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Mujeres de Ojos Grandes
Mujeres de Ojos Grandes
Sus últimas producciones narrativas son: Maridos de 2007, Ángel maligno y Hombres de
amores de 2008.
Resumen:
Mujeres de ojos grandes relata la vida de una serie de mujeres educadas para el
matrimonio y sus servidumbres tradicionales. Su vida se reduce a la familia, al marco estricto de
dicha institución. Sin embargo, la anécdota misma de tales vidas no resulta dramática, sino que
revela personalidades femeninas particularmente vigorosas, que a menudo eclipsan a los
hombres.
Estructura Externa:
La estructura externa de este libro de cuentos como puede verse a simple vista es
totalmente elemental y sencilla: se presenta como una colección de 37 cuentos cortos, de escaso
desarrollo argumental, independientes los unos de los otros hasta tal punto que tienen
identidad por sí solos
Estructura Interna:
1-Espacio.
2-Tiempo.
Los argumentos se desarrollan en un tiempo enmarcado entre las décadas de 1910 y 1940.
A este punto, es imperativo resaltar que la voz escogida por Ángeles Mastretta para
narrar sus cuentos es unificada de tal manera que siempre será una voz omnisciente en tercera
persona, un narrador testigo, personificada en «una sobrina» que cuenta las aventuras de una
«tía». En cada cuento varía el nombre de la tía.
5-Tesis.
Sus personajes principales y protagónicos en todos los cuentos son las mujeres. Mujeres
poblanas de la misma época, de la misma clase social, de las mismas costumbres y hábitos; de
los mismos rasgos culturales con una rutina familiar rayana en el agotamiento existencial. Una
vida de hogar cotidiana a morir; la crianza de los hijos, la cocina y sus recetas, los tejidos, la
costura; sus desgastados servicios religiosos, sus maridos aburridos. El rol femenino es descrito
con precisión por la autora logrando con esa unidad de sentido imprimir un rasgo de
mediocridad existencial propicio para su anulación y superación que será uno de los objetivos
de su obra en su sentido simbólico y al interior de sus personajes, como elemento transformador
y nuevo. Y esas tías protagónicas vienen a ser la excepción y la punta de lanza hacia la ruptura
de ese estado de cosas al entrar en contradicción con el elemento antitético que no es otro que
el varón poblano, mexicano, predominantemente machista y que al final constituirá la unidad y
lucha de contrarios (feminismo-machismo) para devenir al interior de la ficción en una nueva y
liberadora relación.
Las Mujeres de ojos grandes, se constituyen como género de sexo superior, por sus
componentes psíquicos de una ética inquebrantable substancial de búsqueda de la felicidad. Por
supuesto que en las descripciones de sus féminas protagónicas subyacen la terneza y la
ecuanimidad, la sabiduría raizal, el donaire, la valentía, el arrojo y la firmeza de carácter, en
contraposición con ese miedo cerval que doblega e inutiliza al varón en muchas de sus
decisiones.
6-Antítesis.
7- Síntesis
8-Marcas femeninas:
La tía Leonor se casó con un notario cuando tenía diecisiete años. Las chicas en esta
época se casaban jóvenes. Más tarde, Leonor y su marido tuvieron tres hijos y la vida de
esa familia no podía ser mejor. Los domingos, la tía iba al mercado. Era un pequeño paseo
convertido en un rito solitario y feliz, hasta que un día, se le ocurrió comprar nísperos.
Conocía muy bien los nísperos, porque cuando era niña trepaba a los árboles y cortaba
nísperos en la casa de sus abuelos, aunque a las niñas se les prohibiera subir a ellos. Pero
no estaba sola en este juego, siempre estaba con su primo Sergio. Leonor estaba
enamorada de él, pero había oído que los primos no podían casarse entre sí y que Dios les
castigaba con hijos que parecían idiotas. Una tarde caminaba hacia la iglesia con sus hijos,
cuando encontró a su primo Sergio,
que le dijo “Si no hubieras salido corriendo aquel sábado en casa de los abuelos este par
sería mío” y la tía contestó “Vivo con ese arrepentimiento”.
Decidieron ir a la casa de la abuela, quien dijo que hacía años que ella había visto los
primos juntos y la tía Leonor le explicó lo que solía escuchar: que los primos no podían casarse
porque tendrían hijos idiotas. La abuela sólo sonrío y quería que ellos subieran al árbol porque
no había encontrado a nadie que pudiera coger los nísperos. Y más tarde: “Salieron del cuarto
azul a punto de quitarse la ropa, bajaron al jardín como si los jalara un hechizo y volvieron tres
horas después con la paz en el cuerpo y tres ramas de nísperos”. Después dijo la tía Leonor a su
abuela que habían perdido práctica y entonces la abuela contestó: “Recupérenla, recupérenla,
porque hay menos tiempo que vida”.
Al principio del cuento podemos constatar que la tía se mantuvo dentro de las normas
establecidas sobre lo femenino en la época. Se casó y se quedó en casa. Dio a luz a tres niños.
Estaba destinada al mundo privado para cuidar a los niños y de su casa.
Entendemos, que el entorno esperaba de ella que estuviera en casa. La tía tenía un
Incluso se puede leer en la obra que su madre le aconsejó que cerrara sus ojos y dijera
una avemaría si fuera difícil vivir con su marido. Resultaron varios avemarías. Aquello da un
ejemplo de la imagen tradicional de la mujer en un rango inferior y el hombre en un rango
superior. Estaba subordinada al deseo del hombre. El hombre se puede comportarse como
quiere y la mujer tiene que aceptarlo.
Podemos notar como la tía Leonor consigue romper la cadena de desamor, al evocar
una escena juvenil (alrededor de los veinte años) en donde ella y su primo coquetean mientras
bajan nísperos del árbol de la casa de su abuelo.
Interpretamos la liberación como una ruptura con la sociedad jerárquica donde la mujer
sufre el poder del hombre. No se permitió a si misma vivir una vida sólo complaciendo a su
marido. Hizo lo que quería, sin considerar a su marido y sin preocuparse por las normas de
género. Pensamos que rompió con la imagen de la mujer caracterizada por la debilidad,
porque mostraba una fortaleza en el sentido de que se atrevió liberarse de su vida
cotidiana. Recuperando el amor prohibido y el deseo sexual que sería la liberación de la
subordinación al marido.