Núm.

publicación menstrual feminista

/ C U ER N A VACA MORELOS, MEX.
10 / 0 5 / 2 0 1 9

MATERNIDADES
ANTÍGONAS, MADRES EN BÚSQUEDA DENISSE B. CASTAÑEDA / CAJAS SIN NOMBRE ODETTE
ALONSO / DE POLÍTICAS PÚBLICAS Y OTROS CHISMES PATRICIA S. BEDOLLA / LA SEPARACIÓN
DE LAS QUE SE AMAN XOCHIQUETZAL / LA LIGA DE LA LECHE, ACOMPAÑADA ES MÁS FÁCIL
CONSTANZA ROMERO / MATERNIDAD PREMATURA ¿QUÉ HARÍAS CON UN BEBÉ A LOS 10 AÑOS?
VIOLETA LUNA / MATERNIDAD Y LESBIANISMO LARISSA ESCOBEDO / YO ABORTÉ JESSICA R. HAMED
 ANTÍGONAS, MADRES EN BÚSQUEDA. DENISSE B. CASTAÑEDA.
¿Qué es el mito de la maternidad?, ¿es el último resquicio de un poder heteronormativo y patriarcal que incluye la domi-
nación sobre los cuerpos femeninos? Nos han dicho que para ser “verdaderamente” plenas necesitamos procrear, que no es
lo mismo que realizar un ejercicio de maternidad, por ello en pleno 2019 aún existen frases como; pero por qué adoptar,
ten un hijo de verdad, que sea tuyo” “que lleve tu sangre” entonces, qué es la maternidad, qué es ser madre, es el acto de
gestar y de parir, y ¿el otro? ese ejercicio de maternidad sin parir, ¿qué es?.
Las madres de los y las desaparecidas en México y en el mundo, lo tienen claro, hacen de la maternidad un acto político
y colectivo, cada vez que una madre en búsqueda dice, hasta encontrarlos a todos, todos son nuestros hijos, refunda el mito
de las maternidades, sacude el escenario patriarcal del primogénito, del sangre de mi sangre, atenta contra lo establecido en
el mito maternal. Además de derrocar ideas machistas, como “juntas ni difuntas, entre muchas otros decretos que nos han
querido imponer para abandonar el ejercicio de la sororidad, del affidamento y la ternura.
En el país de las y los desaparecidos (México) los colectivos de madres en búsqueda han trazado una brújula para entender
los puntos cardinales del miedo, del duelo, del lenguaje roto y del acto de desaparecer, lo han hecho desde el ejercicio político
de la propia búsqueda, que no se limita a encontrar el cuerpo en vida o muerte de su ser querido sino en la búsqueda también
de la justicia, pero sobre todo de la verdad y la memoria, de desatar los nudos de lo oscuro y revelar la luz, qué pasó, quién
desapareció a su ser amado, porqué cómo, para qué? ¿quién llegó a romper el lenguaje, a colocarlas en un luto inacabable?,
lo hacen desde su encarar al miedo, desde el ejercicio de señalar a los culpables, desde su articulación de discurso, desde la
valentía de poner su rostro y el de su desaparecido en cámaras, playeras, en pancartas, marchas, desde situar
la memoria colectiva con actos públicos de protesta, lo hacen también desde el dolor y la náusea de
cami- nar y rascar las entrañas de la tierra, barrancas, cerros y montañas, cartografiando las fosas
del país, para encontrar un cuerpo que les pertenece, que es su hijo, aunque ella, esa
mujer que escarbo la tierra con sus manos, no sea quien lo parió, y le da la bienvenida
a la luz y le llama hijo, porque todos los desaparecidos son nuestros.
Eso nos enseñan, cada acción de las madres en búsqueda restablece ese orden de
lo privado y lo íntimo y lo colocan en el escenario colectivo, nos dicen que todos y
todas estamos en un luto inacabable, suspendidas en la franja invisible que desapa-
rece a los desaparecidos, los disuelve, los entierra, los vuelve ceniza.
Así nos muestran su duelo, como un elemento que tiene la fuerza de dete-
ner un poder político, una vida trazada desde la necropolítica, donde nosotras
ponemos los muertos, nuestros hijos y ya no están dispuestas a ali-
mentar al horror, ni al anonimato, ni a dejarse paralizar por el miedo.
Son las madres en búsquedas las Antígona, las que a pesar de
las voces que les gritan, quédate en casa, “Nos van a matar a to-
dos, Antígona. Son de los mismos. Aquí no hay ley. Son de los
mismos. Aquí no hay país. Son de los mismos. No hagas nada.
Son de los mismos Quédate quieta. No grites. No pienses.
No busques. Son de los mismos. Quédate quieta, Antígona.
No persigas lo imposible” (Uribe, 2014: 23).
