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apócrifos o extracanónicos son los escritos surgidos en los primeros siglos

del cristianismo en torno a la figura de Jesús de Nazaret que no fueron incluidos ni


aceptados en el canon del Tanaj judío hebreo-arameo, de
la Bibliaisraelita Septuaginta griega, así como tampoco de ninguna de las
versiones de la Biblia usadas por distintos grupos de cristianos como la Iglesia
católica, la Iglesia ortodoxa, Comunión anglicana e Iglesias protestantes. Entre
esos escritos se encuentran los Manuscritos de Nag Hammadi.

El término apócrifo (griego: από 'lejos', κρυφος 'oculto'; latín: apócryphus), que
originalmente significaba "ocultar lejos", y luego fue derivando en "oculto,
obscuro", ha sido utilizado a través de los tiempos para hacer referencia a algunas
colecciones de textos y de escritos religiosos sagrados surgidos y emanados en
contextos judíos o cristianos. Con él se califican una cantidad de libros que las
Iglesias cristianas de los primeros siglos no reconocieron como parte de la
Sagrada Escritura, pero que se presentan con nombres o características que los
hacen aparecer como si fueran libros canónicos.

Cuestión distinta es la de si un determinado escrito, forma o no parte de la Biblia,


de si se considera o no un libro inspirado. Cuando un determinado escrito o libro
merece ser considerado como formando parte de la Biblia, se dice que es
"canónico". El canon consiste en un elenco de los escritos bíblicos. Católicos,
cristianos no católicos y judíos tienen distintos cánones. Cuando el carácter
canónico de un escrito es reconocido tardíamente se dice que es
"deuterocanónico". En ocasiones un libro puede ser simultáneamente apócrifo y
no canónico. Tal sucede con el Evangelio de Santo Tomás. Ni Santo Tomás es
realmente su autor, ni se considera que forme parte de la biblia. Cuestiones
distintas son las de si El Libro de la Sabiduría fue o no escrito por Salomón y la de
si forma o no forma parte de la Biblia.
Apócrifos Del Antiguo Testamento

El Libro de Enoc (o Libro de Henoc, abreviado 1 Enoc) es un


libro intertestamentario, que forma parte del canon de la Biblia de la Iglesia
ortodoxa etíope pero no es reconocido como canónico por las demás
Iglesias cristianas, a pesar de haber sido encontrado en algunos de los códices
por la Septuaginta (Códice Vaticano y Papiros Chester Beatty). Los Beta
Israel (judíos etíopes) lo incluyen en la Tanaj, a diferencia de los
demás judíos actuales, que lo excluyen.

