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De Arte, 7, 2008, pp.

213-234
ISSN: 1696-0319

Arte y publicidad: del arte pop a la crítica insti‐
tucional 

Jaime VINDEL GAMONAL


Universidad de León

RESUMEN. El artículo plantea un recorrido que analiza cómo la aparición de nuevas modalidades artísticas des-
de los años 60, que proclamaban la ruptura con el formalismo y la autonomía del arte tardomoderno, posibilitaron la
apertura de una relación dialéctica alternativa con el imaginario de la industria cultural y, más concretamente, con el de
la publicidad. El estudio parte de la descripción de algunas producciones que se suelen adscribir al arte pop y el concep-
tualismo, enfatizando su implicación crítica tanto en contextos no institucionales como en los denominados «periféri-
cos». En un segundo bloque, se establece a partir de las prácticas precedentes una genealogía de corrientes posteriores,
que conjugan la intervención urbana y la crítica institucional con el abordaje de cuestiones relativas a la identidad o el
género.
Palabras clave: Formalismo, arte pop, arte conceptual, política, publicidad, intervenciones urbanas, cuestiones de
género, crítica institucional.
 
ABSTRACT. The article analyzes how the appearance of new forms of art since the 60´s, claiming the break with
the formalism and the autonomy of last-modern art, enabled the opening of an alternative dialectical relationship with
the imaginary of the culture industry, and more specifically with the advertising. The study part of the description of
some productions which are usually attached to pop and conceptual art, emphasizing his critical involvement in non-
institutional contexts as in called «peripheral». In the second part, the text focus on subsequent practices that combine
urban intervention and institutional criticism with the interest in identity or feminist issues.
Key words: Formalism, pop art, conceptual art, politics, advertising, urban interventions, feminism, institucional
criticism.

LOS AÑOS 60: LA EMERGENCIA DEL


POP Y EL CONCEPTUALISMO ■
prevalece en el alemán contemporáneo en el concepto
Para situar históricamente la re- de offenlichkeit. Traducido a menudo como «esfera
flexión que deseo realizar en torno a las pública», el concepto ha encontrado su mejor elabora-
ción en los textos de Jürgen Habermas (véase al res-
relaciones entre arte crítico y publicidad1 es
pecto la nota de Antonio Doménech a la edición espa-
ñola, en: J. HABERMAS, Historia  y  crítica  de  la  opinión 
■ pública.  La  transformación  estructural  de  la  vida  pública,
1
El término «publicidad» poseía, en el castellano Barcelona, 2000, p. 40; además de la obra de Haber-
de finales del siglo XIX, un sentido más amplio que el mas, resulta ineludible la consulta del artículo de A.
actual. En efecto, hasta entonces «publicidad» era KLUGE y O. NEGT, «Esfera pública y experiencia. Hacia
sinónimo de «vida social pública», connotación que un análisis de las esferas públicas burguesa y proleta-

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necesario apuntar la emergencia de nuevos En lo relativo a algunas de las co-


planteamientos artísticos desde los años 60, rrientes contestatarias que veremos a conti-
que posibilitaron la reconsideración del nuación, la renovación del arte se hizo tanto
binomio arte—política durante las décadas más acuciante cuando, en un escenario
inmediatamente posteriores. violentado por el feminismo, las reivindica-
ciones anti-racistas y la guerra de Vietnam,
Esas propuestas postergaron el auto-
comenzó a ser vox populi que algunas de las
ritarismo de la crítica formalista americana,
muestras de pintura norteamericana en el
representada por críticos como Clement
MOMA habían sido subvencionadas por la
Greenberg o Michael Fried, quienes institu-
CIA, quien predicaba el apoliticismo del
yeron su relato del modernismo a partir del
arte abstracto americano como estrategia de
expresionismo abstracto. Dicho relato, que
resistencia a la infiltración en ese contexto
concluía con la llamada «abstracción post-
del realismo socialista del bloque del Este,
pictórica», abogaba por la autonomía del
una sospecha que se vería confirmada por
arte y, más concretamente, por la pureza de
el artículo que Eva Cockcroft publicó bajo el
la pintura como medio específico. Una pu-
título de «Expresionismo abstracto, armas y
reza en la que la idea de «planitud» (flat‐
Guerra Fría» en junio de 1971 en la revista
ness) aparecía como objetivo esencial, razón
Artforum3.
por la cual la superficie del lienzo debía
desprenderse de cualquier huella del traba- No es casual que, por ese motivo, el
jo del artista, del pigmento y, en última colectivo Art Workers Coalition, con Ro-
instancia, del soporte pictórico, conforman- nald Haeberle y Peter Brandt a la cabeza,
do una imagen atemporal y ahistórica cuya eligiera el Museo de Arte Moderno para
carga neoplatónica ya se encargó de subra- llevar una de las copias de su poster Q. And 
yar convenientemente Victor Burgin2. babies? A. And babies, que a modo de protes-
ta por la política internacional de su país,
cuyos intereses se confabulaban con los del
■ referido museo, fue colocado junto al Guer‐
ria», Modos  de  hacer.  Arte  crítico,  esfera  pública  y  acción  nica  de Picasso. Según destaca Tony God-
directa, Salamanca, 2001, pp. 227—271). Según señalara
frey, «los miembros del consejo de adminis-
Benjamin Buchloh, la reducción de la publicidad al
anuncio, tal y como la concebimos hoy en día, compor- tración del museo eran los mismos que
taría el manejo de un uso del término opuesto al poseían las mayores compañías americanas
habermarsiano, en el que radicaría «la privatización que proveían de maquinaria de guerra» al
comercial de la experiencia pública» característica del
ejército americano en Vietnam4. Este asun-
modelo social burgués (véase B. BUCHLOH, «Estructu-
ra, signo y referencia en la obra de David Lamelas», to, el de la guerra en Lejano Oriente, verte-
David  Lamelas:  extranjero,  foreigner,  étranger,  ausländer, brará a nivel internacional la politización
México D.F. / Buenos Aires, 2006, p. 25.). Aquí me
restringiré al estudio de la relación entre el arte con-
temporáneo y la publicidad comercial; para otro mo- ■
mento habrá de quedar el análisis de las propuestas lenguaje divino de las cosas, más rico que el lenguaje
del arte último que tratan de reconfigurar la esfera de las palabras; quien aprehende las verdades difíciles,
pública heredada de la modernidad. aunque divinas, que atesoran las cosas lo hace en un
2 abrir y cerrar de ojos, sin necesidad de palabras ni
Véase V. BURGIN, «Ver el sentido», Efecto real. De‐
bates  posmodernos  sobre  fotografía, Barcelona, 2004, p. argumentaciones». Para una síntesis revisionista del
183. En su crítica de la teoría greenbergiana, Burgin se pensamiento de Greenberg, véase T. DE DUVE, Clement 
remite, citando a E.H. Gombrich, al Fedón  platónico, Greenberg entre líneas, Santa Cruz de Tenerife, 2005.
3
para afirmar a continuación: «La idea de que existen Véase T. CLARK, Arte y propaganda en el siglo XX. 
dos formas diferenciadas de comunicación, las pala- La imagen política en la era de la cultura de masas, Madrid,
bras y las imágenes, y de que éstas últimas son la 2001, p. 130.
4
forma más directa, pasó a través del neoplatonismo a Véase T. GODFREY, Conceptual Art, Londres, 1998,
la tradición cristiana, que defendió la existencia de un p. 242. 

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del arte durante finales de los 60 y princi- venciones en contextos ajenos a las institu-
pios de los 70. ciones.

