también financiada por el PRODEP, como orientadora de
Etapa el DGERT, que comenzó, enseñó y mentor de los alumnos y, con ellos y con
3,
DGERT una técnica igualmente superior produce una extensa base de datos, espe-
de 4,
cínicamente construida para la sociografía de este estudio y fue responsable por la inserción
categorizada de los datos. El trabajo posterior de análisis estadístico de los datos fue
tuado bajo la CEG, para los becarios de investigación licenciados por ULHT. En el tra-
5
1 El DGERT corriente pasó por varios nombres, DGCT - Dirección General de Condiciones de Trabajo, DRCOT, por lo que en
algunos documentos, en particular en los anexos, figuran en las designaciones. Del mismo modo, el actual MTSS, donde está
integrada a la DGERT, pasó por varias designaciones MQE, MSST. Al comienzo del proyecto, se elaboró una asociación entre el
Gabinete de Sociología del Trabajo de la DGCT - Dirección General de las Condiciones de trabajo y el CEG de la Universidad Lusó-
de las Humanidades y Tecnologías.
Los dos entonces licenciatura ULHT (2002-2003) José Manuel Vassallo e Silva, Rita Sofia Soares, Anabela Lourenço, Helena
31 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 3
fue posible debido al hecho original de la investigadora responsable del proyecto ser,
tantemente, coordinadora del CEG y asesora de la DGERT así como, y principal-
a los apoyos institucionales articulados, de la ULHT y de la DGERT.
Hemos optado por una presentación visualmente ilustrativa, con gráficos de colores,
que posibilitan una lectura rápida que evidencia algunas características de los nos-
los dirigentes sindicales, en particular en lo que se refiere al género. Los textos que
acompañan cada gráfico así como las síntesis de cada punto y las notas finales per-
mite las lecturas profundas sobre el tema estudiado "Género y Estructuras Sindicales".
INTRODUCCIÓN
Esta investigación busca diseñar las configuraciones del poder femenino en los sindicatos
Portugués.
7 Para el moderno significa el período histórico que se inició con la industrialización y se consolida en el curso del siglo. XIX y
XX y durante la cual surgió la sociología, los conceptos de institución, de norma, de conflicto, de clases sociales, de actores
sociales del trabajo, entre otros; por posmodernidad se entiende el período histórico actual caracterizado por la fluidificación,
de las fronteras, por la recomposición de clases sociales y de conceptos, por el surgimiento de nuevos actores sociales (las mu-
las comunidades), por la masificación en el consumo, por el acceso a múltiples fuentes de información, en particular los
los medios de comunicación. Algunos autores, como Giddens, optaron por la noción de modernidad tardía, en vez de posmodernidad, su-
blinando que en la actualidad se da la acentuación de rasgos característicos de la modernidad. El concepto de posmoderna-
es un concepto estructuralista, el concepto de modernidad tardía es un concepto constructivista que atribuye a los actores
sociales espacios para actuar y provocar cambios.
32 CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES DE TRABAJO
Page 4
Una de las tareas de las ciencias sociales, en particular de la sociología, consiste en la pro-
posición de nuevas formas - instituyentes - de relación entre individuos y entre
grupos. Según algunos autores, entre ellos Touraine (1981), las sociedades com-
plexas tienen capacidades crecientes de auto-reflexión, en virtud de la existencia de flujos
informativos y comunicacionales variados. Esta creciente capacidad de reflexión cons-
es la base necesaria para cualquier acción que busque ser un elemento dinamizador
de los agentes sociales en las transformaciones de las prácticas y de las instituciones sociales dentro
de las organizaciones. Para que haya un cambio social a nivel institucional, es decir, de las normas que
regulan las relaciones sociales, se deben tener en cuenta dos niveles, para proponer nuevas
formas de relación pasibles de anclar en las creencias culturales enraizadas o de
modificar el el nivel de las estructuras subjetivas, tales como creencias, representaciones y
8:
En cuanto al nivel de las estructuras objetivas, nos referimos a las estructuras de poder
resultantes de construcciones masculinas tal vez milenarias. De este modo, los objetivos
os quiere la configuración del poder tanto los procesos de negociación obedecen a
lógicas tradicionalmente masculinas y se reproducen bajo la égida de esas mismas
lógico. Para ilustrar este principio ordenador del poder, basta con recordar las
discusiones y resultados en la Ley de Cuotas en Portugal (independientemente
de las posibles críticas a esta propuesta de Ley). A este respecto, Viegas y Faria (Viegas y
Faria, 1999) señalan que la asignación reglamentaria de cuotas femeninas es
concebida, por los políticos, como factor de "menorización simbólica del estatuto de la
mujer "(factor que se constituye, en nuestra opinión, como una representación social
legitimadora del no cambio) o como motivo de desfocalización del objetivo principal
33 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 5
cipal de lucha - el nivel socioeconómico considerado, por los políticos del PPC como "el
locus "de la dominación. Los autores llaman la atención sobre el hecho de que el género no es,
a nivel de los órganos centrales de los partidos políticos, el único factor de exclusión de luga-
de poder, debiendo tenerse en cuenta otro factor de exclusión, el segmento social
de clase, evidenciado por la transversalidad que alcanza la totalidad de los órganos cen-
de los partidos políticos ante la feminización de la política expresada en tasas
(bajas, en la totalidad de los partidos, con valores positivamente expresivos en los órganos
PCP central y PSD y se expresaron las opiniones, a menudo negativas, en
10)
a través de interacciones sociales, de los estándares normativos objetivos (lo que la sociedad
es en el sentido de la minimización de las asimetrías materiales. Y corresponde a cada actor
social la negociación de los patrones normativos subjetivos (lo que la sociedad pen-
en el sentido de hacer visibles las asimetrías materiales. Y corresponde a cada actor social a
negociación de los patrones normativos subjetivos (lo que la sociedad piensa), en el sen-
de hacer visibles las asimetrías que separan hombres y mujeres poniéndonos
en dos mundos separados. Los patrones normativos subjetivos son fuertemente condiciona-
cionadores del acceso
en que conocemos deeslaslomujeres
"qué a determinadas
que la gente esferasson
piensa y quiénes dellas
poder y, sóloque
personas en la medida
"piensan" (tarea que es la de las ciencias sociales, como afirmaba Mauss) seremos capaces
causar dificultades a superar las barreras de acceso de las mujeres a múltiples esferas 12
Retomando el punto de partida, puede decirse que fue, entre otras, por la vía de la his-
del trabajo industrial, occidental, que se abrieron a las mujeres nuevos caminos,
nuevas prácticas y nuevos sentidos de vida. Si el trabajo industrial y el sindicalismo oci-
dental tienen origen civilizacional en el género masculino, nos preguntamos si la progresión,
la feminización de los campos laborales ha introducido transformaciones dentro de las orga-
en una época en que algunos actores sociales "anuncian" el fin del tra-
y el fin del sindicalismo.
