Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
0037 Hazlitt - Debate y Conversacion PDF
0037 Hazlitt - Debate y Conversacion PDF
La mente se dedica a muchas actividades que tienen poder tanto para lo bueno
como para lo malo. La influencia que ejerza depende de cómo la usemos. Una de
las actividades más importantes es el debate.
El debate trae esa forma inigualada de incentivo para toda acción que los
psicólogos llaman “presión social” y que aquí no significa nada más que el deseo
de superar a otro ser en alguna tarea. Cuando debatimos, nos concentramos y lo
hacemos sin un esfuerzo consciente. Estamos demasiado interesados en derrotar
a nuestro oponente como para alejarnos del asunto. Estamos obligados a pensar
rápido. También es importante que nos vemos obligados a pensar
elocuentemente.
Pero con todas estas desventajas, el debate es una de las más potentes fuentes
de perjuicios. En el corazón de la controversia, adoptamos todos y cada uno de los
argumentos que se ponen a tiro. Toda declaración de nuestro oponente se
considera solo a la luz de cómo puede refutarse. Estamos dispuestos a utilizar
casi cualquier objeción contra él, siempre que creamos que no verá ninguna
defecto en ella. Es de enorme importancia que encontremos cómo evitar estos
errores.
1
menos parte de sus argumentos serán racionales. Cuando lo son, deberíamos
estar dispuestos a reconocérselo. Su verdad no hace necesariamente correcta su
postura. Sus argumentos pueden ser irrelevantes: pueden verse contrarrestados
por otra razón o razones.
Los intentos de demostrar demasiado hacen que nos pongamos en la posición del
abogado cuyo cliente se supone que ha sido demandado por hacer un agujero en
un paraguas prestado. El abogado probaría primero que no tomó el paraguas;
segundo, que había un agujero en él cuando lo tomó; tercero, que no pasaba nada
de eso cuando lo devolvió.
Después de tener una discusión amistosa con un conocido, te vas o bien que la
satisfacción de haberle derrotado o bien con una vaga conciencia de pensar que
aunque tenías razón éste fue un poco más hábil en aportar argumentos. Pero al
tener esta satisfacción o desencanto, a menudo piensas poco más del asunto
hasta que te vuelves a encontrar con él. Ahora bien, esta práctica no te ayuda no a
debatir ni a pensar.
Puedes utilizar tus debates como material constructivo igual que para críticas.
Después de una polémica, puedes volver sobre los argumentos de tu oponente
que no pudiste refutar, o refutaste mal, y pensar en las respuestas que podrías
haber dado. Por supuesto, deberías tener cuidado de que estas respuestas no
sean complicadas. Es muy probable que la cuestión se vuelva a plantear, si no por
parte del mismo amigo, entonces por otro y cuando lo haga te encontrarás
preparado para ello.
Cuando hablamos del debate, yo debería decir unas pocas palabras acerca de la
conversación en general. No siempre discutimos ni podemos discutir con nuestros
2
amigos, aunque desdeñemos las normas de la etiqueta formal. Pero porque no
discutamos no se deduce que no ganemos nada. De hecho, la conversación
ordinaria tiene numerosas ventajas sobre el debate, no siendo la menor la libertad
comparativa que proporciona el prejuicio.
Henry Hazlitt (1894-1993) fue un famoso periodista que escribió sobre asuntos
económicos en el New York Times, el Wall Street Journal y Newsweek, entre otras
muchas publicaciones. Es tal vez más conocido como autor de La economía en
una lección (1946).