Dejando a un lado esta contingencia


EL POP ART Y SU INVERSIÓN CRÍTICA
histórico-política para centrarnos en un
punto de vista iconográfico, la publicidad Las relaciones entre arte y publicidad
ha sabido asumir el universo antropocéntri- han variado desde finales del siglo XIX
co y el ímpetu mimético en la representa- hasta el presente. En un principio, la publi-
ción que desde el Renacimiento había ca- cidad se nutría de los «modelos de repre-
racterizado la tradición artística occidental. sentación del arte»6. La posterior aparición
Según afirmara John Berger, «[la publici- de diversas técnicas de impresión favore-
dad] convierte toda la historia en una suce- cerá la extensión de la imagen publicitaria
sión de mitos, pero para hacerlo con efica- por la integridad del medio urbano, de
cia necesita un lenguaje visual de dimen- manera que el arte se verá impelido progre-
siones históricas», que tomaría de la tradi- sivamente a incorporar referencias extra-
ción pictórico-escultórica 5 . Frente a ello, artísticas como modo de cuestionar su na-
ciertas vanguardias históricas y el arte de turaleza autónoma y ahistórica. Si bien esta
posguerra trataron de consolidar su auto- problemática se presenta con prontitud en
nomía —sobre todo por la vía de la abstrac- vanguardias históricas como el cubismo 7 ,
ción— como modo de ejercer una resisten- será sobre todo a partir de finales de los
cia a la realidad social en términos de ver- años 50 y principios de los 60 del siglo XX,
dad negativa, dejando de este modo el te- con la emergencia del arte pop y el nuevo 
rreno libre para que fuera la publicidad realismo, cuando el arte trate de aproximar-
quien configurara el imaginario colectivo. se a un modelo estético que, por utilizar los
Una negatividad que, por otra parte, se vio términos empleados por Clement Green-
potenciada por la reclusión del arte en el berg, aspiraba a sintetizar la dialéctica entre
ámbito institucional entendido como lugar vanguardia y kitsch. Ese intento de amplia-
de preservación cultural. Esta aporía tratará ción de los límites de la estética derivó, por
de ser salvada tanto por el arte pop como el contrario, en una estetización de la vida
por ciertos desarrollos del arte conceptual, cotidiana que venía a confirmar el diag-
hitos fundamentales del cisma con el for- nóstico heideggeriano de la globalización
malismo tardomoderno cuya herencia se de la estética como uno de los rasgos capi-
extiende hasta nuestros días. En el caso del tales de la modernidad8. 
pop, la línea divisoria se trazará a partir de
la incorporación de la iconografía de la
sociedad de consumo, postergando así la
división entre alta y baja cultura. En el del ■
conceptual, cuestionando tanto la prioridad 6
Véase J. C. PÉREZ GAULI, El cuerpo en venta. Rela‐
otorgada por Greenberg a la capacidad ción entre arte y publicidad, Madrid, 2000, p. 11.
7
comunicativa de la pura imagen atemporal Este sentido anticipatorio del cubismo ha sido
—motivo por el cual los artistas decidieron señalado, entre otros, por C. POGGI, «La structure
allégorique du collage de Picasso», Langage  et  moder‐
introducir la palabra en sus obras— como
nité, Villeurbanne, 1991, pp. 21—45.
la legitimidad de las instancias y espacios 8
Véase M. HEIDEGGER, «La época de la imagen del
del arte, lo que les condujo a realizar inter- mundo», Caminos de bosque, Madrid, 1995, pp. 63—90.
Para Félix Duque, los escritos de Guy Debord o Jean
Baudrillard no hacen sino llevar al paroxismo tal
■ diagnóstico: véase F. DUQUE, «Introducción. La verdad
5
Véase J. BERGER, Modos de ver, Barcelona, 2000, p. puesta en obra», Heidegger y el arte de verdad, Pamplo-
155. na, 2005, pp. 32—33.

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Centraré mi análisis del arte pop en su la carga aurática reside en la publicidad


figura más popular: Andy Warhol. En un común a ambos —entendida en este caso
principio, si nos ceñimos a un plano estric- como el modo de hacerse públicos— y no
tamente formal, el carácter serial de las en el tipo de producto artístico o comercial
imágenes warholianas, la repetición como que se realice.
rasgo característico en la representación de
Este aspecto fue sintetizado y desa-
los grandes iconos y celebridades, podría
rrollado hasta sus últimas consecuencias en
ejercer un carácter desmitificador sobre esas
las famosas Brillo  Box (Lám. 1). Expuestas
imágenes. En este aspecto, siguiendo los
por primera vez en la Galería Stable en el
comentarios de Gilles Deleuze en su libro 
año 1964, las Brillo  Box responden a la in-
La lógica del sentido, el carácter repetitivo de
troducción de un diseño comercial en el
las composiciones warholianas establecía
contexto del arte, sin que el objeto sufra
las condiciones de lo que el filósofo francés
ninguna alteración por parte del artista. El
denominaba «simulacro», en el que la ima-
diseño, realizado a su vez por otro artista,
gen perdía su sentido único, aurático o
ya había pasado, según refiere Arthur Dan-
cultual (según fuera tematizado por Walter
to, «algún tipo de prueba estética»: la rela-
Benjamin9) al resultar indiscernible la copia
tiva a su comercialización 11 . La introduc-
del original10.
ción de ese producto en el ámbito del arte le
Pero cabe otra lectura, que tal vez sea confiere una plusvalía que reside en el mo-
más ambiciosa desde el punto de vista de do en que su indiscernibilidad con el pro-
las relaciones entre arte y publicidad, ya ducto comercial dispara la reflexión en
que podríamos ver en la multiplicación de torno a la conceptualización institucional
la imagen comercial (como, por ejemplo, en de la naturaleza del arte.
la serie de las sopas Campbell) un modo de
En todo caso, si bien es adecuado
constatar formalmente el triunfo de la pu-
afirmar, con Benjamin Buchloh, que «la
blicidad sobre el arte en lo relativo a la de-
producción de la cultura de la publicidad y
mocratización de sus productos desde la
el consumismo habían erosionado todos los
implantación del régimen fordista de pro-
espacios de la experiencia social anterior-
ducción. Allí donde Walter Benjamin pos-
mente autónomos» 12 , haciendo que los
tulaba una nueva era del arte protagoniza-
regímenes artísticos del modernismo caye-
da por las técnicas de reproductibilidad
ran en la mitificación de la experiencia esté-
que, como la fotografía, permitirían poster-
tica a partir de la defensa de la autonomía
gar el aura del objeto único de arte, la pu-
de sus objetos, lo cierto es que la inclusión
blicidad impuso mediante la imagen de
del imaginario popular a través del pop art
marca, en sentido inverso, su ideología de
tampoco pondrá fin a tal autonomía. En el
consumo, basada en la dotación de aura a
caso del pop esta ya no se sustentaba en una
productos que, de por sí, responden a la
ontología de la imagen artística opuesta a la
serialidad de la producción. Ese proceso es
de las imágenes que conformarían la indus-
testificado por Warhol al introducir la re-
presentación seriada de uno de esos pro-
ductos en el ámbito del arte, sabedor de que ■
11
Sobre las Brillo  Box  warholianas véase A. DAN-
■ TO, Después  del  fin  del  arte.  El  arte  contemporáneo  y  el 
9
Véase W. BENJAMIN, «La obra de arte en la época linde  de  la  historia, Barcelona, 1999, especialmente los
de su reproductibilidad técnica», Obras, Madrid, Libro capítulos «Introducción: moderno, posmoderno y
I/ vol. 2, 2008, pp. 7—85. contemporáneo» (pp. 25—41) y «Arte pop y futuro
10
G. DELEUZE, Lógica  del  sentido, Barcelona, 1971, pasado» (pp. 141—156).
12
p. 234. B. BUCHLOH, Art. cit., p. 27.

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tria cultural, sino que las obras adquirían su con la intención de alegorizar la sumisión
aura a partir de la pertenencia a los espa- del mismo a los intereses del capital nor-
cios institucionales y el mercado del arte y a teamericano. Si bien en un primer momento
una nueva exaltación romántica del mito esta estrategia puede concitar la atención
del artista, que contribuía a consolidar lo del espectador, lo cierto es que, según ha
que podríamos denominar un «concepto señalado Edward Lucie-Smith, «lo que está
social del arte» heredero de tal tradición siendo satirizado por lo general acaba por
romántica. vencer al satírico. La imagen imitativa no
hace más que aumentar la fuerza del origi-
Precisamente la figura de Andy
nal y grabarla con más firmeza aún en la
Warhol, el artista que mejor supo tematizar
conciencia del espectador»13.
las veleidades ególatras de la fama y el
dinero, es la que suele concitar este tipo de Mucho más sugerentes resultan las
interpretaciones y la que contribuyó a gene- propuestas del brasileño Cildo Meireles,
rar parodias desmitificadoras que no siem- quien dentro de su investigación titulada
pre han surtido los efectos deseados. Ya con «Inserción en circuitos ideológicos», conci-
anterioridad a la consagración de Warhol el bió el Projeto  Coca‐Cola (Lám. 2). Este  se
artista italiano Piero Manzoni ironizó sobre presentaba como un intento de insertar
esta cuestión. Mediante la presentación de contra-información en un objeto comercial.
un envase común que contenía una canti- Mientras la apropiación desinteresada y
dad determinada de excrementos del artis- aséptica de las Brillo Box por Andy Warhol
ta, este subrayaba la naturaleza comercial suscitaba la pregunta por la naturaleza del
que su gesto procuraba a cualquier objeto arte, Meireles se encontraba por el contrario
señalado, invirtiendo radicalmente el im- más interesado en la posibilidad de inci-
pulso dadaísta que denunciaba la exclusi- dencia sobre un contexto específico, para lo
vidad de los objetos artísticos tradicional- que se sirvió también de un objeto real, en
mente asociados a los géneros pictórico o este caso las botellas de Coca-Cola, pero no
escultórico. El señalamiento de herencia para situarlo en el espacio de la galería con
duchampiana había quedado neutralizado el fin de estimular la reflexión contemplati-
por la visión deificada del creador y la re- va, sino para intervenirlo antes de devol-
ducción del objeto cualquiera, cotidiano y verlo a los circuitos de distribución y circu-
común, a mercancía. lación ordinarios; en definitiva, el artista
planteaba una auténtica inversión del ready‐
El pop  art también encontrará su
made. Meireles sobreimpresionaba en las
cumplida réplica en contextos donde la
botellas el mensaje «YANKEES GO
situación económica y política no posibili-
HOME», que aludía a la relación del capital
taba celebración alguna de la sociedad de
comercial con el mantenimiento del poder
consumo. En este sentido, destacaré a con-
mediante la técnica de la guerra en Viet-
tinuación las propuestas de dos artistas
nam, al tiempo que condenaba la dictadura
latinoamericanos, Antonio Caro y Cildo
brasileña sostenida por el apoyo estadou-
Meireles, que comparten como táctica la
nidense. Por otra parte, el proyecto con-
apropiación respectiva del logos y el envase
templaba la posibilidad de que el consumi-
de una marca emblemática del poder
dor pudiera modificar el contenido de los
económico de Estados Unidos: Coca-Cola.
mensajes del envase antes de devolverlo a
El colombiano Antonio Caro hibridó
en su grabado Colombia la tipografía del ■
13
logo de Coca-Cola y el nombre de su país, E. LUCIE—SMITH, Arte  latinoamericano  del  siglo 
XX, Barcelona, 1994, p. 179.

