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La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común
Merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias
dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo
Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos
construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos
Necesitamos una solidaridad universal nueva. Como dijeron los Obispos de Sudáfrica, «se
necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso
humano a la creación de Dios»[22]. Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios
para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y
sus capacidades.
llegar a las raíces de la actual situación, de manera que no miremos sólo los síntomas
sino también las causas más profundas. Así podremos proponer una ecología que, entre
sus distintas dimensiones, incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus
relaciones con la realidad que lo rodea
la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el
mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que
derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el
progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad
de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y
local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida. Estos temas no se
cierran ni abandonan, sino que son constantemente replanteados y enriquecidos.
El desafio del papa de esta escritura es el llamado a proteger nuestra casa común que
incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo
sostenible e integral.la humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir
nuestra casa común y Merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para
resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más
pobres del mundo. Por eso dice el papa “Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo
sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una
conversación que nos una a todos” “ una solidaridad universal nueva”.
Como dijeron los Obispos de Sudáfrica, «se necesitan los talentos y la implicación de
todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios»[22].
Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada
uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades.
llegar a las raíces de la actual situación, de manera que no miremos sólo los síntomas
sino también las causas más profundas. Así podremos proponer una ecología que, entre
sus distintas dimensiones, incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus
relaciones con la realidad que lo rodea.
-La naturaleza aparece como un instrumento en las manos del hombre, una realidad que él
debe manipular constantemente, especialmente mediante la tecnología.
-Una correcta concepción del medio ambiente, si por una parte no puede reducir
utilitariamente la naturaleza a un mero objeto de manipulación y explotación, por otra parte,
tampoco debe absolutizarla y colocarla, en dignidad, por encima de la misma persona
humana. se llega a divinizar la naturaleza o la tierra, como puede fácilmente verse en algunos
movimientos ecologistas que piden se otorgue un reconocimiento institucional
internacionalmente garantizado a sus ideas.
No se debe excluir al ser humano, y asi promover una ecología integral, para incorporar el
valor del trabajo. la intervención humana que procura el prudente desarrollo de lo creado
es la forma más adecuada de cuidarlo, porque implica situarse como instrumento de Dios
para ayudar a brotar las potencialidades que él mismo colocó en las cosas: «Dios puso en
la tierra medicinas y el hombre prudente no las desprecia».
emerge la necesidad de una correcta concepción del trabajo. No hablamos sólo del trabajo
manual o del trabajo con la tierra, sino de cualquier actividad que implique alguna
transformación de lo existente, desde la elaboración de un informe social hasta el diseño
de un desarrollo tecnológico. Cualquier forma de trabajo tiene detrás una idea sobre la
relación que el ser humano puede o debe establecer con lo otro de sí.
También la larga tradición del monacato que escapaba de la decadencia urbana. Aca san
Benito de Nursia propuso que sus monjes vivieran en comunidad combinando la oración y
la lectura con el trabajo manual.con esta introducción del trabajo manual impregnado de
sentido espiritual se aprendió a buscar la maduración y la santificación en la
compenetración entre el recogimiento y el trabajo. Esa manera de vivir el trabajo nos
vuelve más cuidadosos y respetuosos del ambiente.
No debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo
humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad,
parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y
de realización personal. En este sentido, ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre
una solución provisoria para resolver urgencias. La disminución de los puestos de trabajo
«tiene también un impacto negativo en el plano económico por el progresivo desgaste del
“capital social”, es decir, del conjunto de relaciones de confianza, fiabilidad, y respeto de
las normas, que son indispensables en toda convivencia civil. Dejar de invertir en las
personas para obtener un mayor rédito inmediato es muy mal negocio para la sociedad.
Innovación biológica
la Iglesia valora el aporte «del estudio y de las aplicaciones de la biología molecular,
completada con otras disciplinas, como la genética, y su aplicación tecnológica en la
agricultura y en la industria»[110], aunque también decía que esto no debe dar lugar a
una «indiscriminada manipulación genética»[111] que ignore los efectos negativos de
estas intervenciones.
hay que asegurar una discusión científica y social que sea responsable y amplia, capaz de
considerar toda la información disponible y de llamar a las cosas por su nombre. A veces
no se pone sobre la mesa la totalidad de la información, que se selecciona de acuerdo con
los propios intereses, sean políticos, económicos o ideológicos.
Es preciso contar con espacios de discusión donde todos aquellos que de algún modo se
pudieran ver directa o indirectamente afectados (agricultores, consumidores, autoridades,
científicos, semilleras, poblaciones vecinas a los campos fumigados y otros) puedan
exponer sus problemáticas o acceder a información amplia y fidedigna para tomar
decisiones tendientes al bien común presente y futuro. Es una cuestión ambiental de
carácter complejo, por lo cual su tratamiento exige una mirada integral de todos sus
aspectos, y esto requeriría al menos un mayor esfuerzo para financiar diversas líneas de
investigación libre e interdisciplinaria que puedan aportar nueva luz.
En lo relacionado con el cambio climático, los avances son lamentablemente muy escasos.
La reducción de gases de efecto invernadero requiere honestidad, valentía y
responsabilidad, sobre todo de los países más poderosos y más contaminantes.
algunos países con escasos recursos necesitarán ayuda para adaptarse a efectos que ya
se están produciendo y que afectan sus economías. Sigue siendo cierto que hay
responsabilidades comunes pero diferenciadas, sencillamente porque, como han dicho los
Obispos de Bolivia, «los países que se han beneficiado por un alto grado de
industrialización, a costa de una enorme emisión de gases invernaderos, tienen mayor
responsabilidad en aportar a la solución de los problemas que han causado»