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ANA RIVAS GESTAL

REPERTORIO ORQUESTAL II
SAXOFÓN
Curso 2018/2019
Las Danzas Sinfónicas es una suite orquestal en tres movimientos. Es la última
composición de Sergéi Rachmaninov, finalizada en el año 1940.

El compositor:
Rachmaninov fue un compositor que vivió
un poco al margen de la nueva era musical
que se estaba viviendo con el cambio de
siglo, debido a esto se le puede considerar
como “el eterno romántico”.
El compositor nace el 1 de abril de 1873 en
Oneg, provincia de Novgorod (Rusia).
Comienza sus estudios en el Conservatorio
de San Petersburgo y, posteriormente, en
el Conservatorio de Moscú continuaría su
formación. En Moscú estudió piano con
Zverev y con Ziloti y escritura musical con
Arensky y Taneiev, pero sería el maestro
Chaikovski el que alentase a Rachmaninov
a dar sus primeros pasos en la
composición, siendo de sus últimos años
en el conservatorio sus primeras creaciones como el poema sinfónico El príncipe
Rostislav y su Primer concierto para piano. Sin embargo, el fracaso de su Primera sinfonía
le hizo paralizar su producción durante varios años, volviendo a la composición con su
Segundo concierto para piano con el que daría el pistoletazo de salida a una intensa
actividad compositiva.
Debido a la revolución rusa, se refugió a finales de 1917 en el oeste de Europa y
posteriormente emprendió viaje a norte América, donde vivirá hasta el final de sus días.
Fallece en Beverly Hills (Estados Unidos) el 28 de marzo de 1943.
A pesar de que tres cuartas partes de su producción compositiva fueron realizadas antes
de exiliarse, sí va a contar con obras importantes que se van a datar en su periodo en
occidente. Obras concertantes o sinfonías, entre las que se pueden destacar su Cuarto
concierto, su Rapsodia sobre un tema de Paganini, su Tercera sinfonía o las Danzas
Sinfónicas.
Tras establecerse en Estados Unidos, su carrera como compositor se vio un poco
eclipsada por la de concertista, además de la de director. Rachmaninov se convertiría en
uno de los grandes pianistas del momento, lo que le proporcionaría un importante
sustento económico. Como comenta Robert P. Morgan “La inactividad compositiva que
va a sufrir a su llegada a América se deberá a la sensación de aislamiento cultural que le
produjo su situación de exilio. La completa falta de correspondencia entre las propias
inclinaciones musicales del compositor y las tendencias composicionales existentes en
aquella época desempeñaron un papel igualmente importante”.
No solo la nostalgia de su país va a caracterizar su modo de crear, ya que junto a esto
también le influiría su temperamento impresionable, angustiado e introvertido. Todo
esto nos explicará porque su música se mantuvo dentro de un estilo post-romántico
mucho más tradicional al de sus compañeros generacionales pero que, sin embargo,
será el que mejor se adapte a su naturaleza. A pesar de que el contenido de su música
pudiese estar considerado como “pasado de moda”, en muchas ocasiones gracias a esto,
lograría alcanzar un gran éxito, debido, sobre todo, a una expresividad totalmente
novedosa.

