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Alumnos: Francisco Espinosa, Mariano Gargano, Emiliano Curia, Aarón Falcón

Tema: Sistemas Económicos y Productivos durante los siglos XX y XXI

Sistemas económicos durante los siglos XX y XXI:


Capitalismo en el imperialismo y en países periféricos:

A fines del siglo XIX y principios del siglo XX se produjeron importantes transformaciones
en las economías de los países centrales, ya que por un lado Estados Unidos, Alemania,
Francia y otros países poderosos de Europa experimentaron un fuerte desarrollo
económico, y por otro la libre competencia entre empresas atomizadas y poco
diferenciadas dejó paso a un sistema donde las grandes corporaciones y los holdings
comenzaron a ejercer un fuerte predominio. Además, las grandes corporaciones
comenzaron a expandirse hacia la totalidad del planeta. A esta etapa se la denomino Era
del Imperialismo. Las grandes potencias Europeas expandieron su influencia
colonizando regiones de Asia y África exportando capitales. Esto llevo a que surgieran
disputas entre estos países, causando que se compartiera un mismo sistema económico:
el capitalismo (el cual giraba en torno de la economía de mercado).

Al contrario que en los países centrales, en los periféricos el capitalismo no funcionaba de


la misma manera, ya que la exportación de capitales desde los países centrales
determino un desarrollo en cierta forma desigual y desarticulada en los países periféricos.
Como, por ejemplo, en la Argentina, a fines del siglo XIX, el desarrollo del país no estaba
planificado en función de las necesidades de la población Argentina, sino para la mayor
parte de las inversiones inglesas.

La economía durante la guerra:

Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la economía europea da prioridad a las


actividades productivas militares, reorientan sus recursos hacia la fuerza armada, la
industria armamentista y la producción de bienes de capital. La producción de bienes
básicos es reducida a lo elemental y se impone el racionamiento de los alimentos y el
consumo. Una de las consecuencias del racionamiento es el surgimiento del mercado
negro.

Y durante el transcurso de esta guerra, surge el socialismo, debido a que en el imperio


ruso se produjeron revoluciones encabezadas por bolcheviques que termino con el
régimen zarista. Su característica principal era la planificación centralizada de la
producción y la distribución, ya que las decisiones relacionadas con la producción recaían
sobre la autoridad estatal. Además, poseían un comité de planificación el cual evaluaba
distintas posibilidades para organizar la producción de bienes y servicios.

El capitalismo mixto:

Tiempo después, los gobiernos de los países centrales y de muchos de países periféricos
comenzaron a implementar políticas más activas. El estado desarrolló un nuevo rol lo cual
generó empleo y se ocupó de las aéreas desatendidas por el sector privado, también
pasó a regular el ciclo económico para contener las recesiones y participaba en algunos
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segmentos de la producción de bienes y de la provisión de servicios, y también se hizo


cargo de algunos aspectos de la seguridad social.

Debido a la demanda de trabajo el capitalismo mixto (originado durante esta etapa


mezclando varios conceptos del capitalismo y socialismo) generó empleo a través de la
construcción de obras públicas, y como consecuencia, hubo notables tasas de
crecimiento y significativa mejoras en la calidad de vida de sus habitantes.

La economía durante el mundo bipolar:

Durante la guerra fría, la conformación de un mundo bipolar causa que se originen dos
sistemas económicos se contraponían: la economía capitalista y la economía socialista, o
de planificación centralizada.

A fines de la década de los 60’ y comienzo de los 70’, el Orden Internacional, que se
consolidó tras la Segunda Guerra Mundial, entró en crisis. Durante la segunda pos-
guerra se exacerbo la competencia entre las grandes potencias capitalistas y otros países
europeos. En este marco, los gastos que realizaban los estados de bienestar sumado a la
carrera armamentista que imponían el enfrentamiento con la unión soviética (Guerra Fría)
pusieron en crisis a las economías centrales.
En paralelo a esto, la competencia generó una crisis de sobreproducción que llevo a las
empresas a emplear menos gente. Las economías de planificación centralizada se torna
excesivamente rígida y burocrática, y la Unión Soviética se atrasa y pierde terreno en la
carrera tecnológica. En la década de los 80’, el sistema soviético comienza a colapsar y a
fines de esta se desintegra.

La globalización en la economía:

La globalización (proceso en el los procesos económicos, sociales, culturales, políticos,


etc, alcanzan mayor interconexión, pasando las fronteras nacionales con creciente
facilidad, por lo que pierden su importancia las distancias temporales y geográficas) causa
la paulatina retirada del estado de la actividad productiva y la intervención en los
mercados en los noventas, que fueron funcionales a la creciente unificación de las
relaciones económicas y financieras de todo el planeta.

