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Hoy estas fronteras ya no existen; en todo caso, hay algunas líneas divisorias para discernir 1

las circunstancias particulares que concurren en la situación religiosa de los destinatarios Ó


del primer anuncio del Evangelio. Primer anuncio, igualmente urgente en el mundo occi-
dental. Europa ha pasado a formar parte de aquellos lugares tradicionalmente cristianos en

MISIÓN DE LA IGLESIA EN EL MUNDO:


los que, además de una nueva evangelización, se impone en muchos casos una primera
evangelización. Redemptoris missio señala muy claramente los nuevos ámbitos de la misión
ad gentes, más allá de los geográficos; situación bien delimitada por la enseñanza del papa
Francisco en Evangelii gaudium y recordada por la Conferencia Episcopal Española (CEE)
en la introducción del Plan Pastoral para el presente quinquenio: “Se trata de evangelizar
también a nuestros conciudadanos, a los que viven junto a nosotros, a los que, estando bau-
tizados, se han alejado de la vida eclesial, y a otros muchos, nacidos en nuestro país o veni-
dos de fuera, que no han recibido el don de la fe”. “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
Desde esta constatación, la expresión “la misión está aquí” parecería la más adecuada para y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado.
urgir a la acción misionera en el “aquí” de nuestras fronteras, pero su uso no está exento de Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días
cierta imprecisión e, incluso, intencionalidad, al entrañar una clara connotación excluyente. hasta el fin del mundo” (Mt 28, 19-20)
Si la misión está aquí, parece que prioritariamente está en nuestro entorno y que el “más
allá” corresponde a otros. Este modo de decir no ayuda –antes bien, entorpece– la solicitud
por todas las Iglesias. La corresponsabilidad evangelizadora implica la necesidad de llevar, Por la misión evangelizadora de la Iglesia nosotros hemos recibido la fe, hemos encontrado
al sentir y al compromiso de los fieles, su disponibilidad para ir allá donde la Iglesia los ne- al Señor Jesús, podemos reconciliarnos con Dios, con nosotros mismos, con los demás y
cesite, sin previas cortapisas. “Es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a to- con lo creado, y encontrar el camino para ser plenamente felices.
dos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin mie-
do” (Evangelii gaudium, 23). El mismo Plan Pastoral de la CEE lo reconoce: “De este esfuer- Iluminamos al mundo con la fe
zo apostólico resultará también beneficiaria la misión ad gentes, de la que nuestra Iglesia
tiene no solo una fecunda historia evangelizadora, sino también una fuerte presencia actual, Después de su resurrección, el Señor Jesús se presentó muchas veces a los apóstoles refor-
que ha de ser renovada e impulsada con nuevas vocaciones, signos de la vitalidad de nues- zando su fe y preparándolos para el inicio de una gran misión evangelizadora, que les confió
tras comunidades cristianas”. de modo definitivo en el momento de su Ascensión al cielo. Es entonces cuando el Señor
dirigió a sus apóstoles este mandato: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a
Un anuncio de Jesucristo y de su Evangelio que se limitara solo al contexto europeo mostra- toda la creación” (Mc 16, 5). Esta es una llamada a ponerse en marcha, un envío con su po-
ría síntomas de una preocupante falta de esperanza, al renunciar a los horizontes universa-
der para continuar su propia misión y proclamar el Evangelio a todas las culturas de todos
les de la evangelización, que ofrece gratis lo que gratis se ha recibido. La misión ad gentes es
los tiempos, para transformar a modo de fermento el mundo entero.
expresión de una Iglesia forjada por el Evangelio de la esperanza, que se renueva continua-
mente. Este es el atractivo de los innumerables grupos de misioneros y misioneras que han
anunciado el Evangelio de Jesucristo a las gentes de todo el mundo, yendo al encuentro de “También hoy el Señor sigue necesitando a los jóvenes para su Iglesia.
otros pueblos y civilizaciones. Queridos jóvenes, el Señor los necesita. También hoy, llama a cada
uno de ustedes a seguirlo en su Iglesia y a ser misioneros”.
Anastasio Gil, Director Nacional de OMP
Tribuna Misionera Revista Misioneros Tercer Milenio Papa Francisco, JMJ Rio 2013
Publicado por OMP ESPAÑA en 6.5.16