La obra:
En el verano de 1940, Rachmaninov compone esta obra mientras se recuperaba de una
cirugía menor cerca de Huntington, en Long Island. En agosto de este mismo año,
sorprendió a su amigo Eugène Ormandy, director de la Orquesta de Filadelfia con el que
había grabado sus conciertos y con el que posteriormente estrenaría sus últimas obras,
con la noticia de que tenía una nueva composición para estrenar en su orquesta.
En su origen, esta obra se iba a titular Danzas fantásticas y cada uno de los movimientos
se conocerían por el nombre de: El día, El crepúsculo y Medianoche. Posteriormente,
Rachmaninov decide suprimir esta designación que le había atribuido a cada uno de los
movimientos, cambiando también el título de la obra por el que la conocemos hoy en
día.
Las Danzas sinfónicas es una obra retrospectiva que resume la filosofía musical y
personal del autor, además de evocarnos su periodo casi de juventud debido a que una
de las partes de la composición la recicló de la obra, Los escitas, un ballet anterior que
comenzó a escribir en 1915 y que no concluiría.
La obra fue estrenada en Filadelfia el 3 de enero de 1941, bajo la dirección del maestro
Eugène Ormandy.
Entre las últimas obras del compositor se puede atisbar un lenguaje distinto que nos
puede llevar a un relativo modernismo a través de una expansión lírica invariablemente
presente en su producción. Son las Danzas sinfónicas una de sus pocas obras del último
periodo en la que se puede ver una evolución en su nivel armónico y tímbrico, que se
desprende parcialmente del post-romanticismo.
La orquesta de la que hace uso Rachmaninov es de una riqueza nunca vista en obras
anteriores del compositor, incluyendo instrumentos que se apartan de la formación
habitual de la agrupación sinfónica, como el saxofón. Igualmente se despliega ante
nosotros un nutrido grupo de percusiones, así como instrumentos secundarios de
algunas maderas (clarinete bajo y contrafagot) y el empleo de dos arpas.
En el primer movimiento, Non allegro, una célula arpegio de tres notas sobre un fondo
ritmado constituye la unidad de la que nacerá el tema principal de este movimiento.
Este impulso rítmico va a lograr un innegable atractivo debido al ácido timbre de las
maderas, que cada vez se hará más inquietante al aumento del peso en la orquesta. La
bella melodía que realiza el saxofón alto, sobre todo en la sección del medio del primer
movimiento, está acompañada por un fondo realizado por los oboes y los clarinetes que
en conjunto crean un estado de ánimo perfecto con un colorido pastoral que recuerda
la nostalgia de su país natal. Este tratamiento orquestal puede resultar un tanto raro en
Rachmaninov pero no desconocido en la música de la época, ya que lo podemos
escuchar en el ballet, Romeo y Julieta (1935) de Prokofiev.
El segundo movimiento, Andante con moto-tempo di valse, es un vals melodioso y
misterioso en 6/8, a diferencia del compás tradicional de vals de 3/4. Las combinaciones
de armonías y de timbres es difícil de creer que no fuera compuesta por un francés
debido a sus similitudes. En cualquier caso, es una verdadera obra maestra, y puede
aguantar cualquier comparación.
En el último movimiento de la obra, Lento assai-Allegro vivace, aparece el tema Dies irae
después de una carrera jadeante de exclamaciones y choques orquestales, además del
sonidos de campanas. Rachmaninov se dejará atrapar en más de una de sus obras por
este tema religioso, pero en esta ocasión no será el único ya que incluye uno nuevo de
la liturgia ortodoxa, el Bendito seas, Señor. Se crea un episodio de profundidad lírica que
precede al vasto final donde los dos temas religiosos se afrontan con una poderosa
orquestación, reforzada por la percusión.

El fragmento orquestal:
A. El solo
El solo consiste en una melodía solemne molto expresivo, que presenta la parte
lenta del primer movimiento. Se trata de la primera intervención del saxofón en
esta obra. Con respecto a la dinámica se encuentra en un matiz cómodo (mf) y
va creciendo hasta llegar al punto al punto de inflexión donde empieza a bajar
poco a poco hasta llegar al p de la última nota. La dinámica va acompañada del
registro empleado.

B. Qué le antecede
El solo se encuentra en el primer movimiento, que consta de un Non Allegro y un
Lento. En el Non Allegro se presenta el tema principal, a través de los diferentes
instrumentos. El Lento lo presenta el oboe con un contrapunto del clarinete. El
tema en esta sección lo lleva el saxofón alto.

C. Qué precede
Este solo precede a la entrada de las cuerdas a unísono con la melodía, con el
contrapunto del piano.
D. Qué ocurre a la vez
Mientras el saxofón solista presenta el tema del Lento del primer movimiento, el
clarinete sigue haciendo el mismo contrapunto que ya venía haciendo de antes.
Cuando el saxofón acaba cada una de las frases del solo, las dobles lengüetas le
responden.

E. Características y dificultades que presenta el solo


Una de las características que más me llama la atención es que este solo propone
que puede ser tocado por el músico que toque el clarinete bajo. También añadir
como característica y como dificultad que el saxofonista no toca hasta el
momento que aparece el solo (aproximadamente el minuto 3 y medio) y esto
puede afectar gravemente a la afinación, pero también al primer ataque.
Una de las dificultades personales fue el ser capaz de tocar este solo expresivo
pero sin olvidar que se trata de una melodía seca y distante (expresivo no es lo
mismo que cantábile)

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