Se da por reducción creciente del peso del estado en las decisiones del mercado lo cual
dio libertad al flujo de mercaderías y recueros financieros, a la vez la privatización de los
servicios públicos se orienta en la misma dirección de otras transformaciones. Por más
pequeño que sea el estado y menos comprometido este con sectores sociales de bajos
ingresos requerirá ingresos menores, esto repercute en la estructura tributaria ya que
debido a la necesidad de bajar costos y tornar competitiva la actividad productiva , la
estructura está en condiciones de revertirse de modo que la presión impositiva se reduzca
en la empresa.

La economía después de la segunda guerra:


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Después de la guerra (Segunda Guerra Mundial), Los Estados Unidos estaban


particularmente interesados en ayudar a la rápida recuperación de las economías
capitalistas de Europa y de Japón, para contrarrestar el creciente poderío soviético, y en
consecuencia, contribuyeron con enormes sumas de dinero. Hasta 1949 y gracias al
llamado “Plan Marshall” de ayuda norteamericana, Europa había logrado recuperar sus
niveles de producción de 1939 y pronto quedó en evidencia la necesidad de forjar
acuerdos de integración comercial para impulsar aún más el crecimiento económico.

En 1989 se estableció un acuerdo de libre comercio entre Canadá y EE. UU, que en junio
de 1991 se amplió con la incorporación de México. Quedo formado de este modo el
NAFTA (North American Free Trade Association) lo que ha sido interpretado como una
respuesta defensiva estadounidense ante los avances y el poder económico alcanzado
por la Unión Europea.

En Latinoamérica fue formada la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio


(ALALC), formada en 1960 por todos los países de la zona, excepto México y las
Guayanas. Fue sustituida en 1980 por la Asociación Latinoamérica de Integración
(ALADI), constituida por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México,
Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. En su seno han surgido diversas iniciativas, entre
las que se destaca el Mercosur (Mercado Común del Sur) formado en marzo de 1991
por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay (El Mercosur es un bloque comercial que
implementa la reducción de aranceles para el comercio exterior entre los países que lo
integran)

Sistemas Productivos durante los siglos XX y XXI:


La producción Fordista

Tras el desarrollo que hubo en las industrias durante la Revolución Industrial (1750-
1840), se inició una nueva etapa, la Segunda Revolución Industrial, que habría de durar
de 1880 hasta 1914. Esta etapa implica el desarrollo de las industrias como la eléctrica,
del petróleo y del acero. Esto por la sustitución del hierro por el acero en la industria y el
reemplazo del vapor por la electricidad y los derivados del petróleo como fuente de
energía.

Con la complejidad de los nuevos procesos de producción, durante esta etapa de la


industrialización, surgió la necesidad de nuevos sistemas organizativos. Es entonces,
cuando aparece Frederick W. Taylor (1856-1915) en escena. Creía que la administración
de las operaciones debería ser enfocada como una ciencia, ya que en esa época no
había conceptos claros acerca de las responsabilidades de los trabajadores y la gerencia.
Las decisiones administrativas se tomaban en el momento, sin ningún tipo de
planificación, basándose en la intuición.
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La finalidad que perseguía Taylor era proporcionar un fundamento científico, basándose


en la observación de los procesos y la medición y análisis de los mismos; con el objetivo
de establecer la mejor manera de ejecutar los trabajos, y una vez que fueran
determinados los métodos, éstos debían ser estandarizados para que fueran cumplidos
por todos los trabajadores. Con ello pretendía terminar con el empirismo e improvisación
que predominaba por aquella época.

Basado en sus estudios, da pie a la teoría de la cadena de montaje, una forma de


organización de la producción que delega a cada trabajador una función específica.
Consiste en una cinta transportadora continua por la que circulan los productos en fase de
fabricación, y donde cada obrero se dedicaría a una etapa especifica de la producción.

Henry Ford, convertido ya en principal accionista de la Ford Motor Company, estaba


tratando de diseñar un automóvil que fuera fácil de producir y sencillo de reparar. Luego
de varios intentos, en 1908 llegó a la fabricación del modelo T, que se trataba de un
vehículo muy barato que, a diferencia de los coches producidos hasta ese momento,
estaba al alcance de la clase media. Hasta entonces el automóvil había sido un objeto de
fabricación artesanal y de costo elevado, destinado a un público muy limitado, solo los
ricos podían comprar coches. El proyecto de Ford consistía en fabricar automóviles
sencillos y baratos destinados al consumo masivo de la familia media estadounidense.
Durante varios años, Ford buscó una mejor manera de construir el automóvil; buscaba
más rapidez, reducción de costos y mayor eficiencia. Hasta que en 1913, llevando hasta
el extremo las recomendaciones de la organización científica del trabajo de Taylor,
introdujo en sus plantas las cintas de ensamblaje móviles, que permitían un incremento
enorme de la producción.
Cada operación quedaba dividida en una sucesión de tareas mecánicas y repetitivas, ya
que se simplifican tareas complejas en varias operaciones simples que pueda realizar
cualquier obrero sin necesidad de que sea mano de obra calificada, haciendo que la mano
de obra humana, tanto en lo técnico como en lo artesanal de forma calificada, perdiera
valor dentro de las industrias.
En la producción en serie la máquina pasa a ser protagonista principal del proceso
productivo, desplazando al obrero. El éxito de este innovador método fue grande, ya que
permitía optimizar tiempo y recursos. El tiempo total de producción del automóvil se redujo
considerablemente, pudiéndose fabricar muchos autos en poco tiempo.