Manuscritos
Las únicas versiones íntegras de este libro que se conservan están en ge'ez,
lengua litúrgica de la Iglesia etíope,1 pero son conocidas varias partes en griego, y
un fragmento en latín.1 También ha sido encontrado, en Antínoe, un fragmento
en copto (93:3-8)2 y, además en Qumrán fueron hallados múltiples fragmentos
en arameo3 y uno en hebreo (4Q317). La tradición atribuía su autoría
a Enoc (transcrito también como Henoc o en inglés Enoch), bisabuelo de Noé. En
la actualidad se cree que el texto fue redactado por varios autores judíos entre los
siglos III a. C. y I.
Composición
Algunos autores consideran que el Libro de los Vigilantes fue, al menos en parte,
redactado hacia el 400 a. C.,4 pero la mayoría estima que las primeras secciones
fueron compuestas en el siglo II antes de Cristo, a más tardar en 166 a.C..1 Los
autores podrían depender en parte del Pentateuco, y habrían ampliado las
secciones de Génesis, Números y Deuteronomio. Por ejemplo, 1 Enoc 1:9 (la cita
en la epístola de Judas 1:14-15) podría ser originalmente un midrash de
Deuteronomio 33:2.
 Deuteronomio 33:2: Dijo: "Yahveh vino de Sinaí y de Seir les esclareció;
resplandeció desde el monte de Parán y vino con diez mil santos; con la
ley de fuego a su diestra".
 1 Enoc 1:9 "El Señor vino con muchos millares de Sus santos, para
ejecutar juicio sobre todos, y para condenar a todos los impíos de todas
sus obras de impiedad, que han hecho impíamente, y de todas las
cosas ofensivas (duras) que pecadores impíos dijeron contra El."
 1 Enoc 60:8 Enoc, séptimo desde Adán
 Judas 1:14 De los cuales también profetizó Enoc, séptimo desde Adán,
diciendo: He aquí, el Señor ha venido con sus santos millares, 15 A
hacer juicio contra todos, y á convencer a todos los impíos de entre
ellos tocante a todas sus obras de impiedad que han hecho impíamente,
y a todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra
él.
El libro astronómico es anterior al Libro de los Jubileos y por lo tanto se remonta
por lo menos al siglo III a. C.1 Algunos de los fragmentos de esta parte
encontrados en Qumrán han sido datados por los paleógrafos a finales de ese
siglo.8 El calendario solar que expone fue el adoptado por la comunidad de
Qumrán, la cual consideraba que así como Israel se había desviado del verdadero
camino y del testimonio justo, el calendario oficial erraba al determinar las fechas
de las fiestas establecidas en la Torah.
Libro de Enoc
El Segundo Libro de Henoc (usualmente abreviado como 2 Henoc, y conocido
también como Henoc eslavo o Los secretos de Henoc)1 y "El Libro de Los
Secretos de Henoc II"2 es un texto pseudoepigráfico compuesto por diversos
"libros" que se datan desde el siglo III a.C. hasta el VI d.C.1, datado
aproximadamente por consenso de filólogos e historiadores hacia el 70 d.C.1 y
compuesto de diversas fuentes.
Descripción
No está relacionado con el más antiguo 1 Enoc ni con otros dos libros de Enoc (3
y 4); la numeración fue puesta por los estudiosos para distinguir los dos textos.
Sólo se ha conservado en eslavo eclesiástico conocido como Enoc el Eslavo de
este apócrifo solo se conocían fragmentos de fuentes Rusas como las publicadas
por Popov (Obzor, 164-169), pero se sabe con certeza que es una traducción de
un original en griego. Se piensa que la versión griega (desconocida) podría
proceder a su vez de un original hebreo y/o arameo datado hacia el 70 D.C. Se
han propuesto fechas de elaboración que van desde el siglo III hasta el siglo VI
d.C de nuestra era, aunque la más aceptada es la primera.
Fue descubierto por el profesor Matvej I. Sokolov en 18863 en los archivos de la
Biblioteca Pública de Belgrado. Hoy el texto se conoce por cinco manuscritos, que
transmiten dos versiones diferentes (conocidas como “versión larga” y “versión
corta”, de las cuales la segunda parece más fiel a un hipotético original). Algunos
comentaristas de la obra han hallado ciertas influencias cristianas, aunque no está
claro si corresponden al texto original o a sus posteriores traducciones y
reelaboraciones.
El libro comienza con el relato de Henoc, en primera persona, de un viaje a través
de los diez Cielos que culmina en un encuentro con Yahvéh. Sigue una discusión
sobre la creación del mundo, y las instrucciones de Dios a Enoc para que regrese
a la Tierra y difunda lo que ha aprendido. Las enseñanzas de Enoch duran treinta
días; a su término Enoc regresa al Cielo y se transforma en el ángel Metatrón. A
partir de este momento, la narración pasa a la tercera persona y cuenta las
historias de Matusalén, Nir (el hermano pequeño de Noé) y Melquisedec1 hijo
de Nir y Sopanima1.

