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IC-28.10.09
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Las clasificadoras de riesgo o agencias de rating han sido
un elemento fundamental en el desarrollo de la actual
crisis financiera. Diversos factores y debilidades en la
operativa de las agencias, que veremos a continuación,
llevaron a una pérdida de confianza de los inversores en
sus calificaciones y con ello se contribuyó a la repentina
escasez de liquidez en los mercados financieros
mundiales. Consecuentemente, las autoridades mundiales
vieron la necesidad de incrementar el control o la
supervisión de las agencias cuya actividad ha mostrado
tener un impacto sistémico de gran relevancia.
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confianza. Las agencias de calificación crediticia asumen
el papel de expertos. Los garantes de esta confianza para
los inversores son los supervisores y reguladores.
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FALLOS
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En segundo lugar, otro importante fallo de mercado
relacionado con las calificadoras ha sido el riesgo moral
así como los conflictos de interés. Su modelo de
negocio estaba diseñado de tal forma que solo cobraban
por una calificación si el emisor del instrumento la
utilizaba. Así, existían incentivos a dar la máxima
calificación posible para que el cliente la quisiese utilizar y
poder así cobrar por los servicios prestados. Si una
agencia otorgaba una calificación inferior a la de sus
rivales, era muy probable que el emisor decidiese no
hacer uso de ella, lo que supondría una pérdida para esa
agencia. Al mismo tiempo, el mismo equipo que se
ocupaba de calificar una emisión ofrecía servicios de
asesoramiento sobre la estructura de los activos. Al
conocer internamente el funcionamiento de los modelos
de calificación aplicados, era más fácil diseñar estructuras
que, aplicando dichos modelos, obtuviesen la máxima
nota.
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productos llevó a muchos inversores y gestores de
grandes empresas a tomar sus decisiones de inversión
basándose casi exclusivamente en los rating
otorgados a los productos. Esta escasa educación
financiera fue la causa de que las agencias de calificación
adoptasen un papel que no les correspondía. Hay que
tener en cuenta que en su análisis se limitan a cuantificar
el riesgo de crédito, no pronunciándose sobre otros
riesgos, lo que genera muchas veces anomalías
innecesarias. El argumento básico de defensa de estas
críticas por parte de las agencias es afirmar que ellas sólo
se comprometen a clasificar el riesgo de impago de los
activos y no su riesgo de mercado o de liquidez. Una
posible solución es que las agencias desarrollen modelos
más amplios para analizar la correlación entre los
diferentes riesgos por tipo de activo y de mercado,
aunque siempre a un coste mayor que no siempre está
dispuesto a asumir el originador.
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riesgo de liquidez o facilidad de venta del bono en el
mercado secundario, sino que son una opinión acerca del
riesgo de crédito y solo miden las probabilidades de
impago y la perdida esperada si los títulos se mantienen
hasta el vencimiento. Al estimar la probabilidad de
impago, las agencias no llegan a pronunciar
recomendaciones de compra de un activo financiero
concreto, y mucho menos estimar una predicción del
precio de mercado para dicho activo.
SOLUCIONES
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Por parte de los reguladores no se ha querido criminalizar
a las calificadoras ni convertir al sector en “chivo
expiatorio” pero, se trata de ponerlo bajo vigilancia para
que las cosas no continúen como están. Lo que está en
juego es la confianza de los inversores y la cuestión es
saber si la información básica sobre la que se asienta la
disciplina de mercado puede estar sujeta a manipulación
o pérdida de calidad por los intereses de quienes la
producen. Es generalmente aceptado que las
calificaciones actúan como el pilar sobre el que se asienta
la valoración en el universo de la deuda privada.
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sencillos; para ello ha separado las operaciones de
calificación de crédito de las de comercialización y
análisis. Otra medida ha sido reactivar las señales de
alerta ante el deterioro de los criterios de originación y
valoración de los activos subyacentes. Standard and
Poor´s quiere aumentar y extremar los controles frente a
conflictos de interés, reforzando con 27 medidas los
aspectos de información, educación de gobierno
corporativo e introduciendo aspectos analíticos nuevos.
Por su parte Fitch ha puesto el acento en reforzar el
mercado de CDOs con una revisión de la metodología y
mejorar a su vez los esfuerzos de supervisión para
incrementar la transparencia.
