Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
clases en las que participé en la diplomatura, algunas ideas llegaron a mi mente. Intentaré en
el presente trabajo, describir y fundamentar estas ideas de la mejor manera posible.
Lo primero que vino a mi mente, es la enorme controversia y desacuerdo que aparece en torno
a este término, y la discusión respecto de llamar a este conjunto de prácticas, aún poco
especificadas, como teatro aplicado o pedagogía teatral.
Este debate, me lleva a pensar que pretender incluir o no a la dramaterapia en las categorías
del teatro aplicado, como pretende el texto, es un tanto forzado y sesgado, y que
necesitaríamos nuevos criterios para pensar el tema.
Por otro lado, recordé la experiencia en las clases de teatro impartidas en la diplomatura y
algunos fenómenos que tuvieron lugar. Emociones movilizadas y mal resueltas, que no fueron
percibidas y mucho menos abordadas o elaboradas por el docente a cargo. Propuestas de
intervención por parte de los estudiantes, por ejemplo, cuando debíamos crear una
intervención adaptando un ejercicio a diferentes contextos; donde la falta de experiencia en
dichos contextos, daba un resultado pobre y descontextualizado. Estas experiencias me
permitieron pensar, más bien recordar, cual es el sentido íntimo y profundo de la formación
específica en dramaterapia; y allí descubrir lo que entiendo, la verdadera escencia que
diferencia la dramaterapia de cualquier práctica teatral.
Hacer dramaterapia es hacer teatro, es más hacer dramaterapia es hacer teatro aplicado, es
hacer teatro playback, es hacer teatro del oprimido, etc. Pero hacer teatro, en cualquiera de
sus formas, no es hacer dramaterapia.
De todo esto se desprenden las instancias de certificación, que implican una amplia formación
artística y científica, experiencia personal, supervisión, que demanda al profesional una
revisión permanente de su práctica y su experiencia.