El PCP 10, la tasa de feminización en los órganos de gobierno del aparato del partido es 17,6% , y la tasa de feminización en
los órganos ejecutivos son del 10,5%; en el PSD, la tasa de feminización en los órganos ejecutivos del aparato partidista es del 22,7% y la
la tasa de feminización en los órganos deliberativos es del 8,8% (Viegas y Faria, 1999); las tasas de feminización más bajas,
se tratan en el CDS-PP (8,5% para los órganos deliberativos y el 6,3% para los órganos ejecutivos); las tasas de feminización en el PS
son, a diferencia de las del PSD, más elevadas para los órganos ejecutivos (10,8%) que para los órganos deliberativos (6,5%).
11 El término "Actriz social" y hembra "actor social" es poco común en el vocabulario Portuguesa de Ciencias Sociales; la
hacer sociológico, tal como el hacer social, se encuentra todavía androcentrado.
12, así como el acceso de los hombres a las bolas a ellos se han reservado, por ejemplo, las tareas relacionadas
Page 6
El estudio de las configuraciones de los poderes femeninos dentro del asociativismo sindi-
cal parece pertinente como medio de estudiar una faceta de la feminización del mundo
laboral tanto a nivel de las estructuras objetivas, a través de una sociografía que retrate
la feminización / masculinización del poder sindical tanto a nivel de las estructuras subjetivas,
a través del cuestionamiento de los modos de pensar de los dirigentes sindicales.
Una de las caras visibles de este proceso puede observarse, y aún según Munro, en la
elaboración de las agendas sindicales, es decir, en la identificación de los objetivos y de las estrategias
sionales para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, las cuales pecan,
en general, por no incluir puntos específicamente defensores de los intereses
de las mujeres trabajadoras.
35 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 7
A raíz del concepto de género, surge la distinción nocional entre espacio público
y el espacio privado, según el cual las mujeres y el femenino se remiten al espacio
privado, el de la casa, de la reproducción, y los hombres y el masculino para el espacio público-
de la esfera laboral, de la ahora, de la política, de los poderes públicos, de la producción. No nos
vamos a detener en la reflexión sobre estas nociones, pero sólo llamar la atención sobre la utilización,
de las mismas, en particular al pensar sobre determinadas características
y prácticas tradicionalmente atribuidas a las mujeres, de las que damos, por ejemplo, la
prestación de cuidados personales dentro de la familia, característica y práctica que, al pasar
el umbral del espacio privado para el espacio público, en particular para el campo
laboral, es de alguna manera desvalorizada o al menos no tan valorada, mientras que
competencia específica en el puesto de trabajo, mientras que otras competencias,
las que se adquieren por vía formal, de la enseñanza.
13 El diseño de Kergoat es profundamente materialista desde buscado a formular a partir de las diferencias de género
conceptualizaciones sobre diferencias de clase, dando primacía a la infraestructura sobre la superestructura. Adoptamos este
concepto, reformulándolo, no sólo debido a su claridad analítica, a pesar de estar más cerca de los conceptos de
Amáncio (en Almeida, Amáncio, Perez y Wall1997) que atribuye al nivel simbólico un papel tan importante como el nivel
material, así como por el hecho de que el presente estudio se inicia con un capítulo sobre las estructuras materiales de las
organizaciones sindicales.
Ambas bases 14, el material simbólico y tienen relativa independencia unos de otros.
Page 8
lineales y objetivos tales como, por ejemplo, las tasas de feminización según el sexo, y la
de género cuando buscamos entender las causas de las asimetrías
entre géneros, es decir, identificar posibles factores que están detrás de las segregaciones
genderizadas aparentemente simple, lineal y objetiva.
15,
15 Con la designación de género / o se quiere identificar a los hechos sociales que están sesgados por la variable sexo, es decir, hechos
no paritarios, no igualitarios, para mujeres y para hombres. Por ejemplo, la profesión de policía es fuertemente gender-
en el sentido de su masculinización, al contrario de la profesión de enfermería, del mismo modo fuertemente gender-
porque fuertemente feminizada.
16 o han perdido, sobre todo en el campo político. Se trata de una pérdida de identidad basada en el poder de la dominación
(Bourdieu, 1999) que es tradicionalmente masculina, inconscientemente practicada por hombres y por mujeres,
y que lleva a la hetero-atribución ya la auto-atribución de características tradicionalmente masculinas, a las mujeres que poseen
el poder, como por ejemplo "la dama de hierro" (Margaret Tatcher, en la década de 80), en este caso una atribución guerrera,
otras veces a desexualizar a las mujeres con poder (de algún modo, Angela Merkel "falta" una tradicional compo-
de la feminidad, los hijos) o, por el contrario, a sobrevalorar las características tradicionalmente femeninas de mu-
("la sonrisa sin programa político", de Ségolène Royale, "belle et mère de quatre enfants", su costu-
en 2006) en detrimento de programas y de polémicas políticas.
37 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 9
Las tesis defendidas por Ferreira (Ferreira, 1999: 45) nos dicen que "La calificación
no debe ser visto ni como social o como sexualmente neutra La pregunta a que
19.
17 de cierre o recinto que tienden a mantener a los privilegios de un grupo sobre el otro, lo que complica
forma
de los accesos a elementos del out-group. En este caso, se trata de cierres dentro del mundo laboral, en particular de
algunos sindicatos ingleses que dificultaban tanto la entrada o la contratación de elementos de otros grupos,
mujeres. Estas prácticas eran menos relevantes en Portugal, restringido a ciertos grupos de profesionales de
las clases medias asalariadas, en los años 30 del s. XX y tuvieron, como consecuencia, la masculinización de la población
asalariada en determinados sectores - bancarios, seguros y otros - por el control ejercido sobre el mercado de trabajo
se contrató en la preferencia o incluso en la restricción de la admisión de trabajadores a familiares de profesionales a
(Patriarca, 1990 citada por Ferreira, 2002). Las prácticas de closed shop fueron ilegalizadas en 1943
(Patriarca, 1990 citada por Ferreira, 2002).
18 Las estadísticas por género, INE, que son accesibles, no nos permiten a analizar esta tendencia, descrito por los autores
de países europeos industrializados.
19 Se refieren a la noción de calificación utilizado por Oliveira (Oliveira, 1985) que establece que "el desempe- calificación
a menudo el papel de legitimación de las diferencias de salario y de división del trabajo. ".