Van con la foto de su ser querido y su corazón en las
manos a perseguir lo que se cree imposible, que todos
los hijos e hijas que llaman a sus madres desde lo des-
aparecido, desde su cuerpo ausente no quede impune,
para que nadie olvide que estuvieron aquí
La maternidad como un acto íntimo e individual
se rompe, se convierte en un acto colectivo y tribal, como el duelo o la
esperanza, las madres en búsqueda, escriben la memoria histórica desde su
entraña simbólica, donde cada una es madre de los más de 36 mil desapare-
cidos y recorren la cartografía del horror y los nombra, lo vuelven testimonio,
hablan desde el dolor y la valentía, nos cuentan de su ser querido cada día
en cada espacio, hacen de su testimonio una reparación, al menos simbólica,
frente a las y los otros los que le susurran a las Antígonas desde el miedo.
Nos enseñan estrategias de resistencia emancipación frente a la dominación
de las políticas del miedo y sus sub relatos de silencio, violencia e
impunidad. Nos muestran que; si alguien desaparece, lo humano
desaparece también.
 CAJAS SIN NOMBRE / ODETTE ALONSO
REFLEXIONES SOBRE CASAS VACÍAS DE BRENDA NAVARRO, EDIT.
KAJA NEGRA, 2018. MÉXICO,
En Casas vacías, estamos ante una no-
vela entretejida, dolorosa y estratégi-
camente, por medio de los monólogos
de dos mujeres, madres por accidente
o por decisión errática: “una madre
que no debió ser madre” y otra que
no pudo serlo; una madre que pierde
a su hijo por descuido y otra que roba
al hijo ajeno para
hacerlo suyo.
El tema, sin embargo,
no es la maternidad,
sino la antimaterni-
dad, porque Brenda
Navarro desmonta
todo ese mito mágico
maternal lleno de
colorcitos e ilusiones
valiéndose de esas
dos mujeres, para
quienes maternidad
es capricho o estorbo,
fallida moneda de
cambio, extensión de
su violencia cotidiana
y apocalipsis, y de
otras mujeres aleda-
ñas (madres, suegras,
cuñadas, primas),
para las cuales es ab-
negación o maltrato,
y siempre condena,
castigo inevitable,
sufrimiento, dolor,
renuncia, pérdida,
fracaso.
“¿Qué cosa puede salir bien cuando
un ser vivo se alimenta de otro para su
supervivencia?”, se cuestiona la madre
biológica de ese niño, autista por de-
más, llamado Daniel por una y Leonel
por la otra. Afirmaciones tremendas
hacen al respecto ambas narradoras,
personajes que no tienen nombre; los
maridos tienen nombre, los hijos los
tienen… ellas no. “Yo podía ser todas
las mujeres del mundo, nada más que
de todas, yo sólo quería ser mamá”,
afirma la madre ladrona, mientras que o indiferentes, los maridos de esas
la biológica se cuestiona: “No sé por mujeres, el feminicida preso, el herma-
qué, ni bajo qué manda o perorata no asesinado en una construcción, los
social me impuse ese deseo que, a amigos que cruzaron la frontera… “Hay
decir verdad, no sentía” y es “la mayor tantas formas de desaparecer”, afirma
carga de mi vida”, “no me interesaba la madre biológica.
tener ningún hijo aunque tuviera dos”. Y Y aunque diga que Dios es una broma
maldice: “¿Quién se inventó que el em- absurda, ahí están, enormes, el fatum y
la culpa católica:
“Quién roba, tam-
bién suele ser ro-
bado”, quien juzga
al asesino también
puede ser uno.
“Es posible que
todas las madres
nos mereciéramos
nuestra condena”
o “No supe engen-
drar un niño sano,
normal”.
Y de paso, como
escenario cir-
cundante, mi-
gración (España,
el “otro lado”),
desapariciones
y feminicidios,
insensibilidad de
las burocracias
judiciales, dónde
quedan en medio
de la guerra me-
diática de catas-
tróficos titulares
las madres de los
barazo es la mejor época de una mujer? hijos simplemente desaparecidos, así,
[…] Maldito el semen sabor a metal sin trasfondo político, los que a nadie
ácido que atinó a hacer su trabajo”. le importan. Y la sordidez, la miseria,
La novela gravita, más allá del sim- los abusos sexuales en la familia, la
ple secuestro de Daniel, alrededor de violencia, la violencia, la violencia de
“padres incapaces de ser llamados todo tipo, inclemente y sin receso y,
padres”, un niño incapacitado para sobre todo, la infinita soledad de esas
comunicarse, una niña hija de una mujeres sin nombre y por extensión, de
madre asesinada por su propio marido, todas las mujeres predestinadas a “ser
el padre. Y completan la galería otros las casas vacías para albergar la vida o
desaparecidos, familiares ausentes la muerte”.
DE POLÍTICAS PÚBLICAS Y OTROS CHISMES…
Interrupción legal del matrimonio: NOM-046
Patricia s. Bedolla Zamora
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo el
pasado 9 de marzo que legalizar la interrupción del
embarazo “es un debate que no debemos abrir” y
propuso que el tema se resuelva a través de una
consulta ciudadana “para no imponer nada”. Como
siempre contradiciendo lo que sus secretarios di-
cen, la única verdad que cuenta es la de él, aunque
las estadísticas y las realidades sean muy diferen-
tes a la historia que pretende contar a diario en las
mañaneras.
