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Arte y Publicidad PDF
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213-234
ISSN: 1696-0319
Arte y publicidad: del arte pop a la crítica insti‐
tucional
RESUMEN. El artículo plantea un recorrido que analiza cómo la aparición de nuevas modalidades artísticas des-
de los años 60, que proclamaban la ruptura con el formalismo y la autonomía del arte tardomoderno, posibilitaron la
apertura de una relación dialéctica alternativa con el imaginario de la industria cultural y, más concretamente, con el de
la publicidad. El estudio parte de la descripción de algunas producciones que se suelen adscribir al arte pop y el concep-
tualismo, enfatizando su implicación crítica tanto en contextos no institucionales como en los denominados «periféri-
cos». En un segundo bloque, se establece a partir de las prácticas precedentes una genealogía de corrientes posteriores,
que conjugan la intervención urbana y la crítica institucional con el abordaje de cuestiones relativas a la identidad o el
género.
Palabras clave: Formalismo, arte pop, arte conceptual, política, publicidad, intervenciones urbanas, cuestiones de
género, crítica institucional.
ABSTRACT. The article analyzes how the appearance of new forms of art since the 60´s, claiming the break with
the formalism and the autonomy of last-modern art, enabled the opening of an alternative dialectical relationship with
the imaginary of the culture industry, and more specifically with the advertising. The study part of the description of
some productions which are usually attached to pop and conceptual art, emphasizing his critical involvement in non-
institutional contexts as in called «peripheral». In the second part, the text focus on subsequent practices that combine
urban intervention and institutional criticism with the interest in identity or feminist issues.
Key words: Formalism, pop art, conceptual art, politics, advertising, urban interventions, feminism, institucional
criticism.
213
J. VINDEL Arte y publicidad: del arte pop a la crítica institucional
del arte durante finales de los 60 y princi- venciones en contextos ajenos a las institu-
pios de los 70. ciones.
tria cultural, sino que las obras adquirían su con la intención de alegorizar la sumisión
aura a partir de la pertenencia a los espa- del mismo a los intereses del capital nor-
cios institucionales y el mercado del arte y a teamericano. Si bien en un primer momento
una nueva exaltación romántica del mito esta estrategia puede concitar la atención
del artista, que contribuía a consolidar lo del espectador, lo cierto es que, según ha
que podríamos denominar un «concepto señalado Edward Lucie-Smith, «lo que está
social del arte» heredero de tal tradición siendo satirizado por lo general acaba por
romántica. vencer al satírico. La imagen imitativa no
hace más que aumentar la fuerza del origi-
Precisamente la figura de Andy
nal y grabarla con más firmeza aún en la
Warhol, el artista que mejor supo tematizar
conciencia del espectador»13.
las veleidades ególatras de la fama y el
dinero, es la que suele concitar este tipo de Mucho más sugerentes resultan las
interpretaciones y la que contribuyó a gene- propuestas del brasileño Cildo Meireles,
rar parodias desmitificadoras que no siem- quien dentro de su investigación titulada
pre han surtido los efectos deseados. Ya con «Inserción en circuitos ideológicos», conci-
anterioridad a la consagración de Warhol el bió el Projeto Coca‐Cola (Lám. 2). Este se
artista italiano Piero Manzoni ironizó sobre presentaba como un intento de insertar
esta cuestión. Mediante la presentación de contra-información en un objeto comercial.
un envase común que contenía una canti- Mientras la apropiación desinteresada y
dad determinada de excrementos del artis- aséptica de las Brillo Box por Andy Warhol
ta, este subrayaba la naturaleza comercial suscitaba la pregunta por la naturaleza del
que su gesto procuraba a cualquier objeto arte, Meireles se encontraba por el contrario
señalado, invirtiendo radicalmente el im- más interesado en la posibilidad de inci-
pulso dadaísta que denunciaba la exclusi- dencia sobre un contexto específico, para lo
vidad de los objetos artísticos tradicional- que se sirvió también de un objeto real, en
mente asociados a los géneros pictórico o este caso las botellas de Coca-Cola, pero no
escultórico. El señalamiento de herencia para situarlo en el espacio de la galería con
duchampiana había quedado neutralizado el fin de estimular la reflexión contemplati-
por la visión deificada del creador y la re- va, sino para intervenirlo antes de devol-
ducción del objeto cualquiera, cotidiano y verlo a los circuitos de distribución y circu-
común, a mercancía. lación ordinarios; en definitiva, el artista
planteaba una auténtica inversión del ready‐
El pop art también encontrará su
made. Meireles sobreimpresionaba en las
cumplida réplica en contextos donde la
botellas el mensaje «YANKEES GO
situación económica y política no posibili-
HOME», que aludía a la relación del capital
taba celebración alguna de la sociedad de
comercial con el mantenimiento del poder
consumo. En este sentido, destacaré a con-
mediante la técnica de la guerra en Viet-
tinuación las propuestas de dos artistas
nam, al tiempo que condenaba la dictadura
latinoamericanos, Antonio Caro y Cildo
brasileña sostenida por el apoyo estadou-
Meireles, que comparten como táctica la
nidense. Por otra parte, el proyecto con-
apropiación respectiva del logos y el envase
templaba la posibilidad de que el consumi-
de una marca emblemática del poder
dor pudiera modificar el contenido de los
económico de Estados Unidos: Coca-Cola.
