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Reporte de Caso

BPZ

Nombre: Graciela Sánchez

Nº de sesiones: 4

Graciela una mujer de 56 años comienza la primer sesión diciendo que en alguna ocasión
anterior ya había solicitado el apoyo psicológico debido a que meses antes le habían
diagnosticado diabetes y ella se sintió muy decaída y deprimida por lo que buscó la terapia, pero
que la terapeuta lo primero que le dijo fue que lo único que G buscaba era que alguien más le
resolviera sus problemas, por lo cual G ya no quiso acceder a la terapia psicológica. G es ama de
casa, tiene tres hijos, la mayor de 40 años (casada), un hijo varón de 35 años (contador) y su hija
menor de 27 (estudiante de medicina). G vive con su esposo (jubilado y dueño de una
tlapalería), su hijo mediano y su hija menor. Hace un año sufrió una parálisis facial de la cual a la
fecha no se ha podido recuperar del todo. Su esposo seis meses antes también sufrió una
parálisis facial por una noticia muy impactante que recibió pero a la fecha y con el cuidado
médico él ya se ha recuperado totalmente. G atribuye su parálisis a una acumulación de eventos
impactantes que ha sufrido a lo largo de su vida, desde asaltos, muertes y el último con el cual
ella menciona que fue el desencadenante total de la parálisis fue el presenciar como un carro
atropellaba a una niña. G refiere que los síntomas que padeció a raíz de que le diagnosticaron
diabetes como depresión, apatía, imposibilidad para moverse, etc., no sabe exactamente si
fueron para “llamar la atención” o como consecuencia de todo el “abuso” que ha vivido. Al
hacerle la puntualización de que ¿a qué tipo de abuso se refería?, ella comenta que el que
recibe por parte de su esposo ya que desde siempre él la ha devaluado y minimizado en todas
las cosas que G hace desde sus funciones como ama de casa, las opiniones que G hace con
respecto a la administración de la casa y las finanzas, hasta sus intentos por querer sentirse
“útil” y trabajar. G afirma que desde su núcleo familiar se han dado casos de abusos en su
familia, ya que siendo la tercera de un total de diez hermanos, ha sido como “un secreto de
familia” el hecho de que uno de sus hermanos mayores, abusara sexualmente de una de las
menores y de la misma manera con su hija menor y el mediano, G supone que han sido víctimas
de abusos sexuales, ya que en una ocasión cuando G dejó por única vez a su marido, cansada de
los “abusos” y “maltratos” de tipo verbal, se fue a vivir con uno de sus hermanos y éste tenía un
hijo de aproximadamente 10 años en ese entonces, su hija con 4 años de edad al principio
jugaba mucho con este primo pero después de un momento a otro le daba miedo jugar con él. G
vuelve a casa con su marido y cuando su hija tenía ya como 6 años, en la escuela realizó un
dibujo en donde escribía que había sido abusada sexualmente por su primo. De la misma forma
un día que su esposo en una de tantas “borracheras”, llevó a algunos de sus amigos a su casa,
uno de los amigo comenzó a hablarle de sexualidad a su hijo que en ese entonces contaba con
unos 8 años de edad, G refiere que ella se encontraba cocinando para los invitados y que de
repente el amigo de su esposo se llevó a su hijo al baño y cuando salieron el niño se encerró en
su cuarto. G expresa que piensa que ese amigo también “abuso sexualmente” de su hijo. La
relación con sus hijos mayores es distante, lejana y fría, G comenta que nunca les proporciona
muestras de cariño como “abrazos” o “apapachos”, ya que en su familia tampoco nunca recibió
esas muestras de afecto, con la única que tiene mayor acercamiento es con su hija menor,
debido a que como tiene un novio que la “maltrata”, G se ve “reflejada” en su hija y quiere
impedir que le suceda lo mismo que a ella. La relación con la madre de G es igualmente distante
y el padre murió cuando ella era pequeña. Actualmente desde que su hija mayor hace 15 años
se casó y dejo el hogar paterno, G duerme separada de su esposo y desde ese mismo tiempo no
ha tenido relaciones sexuales. G manifiesta su disgusto diciendo que de igual manera “nunca ha
tenido un orgasmo”, que no sabe lo que es, pero por platicas con sus amigas sabe que nunca lo
ha experimentado y que por esa razón no extraña tener ningún tipo de contacto sexual con su
marido. Al cuestionarle sobre el hecho de, cuál es el motivo por el que no ha indagado o
preguntado directamente a sus hijos acerca de esos supuestos abusos sexuales, G responde:
“por no querer saber”, “por miedo”, “cobardía”, (hace una pausa y finalmente completa
diciendo), “yo creo que también por “comodidad”, por “evadir los problemas” y así poder
“echarme mas la culpa”.

Se formalizó la quinta y última sesión, únicamente para dar cierre y para entregarle el directorio
de los centros que brindan servicio de psicología, pero G no acudió a la cita. Posteriormente vía
telefónica me explicó que se le había olvidado y que ella me llamaba para agendar una nueva
cita.

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