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DRA. MARÍA MONTESSORI 1870-1952.

LOS ORÍGENES DE
MONTESSORI,

por J. Ewart Smart

(Un examen de la obra realizada por María Montessori)

INTRODUCCIÓN

La Dra. Montessori, nación en Chiaravalle, provincia de Ancona, Italia, el 31 de agosto de 1870.


Fue hija única de Renilde Stoppani y del Cavaliere Alessandro Montessori, miembro activo del de
una asociación con aspiraciones liberales, cuyos objetivos principales eran la promoción de la
libertad y la unidad nacional, sin embargo, tenía muy poca semejanza con la que se practicaba
en casa.

Fue parte de una familia severa, tuvo la suerte de poseer una madre culta, con grandes
cualidades intelectuales, con una visión independiente del mundo, y que estaba decidida a
procurar para su hija la libertad para desarrollar sus potencialidades y que, cuando se ponía en
práctica de modo excepcional, sobresalía por su unilateralidad masculina.

INGRESO A LA ESCUELA PRIMARIA

A la edad de 3 años, ingreso a la escuela primaria en Roma. Escuela, tenía una atmósfera rígida
y represora en la cual los niños dóciles se mantenían dóciles y prosperaban, mientras que los
genios rebeldes que se volvían en niños “problema”.

Vemos así que en el origen del movimiento Montessori, está la sublevación contra el formalismo,
así como la intención de transformar las relaciones humanas, de introducir un medio ambiente
realista, y de cultivar un espíritu de independencia, todo lo cual desembocó en un movimiento
mundial que apoyaba la Causa del Niño.

DESARROLLO POSTERIOR

Fue una pequeña que se rehúsa a ser normalizada y fue transformada de una “mediocre” -como
injustamente se le consideraba- en una alumna sobresaliente, hasta egresar finalmente de la
escuela media superior con una calificación que le aseguraba el ingreso inmediato en la Facultad
de Ingeniería en la Universidad de Roma en la que se aceptaban sólo a varones.

Ella poseía un espíritu pionero y sus experiencias con la pobreza, el dolor y la enfermedad la
convencieron de que su misión residía en el dominio de la medicina, y a esa facultad hizo su
transferencia en el momento adecuado.

ROMPIMIENTO CON LA TRADICIÓN


Los compañeros de María se opusieron tenazmente a que ella asistiera a los cursos, por lo cual,
el profesor opto por que continuara en casa, el padre demostraba hacia la estudiante una
indiferencia, mitigada por el consejo amable y el apoyo decidido que su madre.

Obtuvo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Roma el máximo reconocimiento; a


partir de ese momento su padre reconoció que su hija era dinámica, poseedora de un espíritu
aventurero, dispuesta a librar batalla frente a cuanto contendiente se presentara. Tuvo la fortuna
de atestiguar que la libertad por la que tanto había luchado, y que ella iba a convertirse más
tarde en punta de lanza de un movimiento internacional iniciado con el propósito de formular y
defender los derechos del niño.

LA EXPERIENCIA CON DEFICIENTES MENTALES

Obtuvo el cargo de profesora en la clínica psiquiátrica de la Universidad. Como parte de su


trabajo, visitó el Asilo ara Enfermos Mentales de Roma, que albergaba a un grupo de niños con
retraso mental. La deplorable situación en que se encontraban esos inadaptados despertó en
ella un profundo sentimiento de compasión, por lo que decidió concentrar toda su energía y su
talento en la búsqueda de una solución a este grave problema social, relegado con tanta
facilidad.

Con la creación del material sensorial y con los “ejercicios de vida práctica”, logró que estos
niños desarrollaran confianza en sí mismos, de independencia y autodisciplina. Al hacer uso total
de su limitada capacidad intelectual y al despertarse en ellos un sentido de dignidad, estimulados
por el amor, los pequeños superaron el tedio y el vandalismo, y se esforzaron por alcanzar el
trabajo en común. Llegó a la conclusión de que para la instrucción de los deficientes mentales se
requería un enfoque pedagógico más que uno médico.

