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La ética se nos manifiesta como exigencia moral. Nace de una fuente interior al individuo
que siente en su ánimo la conminación de un saber. Proviene también de una fuente
exterior: la cultura, creencias, normas de una comunidad. Y también, de una fuente anterior,
surgida de la organización viviente transmitida genéticamente. Estas tres fuentes están
correlacionadas como si hubiera una capa subterránea común.
La religación ética
Toda mirada sobre la ética debe percibir que el acto moral es un acto individual de
religación. Religación con el projimo, la comunidad, una sociedad y con la especie humana.
Hay una fuente individual de la ética que se encuentra en el principio de inclusión, que
inscribe al individuo en una comunidad que le lleva a la amistad y al amor, que conduce al
altruismo, y que tiene valor de religación. Al mismo tiempo, hay una fuente social que está
en las normas y reglas que inducen o imponen a los individuos un comportamiento solidario.
Podría decirse que la moral corresponde a la naturaleza del individuo y a la de la sociedad.
Individuo y sociedad tienen doble naturaleza: En el individuo se da el principio egocéntrico
que le empuja al egoísmo, y la sociedad misma comporta rivalidades, concurrencias, luchas
entre egoísmos, pudiendo ser ocupado su gobierno mismo por intereses egoístas. Las
sociedades no llegan a imponer sus normas éticas a todos los individuos, y los individuos
sólo pueden tener comportamiento ético superando sus egoísmos.
Igualmente, las fuentes de la ética son naturales en el sentido de que son anteriores a la
humanidad, de que el principio de inclusión está inscrito en la auto-socio-organización
biológica del individuo y se transmite via la memoria genética.
Las sociedades humanas han desarrollado y complejizado este doble carácter sociológico:
el de relaciones de interés y de rivalidad y el de comunidad. El sentimiento de comunidad es
y será fuente de responsabilidad y solidaridad, ellas mismas fuentes de la ética. Gracias al
lenguaje, la ética de comunidad se vuelve explícita en las sociedades arcaicas, con sus
prescripciones, tabúes, y mitos.
La autonomía moral
La conciencia moral era una emergencia histórica a partir de los desarrollos de la relación
individuo-especie-sociedad. Contribuye a religarlos a pesar de las oposiciones y
antagonismos entre estos tres términos y supera hasta cierto punto estos antagonismos.
Esta complejidad se desarrolla en las sociedades que comportan muchas diversidades y
autonomías individuales. Se manifiestan antagonismos entre las éticas de los grupos
englobados y la del conjunto social que engloba. Los progresos de la conciencia moral
individual y los del universalismo ético están ligados.
El individualismo ético
Las religaciones no pudieron desarrollar sus complejidades más que integrando en ellas a
sus enemigos (la destrucción y la muerte). Sin organización, el universo no sería sino
dispersión.
La primera virtud de la organización es integrar la religación en el seno de una autonomía
que la salvaguarde y proteja del entorno exterior.
La segunda virtud es de la organización viviente, une su autonomía a su entorno. La
organización viviente necesita energía exterior para regenerarse e información exterior para
sobrevivir. Los seres humanos organizan su autonomía a partir de sus dependencias
respecto de sus culturas y sociedades;cuanto más complejas son las sociedades, más se
organizan a partir de múltiples dependencias respecto de la biosfera.
La humana religación
Cuanto más autónomos somos, más debemos asumir la incertidumbre y la inquietud, más
necesidad tenemos de religación. Cuanto más consciencia tomamos de que estamos
perdidos en el universo y de que estamos metidos en una aventura desconocida, más
necesidad tenemos de ser religados a nuestros hermanos y hermanas en la humanidad.
Las religiones universalistas, abiertas en principio a todos los humanos, fueron y son
religaciones cerradas que exigen todas ellas la fe en su propia revelación, la obediencia a
sus propios dogmas y ritos.
El amor es la religación antropológica suprema. Es la expresión superior de la ética. Hay
necesidad vital, social y ética de amistad, afecto, y amor para el desarrollo de los seres. El
amor es la experiencia fundamental religante de los seres humanos. En el nivel de la
complejidad humana más elevada, la religación no puede ser sino amor.
Pero no olvidemos que el amor puede pervertirse, transformarse en su contrario,
consagrarse a ídolos y fetiches. El amor siempre necesita de una conciencia racional.