Apocalipsis Baruc
El llamado Apocalipsis griego de Baruc, también conocido como Libro III de
Baruc o 3 Baruc, es un escrito apócrifo israelita del Antiguo Testamento, atribuido
a Baruc, escriba y secretario del profeta Jeremías durante el exilio en Babilonia (s.
VI a. C.)1
Fue escrito en griego2 a finales del s. I o a comienzos del II. Pertenece al género
apocalíptico.
En la historia que se narra en el libro, Baruc se lamenta por la caída de
Jerusalén (587 a. C.). Un ángel lo acompaña en un viaje al cielo, donde
encuentra demonios y ángeles, después a Miguel, y luego reencuentra el templo
celeste.3
El Apocalipsis siríaco de Baruc, también conocido como Libro II de Baruc,
o 2 Baruc, es un escrito apócrifo israelita del Antiguo Testamento de finales
del siglo I, después de la caída de Jerusalén (año 70) o de comienzos del siglo II.
Aunque es considerado apócrifo, y ni para el judaísmo ni para el cristianismo hacía
parte del canon bíblico, fue encontrado en algunas ediciones de la Peshitta, la
versión siríaca de la Biblia. Tiene 87 capítulos.
Manuscritos
El texto completo de 2 Baruc se conoce por manuscrito siríaco del siglo VI o VII,
descubierto por Antonio Ceriani. en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, en 1866.2
En 1866 Ceriani publicó una traducción latina del texto sirio.1 Un manuscrito árabe
de todo el texto fue descubierto en 1974; es aparentemente una traducción
bastante libre de un texto siríaco similar al del manuscrito de Milán. Un fragmento
latino era conocido por una cita en Cipriano.3 Un fragmento griego del siglo IV fue
encontrado entre los manuscritos de Oxirrinco.4 Se conocían dos extractos de los
leccionarios del siglo XIII de la Iglesia Ortodoxa Siríaca5 (también se encontraron
en un leccionario del siglo XV, en Kerala).

Contenido
Aunque el Libro de Jeremías canónico presenta a Baruc como secretario
de Jeremías, el Apocalipsis de Baruc lo trata no sólo como profeta, como el Libro
de Baruc, sino que además le otorga un papel aún más importante que el de
Jeremías.
Este libro apocalíptico tiene un estilo similar a las escrituras atribuidas a Jeremías
― una mezcla de oraciones, lamentaciones y visiones ―. Los eruditos lo
consideran como una reacción a la caída de Jerusalén, y particularmente
del templo. Según el texto, los objetos sagrados del templo fueron rescatados de
la destrucción por ángeles, y están reservados para cuando sea reconstruido.
La primera parte del libro se estructura en tríadas ―tres ayunos, cada uno seguido
por tres visiones y luego por tres discursos al pueblo―. Las visiones son notables
para su discusión de la teodicea, el problema del mal, y un énfasis en el
predestinación. En los capítulos 56 y 74, el ángel Ramiel hace una interpretación
mesiánica de la visión de Baruc de «las aguas negras y las aguas blancas»,
descifrando el sentido de la historia del pecado y la redención.1
La segunda parte del texto es una larga carta de Baruc a «las nueve y media
tribus» (76-86), que muchos eruditos creen que era originalmente un documento
separado, que discute la importancia y la primacía de la Ley judía.
Asunción de Moisés
El Testamento (o Asunción) de Moisés es un libro apócrifo, que fue escrito
originalmente en hebreo o arameo (entre el 3 a.C. y el 30 d.C.), con versiones
en griego y latín. De origen palestino y ambiente farisaico, pretende narrar la
historia del mundo, en forma de profecía, desde Moisés hasta el tiempo del autor.
Fue descubierto por Antonio Ceriani en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, a
mediados del siglo XIX y publicado por él en 1861. El texto está en doce capítulos
y dice ser profecías secretas reveladas por Moisés a Josué antes de transmitirle
su liderazgo del pueblo de Israel.
Se suele sugerir que la disputa entre el Arcángel Miguel y Satanás (Samael) sobre
el cuerpo de Moisés está descrita en este libro, y que es también mencionada en
la epístola de Judas (Judas 1:9), aunque no había sido atribuida a una fuente
específica.