mensajes del envase antes de devolverlo a
El colombiano Antonio Caro hibridó
en su grabado Colombia la tipografía del ■
13
logo de Coca-Cola y el nombre de su país, E. LUCIE—SMITH, Arte latinoamericano del siglo
XX, Barcelona, 1994, p. 179.
portaje sobre un happening jamás realizado, las prácticas de unos y otros, cuya relación
revelando así el modo en que los medios, proviene, más bien, de la exigencia de de-
lejos de reflejar la realidad, la construyen. mandar presencia política ante los diferen-
tes retos que planteaban sus sociedades
Una de las intervenciones más cono-
respectivas.
cidas del grupo fue la llevada a cabo por
Óscar Masotta, verdadero ideólogo del En todo caso, antes de abordar las
mismo, quien en Mensaje fantasma (Lám. 3) obras de esos artistas norteamericanos y
ideó una suerte de tautología mediática que europeos, es necesario apuntar mínima-
establecía un circuito cerrado entre la in- mente el contexto relativo a la historia del
formación que el viandante leía en un cartel arte que heredan del arte conceptual, cuyos
publicitario y la que posteriormente recibía planteamientos serán revisados a la hora de
por televisión. El referido cartel constaba de plantear contradiscursos que pusieran en
un mensaje, «Este afiche aparecerá proyec- jaque los desplegados por el lenguaje publi-
tado por canal 11 de televisión el día 20 de citario.
julio», que remitía a una emisión televisiva
Con frecuencia, las diversas genea-
en la que el locutor anunciaba la aparición
logías del arte conceptual se suelen articu-
de un «afiche» en la ciudad. Tras la noticia,
lar —ya sea para relatar sus desarrollos, ya
en el siguiente plano se reproducía con una
para marcar sus diferencias— a partir de
tipografía diferente el texto del panel publi-
planteamientos tautológicos como los de
citario de la trama urbana 14 . Este circuito
Joseph Kosuth. En algunas de sus proposi-
cerrado de información se opondría a la
ciones, el artista norteamericano empleó un
condición referencial de la publicidad co-
material tan presente en el entorno publici-
mercial, siempre orientada hacia el objeto
tario urbano como el neón, cuya luminosi-
de deseo, señalando por el contrario la pro-
dad, destinada a captar la atención del es-
pia materialidad del medio en que el men-
pectador, se veía relegada a ser soporte de
saje se insertaba15.
un enunciado de contenido completamente
El sentido crítico de las prácticas lati- autorreferencial17. Una tentativa que encon-
noamericanas ha querido ser leído por la trará cumplida réplica en una obra poste-
historiografía reciente de los países de rior de Bruce Nauman, One Hundred Live
aquel ámbito como un preludio de las and Die (1984), en la que los neones reco-
prácticas llevadas a cabo por artistas de los gían pares de palabras dispuestas en diver-
países centrales durante los años 70 y 8016, sas combinaciones que lejos de configurar
sin que ello exija una filiación directa entre un significado referencial o una tautología,
tendían a la distorsión y el sinsentido.
■
14
Una descripción más minuciosa de la obra pue-
Celosos de los espacios expositivos,
de encontrarse en J. LÓPEZ ANAYA, Arte argentino. que dotaban a priori sus propuestas de una
Cuatro siglos de historia (1600—2000), Buenos Aires, plusvalía institucional, los artistas concep-
2005, pp. 433—434. tuales comenzaron a buscar otras alternati-
15
Para esta y otras cuestiones relativas a la obra de
vas para insertar sus mensajes. Entre ellas
Masotta, consúltese el estudio de A. LONGONI, «Van-
guardia y revolución en los sesenta», Revolución en el cabe destacar la prensa —en tanto instru-
arte. Pop art, happenings y arte de los medios en la década mento por antonomasia del poder burgués
del sesenta, Buenos Aires, 2004, pp. 9—105. en la conformación y reflejo de la opinión
16
Mari Carmen Ramírez destaca este punto en M.
