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ESPECTROSCOPIA POR RESONANCIA MAGNÉTICA NUCLEAR

La espectroscopia es una de las denominadas técnicas avanzadas en resonancia magnética. Tanto la


IRM como la ERM se basan en la propiedad que presentan ciertos núcleos atómicos de absorber
selectivamente energía de radiofrecuencia cuando se someten a un campo magnético. Este exceso de energía
es liberado por los núcleos mediante un proceso de relajación, siendo la frecuencia de resonancia
directamente proporcional al valor del campo magnético efectivo. Este campo magnético efectivo es la suma
de diferentes parámetros entre los que se encuentra el campo magnético inducido por cargas en movimiento
y que se denomina entorno bioquímico de dicho núcleo. Así, esta secuencia se basa en la diferencia de
frecuencia de resonancia para un mismo núcleo en función de la molécula en que está integrado. Esto permite
el estudio de forma directa de algunos procesos metabólicos sin interferir en ellos, constituyendo además una
prueba no invasiva.
La principal diferencia de esta técnica con respecto a las secuencias básicas reside en qué mientras
que en la espectroscopia se obtiene una gráfica con las diferentes frecuencias de resonancia de los
compuestos que se encuentran en la zona estudiada, en las secuencias clásicas el resultado es una imagen.
Por ello, mientras que la frecuencia en una exploración de imagen codifica el espacio, en el estudio de
espectroscopía la frecuencia codifica el grupo químico que origina la señal
Para llevar a cabo estas secuencias es necesario enviar un pulso de radiofrecuencia de un ancho de
banda capaz de producir la excitación de todos los núcleos del elemento seleccionado, de tal forma que la
señal de relajación estará compuesta por emisión de frecuencias de resonancia diferentes. Si está emisión la
representamos sobre un eje de frecuencias obtendremos el espectro de la región a estudio. Sin embargo hay
que tener en cuenta que, a pesar de que para un mismo valor del campo magnético la posición de la resonancia
en el espectro identifica al radical, este no es un parámetro muy útil ya que un mismo compuesto en diferentes
campos magnéticos presenta diferentes frecuencias de resonancia. Para eliminar esta dependencia y lograr
que los espectros registrados con imanes de diferente campo sean comparables, se definen las posiciones de
las distintas resonancias mediante una escala relativa de valores respecto a un valor de referencia, y que se
conoce como desplazamiento químico.
Para obtener un espectro también se utilizan secuencias de pulsos. El núcleo más utilizado es el del
hidrógeno. Estos estudios pueden realizarse con diferentes tipos de secuencias
• Secuencias spin eco: son secuencias constituidas por tres pulsos de excitación con selección de plano
(el primero de 90° y los otros dos de 180°). Estos tres pulsos se aplican perpendiculares entre sí,
definiendo el volumen que constituirá la zona a estudiar. Además, está secuencia de pulsos viene
precedida por un número variable de pulsos selectivos a la frecuencia de resonancia del agua,
destinados a suprimir su señal.
• Secuencia de eco estimulado: es una secuencia muy parecida a la anterior diferenciándose
principalmente en que, en este caso, los tres pulsos son de 90°. Esta secuencia de pulsos también está
precedida por un número variable de pulsos activos a la frecuencia de resonancia del agua, destinados
a suprimir dicha resonancia.
• Secuencias de imagen de desplazamiento químico: para evitar la contaminación del espectro debido
a la señal de la grasa subcutánea, se combina la tecnología CSI con un sistema de preselección de un
volumen de interés grande del cual se puede excluir dicha grasa, mediante la secuencia Spin Echo o
Steam, o bien utilizando múltiples bandas de saturación.