Olga Sánchez Cordero, Secretaria de Gobernación
ha estado anunciando desde que ganaron la elec-
ción el 1 de julio de 2018 que la despenalización del
Aborta va, para todo el país. Debe, ha dicho, legis-
larse bajo los más altos estándares en la materia.
Ella fue una gran precursora de la histórica senten-
cia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
que estableció la constitucionalidad de la reforma al
Código Penal de la Ciudad de México.
¿Qué sucederá? Es imperioso ya que a las mujeres
se les reconozca la rectoría sobre su cuerpo, es a
garantía mínima que debe prevalecer en materia de
derechos humanos para que puedan garantizarse
así la autonomía y el pleno desarrollo de las mujeres
en todos los ámbitos, bajo su más estricta decisión
de vida.
Se dice en los pasillos de San Lázaro que la Co-
misión de Salud en la Cámara de Diputados tiene
listo el pre dictamen para despenalizar el aborto en
todo el país hasta las 12 semanas de embarazo; se
prevé que a principios del próximo periodo ordinario
de sesiones se dictamine y discuta en comisiones y
en el pleno, además de que hay consenso con todas
los grupos parlamentarios.
Lo importante a esta iniciativa generar que sea in-
tegral y que se reforme también la Ley General de
salud a efecto de establecer la Interrupción Legal
del Embarazo como una Política Pública Integral, es
decir se cree el Programa que ponga en marcha la
NOM-046 que establece los más altos estándares
de protección a las mujeres con un embarazo no
deseado, o bien por un peligro grave a su salud o
vida. Esto es debe establecerse la ILE como un de-
rechos Básico, en los servicios generales de salud.
En el último año más de un aborto fue denunciado
penalmente, de enero de 2018 a febrero de 2019
se han abierto 668 carpetas de investigación por
aborto, tipificado como delito del fuero común por
atentar a la vida y a la integridad corporal, de acuer-
do con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema
Nacional de Seguridad Pública.
En 2018 se iniciaron 570 averiguaciones previas
por este delito y en enero de este año 49, según
las procuradurías de Justicia y fiscalías generales.
En nuestro estado de Morelos a través de las orga-
nizaciones civiles sabemos de al menos 5 casos de
enero de 2018 al mes de abril de 2019, de mujeres
que ha sido o pretendido procesarlas por el delito
de aborto.
Pero mientras esta maravilla sucede y esperemos
que suceda, tenemos la NOM-046 que establece
el protocolo de atención en los servicios médicos
públicos y privados a efecto de que se otorgue éste
servicio a las mujeres que así lo soliciten, única-
mente por cuanto a las causales que establezca
el código penal de la Entidad Federativa en que se
encuentre, en Morelos son cinco las causales: Vio-
lación, Peligro de Muerte, Indemnización Artificial no
Consentida, Malformación Congénita y por acción
culposa (accidente).
La NOM-046 que inició su vigencia en 2005, (si
lo sé dirán, no lo sabía o en realidad o se pone
en práctica) en ambos casos tienen razón, por es
tan imperante la reforma nacional. Vale decir que
sufrió reformas en 2017, logrando con ello elevar
el estándar de atención, sabía usted que en caso
de violación los servicios médicos deben de dar-
le atención integral, esto es: física, psicológica y
preventiva. Así deben de darle profilaxis para evitar
infección por VIH, medicamentos para evitar infec-
ciones por Infecciones de Transmisión Sexual, me-
dicamente para evitar una hepatitis B, la pastilla de
emergencia para evitar un embarazo no deseado y
si aun así se embarazara darle la ILE. Este servicio
se extendió a las niñas de 12 años en adelante, es
decir no requieren aprobación de sus padres ni del
estado para decidir por una ILE. Basta con que una
vez que han sido debidamente informadas, tomen
su decisión y firmen un documento “Bajo Protesta
de Decir Verdad” para que se practique el aborto. Ya
no existe como condición la denuncia. Ya que mu-
chas veces esta las pone en un mayor peligro y la
autoridad ha demostrado que no puede dar protec-
ción a las mujeres.
Repliquen esta información es fundamental y acér-
quense a las mujeres organizadas que luchan día
con día por nuestros derechos.
La separación
de las que se aman.
¨Yo he optado por sustituir el apego infantil
a la madre por el saber-amarla y considerar
la lengua aprendida de ella como la forma
primera (arquetípica) de este saber.¨
Luisa Muraro.
La creación de un mundo propio debe producirse.

