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SESION 4

Descentralización y Democracia: criterios programáticos y tareas


políticas.

Descentralización y democracia.

La primera y más importante dimensión programática de la descentralización es su contribución a


la democracia. Descentralizar implica distribuir el poder entre los niveles de gobierno, a lo largo del
territorio y entre los núcleos y organizaciones de la sociedad. Al hacerlo, la descentralización
redefine drásticamente, y en un sentido democrático, las condiciones del ejercicio del gobierno, del
funcionamiento del Estado y de sus relaciones con la sociedad. La descentralización se intersecta
pues con el tema de la democracia y el desarrollo; por eso forma parte de un programa de
transformaciones de alcance histórico en el país y compromete dimensiones fundamentales de la
vida nacional.

No siendo un fin en sí misma, la descentralización es, en cambio, un instrumento fundamental para


promover la democracia y el desarrollo: procura la igualdad de oportunidades para todos los
sectores sociales y todos los espacios regionales del país, así como el fortalecimiento de las
diversas identidades regionales a fin de lograr una plena integración de todas las vertientes que
conforman la nación peruana.

Respecto del Estado, la descentralización busca transformar su estructura para lograr un


acercamiento a las necesidades y aspiraciones de la sociedad, y la mejora significativa del
funcionamiento del aparato estatal en condiciones de democracia y eficiencia.

Simplificando, puede afirmarse que el otro nombre de la democracia es la descentralización. Tal


identificación adquiere extraordinaria vigencia en la situación peruana donde el autoritarismo del
régimen de Fujimori ha llegado a asumir en estos años las formas de una concentración sin
precedentes del poder de decisión y del manejo de recursos en el Ejecutivo como nivel central del
Estado. Este extraordinario reforzamiento del centralismo que históricamente ha padecido el país
es en gran medida responsable de que el esfuerzo realizado por la población en materia de ajuste
económico y pacificación, no haya fructificado en un nuevo modelo económico y social moderno,
competitivo y plenamente democrático.

Los aspectos programáticos de una propuesta descentralista en las actuales condiciones tienen
que ver con restituir plenamente las competencias y fortalecer las capacidades de las
municipalidades como órganos de gobierno local y células que organizan la convivencia
democrática desde las bases de la sociedad. Y, de otra parte, constituir nuevamente regiones en
el país a partir de los actuales departamentos y elegir mediante votación universal a sus
respectivos gobiernos regionales, y dotarlos de las competencias, organización y recursos
necesarios, no sólo para dar cumplimiento a lo dispuesto por la vigente Constitución Política, sino
para hacer reposar sobre nuevas bases el desarrollo nacional.

En lo que sigue se hace referencia principalmente al tema de la regionalización (la cuestión


municipal es materia de otro documento).

Gobiernos regionales autónomos: el régimen político de la regionalización.

Autonomía.

La primera cuestión a resolver es la autonomía de los gobiernos regionales. Son requisitos de la


autonomía: la personería jurídica independiente, el poder de decisión o competencias sobre
materias específicas, los recursos y rentas propias, y un ámbito territorial determinado sobre el cual
se ejerce jurisdicción.

La autonomía regional no adquirió rango constitucional en la Carta de 1993, como tampoco en la


de 1979 (salvo, de manera parcial, en el caso de las municipalidades). Las competencias y rentas
de los gobiernos regionales no tenían el carácter de originarias o constitucionales, hecho que
reducía significativamente el alcance real de su autonomía.

Se propone corregir este vacío impulsando las modificaciones correspondientes en la Constitución


de 1993, a fin de otorgar a la autonomía de las regiones (y municipalidades) la necesaria garantía
constitucional. Este paso, de indudable trascendencia para la estabilidad jurídica y política del
proyecto de descentralización debiera ser uno de los primeros puntos de un acuerdo nacional.

Distribución de competencias.

La siguiente cuestión es definir la asignación de competencias por niveles de gobierno. En principio


tanto regiones como municipalidades tienen acceso a:

- competencias políticas para dictar normas generales y reglamentarias, en las materias de su


competencia y en las que les delega el poder ejecutivo; planifican el desarrollo de sus ámbitos
respectivos y representan a la comunidad regional o local en la defensa de sus intereses.

- competencias en materia económica para crear, suprimir y modificar tasas, contribuciones y


derechos; formular, aprobar, ejecutar y evaluar su presupuesto y administrar sus bienes y rentas.