Realizo un análisis exhaustivo del campo pedagógico, incluyendo la traducción en manuscrito del
libro de Séguin, un estudio de los Clásicos y de sus métodos, así como una serie continua de
experimentos, gracias a los que logra que algunos de los deficientes mentales por ella atendidos
aprobaran el Examen Oficial de lectura y escritura. “Mientras todos se admiraban del progreso de
mis débiles mentales, yo me preguntaba cómo era que los alegres y saludables alumnos de las
escuelas normales se hallaban reducidos a un nivel tan bajo que estudiantes en tan tristes
condiciones como los míos, los habían igualado en las pruebas de inteligencia”. * El
Descubrimiento del Niño (1948)

Sus experimentos, en el Congreso Pedagógico de Turín en 1898, propiciaron el establecimiento


de las primeras escuelas de educación especial para deficientes mentales en Italia y más tarde
en otras naciones.

Fue nombrada directora de la Scuola Ortofrénica de Roma, cargo que ocupó durante dos años. A
través de la experiencia práctica, se puso en contacto con la pedagogía .A partir de esos dos
años tuvo la intuición de que el método de Séguin estaba basado en principios mucho más
razonables que los aplicados en la educación ordinaria y que con ellos se lograba no sólo que
los alumnos aprendieran algo, sino que desarrollaran su personalidad.

Después de abandonar la escuela para deficientes mentales, María regresó a la universidad para
estudiar filosofía y asistir a los cursos de psicología experimental, en las universidades italianas.
Al mismo tiempo realizaba investigaciones sobre antropología pedagógica en escuelas primarias
públicas, lo cual le permitió estudiar tanto los métodos como las regulaciones que se aplicaban
en la educación de los niños normales.

María deseaba ahora poner en práctica con niños normales el método que había utilizado. No
había pensado en aplicar ese mismo método a niños más pequeños. Decidió llevar esto a cabo
en la primera oportunidad, que le ofreció el Instituto Romano dei Beni Stabili, el cual le
proporcionó un salón para reunir a los niños de las casas vecinas. El resultado fue tan
sorprendente que el Instituto decidió abrir en cada conjunto de viviendas una Casa de los Niños,
Casa dei Bambini.

CASA DEI BAMBINI

LA PRIMERA Casa dei Bambini surgió de este salón colmado de niños con una única asistente,
la hija del vigilante. Bien podríamos decir que “empezó de la nada”, situación ideal para quien
posee los dones de la imaginación, la creación y la improvisación, pero reto difícil con cincuenta
bribonzuelos de entre 3 y 6 años, que desafiaban a la autoridad y que se mostraban inclinados al
desorden. Si faltaban asientos en esa primera Casa dei Bambini, los pequeños trabajaban en
tapetes esparcidos por el piso, adoptando las posiciones a las que estaban acostumbrados.

Contaban con el material de Séguin -y, literalmente, con montones de juguetes y había
oportunidad de introducir material científico bien diseñado que servía para demostrar e ilustrar
los nuevos principios y los nuevos descubrimientos.

Algunas piezas del material resistieron la prueba y fueron conservadas otras no. Poco a poco, la
Doctora pudo disponer el material en orden psicológico a fin de ajustarse a la cadena del
desarrollo mental. La elección del material quedaba en manos del pequeño y la maestría se
lograba gracias a la repetición y a la práctica espontáneas, análoga a la práctica realizada en los
juegos con objeto de alcanzar la perfección.

Al manipular el material, los niños llevaban a cabo un trabajo dirigido consciente o


inconscientemente hacia el logro de ciertos fines; por ejemplo, el de leer y escribir y realizar
operaciones aritméticas correctamente; con eso se ayudaba al desarrollo del niño, utilizando la
psique o energía dinámica del pequeño como fuerza motriz.

UN CAMBIO IMPORTANTE

Se dio entonces un enorme cambio en la conducta de estos niños y en los educados en forma
tradicional. Por vez primera habían sido tratados como “personas”, con dignidad y la
comprensión.

En un ambiente preparado especialmente para los niños y trabajando con material


científicamente diseñado, didáctico, preciso y apto para la autocorrección, hasta el pequeño más
desanimado se percataba del reto y aprendía a concentrarse en la tare, además de gozar sus
esfuerzos: llegaba al descubrimiento, en un éxtasis de alegría y satisfacción, que lo impulsaba a
conseguir nuevos triunfos.