Un corte, un punto y a parte, un distanciamiento. Una deviene autónoma. Pero una se

individua para tejerse en la colectividad. En dicho proceso hay un claro ¨pasaje¨ de la
simbiosis materna a otro estado del ser. Y siempre hay reminiscencias de ese lugar ma-
terno, al que volvemos cíclicamente (o compulsivamente), al que como Alicia o Coraline,
entre más te alejas, más cerca estás. El lado representado como siniestro de lo materno,
una fuerza centrípeta, un hoyo negro, Madre-imán. No es acaso la tumba, el cofre, la
mar o la tierra el abrazo mortífero de la Gran Madre? Nuestras madres encarnan la
potencia que las desborda, pero no hay un reconocimiento genuino, ni lugares sociales
que le otorgen legimitidad (ni en la ciencia, ni en las religiones hegemónicas, ni en el
orden social). Hay que transitar un desgarramiento para la autopoyesis, para encarnar
la individuación, el encuentro con los límites yoicos, para experimentar su integración
(para después poder ritualizar su disolución). Vivir la consciencia de la finitud.
Cuerpo materno, hogar, refugio del caos. La separación está labrada por palabras,
la Lengua produce los límites de la piel. Transcurre la infancia en el conflicto producido
entre la función paterna y la materna, y prima el Orden Paterno/Patriarcal. La herida se
produce por la Ley Paterna. Así, accedemos a este mundo - y su principio de realidad-,
que es un mundo misógino, de individuos rotos. (Cómo serían otros mundos?, mejor
dicho: cómo estamos produciendo otros mundos desde otros registros simbólicos anti-
patriarcales?). Junto con Muraro, pienso que hay que cuestionar la narrativa psicológica
de la oposición rígida entre dependencia y autonomía, no un desgarramiento trágico en
donde la devaluación materna es el imperativo. Hay que desprenderse y reencontrarse
con la Madre, no para acceder al orden fálico, que sostiene/reproduce la cultura misó-
gina, sino para crear otro orden social en donde el mandato de la masculinidad no sea
la violación ni el feminicidio.
Creemos otra mitología descolonizadora de Coatlicue/Coyolxauhqui, rearticulemos
la fragmentación. Que la separación de Core (que se convierte en Perséfone) y Démeter
no sea causada por un rapto y una violación, que no sea el engaño la razón de su es-
tancia en el inframundo. Que muera y renazca la tierra sin ser mancillada. Que nuestras
hijas no nos sean arrebatadas, que emprendan el descenso por que les da la gana, por
que lo desean.
Muraro, entre otras feministas de la diferencia, encuentran la salida del laberinto, en
dar traducción social a la potencia materna, es decir, en el reconocimiento de la madre
como autoridad simbólica.
Para descubrir la necesidad simbólica de la madre, parafraseando a Muraro, hay que
escuchar la enormidad de nuestros deseos y de nuestros miedos, que irrumpa el des-
equilibrio y la desproporción (para volver al equilibrio). No lo podemos hacer fragmen-
tadas, lo estamos haciendo urdidas a otras, desestabilicemos la falocracia en colectivo,
soñemos y materialicemos ese nuevo orden entre todas. Ahí está la travesía.

Feliz viaje hija.

Maternidad prematura ¿Qué harías con un bebé a los 10 años?
Violeta Luna
Cuando yo tenía 10 años cursaba el quinto año de primaria, siempre me gustó la escuela y español era mi materia favorita, a los
10 años gustaba de andar en bicicleta y también me gustaba la geografía, soñaba con recorrer el mundo. A esa edad me gustaban
las muñecas y los peluches, yo quería ser doctora así que yo no jugaba a ser su madre, jugaba a curar, les hacía “cirugías” y les
suministraba “medicamentos”. Yo no soy un ente extraño que carece del llamado “instinto maternal”, mi punto es que a la edad
de 10 años es preciso ser niña: jugar, estudiar, soñar, ser.
No nací en pañales de seda, pero tuve la suerte de ser cuidada, de que me alimentaran, me llevaran a la escuela y a clases
extracurriculares para ahora saber algo de música y poder nadar, no todas las niñas tienen esos privilegios.
Desde el equipo de Ovarias nos dimos a la tarea de investigar las edades que tienen quienes han parido hijos en el estado de
Morelos durante los últimos meses. Las cifras obtenidas son vergonzosas y escandalosas, no porque el ejercicio de la sexualidad
sea un tabú o una prohibición, sino porque cientos de niñas y adolescentes en la entidad, se convierten en madres asumiendo
una responsabilidad para toda la vida y sacrificando con ello su desarrollo personal. Los embarazos entre menores, pudieron haber
sido consecuencia de una falta de información, falta de acceso a métodos anticonceptivos, falta de cuidado por parte de los
padres o incluso provocados por violencia sexual.
Durante el 2018, tan solo en las clínicas dependientes de los Servicios de Salud en Morelos 2 mil 151 niñas y adolescentes
menores de edad se convirtieron en madres: nacieron 936 bebés de jovencitas de 17 años y 706 adolescentes de 16 años
también se convirtieron en madres.
Se registraron otros 337 nacimientos en niñas de 15 años, 128 tenían 14, 39 13 años, 3 tenían
12 años, una 11 y una más tenía tan solo 10 años cuando se vio obligada a parir,
probablemente como víctima de una violación.