El amor, resistencia a todas las crueldades del mundo, surge de la religación del mundo y
exalta en sí las virtudes de la religación del mundo. Conectarse al amor es conectarse a la
religación cósmica.
Ética de la religación
La ilusión ética
El problema del extravío ético unido a la ilusión o al error, así la ética de la
fraternidad tiene sus principios bien seguros, pero puede extraviarse y trabajar para sus
contrarios. Ej. El terrorismo tiene la convicción de realizar un acto moral al lanzar su bomba
contra la población civil; los peores excesos de terror de Estado, incluida la tortura
sistemática, están moralmente justificados en nombre de la lucha contra el terrorismo.
Todos los extravíos éticos proceden ciertamente de una insuficiencia del sentido crítico y de
una dificultad para adquirir un conocimiento pertinente; esta insuficiencia y esta dificultad
para combatir la ilusión son inseparables de una propensión interior a la ilusión que
favorecen nuestros procesos psíquicos de autoceguera, entre ellos el autoengaño. La
memoria y el olvido selectivos son así operadores de ilusión.Las dificultades de
autoconocimiento y del autoexamen críticos ponen dificultades a la lucidez ética. La
moralina es la simplificación y rigidificación ética que conducen al maniqueísmo y que
ignoran comprensión, magnanimidad y perdón. Se puede reconocer dos tipos de
moralina,
Moralina de indignación: la indignación sin reflexión ni racionalidad conduce a la
descalificación
Moralina de reducción: reduce al prójimo a lo que tenga de más bajo, a los actos malos
que ha realizado, a sus antiguas ideas nocivas y le condena totalmente es decir que se
interrelacionan.
Considerar fascista de por vida a quien ha sido fascista en su juventud, eso es
moralina.
Respuestas a la incertidumbre y a la contradicción
· El examen del contexto donde debe efectuarse la acción
· El conocimiento de la ecología de la acción
· El reconocimiento de las incertidumbres y las ilusiones éticas
· La práctica del autoexamen
· La elección reflexionada de una decisión
· La consciencia de la apuesta que comporta
Puesto que las consecuencias de una acción justa son inciertas, la apuesta ética,
lejos de renunciar a la acción por miedo a sus consecuencias, asume esta incertidumbre,
reconoce sus riesgos, elabora una estrategia.
Las consciencia de la apuesta es a la vez la consciencia de la incertidumbre de la
decisión y de la necesidad de una estrategia. Estas tres conciencias se remiten una a otra,
se alimentan una a otra.
Cuando a un problema no se le encuentra una solución ética, sin duda hay que
evitar lo peor y, para evitar lo peor, hay que recurrir a una estrategia. Siempre hay que
considerar los antagonismos inherentes a las finalidades que nos ponemos. Así, en lo que
concierne a la trifinalidad Libertad-Igualdad-Fraternidad, deberíamos, según los periodos,
darle prioridad a una (apuesta), sin olvidar las otras dos. La ética política debe integrar estos
tres términos en un bucle recursivo en el que cada uno contribuye a regenerar el conjunto.
Conclusión: la complejidad ética
A pesar de la apuesta, de la estrategia, sigue habiendo una irreductible
incertidumbre ligada a la ecología de la acción, a los límites de lo calculable, a los
antagonismos imperativos, a las contradicciones éticas, a las ilusiones de la mente humana.
La incertidumbre ética también depende del carácter trinitario por el que la autoética,
la socioética y la antropoética son a la vez complementarias, concurrentes y antagonistas.
Más profundamente, hay una contradicción y una incertidumbre ética de cara al mundo, a lo
real, a lo mal.
Hay en fin una incertidumbre interna oculta bajo la apariencia unívoca del bien y del
mal. La incertidumbre se introduce en el interior de lo justo y del bien: ¿Dónde está
verdaderamente el bien? ¿En la obediencia a la ley (moral bíblica)? ¿En la virtud (moral
aristotélica)? ¿En el amor (moral paulina)? ¿En la insumisión?
Si no es posible concebir ni asegurar un Bien Soberano, ¿Que bien podemos
proponer?
La moral no compleja obedece a un código binario bien/mal, justo/injusto. La
ética compleja concibe que el bien puede contener un mal, el mal un bien, lo justo lo
injusto, lo injusto lo justo.