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la circulación, con lo que se incentivaba la En sus proyectos más ambiciosos los


acción y no solo la asunción de contenidos artistas se plantearán incluso la posibilidad
ya predefinidos por el artista. Las calco- de interrumpir los flujos de información de
manías eran realizadas con tinta blanca los medios masivos de comunicación. El
vitrificada, solo legible cuando la botella diálogo con el entorno expositivo o urbano
estaba llena, lo que favorecía la no detec- dará lugar, progresivamente, a la aparición
ción de las proclamas. de una nueva tipología artística, la inter-
vención, que no era posible catalogar bajo
Las Inserciones  en  circuitos  ideológicos 
los géneros tradicionales de la pintura, la
incluían también otra iniciativa desde la
escultura o la arquitectura. He decidido
que se puede establecer un diálogo con
denominar a estos paréntesis sígnicos, a
alguna de las imágenes warholianas. Me
menudo lingüísticos, con un término toma-
refiero al Proyecto  Cédula. El interés por el
do del vocabulario psicoanalítico: «hiancia»
dinero que en Warhol conducirá a la con-
es el lugar de la antinomia del discurso, de
versión estética del valor de cambio de los
la contradicción, de la diferencia; en defini-
billetes de un dólar mediante su represen-
tiva, de la posibilidad de apertura de todo
tación como parte de una serie pictórica
debate. Para generar esas interrupciones los
que acababa por conformar una unidad, en
artistas recurrirán a estrategias que irán
Meireles se reorientará nuevamente hacia la
desde la autorreferencialidad extrema a la
intervención directa sobre los billetes que
apelación directa a la reflexión del viandan-
circulan diariamente regulando los inter-
te.
cambios económicos. El artista recurrirá en
esta ocasión a un matasellos con el que Parece lógico que estas prácticas se
imprimirá sobre los billetes consignas como presentaran con especial prontitud y nota-
«¿Quién mató a Herzog?» —aserto que se ble relevancia, al hilo de la revisión del arte
popularizó como una alusión a la tortura y pop  que acabo de mencionar, en aquellas
posterior asesinato de ese periodista por la latitudes geográficas cuya situación socio-
dictadura militar— u otros mensajes que política era más agitada y donde la indus-
incitaban a la inserción de «informaciones u tria cultural, a diferencia de lo sucedido en
opiniones críticas» antes de ser devueltos a los países más desarrollados, estaba en
la circulación. plena expansión.

En Argentina, los soportes urbanos


EL CONCEPTUALISMO EN EL ESPACIO
de la publicidad habían sido tempranamen-
URBANO: HIANCIAS INTERROGATIVAS
te invadidos por artistas como Alberto Gre-
Redimensionando el ámbito de in- co —que insertó proclamas autoparódicas
fluencia del arte moderno, el conceptualis- del tipo «¡Greco, qué grande sos!»— o por
mo tratará de validar su posición crítica a el auge del entusiasta e ingenuo pop porte-
partir de propuestas que, insertadas en ño. Desde el año 1965 estas primeras tenta-
espacios no habituales, cortocircuiten a tivas fueron sucedidas por una original
modo de paréntesis o cesura la prolifera- línea de trabajo que aunó la labor de artis-
ción inusitada de los signos publicitarios en tas, sociólogos, filósofos y periodistas: el
las ciudades contemporáneas. Esta omni- llamado «arte de los medios», que partió de
presencia sígnica aparece unida a una lógi- una lectura crítica de la tesis mcluhaniana
ca de la comunicación basada en la transpa- en torno a la identidad entre medio y men-
rencia del lenguaje, cuya posibilidad ya saje, promovió experiencias como Happe‐
fuera cuestionada por artistas como Mel ning para un jabalí difunto, en el que un pe-
Bochner. riódico de tirada nacional difundió un re-

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portaje sobre un happening jamás realizado, las prácticas de unos y otros, cuya relación
revelando así el modo en que los medios, proviene, más bien, de la exigencia de de-
lejos de reflejar la realidad, la construyen. mandar presencia política ante los diferen-
tes retos que planteaban sus sociedades
Una de las intervenciones más cono-
respectivas.
cidas del grupo fue la llevada a cabo por
Óscar Masotta, verdadero ideólogo del En todo caso, antes de abordar las
mismo, quien en Mensaje fantasma (Lám. 3) obras de esos artistas norteamericanos y
ideó una suerte de tautología mediática que europeos, es necesario apuntar mínima-
establecía un circuito cerrado entre la in- mente el contexto relativo a la historia del
formación que el viandante leía en un cartel arte que heredan del arte conceptual, cuyos
publicitario y la que posteriormente recibía planteamientos serán revisados a la hora de
por televisión. El referido cartel constaba de plantear contradiscursos que pusieran en
un mensaje, «Este afiche aparecerá proyec- jaque los desplegados por el lenguaje publi-
tado por canal 11 de televisión el día 20 de citario.
julio», que remitía a una emisión televisiva
Con frecuencia, las diversas genea-
en la que el locutor anunciaba la aparición
logías del arte conceptual se suelen articu-
de un «afiche» en la ciudad. Tras la noticia,
lar —ya sea para relatar sus desarrollos, ya
en el siguiente plano se reproducía con una
para marcar sus diferencias— a partir de
tipografía diferente el texto del panel publi-
planteamientos tautológicos como los de
citario de la trama urbana 14 .  Este circuito
Joseph Kosuth. En algunas de sus proposi-
cerrado de información se opondría a la
ciones, el artista norteamericano empleó un
condición referencial de la publicidad co-
material tan presente en el entorno publici-
mercial, siempre orientada hacia el objeto
tario urbano como el neón, cuya luminosi-
de deseo, señalando por el contrario la pro-
dad, destinada a captar la atención del es-
pia materialidad del medio en que el men-
pectador, se veía relegada a ser soporte de
saje se insertaba15.
un enunciado de contenido completamente
El sentido crítico de las prácticas lati- autorreferencial17. Una tentativa que encon-
noamericanas ha querido ser leído por la trará cumplida réplica en una obra poste-
historiografía reciente de los países de rior de Bruce Nauman, One  Hundred  Live 
aquel ámbito como un preludio de las and  Die (1984), en la que los neones reco-
prácticas llevadas a cabo por artistas de los gían pares de palabras dispuestas en diver-
países centrales durante los años 70 y 8016, sas combinaciones que lejos de configurar
sin que ello exija una filiación directa entre un significado referencial o una tautología,
tendían a la distorsión y el sinsentido.

14
Una descripción más minuciosa de la obra pue-
Celosos de los espacios expositivos,
de encontrarse en J. LÓPEZ ANAYA, Arte  argentino.  que dotaban a priori sus propuestas de una
Cuatro  siglos  de  historia  (1600—2000), Buenos Aires, plusvalía institucional, los artistas concep-
2005, pp. 433—434. tuales comenzaron a buscar otras alternati-
15
Para esta y otras cuestiones relativas a la obra de
vas para insertar sus mensajes. Entre ellas
Masotta, consúltese el estudio de A. LONGONI, «Van-
guardia y revolución en los sesenta», Revolución  en  el  cabe destacar la prensa —en tanto instru-
arte. Pop art, happenings y arte de los medios en la década  mento por antonomasia del poder burgués
del sesenta, Buenos Aires, 2004, pp. 9—105. en la conformación y reflejo de la opinión
16
Mari Carmen Ramírez destaca este punto en M.
C. RAMÍREZ «Tactics for Thriving on Adversity: Con-
ceptualism in Latin America, 1960—1980», Global  ■
17
Conceptualism:  Points  of  Origin,  1950s—1980s, Nueva Así sucede, por ejemplo, en Four Words Four Co‐
York, 1999, pp. 53—71. lors, de 1965.