Durante los meses de enero y febrero del presente 2019, también en
las clínicas de los Servicios de Salud Morelos 140 adolescentes de 16
y 17 años se convirtieron en madres, 41 tenían 15 años y 10 más
tuvieron hijos a los 13 y 14 años.
En el caso de las clínicas dependientes del Instituto de Seguridad
y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en
Morelos han sido menos los nacimientos entre menores de edad. En
el periodo comprendido entre enero de 2018 y febrero de 2019, en
el Hospital Regional de Alta Especialidad “Centenario de la Revolución
Mexicana” ubicado en el municipio de Emiliano Zapata, 5 jovencitas de
16 años tuvieron hijos, también hubo 2 nuevas madres de 17 años,
3 de 15 años y una más de 13 años.
Durante el mismo periodo, en la clínica del ISSSTE en Jojutla no hubo
nacimientos entre menores de edad y en el caso de la del hospital del
ISSSTE en Cuautla fueron únicamente 2 menores de 17 años las que
se convirtieron en madres en dicho periodo.
En lo que respecta al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)
fueron 52 los nacimientos que se registraron en jovencitas de 17 años,
19 en menores de 16 años y 8 más tenían 14 y 15 años. Dicha
estadística también corresponde a los 14 meses comprendidos entre
enero de 2018 y febrero pasado.
¿Qué hace una niña cuidando de un bebé? El desarrollo personal
irremediablemente se ve truncado, por más redes de apoyo con las que
se cuente y por más que se romanticen las luchas y los esfuerzos por salir
adelante, asumir la responsabilidad de una nueva vida es un compromiso no apto
para quienes tienen más aspiraciones en su existencia.
Las familias, la sociedad, las instituciones educativas, los gobiernos; todas y
todos llevamos algo de responsabilidad en este problema. Fomentar el diálogo
claro y abierto en torno al ejercicio de la sexualidad y la implementación de
políticas públicas encaminadas al acceso libre a métodos anticonceptivos podrían ser
los primeros pasos rumbo a la atención a las maternidades prematuras.
De acuerdo con las instancias promotoras de la campaña latinoamericana “Niñas, no
madres”, el riesgo de morir por causas relacionadas con el embarazo, parto y postparto,
se duplican si el embarazo se registra antes de los 15 años. También las posibilidades
de tener hijos con malformaciones, bajo peso y/o con grados de desnutrición aumentan.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que la maternidad temprana
provoca un circulo vicioso que compromete la educación y potencial económico de las
niñas, es momento de que el Estado actúe.
Maternidad y lesbianismo
Larissa Escobedo
Larguísimas discusiones ha habido acerca de si la homosexualidad es elegida. En términos generales se ha acordado que no,
que la preferencia sexual es una preferencia asociada a la persona, como lo es si la persona es más propensa a la risa fácil
y escandalosa o es una persona cuya alegría se manifiesta en una sonrisa suave y tersa. Un asunto de personalidad, de
identidad. Ser lesbiana entonces no es una elección, pero vivir fuera del closet y asumir todos los pormenores de este si lo
es.
Cuando una se decide por una vida sin vergüenzas y en libertad, está también decidiendo que tendrá que afrontar batallas
continuas y constantes en un mundo hecho por y para la heterosexualidad. El entorno familiar, los ambientes sociales y el
eterno conflicto de la privacidad. En mi caso, he preferido siempre decir que soy lesbiana desde el principio, porque si no
luego, luego, se comienzan a hacer conjeturas y después desclosetarse de nuevo es muy incómodo. No todo es sufrimiento,
por supuesto, hay muchas cosas de no ser hetero que me ponen en ciertas ventajas, por ejemplo, casi ninguna mujer entra
en competencia conmigo, pues no me ven como una posible rival, lo cual me permite hacer muchas y muy diversas amigas.
Entre las consecuencias que arrastra ser gay, esta una de las más importantes de la vida: la relación con la maternidad. Desde
mi perspectiva, a las mujeres heterosexuales la maternidad les llega, sí como decisión, pero también como parte del ciclo de
sus relaciones de pareja: muchas de mis amigas tomaban anticonceptivos cuando se embarazaron y aunque fue sorpresivo,
aceptaron la sorpresa y hoy crían plenas y felices a sus hijos. No todas por supuesto, pero muchas.
Pero a las mujeres lesbianas la maternidad simplemente no nos ocurre, ni nos ocurrirá.
Nosotras no tomamos la decisión de no ser madres, digamos que, la decisión nos tomó
a nosotras. Desde luego que habrá lesbianas que están decididas a lograrlo y
emprenderán caminos arduos para ello: un amigo donador que además
es algo sexy, fertilización asistida o la adopción. Es decir, no es un
impedimento imposible de sortear, pero para maternar, una mujer
lesbiana tiene que dedicar muchísima energía, dinero, burocracia y
voluntad. No es algo que simplemente ocurra.
Existimos otras que estamos atrapadas en la indecisión. El reloj
avanza y cada día estamos más cerca de la menopausia, cada
día es un día menos a la posibilidad de ser madres biológicas.
