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ABIERTAS AL CAPITAL

La alternativa a la ayuda externa:


ciudades charter para inmigrantes

Albert Esplugas

Paul Romer, experto en crecimiento económico de la Universidad de Stanford, propone las


ciudades charter como alternativa a la ayuda externa. Lo que necesitan los pobres de
Haití, dice Romer, son nuevas ciudades con normas distintas a las que poder inmigrar, y
los Estados occidentales son los que deben construirlas y gestionarlas.

Entre las lentas reformas internas y la recolonización

Muchos países pobres están atrapados en un círculo vicioso de malas normas. Las garantías
de los gobiernos a los potenciales inversores no tienen la credibilidad suficiente. Sus líderes
pueden combatir la corrupción, establecer tribunales independientes y mejorar las normas
sobre los derechos de propiedad, pero estas reformas encuentran resistencia y se
implementan muy lentamente.

Una vía más rápida sería imponer un marco normativo funcional desde fuera por la fuerza,
como sucedió en el período colonial. Romer señala que hay evidencias de que algunas ex
colonias son hoy más prósperas gracias a las normas establecidas durante la
ocupación.

Pero este beneficio económico raramente compensó los años de dominación y la oposición
violenta que provocó. Las intervenciones militares humanitarias, opina Romer, solo se
justifican en circunstancias extremas. Para el economista americano hay una opción a
medio camino entre los intentos de recolonización y las lentas reformas internas: las
ciudades charter.

Ciudades charter administradas por Occidente

Una ciudad charter es una nueva ciudad creada en territorio deshabitado y con unos fueros
o estatutos garantizando una serie de normas que son ejecutadas por un gobierno existente o
conjunto de gobiernos. Si la nueva ciudad establece normas atractivas crecerá y
prosperará de forma natural con la entrada de inmigrantes, empresarios e inversiones en
infraestructuras.

Paul Romer explica cómo podría desarrollarse una ciudad charter. Un gobierno en un país
pobre invitaría a un Estado occidental a administrar una zona deshabitada fiel a unos
estatutos previamente acordados. Personas de ese país pobre y de otras partes del mundo se

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desplazarían para trabajar y vivir en la ciudad emergente.

Las normas de la nueva urbe crearían oportunidades laborales y de inversión, y el hecho de


ubicarse en territorio antes deshabitado garantizaría que todos sus residentes han elegido
vivir allí con pleno conocimiento de sus normas.

El mundo tiende a la urbanización y, según encuestas de Gallup, 700 millones de personas


estarían dispuestas a desplazarse permanentemente a un país que les ofreciera
seguridad y oportunidades económicas.

En lugar de expandir las barriadas pobres de los grandes centros urbanos en el Tercer
Mundo, los inmigrantes podrían ser acogidos en ciudades charter que ofrezcan viviendas de
bajo coste, trabajo, un ambiente seguro y normas más eficientes.

Romer apunta que hay amplias áreas deshabitadas en la costa de África sub-sahariana
que son demasiado secas para la agricultura. Una ciudad puede crecer incluso en la
localización más seca, con ayuda de desalinizadoras y agua reciclada si es preciso.

La ciudad no tiene por qué ser directamente administrada por el Estado occidental asociado,
los residentes podrían ejecutar ellos mismos las normas de los estatutos siempre que
aquél retuviera el poder último de decisión.

La experiencia de Mauricio, Singapur y Hong Kong

En la República de Mauricio el tribunal de apelación de última instancia es aún el British


Privy Council, el tribunal de la antigua metrópolis inglesa. Romer cita este ejemplo como
uno de los muchos tipos de combinaciones posibles en el contexto de las ciudades charter.

En los años 90 Singapur, bajo la dirección del primer ministro Lee Kuan Yew, había
experimentado con una idea similar, contribuyendo a crear nuevas ciudades en China e
Indonesia que luego ayudaría a administrar.

Pero los gobiernos nacionales retuvieron poderes discrecionales que interferían con la
gestión de Singapur. Por este motivo Romer considera necesaria la firma de tratados que
asignen explícitamente el control de la ciudad.