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J. VINDEL Arte y publicidad: del arte pop a la crítica institucional

pública— y los paneles publicitarios de la «credibilidad» (el lenguaje estaba perdien-


trama urbana. Así, el propio Joseph Kosuth do su transparencia). Se estaba siempre
o Dan Graham ocuparon el espacio de los «fuera» de la obra y nunca en su «interior».
periódicos habitualmente destinado a los Es por ello que, a lo largo de los años sesen-
anuncios para insertar proposiciones que ta, se empezó a desplazar en medida cre-
captaran la atención del lector, por lo gene- ciente la orientación desde el objeto «increí-
ral distraída, errante, al consultar esas sec- ble» a aquello que era creíble y real: el con-
ciones. Joseph Kosuth lo hizo mediante la texto»19. Además del trabajo sobre el con-
presentación de sinopsis de categorías que cepto de arte, el artista se planteó el reto de
tanto por su limpieza tipográfica como por pensar la función del arte en el espacio ur-
su sistematicidad reclamaban la atención bano. Por ello insertó alguna de sus investi-
del lector acerca de cuestiones de diversa gaciones en paneles publicitarios que esta-
índole, como la comunicación de ideas o el blecían una relación dialéctica con otros
lenguaje escrito. En el caso de Dan Graham, ocupados por anuncios, tal y como se pue-
el artista insertó un recibo de la compra en de apreciar en The Seventh Investigation (Art 
un número de la revista Harper´s  Bazaar, as  Idea  as  Idea) (1969), donde junto a un
justamente entre un anuncio de tampones y anuncio de una conocida marca de whisky
otro de sujetadores (Lám. 4). La banalidad el artista desplegó un cartel que reproducía
del registro de una tarea doméstica en un un extracto de un libro de psicología relati-
intersticio del espacio publicitario pretendía vo a las funciones mentales del ser humano.
generar en el lector un extrañamiento o
Esa cancelación de la autonomía de
dépaysement que le invitara a reflexionar
la obra como paso previo a su interacción
sobre las estampas profilácticas y eróticas
contextual hizo proliferar todas aquellas
de los anuncios que lo rodeaban.
poéticas que suelen aparecer vinculadas
La extrema autorreferencialidad de por la noción de «campo expandido» 20 ,
las tautologías kosuthianas podría ser in- relativa al modo en que esas prácticas cues-
terpretada, por otra parte, como la clausura tionaron tanto la naturaleza objetual como
o cancelación de la autonomía de la obra de los márgenes institucionales del arte mo-
arte. Constatando la imposibilidad de cons- derno. Dentro de ese epígrafe, artistas como
truir significados ajenos al entorno en que Daniel Buren pensaron su actividad nue-
se exhibe, la obra pasaba a presentarse a vamente en términos negativos, en el senti-
modo de señuelo o índice negativo desti- do de que sus creaciones debían definirse
nado a disparar la reflexión acerca de cómo por lo que no eran, aproximándose a lo que
se originan aquellos en su contexto específi- la crítica ha dado en llamar «el grado cero
co18. Según destacara recientemente el artis- de la pintura». La literatura del artista ma-
ta, «con la sucesiva «opacidad» del lenguaje nifestaba una postura anti—arte, ya que
tradicional del arte (pintura y escultura) en este, en cualquiera de sus formas, sería
los años sesenta, los objetos mismos (pintu- reaccionario. Sus no—pinturas, pegadas en
ras y esculturas) comenzaron a perder los soportes urbanos o movilizadas por


18
En este sentido, la producción textual del artista ■
19
se situaría en el mismo plano que (y no como explica- J. KOSUTH, «Senza uscita», «Modus  Operandi» 
ción o crítica de) la obra, cuya entidad tiende a difu- Cancellato, Rovesciato. Un´opera di Joseph Kosuth al Museo 
minarse. Nos encontraríamos ante el tránsito de la di Capodimonte, Nápoles, 1998, p. 16.    
20
obra al texto descrito por R. BARTHES en «De la obra al Véase R. KRAUSS, «La escultura en el campo ex-
texto», El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y de  pandido», La  originalidad  de  la  vanguardia  y  otros  mitos 
la escritura, Barcelona, 1987, pp. 73—82. modernos, Madrid, 1996, pp. 289—303.

220 De Arte, 7, 2008, 213-234, ISSN: 1696-0319


J. VINDEL Arte y publicidad: del arte pop a la crítica institucional

hombres-anuncio no eran publicidad, pero Por su parte, artistas más recientes


tampoco arte.  como Félix González Torres o Alfredo Jaar
han intentado captar la atención del espec-
La no referencialidad y la repetición
tador mediante nuevas estrategias que revi-
sistemática del motivo de las bandas de
san esa negatividad, conciliando el carácter
colores de Buren (quien siguió, en este as-
intersticial heredero del primer conceptua-
pecto, una estrategia consensuada con Oli-
lismo con el abordaje de cuestiones de
vier Mosset, Michel Parmentier y Niele
índole social o política en el espacio urbano,
Toroni, integrantes del grupo BMPT (Lám.
retomando de ese modo las propuestas del
5) contrastaba con la comunicabilidad y la
arte crítico de los años setenta, que anali-
novedad publicitarias, al tiempo que trata-
zaré en el siguiente punto. La tematización
ba de cuestionar radicalmente la idea de
de los nuevos problemas suele realizarse de
originalidad vinculada al artista de van-
modo tangencial por razones que, en los
guardia. Este gesto de cesura respondía a
dos ejemplos que planteo a continuación,
un contexto sociopolítico muy determina-
responden al deseo de evitar el tratamiento
do, que estalló en el mayo del 68 francés. El
sensacionalista de la enfermedad y a la
hecho de que desde entonces el artista haya
imposibilidad de plasmar en imágenes un
seguido recurriendo a ese mismo motivo,
conflicto étnico-político.
de manera sumamente formalista, ha rele-
gado lo que era un gesto radical a una ima- González Torres dispuso sobre un
gen de marca, al modo de las que sellan panel publicitario la imagen de una cama
estéticamente los productos comerciales. El vacía sin ningún acompañamiento textual,
interés por la transformación de los espa- estableciendo un juego entre ausencia y
cios arquitectónicos, aún detectable en la presencia que invitaba al espectador a
intervención realizada en el Palais Royal de completar un significado que, si bien podía
París, ha dejado paso al espíritu estricta- ser asociado a la reciente muerte de su
mente decorativo, según se puede apreciar amante como consecuencia del SIDA, en
en proyectos como el realizado reciente- ningún caso era prescriptivo. Por su parte,
mente en Lugano para la BSI Art Collec- Alfredo Jaar ha centrado su atención en el
tion21. genocidio ruandés del año 94 (Lám. 7). En
los paneles vidriados de diversas ciudades
El carácter intersticial y negativo de
occidentales, Jaar introdujo una composi-
estas intervenciones en el espacio urbano
ción tipográfica con el nombre de aquel
encontró su representación más ejemplar en
país como un modo de atestiguar dentro
la City  Performance desarrollada por Tania
del debate contemporáneo en torno a la
Mouraud en las calles de París durante 1978
validez de las imágenes para mostrar lo
(Lám. 6). En una intervención que podría-
real-traumático, su posición negativa22. La
mos situar entre las denominadas poéticas
posmodernas del «entre», la artista compró

un espacio publicitario para insertar en él 22
Una síntesis de este debate y el cuestionamiento
un significativo «NI». El lenguaje del arte de la tesis negativista pueden leerse en G. DIDI
quedaba así reducido a la negación del HUBERMAN, Imágenes  pese  a  todo, Barcelona, 2004.
universo simbólico que lo circundaba. Según hemos visto, cabría distinguir, al menos, tres
negatividades en el arte de posguerra: una negatividad
ontológica ligada a la autonomía modernista y desti-
■ nada a desvelar la esencia del medio; una negatividad
21
Para un análisis más detallado de la trayectoria indicial que, característica de algunos planteamientos
del artista, consúltese J. HERNANDO CARRASCO, Daniel  conceptuales, renuncia al hallazgo de una ontología de
Buren.  La  postpintura  en  el  campo  expandido, Murcia, la obra para apuntar hacia el contexto en que intervie-
2007 y G. LELONG, Daniel Buren, Paris, 2001. ne; y, finalmente, una negatividad ética, relacionada

De Arte, 7, 2008, 213-234, ISSN: 1696-0319 221


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palabra aparece entonces como testimonio hacia sucesivas reformulaciones que le