Los dos núcleos más ampliamente utilizados en el ámbito clínico son el 31P y el 1H. El primero de
ellos es difícil de combinar con una exploración estándar de imagen puesto que se necesita una bobina
sintonizada a la frecuencia de resonancia del 31P que no se puede utilizar para obtener imágenes. Su
utilización es altamente interesante para el estudio del metabolismo energético celular a nivel del
músculo, tumores superficiales, hígado, corazón y cerebro. El 1H es en la actualidad el más utilizado,
principalmente en el estudio del cerebro, ya que los datos espectroscópicos se obtienen durante la
exploración de imagen sin necesidad de cambiar de bobina.
En este tipo de estudios siempre es mejor recoger la máxima información posible y, por lo tanto,
es más interesante utilizar una secuencia multivóxel en la que esté incluida la región de interés prioritario.
Esto sin embargo presenta tres inconvenientes: el primero es que cuanto mayor es la región a estudiar,
mayores son las dificultades técnicas que es necesario superar para obtener un espectro de calidad; en
segundo lugar, que el tiempo de adquisición es más largo; y en tercer lugar, que el procesamiento de los
datos espectroscópicos de vóxel único está muy automatizado mientras que los datos de una secuencia
multivóxel requieren un tiempo de procesamiento más largo. Por ello, cuando la región a estudiar está
claramente definida o se debe estudiar un número reducido de regiones, es mejor utilizar secuencias de
vóxel único. Por el contrario, cuando en la imagen de referencia no se delimita claramente la región, se
espera encontrar diferencias dentro de una misma región, o bien se desea estudiar un número elevado de
regiones, es preferible utilizar una secuencia multivóxel. Esta opción tiene la ventaja de que en una misma
exploración se pueden obtener espectros de zonas patológicas y normales pero también presenta algunas
desventajas, como el hecho de que se requiera un campo magnético homogéneo en un volumen mayor,
y que la localización utilizando la codificación de fase no sea tan precisa (ya que los spines en cada vóxel
están parcialmente desfasados)
La primera fase de todo proceso que conlleva la adquisición de un espectro localizado es la
obtención de imágenes de referencia que permitan seleccionar gráficamente la región de la cual interesa
registrar el espectro. En el contexto de una exploración combinada de imagen y espectroscopia, la
exploración se puede iniciar por el protocolo estándar de secuencias de imagen y utilizar éstas para
posteriormente definir el volumen de interés. El volumen mínimo a estudiar depende de cada equipo y
resulta un parámetro importante, ya que cuanto menor sea el volumen que se puede obtener, mejor se
adaptará éste a la geometría de la región.
Es importante evitar la contaminación de la región de interés con regiones de apariencia normal
o zonas de edema, ya que esto enmascararía el patrón espectral de la lesión. Por ello, cuando se estudia
una región de apariencia normal lo mejor es decidir un volumen fijo a priori y mantenerlo para todos los
estudios. Para obtener información en estos casos se debe comparar el espectro obtenido con el de un
grupo de población sana. Siempre hay que tener en cuenta que el patrón espectral varía en función de la
región de la cual se obtiene el espectro y que los tejidos y los órganos de diferentes personas presentan
diferente susceptibilidad magnética, y en consecuencia gran variedad de frecuencias de resonancia, que
originan bandas en el espectro muy anchas y de menor amplitud, y por ello una pérdida de información.
Para evitar esto, es esencial centrar la zona que se quiere estudiar en el centro de la antena, ya que esa
zona es la que mayor homogeneidad de campo magnético presenta, lo que es clave para conseguir extraer
la máxima información. Además, y puesto que la concentración de agua en el interior del cuerpo es mucho
mayor que la del resto de metabolitos celulares, es necesaria la supresión de dicha señal.
Una vez realizados todos estos pasos se obtiene la señal de relajación, que, convenientemente
tratada, dará lugar al espectro final. Para realizar la adquisición de la señal de relajación es necesario
acumular sucesivos registros. Además, en estos estudios es muy importante detectar la existencia de
movimientos entre la adquisición de las imágenes de referencia y la adquisición del espectro ya que,
aunque la calidad técnica del espectro puede no estar afectada, este movimiento hace que la posición
donde se ha prescrito el vóxel de interés ya no esté ocupada por la región que se desea estudiar y, en
consecuencia, las conclusiones extraídas del espectro serían erróneas.
Por último y una vez obtenido el espectro es necesario su procesamiento, que tiene por objetivo
obtener información sobre los compuestos presentes, su concentración y su entorno. Determinados
equipos realizan el procesamiento y análisis por el cual se obtiene información cuantitativa. Para ello se
estudia la posición de la resonancia (que permite identificar el compuesto que origina la señal), el área
bajo cada resonancia, (que es proporcional al número de núcleos que contribuyen a la señal), y el tiempo
de relajación transversal T2 del núcleo (que es inversamente proporcional al ancho de banda de la
frecuencia a mitad de la altura). Esto hace que los núcleos integrados en estructuras rígidas como pueden
ser macromoléculas, membranas, etc., (que presentan valores de T2 muy cortos) originen resonancias
muy anchas y de baja amplitud, que son difíciles de detectar y pueden contribuir a complicar el análisis de
espectros registrados con un TE corto. A esto hay que añadir que, en algunos casos, las señales de
resonancia de un núcleo pueden aparecer desdoblados o multiplicados en señales separadas. Este
fenómeno es debido a interferencias (acoplamientos) energéticas entre núcleos vecinos en la misma
molécula.
Una vez analizado el espectro, la presentación debe contener la información sobre la región de la
cual se ha registrado el espectro que puede estar constituida por imágenes. Además deben haber
representaciones del espectro en las que se vea la posición o el nombre de las diferentes resonancias y, si
es posible, los resultados cuantitativos deducidos del espectro.