LOS PRIMEROS TIEMPOS


El establecimiento de la Casa dei Bambini logra éxito gracias a la iniciativa, el poder de
adaptación y la voluntad para alcanzar un objetivo científico, mejorar las condiciones del
aprendizaje.

Un proyecto de vivienda para personas de bajos recurso, deja en claro que mientras los padres
procuraban ganarse la vida, los niños, abandonados a sus propios recursos, crecían en estado
salvaje y en delincuencia.

Decidieron entonces reunirlos en un cuarto de algunos de los edificios junto con un comité de
mujeres bondadosas y bien intencionadas recolectan fondos para amueblarlo; compran una
amplia colección de juguetes con objeto de que los niños se mantuvieran ocupados e
interesados. Estos juguetes mostraron su utilidad como medio para atraer la atención del niño;
Dra. Montessori pronto descubrió sus fallas, añadió el material que había empleado con los
deficientes mentales. No retiró la colección de juguetes, sino que fueron los mismos niños
quienes mediante sus acciones mostraron claramente su deseo de trabajar con el material
sensorial.

CLASIFICACIÓN DEL MATERIAL Y REACCIONES OBTENIDAS

De acuerdo con su coeficiente intelectual, los 50 niños entre los 3 y 6 años podían clasificarse
como normales, pero a causa de su crecimiento anormal debido principalmente a la ausencia de
cuidados paternos, podrían ser calificados como socialmente deficientes.

Resultaron reveladoras las reacciones que ante el material mostraron los niños deficientes, los
normales y los superdotados. El débil mental, una vez que había establecido una relación
armoniosa con el ambiente, requería aún de estímulos y atención, en suma, requería que se le
persuadiera mediante halagos, aceptaba toda la ayuda y estaba satisfecho cuando completaba
el trabajo fijado.

Al llegar a ese punto parecía haber agotado sus reservas de energía intelectual y denotaba muy
pocos deseos de repetir la tarea. En algunos casos, el conocimiento obtenido con tanto esmero
parecía desvanecerse en poco tiempo y había de otorgársele algún estímulo a fin de que
repitiese la labor y afianzara el conocimiento.

En el caso del niño normal, éste se sentía ofendido por las interferencias, pues las consideraba
una afrenta para su ego; prefería hacer él mismo sus propios descubrimientos y aspiraba a la
independencia, para lo cual realizaba numerosas repeticiones espontáneas. Se mostró siempre
dotado de inagotables reservas de energía y entusiasmo.

Para el niño sobresaliente, el material constituía un reto que superaba fácilmente absteniéndose
de repeticiones para buscar nuevos campos, alentado por una enorme confianza en sí mismo.

Es conveniente resaltar que desde el principio estaba arraigado en los niños el ardiente deseo de
trabajar y, durante la etapa en que no se diseñaba todavía nuevo material, se entregaban los
pequeños a otro tipo de labores domésticas cotidianas.

ADAPTÁNDOSE A LAS PROPORCIONES

Por desgracia, los cepillos, las escobas, las charolas, todo era demasiado grande y difícil de
manejar, y no había en la ciudad dónde adquirir utensilios de tamaño adecuado.
La cuestión del tamaño, la proporción y el color ocupó entonces el primer plano, propuso la
requisición de sillas, mesas y utensilios domésticos para que se adaptaran y sirvieran de
muebles en un ambiente lleno de colores agradables. Habían de adaptarse también los
elementos de la estructura -puertas, tazas de baño, etc.

No obstante, era necesario considerar el factor económico, por lo cual fue tomado como
exagerado y fue rechazado.

Con sus propios y exiguos recursos, así como las contribuciones, fue transformando los salones
en una casa hermosa, llena de alegres colores.

Para los pequeños que la ocuparon representó un paraíso terrenal, y cierto visitante que
permaneció varias horas dentro del recinto la llamó “Casa de los Niños”, en Italiano Casa dei
Bambini, nacida en el Beni Stabili en 1907.