Observamos a nuestras pares heterosexuales y las vemos
exhaustas, ojerosas, siempre cansadas, siempre en putiza.
Pero también las vemos plenas, felices, llenas de un amor y
de una capacidad solidaria que no comprendemos del todo, pero
que sentimos en nuestros cuerpos. Cada mes, menstruamos y
percibimos esa potencia, esa latencia: la magia y la furia de la vida.
Es la capacidad materna la que ha hecho que las mujeres seamos
históricamente lo que somos. Por un lado, el soporte emocional de
toda la humanidad y la protección férrea a la vida, y por otro, es
por ser madres que los hombres nos han abusado constantemente,
continuamente en todos los ámbitos de lo posible: en nuestros
cuerpos, nuestras almas, nuestra capacidad creadora, nuestra estirpe.
A veces escucho esos paradigmas patriarcales de que una mujer
solo es plena cuando tiene hijos, desde luego que comprendo que
es un mandato opresor que pone a las mujeres como maquinarias
reproductivas, pero una parte de mi escucha ese mandato (¡y es que
deconstruir el patriarcado es tan difícil, tan duro de roer!) y pienso que no
seré plena nunca. Que nunca estará completo mi ciclo. Y es un luto difícil de
llevar, porque mi madre me pide nietos, porque mi cuerpo a veces hace un
llamado tremendo, porque tengo mucho miedo de envejecer y quedarme sola.
No necesitamos consejos, tenemos internet y sabemos que “podríamos”, pero
a veces ese luto es algo tan difícil de compartir, porque es una tristeza que
nos acompañara siempre. La tristeza de la indecisión. Nosotras no decidimos, la
biología decidió por nosotras.

Y es por ello que siempre, siempre, lucharemos con la vida por defender las
maternidades elegidas.
La Liga de la leche,
acompañada es más fácil
Constanza Romero
Hace 13 años nació mi primer hijo. A pe-
sar de que me había preparado mucho
para tener un parto natural, mi bebé na-
ció por cesárea, lo cual me hizo sentir
frustrada, sobre todo porque no lo pude
tener en mis brazos las primeras horas
tras el nacimiento.
Después de algunas horas que me pare-
cieron eternas, por fin me lo llevaron a la
habitación y pude pegarlo al pecho. Aquí
comencé a poner en práctica las clases de
lactancia, me habían enseñado que “El ca-
lostro es un acto de fe porque no se ve ni se
siente pero allí está”. Así que me la pasé con
mi bebé pegado a la chichi prácticamente
todo el tiempo.
El postparto fue difícil, no sólo por el cansan-
cio físico que el dormir poquísimo conlleva,
sino porque mi bebé lloraba mucho, y algo
que resultaba inexplicable y súper frustrante
para mí, es que llorara al comer: comenzaba
mamando del pecho tranquilo, de repente se
empezaban a escuchar los tragos de leche
en su garganta, y a los pocos segundos se
retiraba del pecho, se ponía rojo como un to-
mate y comenzaba a llorar fuerte, arquean-
do su espalda hacia atrás.
Me tomó algunas semanas saber lo que es-
taba ocurriendo, fueron varias consultas con
mis doulas y dos pediatras las que me ayu-
daron a identificar que mi hijo tenía reflujo.
Quien haya tenido a un bebé con reflujo
sabrá lo difícil que lo pasamos las mamás
al principio, ya que son bebés que necesi-
tan estar cargados en posición vertical casi
todo el día, para que no tengan dolor en el
esófago, ni se les regrese tanto la leche del
estómago, lo cual les provoca dolor e inco-
modidad.
Además de sostener prácticamente todo el
día en brazos a un bebé que se la pasaba al
pecho, me sentí muy sola, criando a mi bebé
entre cuatro paredes: yo era la única de mis
amigas con bebé en aquellos momentos.
Así pasé tres meses, durmiendo muy poco,
con un bebé que no siempre se consolaba al
pecho y a quien ¡había que cargar muchísi-
mo!!! (todos los bebés NECESITAN muchísi-
mo los brazos, pero un bebé con reflujo es
aún más demandante), además de que una
sola persona resulta poco para satisfacer
esta necesidad de contacto permanente.
1
Fular: tela de aproximadamente 5 m de largo por 80 cm de ancho que sirve para cargar a un bebé o niño pequeño, puede o no ser de tela de rebozo tradicional mexicano.
Esta continua necesidad de brazos me hizo
buscar ayuda: recordé que en el curso de
preparación al parto, una mamá había ido a
mostrarnos cómo se cargaba un bebé con
un rebozo mega largo. Así que llamé al cen-
tro de preparación al parto en donde había
tomado mi curso y la doula me dio los datos
de la chica que vendía los mega rebozos (en
aquel tiempo no existía el término de fular1.