C. RAMÍREZ «Tactics for Thriving on Adversity: Con-
ceptualism in Latin America, 1960—1980», Global ■
17
Conceptualism: Points of Origin, 1950s—1980s, Nueva Así sucede, por ejemplo, en Four Words Four Co‐
York, 1999, pp. 53—71. lors, de 1965.
■
18
En este sentido, la producción textual del artista ■
19
se situaría en el mismo plano que (y no como explica- J. KOSUTH, «Senza uscita», «Modus Operandi»
ción o crítica de) la obra, cuya entidad tiende a difu- Cancellato, Rovesciato. Un´opera di Joseph Kosuth al Museo
minarse. Nos encontraríamos ante el tránsito de la di Capodimonte, Nápoles, 1998, p. 16.
20
obra al texto descrito por R. BARTHES en «De la obra al Véase R. KRAUSS, «La escultura en el campo ex-
texto», El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y de pandido», La originalidad de la vanguardia y otros mitos
la escritura, Barcelona, 1987, pp. 73—82. modernos, Madrid, 1996, pp. 289—303.
subvertidos desde distintas ópticas, inclui- presencia humana cuya aparente neutrali-
da la crítica corrosiva a la deriva del movi- dad documental era quebrada por las pala-
miento arquitectónico moderno (Lám. 8). bras de los encuadres de la derecha, alusi-
La transparencia de sus arquitecturas, su vas a problemáticas específicas de ese lugar
pretensión de difuminar los límites entre como el alcoholismo.
los espacios público y privado, se veían
The Bowery se vislumbra como una
comprometidos por la pregunta acerca de
obra de referencia que ha encontrado conti-
qué es lo que se ve, constatando la estetiza-
nuidad en trabajos posteriores de la artista
ción en que habían caído tales modelos
y de otros creadores. En su serie In the Place
arquitectónicos en una sociedad que man-
of the Public: Airport Series, iniciada en 1983,
tenía las mismas reglas del juego.
Rosler ha reflexionado en torno al que con-
A diferencia de las primeras imáge- sidera uno de los espacios postmodernos
nes pop, a medio camino entre la celebra- por excelencia: los aeropuertos. Las foto-
ción y la parodia de los espacios interiores grafías que la artista ha ido recopilando
de la vida cotidiana —según sintetizara recogen diversos aspectos de los espacios
Richard Hamilton en su collage inaugural publicitarios, pasillos, salas de espera o
¿Qué es lo que hace los hogares de hoy tan dife‐ interiores de aviones y se presentan acom-
rentes, tan atractivos?— los fotomontajes de pañadas de elementos textuales que, según
Rosler, deudores de las experiencia alema- ha explicado Alexander Alberro, responden
na de entreguerras de fotógrafos como John a dos motivos diversos: «las frases y expre-
Heartfield, subvertían la imagen paradisía- siones colocadas en la pared, cerca de las
ca de la publicidad poniendo en tela de fotografías, desarrollan una imagen feno-
juicio la pretensión del sistema de situar el menológica de la transición a través de los
conflicto en un horizonte espacial lejano. aviones y aeropuertos [mientras que] a lo
Rosler recurría así al montaje siguiendo una largo del suelo hay una lista de institucio-
estrategia de dislocación del sentido inscrita nes y estructuras más tradicionales, me-
dentro de la tradición artística marxista de diante las cuales hemos marcado nuestra
crítica política, en la que el cine soviético, vida colectiva»25, que van desde un árbol a
con Eisenstein y Vertov a la cabeza, ocupa un libro, pasando por un templo o un
un lugar fundamental. prostíbulo26.
Tras esta primera tentativa y el acer- Durante los años 80, Rosler orientará
camiento progresivo a los hallazgos del arte algunas de sus producciones hacia el análi-
conceptual, Rosler incluirá la palabra en sus sis desmitificador de los media, tal y como
imágenes de denuncia, a menudo con la sucedía en Mith Today: Edited for Televisión
pretensión de cuestionar la insuficiencia de
la fotografía como documento, distancián- ■
25
dose así de su interés inicial por la obra de A. ALBERRO, «La dialéctica de la vida cotidiana:
Martha Rosler y la estrategia del señuelo», Martha
Walker Evans. Este aspecto de su trabajo se
Rosler: posiciones en el mundo real, Barcelona, 2000, pp.
manifestaba explícitamente en el título de 110 y 111.
