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Introducción

De forma suscinta, en el presente trabajo se hará referencia al Sistema que genera todo el

funcionamiento de las Tarjetas de Crédito pero, especificamente, se abordará un Análisis Jurídico-

Doctrinario del Contrato de Emisión de Tarjeta de Crédito y su derredor fáctico y jurídico actual

en Nicaragua. Este es el nombre preciso de este trabajo principalmente, referiremos a las

obligaciones (de ambas partes) que emanan de dicho contrato, para efectos de evitar redundancias

innecesarias al momento de hacer referencia a los derechos de una u otra parte.

En Nicaragua, el uso de la Tarjeta de Crédito es una realidad inminente, pero igual de inminente es

la problemática por la cual atraviesa la relación entre el sujeto emisor de la tarjeta y el sujeto titular

de la misma. Todo esto como consecuencia directa de ciertos vacíos legales, cláusulas contractuales,

prácticas abusivas por parte del emisor, falta de diligencia de las autoridades correspondientes e

indirectamente por un actuar extremadamente pasivo y dilatorio del poder Legislativo de nuestro

país que ha convertido la necesaria reforma a la ley de la materia en una utopía.

Objetivo General

 Analizar el Contrato de Emisión de Tarjeta de Crédito como fenómeno de trascendencia jurídica

y económica, con criterios de estudiosos doctrinarios y ubicarnos, a la vez, en la realidad de

hecho y de Derecho en Nicaragua para identificar las irregularidades y vacíos de los que este

Contrato es objeto en nuestro país y realizar recomendaciones en la medida de lo posible

Objetivos Específicos

 Analizar, para efectos introductorios e ilustrativos, generalidades referentes a las Tarjetas de


Crédito, entre ellas: Origen, Evolución Tecnológica, su historia en Nicaragua, Definiciones,

Naturaleza Jurídica, Funciones, Clasificaciones, entre otros aspectos, con la finalidad de

abordar un panorama previo y general de las

 características de la Tarjeta de Crédito que serán útiles y necesarias de conocer en la medida

que el trabajo se vaya desarrollando.

Conocer de forma suscinta la Mecánica (Sistema) o el Montaje del Aparato Contractual de Tarjeta

de Crédito, para identificar el entorno en el cual el Contrato de Emisión realiza un rol protagónico

Antecedentes históricos

Gómez Porrúa es de los expertos que ubica, de forma general y sin dar más detalles, el origen de las

Tarjetas de Crédito para inicios del siglo XX en los Estados Unidos de América, haciendo alusión al

primer intento por la instauración de dicha tarjeta, mismo que fue de escasos resultados y de reducido

ámbito de utilización. Álvarez Cardoza, con un poco más de detalle, manifiesta que la primera práctica

de Tarjetas de Crédito fue en Estados Unidos en el año de 1914, puesta a disposición por la empresa

Western Union con el propósito de asegurar a sus usuarios una atención preferencial en todas las

sucursales de la empresa y además proporcionarles la posibilidad de pago diferido con dicha tarjeta

Las primeras tarjetas utilizadas para adquirir bienes y servicios eran metálicas perforadas,

Las primeras tarjetas operaban con reproducción manual de los caracteres que contenían, no es sino

hasta por los años cincuenta que se da la extensión del estampado de los datos en relieve, constando

también la firma del titular en el reverso.

Entre 1949-1950 Rockefeller y un grupo de hombres de negocios lanzaron la tarjeta Diner Club con
el objetivo de efectuar pagos en los restaurantes, pero después su uso se extendió a toda clase de

bienes y servicios

Con el fin de facilitar la utilización a nivel internacional de las Tarjetas fue necesario estandarizar el

soporte, así como las informaciones que contiene el mismo. Ello se ha logrado con la normalización

de las Tarjetas, labor desempeñada por la International Organization for Standarization (ISO) desde

la década de los setenta, aunque definidas en la de los ochenta.

Casi nada se ha escrito respecto de la existencia de las Tarjetas de Crédito en Nicaragua, lo cual no

significa que sea un fenómeno de reciente data y mucho menos de poca aplicación en nuestra

realidad económica.

Pareciera ser que las Tarjetas de Crédito en Nicaragua, encontraron sus inicios en la década de los

noventa, pero no es así. Según Rosales Serrano, el origen de las Tarjetas de Crédito en Nicaragua se

remonta, sin precisar fecha, a partir de los años setenta. Para entonces, VISA fue la primera marca

que ingresó al país a iniciar operaciones. De inmediato, la competencia representada por

CREDOMATIC y DINER’S CLUB hicieron presencia en el mercado nacional.