sublime de la impotencia de la imagen para permitan adaptarse y dar respuesta a los
la representación de la tragedia, alertando problemas planteados por cada contexto
además de la falacia informativa a propósi- sociocultural. Entre los artistas que, dentro
to del conflicto ruandés, presentado como de los países «centrales», pueden ser ubica-
una disputa étnica que borraba su vertiente dos en el seno de la órbita postconceptual,
estrictamente política, detectable tanto en la suelen destacarse figuras como Martha
implicación histórica de la antigua coloni- Rosler, Jenny Holzer, Barbara Kruger, Vic-
zadora, Bélgica, como en la injerencia con- tor Burgin, Hans Haacke, Cindy Sherman o
temporánea de Francia, sumamente atenta Richard Prince, de los que me ocuparé bre-
a mantener su zona de influencia frente a la vemente a continuación.
incursión de la anglophonie23.
Martha Rosler planteó temprana-
mente diversas series de «fotomontajes
PRÁCTICAS DE RESISTENCIA: ARTE
críticos», entre las que sobresalen Body  Be‐
CRÍTICO Y PUBLICIDAD. ALGUNAS FI-
autiful, or Beauty Knows No Pain, iniciada en
GURAS PARADIGMÁTICAS
1965 y, sobre todo la inmediatamente pos-
Como dije anteriormente, estas últi- terior Bringing  the  War  Home (1966—1972).
mas experiencias deben relacionarse con En la primera de ellas se cuestionaba el
algunas de los prácticas que surgieron du- papel de la mujer tanto en el ámbito domés-
rante la década de los 70 y principios de los tico como en lo referente a la sexualidad. El
años 80, cuando diversos artistas se plan- procedimiento seguido por la artista con-
tearon la posibilidad de reorientar la re- sistía en superponer o alterar algunos
flexión lingüística que acompañaba a las anuncios con la intención de hacer aflorar la
primeras prácticas conceptuales hacia una situación de opresión sufrida por el sexo
incidencia más inmediata y directa en el femenino. Rosler forma parte de un grupo
paisaje social. Estos artistas renunciaron en numeroso de artistas que se revolverán
consecuencia a la negatividad con la espe- contra el estereotipo machista que la ima-
ranza de conformar lo que se ha dado en gen publicitaria plasma de la mujer, un
denominar un arte  crítico, que según los estereotipo heredero de los modelos rena-
casos presentó sus propuestas en el espacio centistas que conferían a la sexualidad un
público de la ciudad o en el de la institu- carácter superficial pensado a la medida del
ción arte. La posibilidad de ubicar estas mirón o voyeur.
prácticas bajo la etiqueta de postconceptua-
En Bringing the War Home, la segunda
les deriva del hecho de que lejos de consti-
de las series citadas, Rosler abordaba la
tuir un estilo histórico con características
temática en torno a la cual confluyeron,
formales específicas, el conceptualismo se
según destaqué más arriba, buena parte de
define por su voluntad interrogativa24, así
las propuestas artísticas críticas de la época:
como por la apertura del concepto de arte
la guerra de Vietnam. Este acontecimiento
fue decisivo para artistas como Rosler a la
■ hora de abandonar la pintura como medio
con la imposibilidad de representar el terror –ya sea el de expresión. Los fotomontajes de Rosler
Holocausto o, en este caso, el genocidio ruandés—.
23 mostraban interiores de la clase acomodada
Véase A. JAAR, Hágase  la  luz.  Proyecto  Ruanda 
1994—1998, Barcelona, 1999. Sobre la génesis y desa- en los que irrumpían estampas del conflicto
rrollo del conflicto resulta sumamente reveladora la vietnamita. Esos espacios cotidianos, que
crónica de R. KAPUSCINSKI, «Conferencia sobre Ruan- evocaban claramente las imágenes de las
da», Ébano, Barcelona, 1998, pp. 177—194.
24 revistas de interiorismo y decoración, eran
T. GODFREY, Ob. cit., p. 424.

222 De Arte, 7, 2008, 213-234, ISSN: 1696-0319


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subvertidos desde distintas ópticas, inclui- presencia humana cuya aparente neutrali-
da la crítica corrosiva a la deriva del movi- dad documental era quebrada por las pala-
miento arquitectónico moderno (Lám. 8).  bras de los encuadres de la derecha, alusi-
La transparencia de sus arquitecturas, su vas a problemáticas específicas de ese lugar
pretensión de difuminar los límites entre como el alcoholismo.  
los espacios público y privado, se veían
The  Bowery  se vislumbra como una
comprometidos por la pregunta acerca de
obra de referencia que ha encontrado conti-
qué es lo que se ve, constatando la estetiza-
nuidad en trabajos posteriores de la artista
ción en que habían caído tales modelos
y de otros creadores. En su serie In the Place 
arquitectónicos en una sociedad que man-
of the Public: Airport Series, iniciada en 1983,
tenía las mismas reglas del juego.
Rosler ha reflexionado en torno al que con-
A diferencia de las primeras imáge- sidera uno de los espacios postmodernos
nes pop, a medio camino entre la celebra- por excelencia: los aeropuertos. Las foto-
ción y la parodia de los espacios interiores grafías que la artista ha ido recopilando
de la vida cotidiana —según sintetizara recogen diversos aspectos de los espacios
Richard Hamilton en su collage inaugural publicitarios, pasillos, salas de espera o
¿Qué es lo que hace los hogares de hoy tan dife‐ interiores de aviones y se presentan acom-
rentes,  tan  atractivos?— los fotomontajes de pañadas de elementos textuales que, según
Rosler, deudores de las experiencia alema- ha explicado Alexander Alberro, responden
na de entreguerras de fotógrafos como John a dos motivos diversos: «las frases y expre-
Heartfield, subvertían la imagen paradisía- siones colocadas en la pared, cerca de las
ca de la publicidad poniendo en tela de fotografías, desarrollan una imagen feno-
juicio la pretensión del sistema de situar el menológica de la transición a través de los
conflicto en un horizonte espacial lejano. aviones y aeropuertos [mientras que] a lo
Rosler recurría así al montaje siguiendo una largo del suelo hay una lista de institucio-
estrategia de dislocación del sentido inscrita nes y estructuras más tradicionales, me-
dentro de la tradición artística marxista de diante las cuales hemos marcado nuestra
crítica política, en la que el cine soviético, vida colectiva»25, que van desde un árbol a
con Eisenstein y Vertov a la cabeza, ocupa un libro, pasando por un templo o un
un lugar fundamental. prostíbulo26.

Tras esta primera tentativa y el acer- Durante los años 80, Rosler orientará
camiento progresivo a los hallazgos del arte algunas de sus producciones hacia el análi-
conceptual, Rosler incluirá la palabra en sus sis desmitificador de los media, tal y como
imágenes de denuncia, a menudo con la sucedía en Mith  Today:  Edited  for  Televisión 
pretensión de cuestionar la insuficiencia de
la fotografía como documento, distancián- ■
25
dose así de su interés inicial por la obra de A. ALBERRO, «La dialéctica de la vida cotidiana:
Martha Rosler y la estrategia del señuelo», Martha 
Walker Evans. Este aspecto de su trabajo se
Rosler:  posiciones  en  el  mundo  real, Barcelona, 2000, pp.
manifestaba explícitamente en el título de 110 y 111.
26
The  Bowery  in  Two  Inadequate  Descriptive  Matt Siber, en un trabajo reciente (Sin  título,
Systems  (1974—75), un sucinto análisis so- 2000), ha empleado un recurso similar con la intención
de cuestionar la aparente transparencia del lenguaje
ciourbano donde fotografía y palabra se
publicitario, basada en la comunión entre imagen y
confrontaban de modo dialéctico. The Bowe‐ texto. La parte textual de la publicidad urbana es
ry, cuyo título remite a uno de los barrios extirpada y reinsertada en una estampa anexa, conser-
más desfavorecidos de Nueva York, presen- vando tanto el lugar que le correspondería de ser
superpuesta sobre la fotografía tomada como la tipo-
taba una serie de imágenes desnudas de la
grafía original.

De Arte, 7, 2008, 213-234, ISSN: 1696-0319 223


J. VINDEL Arte y publicidad: del arte pop a la crítica institucional

(1985)27, que presentaba la novedad de dis- Incluso en el caso de los enunciados


ponerse en un espacio publicitario urbano. aparentemente más subversivos, estos no
Con un título tomado directamente de uno eran sino tópicos desarticulados que, al
de los ensayos de Roland Barthes que con- irrumpir en un espacio y soporte no habi-
forman su libro Mitologías (1957), Myth  tuales, desvelaban la naturaleza consensual
Today afirmaba la condición mítica de me- y arbitraria de la opinión pública, tendente
dios de masas como la televisión. Para la a coincidir con las voces procedentes de la
artista, dicha condición residiría menos en propaganda gubernamental y de la publi-
los contenidos que transmiten esos medios cidad. De esta manera, la artista pretendía
que en su propia constitución formal como enfrentar al viandante a la precariedad de
sistemas de comunicación. su presencia como sujeto democrático.
Además del efecto producido por cada una
Sin embargo, la artista que quizás
de esas proclamas, el conjunto de las mis-
con más asiduidad ha transitado los espa-
mas constataba el sentido contradictorio y
cios urbanos, habitualmente colapsados por
por tanto alienante de las proposiciones que
la publicidad, ha sido Jenny Holzer. En
lo conformaban.
competencia con las estrategias propias del
marketing, Holzer persigue en sus obras Holzer dio continuidad a esta línea
ejercer sobre el espectador una influencia de trabajo a comienzos de los 80 en una
similar pero de sentido inverso. A diferen- nueva serie de eslóganes en las pantallas de
cia de lo que había sucedido con la primera Times Square, donde se exhibieron enun-
hornada de artistas conceptuales, la artista ciados alusivos a la aceptación de los meca-
recurrió a las tecnologías propias de la so- nismos del poder («EL ABUSO DE PODER
ciedad del espectáculo para introducir en DEVIENE NO SORPRENDENTE») o a la
ellas sus planteamientos disruptivos. Una correspondencia entre lo estético y lo cre-
de sus primeras series, Truisms (Verismos), matístico («EL DINERO CREA EL GUS-
consistía en diversos mensajes textuales que TO»).
se presentaban en distintos formatos, entre
Dejando a un lado la denuncia de la
ellos posters pegados sobre muros o enun-
ambigüedad ideológica de los lugares co-
ciados en grandes paneles electrónicos si-
munes, otros textos de Holzer preferían
tuados en las fachadas de diferentes edifi-
apelar a las emociones del espectador antes
cios de Manhattan. Muchos de esos mensa-
que a su intelecto, marcando así una cierta
jes consistían en «declaraciones didácticas o
distancia con la frialdad y la asepsia carac-
de opinión», tales como «UNA ACTITUD
terísticas del primer arte conceptual. Es el
POSITIVA MARCA LA DIFERENCIA» o
caso de «PROTÉGEME DE LO QUE QUIE-
«RECUERDA QUE SIEMPRE TIENES LI-
RO» (Lám. 9), un enunciado sumamente
BERTAD DE ELECCIÓN» sobre los que se
extendía la sospecha de la uniformidad
ideológica de la opinión pública28. ■
medio», «aplanamiento» constituyen, en cuanto mo-
dos del ser del «uno», lo que designamos como «opi-
■ nión pública». Ésta es lo que regula inmediatamente
27
Myth Today fue en realidad la alternativa que la toda interpretación del mundo (...) y tiene en todo
artista propuso ante la cancelación de su proyecto de razón. Y no porque posea una señalada y primaria
carteles publicitarios para la ciudad de Minneapolis «relación de ser» con las «cosas» (...), sino justo por no
Relax, No Enemy Foot Steps Here, en la que denunciaba entrar «en el fondo de los asuntos», por ser insensible
que tanto esa ciudad como St. Paul tenían prohibido el a todas las diferencias de nivel y de autenticidad. La
acceso a los rusos. opinión pública lo oscurece todo y da lo así encubierto
28
En lo que se antoja como una elaboración estéti- por lo sabido y accesible a todos», en: M. HEIDEGGER,
ca de la cita heideggeriana: ««Distanciación», «término El ser y el tiempo, México D.F., 1951, p. 144.