Apocalipsis de Esdras
El Apocalipsis de Esdras es un libro seudoepigráfico escrito en el siglo I que
figura como apéndice en algunas ediciones de la Biblia. En la Vulgata aparece
como 4 Esdras, en las versiones eslavas y rusas como 3 Esdras y en las
traducciones inglesas (King James, Douay, New Revised Standard) como 2
Esdras (en la sección de apócrifos).

Origen y versiones
Varios expertos, como Vence, Charles, Wellhausen y Gunkel, consideran que el
texto original fue escrito en hebreo. Algunos, como Guy,1 consideran que fue
escrito en arameo.
Peradejordi considera que no puede ponerse en duda que el autor era judío, por
los frecuentes hebraísmos en el texto y porque "el autor adorna sus discursos con
ficciones muy próximas a los talmudistas y rabinos”.2 A pesar de todo, presenta un
valor histórico, pues refleja tradiciones considerablemente más antiguas. Sin
embargo, los capítulos I, II, XIII y XIV de la versión latina (y las traducciones
inglesas) no provienen del libro original, sino que fueron adiciones posteriores,
probablemente de autores cristianos.2
"Y aconteció que cuando se cumplieron los cuarenta días, el Altísimo habló
conmigo, y me dijo: Los veinticuatro libros (canon hebreo) que habéis escrito
primero, hazlos públicos para que quienes son dignos y quienes no son dignos
puedan leer de allí; pero los [otros] setenta los guardarás y se los entregarás a los
sabios de tu pueblo."
Apocalipsis de Esdras 14:45-463
Las versiones latinas provenientes del Codex Sangermanensis, incluida la de la
Vulgata, difieren de las etíopes, no sólo porque añade cuatro capítulos, sino
porque carece de uno, que en los manuscritos etíopes y la versión de Lawrence
de 1820,2 es el capítulo VI y en la "New Revised Standard Version" se interpola en
el Capítulo VII (7:36-7:105, renumerando 7:36-70 como 7:106-140), siguiendo la
edición crítica de Bensly y James de 1895, que también fue usada desde 1969 en
la edición de Stuttgart de la Vulgata.4
Además de los latinos y etíopes, se conservan manuscritos antiguos de este libro
en armenio, siríaco, georgiano y árabe. Los expertos creen que todas estas
versiones provienen de traducciones del texto griego,5 del que solamente se
conservan algunas citas antiguas, especialmente las de Clemente de Alejandría.6
No debe confundirse el texto griego perdido, con otro libro en griego, de igual
título, "Apocalipsis de Esdras",7 pero de composición tardía, pero anterior al
año 850.8

Testamento de los Doce Patriarcas


Los Testamentos de los Doce Patriarcas hijos de Jacob, o
simplemente Testamento de los Patriarcas, es un
libro apócrifo bíblico seudoepigráfico, intertestamentario, que refiere discursos y
recomendaciones atribuidas los doce hijos de Jacob, antes de morir.

Manuscritos
Se han encontrado fragmentos de copias en arameo de los Testamentos
de Leví (1Q21, 4Q13, 4Q540, 4Q541), Judá (3Q7, 4Q538) y José (4Q539) entre
los Manuscritos del Mar Muerto y uno de Leví (similar a 1Q21) en el depósito de
la sinagoga de El Cairo, procedente de los judíos caraítas del siglo IX. Los
manuscritos antiguos más importantes son los armenios (cuarenta y
cinco), griegos (trece) y siríaco. También se dispone de una versión tardía
en hebreo del testamento de Neftalí. El análisis de las divergencias entre los
fragmentos y copias diferentes, revela que el libro sufrió un proceso de síntesis e
interpolaciones.