En cuanto a las aplicaciones, los estudios se han centrado en el cerebro aunque en la actualidad
se está ampliando el campo de utilización a otros órganos como son la próstata, la mama, el músculo, la
médula. Hasta el momento no hay ningún protocolo aceptado con finalidad clínica aunque algunos
estudios sugieren el interés clínico de aplicar la ERM en ciertos casos como la encefalopatía hepática
subclínica y evaluación pretrasplante, demencia (para descartar enfermedad de Alzheimer), evaluación de
la terapia en cáncer, hipoxia neonatal, desarrollo de errores metabólicos congénitos, enfermedades de la
substancia blanca (esclerosis múltiple, adrenoleukodistrofias, VIH, etc.), prognosis en accidentes
cardiovasculares y accidente vascular cerebral, prognosis de lesiones de la cabeza, planificación quirúrgica
en la epilepsia de lóbulo temporal, miopatías musculares, etc.
Con respecto al 31P, este núcleo era el más utilizado hasta hace unos años. Esto se debe a la
presencia de este elemento en gran cantidad de metabolitos celulares cómo son el ATP, fósforo
inorgánico, creatinina, etcétera. Sin embargo los fosfatos que se encuentran en moléculas tales como el
ADN, ARN, o componentes de la membrana celular, dan lugar a señales muy anchas que se confunden con
el ruido. Por ello, donde el espectro del 31P aporta mayor información es en el metabolismo del músculo,
y más concretamente en los estudios dinámicos (que consisten en la obtención de espectros en reposo,
durante el ejercicio y durante la recuperación). De esta forma, mediante el análisis de las variaciones de
los diferentes parámetros espectrales se puede saber como han participado las principales vías
energéticas que intervienen en el trabajo muscular. Por ello, son muy útiles para el análisis de fenómenos
relacionados con la adaptación al ejercicio y la fatiga, para estudiar las alteraciones que se producen en
diferentes patologías musculares, estudiar el efecto de tratamientos, etc. El cerebro es otro de los órganos
que se estudió mediante espectroscopía con 31P, ya que permite definir el estado energético de la célula
y por tanto puede detectar situaciones de isquemia-hipoxia y valorar la evolución que pueden seguir
diferentes regiones después de un infarto. Sin embargo estos estudios resultan más complejos ya que el
espectro de este núcleo varía tanto con la edad como con la región analizada. El tercer gran campo de
aplicación de la espectroscopia de 31P ha sido la oncología, por la posibilidad que representa el estudio "in
situ" del metabolismo energético de los tumores, los cambios que se suceden con la evolución del tumor
o el tratamiento, y los intentos de realizar una clasificación a partir del patrón espectral.

