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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior


Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado
Decanato Experimental de Humanidades y Artes
Licenciatura en Psicología

Fisiología de las emociones

Angeles Pèrez C.I 26.712.424


Isamar Lugo C.I 27
Leal Virginia C.I
Fisiología de las emociones

La palabra emoción tiene muchas conceptualizaciones, la tomaremos como la respuesta


sentimental que generan algunas situaciones en específico sobre los seres humanos. Por
ejemplo, cuando vemos que una persona maltrata a un animal indefenso hace que nos
enfademos, o cuando vemos a esa persona querida que teníamos mucho tiempo sin ver
nos hace sentir alegres. Pero las emociones causan más efectos en el ser humano que
sólo los sentimientos, pues vienen acompañadas de respuestas fisiológicas y conductas
típicas, las cuales han guiado la evolución de nuestro cerebro.

Hay tres componentes en una respuesta emocional: comportamentales, neurovegetativos


y hormonales.

 El componente comportamental se refiere a los movimientos musculares


apropiados a la situación que lo evoca.
 Las respuestas neurovegetativas aportan una rápida movilización de los
movimientos energéticos, facilitando así las conductas.
 Las respuestas hormonales refuerzan las respuestas neurovegetativas.

Por ejemplo: un perro que está defendiendo su territorio frente a un intruso, en primer
lugar adopta una postura agresiva, gruñe y muestra los dientes; si el intruso no se va,
corre hacia él y ataca. Esto sería el componte comportamental. En este ejemplo, las
respuesta neurovegetativa se vería representada en la actividad de la división simpática
del sistema nervioso autónomo (SNA) aumenta, mientras que la división parasimpática
disminuye; como consecuencia la frecuencia cardiaca del perro aumenta y los cambios
en el diámetro de los vasos sanguíneos desvían la circulación de la sangre de los
órganos digestivos hacia los músculos. Las hormonas segregadas por la médula
suprarrenal (adrenalina y noradrenalina) aumentan el flujo sanguíneo hacia los músculos
y hacen que los nutrientes almacenados en los músculos se conviertan en glucosa,
reforzando así a las respuestas neurovegetativas.

Se han estudiado más las emociones negativas, como la ira y el miedo, que las
positivas, ya que las negativas son asociadas a situaciones en la que tenemos que
defendernos a nosotros mismos o a nuestros seres queridos.

¿Qué parte de nuestro cuerpo es la encargada de organizar los componentes de una


respuesta emocional?

La amígdala juega un papel protagónico en las reacciones fisiológicas y


comportamentales ante situaciones de dolor u otras consecuencias desagradables, o que
nos indican la presencia de comida, agua, posibles rivales o parejas. Investigadores de
diferentes laboratorios han demostrado que en varios núcleos de la amígdala hay
neuronas que se activan cuando se presentan estímulos emocionalmente importantes.

Se ha dividido a la amígdala en 12 regiones, cada una de las cuales incluye varias


subregiones. Sin embargo, solo nos ocuparemos de tres regiones principales: el núcleo
lateral, el basal y el central.
 El núcleo lateral recibe información de todas las regiones de la neocorteza y
envía información al núcleo basal y a otras partes del cerebro, incluyendo al
estriado ventral (una región implicada en mediar los efectos de los estímulos
reforzantes del aprendizaje).
 Tanto el núcleo lateral como el núcleo basal envían información a la corteza
prefrontal y al núcleo central.
 El núcleo central es el responsable de la expresión emocional ante un estímulo
aversivo.

Una lesión en el núcleo central o en cualquier otro, reduciría un amplio rango de


respuestas emocionales y fisiológicas. En animales, una vez destruido este núcleo de la
amígdala, éste ya no muestra miedo ante situaciones que ya conocía como aversivas.

Algunos estímulos como un ruido fuerte inesperado o la aproximación de un animal


más grande, activan automáticamente al núcleo central de la amígdala y provocan
reacciones de miedo. Sin embargo, un factor importante es el aprender que determinada
situación es peligrosa o amenazante, evocando así como respuesta el miedo. Aquí es
donde entra la respuesta emocional condicionada la cual aparece cuando se asocia un
estímulo neutro con un estímulo que genera la respuesta emocional (condicionamiento
clásico).