Autoría y fecha de composición


Según Dupont-Sommer (1951-1952) y Philonenko (1960), los Testamentos de los
patriarcas son un producto de la comunidad esenia de Qumrán. El contenido
central se articula con otros Manuscritos del Mar Muerto: El capítulo 17 de Leví se
refiere al sacerdocio hasmoneo, un primer sacerdote (Judas Macabeo) y el cuarto
(Juan Hircano) al cual siguen los sacerdotes perversos que persiguen a los
sacerdotes justos y Leví 18 anuncia el nuevo sacerdote; el énfasis en el esquema
pecado-exilio-retorno; la edición en un libro de diferentes partes escritas en
diferentes momentos; y las notorias referencias y citas del Libro de Enoc (Simeón
5:4, Leví 10:5, Judá 18:1, Dan 5:6, Neftalí 4:1 y Benamín 9:1). Además muestra la
influencia del Libro de los Jubileos y el Sirácida y contactos con el Libro de la
Sabiduría. Charles (1908) arguye que a pesar del origen judío del texto, las copias
contienen interpolaciones cristianas.
Se estima por el análisis de los textos, que las partes más antiguas fueron escritas
en arameo o hebreo entre el 200 y 174 a. C., en tanto que los manuscritos más
recientes en arameo datan del 40 a. C. Algunos consideraron que el libro era de
origen cristiano, pero los hallazgos de Qumrán demostraron su origen judío,
aunque queda por esclarecer cuáles son las interpolaciones en las ediciones y
copias cristianas.

Presencia histórica
Aparece citado por Orígenes ("Homilia XV", Josuam vi). La Esticometría,
encontrada en la Cronografía de Nicéforo de Constantinopla, menciona
a Patriarcas con una extensión de 5.100 líneas, incluyéndolo en la lista de libros
que no hace parte del canon bíblico. Figuró en los códices y listas del Canon de
la Biblia de la Iglesia apostólica armenia, por lo menos hasta el siglo XIV. Por los
cristianos armenios y por la traducción de un manuscrito griego al latín, hecha
en 1242 por Roberto Grosseteste, fue conocido en Europa. En el siglo XVI fue
citado por el anabaptista Pilgram Marbeck y en 1666 fue incluido en la Biblia
Armenia de Oskan, impresa en Ámsterdam.
Además de las versiones armenias, a partir de las cuales hizo Josephianz su
edición de 1863, se conocen las versiones eslavas, georgiana, serbia y moderna
griega y las más recientes traducciones a las lenguas contemporáneas.
Contenido
La Ley es sinónimo de sabiduría (Leví 13:1-9) y se resume en el amor a Dios y al
prójimo (Dan 5:3; Isacar 5:2-6; Benjamín 3:3). Esto incluye el amor a los
enemigos(José 18:2: «Si alguno quiere haceros daño, rogad por él con afán de
hacer el bien, y el Señor os librará de todo mal»; Benjamín 4:2-3: «El hombre
bueno no tiene ojos tenebrosos, pues siente misericordia de todos, aunque sean
pecadores. Aunque tramen algo malo contra él, vence al mal obrando el bien,
protegido por la bondad; y a los justos ama como a sí mismo»); el perdón de las
ofensas (Zabulón 8:1) y no harcerse justicia por la propia mano (Gad 6:10). Dios
es el Señor de Paz en Dan 5:2 (también así lo llama Pablo, en 2Tesalonicenses
3:16, Romanos 15:33, Filipenses 4:9, 1Tesalonicences 5:23). Dios
es misericordioso y perdona (Judá 19:3) y nos trata según tratemos a los demás
(Zabulón 5:3, 8:2-3).
Dos espíritus se asientan en el hombre y su mente escoge a quien sigue: la
verdad y el error. Beliar (el demonio), el "príncipe del error", envía el error (envidia,
ira, lujuria, avaricia, etc.) (Simeón 2:7, Judá 19:4, Dan 1:6). Si alguien se refugia
en el Señor, entonces huye de él el mal espíritu (Simeón 3:5, como Santiago 4:7).
El amor al dinero conduce a los ídolos (Judá 19:1). Dios ayuda al perseguido,
libera la esclavo, alimenta al hambriento, visita al enfermo, desata al preso y
defiende al calumniado (José 1:4-7). Judá 25:1-4 anuncia la resurrección y el
triunfo de los pobres y los mártires; Leví 18:14 se refiere a la resurrección de
los santos; el Aser 6:6 a la vida eterna y el de Dan 5:12-13 trata sobre la Nueva
Jerusalén.
Un tema fundamental para los Testamentos es la salvación universal y por tanto la
salvación de los gentiles (Neftalí 8:3; Aser 7:3; Simeón 6:5; Leví 4:4, 8:14, 14:4;
Judá 24:6).
Apócrifos Del Nuevo Testamento

