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¿Cuáles son los aportes que la educación popular y la investigación (acción) participativa
pueden hacer a la construcción de ciudadanías y políticas públicas.
3. ¿Cuáles son los aportes que la educación popular y la investigación (acción) participativa
pueden hacer a las luchas por el respeto a las diversidades y por la equidad entre hombres y
mujeres?
Los aportes de la educación popular pueden verse reflejados en su carácter transformador,
que tienen que ver con la idea de un interés real por revertir las desigualdades sociales que
son mantenidas por la clase dominante y reproducida inconscientemente por la clase
dominada. Esta educación, pública, democrática y crítica, debe contener los elementos de
una educación para la revolución, con la necesidad de pensar nuevos paradigmas que
contrapongan y cuestionen las teorías que el desarrollo moldeado por la idea de progreso de
carácter individualista en sociedades de libre mercado han querido implantar en la sociedad,
esto por medio de una revisión de las mismas y establecer así las bases que permiten a la
sociedad liberarse a sí misma y a hacer sujetos libres de opresión en una sociedad en cambio.
En este proceso la construcción de ciudadanías es de vital importancia, pues esta implica la
apertura de espacios de participación y la puesta en marcha de procesos democráticos que
difieran con las actuales formas de representación. En ese sentido, la educación popular, dado
su carácter de educación crítica y constructiva, debe ser pensada también como un proyecto
en constante proceso de implementación. Por esto resulta fundamental que dentro de las
políticas públicas, en particular la de educación, se abra el debate sobre la misión de la
educación dentro de la sociedad, sobre si esta debe únicamente formar individuos para una
sociedad de mercado y servil al empresariado, o por el contrario, si el deber ser de la
educación, como lo propone la educación popular, es un camino hacia la transformación de
la realidad, lo cual solo es posible con la aplicación de la técnica, la tecnología y el
conocimiento para mejorar las condiciones de existencia de la población.

La investigación (acción) participativa, al igual que la educación popular, tiene como uno de
sus objetivos fundacionales la búsqueda por el cambio en las condiciones reales de existencia
de las comunidades oprimidas, la producción de un conocimiento propositivo y
transformador mediante un proceso de debate, reflexión y construcción colectiva de saber,
que entre los diferentes actores del territorio permita lograr la transformación de la sociedad.
Esta es importante, porque permite elaborar una metodología que de sentido al accionar de
los sujetos en la revolución. En consecuencia, la investigación participativa logra articular
procesos que se dan dentro de las mismas comunidades, con sus particularidades propias,
definiendo únicamente aquellas pautas que permitan llevar a cabo los proyectos, elemento
este que contribuye al fortalecimiento de las ciudadanías, dado su carácter inclusivo y
democrático. Respecto a las políticas públicas, la investigación (acción) participativa,
permite definir en primer lugar, cuando debe llevarse a cabo la acción, y el por qué en
poblaciones alejadas y en comunidades urbanas son necesarios igualmente políticas
sanitarias, educativas, ambientales o de vivienda, en este caso la investigación como acción
permite dar cuenta de cuáles son los problemas latentes dentro de cada comunidad, haciendo
que esta misma sea quien plantee las soluciones y se apropie de la política pública.

Así como la educación popular y la investigación (acción) participativa tienen un


compromiso con la construcción de ciudadanías y la elaboración y puesta en marcha de las
políticas públicas dentro de las comunidades, estas tienen mucho que aportar al respeto de
las diversidades y la equidad entre hombres y mujeres puesto que es en este aspecto donde
más se carece de valores humanísticos y por ende mayor debe ser pensada la sociedad. La
sociedad, configurada desde una visión patriarcal y machista, impide a sí misma la
construcción real de procesos democráticos amplios e incluyentes. Así pues, la educación
popular y la acción deben de propiciar procesos de análisis y reflexión colectiva que lleven
a la concientización de la población con el objetivo de que no se normalicen las conductas
machistas y opresoras dentro de la sociedad, implica pues desnaturalizar los hábitos de
opresión, ideología y alienación. En este sentido, la educación y el educador juegan un papel
muy importante, puesto que de ella depende desligarse de las ideas dominantes en función
de la opresión social y buscar ideas alternativas en procesos con la misma comunidad que
busquen el respeto por las ideas y por las personas. Esto no es fácil, pues la intolerancia ha
llevado en las sociedades pobremente educadas a la perdida por los valores y el respeto por
las normas, lo cual repercute en prácticas de abuso y de violencia, que se reproducen si no se
cuestionan y se mantienen si no se denuncian. En este caso, la investigación y el investigador,
si bien deben ser objetivos y tener respeto por las realidades de las mismas comunidades, no
pueden ser neutrales al momento de reflexionar y actuar sobre las manifestaciones de poder
asimétrico, pues en esta se encuentra la esencia misma de la acción, que debe llevar a la
trasformación de las condiciones de existencia y no a la sola descripción de los hechos.

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