La amígdala no sólo es el centro de control del miedo, también está la ira expresada en
agresión, cuyos patrones de movimientos están organizados por circuitos neuronales y
su desarrollo viene en los genes.

Las conductas agresivas pueden manifestarse por ataques reales o implica sólo
conductas de amenaza. El amenazado puede mostrar conductas defensivas o conductas
sumisas. Muchos investigadores opinan que la violencia impulsiva es consecuencia de
un deficiente control de las emociones, sin embargo, es mucho más complejo, ya que
implica experiencias y recuerdos, deducciones y juicios, es ahí donde la corteza
prefrontal ventromedial juega un papel de gran relevancia. Ésta recibe aferencias de
tálamo dorsomedial, la corteza temporal, el sistema olfativo y amígdala; y sus eferencias
se dirigen a varias regiones cerebrales como la formación hipocàmpica, el hipotálamo
lateral y la amígdala. Por último se comunica con otras regiones de la corteza frontal.
Así sus aferencias brindan información de lo que sucede en el entorno y los planes que
está haciendo el resto del lóbulo frontal; y sus eferencias le permiten influir en las
diversas conductas y respuestas fisiológicas organizadas por la amígdala.

La importancia de la corteza prefrontal ventromedial para el control de la conducta


emocional, se ve reflejado en el primer y más famoso caso documentado a mediados del
siglo XIX, cuando Phineas Gage estaba manipulando una barra de acero para introducir
una carga de dinamita en un agujero perforado en una roca, de repente la carga explotó
y la barra salió disparada a su mejilla, le atravesó el cerebro y salió por la parte superior
de su cabeza. Sobrevivió pero era un hombre diferente pues antes del accidente era un
hombre trabajador y energético y luego de la lesión era incapaz de hacer planes o de
llevarlos a cabo y sus acciones parecían caprichosas y extrañas. El accidente le había
provocado una lesión amplia en la corteza prefrontal ventromedial (CPFvm). Las
personas cuya CPFvm ha sufrido algún daño, conservan la capacidad de valorar el
significado de situaciones concretas pero sólo teóricamente.

La CPFvm está implicada también en la realización de juicios morales. Los psicópatas y


los criminales violentos presentan por lo general un bajo nivel de actividad en esta
región. La liberación de serotonina en la corteza prefrontal activa esta región, algunos
investigadores opinan que es justamente esta actividad la razón de la capacidad que
tiene la serotonina de inhibir las conductas de riego y las agresivas.

Muchas conductas agresivas se relacionan con la reproducción, en estas conductas


influyen las hormonas, especialmente las hormonas esteroideas sexuales. En los machos
los andrógenos ejercen efectos organizadores y activadores del ataque ofensivo, del
mismo modo que lo ejercen en la conducta sexual masculina. Las investigaciones
sugieren que el principal efecto de los andrógenos puede ser aumentar la motivación
para conseguir dominar. En cualquier caso, no se puede concluir con certeza que un
nivel elevado de andrógenos favorece la dominancia o si la dominación eficaz aumenta
el nivel de andrógenos. Los estudios en monos sugieren que la testosterona y el alcohol
tienen efectos sinérgicos (trabajan juntos) especialmente en animales dominantes.

Asimismo la evolución en el estudio de las emociones aportó que se pueden comunicar


mediante las expresiones faciales, sonidos no verbales y cambios posturales las
emociones, es decir, dar a conocer de manera social cómo nos sentimos frente a un
contexto en específico, una palabra o la presencia de una persona. Ahora bien, ¿las
expresiones faciales de las emociones se dan de manera innata o es influenciada social y
culturalmente?, por eso Charles Darwin (1872-1965) insinuó “las expresiones
emocionales son respuestas innatas, no aprendidas, compuesta por un conjunto de
movimientos, principalmente de los músculos faciales”. En conclusión, proponía que las
expresiones faciales de las emociones eran respuestas innatas que se daban ante
cualquier situación o contexto, donde interviniera el manifestar cómo nos sentíamos sin
la necesidad de imitar la emoción que le causaba también a otra persona.