El Protoevangelio de Santiago, también conocido como el Libro de Santiago o


el Protoevangelium, es un evangelio apócrifo, escrito probablemente hacia el año
150 y centrado en la infancia de la Virgen María y en el nacimiento de Jesús de
Nazaret.1 Se conserva en unos 20 manuscritos medievales del siglo XII en
adelante.
Aunque nunca fue incluido entre los evangelios canónicos, recoge leyendas que
han sido admitidas como ortodoxas por algunas iglesias cristianas, tales como la
natividad milagrosa de María, la localización del nacimiento de Jesús en una
cueva o el martirio de Zacarías, padre de Juan el Bautista.
Pese a que en las iglesias orientales alcanzó gran difusión en los primeros siglos
del cristianismo, su auge en Occidente se debió al humanista francés Guillermo
Postel, quien lo publicó en 1552 traducido al latín.

Denominación
La denominación más nueva conocida para este evangelio apócrifo es la de Libro
de Santiago, utilizada por Clemente de Alejandría y Orígenes. El
término protoevangelio fue utilizado por primera vez por Guillermo Postel en 1552
al considerarlo un prólogo del evangelio de Marcos.2

Fecha y autoría
El texto tiene un epílogo en que se declara su autoría: "Y yo, Santiago, que he
escrito esta historia [...]" El personaje mencionado aquí es, según la
tradición, Santiago, pariente de Jesús, identificado por algunos con Santiago el
Justo.
Los estudiosos actuales, sin embargo, creen que el texto fue escrito mucho más
tarde, durante el siglo II, por un cristiano procedente del paganismo (desconoce
las costumbres judías) y que ignoraba el hebreo, pues usó como fuente la Biblia
griega de los Setenta. Es muy probable que utilizara también como fuentes los
evangelios de Mateo y Lucas.
La primera mención de este evangelio se encuentra en las obras
de Orígenes (muerto hacia el año 254), quien lo aduce para demostrar que los
llamados "hermanos de Jesús" eran en realidad hijos de José con su anterior
esposa, lo que significa que el texto era ya en el siglo III lo suficientemente antiguo
como para ser tenido por auténtico por Orígenes. Aunque no se han encontrado
menciones anteriores, la referencia de Justino Mártir, muerto en 165, al nacimiento
de Jesús en una cueva parece revelar que conoció la obra. Por su parte, Clemente
de Alejandría, muerto en 215, asegura en uno de sus escritos que la virginidad de
María fue constatada por una comadrona, en lo que puede ser una referencia a un
episodio narrado en el capítulo XX del protoevangelio.
Evangelio de Pedro

El Evangelio de Pedro es un evangelio apócrifo que se conoce sólo


fragmentariamente, gracias a un manuscrito hallado en Egipto en el invierno de
1886-87. Escrito en primera persona, el narrador se identifica como Simón
Pedro (versículo 60), aunque los estudiosos actuales descartan que pudiera ser
efectivamente escrito por el apóstol. Sólo se conserva de este relato la parte
correspondiente a la Pasión y Resurrección de Cristo, con importantes diferencias
con respecto a la narración de los evangelios canónicos. Aunque hay quienes
retrotraen su fecha de composición hasta el año 70, con lo cual sería
aproximadamente contemporáneo de los evangelios sinópticos, la mayor parte de
los investigadores lo sitúa en la primera mitad del siglo II.