- competencias administrativas para establecer su organización interna y organizar, administrar y


regular los servicios públicos de su competencia o los que les fueren delegados.
Sobre esa base, pueden asignarse competencias específicas para cada nivel de gobierno,
observando el principio de subsidiariedad, según el cual ninguna función o competencia que un
nivel esté en capacidad de ejercer, podrá ser asumida por el nivel superior.

Se propone el siguiente esquema general de competencias según niveles de gobierno.

Gobierno central:

 Defensa nacional, orden interno, relaciones exteriores.

 Política macroeconómica y regulación general de mercados.

 Políticas sectoriales, Promoción de exportaciones y política general de competitividad.

 Medio ambiente y recursos naturales.

 Infraestructura vial, energética y de comunicaciones de alcance nacional.

Gobiernos regionales:

 Planeamiento estratégico y prospectivo:

 Políticas intermedias de competitividad y fomento empresarial.

 Promoción de la ciencia y tecnología.

 Medio ambiente y recursos naturales.

 Educación superior y salud.

 Ejecución de políticas sectoriales.

 Acondicionamiento territorial, infraestructura regional.

Gobiernos locales:

Provinciales:

 Promoción de la actividad productiva local.

 Educación primaria y secundaria.

 Saneamiento ambiental.

 Acondicionamiento territorial y zonificación urbana.

 Medio ambiente.

 Infraestructura y transporte urbano.

Distritales:

 Seguridad ciudadana.
 Programas de lucha contra la pobreza.

 Atención primaria de salud.

 Cultura, recreación y deportes.

 Parques y ornato público.

Transferencia gradual de competencias.


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Se ha señalado en un documento anterior que la gradualidad es un criterio estratégico de la
descentralización. El ejercicio pleno de competencias por parte de las futuras regiones no es un
punto de partida sino de llegada. Durante una larga transición las regiones realizan su aprendizaje,
acumulan capacidades y adquieren gradualmente nuevas competencias.

Se plantea limitar en una primera etapa la transferencia a competencias ejecutivas que permitan
poner las bases para el crecimiento, transformación productiva y desarrollo del potencial
competitivo de las regiones. Puesto que el marco general de competencias y rentas tendría
respaldo constitucional, se espera que los gobiernos regionales no sufran interferencia alguna, y
puedan desempeñar estas funciones con alta eficiencia. Se desplazan a una segunda etapa la
transferencia más amplia de poderes que incluyen capacidad legislativa regional, formulación de
políticas generales en su ámbito y por lo tanto un ejercicio pleno de la autonomía política
constitucionalmente reconocida.

Para que sea eficaz, el esquema de transferencia gradual de competencias debiera procurar:

 En lo político, un amplio respaldo concretado en acuerdos explícitos.


 En lo técnico-operativo, la definición de criterios absolutamente transparentes y objetivos para
determinar grados de desarrollo alcanzados por las regiones y el correspondiente acceso a
nuevas competencias.

Marco normativo y estructura orgánica.

Una ley orgánica debe normar la organización de los futuros gobiernos regionales, atendiendo a la
necesidad de contar con un órgano ejecutivo fuerte, con atribuciones y competencias que
garanticen una gestión eficiente y estable. La ley debe normar la composición del Consejo de
Coordinación Regional con presencia de alcaldes provinciales y un delegado de los distritales. El
órgano deliberativo se conforma por representación popular y elección directa y su elección debe
hacerse cuando las sociedades regionales han avanzado en constituirse como cuerpos orgánicos

1
Preparado para la I Asamblea Nacional del PDS.
con intereses definidos, una vida política madura, con partidos regionales y mecanismos
democráticos de representación de intereses.

Respecto de la formación de recursos humanos, la ley establece las bases de una carrera pública
profesional como sustento de las capacidades técnicas de los gobiernos regionales.

Relaciones interinstitucionales.

Las respectivas leyes orgánicas establecen los órganos de coordinación interinstitucional de


regiones y municipalidades. Las relaciones con el gobierno central se canalizan a través de un
Consejo Nacional de Descentralización conducido por el Presidente del Consejo de Ministros e
integrado por presidentes regionales y alcaldes. La ley debe normar su composición.

Por su parte, el Ejecutivo y los demás poderes del Estado, así como todas las instancias del nivel
central deben adecuarse por ley al proyecto de descentralización. Ello envuelve, por lo tanto, una
reforma integral del Estado.

Congreso Bicameral y distrito electoral múltiple.