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sugestivo que implicaba la subjetividad del Es este un procedimiento, el de las


espectador como sujeto del deseo autofrus- proyecciones, también empleado por la
trado, alienado tal vez por las promesas publicidad. La diferencia en la propuesta de
irreales de la publicidad. la artista estriba en la ambigüedad del sig-
nificado y en la disposición de los textos.
Por otra parte, la artista se distancia-
Estos, durante el transcurso de los años,
ba de utopías como la de Sol Lewitt, quien
han tendido a mantener más abierto su
afirmara en uno de sus «Parágrafos sobre
sentido o a dejar inconclusos los enuncia-
arte conceptual» su deseo de transmitir las
dos, una estrategia que incitaría al especta-
ideas de modo telepático29, y se preocupaba
dor a completarlos. Frente a la temporali-
más, por así decirlo, del modo material en
dad de la comprensión de los textos de
que estas se exponen. En su trabajo se cons-
Holzer, la publicidad trataría de traspasar a
tata la imposibilidad de disociar el conteni-
toda velocidad el umbral de la conciencia
do del texto de los aspectos tipográficos o
para activar de manera inmediata los me-
lumínicos, así como de la incidencia sobre
canismos del deseo y la posesión.
la arquitectura y el contexto en que se inser-
tan. En opinión de Söke Dinkla, las imáge- El carácter secuencial de las obras de
nes-texto de Holzer se aproximan al ideal Holzer debe mucho a la idea de montaje.
de un lenguaje entendido como fusión de Según resalta Dinkla, al contrario de los
imagen y significado30. planteamientos futuristas, la condición
sintáctica de las imágenes—texto de Holzer
Esta coalición entre texto e imagen
no persigue «deconstruir las palabras, sino
cobrará aún mayor relevancia en la serie de
disponerlas en un montaje que pueda ser
proyecciones Xenon. En ellas, la impronta
experimentado en su dimensión temporal
de la imagen sobre los edificios relega la
durante el acto de lectura»31. En las imá-
lectura de los mensajes a un segundo mo-
genes de la artista se establece un juego
mento. La alteración visual del lugar sobre
entre ausencia y presencia, entre lo que
el que estos se proyectan es el motivo pre-
vemos y lo que nos sugiere lo que vemos,
dominante. Dicha visualidad contrarresta el
que trataría de deconstruir las ideologías
componente arquitectónico hasta el punto
soterradas bajo la falsa transparencia de la
de que en algunos casos los edificios ad-
publicidad y los medios que la difunden.
quieren un aire fantasmagórico, que podría
interpretarse como una desmaterialización Barbara Kruger, por su parte, tam-
o virtualización de la arquitectura, un as- bién concebirá la calle como su lugar de
pecto que ha suscitado diversas críticas intervención. Para ella resulta fundamental
acerca de la deriva espectacular de los últi- la posibilidad de poner en cuestión la apa-
mos proyectos de la artista. rente sintonía entre imagen y texto en los
anuncios publicitarios. Con esta intención
emplea la imagen como instrumento capta-
■ dor de la mirada, que incite en segunda
29 instancia a la lectura del texto. Entre las
«La obra de arte se puede entender como un
hilo conductor que va de la mente del artista a la del diversas imágenes generadas por la artista,
espectador. Pero puede suceder que no llegue nunca al me parece especialmente relevante, dadas
espectador, o que no salga de la mente del artista», S.
sus resonancias filosóficas, I shop therefore I 
LEWITT, «Parágrafos sobre arte conceptual», Seis años: 
la  desmaterialización  del  objeto  artístico  de  1966  a  1972, am (1987). En ella, Kruger impugna la tota-
Tres Cantos, 2004, p. 125.
30
Véase S. DINKLA, «Signatures of memory», Jenny 
Holzer.  Die  Macht  des  Wortes.  I  can´t  tell  you, Ostfil- ■
31
dern—Ruit, 2006, p. 25. Véase Ibid., pp. 26—27.

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lidad del proyecto ilustrado ante la consta- López Cuenca lo textual se presenta como
tación de que la metafísica cartesiana del un elemento de resistencia frente al poder
«Pienso, luego existo» encuentra hoy en día omnímodo de lo visual, del que hace gala el
su réplica subjetivista en la obstinación del medio publicitario. En palabras del artista,
individuo en autoafirmarse mediante el «expresiones de irrefutabilidad como
consumo. «prueba ocular» o «testimonio visual» dan
una idea del poder de la visión en nuestra
Sin embargo, Kruger es más conocida
cultura»33. El hecho de que los signos visua-
por sus obras de corte feminista. En este
les que pueblan la publicidad sean fruto de
ámbito, la artista apostaría por la conside-
un código cuya lectura se reduce a un
ración del cuerpo femenino en términos de
número de especialistas, entre los que so-
«campo de batalla» (Your  body  is  a  battle‐
bresalen los semiólogos, implica que el
ground, 1989) y no como modelo de belleza.
artista haya de introducir la palabra como
Kruger subrayaba la necesidad de que la
elemento retardatario de la comprensión
mujer abandonara su rol progenitor tradi-
del sentido, una idea que debe mucho a
cional, reclamando derechos legales para el
Duchamp y que se encuentra encaminada
aborto y el control de la natalidad. La ima-
hacia la activación reflexiva del espectador.
gen fue concebida para ser empleada du-
El trabajo de López Cuenca, generalmente
rante las marchas que tuvieron lugar en
caracterizado bajo el término de «contrapu-
Washington en 1989 contra la administra-
blicidad», ha sabido insertar en el espacio
ción Bush y fue posteriormente reutilizada
urbano mensajes que tratan de revertir la
por colectivos feministas de otros países.
simplicidad y el automatismo de los esló-
Las rupturistas imágenes de Kruger, ganes publicitarios en enunciados con una
sin embargo, no siempre han cumplido su carga política cuya relación con el contexto
cometido. A propósito de esta cuestión, en que se ubican es más específica que en el
Donald Kuspit, desde una posición imbui- caso de Kruger. Destacaré únicamente una
da por lo demás de nostalgias neogreen- obra que me resultó especialmente sugeren-
bergianas, ha señalado el fracaso de estos te y que formó parte del proyecto «Calle
intentos de socialización de la obra de arte. Cavafis», pensado a propósito del II  Colo‐
En palabras del crítico norteamericano, «el quio  sobre  Grecia  organizado por la Univer-
«Yo soy porque compro» de Kruger se en- sidad de Málaga en el año 1998 (Lám. 10).
tendió como la afirmación de un hecho, no En una de sus intervenciones, el artista
como una réplica irónica». Para justificar dispuso en un panel publicitario el poema
este afirmación, Kuspit señala que el aserto de Constantin Cavafis «El dios abandona a
se reprodujo en bolsas de la compra, testifi- Antonio». El poema aparecía impreso sobre
cando así la autoconsciencia del consumi- una fotografía que, teñida por los colores de
dor32. la bandera de la II República, registraba un
acto de 1931 ante la cruz que señala el fusi-
En una línea de trabajo similar a la de lamiento de José María de Torrijos y un
Kruger, la relación que se establece en el grupo de antiabsolutistas por las tropas de
ámbito de la publicidad o de la cartelística Fernando VII, ajusticiamiento del cual se
urbana entre imagen y palabra ha seguido cumplía el primer centenario. La cruz se
siendo explorada más recientemente por encontraba situada en un barrio obrero hoy
artistas como Rogelio López Cuenca. Para arrasado por la especulación inmobiliaria.

■ ■
32 33
Véase D. KUSPIT, El fin del arte, Madrid, 2006, p. R. LÓPEZ CUENCA, «Language is the lens of
83. sight», Exit, 16, 2004, p. 74.