26
The Bowery in Two Inadequate Descriptive Matt Siber, en un trabajo reciente (Sin título,
Systems (1974—75), un sucinto análisis so- 2000), ha empleado un recurso similar con la intención
de cuestionar la aparente transparencia del lenguaje
ciourbano donde fotografía y palabra se
publicitario, basada en la comunión entre imagen y
confrontaban de modo dialéctico. The Bowe‐ texto. La parte textual de la publicidad urbana es
ry, cuyo título remite a uno de los barrios extirpada y reinsertada en una estampa anexa, conser-
más desfavorecidos de Nueva York, presen- vando tanto el lugar que le correspondería de ser
superpuesta sobre la fotografía tomada como la tipo-
taba una serie de imágenes desnudas de la
grafía original.
lidad del proyecto ilustrado ante la consta- López Cuenca lo textual se presenta como
tación de que la metafísica cartesiana del un elemento de resistencia frente al poder
«Pienso, luego existo» encuentra hoy en día omnímodo de lo visual, del que hace gala el
su réplica subjetivista en la obstinación del medio publicitario. En palabras del artista,
individuo en autoafirmarse mediante el «expresiones de irrefutabilidad como
consumo. «prueba ocular» o «testimonio visual» dan
una idea del poder de la visión en nuestra
Sin embargo, Kruger es más conocida
cultura»33. El hecho de que los signos visua-
por sus obras de corte feminista. En este
les que pueblan la publicidad sean fruto de
ámbito, la artista apostaría por la conside-
un código cuya lectura se reduce a un
ración del cuerpo femenino en términos de
número de especialistas, entre los que so-
«campo de batalla» (Your body is a battle‐
bresalen los semiólogos, implica que el
ground, 1989) y no como modelo de belleza.
artista haya de introducir la palabra como
Kruger subrayaba la necesidad de que la
elemento retardatario de la comprensión
mujer abandonara su rol progenitor tradi-
del sentido, una idea que debe mucho a
cional, reclamando derechos legales para el
Duchamp y que se encuentra encaminada
aborto y el control de la natalidad. La ima-
hacia la activación reflexiva del espectador.
gen fue concebida para ser empleada du-
El trabajo de López Cuenca, generalmente
rante las marchas que tuvieron lugar en
caracterizado bajo el término de «contrapu-
Washington en 1989 contra la administra-
blicidad», ha sabido insertar en el espacio
ción Bush y fue posteriormente reutilizada
urbano mensajes que tratan de revertir la
por colectivos feministas de otros países.
simplicidad y el automatismo de los esló-
Las rupturistas imágenes de Kruger, ganes publicitarios en enunciados con una
sin embargo, no siempre han cumplido su carga política cuya relación con el contexto
cometido. A propósito de esta cuestión, en que se ubican es más específica que en el
Donald Kuspit, desde una posición imbui- caso de Kruger. Destacaré únicamente una
da por lo demás de nostalgias neogreen- obra que me resultó especialmente sugeren-
bergianas, ha señalado el fracaso de estos te y que formó parte del proyecto «Calle
intentos de socialización de la obra de arte. Cavafis», pensado a propósito del II Colo‐
En palabras del crítico norteamericano, «el quio sobre Grecia organizado por la Univer-
«Yo soy porque compro» de Kruger se en- sidad de Málaga en el año 1998 (Lám. 10).
tendió como la afirmación de un hecho, no En una de sus intervenciones, el artista
como una réplica irónica». Para justificar dispuso en un panel publicitario el poema
este afirmación, Kuspit señala que el aserto de Constantin Cavafis «El dios abandona a
se reprodujo en bolsas de la compra, testifi- Antonio». El poema aparecía impreso sobre
cando así la autoconsciencia del consumi- una fotografía que, teñida por los colores de
dor32. la bandera de la II República, registraba un
acto de 1931 ante la cruz que señala el fusi-
En una línea de trabajo similar a la de lamiento de José María de Torrijos y un
Kruger, la relación que se establece en el grupo de antiabsolutistas por las tropas de
ámbito de la publicidad o de la cartelística Fernando VII, ajusticiamiento del cual se
urbana entre imagen y palabra ha seguido cumplía el primer centenario. La cruz se
siendo explorada más recientemente por encontraba situada en un barrio obrero hoy
artistas como Rogelio López Cuenca. Para arrasado por la especulación inmobiliaria.