Una cuestión de importancia crucial por su sentido descentralista es la introducción del distrito
múltiple para la elección de representantes al Congreso Nacional, lo que representa una
reivindicación inmediata de las regiones.

Siendo este un paso de gran significación, hay que reparar, no obstante, que una reforma más
completa sobre el tema debiera considerar –vía modificación constitucional- el retorno al sistema
bicameral en el Parlamento, introduciendo los cambios necesarios para modernizar y hacer más
fluido el procedimiento legislativo y fiscalizador.

La Cámara de Diputados se elegiría por distrito múltiple, cuyo número y tamaño fijados por ley
debiera atender el crecimiento de la población electoral del país. El Senado sería elegido por
regiones, de modo de que éstas tengan una presencia definida en la política nacional.

Régimen económico y descentralización productiva.

La dimensión económica y productiva de la descentralización ha recibido en el país escasa


atención. Esta procura modificar las tendencias a la centralización económica originadas en la
creciente fuerza de atracción ejercida por determinados espacios sobre capitales, mercancías y
población. La brecha entre estas regiones centrales y las otras atrasadas o periféricas tiende a
ensancharse continuamente por la acción acumulativa de las economías de escala y de
aglomeración, las externalidades positivas del flujo de capitales, las ventajas asociadas a la
expansión de los mercados y la calificaciones de la población migrante.
En este caso la descentralización económica procura redistribuir las condiciones de rentabilidad y
de localización de capitales y recursos a lo largo del territorio. Es decir, trata de extender hacia el
conjunto del país las condiciones de generación y aplicación de excedentes, y la conformación de
un aparato productivo asentado equilibradamente en el espacio nacional, con capacidad de
sostener el crecimiento, la generación de empleo y la articulación competitiva con el mercado
internacional. Sobre el tema anotamos a continuación algunas consideraciones de carácter
estratégico.

Estado y mercado en la descentralización productiva.

La descentralización económica y productiva es uno de los componentes más complejos de un


proyecto nacional de descentralización. Debe revertir la naturaleza económica del centralismo y las
fallas del mercado que promueven la concentración de actividades, capitales y población en unos
pocos espacios del país.

Por eso, la condición básica para la descentralización productiva es la intervención selectiva del
Estado para alterar las tendencias del mercado y orientar una localización de inversiones
productivas fuera del gran centro metropolitano. A fin de promover esos centros alternativos que
compitan con la metrópoli nacional, el Estado busca apoyarse en las fuerzas del mercado. La
descentralización productiva combina entonces la acción del Estado y del mercado.

En vinculación con lo anterior, la descentralización productiva se sostiene en un amplio esquema


de cooperación público-privada. En los ámbitos regionales es factible institucionalizar acuerdos que
involucren al gobierno regional, los gremios empresariales y laborales, universidades, colegios
profesionales, organismos no gubernamentales y organizaciones sociales de base. Estos acuerdos
reposan en los elementos existentes de identidad regional y en la fuerza nucleadora de un
proyecto regional de largo plazo.

El escenario de partida de la descentralización productiva.

La descentralización de la producción y la gestión económica de las regiones opera sobre un


obligado escenario, en el que destacan los elementos siguientes:

 La extraordinaria diversidad y la calidad de recursos naturales que posee el país y que


representan una enorme riqueza potencial. Tanto los recursos agro-forestales, como los
hidrobiológicos, mineros, energéticos y turísticos con que cuenta el Perú, se encuentran
dispersos a lo largo de todo su territorio y proporcionan la base de movilización de las
energías productivas, capacidad empresarial, y recursos humanos e institucionales de las
regiones.
 El desarrollo de sistemas urbano-regionales en torno a las mayores ciudades del interior.
Hasta el censo de 1993, aparte de Lima-Callao, el país contaba con 17 ciudades mayores de
100 mil habitantes, con capacidad de articular sus respectivos espacios y ser asiento de
actividades de transformación y servicios de importancia estratégica para descentralizar la
producción e inversión.

 Un universo empresarial desigualmente distribuido entre las regiones y en el que predominan


abrumadoramente los pequeños productores. Más del 95% de los establecimientos existentes
son de pequeña y microempresa (dos tercios corresponden a comercio y un 10% a
manufactura), y el 83% de las unidades agropecuarias son menores de 10 hectáreas. Este
peso de la pequeña producción se acrecienta conforme menor es el nivel de desarrollo de los
espacios regionales.

