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PERUPETRO Y EL ESCANDALO DE LOS PETROAUDIOS

Tráfico de influencias no contaminó la adjudicación de lotes, pero


denuncia perjudica a Perupetro

El domingo 5 de octubre una denuncia periodística impacto a la nación: había


sido descubierto el tráfico de influencias en la adjudicación de lotes petroleros
por Perupetro, en el que estaban involucrados un miembro del Directorio de
Perupetro y un ex-ministro del Partido Aprista. La denuncia afectó las más
altas esferas del poder y ocasionó la salida del Presidente del Consejo de
Ministros, del Ministro de Energía y Minas y del Presidente del Directorio de
Petroperú. Pero, independientemente de las reprobables conductas que los
audios parecen revelar, cabe preguntarse ¿Qué tan cierta y efectiva es la
influencia que estas personas pudieron haber tenido en la adjudicación de los
lotes petroleros?

La adjudicación de lotes petroleros se puede llevar a cabo mediante la


negociación directa de un contrato para la exploración y explotación de
hidrocarburos, entre Perupetro y la empresa petrolera interesada, o mediante
convocatoria. En el caso que nos ocupa, Perupetro había convocado a un
proceso de selección internacional con el objeto elegir a las empresas a las
cuales adjudicaría cada uno los 22 lotes disponibles.

Para participar en el proceso, las empresas fueron previamente calificadas por


Perupetro, con el objeto de verificar su capacidad técnica, legal, económica y
financiera. Los criterios de calificación eran totalmente objetivos y de
conocimiento público, por lo que difícilmente hubiera podido ser calificada una
empresa que no cumpliera con los mismos sin que fuera rápidamente
detectada dicha irregularidad. Discover Petroleum, la empresa noruega
supuestamente beneficiada por el tráfico de influencias, obtuvo esa calificación.

La Buena Pro sería otorgada a la empresa que consiguiera el mayor puntaje


final de la suma ponderada de los puntajes empresarial, técnico y económico.
El puntaje empresarial se obtenía en función de los ingresos brutos anuales del
participante, con un máximo de 20 puntos, y era comunicado a las empresas al
momento de recibir su calificación. Discover Petroleum obtuvo 0 de puntaje
empresarial, pero al asociarse con Petroperú, que por sus ingresos lograba 20
puntos, pudo superar esa desventaja. Los puntajes técnico y económico se
alcanzaban en función de los trabajos exploratorios y la regalía adicionales,
respectivamente, que ofrecieran los participantes.

Tanto las ofertas técnicas como las económicas fueron presentadas en sobres
separados por cada lote el mismo día, 8 de setiembre. En esa oportunidad
sólo fueron abiertos los sobres de las ofertas técnicas. A partir de ese momento
todos supieron que empresas estaban participando en el proceso de selección,
por que lotes estaban compitiendo, cual era el puntaje empresarial de cada una
de ellas, y cual era su oferta técnica por lote. El consorcio Discover Petroleum-
Petroperú, por ejemplo, supo que no tenía competidores para los lotes 157, Z-
50, Z-54 y Z-55, y que tenía dos competidores para el lote Z-53.
Sin embargo, nadie podía beneficiarse de esa información pues los sobres con
las ofertas económicas ya estaban sellados, lacrados y en posesión del notario
público. Recién el 10 de setiembre, una vez abiertos tales sobres, pudo ser
conocida la regalía ofrecida por cada uno de los competidores y el puntaje final
alcanzado, procediendo Perupetro a otorgar la Buena Pro a los ganadores. Al
no tener competidores, el consorcio Discover Petroleum-Petroperú obtuvo los
lotes 157, Z-50, Z-54 y Z-55; el Lote Z-53 también lo obtuvo, pero por haber
logrado un puntaje final superior al de sus competidores.

Cualquier especulación sobre si el consorcio Discover Petroleum-Petroperú


pudo haber tenido conocimiento previo de las demás ofertas económicas y la
posibilidad de modificar las propias antes de la apertura de los sobres, no
resiste análisis. Primero porque dicha información jamás estuvo en poder de
los funcionarios de Perupetro supuestamente involucrados en el tráfico de
influencias; y, segundo, porque de haber tenido el consorcio acceso a esa
información la habría utilizado reduciendo a 10% o menos su oferta económica
para cada lote en que no tenía competidores, en vez de ofrecer regalías del
orden de 39%, 27%, 30% y 27%, las que son bastante elevadas.

Resulta evidente, entonces, que el proceso de selección llevado a cabo por


Perupetro no pudo ser afectado por el tráfico de influencias denunciado por
cuanto no dejaba margen para la manipulación o adulteración de los
resultados. Los funcionarios de Perupetro que estuvieron a cargo de la
conducción del proceso de selección tampoco pudieron haberlo alterado ya
que, como hemos explicado, los criterios de selección y adjudicación fueron
claramente objetivos y transparentes. Además, no hay razón alguna para
pensar que dichos funcionarios tuvieron una conducta reprochable en esta
ocasión, cuando han mantenido una conducta proba en procesos anteriores y
en su desempeño en Perupetro.

Es una lastima, por tanto, que el escándalo de los petroaudios esté sometiendo
a los funcionarios de Perupetro a procesos investigatorios que no sólo
cuestionan su integridad moral y afectan su dignidad, sino que están impiden el
normal desenvolvimiento de sus funciones y, con ello, perjudicando seriamente
la captación de inversiones para la exploración y explotación de hidrocarburos
en el Perú, que con tanto éxito venía desempeñando Perupetro.

Ricardo P. Silva Chueca

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