Fin del Fordismo y comienzos de la producción Toyotista

A fines de las dos primeras décadas del siglo XX, Ford (basándose en la forma y
organización del trabajo planteado por Taylor) logró cambiar los sistemas de producción
de tal forma que lograron influir de forma significativa en el sistema económico. La
producción en serie creó las condiciones para el desarrollo del consumo en masa, pero
para que este sistema proporcionara resultados satisfactorios debían cumplirse ciertas
condiciones, la producción en masa requería de un consumo en masa, por lo tanto, surgió
una pregunta: ¿Quiénes consumirían en masa?, a lo que Ford respondió que serían los
asalariados.
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Es decir, para que la producción pudiese tener éxito en los mercados era necesario el
aumento simultáneo del poder adquisitivo de los asalariados.

Esto causo el que, gracias a las ganancias obtenidas por el nuevo sistema de producción,
se aumentara la producción de productos y la reducción de costos, lo que
consecuentemente Ford elevó los salarios que ofrecía a sus trabajadores muy por encima
de lo que era normal en la industria estadounidense de la época. Los que trabajaban para
Ford lograron alcanzar la clase media debido a los salarios que ofrecía, convirtiéndose en
consumidores potenciales de productos como los automóviles que Ford vendía. De esta
forma se permitía que los trabajadores aumentaran sus niveles de consumo, lo que hacía
posible finalmente dar salida a la propia producción siempre que se mantuviesen bajos
precios y salarios nominales suficientemente elevados.

Tiempo después, la tasa de crecimiento de la demanda había sido continua y predecible,


sin embargo, en los últimos años de la década de 1960, se presentaron una serie de
factores sociales y económicos que modificaron las características de la demanda, que
llevaron a las grandes industrias Fordistas a una profunda crisis, revelando así la
fragilidad del sistema.
El crecimiento continuado del consumo provocó también su agotamiento. A medida que
aumentaba el poder adquisitivo de las clases asalariadas aumentaba también su
consumo, lo que a su vez estimulaba la apertura de nuevos horizontes a la producción.
Esto conllevaba a que se crearan nuevas necesidades como forma de mantener un
elevado nivel de actividad y, consiguientemente, de ganancia. Esto genera que se
produzcan variaciones de un mismo producto alegando que son nuevos. Lógicamente, un
sistema de esta naturaleza se vería desbordado ante la necesidad de diversificar la
producción debido a las nuevas exigencias del consumo, por lo que se redefinió el modelo
de producción.

El nuevo modelo de competencia imponía aumentar la variedad de la oferta en cada


segmento de mercado, mejorar la calidad e introducir continuamente nuevos productos en
el mercado, de modo que se introdujera el desarrollo de una adecuada demanda de
sustitución que garantizara la posibilidad de mantener elevados los niveles productivos.

Así surgió el modelo de producción Toyota (desarrollo del sistema de producción que se
atribuye fundamentalmente a tres personas: el fundador de Toyota, Sakichi Toyoda, su
hijo Kiichiro y el ingeniero Taiichi Ohno). Consiste en un método racional de fabricación
cuyo propósito es el incremento de la productividad, eliminando por completo los
elementos innecesarios con el fin de reducir los costos. Su idea básica radica en la
obtención del tipo requerido de unidades en el tiempo y en la cantidad que se requieran,
por lo que se consigue eliminar las existencias innecesarias de productos en curso de
fabricación y productos terminados.

Aunque el sistema nació durante el largo período de crecimiento que sucedió a la


Segunda Guerra Mundial, no alcanzaría su auge hasta la década de los años sesenta. A
fines de 1973, tras la primera crisis del petróleo, este sistema de producción atrajo la
atención de las industrias japonesas.
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El nuevo sistema productivo introdujo una nueva conceptualización que se ajustaba a los
recursos y las posibilidades de las plantas japonesas, el cual que distaba mucho al
sistema que se estaba utilizando de Ford. Se pasó a pensar no en la producción de gran
volumen, sino de pequeño, no en la estandarización y la uniformidad del producto sino en
su diferencia, su variedad. Shingo afirma que las diferencias básicas que distinguen este
sistema del de Ford son: pequeños lotes de producción y producción de mezcla de
modelos.

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