 Grandes tendencias geoeconómicas provenientes de los impulsos de integración con los


países vecinos y de grandes proyectos de interconexión vial interoceánica en el norte (Paita –
Eten - Sarameriza) y sur (Ilo – Juliaca - Puerto Maldonado - Iñapari), que estructuran una
nueva trenasversalidad en el territorio nacional, y definen macroespacios económicos con
densidad y gravitación suficientes para sostener un proyecto de descentralización productiva.

 Un modelo económico que concede tratamiento preferencial y rentabiliza principalmente a las


actividades primario extractivas como la minería e hidrocarburos; y en segundo término a las
actividades pesqueras, algunos segmentos modernos del agro, la construcción y el turismo.
Por ejemplo, el flujo de grandes inversiones mineras (la estimación inicial era del orden de los
9 mil millones de dólares) para los próximos años es resultado directo de este modelo.

Concepción global de la descentralización productiva.

El aprovechamiento de la amplia base de recursos naturales no puede limitarse a la explotación


primaria. Aunque la localización de esos recursos estimula a las regiones y su calidad asegura
altas rentas diferenciales y flujos de exportación, hay razones espaciales y económicas que
impiden al modelo primario exportador jugar el papel articulador de las economías regionales y ser
un efectivo factor de descentralización productiva. Una razón proviene de la geografía: las grandes
distancias incrementan el costo del transporte de las materias sin procesar. La otra razón obedece
a la enorme ventaja en tamaño de población y mercado de Lima, 10 veces mayor que las
siguientes ciudades. Ello quita viabilidad a las plantas industriales que quieran producir lo mismo
que la capital.

La salida propuesta es transformar los recursos naturales en las mismas regiones y localidades
donde se encuentran asentados. Esta transformación permitirá reducir costos de transporte,
incrementar la viabilidad económica de los recursos naturales y hacer de ellos una plataforma de
aprendizaje tecnológico y empresarial. Podrán convertirse ventajas estáticas en ventajas
adquiridas o dinámicas, y se posibilitará para el país el paso del actual patrón primario exportador a
otro de exportación diversificada, con valor agregado, y un importante potencial articulador de las
economías regionales. Ese es el primer eje de la descentralización productiva.

El modelo basado en la transformación de recursos naturales, para alcanzar mayores efectos de


difusión en el espacio y sostenibilidad en el tiempo requerirá a su vez de una aglomeración
creciente de capitales, servicios, e inteligencia. Eso implica promover a las principales ciudades
del interior como centros alternativos a Lima Metropolitana. El papel destacado de estas ciudades y
su jerarquía superior aporta beneficios fundamentales a la descentralización. Esta no debe ser
vista como un proceso de “ïgualitarismo regional”, pues hay necesidad de apoyarse en la
diferenciación espacial y urbana para contrarrestar la fuerza de la gran capital.

Así, las grandes ciudades provincianas, cumplen el papel de centros que compiten con la gran
metrópoli, en la atracción de población, capitales y recursos; expanden los mercados, articulan al
medio rural y al conjunto del espacio regional, densifican el tejido productivo, social e institucional,
generan economías de escala y se convierten en los núcleos de retención de excedentes y
calificaciones para cimentar el desarrollo regional. Este es el segundo eje de la descentralización
productiva.

La interacción economía, política y territorio.

La agregación de valor a los recursos naturales y la diversificación exportadora establecen una


doble relación con un proyecto político de descentralización. Se ha señalado ya que la localización
dispersa de los recursos naturales a transformar favorece en el aparato productivo una
configuración descentralizada. Por otro lado, si ello se acompaña de un proceso político de
formación de gobiernos regionales que movilizan a los actores sociales y económicos de esos
espacios, las regiones pueden contribuir a consolidar el modelo exportador.

Para que tenga lugar esta alimentación recíproca entre proyecto descentralista y desarrollo
exportador, debe operarse sobre la base de un territorio organizado, entendida como la
combinación de escenario geográfico, infraestructura, sistemas urbanos, actividades productivas,
tradición histórico-cultural y organización social. Estos territorios constituyen en el Perú regiones de
base económica, sustentadas en la articulación de mercados y sistemas urbanos, que han
mostrado una intensa dinámica en las últimas décadas.

