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Esta medida no resultó efectiva, no sólo por la falta de su aplicación sino porque no
fue suficiente motivo para que tanto los aspirantes al magisterio como los que ya
formaban parte del mismo se motivaran a realizar estudios superiores para adquirir
el título de licenciado o de doctorado en educación.
Asegurar a los maestros un nivel de vida razonable para ellos mismos y su familia, y
también los medios para mejorar su calificación profesional, desarrollando sus
conocimientos y enriqueciendo su cultura.
Tener en cuenta el hecho de que ciertos puestos exigen una experiencia mayor y
calificaciones más elevadas, y suponen responsabilidades mayores.
En este orden, se eligió en julio de 1978 la Ley 874 que establece el estatuto del
docente y su aplicación, con la finalidad de:
Reglamentar las relaciones del Estado con los educadores a sus servicios.
CAPÍTULO I
Art. 1.- La presente ley garantiza el derecho de todos los habitantes del país a la
educación. Regula, en el campo educativo, la labor del Estado y de sus organismos
descentralizados y la de los particulares que recibieren autorización o
reconocimiento oficial a los estudios que imparten. Esta ley, además, encauza la
participación de los distintos sectores en el proceso educativo nacional.
Art. 3.- Esta ley regula las atribuciones de la Secretaría de Estado de Educación y
Cultura como representante del Estado en materia de la educación, de la cultura y
del desarrollo científico y tecnológico del país en el ámbito de su jurisdicción.
CAPÍTULO V
Art. 20.- La familia tiene la obligación de escolarizar a sus hijos en la edad escolar
definida en la presente ley e interesarse por el avance de sus hijos en la escuela,
apoyar los esfuerzos de los maestros para que reciban una buena educación y crear
en ellos una actitud positiva hacia el estudio y de respeto por el conocimiento.
Los padres y la comunidad tienen el deber de ayudar a la escuela, de acuerdo con
sus posibilidades y capacidades intelectuales, humanas y económicas, dentro de un
espíritu de cooperación y solidaridad.
CAPÍTULO VI
Art. 24.- Las escuelas privadas podrán ofrecer formación religiosa y/o moral, de
acuerdo con su ideario pedagógico, respetando siempre la libertad de conciencia y la
esencia de la dominicanidad.
Art. 25.- Los alumnos de planteles públicos recibirán enseñanza religiosa como se
consigna en el currículo y en los Convenios Internacionales. A tales fines y de
acuerdo con las autoridades religiosas competentes se elaborarán los programas que
se aplicarán a los alumnos cuyos padres, o quienes hacen sus veces, no pidan por
escrito que sean exentos.
Art. 25 esta siendo implementado, pero en estos tiempos esta siendo parte de
disputa, en la cual quieren eliminarla por completo del currículo dominicano, el
cual violaría dicho articulo, de ley integrado como valor en la sociedad creciente de
la juventud
Dominicana limpia
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