Romer opina que la administración de Hong Kong por parte del Reino Unido ha sido el
ejemplo más cercano de ciudad charter. China proporcionaba la tierra y la gente, y el Reino
Unido las normas para una economía de mercado y una convivencia ordenada. Este
escenario no nació de un acuerdo entre los dos países, pero el resultado fue positivo y el
éxito de Hong Kong contribuyó a las reformas económicas en la China continental.

Una ciudad charter para los haitianos

Tras el terremoto de Haití, Paul Romer ha sugerido la creación de ciudades charter que
acojan a inmigrantes haitianos dispuestos a trabajar y a empezar una nueva vida. La presión

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competitiva de la emigración también podría acelerar la mejora de las instituciones y las
normas en Haití. Si las naciones de la región crearan sólo dos ciudades charter en territorios
cercanos éstas podrían albergar a toda la población.

En respuesta al terremoto el presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, ha hecho una oferta


de tierra a inmigrantes haitianos. El gobernante ha dicho que “Senegal está dispuesto a
ofrecer parcelas de tierra, incluso una región entera”.

Zonas económicas libres y ciudades privadas

Las zonas económicas libres o zonas francas en territorio nacional también permiten la
aplicación de normas más eficientes para atraer empresas y capital. El Dubai International
Financial Centre se rige por leyes distintas a las del resto del emirato. Un juez británico
retirado es el principal responsable de gestionar el derecho anglosajón que rige en los 110
acres de la zona económica libre. El Gobierno de Dubai, ávido por captar inversores, se
plantea la administración de la zona en términos puramente empresariales.

En Corea del Sur operan varias zonas económicas libres que ofrecen notables ventajas a
los inversores: exenciones y rebajas fiscales temporales en impuestos sobre la renta y
beneficios, exenciones en tarifas a la importación de bienes de capital, regulaciones
mínimas sobre el uso del suelo para la construcción y ampliación de factorías.

El Gobierno coreano propuso a la empresa americana Gale International la creación de una


ciudad comercial, verde y tecnológicamente avanzada, en una de esas zonas económicas
libres. Gale ha tomado prestado 35.000 millones de dólares de bancos coreanos para erigir
sobre terreno yermo Songdo City, una ciudad de seis quilómetros cuadrados con rascacielos
de oficinas, aeropuerto, puerto, residencias y parques. Este distrito de negocios
internacional tendrá capacidad para 300.000 personas durante el día, y Cisco se ha sumado
al proyecto para desarrollar una tecnología que haga que la ciudad sea "inteligente".
Songdo City no estará terminada hasta 2015.

Abu Dhabi también está desarrollando un proyecto similar: Masdar City, una ciudad de
negocios diseñada por Foster + Partners que dependerá exclusivamente de energías
renovables y no emitirá contaminación.

Comunidades en alta mar

El concepto de ciudades charter enlaza con la iniciativa de Patri Friedman y el Seasteading


Institute, que busca aumentar la competencia entre unidades políticas y la experimentación
con distintas normas y sistemas legales. En particular, abogan por la creación de
plataformas o ciudades en alta mar, fuera de la jurisdicción de otros países, abiertas a
la incorporación de familias y empresas que acepten las normas de la comunidad.

La soberanía de los Estados termina a 12 millas de la costa, en el océano. Existen


jurisdicciones parciales sobre zonas de pesca, recursos marinos etc. pero es concebible
establecer plataformas flotantes u otras instalaciones artificiales en las zonas económicas

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exclusivas o en aguas internacionales, donde al principio sería necesario comprar banderas
de conveniencia a los países que propusieran la mejor oferta.

Tanto las ciudades charter de Romer como las comunidades en alta mar de Friedman
apuntan en una misma dirección: la creación de nuevas entidades políticas en zonas
deshabitadas, con normas atractivas que promuevan la inmigración y la inversión.

Tomado de: http://libertaddigital.com/

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