Dentro de la interacción planteada entre economía, política y territorio, visto el problema con
perspectiva de una transición de largo plazo, es crucial asegurar una correspondencia estrecha
entre las fases que habrá de recorrer la descentralización y las secuencias de una estrategia de
desarrollo. En esa relación debe incluirse también el itinerario a cumplir por las regiones en
términos de ámbitos territoriales (paso de regiones departamentales a regiones basadas en la
asociación de dos o más departamentos) y el acceso gradual a competencias crecientes.

Políticas regionales para la descentralización productiva.

Dado el escenario y la concepción global arriba descritos, la intervención del Estado en las
regiones está dirigida a fomentar y aprovechar las posibilidades de descentralización productiva.
Por cierto, el marco obligado de las políticas regionales es la política macroeconómica a cargo del
gobierno central. Por ello hay que advertir qué requisitos deben reunirse en el nivel macro para que
las políticas de nivel intermedio o regional sean eficaces:

 Lo primero es lograr correciones sustantivas en el programa económico vigente. Asumiendo


que promover actividades productivas y exportadoras favorece a las regiones, las correciones
principales son eliminar el conjunto de sobrecostos que actualmente restan competitividad a la
producción nacional.

 Lo segundo es que el gobierno central establezca las prioridades generales de las políticas
horizontales (tecnología, medio ambiente, política comercial, régimen general de promoción
de inversiones), de las políticas sectoriales (defina las actividades “ganadoras”), y aplique de
manera consistente programas globales productivos y de promoción de exportaciones.

Definido así este marco, las políticas regionales en modo alguno pueden poner en riesgo la
estabilidad, continuidad y objetivos de las políticas macroeconómicas y sectoriales.

A continuación enumeramos las áreas de política regional que contribuyen a la descentralización


productiva:

a) Acondicionamiento del territorio.

Definir la ocupación y uso del territorio, más el desarrollo de infraestructura productiva y de


servicios son cruciales para la descentralización. El instrumento clave es el programa de inversión
pública, cuya gestión debe buscar una beneficiosa complementariedad con la inversión privada y
con otros proyectos públicos. Un supuesto importante aquí es que se haya producido una clara
delimitación entre proyectos y obras de carácter nacional y regional

La importancia de mejorar en las regiones las capacidades de preinversión y gestión es muy


grande, dado el enorme déficit en infraestructura que padecen.

b) Políticas intermedias (mesopolíticas) del gobierno regional.

Se refieren a la creación de sistemas de apoyo a los agentes económicos regionales, promoción


de condiciones de innovación, fomento de relaciones y creación de una institucionalidad para
mejorar la productividad en la región. Las mesopolíticas se proponen establecer sistemas
sinérgicos entre el sector público, las empresas privadas y las instituciones de investigación y
desarrollo para el fomento tecnológico, calificación de recursos humanos y la promoción de
innovaciones en escala regional.

Puesto que la descentralización productiva no requiere políticas macroeconómicas específicas o


discrecionales, utiliza intensivamente las políticas intermedias, facilitando la generación de ventajas
competitivas de base territorial.

Las líneas principales de políticas intermedias se relacionan con:

 El fomento al desarrollo empresarial

 El apoyo a la investigación científica y la innovación tecnológica

 El desarrollo de servicios a la producción.

 La formación de capital humano.

 El apoyo selectivo a la inversión privada, vía constitución de fondos o esquemas de riesgo


compartido.

 Promoción de las exportaciones regionales, de acuerdo al régimen general.

 Adecuación institucional, creando agencias de desarrollo ágiles y calificadas para


interactuar con el sector empresarial.

Un capítulo especial de las mesopolíticas es el apoyo a la pequeña y micro empresa en temas


como programas de subcontratación, apoyo a la formación de consorcios y habilitación de
2
espacios físicos y servicios productivos .

Régimen de rentas de los gobiernos regionales.

a) El régimen de rentas de los gobiernos descentralizados traduce la capacidad real de ejercer


competencias y jugar un papel en el desarrollo de sus ámbitos respectivos. Por eso, al igual que
las competencias, las rentas deben ser materia de sanción constitucional

Se propone, por lo tanto, incorporar en la Constitución las siguientes disposiciones respecto del
régimen de rentas de las regiones:

 El principio de la coparticipación de los niveles de gobierno en los tributos nacionales de


mayor rendimiento.

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Cuestiones de importancia crucial para la pequeña producción como son el financiamiento y el apoyo con
la capacidad de compra del Estado, son claramente políticas que corresponden al gobierno central.
 La creación y distribución del Fondo de Compensación Regional.

