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Colombia, la otra mitad de la aflicción.

Periodo que acoge el auge de la violencia en el país, determinaciones socio

económicas, políticas, ideológicas, donde el narcotráfico sigue estando presente y

recibe fuertes golpes de mano del gobierno, que a fin de cuentas desencadenan un

conflicto en respuesta por parte de grupos al margen de la ley.

Un periodo en el que la situación económica del país puede determinarse como una

pobreza, una proletarización de las clases medias, miseria en las clases bajas, una

etapa en la que se pasa más hambre en Colombia que en el resto de su historia,

divagando en los fuertes políticos, buscando una solución al mando del gobierno,

un desfile de clase alta con ideales de absorción monetaria, de oportunistas, de

familias con todo a su alcance gracias a la ‘riqueza’ que se manejaba en el país,

riqueza que solo se ve en esas familias, riqueza que no se invierte en educación ni

salud, pero que es bien servida para la lucha contra el terrorismo.

Sin embargo, el cambio social si fue evidente, a pesar del despilfarre político,

factores como la alfabetización y la urbanización fueron entonces un gran desarrollo

social, que va generando pequeños cambios en otros, se ‘disminuye’

lastimosamente el índice de pobreza, pero aumenta el número de desplazados e

irónicamente la entonces denominada ‘explosión demográfica’ que era básicamente

un disparo en los índices de crecimiento de la población que luego de 10 años se

va en picada y disminuye.

David Granados
Una época con un sinfín de cambios, el perfecto moldeamiento social que puede

obtener un país pero no en las mejores manos y si con muy buenos recursos (que

prevalecen actualmente como fuente de monetización política).

La puntualización de ‘liderazgo’ conservador desata la Guerra de los mil días, la

separación de Panamá y la exclusión política sobre los demás partidos, esto último

reafirmando las comillas sobre liderazgo.

Luego de la estabilización de los liberales en el poder, se plantea un modelo de

modernización estatal que termina en una lucha contra los conservadores y que en

su regreso al poder desata el asesinato a Gaitán, el Bogotazo y una cruel etapa de

violencia.

Esto se desata después de 1953, donde el auge del gobierno conservador es

intervenido por un golpe de Estado que entrega el poder a Gustavo Rojas Pinilla a

quien luego se le acaba la dictadura al crearse el Frente Nacional en búsqueda de

un regreso a la democracia nacional.

La aparición del Frente Nacional frena de raíz la violencia bipartidista pero excluye

otras ideologías políticas que desencadenan más problemas sociales, económicos

y políticos. La ya mencionada aparición de grupos al margen de la ley como las

FARC, el ELN, el EPL entre otros.

Se evidencia la repartición de poder entre liberales y conservadores, permitiendo la

intervención de otros partidos después de la reforma constitucional del 68.

El país presenta una constante crisis por la problemática que genera el

narcoterrorismo, las guerrillas, los paramilitares y el crimen organizado. Todo estos

David Granados
resumido en momentos como la toma del Palacio de Justicia en el 85, cuatro años

después el atentado al edificio del DAS y una serie de masacres, asesinatos y

atentados.

Esta segunda mitad del siglo XX en Colombia fue el pilar de desestabilización social

y de violencia en el país, donde aún se ven secuelas y de las que los partidos

políticos siguen sacando provecho, cabe recalcar ya con un país medianamente

estable, que desarrolla un tratado de paz con las FARC y que se propone un avance

social mucho más evidente, que deje de invertir en guerra y lo haga en educación,

salud y modernización social.

Una etapa traumática para la sociedad Colombiana, no solo para quienes lo

presenciaron sino un trauma histórico, que prevalece en las aulas de clase como

palmadas en la espalda de que todo antes estuvo mucho peor y ahora la situación

es para agradecer. Una etapa insignia del país y que marca sin duda la

nacionalidad. ¿Qué por uno pagan todos? Si, lastimosamente las acciones de los

demás repercuten en la sociedad y cuando estas acciones van de la mano del

gobierno afectan a toda la sociedad.

Una época irónicamente de fortalecimiento, de ‘planteamiento de ideales’ que sí, a

la final tienen a Colombia en su situación actual, ¿para bien o para mal? Es un

proceso mediático directamente ligado a las repercusiones de la guerra, la violencia,

las dictadura, la pésima administración, el desaprovecho de recursos, la mala

inversión y un sinfín de factores que influyen en la reestructuración de un país que

actualmente sigue sin saber manejar los recursos, donde aún se pasa hambre,

donde hay ciudades sin agua, donde se prefiere pagarle a los terroristas para que

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dejen de serlo que enseñar a los niños a no serlo, o mejorar la situación pedagógica

del país para que las oportunidades no solo académicas sino laborales incrementen

y se vea el verdadero desarrollo social, no solo un grupo de afortunados, en todo el

sentido de la palabra, que pueden administrar a diestra y siniestra la situación de un

país.

David Granados

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