Page 10
debemos dar respuesta es la de saber hasta qué punto los puestos de trabajo ocupados por las
las mujeres se consideran descalificadas sólo por el hecho de que son ocupados por
"ellas", apuntan en un sentido idéntico al de Kergoat y que se traduce en la necesidad de
elaborar una perspectiva de género sobre los lugares de trabajo y los sindicatos
como organizaciones representantes de un colectivo de trabajadores y en cuanto
constructores de agendas sindicales. Para Ferreira (Ferreira, 2002), se verifica, en Por-
tugal, la necesidad de «recurrir a una evaluación de funciones que no se limitara a
reclasificar estas, dejando intacta la jerarquía existente entre trabajadores, pero
que integre dimensiones tradicionalmente relacionadas con "lo femenino" como lo es la
dimensión de prestación de cuidados y de otros servicios, característica de la mayor par-
de los nuevos puestos de trabajo ocupados por las mujeres. ».
por encima de Grecia e Italia. Holanda y el Reino Unido son los dos países
europeos que presentan los índices más altos de segregación, así como Dina-
marca. Este bajo valor del índice que mide la diseminación cuantitativa entre mano-
de trabajo femenino y mano de obra masculina, se debe al escaso peso relativo del sector
servicios en la estructura de las actividades económicas en Portugal. En 1987, los servi-
ocupan cerca del 50% de la población femenina empleada, porcentaje que, a
con excepción de Grecia e Italia, está lejos del 70% de la población femenina
empleada en el sector de servicios registrada en los demás países. En Portugal, el sec-
el sector industrial presenta un gran peso de mano de obra femenina, lo que también
se compone de un bajo índice de segregación sectorial. La autora (Ferreira, 1993) pro-
20 Es índices de EUROSTAT que miden la disimilitud entre hembra mano de obra y macho (Ferreira, 1993).
21 La base de los cálculos fue la distribución de la mano de obra masculina y femenina por 9 grandes industrias CAE.
39 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 11
Por otro lado, y aún según Ferreira (Ferreira, op. Cit.), La fragmentación del
el trabajo no habría tocado muchas de estas empresas, hecho potenciador de la indefini-
de los perfiles profesionales, situándose estas empresas en un paradigma pre-tayloris-
en el que
laboral los puestosindustrializado
fuertemente de trabajo implican mayor polivalencia,
y taylorizado poren
que se produce oposición al mundo
otros países de la Euro-
y que habrá llevado a índices de segregación horizontal sectorial mucho más elevados,
como será el caso de los países nórdicos. Según la misma autora, otro fac-
de la pluriactividad - según la cual coexisten, en el mismo hogar, ren-
el trabajo asalariado y los ingresos de la pequeña agricultura,
el dolor de una mayor flexibilidad en relación con el trabajo conduce a una diversidad de
prácticas y de representaciones inexistentes en países en los que la industrialización, más
antigua y más amplia, cristalizó la división sexual del trabajo.
Page 12
entre sí, hecho que, según Ferreira, aumentaría las desigualdades hacia el lado
femenino, concentrado en las categorías profesionales más bajas.
Se subraya que el estudio de Ferreira que nos guió en este punto se publicó en
1993. Puede plantearse la hipótesis de que la lógica de mercado se ha fortalecido, más no
sea por la "globalización", la presencia del Estado se haya debilitado, de algunos
sectores tradicionales de la industria, en particular los sectores con capital menos
intensivo y con mano de obra feminizada, si se han debilitado, de las pequeñas empresas
se han transformado, por cuestiones competitivas, de nuevas formas organizativas
las empresas que han sustituido parcialmente las formas autoritarias y paternalis-
de la organización empresarial y, además, del país se ha desruralizado y de haberse visto,
un incremento numérico de los sindicatos profesionales. A haber ocurrido todos
estos fenómenos, entonces los índices de segregación de género, en el mercado laboral
habrían aumentado, por quiebra de todos aquellos mecanismos defensivos, dejando
entrar en el sistema laboral las discriminaciones transmitidas por el taylorismo y,
temente, fortaleciendo los estereotipos de género, jerarquizadores de la relación entre el
masculino y femenino, con privilegio de aquel sobre éste. A ser así, más este estu-
de que tiene sentido para contribuir modestamente, una vida laboral portuguesa que
tayloriza y masculiniza, para la visibilización de la necesidad imperiosa de feminizar las
agendas sindicales que, en un mundo laboral hipotéticamente más masculino,
mayores responsabilidades ante las mujeres trabajadoras.
41 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 13
Sin atreverse a analizar la evolución de la estructura del mercado de trabajo portugués, coloca-
la hipótesis de que el mismo se haya transformado, en el sentido de la desruralización, como
ilustra el cuadro que figura a continuación.
TABLA 1 - POBLACIÓN EN PORTUGAL empleado,
POR SEXO Y POR SECTOR DE ACTIVIDAD ECONÓMICA, EN 2000
mujeres % hombres% total %
A - Agricultura, producción de animales, caza y silvicultura
17120 2% 24970 2% 42090 2%
B - Pesca 643 0% 3835 0% 4478 0,2%
C - Industrias extractivas 1235 0% 12943 1% 14178 0,6%
D - Industrias manufactureras 372 69135% 43002431% 802 71533%
E - Producción y distribución de electricidad, gas 2743
y agua 0% 14145 1% 16888 0,7%
F - Construcción 20335 2% 25554010% 275 87511%
G - Comercio al por mayor y al por menor; reparación
215 74620% 265 35020% 481096 19,5%
H - Hostelería, alojamiento y restauración 98587 9% 62362 5% 1609496,5%
I - Transportes, almacenamiento y comunicaciones 33493 3% 114557 8% 148 050 6%
J - Actividades financieras 32102 3% 51787 4% 83889 3,4%
K - Actividades inmobiliarias, alquileres y servicios
11896711% 104535 7% 223 502 9%
L - Administración pública, defensa y seguridad social
1422 obligatoria
0,1% 2357 0% 3779 0,15%
M - Educación 35038 3% 13608 1% 48646 2%
N - Salud y acción social 85608 8% 12213 6% 97821 4%
O - Otras actividades de servicios colectivos, sociales
35103y personales
3% 25683 2% 60786 2,4%
Q - Organismos internacionales y otras instituciones13extraterritoriales
0% 4 0% 17 0%
total 1070846 100%1393913 100% 2464759 100%
Fuente: Perfil Género, INE: datos en cifras absolutas referentes a 2000;
los porcentajes se calcularon para el presente estudio.