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Del mismo modo que Cavafis pedía a An- The Economist. Bajo la influencia del pensa-
tonio valentía para contemplar la procesión miento de Roland Barthes, Burgin defendía
de instrumentos y voces que alegorizaban por esos años un «formalismo socialista»
Alejandría y con ella la dulzura de una vida que desenmascarara las «mistificaciones de
frustrada en la vanidad del deseo, López la sociedad burguesa descifrando sus códi-
Cuenca alertaba a los malagueños ante el gos, exponiendo los mecanismos mediante
olvido de un tiempo de reclamo de liberta- los cuales construye su propia imagen»35.
des que distaba de ser una mera ensoña-
Posteriormente, la revisión del pen-
ción34.
samiento marxista llevada a cabo por auto-
Retornando a los años 70, he de seña- res como Louis Althusser o Antonio
lar que no solo las artistas próximas a la Gramsci le condujeron a replantearse el
órbita feminista focalizaron su atención en modo de ejercer la crítica social. Así, el ar-
el papel de la publicidad y los medios de tista abogará por contenidos más sutiles e
comunicación de masas. Artistas como indirectos que renunciaban a plasmar una
Victor Burgin o Hans Haacke desarrollarán «verdad desnuda», ya que esta acababa por
diversas estrategias destinadas a desvelar la reforzar la ideología que trataba de comba-
relación entre publicidad, poder y arte. tir. Burgin dejó de insertar su obra en el
espacio urbano para tratar de deslizar sus
En el caso de Burgin, sus primeros
mensajes dentro del ámbito institucional,
proyectos en el espacio urbano perseguían
en lo que se ha interpretado como un pro-
la confrontación directa con la ideología
grama de subversión sígnica, de guerrilla 
publicitaria recurriendo a eslóganes rotun-
semiótica. Así sucedía en trabajos como
dos. Sobresale en este sentido Possession, de
US/77, obra en la que, según ha escrito Jor-
1976 (Lám. 11), que el artista pensó para las
ge Ribalta, «los textos dejan de relacionarse
calles de la localidad inglesa de Newcastle
de una manera obvia con la imagen y abren
upon Tyne. Burgin obtuvo la ilustración del
un campo de lectura menos inmediato cuyo
cartel de una biblioteca de imágenes em-
significado no se agota tan rápidamente
pleada por agencias publicitarias con la
sino que deja un mayor espacio para la
intención de establecer un juego dialéctico
«productividad del lector»»36, en una línea
entre el concepto de posesión que la imagen
borgiana que privilegiaba el tiempo de
parece sugerir a partir de la lectura de la
lectura e interpretación sobre el de crea-
pregunta superior y el dato estadístico de la
ción37.
sección inferior. Burgin establecía una di-
reccionalidad de la lectura: el signo de in- De alguna manera, Burgin proba-
terrogación y la imagen captan en primera blemente detectó la posibilidad de que las
instancia la atención del espectador. De la prácticas de artistas como Holzer o Kruger
posesión erótica y la implicación emocional
de la subjetividad se pasa a la frialdad del ■
dato estadístico extraído de una publicación 35
Véase S. MORLEY, Writing  on  the  wall.  Word  and 
especializada, en este caso el diario inglés image in the modern art, Berkeley / Los Angeles, 2003, p.
148.
36
J. RIBALTA, «Encadenando teorías», Lápiz, 75,
■ 1991, p. 74.
34 37
Esta y otras muchas propuestas del artista apa- El escritor argentino preludió en relatos como
recen contenidas en catálogos de exposición como «Pierre Menard, autor del Quijote» (contenido en su
Astilhãografo.  Rogelio  López  Cuenca, Madrid, 2002, libro Ficciones, publicado en 1944) el tránsito del autor
Obras. Rogelio López Cuenca, Granada, 2000, El Paraíso es  al lector descrito por R. BARTHES en «La muerte del
de  los  extraños, Málaga, 2003 o Word$.  Rogelio  López  autor», El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la 
Cuenca, Sevilla, 1994. escritura, Barcelona, 1987, pp. 65—71.

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adquirieran una deriva espectacular que emitir juicios críticos desde el espacio del
acabara por afirmar su objeto de crítica, a museo, en la medida en que este no se libe-
modo de lo que Donald Kuspit ha denomi- rara de su condición burguesa. Una posi-
nado como «teatro social»38. Si este mismo ción que a veces desestima que el supuesto
crítico ha señalado que el rasgo principal espacio abierto de la ciudad se encuentra
del arte posmoderno es su desinterés por el habitualmente tan expuesto a los signos de
inconsciente en beneficio del consenso ese poder como el espacio cerrado de los
semántico social, lo cierto es que precisa- museos. No en vano se ha hablado de un
mente Burgin desarrollará una labor teórica proceso contemporáneo de museificación
que, en textos como «Ver el sentido», leerá de las ciudades, cuando no de la naturaleza
en clave psicoanalítica los anuncios publici- en toda su extensión.
tarios39. La ambigüedad significativa que se
Haacke centrará su trabajo en la de-
establece en la relación entre imagen y texto
nuncia de los mecanismos mediante los
en algunos de los trabajos que el artista
cuales el capital empresarial potenciaba y
realiza por esa época parece evocar dicha
potencia su imagen de marca patrocinando
hermenéutica publicitaria. Uno de esos
o financiando exposiciones o eventos artís-
ejemplos, presentado en un formato publi-
ticos, incluso de contenidos vanguardísti-
citario, será A Promise of Tradition, donde el
co—experimentales o crítico—subversivos.
artista presenta irónicamente, mediante una
Haacke decidió por ello asimilar su obra a
serie de sentencias cortas superpuestas
la crítica del contexto institucional en que
sobre una fotografía, la «promesa de tradi-
esta aparecía. En su opinión, dado que el
ción» y el carácter excluyente de las clases
arte contribuye a definir nuestra cosmovi-
enriquecidas.
sión y se presenta en un determinado espa-
En todo caso, el artista que, en rela- cio social, el artista ha de reflexionar sobre
ción con el tema de la publicidad, tal vez la naturaleza de esa imagen del mundo y
haya desarrollado un trabajo más constante desvelar los intereses que promueve. Esa
a la hora de desvelar la confabulación entre pulsión se disparó tras la censura de la que
poder, imagen corporativa e institución arte fue víctima en el año 1971, cuando la obra
es Hans Haacke. A diferencia de Holzer, Shapolsky  et  al.  Manhattan  Real  State  Hol‐
Kruger o López Cuenca, Haacke optó gene- dings, a Real Time Social System, as of May 1, 
ralmente por infiltrar su obra en el espacio 1971, que presentó para la exposición indi-
del museo o la institución. vidual que el Guggenheim de Nueva York
iba a dedicarle, fue descartada por Thomas
Como es sabido, el museo debe su
M. Messer, por entonces director del mu-
fundación a la voluntad burguesa postrevo-
seo, dado que la pieza denunciaba el aban-
lucionaria de instituir un espacio público de
dono que sufrían algunos barrios neoyor-
contemplación estética que se opusiera al
quinos como Harlem a consecuencia de la
carácter estrictamente privado de las colec-
especulación urbanística liderada por gran-
ciones reales. Así, el 10 de agosto de 1793 se
des monopolios inmobiliarios.
inauguraba el Museo de la República fran-
cesa en el palacio del Louvre. Desde los Sin embargo, será sobre todo en los
años 60 del siglo XX han sido numerosos años 80 cuando el artista incidirá en esta
los debates en torno a la posibilidad de temática. En Der  Pralinenmeister, de 1981,
ponía al descubierto las condiciones domés-
ticas y laborales de los obreros de la fábrica

38
de chocolate Monheim, propiedad del co-
D. KUSPIT, Ob. cit., p. 82.
39 leccionista de arte Peter Ludwig. Ludwig
Véase V. BURGIN, Art. Cit.