Referencias
La primera referencia a este texto en los escritos del cristianismo primitivo se
encuentra en la Historia eclesiástica, de Eusebio de Cesarea, donde se cita una
carta que Serapión, obispo de Antioquía entre 190 y 211, escribe a la comunidad
cristiana de Rhossos, en Cilicia (Asia Menor). Del texto se deduce que en la
comunidad de Rhossos se utilizaba un "evangelio atribuido a Pedro" y que
Serapión consideraba que ciertos pasajes podían alentar la herejía docética,
según la cual los padecimientos y la muerte de Cristo, en tanto que Dios, habían
sido meramente aparentes, bien porque Jesús fuera enteramente divino y sólo
había tomado apariencia humana, bien porque el hombre Jesús y el Cristo divino
fueran entidades diferentes, que se habrían juntado en el momento del bautismo
en el Jordán, y se habrían separado poco antes de la muerte de Jesús. Serapión
niega que el evangelio haya podido ser escrito por el apóstol Pedro, extremo en el
que coincide plenamente con los estudiosos actuales.

Descubrimiento del manuscrito de Ajmin


En el invierno de 1886-87 fue hallado en el sepulcro de un monje cristiano en
Ajmin, antigua Panópolis, en el Alto Egipto, un libro de pergamino de 66 páginas,
datado alrededor del siglo VIII, que contiene fragmentos de varios textos apócrifos.
Entre ellos se encuentra (páginas 2-10) una copia fragmentaria del Evangelio de
Pedro, en griego. El fragmento conservado es la narración del juicio, crucifixión y
resurrección de Jesús. No es posible saber si el evangelio de Pedro original era o
no más extenso que el fragmento que actualmente se conserva, pero el hecho es
que comienza en mitad de una escena. Comienza así "Pero de entre los judíos
nadie se lavó las manos, ni Herodes ni ninguno de sus jueces",1 lo que implica una
referencia anterior al conocido pasaje evangélico (Mateo 27:24) en que Pilatos se
lava simbólicamente las manos.

Fecha y relación con otros evangelios


La mayor parte de los autores establece que este evangelio fue redactado hacia el
año 150. Es con bastante seguridad posterior a los evangelios canónicos (finales
del siglo I), y debió de ser compuesto antes de la época de Serapión, quien lo
menciona a comienzos del siglo III. Por otra parte, su antijudaísmo se relaciona
con puntos de vista que se desarrollaron en círculos cristianos en el siglo II. Hay
bastante coincidencia entre los estudiosos en pensar que el autor del evangelio de
Pedro conoció y utilizó como fuentes los sinópticos.

Hechos Pedro
Los Hechos de Pedro es el título de uno de los primeros libros apócrifos acerca
de los hechos de los apóstoles. La mayor parte del texto ha sobrevivido sólo en su
traducción al latín de un manuscrito hallado en Vercelli (Actus Versellenses). Es
principalmente notable debido a que describe una competencia de milagros
entre San Pedro y Simón el Mago; así como por ser el primer registro acerca de la
tradición de que San Pedro fue crucificado cabeza abajo.
Los Hechos de Pedro fueron escritos originalmente en griego durante la segunda
mitad del siglo II, probablemente en Asia Menor.1 Los consensos entre
académicos apuntan que podría estar basado en los Hechos de Juan, y
tradicionalmente ambas obras son atribuidas a Lucius Carinus, a
quien Epifanio identifica como el compañero de Juan.
En el texto Pedro hace algunos milagros como la resurrección de un pescado
ahumado, y hacer hablar a los perros. El texto condena a Simón el Mago, una
figura asociada con el gnosticismo, quien parece haber consternado al autor.
Concluye describiendo el martirio de Pedro como una crucifixión de cabeza, una
tradición que es atestiguada por primera vez en esta obra. Estos capítulos finales
están preservados de forma separada como El Martirio de Pedro en los
manuscritos griegos y en las
versiones coptas (fragmentos), siriaca, ge'ez, arábica, armenia y eslava. Por esta
razón, algunas veces se propone que la explicación del martirio fue el texto
precedente con el cual los capítulos anteriores fueron sellados.