■ ■
32 33
Véase D. KUSPIT, El fin del arte, Madrid, 2006, p. R. LÓPEZ CUENCA, «Language is the lens of
83. sight», Exit, 16, 2004, p. 74.
Del mismo modo que Cavafis pedía a An- The Economist. Bajo la influencia del pensa-
tonio valentía para contemplar la procesión miento de Roland Barthes, Burgin defendía
de instrumentos y voces que alegorizaban por esos años un «formalismo socialista»
Alejandría y con ella la dulzura de una vida que desenmascarara las «mistificaciones de
frustrada en la vanidad del deseo, López la sociedad burguesa descifrando sus códi-
Cuenca alertaba a los malagueños ante el gos, exponiendo los mecanismos mediante
olvido de un tiempo de reclamo de liberta- los cuales construye su propia imagen»35.
des que distaba de ser una mera ensoña-
Posteriormente, la revisión del pen-
ción34.
samiento marxista llevada a cabo por auto-
Retornando a los años 70, he de seña- res como Louis Althusser o Antonio
lar que no solo las artistas próximas a la Gramsci le condujeron a replantearse el
órbita feminista focalizaron su atención en modo de ejercer la crítica social. Así, el ar-
el papel de la publicidad y los medios de tista abogará por contenidos más sutiles e
comunicación de masas. Artistas como indirectos que renunciaban a plasmar una
Victor Burgin o Hans Haacke desarrollarán «verdad desnuda», ya que esta acababa por
diversas estrategias destinadas a desvelar la reforzar la ideología que trataba de comba-
relación entre publicidad, poder y arte. tir. Burgin dejó de insertar su obra en el
espacio urbano para tratar de deslizar sus
En el caso de Burgin, sus primeros
mensajes dentro del ámbito institucional,
proyectos en el espacio urbano perseguían
en lo que se ha interpretado como un pro-
la confrontación directa con la ideología
grama de subversión sígnica, de guerrilla
publicitaria recurriendo a eslóganes rotun-
semiótica. Así sucedía en trabajos como
dos. Sobresale en este sentido Possession, de
US/77, obra en la que, según ha escrito Jor-
1976 (Lám. 11), que el artista pensó para las
ge Ribalta, «los textos dejan de relacionarse
calles de la localidad inglesa de Newcastle
de una manera obvia con la imagen y abren
upon Tyne. Burgin obtuvo la ilustración del
un campo de lectura menos inmediato cuyo
cartel de una biblioteca de imágenes em-
significado no se agota tan rápidamente
pleada por agencias publicitarias con la
sino que deja un mayor espacio para la
intención de establecer un juego dialéctico
«productividad del lector»»36, en una línea
entre el concepto de posesión que la imagen
borgiana que privilegiaba el tiempo de
parece sugerir a partir de la lectura de la
lectura e interpretación sobre el de crea-
pregunta superior y el dato estadístico de la
ción37.
sección inferior. Burgin establecía una di-
reccionalidad de la lectura: el signo de in- De alguna manera, Burgin proba-
terrogación y la imagen captan en primera blemente detectó la posibilidad de que las
instancia la atención del espectador. De la prácticas de artistas como Holzer o Kruger
posesión erótica y la implicación emocional
de la subjetividad se pasa a la frialdad del ■
dato estadístico extraído de una publicación 35
Véase S. MORLEY, Writing on the wall. Word and
especializada, en este caso el diario inglés image in the modern art, Berkeley / Los Angeles, 2003, p.
148.
36
J. RIBALTA, «Encadenando teorías», Lápiz, 75,
■ 1991, p. 74.