Sucedió pues en Nicaragua, a como fue el inicio de las Tarjetas de Crédito a nivel internacional, que

dicho fenómeno económico tuvo una mínima aceptación al no contar con diversidad de afiliados, ni

clientes titulares, todo esto como consecuencia directa de una casi nula promoción publicitaria, un

lento flujo comercial, bajos ingresos de la población y una práctica desconocida, por parte de esta

población, de comprar sin dinero, pues la disposición del efectivo era lo acostumbrad,
La Tarjeta de Crédito: su variante historia en Nicaragua

En Nicaragua la primera tarjeta fue la CREDOMATIC, emitida en los años 70, por el grupo del Banco de

América. El uso de las tarjetas se deprimió en la década de los 80 y retomó presencia en los años 90. La

práctica es que cada banco, emite distintas tarjetas de crédito, selecciona los establecimientos afiliados y

apertura las cuentas con los tarjetahabientes. En el país operan CREDOMATIC, VISA, MasterCard,

American Express, DISCOVER y otras.

Al finalizar 2014 se reportaron 800.000 tarjetahabientes, con un promedio de dos tarjetas de crédito por

usuario. Ese año los bancos aprobaron 810.000 préstamos con tarjetas, equivalentes al 45% de las compras

registradas. Nicaragua tiene una población de 5.9 millones, de los que 600 mil tienen empleo formal. Por

otro lado, de la PEA de 2.7 millones, 217 mil están desempleados y 2.1 millones tienen empleo informal.

Podríamos asumir que 983 mil personas tienen ingresos “regulares”, cifra superior en 183 mil al número

de tarjetahabientes.

A finales de los años 90, los cinco bancos más grandes del país inundaron el mercado colocando tarjetas

de crédito. Independiente de la capacidad de pago del cliente, se otorgaron tarjetas a profesionales y no

profesionales, empleados y desempleados, amas de casa y trabajadores de todos los oficios. El criterio fue

dar sin reserva ninguna el plástico a través de los reclutadores de clientes. En la gran mayoría de casos

pedían un fiador. El resultado fue dantesco. Hubo años en que se llevaron hasta 60 mil casos a los juzgados.

El trato a clientes y fiadores ha sido despiadado: les cancelaban su crédito, les embargaban sus bienes, los

desalojaban de sus viviendas, les quitaban sus vehículos, etc. Asimismo, al caer el saldo en mora, los

intereses eran entre el 50% y 60%, lo que convertía al saldo en prácticamente impagable.
Al firmar el contrato con el banco, los clientes quedaban ATRAPADOS por el pago de membresía, la tasa

de interés corriente, la tasa de interés moratorio, los cargos administrativos, los costos de seguro y otras

cláusulas ocultas. El evento financiero era como firmar un cheque en blanco a favor del banco.

Objetivo de la ley 515

Para la tranquilidad, la ley de la materia, que regula este tema particular, es la Ley 515, Ley de

promoción y ordenamiento del uso de la tarjeta de crédito, en el artículo 11 de esta norma jurídica se

establece que son nulas las cláusulas de los contratos de tarjetas de crédito en los cuales se imponga

al usuario renuncia a los derechos que dicha ley le confiere, lo mismo que la cláusula que imponga al

deudor un monto fijo por atrasos en el pago de su adeudo y aquella en la que se le imponga al usuario

el artículo 11 ya citado, de modo que al declararse la nulidad tanto del proceso, como de la obligación

reclamada de forma anómala, si el Banco decide demandar nuevamente lo debe hacer en los términos

que prescribe la ley.

Duda con fiador

Estimado amigo lector el artículo 9 de la Ley 515, Ley de promoción y ordenamiento del uso de la tarjeta

de crédito señala que el emisor de la tarjeta de crédito queda obligado a comunicar al fiador solidario el

estado de mora en que ha incurrido el deudor principal. Es decir que desde el momento cuando su fiador

dejó de pagar la deuda, el banco tenía que notificarle del cese en el pago por parte de su deudor.

Así también aquella ley señala que el fiador solidario queda exento de responsabilidad por los créditos

autorizados por el emisor en exceso al límite original de crédito suscrito con el usuario, salvo que este

diere su autorización expresamente al momento de establecerse el nuevo límite de crédito o

extrafinanciamiento.
El emisor de la tarjeta de crédito está obligado a notificar al fiador de cualquier estado de mora en la que

haya incurrido el usuario de la tarjeta de crédito, en un plazo no mayor de 30 días posteriores de ocurrido

tal hecho. De no verificarse tal notificación en el tiempo establecido en el presente artículo, el emisor de

la tarjeta pierde su derecho de reclamar el pago vencido al fiador del deudor principal. En consecuencia,

al no haberse cumplido las disposiciones prescritas por la ley en estos quedando exento de responsabilidad

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