22 incluyen no sólo la población asalariada, sino también la población de trabajo autónomo o independiente.
Page 14
asalariados / as, el sector del transporte, el almacenamiento y las comunicaciones. Es decir, to-
de la población asalariada femenina, por un lado, y la población asalariada mas-
por otra, los sectores de actividad económica no ponen de manifiesto grandes dis-
en lo que se refiere al sexo.
acción social (88%), educación (72%); todavía feminizadas, pero a la tangente, surgen las
actividades económicas alojamiento y restauración (61%), otras actividades de servi-
(58%) y actividades inmobiliarias (53%). En la educación, el porcentaje de
las mujeres aumentan en función inversa del nivel de enseñanza (Viegas, Faria, 1999). En el sec-
de la salud (Viegas, Faria, 1999), las mujeres dominan clara y globalmente, repre-
sentando el 80% del personal de enfermería, valor que desciende, significativamente, para
47,1% cuando se considera sólo el personal de la carrera médica.
43 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 15
Las únicas actividades económicas que presentan una casi paridad demográfica,
se encuentra entre mujeres y hombres, aunque con más hombres trabajadores que mu-
las mujeres trabajadoras son el comercio al por mayor (45% de mujeres de entre la población-
en el sector) y las industrias manufactureras (el 44% de las mujeres de
entre la población asalariada en este sector).
Por lo tanto, puede decirse que, no siendo, en su caso, tan visible como en otros países,
europeos, la disparidad numérica relativa, entre sexos, pone de manifiesto una segregación
horizontal sectorial significativo.
Page 16
cialistas de las profesiones intelectuales y científicas ", como habíamos señalado, así como
en los grupos profesionales "Trabajadores no cualificados", "Personal de los Servicios y
Vendedores "," Personal Administrativo y similares ". Por el contrario, son fuertemente mas-
culinizados, los grupos profesionales "obreros, artífices y similares", "Operadores de
instalaciones y máquinas y Trabajadores del montaje "y, además," Cuadros superiores
de la Administración Pública, Dirigentes y Cuadros superiores de Empresa ".
Las tendencias habitualmente señaladas para la segregación de las mujeres del mer-
(Cromton y Sanderson, 1990, Walby, 1990, cit. in Fer- in Fer-
(2000) e indican que "algunas de las profesiones más segregadas, como es el caso
de los manuales indiferenciados, son precisamente aquéllas en las que las calificaciones exi-
gidas son muy similares para ambos sexos, pero que tienen contenidos funcionales
muy rígidos, (...) de que son buenos ejemplos muchas de las clasificaciones profesionales de
operadores . Otro grupo de los más segregados es el de los manuales calificados,
25
cuyos sindicatos optaron por una estrategia de exclusión de las mujeres, de la que
ha resultado el bajo grado de feminización que estas profesiones continúan teniendo.
45 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 17
Incluidas en este grupo se encuentran muchas de las profesiones del grupo de trabajadores
la producción industrial y artesanos , sino también en los grupos profesionales de electricista
26
por el peso relativo, en las profesiones obreras y de operadores, de hombres (76% y 78%,
respectivamente) y de mujeres (24% y 22%, respectivamente).
Según Watson (Watson, 1987, cit. In Ferreira, 2000) los sindicatos de los oficios tradicio-
y las organizaciones de las profesiones liberales, organizadas según el principio de ocupación,
nal, prosiguen estrategias más exclusivistas que los sindicatos organizados según
el principio administrativo que tienen como objetivo la defensa de los intereses de los empleadores,
de los y no de los profesionales. En cuanto a Portugal, el autor sostiene que hay menos
la segregación sexual del mercado de trabajo [que en otros países] debido al déficit sindi-
cal, es decir, la falta de mano de obra que marca la sociedad portuguesa y el predominio de
la estructuración vertical de la mayoría de los sindicatos en nuestro país (Ferreira, 2002, Ferreira,
1993). Cuanto más fuerte es el movimiento sindical más capaz es imponer sus lógicas de
la exclusión y la segregación que serían ejemplos en Portugal, los sindicatos bancá-
rios y de los agentes aseguradores, organizados según principios profesionales, que estructuran
las bases de un alto nivel social, de una remuneración elevada y ejercieron
el control sobre el acceso a la profesión creando una tradición de reclutamiento de mano de obra,
-obra masculina que aún hoy se hace sentir haciendo de estos sectores de los más masculinos,
en nuestro país en comparación con otros países europeos. Este mismo tipo de
la acción sindical se forma de varias oficinas de sindicatos y Comercio . 28
Estas divisiones sexuales del mercado de trabajo pueden modelar, no sólo la brecha
entre intereses femeninos y masculinos, en el mercado de trabajo, como también, segun-
de Ferreira, la organización del trabajo, en las empresas. Es en esta organización del trabajo y
26 En 1994 CNP 7 en el grupo.
27 En 1994 CNP integrar los grupos 3 y 4.
28 Tales como el Sindicato Nacional de Trabajadores del Comercio del Distrito de Évora y pequeños segmentos de Empre-
Ganadería Oficina, y en particular los empleados de oficina de los importadores de arroz y bacalao y Lisboa
de Porto así como el Sindicato de Guardia-Libros y Contables del mismo sector de actividad (Ferreira, 2002).
Page 18
en esa división del mercado de trabajo que las organizaciones sindicales se asientan
organización y su acción sindicales, por lo que la representación no paritaria de las mujeres
en los sindicatos podrá, en parte, ser explicada por la estructura del mercado de trabajo.
Un segundo argumento diseñado por Ellis quiere por Aldred (Ellis, 1981, Al-
Dred, 1981 cit. in Munro, 1999) sostiene que la organización de los trabajadores ha sido siempre
más eficaz en el seno de trabajadores cualificados y, por consiguiente, con mayor capacidad
de negociación y de reivindicación, mientras que las mujeres trabajadoras tienen
a lo largo de la modernidad, puestos de trabajo no calificados y de bajo nivel.
Por otro lado, los sindicatos tienen sus raíces en las organizaciones de trabajo manual,
y los trabajadores varones, y los sectores económicos vitales . "El objetivo fundador de los sin-
29
- "Los hombres están mejor organizados porque son más cualificados o, por
en cambio, son más calificados porque están mejor organizados? ".
- "El trabajo de las mujeres implica objetivos de cualificación profesional menos
exigentes que para los hombres o, por el contrario, el trabajo femenino es social-
mente definido como menos cualificado porque las mujeres están menos orga-
nadas colectivamente? ".