Entonces Sofía, quien había sido mi compa-
ñera en el curso de preparación al parto, me
citó en este centro para darme el rebozo-
te que le encargué. Cuando llegué al lugar,
estaban muchas mamás con sus bebés en
un círculo grande, sentadas en el piso, can-
tando. Nunca olvidaré la escena. Entonces
la instructora, pensando que yo había ido
al grupo, me hizo pasar y sentarme con mi
bebé.
Lo que ella no sabía es que yo solamente iba
a recoger mi rebozote porque ya me dolían
los brazos y la espalda de cargar a mi bebé
todo el día!
Así que pasé y me senté, nunca olvidaré la
escena: un montón de mujeres como yo, con
sus bebés chiquitos, todas platicaban ani-
madas mientras daban chichi, cambiaban
pañales, o arrullaban a sus bebés. Aquello
fue algo maravilloso. Me sentí, por primera
vez en tres meses, acompañada, relajada,
comprendida, en aquel lugar se respiraba
empatía y solidaridad.
¿Te puedes imaginar haber pasado tres lar-
gos meses en un departamento, sola casi
todo el día, con un bebé que llora y llora y
llora, y de repente encontrarte con este gru-
po de mujeres en postparto? ¡Me sentí feliz!
No era la ÚNICA, no estaba LOCA, había más
mujeres que no dormían, que daban la teta
todo el día, que estaban felices por ser ma-
dres y ¡súper cansadas al mismo tiempo!
En ese momento experimenté lo que puede
brindar un grupo postparto a una madre, así
que me encantó sentirme apoyada, com-
prendida y acompañada y continué asis-
tiendo a las clases, que eran cada semana,
en las que hacíamos ejercicio, cantábamos,
platicábamos y ¡hasta comíamos!
Este fue mi primer acercamiento a un gru-
po de mamás con bebé. Así que cuando me
mudé de ciudad, busqué algo semejante y
encontré La Liga de la Leche, una organi-
zación internacional reconocida por la OMS,
compuesta de madres que apoyan a otras
madres para lograr amamantar a sus be-
bés con éxito. En estas reuniones de apo-
yo, aprendí un montón, no sólo de lactan-
cia, también de alimentación, de sueño, del
cuidado del bebé, de ecología, de estilos de
crianza y educación e hice las mejores ami-
gas de esta etapa de mi vida.
Así que a ti mujer que me lees, te invito a
que te acerques a una tribu de mujeres que
te escuchen, acompañen y apoyen en la ar-
dua e importantísima tarea que el ser madre
conlleva. Y si no encuentras ninguna red de
apoyo, tú puedes crear la tuya propia!
Para terminar cito a la escritora Laura Gut-
man:
“Ninguna mujer debería pasar los días
a solas con los niños en brazos. La ma-
ternidad es fácil cuando estamos acom-
pañadas. No juzgadas, ni criticadas,
ni aconsejadas. Simplemente junto a
otras personas, en lo posible junto a
otras mujeres que estén experimentan-
do el mismo momento vital.
Cuando las mujeres estamos intercam-
biando conversaciones, bromas, llantos o
recuerdos con otras madres, nos resulta
muy liviano permanecer con nuestros hijos.
En cambio, cuando estamos solas, creemos
que no somos capaces y suponemos que
deberíamos dejar a los niños al cuidado de
otras personas para ocuparnos de nosotras
mismas”.
Por una
feliz y
acompañada
maternidad.
 YO
JESSICA R. HAMED
El equipo de Ovarias me pidió que escribiera un artículo sobre el derecho a decidir. Las
feministas sabemos que cuando hablamos de derecho a decidir hablamos de aborto, se
puede leer en varias pancartas cuando vamos a una marcha por la despenalización del
aborto “mi cuerpo es mío” ó “yo decido sobre mi cuerpo”, y mientras ideaba por dónde
empezar para abordar el tema, pensé que siempre he sentido que la frase “decidir sobre
mi cuerpo” se queda corta para lo que significa abortar.

Cuando me enteré que estaba embarazada sentí una profunda frustración ¿Cómo había
quedado embarazada si según yo me había cuidado? Desde hace tiempo he apoyado,
de cerca y de lejos, a mujeres que abortan, recuerdo muy bien el primer caso de aborto
que conocí a los 16 años: una amiga de la prepa. Ella me lo platicó como cuando me
platicaba problemas con su novio, y para mí fue de lo más normal, nunca tuve prejuicios
al respecto. Después entendí que estaba relacionado a que mi madre me había platicado
de las múltiples ocasiones en que mi tía había acudido a abortar a una clínica del DF
porque ya tenía 5 hijos. Estamos hablando de los años 60.

Así que, ante mi sospecha, compré una prueba de embarazo y lo confirmé. Tenía unos
meses de salir con un chico y al poco tiempo me di cuenta que nuestros proyectos de
vida eran muy distintos, él quería casarse y formar una familia y tener hijes. Al principio
no me preocupaba, pero se volvió un problema pues yo, hasta hoy que tengo treinta y
cinco años, sigo pensando igual, no deseo ser madre, nunca lo he deseado y creo que
también para la humanidad es positivo que no me reproduzca. Decidí informarle al novio
que abortaría, a regañadientes dijo aceptar mi decisión. Le hablé a mi amiga abortista
de confianza e iniciamos el procedimiento.