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existiendo desconfianza en el mercado sobre su nueva
decisión, ya que las anteriores clasificaciones no fueron
refrendadas por el mercado y ahora no resultan creíbles.
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deja abierta la posibilidad de que se complete mediante
normas de obligada observancia, al señalar
explícitamente que las agencias de calificación crediticia
deben acatar las disposiciones legales y reglamentarias
de los países en los que operan y que dichas
disposiciones pueden suponer la regulación directa de las
citadas agencias, incorporando, en su caso, elementos
del Código.
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El modelo de 1975 fue sustituido por el nuevo sistema de
NRSRO tras la Sabarnes-Oxley Act. Está en vigor desde
el 1 de enero de 2008 e introduce dos cambios
fundamentales. De un lado, se pasa de un sistema de
registro a un sistema de reconocimiento y, de otro,
apuesta por una supervisión directa de las agencias, a
diferencia del código de IOSCO.
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Además, cabe la posibilidad de que la SEC retire la
condición de NRSRO en caso de que la calidad sea
ostensiblemente inferior. Los efectos del cambio en el
sistema ya se han dejado notar. Se ha pasado de 3
agencias registradas a 9 agencias reconocidas en la
actualidad.
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pendiente de publicación en el DOCE constituye la
primera norma vinculante de ámbito comunitario que
establece un régimen de registro y supervisión sobre
estas agencias de calificación. No obstante, no es la
primera vez que las instituciones de la Unión Europea se
pronuncian sobre dichas agencias, su funcionamiento y
las alternativas para su regulación y control. Ya en el año
2002, a raíz del escándalo Enron, la Comisión se
comprometió ante el ECOFIN (que como sabemos es la
formación del Consejo de la Unión Europea en la que se
reúnen los Ministros de Economía y Hacienda de los
Estados miembros) a analizar las cuestiones relacionadas
con estas agencias.
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encaminada a evaluar el papel desempeñado por las
agencias y hacer frente, en su caso, a las deficiencias
importantes. Concretamente, se pidió a la Comisión que
examinara los posibles conflictos de intereses en el
proceso de calificación, la transparencia de los métodos
empleados, los intervalos entre las reevaluaciones
crediticias y los procesos reglamentarios de aprobación.
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- en primer lugar, garantizar que las agencias de
calificación crediticia eviten los conflictos de intereses en
el proceso de calificación o, al menos, los gestionen
adecuadamente;
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Europea la obligación de publicar un informe, en el plazo
de un año después de su entrada en vigor, relativo al
funcionamiento del sistema de supervisión, analizando en
particular la cooperación entre autoridades y el estatuto
legal de CESR (Comité de Reguladores Europeos de
Valores). Además, menciona expresamente que la
arquitectura de supervisión prevista en el Reglamento no
debe considerarse como la solución a largo plazo y
considera que serán necesarias reformas de amplio
alcance en el modelo de supervisión teniendo en cuenta
las conclusiones del Informe Larosière. Por último, la
Comisión Europea en su Comunicación de 27 de mayo de
2009 sobre la supervisión financiera en Europa propone
que el registro y supervisión de las agencias rating se
encomiende a la futura Agencia Europea de Valores y
Mercados que se pretende crear, como transformación de
CESR, a lo largo del 2010. Esta propuesta ha sido
mayoritariamente secundada por el ECOFIN de 9 de junio
de 2009.
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Vemos, por tanto, que a nivel internacional la respuesta
ha sido masiva para tratar de reestablecer cuanto antes el
normal funcionamiento de los mercados y, en concreto,
del papel de las calificadoras. Aunque es preciso remarcar
que cuando hablamos del “normal funcionamiento” no nos
estamos refiriendo a volver a la situación pre-crisis, sino a
una nueva normalidad que aún se está definiendo y que
solucione las debilidades puestas de manifiesto durante
estos últimos años.
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comprar una casa, un coche o abrir una cuenta en un
banco. Con esto no quiero en ningún momento culparlos
de la crisis, pero creo que debemos aprovechar este
momento de concienciación sobre la importancia del
mundo financiero en prácticamente cualquier ámbito de
nuestras vidas.
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necesarias que nunca y que ayudarán y serán siempre de
utilidad, tal y como reconoce la doctrina académica, en la
toma de decisiones de los oferentes y demandantes de
productos financieros estructurados.
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