29 De acuerdo a la tesis académicas feministas y disertaciones desde una perspectiva de género, el actor social histórica ha sido el "hombre
blanco "en todas las áreas de actividad y de conocimiento. La propia sociología, fundada hace cien años, erigió al hombre
blanco como actor social por excelencia, sin, sin embargo, dar cuenta explícitamente (o incluso darse cuenta);
así, toda la sociología fue erigida teniendo en cuenta un sujeto universal que, al fin y al cabo, es un sujeto particular. Como dice Bar-
(Barrois, G., 1992 in Kergoat, 1992) "el discurso sindical se asienta en una imagen del asalariado que, habitualmente es
tomado por asalariado unisexo cuando, en realidad, se trata de un asalariado unisexo-masculino ". Esta nota da cuenta
de la ambivalencia del discurso sindical en lo que respecta a las mujeres asalariadas.
47 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 19
Pensamos que las respuestas a cada uno de estos pares de cuestiones opuestas se sitúan,
por un lado en la estructura material del trabajo - del mercado, de la mano de obra, de las
organizaciones, en particular de la feminización y / o de la masculinización, y por otra,
estructura simbólica del trabajo - en las formas de pensar el trabajo, es decir, en la relación
del concepto de trabajo con los conceptos de femenino y de masculino, expresados
especialmente en los modos de calificar el trabajo en el femenino y el trabajo en el mas-
Culino. Ambos, estructura material y estructura simbólica, jerarquizan las diferencias de
el género haciéndolas pasar por cribas que reflejan y dan continuidad a las asimetrías,
lo que remite al concepto fundamental de "movilización institucional del enviés-
social de género ".
Desde nuestro punto de vista, algunos estudios feministas, sobre todo en tiempos idos,
cometieron el error de plantear cuestiones dicotómicas y opuestas entre sí que llevaron a
situaciones paradójales e irresolubles. Recordemos las polémicas que se refieren
a la cuestión de la igualdad entre la diferencia entre hombres y mujeres,
(por
tomasScott,
por la1997) como unao,falsa
identificación cuestión
en su y sobrepasemos
imposibilidad empírica,esta
poryelotras dico-
nombramiento teórico de
múltiples factores modeladores de la reproducción social. Además de la calificación y la
organización colectiva de los trabajadores, otros factores contribuyen a que ambas se
se encuentren vinculadas entre sí, en particular factores extra-laborales, como, por ejemplo,
y Portugal, la entrada masiva de las mujeres en el ámbito formal de la escuela y prác-
social generalizada de control de los nacimientos, entre otros.
A las preguntas planteadas en Munro (Munro, 1999) podemos responder con los argu-
de Kergoat (Kergoat et all, 1992) yendo a la génesis de los conceptos de cualificación
profesional, diferenciados cuando se aplican a hombres y mujeres, génesis que
movilizó, ella misma, el sesgo social de género, y analizando la organización
colectiva de los trabajadores que, no sólo no escapa a ese sesgo como lo va
acentuar, dada, como vimos, la génesis de los sindicatos.
Page 20
En una investigación sobre las representaciones sociales del trabajo realizado para Portugal (San-
tana, 1996) se obtuvieron resultados que, en este momento, requestionar. Para el
estudio exploratorio, cuyo objetivo descriptivo era construir "diccionarios" sobre la percepción
del trabajo, se obtuvieron brechas estadísticamente más significativas para el factor posi-
en el mercado de trabajo (empleados / as con vínculo, trabajadores / as sin vínculo y
desempleados / as) que para el sexo. Sin embargo, los dos diccionarios sobre trabajo,
el hombre, el femenino y el masculino, son completamente disjuntos en términos estrictamente
semánticos: para las mujeres, trabajo significa "satisfacción", "seguridad", "ocupación", "
"Horarios", para los hombres "placer", "amigos", "dinero", "obligación". Sin embargo, esta
disyunción se va volviendo menos nítida si consideramos como unidad descriptiva no la
palabra obtenida por asociación libre pero las tres dimensiones construidas por conjuntos de
palabras - dimensión nómica del trabajo, dimensión ética del trabajo, dimensión intrínseca,
de la mano de obra, ya que las tres dimensiones están presentes en las imágenes
del "trabajo" construidas por ambos sexos. El estudio complementario e integral de 30
factores y de sus pesos en las variaciones entre las representaciones del trabajo en los varios gru-
que se consideran - empleados / as, trabajadores / as sin vínculo y desempleados / as,
por un lado, y hombres y mujeres, por otro - pone de manifiesto que la dimensión intrínseca del tra-
no presenta variaciones cuantitativas estadísticamente significativas para los hombres y
para mujeres como no presenta para empleados, trabajadores sin vínculo y
en paro; Este estudio explicativo permite la afirmación según la cual la dimensión
intrínseca del trabajo - la "satisfacción en el trabajo" - es una dimensión sociológicamente
hegemónica, es decir, una representación de los socialmente compartida por hombres y mujeres . 31
Page 21
Cuestionados estos cuatro factores estructurales señalados por Munro (Munro, 1999)
y reformulados por nosotros, tenemos los siguientes factores como dificultadores de la participación
en los sindicatos:
32 Se señaló que este factor muy relevante, pero que no encaja en este estudio.
Page 22
en los adultos mayores de 21 años], en lugar de reclamar salarios iguales para todos. solamente
más tarde se impuso el entendimiento de que era en interés de la defensa del propio em-
el clavo masculino que se debería luchar por el principio de la igualdad de salarios para mu-
luchar y para hombres.
asociaciones sindicales. Los ejemplos señalados son ilustrativos de las dificultades, por
parte de los sindicatos, de integrar intereses femeninos laborales en las agendas sindicales
muelle. El desinterés femenino por los sindicatos reside en la organización y la actuación
propios sindicatos.