Primero fui a realizarme un ultrasonido para constatar que el embarazo fuera normal y
no un embarazo ectópico (sucede cuando el embrión crece fuera de la matriz, en una
trompa de Falopio o adherido a un ovario). Es importante saberlo, pues si fuese ectópico
incrementa el riesgo cuando es aborto por medicamentos. El doctor que me realizó el ul-
trasonido me dijo: “efectivamente usted está embarazada, tiene un saco gestacional que
indica que son cinco semanas de embarazo”. Cuando supe que el embarazo estaba en
orden, no era ectópico y tenía cinco semanas, sentí una profunda felicidad, podía abortar
con misoprostol sin riesgo alguno, aún era buen tiempo para interrumpir el desarrollo del
embrión que apenas se formaba. Le dije por teléfono al novio que estaba muy contenta
pues estaba en el tiempo perfecto. Él me contestó que sentía mucha tristeza pues hubie-
ra deseado que ya fuera tarde para abortar. En ese momento mi corazón se aceleró, me
 ABORTÉ
dieron ganas de llorar al pensar, que lo que
me hacía profundamente feliz, a él no le
importaba, él deseaba ser papá a costa de
mi vida. Continué el procedimiento y decidí
hacerlo en casa un fin de semana. El no-
vio, que supuestamente me acompañaría,
nunca llegó, su masculinidad, tan cons-
truida en su propia reproducción, lo llevó
a emborracharse todo ese fin de semana.
Inicié el proceso el domingo a mediodía,
deben esperarse veinticuatro horas des-
pués del primer medicamento, todo el do-
mingo fue como cualquier otro día. Solicité
al trabajo un permiso para faltar el lunes,
aunque no era estrictamente necesario.
El lunes a medio día, (pasadas las veinti-
cuatro horas) continué con el misoprostol.
Alrededor de las dos de la tarde empecé a
sangrar y a expulsar tejidos, el dolor fue un
poco más fuerte que la menstruación, pero
bastante soportable, había tomado unas
tabletas de Ibuprofeno para ello. Mi ami-
ga Lucy llegó a casa y me hizo de comer
mientras todo sucedía. En menos de dos
horas había expulsado todo y el sangrado
se volvió como una menstruación normal.
Al día siguiente fui a un taller de buen trato
y empoderamiento, tenía ganas de contar-
les a todas lo feliz y empoderada que me
sentía de haber decidido no continuar con
un embarazo que no deseaba, que todo
sucedió un día antes y que todo estaba
perfecto, que me sentía bien, que no tenía
mareos ni ganas de vomitar. Sólo les con-
té que terminaría con una relación que al los 70 hasta las doce semanas, en Suecia
parecer no iba para ningún lado. Decidí el desde 1974 hasta las 18 semanas. Los
futuro de mi vida, yo pienso en eso cuando más recientes cambios legislativos fueron
hablamos de derecho a decidir. en Portugal (2007), en España (2010) y
Uruguay (2012) para despenalizar el abor-
Los abortos en México suceden todos los to.
días, pero no todas las mujeres tienen el
privilegio que yo tuve de tener una red de Son indispensables las redes de mujeres
apoyo, informada y capacitada para acom- que nos acompañamos para no morir y
pañar abortos. Ahora lo hago yo también para no estar en riesgo, pero también creo
como parte de la Red Violeta, porque no que el Estado debe garantizar la vida de las
quiero que ninguna mujer tenga que parir mujeres en un tema de salud pública y vida
por obligación, la maternidad debe ser una digna como es la posibilidad de decidir so-
elección amorosa y deseada, o al menos bre nuestros cuerpos y nuestro futuro.
yo no la concibo de otra forma.
Hace unos días se cumplieron doce años
de la ILE (Interrupción legal del embarazo)
en Ciudad de México. En cualquier clíni-
ca pública o privada se puede realizar un
aborto hasta las doce semanas de gesta-
ción por libre decisión. En el resto del país
está penalizado si no cumple con alguna
Recomiendo sobre aborto
de las diversas causales que dependen de los siguientes sitios:
los códigos penales locales.
https://mariestopes.org.mx
Gracias a la NOM 046 el aborto por viola-
https://www.fondomaria.org
ción no es punible en México, si una niña o
mujer de cualquier edad solicita un aborto Miss Oprostol en facebook
por haber sido víctima de violencia sexual,
el personal de salud debe realizarlo.
En Reino Unido el aborto es legal hasta
las veinticuatro semanas desde 1967, en
Canadá desde 1969, pero desde 1988 sin
límite de tiempo, en Dinamarca, Noruega,
Finlandia, Francia, Alemania e Italia desde
Directorio:
Ovarias. Publicación menstrual feminista
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Jefa de redacción y contenido. Violeta Luna
Diseño y formación. Carmina García
Consejo editorial. Amatista lía / Alma Karla Sandoval
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