Asumir la incertidumbre del destino humano conduce a asumir la incertidumbre ética,
y asumir la incertidumbre ética conduce a asumir la incertidumbre del destino humano.
Podemos y debemos asumir las contradicciones de la acción, como desconfianza-
confianza; audacia-precaución de manera dialógica. Se necesita un conocimiento capaz de
concebir las condiciones de la acción y la acción misma, de contextualizar antes y durante
la acción.
La moral es verdad subjetiva y el saber pretende la verdad objetiva. Pero la conducta moral
debe tener conocimiento de las condiciones objetivas en las que se ejerce. La ética del
conocimiento comporta lucha contra la ceguera y la ilusión, incluidas las éticas, el
reconocimiento de las incertidumbres y las contradicciones, incluidas las éticas. El principio
de consciencia intelectual debe esclarecer el principio de conciencia moral. El pensamiento
complejo reconoce la autonomía de la ética al tiempo que la religa: establece el vínculo
entre el saber y el deber.
El mal pensar
SEGUNDA PARTE
La tacha ciega
La ciencia estaba identificada con la razón, el progreso, el bien, pero podía ser
profundamente ambivalente en su naturaleza misma, ejemplos de ello son la catástrofe
nuclear y la ecológica. La concepción de que la ciencia sigue siendo intrínsecamente buena,
benefactora y moral, la técnica es ambivalente, la política si es mala, y las utilizaciones
malas de la ciencia se deben a la política, es ignorar no sólo la contaminación entre las tres
instancias, sino incluso que la actividad científica desarrolla por sí misma los poderes de
manipulación y las potencialidades de destrucción. La ambivalencia inherente a la actividad
científica es en la que el conocimiento y la manipulación son las dos caras del mismo
proceso.
Para que haya responsabilidad es preciso que haya un sujeto consciente, la visión científica
clásica elimina la consciencia, al sujeto, a la libertad y por ende, a la noción de sujeto
consciente y la idea de responsabilidad no pueden ser ideas científicas.
Es la ignorancia de la ecología de la acción, enseña que toda acción humana, desde el
momento en que se emprende, escapa a su iniciador y entra en un juego de interacciones
múltiples que la desvían de su fin y en ocasiones le dan un destino contrario a su intención;
esto es verdadero en general para las acciones políticas y científicas.
Hacia la reforma
Tabla ética
1. La ética de sí a sí comporta:
- Autoexamen: El prójimo es importante para conocernos a nosotros mismos pero no
podría dispensarnos del autoexamen, que nos permite integrar la mirada del prójimo
en nuestro esfuerzo para comprendernos a nosotros mismos. El sujeto, sin dejar de
ser egocéntrico, debe elaborar un metapunto de vista que le permita objetivarse,
considerarse a sí mismo y actuar pacientemente sobre sí mismo. Para ello, se hace
necesario rehabilitar la introspección. La introspección no podría ser insular.
Necesita ser completada con el examen del prójimo, es decir una extraspección y
combinarlo con el propio en un auto-hetero-examen.
- Autocrítica: Es en primer lugar una ética de sí a sí, que desemboca naturalmente en
una ética para el prójimo. Exige a la vez trabajar para bien pensar y bien pensarse,
la vuelta sobre sí para objetivarse, comprenderse y corregirse. Constituye un
principio de pensamiento y una necesidad ética.
Se trata de dar energía a una consciencia autocrítica de control, que pueda
examinar con la menor discontinuidad posible nuestros comportamientos y
pensamientos para reconocer en ellos las trampas del autoengaño y la
autojustificación. La lucha fundamental de la autocrítica es contra la autojustificación.
- Honor: El honor está determinado, en las morales tradicionales, por las normas y las
prohibiciones de la sociedad. Así, el honor nos pide ser legales, saber ser legal,
conservar la dignidad, no ensuciarla con bajezas, villanías. Nos pide que no haya
disyunción ni contradicción entre nuestras ideas. No traicionar verdades ni
amistades ni reglas. El honor pide respetar nuestra firma y mantener la palabra. La
lealtad y honestidad son cualidades a la vez para sí (honor) y para el prójimo.
