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Fisiología de Las Emociones
Fisiología de Las Emociones
Por ejemplo: un perro que está defendiendo su territorio frente a un intruso, en primer
lugar adopta una postura agresiva, gruñe y muestra los dientes; si el intruso no se va,
corre hacia él y ataca. Esto sería el componte comportamental. En este ejemplo, las
respuesta neurovegetativa se vería representada en la actividad de la división simpática
del sistema nervioso autónomo (SNA) aumenta, mientras que la división parasimpática
disminuye; como consecuencia la frecuencia cardiaca del perro aumenta y los cambios
en el diámetro de los vasos sanguíneos desvían la circulación de la sangre de los
órganos digestivos hacia los músculos. Las hormonas segregadas por la médula
suprarrenal (adrenalina y noradrenalina) aumentan el flujo sanguíneo hacia los músculos
y hacen que los nutrientes almacenados en los músculos se conviertan en glucosa,
reforzando así a las respuestas neurovegetativas.
Se han estudiado más las emociones negativas, como la ira y el miedo, que las
positivas, ya que las negativas son asociadas a situaciones en la que tenemos que
defendernos a nosotros mismos o a nuestros seres queridos.
La amígdala no sólo es el centro de control del miedo, también está la ira expresada en
agresión, cuyos patrones de movimientos están organizados por circuitos neuronales y
su desarrollo viene en los genes.
Las conductas agresivas pueden manifestarse por ataques reales o implica sólo
conductas de amenaza. El amenazado puede mostrar conductas defensivas o conductas
sumisas. Muchos investigadores opinan que la violencia impulsiva es consecuencia de
un deficiente control de las emociones, sin embargo, es mucho más complejo, ya que
implica experiencias y recuerdos, deducciones y juicios, es ahí donde la corteza
prefrontal ventromedial juega un papel de gran relevancia. Ésta recibe aferencias de
tálamo dorsomedial, la corteza temporal, el sistema olfativo y amígdala; y sus eferencias
se dirigen a varias regiones cerebrales como la formación hipocàmpica, el hipotálamo
lateral y la amígdala. Por último se comunica con otras regiones de la corteza frontal.
Así sus aferencias brindan información de lo que sucede en el entorno y los planes que
está haciendo el resto del lóbulo frontal; y sus eferencias le permiten influir en las
diversas conductas y respuestas fisiológicas organizadas por la amígdala.
En este sentido, Bowers y Cols (1991) encontraron pacientes con una lesión en el
hemisferio derecho tenían la dificultad para producir o describir imágenes mentales de
expresiones faciales de emociones. De forma, que no podían reconocer con certeza las
emociones de su persona y las demás, es decir, debido a la lesión el proceso de
reconocimiento emocional estaba inhabilitado.
Pero no sólo el hemisferio derecho forma parte de las emociones, la amígdala, como
comentábamos antes, está involucrada en el reconocimiento de las emociones y sus
expresiones. Por esta razón, una lesión en la amígdala deteriora la capacidad de las
personas para reconocer expresiones faciales de la emoción especialmente la del miedo.
Según estudios de neuroimagen facial, han hallado un aumento en la actividad de la
amígdala cuando las personas están observando imágenes que causen miedo y sólo un
pequeño o incluso disminución al presentarle imágenes que demuestren felicidad, como
caras felices.
En una oportunidad, Adolphs (2002) menciona “la amígdala recibe aferencias visuales
desde 2 fuentes, una cortical y otra subcortical, ahora el imput subcorticales quien
proporciona la información para esta tarea”, es decir, la tarea del reconocimiento de
las emociones. A pesar de, esta teoría se encontraron que personas con ceguera debido a
lesiones en la corteza visual pueden reconocer expresiones faciales de emoción, aunque
no tienen conciencia de estar observando el rostro de la persona, fenómeno conocido
como visión ciega afectiva.
Concordando con lo que menciona Adolphs, Morris y Cols(2001) llevaron a cabo una
investigación basada en la neuroimagen funcional en un paciente con las características
anteriores y descubrieron que cuando veía rostros con manifestaciones de miedo,
tomando en cuenta que no tenía una impresión consciente, activándose entonces los
tubérculos cuadrigéminos superiores, el tálamo posterior y la amígdala. Aportando con
el estudio, que esta vía subcortical proporciona información visual a la amígdala y otras
regiones cerebrales involucradas en la captación emocional.
Cabe señalar, que estudios han demostrado que el Surco Temporal Superior rodeado de
neuronas, en este caso la neocorteza se encarga de la percepción de la mirada ¿por qué
es importante?, ya que logramos reconocer si una determinada expresión facial va
destinada hacia nosotros u otra persona. Una lesión en esta área, alteraran la capacidad
de discriminar la mirada a la otra persona, dejando intacto el reconocimiento de rostro
de la persona, es decir, afecta la mirada que refleje la emoción pero imposibilita el
reconocer el rostro a quién pertenece.
Otro dato importante para reconocer las expresiones emocionales es la función de las
neuronas especulares, que se localizan en el área premotora ventral del lóbulo frontal
recibiendo aferencias del surco temporal superior y la corteza parietal superior. Las
rutas mencionadas se activan cuando observamos a otra persona realizar una acción
direccionada a conseguir el y la retroalimentación de dicha actividad nos ayuda a
entender qué es lo que esa persona intenta obtener. Emocionalmente podemos verlo
reflejado, en nuestra capacidad de comprender y relacionar nuestras emociones con las
de las otras personas.
¿Cómo se verá afectada la función de las neuronas especulares? Una persona con
síndrome de Moebius que es una enfermedad neurológica, que debido a la parálisis de
los nervios craneales abducens y facial, no pueden expresar facialmente sus emociones
además que no reconocen las expresiones faciales emocionales de las otras personas. Es
decir, como no pueden expresar ni reconocer la retroalimentación emocional es vaga en
las personas que tienen el síndrome de Moebius.
Luego están las neuronas audiovisuales que se encargan de los sonidos de determinadas
acciones y la visión ante ellas. Los estudios que realizaron Warren y Cols (2006)
demostraron que estas neuronas también están involucradas en la comunicación de las
emociones, en sus investigaciones señalaron “cuando escuchamos a otras personas
hacer sonidos emocionales no verbales nuestro sistema de neuronas especulares se
activa y la retroalimentación de dicha activación puede contribuir a que reconozcamos
las emociones que expresan dichos sonidos”. En tal sentido, que las neuronas
especulares y audiovisuales cooperan en conjunto para reconocer, escuchar y
retroalimentarnos de las expresiones emocionales de las personas que nos rodean.