CUIDADO DEL AMBIENTE

Tocaba asegurarse ahora de que recibiría un trato cuidadoso; había que acercarse la impresión
de ser propietarios en común y se familiarizaran con los cuidados que habían. Era necesario
eliminar el temor asociado a las órdenes militarizadas, a las veladas amenazas y los castigos
físicos y mentales.

En el olvido quedaron las frases “No toques” y “Vas a ver”. La ocurrencia de accidentes menores
proporcionó la oportunidad de introducir técnicas en vivo: cómo evitar que el agua se derramara
o que se cayeran los objetos, en suma, cómo hacer las cosas tranquila y correctamente sin
molestar al vecino. Los modales y hábitos más sencillos tenían que enseñarse con mucha
paciencia, con cortesía y amor.

Para satisfacer el deseo de los niños de valerse por sí mismos se requería todo un equipo de
cepillos y peines, cepillos para uñas, jofainas y otros utensilios domésticos de tamaño adecuado
para llevar a cabo los “Ejercicios de la Vida Práctica”, se desarrolla la vida en sociedad, con la
ayuda personal y comunitaria. múltiples incidentes reemplazaron el régimen antiguo tan
generalizado del control objetivo por medio de hábitos que llevaban al autocontrol y se desarrolla
una disciplina interna acompañaba a esa nueva libertad obtenida en silencio, lentamente, en
condiciones felices que engendraban felicidad.

NIÑOS EVACUADOS

Entre los niños que fueron trasladados de la ciudad al campo durante la guerra de 1939-1945,
aquellos que habían sido educados en la línea Montessori se adaptaron rápidamente, sin
ocasionar casi ningún problema. Supieron cómo hacer uso de la libertad, cómo trabajar tanto
individual como colectivamente, tenían buenas maneras y cuidaban con esmero excepcional el
material.

DE REGRESO A LA CASA DEI BAMBINI

Para llegar de nuevo a nuestra Casa dei Bambini original, he aquí una descripción fascinante de
los cambios operados en estos pequeños. La intuición, la paciencia y la ayuda científica. Los
sucios rapazuelos cuidaban ahora con esmero, vándalos que otrora se refocilaban en manchar y
destruir su entorno, lloraban por error.
Después de haber sido utilizado, todo el material tenía que colocarse nuevamente, en orden. Se
hizo caso omiso de los costosos juguetes, abandonando al poco tiempo para dedicarse a
trabajos domésticos y ejercicios sensoriales. Los niños más grandes que antes se divirtieron,
ahora les prestaban ayuda y los trataban con amabilidad y afecto. Poco a poco iban adquiriendo
la técnica de hacer las cosas con precisión, técnica que requería de una gran concentración para
guiar cada uno de los movimientos que realizaban y se desarrolló en ellos el hábito del
autocontrol. Una disciplina interna acompañaba a la nueva libertad de que disfrutaban en sus
vidas.

CAMBIO DE COMPORTAMIENTO

Durante el período de normalización, aquellos que en el pasado se comportaran como diablillos


habían ahora adoptado una actitud tímida, Con el tiempo fue quedando atrás esa timidez y los
niños se mostraron alegres, abiertos, francos.

Los niños no habían recibido ninguna lección de ética; nadie los había regañado o castigado,
tampoco se les había ofrecido premio alguno. Les había enseñado a usar objetos adecuados a
su tamaño y les había permitido moverse con libertad en el ambiente que les había preparado;
querían más bien trabajar con los utensilios puestos a su disposición. No querían que se les
brindara ayuda, sino hacer todo ellos mismos.

El cambio total en la actitud llevó a meditar sobre la verdadera naturaleza del hombre, así como
sobre el significado y el propósito de las potencialidades internas que se revelaron ante su
mente, incrédula todavía.

ESTUDIO DEL LENGUAJE

Seis meses después de haberse fundado la “Casa dei Bambini”, las propias madres habían
experimentado la influencia de los niños.

Algunas de ellas se acercaron a la Dra. Montessori para pedirle que enseñara a sus hijos a leer y
escribir. “Nosotras no podemos hacerlo, pues no sabemos leer ni escribir”.

Pensaba que los niños eran demasiado pequeños. Al intentar corregir la pronunciación de los
infantes, les mostraba el objeto y pronunciaba con gran claridad su nombre; analizaba su
estructura fonética y enunciaba claramente los sonidos (no los nombres de las letras alfabéticas)
que lo componían.

