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“Investigación con células madres” Por Roberth Lanza y Nadia Rosenthal

Relatoría realizada por Jessica Perdomo y Carol Barrero

En la siguiente relatoría los autores (Roberth y Nadia) nos relatan como las celulas madre
nos ofrecen la posibilidad de reemplazar o regenerar zonas lesionadas del cuerpo y curar
enfermedades. Los tratamientos con ellas han generado confusión entre el público e incluso
entre los propios científicos. Las más versátiles que son las células madre embrionarias proceden
de un embrión que formaría tres capas germinales y por fin los diversos tejidos del cuerpo,
proceden de embriones sobrantes de procesos de fecundación in vitro (FIV). Estas células suelen
recuperarse de la congelación: tras descongelarse, se diferencian en varios tipos celulares en una
placa de cultivo pero no todas las líneas humanas de CME evolucionan de igual forma.

En la identificación de células podemos leer que ante la necesidad de encontrar marcadores más
fiables que permitan distinguir CME verdaderamente pluripotentes, se han puesto en marcha
varios proyectos para catalogar los genes que se activan o desactivan en el transcurso del
desarrollo de las CME in vitro, sin embargo, hasta la fecha, los perfiles de expresión génica de las
CME sólo han proporcionado resultados contradictorios y todavía continua la búsqueda.

En la diferenciación celular se están siguiendo dos estrategia, una investiga el “nicho” embrionario
natural en busca de señales ambientales y otra se propone recabar un perfil de los patrones de
expresión génica y asi encontrar genes que dirijan a las células a un tipo de tejido en particular. En
en el 2001 Ronald McKay, del norteamericano Instituto Nacional de la Salud, publicó que se habían
generado células secretoras de insulina a partir de CME de ratón pero el año apsado, Douglas A.
Melton, de la Universidad de Harvard, repitió los experimentos de McKays y descubrió que las
células no habían producido insulina sino que la habían absorbido de su medio de cultivo. Expertos
han optado por una solución intermedia: obligar a las CME a pasar a un estado más estable,
aunque todavía flexible, de célula progenitora, antes de administrarlas pero CME y su progenie
tienen la misma probabilidad de ser rechazadas por el sistema inmunitario que un órgano
transplantado.

En la reprogramación celular engañan al ovulo con el núcleo (donde se encierra el material


hereditario) de un óvulo sin fecundar se extrae y se reemplaza por el núcleo de una célula somá-
tica y se dividiría como un embrión normal. Uno de los autores (Lanza) ha demostrado que
pueden inyectarse células madre parcialmente diferenciadas de un embrión clonado de ratón en
el corazón del múrido donante de aquéllas; éstas acuden a la zona infartada y, en un mes, el 38
por ciento de la cicatriz ha sido reemplazada por tejido sano. Se acaba de lograr ahora una
transferencia nuclear de células somáticas (TNCS) que ha originado una línea humana de células
troncales. Las altas tasas de deformidades y mortalidad asociadas a la producción de animales
mediante clonación han puesto en tela de juicio la salud de las CME derivadas de embriones
clonados. Sin embargo, cuando se ensaya el potencial de una línea de CME clonada, mediante
inyección de las células en un blastocisto animal en desarrollo, los animales resultantes parecen
ser perfectamente normales. Este resultado sugiere que, si bien la clonación con fines
reproductivos es a todas luces harto impredecible para aplicarla en humanos, la clonación con
fines terapéuticos ofrece mayor viabilidad, pues las CME obtenidas mediante transferencia nuclear
son equivalentes —en cuanto a su pluripotencia— a las CME normales.

En el Potencial autorreparador de las células madre adultas: los expertos investigan si los tejidos
que no se autorreparan con facilidad muestran algún bloqueo de la regeneración natural y, de ser
así, si será posible desbloquear tal capacidad regenerativa. Apenas existe consenso sobre cuál es el
verdadero origen y el potencial de varias células madre adultas. Ni siquiera podemos asegurar que
las células madre adultas específicas de un tejido se originen dentro de ese tejido o bien
desciendan de células madre hematopoyéticas circulantes. Tampoco sabemos hasta qué punto
dichas células pueden forzarse a diferenciarse en tejidos distintos de su tipo específico o si tal
transdiferenciación conseguida in vitro podría reproducirse en un organismo vivo.

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