 Como disposición transitoria, la meta de distribución del gasto a alcanzar en un plazo


determinado: 50% el gobierno central, 20% los gobiernos regionales (el 30% restante
correspondería a los gobiernos municipales).

 Las competencias tributarias regionales.

 La distribución regional (y municipal) del canon por la explotación de recursos naturales.

b) La asignación de recursos a los gobiernos descentralizados se realiza inicialmente mediante


mecanismos de participación y transferencias. Pero al igual que en el caso de las competencias
políticas, debe aplicarse un esquema gradual de descentralización fiscal. Transfiriendo
progresivamente potestades tributarias a los gobiernos regionales (los gobiernos municipales ya
cuentan con ellas).

c) El Fondo de Compensación Regional, en tanto provee recursos adicionales, debe asignarse con
base en criterios técnicos y transparentes. Es posible diseñar concursos de proyectos de
desarrollo y otros sistemas de premios para acceder a más recursos de este Fondo.

d) La ley orgánica que norme la estructura y funcionamiento de las regiones debe contemplar
mecanismos para generar capacidades y asegurar la eficiente ejecución del gasto, racionalizar la
distribución del canon y del fondo de compensación regional, y la creación de fondos de inversión
en apoyo al desarrollo regional.

e) Constituyen rentas de los gobiernos regionales:


i) Recursos provenientes del Tesoro Público:
 Los asignados en la Ley Anual del Presupuesto Público para atender los servicios y
funciones de su competencia.
 Las transferencias del gobierno central para administrar funciones, servicios y
programas delegados.
 La participación en el fondo de compensación regional.

ii) Recursos propios:


 La participación en los impuestos nacionales que gravan el consumo, la renta, el
comercio exterior y el patrimonio.
 Ingresos tributarios creados en ejercicio de su competencia fiscal: derechos, tasas y
contribuciones regionales..
 El derecho de mejoras por las obras que ejecuten.
 Los impuestos cedidos total o parcialmente por el Estado y los creados a su favor.
 La participación en el canon.
 Los recursos provenientes del endeudamiento interno y externo.
 Los recursos de la cooperación internacional.

Transición democrática y descentralización.

Destaquemos que en la situación actual del país, junto su dimensión programática y estructural, la
descentralización cobra también un carácter de tarea política con algunas exigencias inmediatas.
La descentralización no solamente constituye una de las reformas estructurales que debemos
acometer en el mediano y largo plazo, sino que forma parte del presente período de transición
democrática abierto en el Perú. Ello significa que muchos aspectos sustanciales de la modificación
del régimen político fujimorista tienen que ver con las aspiraciones descentralistas y las demandas
regionales que emergen en el país.

En esa perspectiva, son dos las reivindicaciones principales que deben ser apoyadas por el PDS
para su solución en esta coyuntura de transición: (i) el distrito electoral múltiple para la renovación
del Parlamento, y (ii) las elecciones de autoridades de las regiones departamentales.

Sobre el primer punto existe ya una propuesta elaborada por el Partido. Sobre el segundo, el
criterio fundamental es que las nuevas elecciones generales convocadas para los primeros meses
del 2001, en las que el pueblo tendrá la oportunidad de liquidar políticamente al fujimorismo, son
también el momento apropiado para desmontar la estructura de poder impuesta a las regiones a
través de los CTAR, convertidos en correa de transmisión del autoritarismo centralista. En
consecuencia, para que la transición democrática no quede a medio camino hay que incluir en los
próximos comicios generales, la elección democrática de presidentes de las regiones constituidas
en cada departamento. Elegidos estos presidentes, será necesario luego instalar los consejos de
coordinación regional previstos por la actual Constitución y que están formados por los alcaldes
provinciales.

Finalmente, y en concordancia con la consigna levantada por el PDS, relativa a la formación de un


gobierno provisional, corresponde al Partido plantear una fórmula política similar en el caso de las
regiones. Pues no resulta coherente impugnar la permanencia en el poder central del Ing. Fujimori
para conducir la transición, y a la vez no decir nada respecto de la mantención del aparato regional
del fujimorismo y de sus “comisarios”, los presidentes de los CTAR, que seguramente se disponen
a jugar el mismo papel proselitista y fraudulento a favor del candidato oficialista en las próximas
elecciones. La consigna del PDS, por lo tanto, debe ser que renuncien inmediatamente los
presidentes de las CTAR, y que hasta las elecciones se encarguen provisoriamente de la
administración regional los alcaldes de las capitales departamentales.

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