En cuanto al espectro del 1H, éste se caracteriza porque todas sus resonancias se encuentra en un
estrecho intervalo de desplazamiento químico, lo que supone una mayor complicación a la hora de
interpretar los resultados. La mayoría de estudios por espectroscopia de Hidrógeno se han realizado sobre
el cerebro, ya que esta técnica ha supuesto una forma de obtener información bioquímica sobre el
metabolismo celular de una manera no invasiva. Una característica importante de la espectroscopia de 1H
es que el aspecto del espectro y los compuestos que se pueden detectar dependen de los parámetros
utilizados para registrar dicho espectro y del tejido sobre el cual se ha realizado la exploración. Si nos
centramos en el cerebro, los estudios han tenido por objetivo caracterizar el patrón espectral de cerebro
tanto en personas sanas como en aquellas afectas de diferentes patologías, observar la evolución de
diferentes enfermedades y seguir los efectos producidos por la terapia.
Ejemplos de metabolitos que pueden utilizarse en la espectroscopia de 1H para el estudio de
patologías cerebrales son el NAA (cuyo descenso se ha observado en enfermedades que presentan
pérdida de neuronas o axones), la creatinina y la fosfocreatina (que son básicas en el metabolismo
energético del cerebro), el lactato (que proporciona información sobre el grado de metabolismo aerobio
y anaerobio de la región) la presencia de acetato (que es un producto final del metabolismo anaerobio de
ciertas bacterias y que se ha detectado en abscesos), la presencia de fenilalanina (que es un aminoácido
que en el cerebro de personas sanas se encuentra a una concentración por debajo del límite detectable y
que aparece en casos de fenilcetonuria y ciertos abscesos), etc. Además hay que tener en cuenta que
numerosos neurotransmisores y mensajeros no puede detectarse y que tampoco son visibles otros
compuestos que pueden estar en concentraciones más elevadas (como son los fosfolípidos, la mielina,
proteínas, RNA, DNA), porque su movilidad está limitada. Todo ello, aunque reduce la información que se
puede obtener del espectro, facilita la identificación de las resonancias que aparecen y posibilita la
detección de alteraciones enzimáticas a partir de la acumulación de estos compuestos.
Uno de los campos en los que se ha trabajado más es en pediatría debido a la posibilidad de
detectar déficits metabólicos. Cuando se trabaja con niños, al analizar el espectro, hay que tener en cuenta
que este muestra cambios con la edad, lo que no indica la presencia de patología sino que más bien refleja
el proceso de maduración cerebral. Además, al igual que en adultos, el patrón espectral también muestra
diferencias entre regiones cerebrales. Por ello, para poder interpretar correctamente el espectro de niños
además de tener el patrón normal obtenido de niños sanos en la región de interés hay que tener la
información sobre la evolución normal de esa región para poder aplicar las correcciones correspondientes
por la localización y la edad.
La oncología es otro gran campo donde la espectroscopia por resonancia magnética de protón ha
tenido gran aceptación. A pesar de ello, el diagnóstico basado solo en el espectro es complicado ya que
cuando este patrón se analiza cualitativamente se puede solapar con el de otras lesiones focales. Sin
embargo el análisis cuantitativo puede servir como complemento a la información aportada por la imagen.
Algunas de las alteraciones espectrales más destacables son la disminución o ausencia de N-acetil
aspartato (que refleja la ausencia de neuronas y axones), el lactato (que se asocia a regiones de alta
actividad tumoral), la alanina (que aparece en meningiomas), la colina(que generalmente se explica
debido a una alta proliferación celular), etcétera.

Como conclusión puede decirse que la realización de exploraciones combinadas de imagen y


espectroscopia por resonancia magnética ha permitido observar de manera directa la existencia, en
ciertas situaciones, de una disociación entre las alteraciones anatómicas y bioquímicas o bien la existencia
de alteraciones en regiones normales en imágenes de resonancia magnética.

Bibliografía

1. Gili, Jaume. Introducción biofísica a la resonancia magnética en neuroimagen [Intermet]. Barcenona:


Centre Diagnóstic Pedralbes; 1993.Disponible en https://es.scribd.com/document/192908075
/Libro-de-Introduccion-Biofisica-a-La-RM-en-Neuroimagen

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