Por ejemplo, OCA --- O, C, A. OSO --- O, S, O. Esta demostración fascinaba a los pequeños. Se les
veía murmurar para sí, profundamente concentrados, analizando los sonidos de las palabras.
Aunque eran muy pequeños, la Dra. Montessori introdujo un material similar al que había
utilizado anteriormente con débiles mentales para estimularlos a escribir. “¿Quieren ver la ‘a’?”
Naturalmente que esta posibilidad les parecía a los niños milagrosa. ¿Cómo puede uno ver un
sonido? “Esta es la ‘a’”, proseguía la Dra. Montessori, y les mostraba la letra alfabética recortada
en papel lija y pegada en un papel brillante con el cual se cubría un cuadrado de cartón. Tomaba
la mano del niño y la guiaba para que sintiera la forma de la letra en la dirección en que se
escribía. El pequeño reaccionaba lleno de interés. Volvía a tocar la letra una y otra vez. El
contraste entre la áspera superficie de la letra y la superficie tan suave del papel en el que
estaba pegada servían de guía a la mano del niño, quien, cada vez que terminaba de tocarla,
decía “a”, “a”. Al verlo concentrado en una actividad fascinante, los demás pequeños se le unían.
Una por una fue enseñándoles todas las vocales y dos o tres consonantes. Hasta que un buen
día les dijo: “Vamos a ver cuántas palabras podemos formar con ellas”. Para hacerlo utilizó
letras recortadas en los que las consonantes se distinguían de las vocales por el color.
Pronunciaba las palabras una por una. Al ir analizando los sonidos, tomaba las letras apropiadas
y las colocaba una al lado de la otra hasta completar la palabra.

Debajo de esta palabra formaba lo siguiente. La lengua que utilizaba era el italiano, idioma
fonético (algo similar podría mostrarse con el inglés si eligiésemos las vocales y consonantes “t”
y “p”. Por ejemplo: pat (dar golpecitos), pet (mascota), pit (hoyo), pot (olla), put (poner), tap
(tapón), tip (extremo), top (cima).

Nuevamente estaban los niños encantados. Volver visibles palabras invisibles constituía todo un
reto fascinante y novedoso. Disponían para practicar de toda una serie de palabras. Nunca
habían visto escritas la mayoría de las palabras que cotidianamente empleaban. Los pequeños
analizaban todo tipo de términos y cuando no sabían alguna letra, iban a preguntar diciendo:
Conozco la a, la l y la o, pero no conozco la t. Enséñamela por favor, pues quiero escribir ‘alto’”.

DIBUJOS Y ESCRITURA

Otro de los ejercicios que gozaba de gran popularidad era pintar con lápices de colores dibujos
ya hechos.

Que cierto día un niño comenzara a escribir se consideraba como la consecuencia natural de los
estudios precedentes y una sorpresa maravillosa, tanto para el niño que escribía como para los
que lo rodeaban.

“Ya sé escribir, ya sé escribir”. Era como si alguien descubriera que le habían crecido alas y que
podía volar lo mismo que los pájaros.

¿Cómo imaginar que, a los cuatro años y medio de edad, y sin recibir ninguna enseñanza
específica, el niño “explotara” espontáneamente en la escritura? Hasta entonces, había sido una
ardua tarea para las dos partes de 6 y 7 años. Fue éste el inicio de la Dra. Montessori en el
campo de la educación.

UNA VIDA DEDICADA A LA INVESTIGACIÓN

Siguió adelante, consagrándose a la investigación, en las características y las extravagancias de


la naturaleza humana.

Debido a los acontecimientos políticos, su búsqueda se extendió por numerosos países de


Europa, América y Asia. Al verse obligada a abandonar un país tras otro le brindó la oportunidad
que de otra manera ella nunca hubiera buscado, quizás, de estudiar a la humanidad en vastas
áreas y en las circunstancias más variadas.

Esto también le dio la oportunidad de ampliar sus experiencias de “educación como ayuda a la
vida” desde el nacimiento a la madurez.

Su deseo de apoyar los objetivos e ideales de su fundadora en la lucha constante por la Causa
del Niño.

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