Los Hechos de Juan

Los hechos de Juan es del principio del segundo siglo una colección cristiana de
joánica narrativas y tradiciones, largamente conocida en forma fragmentaria. El
autor tradicional fue dicho ser tal uno Leucius de Charinus, un compañero y
discípulo de Juan. Los hechos de Juan son considerados unos de los más
significativos de los apócrifos, hechos apostólicos. Conserva las cepas de
principios tradiciones orales sobre el "discípulo amado" y el único autor Apostólico
de un texto del Evangelio canónico.
Los hechos de Juan describen varios viajes de Juan, cuentos llenos de eventos
dramáticos y milagrosos, anécdotas y buena estructura de discursos apostólicos.
Muchos de estos revelan tendencias docetistic (creencia de que Jesús no era
completamente humano) en la tradición de Juan, y al menos un episodio es
realmente muy divertido (véase sección 60, el "cuento de Juan y las chinches").
Pero nuestro texto también contiene dos secciones místicas extraordinarias lo cual
son de carácter distinto del resto del documento. La primera relata las palabras
sagradas y acciones del Señor en la noche antes de su muerte. Esto es seguido
directamente por la segunda, relata la visión que Juan recibido del Señor en el
momento de la crucifixión. La primera sección (secciones 94-96 en la edición de
Jaime, abajo) ha sido en tiempos modernos, titulados el "himno de Jesús" y es
muy probable que conserva un texto usado en la liturgia de por lo menos algunas
comunidades joánica. El texto de la visión que sigue, a veces titulado "el misterio
de la Cruz" (secciones 97-102), ilustra con gran belleza las profundidades místicas
penetradas por joánica Cristología. Estas dos secciones hacen a los hechos de
Juan un documento fundamental para comprender a los visionarios y gnósticos
dentro de la tradición de Juan. Son textos importantes de compañerismo para el
Evangelio apócrifo de Juan. Véase también G.R.S. hidromiel estudio muy fino de
El himno de Jesús para más extenso comentario sobre los hechos de Juan.

Apocalipsis de Pedro
La Apocalipsis de Pedro es un libro apócrifo neotestamentario, atribuido al
apóstol Pedro, que data, según la mayoría de los estudiosos, del primer tercio
del Siglo II. Jesús, en diálogo con sus discípulos, les refiere la suerte que las
diversas personas correrán después de la muerte. Es la primera referencia al más
allá en la literatura cristiana, y describe con detalle los tormentos que los
condenados sufren en el infierno, así como el gozo extático de los
bienaventurados en el paraíso.
La obra se ha conservado a través de dos manuscritos: uno etíope, en
lengua ge'ez,1 y otro hallado en Ajmin, en Egipto, en lengua griega,2 en el mismo
pergamino en que se ha transmitido también el Evangelio de Pedro. Parece que,
aunque la obra original fue compuesta en griego, el texto etíope representa un
estado más primitivo del texto. Entre los dos textos hay importantes diferencias.
La Apocalipsis de Pedro es considerada canónica por el Fragmento Muratoriano,
hacia el año 170. Sin embargo, con posterioridad fue apartada del canon
neotestamentario y considerada apócrifa.
Según muchos eruditos, el Fragmento de Muratori fue compuesto en el siglo IV,
haciendo ver su desconocido autor que era del Siglo II. Sin embargo el trabajo de
Harnack y de Von Campenhausen, sostienen que el período del mismo se sitúa en
la segunda mitad del siglo II (170-196). Harnack argumenta que el Fragmento de
Muratori, fue una promulgación oficial de Roma definiendo los contenidos del
Nuevo Testamento para el resto de la iglesia. Considera posible la redacción en
Roma, teniendo como referencia concreta al Pastor de Hermas.

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