- Tolerancia
- Práctica de la recursión ética: La recursión ética pone igualmente en bucle
comprensión/explicación: toda explicación debe ser completada con la comprensión
y viceversa. La recursión ética nos refuerza inmunológicamente contra nuestra
tendencia a culpabilizar al prójimo, convertido en chivo expiatorio de nuestras faltas.
- Lucha contra la moralina: La moralina juzga y condena en virtud de criterios
exteriores o superficiales de moralidad, la moralina se apropia del Bien y transforma
en oposición entre bien y mal lo que en realidad es un conflicto de valores. Sustituye
la purificación ética por la polémica y evita el debate por la puesta en el índice de
adversarios juzgados indignos de refutación. La moralina transforma el error del
prójimo en fausto moral. La paradoja es que en nuestra época de carencia de
fundamento ético, hay un exceso de juicios morales, de hecho juicios de moralina
(indignación, culpabilización, reprobación, denuncia virtuosa)
- Resistencia al talión y al sacrificio del prójimo
- Un hacerse cargo responsable: La consciencia de responsabilidad es lo propio de un
individuo/sujeto dotado de autonomía. La responsabilidad necesita ser irrigada por el
sentimiento de solidaridad, de pertenencia a una comunidad. Tenemos que asumirla,
frente a nuestra vida y a nuestro prójimo. Somos totalmente responsables de
nuestras acciones palabras y escritos, pero no de la interpretación o sus
consecuencias.
2. Una ética de la comprensión
- Con la conciencia de la complejidad y las derivas humanas
- Con la apertura a la magnanimidad y al perdón
3. Una ética de la cordialidad (con cortesía)
4. Una ética de la amistad
La cultura psíquica
Reconocer la incomprensión
Reconocer la comprensión
La comprensión subjetiva es fruto de una comprensión de sujeto a sujeto, que permite, por
mimesis, comprender lo que el prójimo vive, sus sentimientos, motivaciones, sufrimientos y
desgracias. Son sobre todo el sufrimiento y la desgracia del prójimo lo que nos lleva al
reconocimiento de su ser subjetivo y despierta en nosotros la percepción de nuestra
comunidad humana.
La comprensión compleja del ser humano se niega a reducir al prójimo a un solo rasgo y lo
considera en su multidimensionalidad. La reducción es hace incapaz de comprender al
prójimo, produce un enorme consumo de culpables.
Comprender la incomprensión
El metapunto de vista
En el nivel de las ideas, un conocimiento común de los mismos hechos no basta para la
comprensión mutua. Los paradigmas que determinan los modos de pensamiento, las
visiones del mundo son incapaces de comprenderse unos a otros.
El principio de reducción que reduce un todo complejo a uno de sus componentes, que aísla
del contexto, produce incomprensión de todo lo que es global y fundamental. El principio de
disyunción se alía con el de reducción para impedir concebir vínculos y solidaridades entre
los elementos de una realidad compleja y produce igualmente la invisibilidad de lo global y
lo fundamental.
El principio de reducción pide que quien ha cometido un crimen sea criminal
permanentemente, criminal por esencia. Impide comprender que ningún criminal es
íntegramente criminal, y que también él tiene una personalidad múltiple.
El error
La incomprensión entre cultura y cultura: Puede ser producida por la incomprensión hacia el
prójimo.
Como para un dios, somos servidores de la idea que nos sirven. Como para un dios
podemos vivir, matar y morir por una idea. Las ideas manipulan más de lo que nosotros las
manipulamos.
El egocentrismo y el autocentrismo
El proceso mental tan frecuente como es el autoengaño, puede conducir a la ceguera sobre
el mal que se comete y la autojustificación en la que se considera como justas represalias el
asesinato del prójimo. Todo lo que se afirma de manera autocéntrica se resiste a la
comprensión de la alteridad (etnia, nación religión, individuo).
Quien comprende entra en una disimetría total con aquel que no puede o no quiere
comprender, y en particular con el fanático que no comprende nada. El pensamiento
complejo evita disolver la responsabilidad en un determinismo que disuelve toda autonomía
del sujeto, y condenar pura y simplemente al sujeto juzgado responsable y consciente de
todos sus actos. Evita el reduccionismo sociológico así como el moralismo implacable.
Existe el conflicto entre la ética de la comprensión y la ética de la responsabilidad.