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trataba de rentabilizar sus donaciones en- heid, a los que suministraba el 20% de sus
trometiéndose en las políticas culturales de necesidades energéticas. Una protesta que,
los museos públicos. Haacke presentó una posteriormente, se trasladaría al ámbito
instalación en la que desvelaba tales inje- universitario estadounidense y al propio
rencias en imágenes donde aparecían los Congreso de aquel país, que sancionó a la
logos de la empresa chocolatera. En uno de empresa por estas actividades. Por si fuera
los dípticos se aludía al aislamiento social poco, Mobil había financiado numerosas
de las mujeres trabajadoras de la fábrica, muestras del Metropolitan Museum como
que según un informe de Caritas vivían parte de una estrategia en la que la promo-
recluidas en ghettos y en condiciones socia- ción del arte se justificaba «por el bien de
les pésimas, hasta el punto de que algunas los negocios», según advertía un anuncio
de ellas, ante la imposibilidad de dejar a su aparecido en el New  York  Times  el 10 de
hijos en guarderías o centros caritativos, se octubre de 198541.
veían abocadas a entregarlos en adopción.
Estas obras de Haacke suelen ser re-
La empresa, lejos de atender las peticiones
cogidas bajo el título de «crítica institucio-
de sus trabajadores y diversos agentes so-
nal». El problema que se atisba en las mis-
ciales, respondió señalando que Monheim
mas procede del hecho de que, en la medi-
era «una fábrica de chocolate y no un jardín
da en que sus estrategias no sepan renovar-
de infancia»40.
se, son fácilmente asimilables por la institu-
MetroMobiltan, de 1985, es una de las ción, de modo que corren el peligro de con-
obras de esa época en las que el artista de- vertirse en mera «crítica de salón». Un pun-
nunció los vínculos entre capital y poder to que resulta tanto más acuciante si consi-
opresor en un caso que centrará su atención deramos la desarticulación de los movi-
durante los años 80: el apartheid sudafrica- mientos sociales que acompañaron al sur-
no. La instalación desarrollaba algunas gimiento del arte crítico, a los que este no
propuestas anteriores en las que el artista hacía sino dar voz en el seno de las institu-
sintetizaba mediante la inclusión de ante- ciones dominantes42.
nas en un barril de petróleo la importancia
Para concluir este artículo, abordaré
de los medios de comunicación en la difu-
brevemente a modo de epílogo los intentos
sión exponencial de la publicidad comer-
de generar «simulacros críticos» que artis-
cial, en cuyas campañas las empresas gas-
tas como Cindy Sherman o Richard Prince
tan elevadas sumas de dinero. El entabla-
llevaron a cabo a finales de los 70 y princi-
mento que recortaba la parte superior de la
pios de los 80. Ambos creadores centraron
instalación desvelaba la relación directa
su trabajo en la reflexión en torno a la cons-
entre la presencia pública del mundo em-
titución de los roles genéricos en el régimen
presarial y la posibilidad de esponsorizar
escopofílico de la modernidad. Efectiva-
distintos «programas, exhibiciones especia-
mente, el privilegio que la tradición artísti-
les y servicios». Por su parte, las bandas
ca occidental ha concedido al ojo como el
azules laterales incluían extractos de la
respuesta que la empresa dio en 1981 a las
demandas de diversos colectivos que cla- ■
maban por el cese de la colaboración de la 41
Véase Ibid., p. 13.
42
entidad con la policía y el ejército del apart‐ Las contradicciones del arte crítico han sido
lúcidamente señaladas por J. RANCIÈRE en artículos
como «Estética y política: las paradojas del arte políti-
■ co», Las  imágenes  del  arte,  todavía, Cuenca, 2007, pp.
40
Véase W. GRASSKAMP, M. NESBIT y J. BIRD, Hans  25—44 y libros como Sobre políticas estéticas, Barcelona,
Haacke, Londres, 2004, p. 63. 2005.

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más excelso de los sentidos no puede des- que pone énfasis en distanciarse de aquel
vincularse de un modelo de representación que concede a los ready‐mades un carácter
corporal que privilegia la frontalidad, de- entusiasta ante los logros de la sociedad de
mandada, según apuntó John Berger, por consumo, como sucede en el arte de Jeff
«el espectador—propietario que mira» la Koons45. Sherman o Prince no se apropian
obra43. Este mismo autor subrayaba la difu- por ello de objetos ya fabricados, sino que
sión creciente de tal modelo fenomenológi- intentan dislocar el sentido del imaginario
co a través de los medios de difusión masi- instituido socialmente. Según ha destacado
va actuales, entre los que cuenta a la publi- María del Pilar Sánchez Gómez, ambos
cidad, la prensa y la televisión. artistas compartirían «la idea de que la
creación de un nuevo simulacro es la forma
Como respuesta a la simplificación
más eficaz de desenmascararlo»46.
de la sexualidad y el cuerpo en el universo
publicitario, el tratamiento de ambos con- Si Sherman trabajó principalmente
ceptos en el arte contemporáneo sería «más con la idea de mujer encarnada por las ac-
amplio y diversificado»44. Más allá de am- trices del cine de serie B47, Prince tuvo como
pliar el repertorio gestual y expresivo tanto referente principal el ámbito publicitario y
del rostro en particular como del cuerpo en el estereotipo machista del hombre ameri-
general, en el arte último hallamos pro- cano, representado por la aventurera y au-
puestas que inciden en lo relativo a la natu- daz figura del vaquero. Trabajando a partir
raleza menstrual, escatológica o incluso de imágenes que extraía directamente del
abyecta del cuerpo, que constatarían frente espacio publicitario y que después refoto-
a la eternidad epidérmica de la imagen la grafiaba, Prince perseguía desvelar «el sen-
condición mortal del ser humano. tido de la tradición cultural a través de la
multiplicidad de signos representaciona-
Desde el punto de vista estrictamente
les»48. En su serie Cowboys (Lám. 12), cen-
icónico, tal interés se vio acentuado cuando
trada en las campaña de la marca de tabaco
reivindicaciones sociales como el movi-
Marlboro, los iconos publicitarios de los que
miento feminista incentivaron la creación
se apropiaba remitían a su vez a los estereo-
de imágenes de la mujer alternativas a las
tipos culturales creados por el western, tra-
proporcionadas por los medios de comuni-
tando de tensionar y desactivar desde el
cación y la publicidad. En ocasiones, esa
arte ambas referencias del imaginario so-
crítica aparece suscitada a partir de la re-
cial. El artista recurría a una imagen extraí-
creación de los iconos mass‐mediáticos en el
da de la normalidad cotidiana que, despro-
contexto del arte, tal y como sucede en los
vista de texto y de la imagen del producto
retratos autoescenificados de Cindy Sher-
al que se solía asociar, desvelaba su incon-
man. Sherman, al igual que Richard Prince,
puso en liza una serie de estrategias mimé-
ticas que trataban de apropiarse de los ico-
nos de la industria de la cultura generando ■
45
simulacros a modo de injertos en una suce- Para una crítica de la denominada «escultura de
sión de imágenes conocidas por el gran bienes de consumo», véase H. FOSTER, El retorno de lo 
real.  La  vanguardia  a  finales  de  siglo, Tres Cantos, 2001,
público y que atraían por ello su atención.
pp. 109—117.
Se trata de una forma de apropiacionismo 46
Comunicación personal de la autora.
47
Una recopilación íntegra de este trabajo puede
consultarse en Cindy  Sherman.  The  Complete  Untitled 
■ Film Stills, Nueva York, 2003.
43 48
J. BERGER, Ob. Cit., p. 66. Véase R. BROOKS, «A Prince of Light or Dark-
44
J. C. PEREZ GAULI, Ob. Cit., p. 27. ness?», Richard Prince, Londres, 2003, pp. 56—62.

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cordancia con la vida diaria del sujeto al las fotografías de Prince entablaban su
que iba dirigido el anuncio. dialéctica con un imaginario que comenza-
ba a ser desacreditado49. En todo caso, ello
Rosetta Brooks ha señalado que el
no invalida la principal crítica que han su-
contexto en que el artista creó la serie co-
frido estas obras, derivada del hecho de que
rrespondía al inicio de las campañas anti-
al constituirse como simulacros, tienden a
tabaco que contaminaban y oscurecían la
consolidar el imaginario que pretendían
imagen mítica del vaquero y la inocencia de
combatir, definiéndose por su diferencia
la Arcadia romántica americana, por lo que
adicional.


49
Ibid., pp. 56—62.

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J. VINDEL Arte y publicidad: del arte pop a la crítica institucional

■ Lám. 1. Andy Warhol, Brillo Boxes (Soap Pads)  ■ Lám. 2. Cildo Meireles, Inserções  em  circuitos 
and  Campbell´s  Boxes  (Tomato  Juice), 1964, Mu- ideologicos,  Projeto  Coca‐Cola, 1970, Collection
seum Ludwig, Colonia. New Museum of Contemporary Art, Nueva
York.

■ Lám. 3. Óscar Masotta, El mensaje fantasma,


1966 (fotografía de Rubén Santantonín).

■ Lám. 4. Dan Graham, Sin título (Figurative),


en Harper´s  Bazaar, marzo de 1968, Mariam
Goodman Gallery, Nueva York.

■ Lám. 5. Daniel Buren, Olivier Mosset, Michel ■ Lám. 6. Tania Mouraud, City Performance no. 
Parmentier, Niele Toroni, manifestación en el 1 (Paris), 1978 (fotografía de Tania Mouraud).
Musée des Arts Décoratifs, París, junio de
1967 (fotografía de Daniel Buren).

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J. VINDEL Arte y publicidad: del arte pop a la crítica institucional

■ Lám. 7. Alfredo Jaar, Rwanda, Rwanda, 1994,


Thor Thordeman (Malmö) / Galerie Lelong
(Nueva York).
■ Lám. 8. Martha Rosler, Vocation  Getaway 
(versión periódico) Bringing  the  War  Home: 
House Beautiful, 1966-1972, Martha Rosler.

■ Lám. 9. Jenny Holzer, Survival, 1985-86 (foto-


grafía de John Marchael).

■ Lám. 10. Rogelio López Cuenca, Calle Cavafis,


1998, Rogelio López Cuenca.

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■ Lám. 11. Victor Burgin, Possession, 1976 (fotografía de Sean Hudson).

■ Lám. 12. Richard Prince, Sin título (cowboy), 1989, Richard Prince.

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