34 37
Esta y otras muchas propuestas del artista apa- El escritor argentino preludió en relatos como
recen contenidas en catálogos de exposición como «Pierre Menard, autor del Quijote» (contenido en su
Astilhãografo. Rogelio López Cuenca, Madrid, 2002, libro Ficciones, publicado en 1944) el tránsito del autor
Obras. Rogelio López Cuenca, Granada, 2000, El Paraíso es al lector descrito por R. BARTHES en «La muerte del
de los extraños, Málaga, 2003 o Word$. Rogelio López autor», El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la
Cuenca, Sevilla, 1994. escritura, Barcelona, 1987, pp. 65—71.
adquirieran una deriva espectacular que emitir juicios críticos desde el espacio del
acabara por afirmar su objeto de crítica, a museo, en la medida en que este no se libe-
modo de lo que Donald Kuspit ha denomi- rara de su condición burguesa. Una posi-
nado como «teatro social»38. Si este mismo ción que a veces desestima que el supuesto
crítico ha señalado que el rasgo principal espacio abierto de la ciudad se encuentra
del arte posmoderno es su desinterés por el habitualmente tan expuesto a los signos de
inconsciente en beneficio del consenso ese poder como el espacio cerrado de los
semántico social, lo cierto es que precisa- museos. No en vano se ha hablado de un
mente Burgin desarrollará una labor teórica proceso contemporáneo de museificación
que, en textos como «Ver el sentido», leerá de las ciudades, cuando no de la naturaleza
en clave psicoanalítica los anuncios publici- en toda su extensión.
tarios39. La ambigüedad significativa que se
Haacke centrará su trabajo en la de-
establece en la relación entre imagen y texto
nuncia de los mecanismos mediante los
en algunos de los trabajos que el artista
cuales el capital empresarial potenciaba y
realiza por esa época parece evocar dicha
potencia su imagen de marca patrocinando
hermenéutica publicitaria. Uno de esos
o financiando exposiciones o eventos artís-
ejemplos, presentado en un formato publi-
ticos, incluso de contenidos vanguardísti-
citario, será A Promise of Tradition, donde el
co—experimentales o crítico—subversivos.
artista presenta irónicamente, mediante una
Haacke decidió por ello asimilar su obra a
serie de sentencias cortas superpuestas
la crítica del contexto institucional en que
sobre una fotografía, la «promesa de tradi-
esta aparecía. En su opinión, dado que el
ción» y el carácter excluyente de las clases
arte contribuye a definir nuestra cosmovi-
enriquecidas.
sión y se presenta en un determinado espa-
En todo caso, el artista que, en rela- cio social, el artista ha de reflexionar sobre
ción con el tema de la publicidad, tal vez la naturaleza de esa imagen del mundo y
haya desarrollado un trabajo más constante desvelar los intereses que promueve. Esa
a la hora de desvelar la confabulación entre pulsión se disparó tras la censura de la que
poder, imagen corporativa e institución arte fue víctima en el año 1971, cuando la obra
es Hans Haacke. A diferencia de Holzer, Shapolsky et al. Manhattan Real State Hol‐
Kruger o López Cuenca, Haacke optó gene- dings, a Real Time Social System, as of May 1,
ralmente por infiltrar su obra en el espacio 1971, que presentó para la exposición indi-
del museo o la institución. vidual que el Guggenheim de Nueva York
iba a dedicarle, fue descartada por Thomas
Como es sabido, el museo debe su
M. Messer, por entonces director del mu-
fundación a la voluntad burguesa postrevo-
seo, dado que la pieza denunciaba el aban-
lucionaria de instituir un espacio público de
dono que sufrían algunos barrios neoyor-
contemplación estética que se opusiera al
quinos como Harlem a consecuencia de la
carácter estrictamente privado de las colec-
especulación urbanística liderada por gran-
ciones reales. Así, el 10 de agosto de 1793 se
des monopolios inmobiliarios.
inauguraba el Museo de la República fran-
cesa en el palacio del Louvre. Desde los Sin embargo, será sobre todo en los
años 60 del siglo XX han sido numerosos años 80 cuando el artista incidirá en esta
los debates en torno a la posibilidad de temática. En Der Pralinenmeister, de 1981,
ponía al descubierto las condiciones domés-
ticas y laborales de los obreros de la fábrica
■
38
de chocolate Monheim, propiedad del co-
D. KUSPIT, Ob. cit., p. 82.
39 leccionista de arte Peter Ludwig. Ludwig
Véase V. BURGIN, Art. Cit.
trataba de rentabilizar sus donaciones en- heid, a los que suministraba el 20% de sus
trometiéndose en las políticas culturales de necesidades energéticas. Una protesta que,
los museos públicos. Haacke presentó una posteriormente, se trasladaría al ámbito
instalación en la que desvelaba tales inje- universitario estadounidense y al propio
rencias en imágenes donde aparecían los Congreso de aquel país, que sancionó a la
logos de la empresa chocolatera. En uno de empresa por estas actividades. Por si fuera
los dípticos se aludía al aislamiento social poco, Mobil había financiado numerosas
de las mujeres trabajadoras de la fábrica, muestras del Metropolitan Museum como
que según un informe de Caritas vivían parte de una estrategia en la que la promo-
recluidas en ghettos y en condiciones socia- ción del arte se justificaba «por el bien de
les pésimas, hasta el punto de que algunas los negocios», según advertía un anuncio
de ellas, ante la imposibilidad de dejar a su aparecido en el New York Times el 10 de
hijos en guarderías o centros caritativos, se octubre de 198541.
veían abocadas a entregarlos en adopción.