Igualmente, Ekman y Friesen (1971) confirmaron la teoría de Darwin concluyendo que


las expresiones faciales constituían patrones de conducta no aprendida, a través de un
estudio realizado en una tribu aislada de Nueva Guinea donde llevaron a cabo una
investigación sobre la capacidad de reconocer expresiones faciales de los individuos
occidentales, tomando en cuenta que las personas de la tribu no habían tenido contacto
alguno con los occidentales.

No obstante, las palabras juegan un papel importante en la identificación de las


emociones y expresarlas, ya que, la producción de estas palabras no implica respuestas
innatas, es decir, tiene que aprenderse. Un ejemplo podría ser el significado de
¡naguará! en el estado Lara, es una palabra donde se expresa la sorpresa, alegría o la
tristeza, para explicarlo de una mejor manera, podemos usarlo en una situación que nos
genere sorpresa tal como; ¡Naguará, que pizza tan grande!. La persona que manifieste
la emoción en esta palabra, está consciente de que naguará puede usarse en esa
situación porque lo ha oído antes y lo aprendió, reproduciendo el aprendizaje al
momento de ver la pizza grande.

Externamente acabamos de mencionar cómo nos comunicamos emocionalmente y el


reconocimiento mediante las expresiones faciales, además de la influencia sociocultural,
pero ¿qué pasa biológicamente cuando nos comunicamos y expresamos
emocionalmente? Básicamente, reconocemos las emociones mediante la vista y el oído,
en nuestro cerebro el hemisferio derecho es quien está involucrado al momento de
reconocer e interpretar las emociones, en este sentido, ocurre generalmente automático,
rápido y exacto, gracias a esta función del hemisferio derecho somos capaces de
reconocer nuestras emociones y la de los demás.

En este sentido, Bowers y Cols (1991) encontraron pacientes con una lesión en el
hemisferio derecho tenían la dificultad para producir o describir imágenes mentales de
expresiones faciales de emociones. De forma, que no podían reconocer con certeza las
emociones de su persona y las demás, es decir, debido a la lesión el proceso de
reconocimiento emocional estaba inhabilitado.

Pero no sólo el hemisferio derecho forma parte de las emociones, la amígdala, como
comentábamos antes, está involucrada en el reconocimiento de las emociones y sus
expresiones. Por esta razón, una lesión en la amígdala deteriora la capacidad de las
personas para reconocer expresiones faciales de la emoción especialmente la del miedo.
Según estudios de neuroimagen facial, han hallado un aumento en la actividad de la
amígdala cuando las personas están observando imágenes que causen miedo y sólo un
pequeño o incluso disminución al presentarle imágenes que demuestren felicidad, como
caras felices.

Enfatizando, que sólo deteriora o afecta la capacidad de reconocer visualmente porque,


las personas que tienen una lesión en la amígdala pueden reconocer auditivamente por
el tono de voz las emociones. Basándose en que la amígdala, se encarga de recibir
información visual desde el tálamo y no desde la corteza visual de asociación como se
piensa, es por eso que somos capaces de reconocer las expresiones faciales emocionales.

En una oportunidad, Adolphs (2002) menciona “la amígdala recibe aferencias visuales
desde 2 fuentes, una cortical y otra subcortical, ahora el imput subcorticales quien
proporciona la información para esta tarea”, es decir, la tarea del reconocimiento de
las emociones. A pesar de, esta teoría se encontraron que personas con ceguera debido a
lesiones en la corteza visual pueden reconocer expresiones faciales de emoción, aunque
no tienen conciencia de estar observando el rostro de la persona, fenómeno conocido
como visión ciega afectiva.

Concordando con lo que menciona Adolphs, Morris y Cols(2001) llevaron a cabo una
investigación basada en la neuroimagen funcional en un paciente con las características
anteriores y descubrieron que cuando veía rostros con manifestaciones de miedo,
tomando en cuenta que no tenía una impresión consciente, activándose entonces los
tubérculos cuadrigéminos superiores, el tálamo posterior y la amígdala. Aportando con
el estudio, que esta vía subcortical proporciona información visual a la amígdala y otras
regiones cerebrales involucradas en la captación emocional.