En otro ángulo, las tesis de Olson inciden en la participación activa en las orga-
que evidencian que el activismo sindical es, por múltiples razones, protagonizado
por una pequeña minoría de trabajadores. La mayoría no participa activamente en las
organizaciones y acciones, en particular sindicales, por el hecho de que, por una cuestión de
la economía de tiempo y de esfuerzo, se sitúa en una actitud pasiva de expectativa rela-
a los activistas sindicales que participan de hecho no sólo para luchar
por las reivindicaciones manifiestas pero también por retirar múltiples beneficios y
las diversas satisfacciones del ejercicio de la actividad sindical. Es en las tesis de Olson que
se basa el corpus teórico, situado en el área de los estudios de género, que defiende que para
analizar la participación femenina dentro de los sindicatos es necesario hacerlo a la luz de
51 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 23
Purcell (Purcell, 1984, cit. Munro 1999) al debatir las nociones de militancia y de
la militancia sindical, concluyó, a partir de un estudio empírico, que las variables trabajo
y posiciones en el mercado de trabajo se constituyen como los indicadores más perti-
para la definición de militancia sindical que la variable género. Esta conclusión
empírica apunta, no para la no pertinencia de la variable género sino para un corpus
teórico que integre, para el estudio del sindicalismo en el femenino, no sólo el género
pero también la contextualización dentro del marco de un mercado de trabajo fuerte-
mente segregado en lo que se refiere al género. En este sentido, las variables situacionales
relativas a la forma en que el mercado de trabajo se encuentra segregado por sexos tor-
son muy significativas porque fuertemente explicativas tanto de la militancia laboral
y sindical femeninas quiere de su contrario, es decir, de la pasividad laboral y sindical
femenina.". Cualquier análisis deberá incidir no sólo en el género, sino en la cli-
vario "genderized" del propio mercado de trabajo.
Por estas vías, podemos añadir, a los cuatro factores arriba señalados, más
tres factores estructurantes de la débil participación femenina en los sindicatos:
35 Es, en palabras del autor, de las mujeres que "pertenecen al movimiento sindical" o "mujeres sindicalistas" no SEN-
del claro si se trata de mujeres sindicalizadas si de mujeres dirigentes sindicales.
Page 24
- Los condicionantes sociales relacionados con la segregación de género en las organi-
de las relaciones sindicales: profesión, escolarización, socialización. La identificación de estos
los factores se hará en el capítulo 3 de este estudio.
- La representación social de género, cuyo análisis implica la identificación de las barreras,
y los obstáculos que, con esfuerzos suplementarios, las mujeres tendrán que
sobrepasar para acceder a una plena participación en la vida sindical. Baden y
Geassberg menciona brevemente tres obstáculos en relación con el acceso de las
mujeres a estructuras de decisión: "falta de tiempo, falta de fuerza y falta de fuerza,
(Baden et Geasseberg, 1980: 15 citado en Anne Trebilcock, 1991: 455). La identificación
de estos obstáculos se hará en el capítulo 3 de este estudio.
La pertinencia de nuestra cuestión inicial "estudio de las configuraciones de los poderes fem-
ninos dentro del asociativismo sindical como medio de estudiar una faceta de la feminización,
del mundo laboral a nivel de las estructuras objetivas, a través de una sociografía
que retrate la feminización / masculinización del poder sindical y al nivel de las estructuras
subjetivas a través del cuestionamiento de los modos de pensar de los dirigentes sindicales "
se ve reforzada por la identificación de estos dos factores.
En lo que se refiere al reclutamiento de mujeres a los sindicatos, si, por una parte,
las barreras históricas, en varios países europeos, han sido dificultadas, por otra
por el lado, el esfuerzo para reclutar trabajadoras tampoco ha sido tan eficaz como
sería deseable. La desindicación comprobada en varios países europeos, incluida
Portugal (Cerdeira, 1997) ha sido responsable del fortalecimiento de los sindicatos de apuestas
más fuertemente en el reclutamiento de mujeres trabajadoras (Cunnison and Stage-
en el caso de las mujeres. In Munro, 1999), así como de jóvenes trabajadores.
Según Ducci (Ducci, 1993), en los países desarrollados, los porcentajes de feminización-
de la filiación sindical ha seguido las tasas globales de crecimiento de la mano de obra femenina,
nina, representando en Dinamarca el 45% de la mano de obra y el 57% de la filia-
en los Estados Unidos, respectivamente, el 45,2% de la mano de obra y el 33% de la filia-
en Italia, respectivamente, el 34% de la mano de obra y el 31% de la filiación sindical.
Un estudio realizado en 1999 para Europa por la OIT / OIT y el Women's Committee of
la Confederación Internacional de las asociaciones de libre comercio, el Comité de Mujeres de CISL / ICF-
TU) y citado por Ferreira (Ferreira, 2002), "da cuenta de dos fenómenos. Si, por un
se observa una continuada disminución de la filiación sindical, por otra, los aumen-
de filiación sindical se derivan, sobre todo, de la adhesión de mujeres ". estos
los estudios nos dicen que el 33% de los sindicatos presentan tasas de sindicalización
femenina inferior al 30% y que el 60% de los sindicatos presentan tasas de sindicalización
femeninas igual o inferior al 50%. Un estudio realizado por ESC confirma dencias
36
similares, verificando que la tasa media de sindicalización femenina en los países euro-
36 la CES.
53 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 25
Page 26
detención de cargos dentro de órganos con poder de decisión en los sindicatos. Utilizaremos
aún la expresión paridad representativa como sinónimo de representación paritaria.
1.4.5. Representación paritaria, acceso al último círculo y defensa de los intereses de las
mujeres
Una visión de sentido común podría llevar a pensar que el aumento de recluta-
sindical femenino puede llevar, de por sí, a la mejora de la representación de los inte-
de las mujeres en el seno de los sindicatos. No es posible trazar una relación de
causa / efecto entre la feminización de los órganos de decisión dentro de los sindicatos y la femi-
de las agendas sindicales, nos proponemos, sin embargo, contribuir con este estudio
para una primera visibilización de los puestos sindicales detenidos por mujeres, en Portugal,
37 Y lo que aparece en el primer plan integral para la igualdad, formulada en 1995 (Ferreira, 2002).
55 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 27
gal y para una aproximación a la perspectiva que los dirigentes sindicales, de ambos
hombres, tienen sobre cuestiones de igualdad de género dentro de los sindicatos.
a nivel nacional ya nivel regional, concluyendo por la constatación de aumentos numéricos signi-
en los puestos asignados a las mujeres en los puestos destacados y de arriba y de
ticos no significativos en otros puestos sindicales, de mujeres trabajadoras sin-
dicais , regional y nacional.
40
del mundo empresarial para el sindical, podemos contar, por números, las dificultades
de ese acceso, por el hundimiento de las tasas de feminización europeas a medida que los
los cargos sindicales son más relevantes: en Francia, de 33 secretarios generales de la CGT
(Confédération Générale du Travail) sólo 5 son mujeres; en la CFDT (Confédération)
(Francia), sólo 3 en 5 secretarios generales; en Suecia, los 23
sindicatos de la Confederación Sindical Sueca, sólo una mujer es presidenta. Fuera de la
Europa, Canadá, presenta una casi paridad ya que 9 de los 20 miembros del Comité
El Ejecutivo del Sindicato de la Función Pública es del sexo femenino. En Islandia, la femini-
de los cuerpos gerentes de los sindicatos es un hecho cumplido ya que el 48% de los dirigentes
los sindicales son mujeres (Hastings y Coleman, cit. Date-Bah, 1993).