“Es ésta la misión de la Iglesia ayer, hoy y siempre: anunciar y


Identidad y Misión de la Iglesia
testimoniar a Cristo, para que el hombre, todo hombre,
pueda realizar plenamente su vocación” Benedicto XVI La Iglesia es el ámbito donde los hombres, encontrando al Señor Jesús, descubren el amor
del Padre, que está unido al Hijo. Cuando el Señor asciende a los cielos, promete el Espíritu
Santo para la santificación de la Iglesia y sus miembros. No nos deja solos, nos deja a Aquel
que derrama abundante gracia para nuestra propia conversión, haciéndonos capaces de
 ¿Cómo vivo esto?
amar con el mismo amor de Dios “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
 ¿Eres consciente que como hijo de la Iglesia, estás llamado a cooperar con la misión corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Rm 5, 5). Así, en la Iglesia, en comunión
evangelizadora de la Iglesia? con ella, debemos buscar nuestra reconciliación y santidad, conscientes que nuestra misión
 ¿Buscas hacer apostolado a “tiempo y a destiempo”, con tu familia y amigos? es cooperar con la gracia abundante que Dios nos regala para así poder configurarnos con el
 ¿A qué te comprometes hoy? Señor Jesús, que es “la respuesta definitiva a la pregunta sobre el sentido de la vida y a los
interrogantes fundamentales que asedian también hoy a tantos hombres y muje-
Nuestros escenarios de misión aquí y ahora res” (Eclessia in America, 10).
La misión de la Iglesia puede resumirse en una sola palabra: evangelización. Se trata de
anunciar al Señor Jesús y por ende la reconciliación que Él nos trajo. De hecho esa fue la
María Maestra en el apostolado
preocupación inicial en el Concilio Vaticano II, cuando se buscó responder a la pregunta
“¿Iglesia qué dices de ti misma?”, como una forma de que ésta tome conciencia sobre su “Mujer, ahí tienes a tu hijo… Ahí tienes a tu Madre” (Jn 19, 26-27). Desde la Cruz el Señor
identidad y su misión, para responder mejor a las necesidades de los seres humanos del Jesús nos señala a María como madre nuestra. Y es aquí que ella ha recibido del mismo Se-
mundo de hoy. ñor Jesús la misión de conducir a los hombres hacia el encuentro plenificador con Él. De
aquí que nuestro apostolado sea fruto y consecuencia del apostolado que María realiza, cum-
Así, la identidad más profunda sobre la Iglesia es su propia misión evangelizadora: pliendo así fielmente con la misión que el Señor le encomendó desde la cruz.
“Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más
profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don Nosotros estamos llamados a cooperar con ella en la misión apostólica que le ha sido enco-
de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la san- mendada por su Hijo Jesús, de llevar a todas las personas hacia El.
ta Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa (…) Asimismo el que ha sido evan-
gelizado evangeliza a su vez. He ahí la prueba de la verdad, la piedra de toque de la evange- María, la dulce Madre del Señor Jesús, es maestra en la evangelización y el apostolado, ella
lización: es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al siempre atenta a las necesidades de cada ser humano nos enseña con su vida cómo hacer
Reino sin convertirse en alguien que a su vez da testimonio y anuncia” (Evangelii Nuntian- apostolado, cómo anunciar al Señor y la verdad del Evangelio.
di, 14).

Evangelizar no es otra cosa que acercar a las personas al Señor Jesús, que Él sea el centro Conclusión
de sus vidas, que ellas encuentren un sendero humanizante de felicidad por el cual avanzar,
siendo rescatados y reconciliados del pecado, e invitados a vivir una vocación de libertad, La Iglesia es un don de Dios para la humanidad. Por ella hemos recibido el don de la fe y
amor aquí en la tierra, y recibiendo el ciento por uno, también en el cielo. Esta evangeliza- estamos invitados a comunicar a nuestros hermanos este don cooperando según el máximo
ción es lo que marca la identidad de la Iglesia. de nuestras capacidades y posibilidades en la misión evangelizadora a Ella encomendada. La
Iglesia “experta en humanidad” busca que todos los hombres puedan encontrar el sentido de
sus vidas, descubriendo al Señor Jesús y permitiendo que el don de la reconciliación que nos
Anunciar en primera persona ha traído se haga efectivo en sus vidas.

Respondamos con generosidad en la tarea evangelizadora que a todos, como Iglesia, el Se-
ñor nos ha confiado. Acojámonos a la intercesión de la Madre de la Reconciliación, Madre
“El evangelio no es para algunos sino para todos… de la Iglesia y nuestra. Cooperemos con su tarea de llevar a todos los hombres al encuentro
no tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier con su Hijo, el Señor Jesús, buscando así instaurarlo todo en Él.
ambiente, hasta las periferias existenciales, también
a quien parece más lejano, más indiferente”
“Quien ha descubierto a Cristo debe llevar a otros hacia Él.
Papa Francisco, Misa de clausura, en la JMJ Rio 2013 Una gran alegría no se puede guardar para uno mismo.
Es necesario transmitirla”.
Benedicto XVI en la jornada mundial de la juventud en Colonia 2005
La evangelización es el anuncio en primera persona de la reconciliación obrada por el Se-
ñor Jesús en la propia vida, que nace fruto del encuentro con El, en la oración y en los sa-
cramentos. El mismo Señor Jesús nos dijo “Ánimo, yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33) y
con ello nos alienta a seguirlo con radicalidad y a anunciarlo. Misión ¿aquí o allá?
Nos dice el Papa Benedicto XVI: “Tenéis la tarea de volver a proponer con vuestra compe-
Hasta ahora hablar de la actividad misionera era hablar de los
tencia, la belleza, la bondad y la verdad del rostro de Cristo, en quien todo hombre está
"territorios de misión" allá eran enviados los misioneros para evangelizar
llamado a conocer sus rasgos más auténticos y originales, el modelo que hay que imitar ¿Hoy eso ha cambiado?
cada vez mejor”.
Hasta la fecha estaba muy claro que hablar de misiones era hablar de la
Con la conciencia que somos frágiles vasos de barro, pero portadores de la gracia de Dios,
actividad misionera de la Iglesia en los ámbitos jurídico-geográficos de
no podemos quedarnos impasibles ante la necesidad de las personas que buscan encontrar- los llamados “territorios de misión”. Allá eran enviados los misioneros
se con el Señor Jesús, quien es la respuesta de sus vidas. para evangelizar. Y allá gastaban su vida, en muchas ocasiones sin re-
Solo cuando nos hayamos encontrado con el Señor Jesús y lo hayamos dejado entrar en torno. De sus correrías misioneras surgieron, como puntos de ignición,
nuestra vida, escuchando en lo más profundo de nuestro ser, su voz, podremos ser capaces numerosas comunidades cristianas, y más tarde circunscripciones ecle-
de dar, pues nadie da lo que no tiene. siásticas, porque “la cosa” empezó con la llegada del misionero.

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