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Joel Perry, un apasionado kriyaban del hermoso país de Sudáfrica, ha solicitado un mensaje que describiera
diferentes cámticos con sus vibraciones y, en la medida de las posibilidades, su explicación.
I - Seis vibraciones
Aham (ego) disolviéndose en Aum (ausencia de ego) y Ma-Na (la mente) evaporándose en Na Mah (ausencia de
mente) y posibilitando la emergencia del estado de Shiva (vibhuti o cenizas), la Consciencia libre de División o
Divinidad. La consciencia divisiva ha sido incinerada y sin embargo sigue siendo accesible para la realización
de las tareas técnicas diarias con perfección y ecuanimidad.
II - Doce vibraciones
a) Sri Krish Na Chai Ta Nya Pra Bhu Ni Tya Nan Da Ha Re Krish Na Ha Re Ram Ra Dhe Go Vin Da
d) Aum Bhur Bhu Vah Swah Tat Sa Vi Tur Va Re Nyam Bhar Go De Va Swa Dhi Di Ma Hi Dhi Yo Yo Nah
Pra Cho Da Yat (Gayatri Mantra)
Son los aspectos burdos y sutiles “yo” o “mi” —sus fuentes empíricas que abarcan toda la existencia—
pertenecientes a la Inteligencia de la Suprema Divinidad, la misma inteligencia que se halla en todos los
humanos en el estado natural de la Vida. Al permanecer ésta oscurecida debido al dominio del “yo” psíquico
separativo sobre nuestro estado natural de la Vida, surge entonces la oración prachodayat implorando la
reimplantación de la supremacía de la Vida sobre el “yo”, la “mente”, la cual ha de permanecer, obviamente,
disponible para la realización de las tareas técnicas cotidianas que aseguren el sustento, la vestimenta y el
cobijo.
a) Aum Tryam Ba Kam Ya Ja Ma Hey Su Gan Dhim Push Ti Var Dha Nam; Ur Va Ru Kam Mi Va Ban
Dha Nan Mrit Yor Mok Shi Ya Ma Mri Tat, Ma Mri Tat.
Esta es una invocación para que nos mantengamos abiertos a la inmortalidad de la Vida. La Vida nunca nace,
la Vida nunca muere y por tanto, la Vida no se preocupa por nacimientos pasados o futuros. Estos no son más
que fascinantes sistemas de creencias generados por el ilusorio y mezquino “yo” que trata desesperadamente de
perpetuarse y permanecer.
Cuando esta invocación es entonada por los mal llamados “pandits”, no se pronuncia el último Ma Mri Tat. Sin
embargo, Satyacharan hizo hincapié en que tenía que repetirse dos veces para enfatizar la inmortalidad de la
Vida así como también para que las vibraciones fueran 36; un verdadero número sagrado.