Page 28
Una de las implicaciones del argumento según el cual la gran cuestión de la no repre-
la sentencia sindical de los intereses femeninos se sitúa en la restricción de las agendas sindicales,
se traduce por el cuestionamiento de la existencia de relaciones entre la representación paritá-
en particular por la presencia femenina en puestos sindicales destacados y de primera,
y la defensa real y efectiva de los intereses de las mujeres. En este campo, los resultados de los
los estudios, no siendo concordantes entre sí, apuntan, como Heery y Kelly (Heery and
Kelly, 1989) para la verificación empírica de un real incremento de la defensa de los derechos
femeninas por las mujeres dirigentes sindicales que, en los sindicatos, ocupan puestos des-
los tacos o la parte superior. Basándose en estos estudios, así como dejando las elipses , 42
Philips (Philips, 1991) considera que el aumento numérico de mujeres dentro de los sin-
los dicatos, es decir, la representación sindical paritaria, se constituye como un nudo estratégico
pero no suficiente para la asunción de la defensa de los intereses femeninos por los sindica-
mentos. Es decir, la representación paritaria o un camino para la representación paritaria,
dentro de los sindicatos y en lo que se refiere a los órganos de decisión sindical,
se rigen como vías para la transformación de las agendas sindicales, en el sentido de una
mayor visibilización de intereses que van en contra de las expectativas de las mujeres.
Munro (Munro, 1999) propone un análisis de los objetivos y de las limitaciones del sindicalis-
y afirmando que éste sólo ha adoptado como sus intereses de las mujeres tra-
que no impliquen cambios en la estructura del mercado de trabajo, hecho que
, excluye, a la salida, la defensa de intereses femeninos que desafían las estructuras,
de las segregaciones sexuales del mercado de trabajo o incluso las asimetrías existentes
en su base, es decir, los sindicatos rechazan la adopción de los intereses que pasan por la
defensa de la igualdad, lo que atribuye, una vez más, la centralidad a las definiciones de compe-
las profesionales, que, como hemos visto, contienen trazas negativas para las mujeres,
42 En particular, los relativos a los diferentes estándares de liderazgo femenino dentro de los sindicatos, como sería
modo de liderazgo tradicional y masculino frente a un modo de liderazgo femenino que, a serlo y por serlo, traería nuevas
competencias relacionales dentro de la gestión humana de las organizaciones sindicales.
57 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 29
expulsando de las agendas sindicales cualquier reclamo laboral que implique cualquier
forma de redistribución - más igualitaria - de puestos de trabajo y de salarios entre
hombres y mujeres. Si los movimientos de las mujeres tienen, de algún modo y en algunos
países, incidido positivamente dentro de los sindicatos en la defensa de los derechos de las
mujeres, si muchos sindicatos, incluso liderados esencialmente por hombres, han venido,
a poco y poco, a dar atención ya actuar, a través de la proposición de reformas nom-
dentro de los propios sindicatos, el futuro de la representación de los intereses de las mujeres
trabajadoras por los sindicatos resulta problemático. El espacio de maniobra, a pesar de
todo, es vasto y se sitúa, de inmediato, en el campo que, no desafiando las estructuras del mer-
de trabajo, puede aceptar una amplia gama de defensa de los intereses de las mujeres.
Y en el caso de que se trate de una persona,
de las manifestaciones organizadas por sindicatos para apoyar el derecho al abor-
las acciones que, siendo raras y puntuales, caben en las agendas sindicales sin, por lo tanto,
hagan el orden establecido en el mercado de trabajo, ya que se trata de acciones que no se
están directamente relacionadas con el puesto de trabajo, con el lugar de trabajo o
con su cuestionamiento. Es decir, no es previsible que los sindicatos puedan ser propo-
sionistas de acciones capaces de modificar la distribución de empleos y de salarios de una
forma igualitaria entre hombres y mujeres porque tal cambio pondría en
la naturaleza y los poderes sindicales. Sin embargo, los sindicatos pueden, y han venido a hacerlo,
desarrollar acciones encaminadas a alcanzar la igualdad en el trabajo, a nivel de la negociación
colectiva, minimizando las diferencias, remuneratorias y otras, entre trabajadores que se
se sitúan en la base y en la parte superior de la estructura laboral y en el nivel de la inclusión de los intereses de las mujeres,
lheres, en particular en lo que se refiere a la interrupción de los períodos de trabajo , ya sea a
43
43 No se minorizando el papel masculino en el cuidado de la familia, es evidente que se han practicado sobre el
tiempo, sobre todo por mujeres, por lo que estas medidas, en una primera fase de aplicación, van al encuentro de inte-
en particular, femeninos, aunque, con el andar de la historia, tales intereses pasen a ser comunes a los dos sexos.
Page 30
vistos como intereses parciales o que se refieren a una parte del colectivo de
trabajadores.
Una visión optimista nos dice que las organizaciones sindicales tienen una necesidad
vital de tener cada vez más mujeres sindicalizadas, hecho que puede contribuir a un
el aumento del número de mujeres en puestos de decisión en los sindicatos (Beale, 1988,
cit. In Munro, 1999) y apunta a cambios en las agendas sindicales en el sentido de inte-
gritar las preocupaciones y reivindicaciones femeninas. Este último aspecto resulta de la conju-
de cambios estructurales en el tejido laboral, de la acción de mujeres sindicalistas
dentro y fuera de las organizaciones sindicales y, además, de la visibilización de las diferencias entre
hombres y mujeres a nivel de los discursos científicos, políticos y sindicales.
59 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 31
Un ejemplo interesante (Kergoat et all, 1992) nos es dado por el estudio sobre el
el movimiento social de las enfermeras, en Francia, a finales de la década de los 80 (1988/1989)
constituido en el exterior de las organizaciones sindicales, como un movimiento profesional
de enfermeras, con una plataforma reivindicativa que integraba el reconocimiento
de las competencias profesionales, de las responsabilidades y de los derechos de las enfermeras,
la plataforma que vendría, en el transcurso del movimiento, a cuestionar el sistema de salud. este
el movimiento contó, en su inicio, con la participación de sindicalistas de la CFDT y de sin-
dictados con los que el movimiento trabó negociaciones y tuvo como socio, del lado del
"Patronato", el Estado. Se trató de un movimiento que duró un año y medio con la
característica de haber sido esencialmente femenina lo que, según las autoras (Kergoat
et al, 1992), el acercamiento de los movimientos de mujeres de América Latina en el aspecto
en el que no se limitó a instrumentar una acción con un objetivo definido,
además, se constituyó
y consolida comodeuna
un sentimiento "acción colectiva
pertenencia (...) lugar en elelque
a una micro-sociedad, se construye
barrio, en el caso
de América Latina, la comunidad de las enfermeras, en este caso ".