Estas obras de Haacke suelen ser re-
La empresa, lejos de atender las peticiones
cogidas bajo el título de «crítica institucio-
de sus trabajadores y diversos agentes so-
nal». El problema que se atisba en las mis-
ciales, respondió señalando que Monheim
mas procede del hecho de que, en la medi-
era «una fábrica de chocolate y no un jardín
da en que sus estrategias no sepan renovar-
de infancia»40.
se, son fácilmente asimilables por la institu-
MetroMobiltan, de 1985, es una de las ción, de modo que corren el peligro de con-
obras de esa época en las que el artista de- vertirse en mera «crítica de salón». Un pun-
nunció los vínculos entre capital y poder to que resulta tanto más acuciante si consi-
opresor en un caso que centrará su atención deramos la desarticulación de los movi-
durante los años 80: el apartheid sudafrica- mientos sociales que acompañaron al sur-
no. La instalación desarrollaba algunas gimiento del arte crítico, a los que este no
propuestas anteriores en las que el artista hacía sino dar voz en el seno de las institu-
sintetizaba mediante la inclusión de ante- ciones dominantes42.
nas en un barril de petróleo la importancia
Para concluir este artículo, abordaré
de los medios de comunicación en la difu-
brevemente a modo de epílogo los intentos
sión exponencial de la publicidad comer-
de generar «simulacros críticos» que artis-
cial, en cuyas campañas las empresas gas-
tas como Cindy Sherman o Richard Prince
tan elevadas sumas de dinero. El entabla-
llevaron a cabo a finales de los 70 y princi-
mento que recortaba la parte superior de la
pios de los 80. Ambos creadores centraron
instalación desvelaba la relación directa
su trabajo en la reflexión en torno a la cons-
entre la presencia pública del mundo em-
titución de los roles genéricos en el régimen
presarial y la posibilidad de esponsorizar
escopofílico de la modernidad. Efectiva-
distintos «programas, exhibiciones especia-
mente, el privilegio que la tradición artísti-
les y servicios». Por su parte, las bandas
ca occidental ha concedido al ojo como el
azules laterales incluían extractos de la
respuesta que la empresa dio en 1981 a las
demandas de diversos colectivos que cla- ■
maban por el cese de la colaboración de la 41
Véase Ibid., p. 13.
42
entidad con la policía y el ejército del apart‐ Las contradicciones del arte crítico han sido
lúcidamente señaladas por J. RANCIÈRE en artículos
como «Estética y política: las paradojas del arte políti-
■ co», Las imágenes del arte, todavía, Cuenca, 2007, pp.
40
Véase W. GRASSKAMP, M. NESBIT y J. BIRD, Hans 25—44 y libros como Sobre políticas estéticas, Barcelona,
Haacke, Londres, 2004, p. 63. 2005.
más excelso de los sentidos no puede des- que pone énfasis en distanciarse de aquel
vincularse de un modelo de representación que concede a los ready‐mades un carácter
corporal que privilegia la frontalidad, de- entusiasta ante los logros de la sociedad de
mandada, según apuntó John Berger, por consumo, como sucede en el arte de Jeff
«el espectador—propietario que mira» la Koons45. Sherman o Prince no se apropian
obra43. Este mismo autor subrayaba la difu- por ello de objetos ya fabricados, sino que
sión creciente de tal modelo fenomenológi- intentan dislocar el sentido del imaginario
co a través de los medios de difusión masi- instituido socialmente. Según ha destacado
va actuales, entre los que cuenta a la publi- María del Pilar Sánchez Gómez, ambos
cidad, la prensa y la televisión. artistas compartirían «la idea de que la
creación de un nuevo simulacro es la forma
Como respuesta a la simplificación
más eficaz de desenmascararlo»46.
