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Expresión Oral y Escrita

Trabajo Práctico Nº1 Corrección

Diferencias entre la oralidad y la escritura

Diferentes autores y corrientes han buscado caracterizar tanto a la escritura y a la


oralidad mediante explicaciones y comparaciones, de esta manera también han
tratado de definir estos dos conceptos con el objetivo de enriquecerlos, para poder
mejorar ambas destrezas comunicacionales. En los cuadros “Conversación” de
Camile Pissarro y “Muchacha leyendo una carta” de Vermeer, se pueden apreciar las
actitudes de los personajes, y a pesar de que estos no incluyen palabras, es posible
llegar a “leer” los comportamientos e intenciones de los mismos. A pesar de que en
los cuadros se diferencian claramente ambos conceptos, a la vez, los mismos
contribuyen a una misma idea: la comunicación (1).
En el cuadro “Conversación” del pintor Camile Pissarro, dos personajes
femeninos se encuentran manteniendo un diálogo con una suerte de obstáculo físico
entre medio, una cerca vecinal, que teniendo en cuenta el lugar representado en la
pintura, parece separar dos campos. Sus vestimentas dejan ver que ambas mujeres
pertenecen a la misma clase social y que por la pose (ambas se encuentran apoyadas
muy cómodamente sobre la cerca, pose de “chusmerío”), podemos inferir que el tema
que están tratando es de comodidad para las dos. Así, sus rostros y el contacto visual
que mantienen, como su actitud corporal un tanto relajada, connotan que tienen una
relación de confianza y que ambas están interesadas en la trascendencia de lo
dialogado. Estableciendo un tipo de comunicación dual según Cassany donde se
puede observar claramente un emisor y un receptor. (Cassany, 1994; pp 138).
Teniendo en cuenta la época en la que está ambientado, es probable que el único
medio que existiera entre los interlocutores haya sido la oralidad, nada de telefonía
moderna.
En el segundo cuadro “Muchacha leyendo una carta” de Vermeer, se puede
observar una joven adolescente leyendo una carta que, por su mirada concentrada y
a la vez triste, se puede afirmar que es de su interés. Lo que la rodea es un cuarto,
en donde posiblemente busca leer en intimidad y sea el de ella, con una ventana
abierta pero lo que se destaca es su figura. Siendo así un ejemplo de lo que las
autoras Alvarado, Mate y Yeannotegury, Alicia afirman en “La escritura y sus formas
discursivas”, que la escritura logró materializar al tiempo y al espacio, y de esta
manera pudo, dejarlo plasmado en algún soporte móvil, la cual facilita el análisis y la
reflexión del mismo en tiempos distintos al que fue escrito. Por lo tanto, se transforma
la escritura en una herramienta cognitiva y gracias a esta característica, la joven en
el cuadro de Vermees puede leer lo que alguien quiso expresar o transmitir en algún
otro momento, y por qué no, en algún otro lugar.
Finalmente, a partir de la observación de los cuadros, “Muchacha leyendo una
Carta” de Vermeer, y “Conversación” de Camile Pizarro, podemos apreciar las
diferencias entre oralidad y escritura. Así, representada por el segundo cuadro
mencionado, la oralidad se transmite mediante un canal auditivo, en el cual se
perciben sucesivamente los sonidos que se encadenan en palabras y oraciones, es
espontánea e inmediata y se caracteriza por ser efímera. De manera contraria, es
posible observar que la segunda se lleva a cabo mediante un canal visual y el receptor
de un texto escrito tiene una percepción del texto como totalidad, es elaborada y
diferida y tiene la característica de ser duradera.En ambos cuadros el enfoque
principal es la comunicación y gracias a estos dos sistemas de signos, sonoros y
gráficos respectivamente, la comunicación es posible y, por consiguiente, la
interrelación con el otro.
1- Trato o correspondencia entre dos o más personas.

Bibliografía
Alvarado, Maite y Yeannoteguy, Alicia, (1999) La escritura y sus formas discursivas. Buenos Aires:
Eudeba
Daniel Cassany, (1994) “Expresión Oral”, en Enseñar Lengua. Barcelona: Graó
Daniel Cassany, (1994) “Expresión Escrita”, en Enseñar Lengua. Barcelona: Graó.
Diccionario de la Real Academia Española, 2012

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