Page 32
Estos estudios sobre la acción sindical de organizaciones feminizadas muestran las dife-
las actividades de articulación entre intereses generales, de los trabajadores como colectivo,
e intereses específicos. Dejamos dos notas: las dificultades que los sindicatos,
sobre todo los verticales, tienen en armonizar intereses, dentro de una actividad eco-
nómica, de varias profesiones y de varias categorías profesionales, como evidencia el caso
de los sindicatos de salud en Inglaterra, así como las limitaciones de las organizaciones sin-
en el caso de los sindicatos profesionales franceses, para encuadrar un movi-
de una profesión - las enfermeras - cuando se conjugan con especificidades de
género en las prácticas y las representaciones profesionales que difieren de las prácticas
ticas y de las representaciones "unisexo" que son, antes y sobre todo, prácticas y repre-
sentaciones masculinas, del hombre trabajador, aunque "universalizadas", esto se tiene
como las prácticas y las representaciones laborales que sostienen y justifican las ayudas,
44 El movimiento cerrada a otros profesionales de la salud ya que, para hacerlo con eficacia y consistencia, estos otros profesionales
de la salud tendrían que revisarse en los objetivos de la lucha de las enfermeras lo que, dadas las especificidades señaladas, sería difícil.
61 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 33
Resumiendo, hecha esta reflexión, podemos afirmar que la movilización institucional del
el sesgo de género tiene resultados visibles en las estructuras de decisión sindical,
operados tanto asindicales.
organizaciones nivel objetivo como un
No siendo subjetivo en las configuraciones
factor único, y en laslaacciones
determinante ni lineal, de las
modificación
de las configuraciones sindicales, en el sentido de la feminización de los órganos de poder,
a constituirse como un nodo estratégico para la democracia paritaria de género. El aces-
de las mujeres a los últimos círculos del poder sindical parece ser el de más difícil
forma de realización. El entramado efectivo entre los intereses del movimiento sindical y los
los intereses de los movimientos de mujeres o de los movimientos feministas parece tener
superar las dificultades que se sitúan en la lógica del mercado de trabajo, por una parte,
y en las especificidades situadas históricamente, de los intereses femeninos.
Page 34
ciados tripartidamente, lo que habrá llevado a que el liderazgo sindical haya sido per-
dida por la tendencia CGTP a favor de la tendencia UGT. La CGTP, manteniendo una parte
importante de sus bases tradicionales, ha registrado una gran quiebra en el número de
sus asociados bien con el número de sindicatos afirmándose por "estrategias de
la oposición ofensiva, basando su fuerza en la militancia de sus dirigentes y en la capacidad
de movilización de las bases para conflictos de naturaleza salarial y presiones políticas
en el marco de la adopción de estrategias de oposición sistemática y de no correspondencia,
sabilización en los acuerdos sobre política social y económica negociados tripartidamente.
63 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 35
catos de nuevo constituidos como por los sindicatos transformados "(Cerdeira, 1997). la
todos los sindicatos, el 41% tienen su sede en Lisboa y de la totalidad de sindica-
Tos con zona nacional, el 73% tiene su sede en Lisboa . "La CGTP es todavía la Confedera-
46
En este punto dejamos una breve nota según la cual el acceso femenino a los órganos
de poder sindical a nivel nacional será, a pesar de todo, menos difícil que el aces-
es femenino a los órganos de poder sindical de ámbito local, por el hecho de que el nivel nacional
corresponder a los centros cosmopolitas y de decisión política, lo que creará un ambien-
de pensamiento más propicio a la conquista de poder por parte de las mujeres. en
sin embargo, autores hay que defienden ser los poderes locales de más fácil acceso a las
mujeres porque facilitadores de una mejor conciliación entre tiempos de trabajo y
los tiempos de familia.
Para analizar la existencia, las configuraciones y las diferencias entre y entre los nodos es-
tratégicos constituidos por tasas significativas de feminización de los órganos sindicales
así como los últimos círculos de poder de las organizaciones sindicales, es el objetivo
estudio desocular la masculinización de las estructuras de poder en las asociaciones de tra-
los balcones, configurados por y configuradoras de escasa representatividad de las muñecas,
en estas estructuras, identificando condicionantes organizacionales (actividad económica
mica de la organización sindical y tendencia sindical; órganos y cargos sindicales) condicio-
nantes profesionales (grupo profesional), condicionantes escolares (habilitaciones aca-
démicas) y condicionantes de socialización generacional (traducidas por la edad).
Primero Cuál es el peso de la representación de las mujeres en las estructuras de poder del sindicato? existente
tiene "nosotros estratégicos" feminizados dentro de las organizaciones sindicales?
46 cuentas que para las uniones continentales, excluyendo, por tanto, la unión de las regiones autónomas, algunos
47% tienen su sede en Lisboa y, de todos los sindicatos con el área nacional, el 73% tiene su sede en Lisboa.
Page 36
3ª ¿En qué niveles de las estructuras de poder del sindicato mujeres que participan?
5º ¿Qué factores dificultan el acceso de las mujeres a los puestos de toma de decisiones sindicales?
Se busca identificar la percepción que hombres y mujeres dirigentes sindicales tienen
sobre la participación femenina en los sindicatos.
1.5.3. supuestos
El ejercicio del poder por las mujeres en las estructuras de decisión laboral: las confi-
del poder - una sociografía de las asociaciones de trabajadores; se tendrán en cuenta
cuenta variables organizacionales - de las asociaciones laborales - y variables personales.
65 DE TRABAJO
CADUNOS DE EMPLEO Y RELACIONES
Page 37
1.5.5. universo
El universo del estudio está constituido, en lo que respecta a las configuraciones del poder -
una sociografía, las asociaciones de trabajadores y los sindicalistas dirigentes
sindical a ejercer cargos y funciones de poder - masculinos y femeninos - con un pri-
objetivo objetivo, descriptivo y global, de calcular las cuotas femeninas por comparación
con las masculinas y de identificar aspectos organizacionales: genderización de los órganos
(o cuerpos gerentes) de los sindicatos (véase el capítulo 2. Lo que los números cuentan) e identi-
y en el caso de las mujeres,
a partir de la percepción de los propios dirigentes de ambos sexos (véase el capítulo 3. O
que los dirigentes sindicales cuentan).
1.5.6. metodologías