de la sexualidad y el cuerpo en el universo
publicitario, el tratamiento de ambos con- Si Sherman trabajó principalmente
ceptos en el arte contemporáneo sería «más con la idea de mujer encarnada por las ac-
amplio y diversificado»44. Más allá de am- trices del cine de serie B47, Prince tuvo como
pliar el repertorio gestual y expresivo tanto referente principal el ámbito publicitario y
del rostro en particular como del cuerpo en el estereotipo machista del hombre ameri-
general, en el arte último hallamos pro- cano, representado por la aventurera y au-
puestas que inciden en lo relativo a la natu- daz figura del vaquero. Trabajando a partir
raleza menstrual, escatológica o incluso de imágenes que extraía directamente del
abyecta del cuerpo, que constatarían frente espacio publicitario y que después refoto-
a la eternidad epidérmica de la imagen la grafiaba, Prince perseguía desvelar «el sen-
condición mortal del ser humano. tido de la tradición cultural a través de la
multiplicidad de signos representaciona-
Desde el punto de vista estrictamente
les»48. En su serie Cowboys (Lám. 12), cen-
icónico, tal interés se vio acentuado cuando
trada en las campaña de la marca de tabaco
reivindicaciones sociales como el movi-
Marlboro, los iconos publicitarios de los que
miento feminista incentivaron la creación
se apropiaba remitían a su vez a los estereo-
de imágenes de la mujer alternativas a las
tipos culturales creados por el western, tra-
proporcionadas por los medios de comuni-
tando de tensionar y desactivar desde el
cación y la publicidad. En ocasiones, esa
arte ambas referencias del imaginario so-
crítica aparece suscitada a partir de la re-
cial. El artista recurría a una imagen extraí-
creación de los iconos mass‐mediáticos en el
da de la normalidad cotidiana que, despro-
contexto del arte, tal y como sucede en los
vista de texto y de la imagen del producto
retratos autoescenificados de Cindy Sher-
al que se solía asociar, desvelaba su incon-
man. Sherman, al igual que Richard Prince,
puso en liza una serie de estrategias mimé-
ticas que trataban de apropiarse de los ico-
nos de la industria de la cultura generando ■
45
simulacros a modo de injertos en una suce- Para una crítica de la denominada «escultura de
sión de imágenes conocidas por el gran bienes de consumo», véase H. FOSTER, El retorno de lo
real. La vanguardia a finales de siglo, Tres Cantos, 2001,
público y que atraían por ello su atención.
pp. 109—117.
Se trata de una forma de apropiacionismo 46
Comunicación personal de la autora.
47
Una recopilación íntegra de este trabajo puede
consultarse en Cindy Sherman. The Complete Untitled
■ Film Stills, Nueva York, 2003.
43 48
J. BERGER, Ob. Cit., p. 66. Véase R. BROOKS, «A Prince of Light or Dark-
44
J. C. PEREZ GAULI, Ob. Cit., p. 27. ness?», Richard Prince, Londres, 2003, pp. 56—62.
cordancia con la vida diaria del sujeto al las fotografías de Prince entablaban su
que iba dirigido el anuncio. dialéctica con un imaginario que comenza-
ba a ser desacreditado49. En todo caso, ello
Rosetta Brooks ha señalado que el
no invalida la principal crítica que han su-
contexto en que el artista creó la serie co-
frido estas obras, derivada del hecho de que
rrespondía al inicio de las campañas anti-
al constituirse como simulacros, tienden a
tabaco que contaminaban y oscurecían la
consolidar el imaginario que pretendían
imagen mítica del vaquero y la inocencia de
combatir, definiéndose por su diferencia
la Arcadia romántica americana, por lo que
adicional.
■
49
Ibid., pp. 56—62.
■ Lám. 1. Andy Warhol, Brillo Boxes (Soap Pads) ■ Lám. 2. Cildo Meireles, Inserções em circuitos
and Campbell´s Boxes (Tomato Juice), 1964, Mu- ideologicos, Projeto Coca‐Cola, 1970, Collection
seum Ludwig, Colonia. New Museum of Contemporary Art, Nueva
York.
■ Lám. 5. Daniel Buren, Olivier Mosset, Michel ■ Lám. 6. Tania Mouraud, City Performance no.
Parmentier, Niele Toroni, manifestación en el 1 (Paris), 1978 (fotografía de Tania Mouraud).
Musée des Arts Décoratifs, París, junio de
1967 (fotografía de Daniel Buren).
■ Lám. 12. Richard Prince, Sin título (cowboy), 1989, Richard Prince.