Paralelamente a cómo funciona la amígdala en las emociones, el lenguaje corporal se ve


envuelto en reconocer, manifestar y comunicar cómo nos sentimos. Estudios han
demostrado que muchas personas coinciden con el lenguaje corporal y las expresiones
faciales, en el momento de expresar sus emociones, tal como la persona que está
enfadada y aprieta el puño, es decir, manifestaciones congruentes. Sin embargo, hay
emociones expresadas facialmente pero la postura causa incoherencia, en este caso una
persona que demuestre alegría pero se encuentra con una postura corporal de miedo.

La corteza visual de asociación se involucra también en este proceso, en el sentido que


al recibir información de dos sistemas neuronales, entre ellos el magnocelular que
proporciona noticias sobre movimiento, profundidad y diferencias muy perspicaces de
la luminosidad en la escena que tenemos frente a nuestros ojos, laborando unido a la
referencia que recibe la amígdala desde los tubérculos cuadrigéminos y el núcleo
pulvinar. Mientras que el parvocelular permite visualizar el color y la capacidad de
detectar los pequeños detalles que se nos muestra. Ahora bien, el área encargada de
reconocer las caras es la facial fusiforme trabajando en conjunto con el sistema antes
mencionado el parvocelular, donde llega la información principal de forma que se
procese y se exteriorice, en este caso reconocer facialmente la emoción.

En otras palabras la amígdala y las distintas áreas que mencionamos, se encargan de


trabajar en conjunto para reconocer las expresiones faciales emocionales que se nos
presenten en el contexto o la situación donde nos encontremos.

Cabe señalar, que estudios han demostrado que el Surco Temporal Superior rodeado de
neuronas, en este caso la neocorteza se encarga de la percepción de la mirada ¿por qué
es importante?, ya que logramos reconocer si una determinada expresión facial va
destinada hacia nosotros u otra persona. Una lesión en esta área, alteraran la capacidad
de discriminar la mirada a la otra persona, dejando intacto el reconocimiento de rostro
de la persona, es decir, afecta la mirada que refleje la emoción pero imposibilita el
reconocer el rostro a quién pertenece.

Otro dato importante para reconocer las expresiones emocionales es la función de las
neuronas especulares, que se localizan en el área premotora ventral del lóbulo frontal
recibiendo aferencias del surco temporal superior y la corteza parietal superior. Las
rutas mencionadas se activan cuando observamos a otra persona realizar una acción
direccionada a conseguir el y la retroalimentación de dicha actividad nos ayuda a
entender qué es lo que esa persona intenta obtener. Emocionalmente podemos verlo
reflejado, en nuestra capacidad de comprender y relacionar nuestras emociones con las
de las otras personas.

¿Cómo se verá afectada la función de las neuronas especulares? Una persona con
síndrome de Moebius que es una enfermedad neurológica, que debido a la parálisis de
los nervios craneales abducens y facial, no pueden expresar facialmente sus emociones
además que no reconocen las expresiones faciales emocionales de las otras personas. Es
decir, como no pueden expresar ni reconocer la retroalimentación emocional es vaga en
las personas que tienen el síndrome de Moebius.

Luego están las neuronas audiovisuales que se encargan de los sonidos de determinadas
acciones y la visión ante ellas. Los estudios que realizaron Warren y Cols (2006)
demostraron que estas neuronas también están involucradas en la comunicación de las
emociones, en sus investigaciones señalaron “cuando escuchamos a otras personas
hacer sonidos emocionales no verbales nuestro sistema de neuronas especulares se
activa y la retroalimentación de dicha activación puede contribuir a que reconozcamos
las emociones que expresan dichos sonidos”. En tal sentido, que las neuronas
especulares y audiovisuales cooperan en conjunto para reconocer, escuchar y
retroalimentarnos de las expresiones emocionales de las personas que nos rodean.

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